Toñi recuerda la calle cuando en Cáceres se le conocía como la Pulmonía. Su negocio, el Fogón de Toñi, a medio camino en Gómez Becerra, es el negocio más veterano de hostelería de esa zona. Más de veinte años en el mismo sitio. Solo la tienda La luna supera su veteranía, se instaló en los años 60. No recuerda los negocios que ha visto pasar, nombres que han pasado, cambios de locales, bajadas de persiana y la bienvenida a los nuevos. Ahora, en un tiempo convulso para el sector, tiene previsto afrontar un nuevo cambio trascendental para el futuro la céntrica calle de Cáceres.

Finalmente, tras años de especulaciones y los últimos tres de pruebas con cierres parciales al tráfico, a Gómez Becerra le llega su hora y se sumará a la lista de vías que no permiten el tráfico y se convertirá en plataforma única siguiendo la estela de la calle San Pedro de Alcántara, Santa Joaquina de Vedruna y las recientemente inauguradas calles de los Obispos. Tal y como presentaron ayuntamiento y diputación este pasado viernes, tras concluir el periodo de licitación y resultar adjudicataria la constructora Fervián, ya se ha firmado el acta de replanteo para que la empresa que materializará la obra inicie los trabajos. Puso fin este anuncio a años de desencuentros entre comerciantes y residentes por las pruebas piloto en la vía hasta abordar la actuación definitiva. En este caso, ayuntamiento, vecinos y los negocios han dado forma al proyecto, que cuenta con el ‘ok’ unánime. Será la Diputación de Cáceres la que asumirá la gestión de la obra dentro del plan Edusi. La reforma se presupuestó en 450.000 euros, finalmente se adjudicó por 374.000, el 80% de esos fondos provienen de Feder y un 20% lo aportará la institución provincial. Aparte de crear una plataforma única por la que podrán transitar solo vehículos autorizados, durante la obra se renovarán las redes de abastecimiento, saneamiento y media tensión de la calle, según avanzó el ayuntamiento. El proyecto obligará a reordenar también el tráfico de vehículos una vez que se inaugure y controlará el acceso de coches con cámaras tal y como ocurre en San Pedro de Alcántara y en los Obispos.

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«Estamos encantados, muy contentos, porque todo lo que sea mejoras nos va a beneficiar», sostiene Coko Gálvez, que regenta un negocio de zapatos en la calle desde hace cinco años. Meno tiempo, desde este año lleva en la calle la tienda de moda Punto. Su responsable, Elvia Jiménez, también muestra su satisfacción por el avance del proyecto. «Me parece genial porque va a ser una zona de paso y eso repercutirá en los negocios», pone de relieve la empresaria. Fue al final del confinamiento, en mayo, cuando decidió cambiar de local, antes se encontraba en Motril. «Di el paso, había que resurgir», sostiene. Es la cara por la cruz de los locales que se encuentran vacíos. «Vi el local, y era oscuro, pero lo reformamos y ahora da mucha luz a la calle», añade.

En ese sentido, incide en uno de los aspectos en los que comerciantes y vecinos centran una de sus principales reivindicaciones: la iluminación. «Es una calle muy oscura, solo la iluminan los escaparates», lamenta. El proyecto plantea instalar nuevas farolas en toda la calle para mejorar este aspecto. Otro de los puntos más polémicos es la falta de aparcamiento. En esa línea sí sostienen que ciudades como Badajoz en las que ha habido un proceso de peatonalización del centro, hay párkings asequibles para que los vecinos de otros barrios se desplacen y puedan visitar las calles del centro.

El proyecto también plantea la instalación de arbolado a uno de los lados porque el ancho de la vía no permite que haya en ambos, y también de mobiliario urbano como bancos y papeleras. Sobre este asunto, los negocios plantean varias propuestas. Por su parte, Toñi pone sobre la mesa la opción de que le permitan instalar terraza cuando terminen las obras de la plataforma única y Elvia propone una fórmula semejante a los toldos instalados en calles comerciales para que los cacereños no dejen de acudir a las tiendas en espacios abiertos si hay mal tiempo. «Estamos pendientes siempre del tiempo, si llueve se nos va la gente porque prefiere espacios cerrados», añade.

Sobre el proceso de la obra, que tiene previsto prolongarse previsiblemente hasta antes de verano, la empresaria de moda añade la posibilidad de que el ayuntamiento diseñe algún incentivo para paliar las pérdidas que se producirán durante esos meses teniendo en cuenta que el año ha sido más difícil de lo habitual para el comercio debido a la crisis sanitaria. En cualquier caso, se muestran esperanzados. «Los resultados se verán cuando se haga, pero ojalá sea para beneficio de todos», concluye.