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Somalia busca remedios en el 'maná' del petróleo - Jueves -31- Diciembre , 23.40 - después de ‘Néboa’, en La 1 / fotos,.
Somalia busca remedios en el 'maná' del petróleo,.
'El Dorado' africano. Con el 69% de la población en la miseria, el principal proveedor de ganado de la península arábiga pretende reemplazar a las vacas y ovejas por los ingresos del crudo
Somalia es un nuevo El Dorado. El país africano ofrece enormes posibilidades de negocio sin ni siquiera pisar sus tierras torturadas por atentados indiscriminados, ataques guerrilleros y asesinatos selectivos mediante drones. El futuro económico y político parece vinculado al petróleo que subyace en sus aguas oceánicas. Desde el pasado 4 de agosto y hasta el 21 de marzo de 2021, se pueden presentar ofertas para la explotación de siete áreas presuntamente ricas en crudo y gas.
La primera intención del gobierno federal fue subastar quince bloques de unos 20.000 kilómetros cuadrados para la explotación de los recursos, pero la autoridad redujo los lotes a la mitad ante la desfavorable situación de esta industria, que ha reducido la inversión en prospecciones debido a la reducción de la demanda y la caída de los precios del combustible. La república africana es rica en materias primas, pero se enfrenta a graves problemas estructurales y coyunturales. En cualquier caso, las estimaciones hablan de unas reservas cercanas a los 30.000 millones de barriles.
El presidente Mohamed Abdullahi Farmajo fue interrumpido cuando leía el pliego de condiciones de esta iniciativa en el Hotel Claridge de Londres. El incidente tuvo lugar en marzo de 2019, cuando el dirigente presentaba el proyecto a las empresas interesadas. Entonces, un manifestante irrumpió en el salón de conferencias denunciando que la industria extractiva tan sólo beneficiaría a una elite depredadora. No carecía de razón.
Según el portal 'Risk&Compliance', que proporciona informes de riesgo país, Somalia está considerado el país más corrupto del mundo y sus nuevos socios comerciales deberían tener en cuenta que el sistema judicial no funciona, la policía resulta ineficaz y las fuerzas armadas sufren el robo de medios en su propio seno. Las firmas instaladas en el país recurren a la seguridad privada, impulsada por grupos paramilitares, para protegerse en este clima de absoluta incertidumbre.
Los futuros ingresos de petróleo pueden evaporarse en el trópico somalí. La ley de la jungla domina en la economía nacional con una Administración débil donde las contrataciones públicas se realizan privadamente, los fondos públicos suelen desviarse y el mercado está controlado por una oligarquía asociada al poder. Además, la falta de un efectivo control gubernamental permite a las diversas milicias aplicar su propia tributación y beneficiarse del soborno sistemático.
El crudo pretende reemplazar a las cabras y ovejas. Somalia es el principal proveedor de ganado de la península arábiga, pero, este año, la pandemia ha impedido la peregrinación a La Meca, destino de buena parte de las reses. Y los precios se han hundido. Hoy, se puede comprar un camello en Mogadishu por 400 euros, la mitad de su valor normal. El Covid-19 se suma a otras desgracias. El país sufre un grave recorte de ingresos, agudizado por el ciclo de sequías e inundaciones generado por el cambio climático y la plaga de langostas que ha asolado África Oriental. El 69% de la población somalí sobrevive hoy en condiciones de absoluta miseria.
Remesas de la diáspora
El gobierno busca nuevas formas de financiación para escapar de este contexto de recesión y de la dependencia exterior. La ayuda internacional y las remesas de la diáspora han sido claves para la recuperación económica, aunque las dudas sobre el buen uso de los fondos dieron lugar a la creación de un Comité de Gobernanza Financiera destinado a calmar las dudas de los inversores. Además de abrir una nueva puja, los dirigentes somalíes han llegado a un acuerdo con Exxon Mobil y Shell para cederles otros cinco bloques de prospección y, de esta manera, recuperar la concesión otorgada en 1990, antes del derrumbe del Estado.
Pero el mayor problema es que no existe una única Somalia. El Estado se desplomó en 1991 cuando el dictador Siad Barre intentó establecer un régimen autoritario contestado por los clanes y subclanes, ancestrales fuentes de poder. Washington, Bruselas y Ankara, sus principales valedores, apoyan su división en cinco entidades regionales con amplia autonomía y veleidosa fidelidad al gobierno central.
El orden establecido obstaculiza los cambios. Las comunidades tribales mantienen su autoridad y han impedido la constitución de un Estado moderno. Esta situación ha dado lugar a una especie de reino de taifas en el que medra Al Shabaab, la guerrilla islamista, detentadora de buena parte de las áreas rurales. Aunque ha perdido el dominio de las grandes ciudades, la organización radical se ha introducido en la estructura económica con prácticas mafiosas vinculadas a la extorsión. Además, en este complejo mosaico político juega una partida diferente Somaliland, porción situada al noroeste y convertida en república independiente de facto.
La efectiva democratización del país ha sido el instrumento empleado para recuperar definitivamente la estabilidad perdida. Pero el reto es enorme en este entorno plagado de carencias y violencia endémica. El gobierno y las entidades regionales acordaron la realización de comicios parlamentarios para este mes y presidenciales el próximo febrero, pero la aciaga situación sanitaria y los imponderables para garantizar el sufragio universal han dado lugar al aplazamiento de ambas citas para febrero y agosto del 2021, respectivamente.
La realidad, como sucede en otras facetas somalíes, emponzoña las buenas intenciones. No resulta realista que en tan poco tiempo se pueda garantizar el voto sin volar por los aires o que la papeleta sea manipulada. La previsión más favorable apunta que, como sucedió en la ocasión anterior, los clanes elijan ancianos electores y estos, a su vez, seleccionen los delegados que conformaran el colegio donde serán nombrados los parlamentarios. Naturalmente, todas estas fases son susceptibles de modificarse convenientemente a través de la presión y el soborno.
Desde sus 3.300 kilómetros prácticamente ininterrumpidos de arenales costeros, Somalia mira al horizonte, hacia ese océano donde los piratas asaltaban buques tanque, los pesqueros extranjeros esquilman impunemente los bancos atuneros y la mafia calabresa hundía barcos con residuos tóxicos. No existen certezas, sólo esperanzas de redención y miedos renovados porque el petróleo y el gas, tan inflamables, pueden aportar medios para restablecer su Estado perdido o encender nuevos fuegos en un territorio lleno de costurones.
Crisis en Jubaland, la tierra de la abundancia,.
Todo es susceptible de empeorar en Somalia y, hace unos días, el gobierno expulsó al embajador de Kenia, su vecina y aliada. Este sorprendente incidente diplomático se suscitó a raíz de las presuntas injerencias de Nairobi en el Estado Federal de Jubaland, joya de la corona del régimen. Las disputas fronterizas nublan su cooperación hasta extremos cercanos al conflicto. Uno y otro litigan por 100.000 kilómetros cuadrados de aguas ribereñas presuntamente abundantes en petróleo, ese maná que ansían los dos países.
El negocio 'off shore' no es, el único motivo de divergencia. Los intereses económicos convierten a Jubaland, en el extremo meridional, en presa de ambos. Conocida también como Azania, la tierra de la abundancia, es una de las regiones más fértiles y su puerto de Kismayo está considerado uno de los centros estratégicos del tráfico con Arabia e Irán.
Los intereses de Kenia son económicos y estratégicos. Hace nueve años, su ejército impulsó la operación 'Linda Nchi' destinada a empujar a la milicia de Al Shabaab lejos de sus fronteras y del puerto de Lamu, vital para su expansión comercial. Desde entonces, las tropas permanecen en Jubaland, aunque, formalmente, integradas en la Misión de la Unión Africana (Amisom). Los yihadistas respondieron a esta ofensiva con su venganza en el centro comercial Westgate.
Kenia ha implantado una suerte de protectorado sobre el Estado, convertido en una 'buffer zone' o zona colchón para impermeabilizarla de los ataques de los radicales. Ahmed Madowe, el presidente de Jubaland, es su aliado y ha solicitado a Mogadiscio que retire sus tropas, una señal de su creciente hostilidad hacia el gobierno federal.
Carbón vegetal
El tráfico de carbón vegetal es otro de los grandes recursos locales. Al Shabaab controla este mercado, prohibido por la ONU debido a su enorme impacto ambiental. Según fuentes de esta organización, 8.2 millones de árboles fueron sacrificados para este flujo que acaba en el Golfo Pérsico.
Desde su feudo rural, Jubaland combate cualquier intento de estabilizar la zona. En julio del pasado año, los radicales hicieron explotar un coche bomba en el hotel en el que se preparaban los comicios recientemente suspendidos. Entre las 26 víctimas mortales se hallaba Hodan Nalayeh, una periodista y activista social somalí-canadiense, una de las figuras que impulsan ese proyecto de país moderno, libre y pacífico, tal vez factible, quizás una entelequia.
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- El Jueves -31- Diciembre , a las 23:30 en La 2,./ foto,.
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