TITULO: Un país en la mochila - Nochebuena atrapado,.
Nochebuena atrapado en el camión,.
Reino Unido. Camioneros extremeños relatan cómo están viviendo el bloqueo en la frontera con Francia en un ambiente cada vez más tenso,.
foto / Desde
una cola de la M-20, carretera británica que saca los vehículos del
Reino Unido hacia Francia, ya sea por el Eurotúnel o en barco, Juan Antonio Bachiller,
camionero de Aliseda (Cáceres), se declaraba este miércoles pesimista.
«A Nochebuena no llego ni de broma, y a ver si consigo tomarme las uvas
en casa, que tampoco creo.
He vivido doce días en mi camión»
Camioneros afectados tras la crisis fronteriza comienzan a llegar a la Comunitat mientras la mayoría sigue su odisea para regresar a Europa desde Reino Unido
Un pequeño paso para la humanidad, pero un gran paso para Constantin Rujoiu. A las 15. 15 horas de ayer, el chófer de Paterna concluía su ruta más complicada. Saltaba, al fin, de la cabina de su Volvo de cinco ejes al aparcamiento de la sede de Transportes Campillo. «¡Buf!, en casa». Tierra firme y segura.
Aquello de volver al hogar por Navidad, tenía, para el transportista, más sentido que nunca. Junto con su colega, el búlgaro Cisco, o el camionero Ángelo, «aún en Inglaterra», es uno de los casi mil transportistas valencianos que quedó el domingo atrapado en Reino Unido por el bloqueo fronterizo al país tras la alarmante nueva cepa del coronavirus.
Constantin salió el día 14 hacia Ontinyent para cargar cerámica y, desde allí, emprendió ruta a Reino Unido. El domingo pasado debía haber regresado a Europa tras descargar, pero se topó con el feroz colapso de transportistas europeos entre Dover y el enlace del eurotúnel, en Folkestone. «Me he tirado doce días viviendo en el camión», resume cansado y con ganas de abrazar a los suyos. Finalmente, y previa PCR, logró embarcar el miércoles en Portsmouth con rumbo a Caen (Francia). Y de ahí, a Valencia, donde llegó ayer, «Cisco y yo hemos tenido mucha suerte de poder pasar. El eurotúnel es aún una ratonera y en Reino Unido siguen muchos compañeros en cola para poder salir».
Su primer propósito, «largarme a casa de una vez a abrazar a mi mujer y a mi hijo, que para eso es Navidad». En Nochebuena hubo cena, «pero en cabina, improvisada junto a la carretera», en compañía de su colega Cisco. Fue en una parada en Francia de camino a España. «Usamos un camping gas y asamos chuletillas». El menú se completó con huevos duros, una ensalada y una copita de vino.
Atrás quedaban ya muchas horas de incertidumbre y desesperación. «En el puerto de Portsmouth nos han echado cuatro veces. Si la prueba de PCR nos hubiera dado positivo, aún nos tiramos 14 días más en Inglaterra. Recé para que diera negativo». Y así fue. A las colas sufridas en el camión se sumaron las del test para poder embarcar. «Fueron siete horas de espera bajo la lluvia, porque allí no tenían medios y no había ni techo, ni carpa», describe el camionero. «Calculo que habría, por lo menos, unos 300 chóferes esperando».
Uno de los momentos más críticos lo vivieron con el desabastecimiento. «Cuando hacemos un viaje cogemos lo imprescindible para cinco o seis días. Si algo falla, siempre puedes comprar, pero ¿dónde vas si ya estás metido en una autopista bloqueado? Allí no venía nadie del Gobierno a auxiliarnos. Teníamos que buscarnos la vida«.
Así ahonda en las dificultades: «Estábamos lejos de los supermercados. Yo me he encontrado en una gasolinera casi vacía de productos y he conseguido llevarme las últimas cuatro botellas de agua», pone como ejemplo Constantin. «Y menos mal que me he encontrado en el camión con latas de comida de reserva que ni sabía que estaban y ahora me han servido mucho«. Y en medio de todo, el sufrimiento de su familia. «Mi hijo no dejaba de repetir 'papi, ¿cuando llegas a casa?' No está acostumbrado a estar tantos días sin verme».
«Un ritmo lento»
A pesar de los primeros regresos de transportistas valencianos atrapados en Reino Unido, el problema persiste de manera generalizada. «Las cosas no han cambiado mucho», valoró ayer Carlos García, secretario de la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte (FVET).
«Ayer estuvieron saliendo vehículos a un ritmo lento. Hoy (por ayer) es festivo y a primera hora no se estaban haciendo controles serológicos», expuso. Francia «ha levantado sus restricciones para que los vehículos procedentes de Gran Bretaña circulen sin dificultad, pero todavía hay demasiada gente allí bastante desesperada y mal atendida».
TITULO: AQUI HAY TRABAJO -La mitad de las pensiones de las mujeres extremeñas no alcanza el mínimo fijado ,.
La mitad de las pensiones de las mujeres extremeñas no alcanza el mínimo fijado,.
El 50,3% de las pensionistas percibe un suplemento para complementar sus ingresos mensuales,.
Las
más bajas de España. No es nuevo. Las 229.751 pensiones que se pagan en
Extremadura tienen un ingreso medio de 846,97 euros. Esta cifra está
170 euros por debajo de la media nacional y supone que los pensionistas
extremeños cobran hasta 415 euros menos que los vascos, los que más
perciben., etc.
Las tiendas extremeñas barajan adelantar las rebajas,.
La Confederación Extremeña de Comercio (Confeco) prevé que múltiples establecimientos comerciales de la comunidad adelanten descuentos, promociones y rebajas de cara a la Navidad, con el objetivo de salvar un periodo clave en un contexto de grandes dificultades como consecuencia de la caída de ventas por la pandemia., etc,.
TITULO: 80 cm -José Ángel ficha por el Montijo,.
José Ángel ficha por el Montijo,.
foto / El centrocampista pacense se despidió de manera amistosa del Villanovense,.
Este martes conocimos la despedida del Villanovense de José Ángel. El centrocampista agradeció a través de una carta el trato recibido por el club y la afición en la última temporada y media en la que ha militado en el conjunto serón.
De Vegas Altas a Vegas Bajas
Horas después, se ha hecho oficial su nuevo destino. Pone rumbo al Montijo de Juan Marrero, entrenador con el que ya coincidió hace tres campañas en el Badajoz. De los rojillos habló maravillas en Extremadura Deportes. "Tiene estructura de club muy profesional".
TITULO: Hacer de comer - Las estrellas Michelin bajan a la tierra ,.
lunes -28- Diciembre a viernes -1- - Enero a las 13:25h, en La 1 , foto,.
Las estrellas Michelin bajan a la tierra,.
La guía premia el esfuerzo de los restaurantes por ser sostenibles con una estrella verde que iguala a chefs galácticos y casas de comidas,.
Elvira Fernández nunca se había visto al lado de figuras como Eneko Atxa o Ángel León. «Me da un poco de vértigo», confiesa desde la cocina de su casa de comidas asturiana, El Llar de Viri, donde prepara fabada, pote de berza y pitu de caleya para los clientes que ya empiezan a llamar al teléfono. El nombre de su restaurante figura entre los 21 que esta semana se han hecho con una estrella verde en la Guía Michelin, un distintivo con el que la biblia de la gastronomía ha empezado a premiar a los establecimientos más sostenibles.
«Me veo subida en un tren que mira mucha gente», reconoce Viri. Pero eso no significa que vaya a dejar de hacer lo que su parroquia espera de ella: rotundos platos de cuchara –algunos de raíces medievales como el pote de castañas–, verduras, guisos de caza y unos postres cuyo renombre traspasa fronteras. Para ella lo de ser sostenible no es ninguna pose: «Soy guisandera y vivo en un pueblo con buena tierra que siempre ha sido conocido por su huerta, ¿cómo no voy a hacer kilómetro cero?»
Que una fonda como la suya reciba el mismo tratamiento que restaurantes de fama internacional resulta muy motivador para todo el tejido hostelero. «No es un premio para una élite –insisten desde la Michelin–, puede recibirlo cualquier restaurante recomendado por la guía, desde la categoría de plato a las tres estrellas pasando por un Bib Gourmand». Con el nuevo distintivo, muy similar al tradicional macaron pero en forma de hoja verde, «queremos responder a la sensibilidad de la sociedad hacia proyectos que cuidan el medio ambiente». De momento solo son 21, pero es probable que el año que viene «se multipliquen».
La guía anima a los hosteleros a que le comuniquen sus acciones en materia de residuos, abastecimiento o eficiencia, «porque el inspector come, paga y se va, y a veces no percibe esas cosas». Una labor de comunicación ejemplar es la que lleva haciendo desde hace más de una década Eneko Atxa en su restaurante Azurmendi, galardonado dos veces con el premio al más sostenible del mundo y punta de lanza de la alta cocina verde.
El complejo en el que se alojan tanto el tres estrellas como su versión más informal, Eneko, es un edificio inteligente con huerto, paneles solares, geotermia, aprovechamiento de aguas pluviales o cargadores gratuitos para coches eléctricos. Es consciente de que «no todo el mundo puede tener esos avances en su negocio, pero todos pueden hacer pequeños gestos». El compostaje de residuos orgánicos o el aprovechamiento integral de lo que llega a la despensa son caminos que puede seguir cualquiera. «Ser sostenible no conlleva más trabajo, solo un cambio de hábitos», defiende Atxa.
Tampoco tiene por qué suponer un coste mayor. «Eso es un mito, yo mantengo mi restaurante gracias a que produzco mi propia materia prima, no le debo 90 días a un proveedor», sostiene Diego Gallegos, chef de Solla, en Fuengirola, con una estrella Michelin.
Peces en la azotea
Especialista en el tratamiento de pescados de río, hace unos años Gallegos se dio cuenta de que no podía acceder a piezas salvajes y dependía de la escasa variedad de las piscifactorías comerciales, así que decidió empezar a criar peces en la azotea del hotel que aloja su restaurante. Poco a poco esa instalación se amplió con un cultivo hidropónico que le surte además de frutas y verduras. «El 90% de lo que consumo lo producimos aquí», por lo que aquella inversión inicial de casi 80.000 euros se está revelando muy rentable.
«Yo también tengo un huerto, pero eso en mi pueblo no tiene ningún mérito», dice el vallisoletano Miguel Ángel de La Cruz, con una estrella Michelin en su restaurante La Botica a la que acaba de sumar la estrella verde. Tal y como él la entiende, la sostenibilidad no necesita de alta tecnología, puesto que bebe de la sabiduría popular. ¿Acaso hay algo más sostenible que recoger lo que la naturaleza regala? Este estudioso de la gastronomía, autor del libro 'El cocinero recolector y las plantas silvestres', se inspira en la medicina natural para poner en práctica aquello tan antiguo de sanarse por la boca.
La misma que aplica Javier Olleros a su propuesta en El Culler de Pau, que ha sumado esta semana la segunda estrella y la enseña verde de Michelin. «Vivimos en una aldea perdida en medio de un tesoro de biodiversidad, la agricultura ecológica o la pesca artesanal son parte de lo que somos». Esa fructífera relación de confianza mutua que ha tejido con sus vecinos, gente de mar y de campo, le está aupando a la galaxia culinaria internacional, que valora más que nunca a profesionales con los pies en la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario