TITULO: El
paisano - Viernes -8 , 15- Octubre - La población de cigüeña blanca aumenta el número de reproducciones en 2021 en Malpartida de Cáceres,.
Viernes -8 , 15- Octubre a las 22:10 horas en La 1 , foto,.
La población de cigüeña blanca aumenta el número de reproducciones en 2021 en Malpartida de Cáceres,.
No obstante, la población total sigue disminuyendo en el municipio, por lo que Alfredo Aguilera llama a actuar a todas las administraciones antes de que sea tarde,.
La población de cigüeña blanca ha aumentado el número de reproducciones en Malpartida de Cáceres, con un total de 133 pollos nacidos en 68 de los 113 nidos ocupados en 2021. De ellos, 114 habían sobrevivido en el mes de julio, frente a los 104 pollos que sobrevivieron en el mes de julio el año 2020, en el que la población se reprodujo en solo 52 nidos.
A tenor de los resultados, el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres se muestra “moderadamente satisfecho” ya que, aunque se ha dado este aumento en la reproducción, la población total de cigüeñas sigue bajando, debido a la eliminación progresiva de los bancos de alimentos por el cierre de vertederos, cambios de cultivos, falta de humedales, etc. Cabe señalar que en 2009 el número de nidos ocupados fue de 212, frente a los 113 de este año.
Estos son algunos de los datos desprendidos del censo anual realizado en esta ocasión por el agente del Medio Forestal de la Junta de Extremadura, Manuel Giraldo, y de los técnicos del Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres y del Centro de Interpretación del Monumento Natural Los Barruecos.
Estos censos se conciben como el mejor termómetro para valorar la conservación y mantenimiento de la especie en Malpartida de Cáceres, la única localidad española considerada ‘Pueblo Europeo de la Cigüeña’ desde que en 1997 obtuviese este reconocimiento por parte del Fondo para la protección del Patrimonio Natural EURONATUR.
Este reconocimiento se basaba no solo en el importante censo de cigüeñas blancas que poseía el municipio, tanto en el núcleo urbano como el espacio natural, sino también por todas las actividades que venía desarrollando en pro de la cigüeña blanca y del medio ambiente.
Cabe destacar que Malpartida de Cáceres posee tres tipologías de colonias de cigüeñas: la colonia urbana con un total de 30 nidos; la colonia artificial del Humedal de la Cigüeña que cuenta con 25 nidos y la colonia natural que se concentra en su mayor parte en el Monumento Natural de Los Barruecos con 36 nidos. El resto se reparten por el término municipal.
El alcalde de Malpartida de Cáceres, Alfredo Aguilera, ha destacado que “el compromiso del Ayuntamiento con esta ave tan emblemática de Extremadura, que se materializa en la creación de fuentes de alimentación y la protección de su hábitat, está dando resultados moderados para consolidar una población de cigüeñas que va en retroceso en casi toda Extremadura y España”. Por ello, ha apelado al resto de administraciones a “que estudien, colaboren y actúen en pro de esta ave antes de que sea muy tarde y haya que lamentarse”,.
TITULO: VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - Ya no llueve como antes,.
Ya no llueve como antes,.
foto / Me he obsesionado con los patrones de la lluvia. Se me ha metido en la cabeza que ahora, en estos últimos años, de repente cae un chaparrón fortísimo de golpe y después de diez minutos o así se para y ya no vuelve a llover en todo el día. Esto antes no pasaba, digo a quien quiera escucharme; de verdad que no. Antes caía un chaparrón y luego seguía lloviendo más flojito, pero seguía.
Las personas que se han dignado a escucharme me miran con conmiseración, como si yo desvariara, como si me estuviera inventando las cosas. Alguno dice que en el otoño siempre ha sido así y yo le digo que no, que precisamente en el otoño la lluvia era más compacta, más sostenida, que era la primavera la estación de los chubascos repentinos. Acabamos cambiando de tema. El tiempo es un dragón, con un lanzallamas en el estómago, que se lo traga todo, lo destruye todo, lo pulveriza todo hasta que no queda nada, salvo flashbacks repentinos de cómo eran las cosas, cómo las vivíamos. Y con esas briznas construimos los recuerdos.
El tiempo es un dragón, con un lanzallamas en el estómago, que lo destruye y pulveriza todo hasta que no queda nada, salvo 'flashbacks' repentinos de cómo eran las cosas
Muchas novelas atribuyen a sus protagonistas recuerdos de una precisión desbordante: hombres septuagenarios recuerdan el color del camisón de su madre, que falleció cuando apenas los había destetado; mujeres interrogadas por la Policía afirman que el capó del coche que intentó agredirlas tenía restos de hojas secas y cagadas de pájaro. Cuando leo estas cosas, me pongo a intentar recordar, sin éxito, qué cené ayer o la última canción que puse en la playlist semanal. Siempre me asusta pensar que iba a fracasar absolutamente como testigo de un acto delictivo.
Otra cosa que me asombra: ¿cómo podemos recordar las cosas de manera tan diferente aquellos que las vivimos al mismo tiempo? ¿Por qué yo recuerdo con espanto cosas que a la persona que estaba conmigo en un momento determinado la dejaron totalmente indiferente? ¿Qué hay en ese procesador de la cabeza que hace que coloquemos una misma cosa en dos lugares completamente diferentes?
Quizás, como ocurre con las interpretaciones de la historia, lo que ocurrió y sus efectos no pueden definirse ni con mi espanto ni con su indiferencia, ni con el asombro o la cólera o la hilaridad de otros que también compartieron esos acontecimientos, sino con una especie de magma que aglutina todas esas reacciones, las suma, las contiene, pero no se deja definir por ninguna de ellas.
Recuerdo cómo me marcó el ingenio de Philip K. Dick al atribuir a sus androides Nexus memorias fabricadas que los dotaban de una genealogía, de un pasado. Los Nexus, Rachel, recuerdan con precisión fiestas de cumpleaños, regañinas de los padres, atardeceres, paseos en barca. Ni siquiera su plena conciencia de ser androides les impide por un momento dejar de creer a pies juntillas en la fiabilidad de esa memoria que les han implantado. A veces me pregunto si soy yo la que se equivoca al pensar que la lluvia era diferente antes o son todos los demás androides los que recibieron recuerdos diferentes de su ingeniero de turno.
TITULO: HOSPITAL -Nihilismo jurídico ,.
Nihilismo jurídico ,.
foto / Recientemente, causaba general consternación una sentencia judicial que no consideraba delictiva la acción de un tipejo depravado que había filmado subrepticiamente a diversas mujeres mientras orinaban en la calle, para después lucrarse con dichas filmaciones en las letrinas de interné. El tribunal determinó que no existía delito alguno contra la intimidad de esas mujeres porque las imágenes se habían filmado en un lugar público; y concluyó que en todo caso podría existir algún tipo de responsabilidad civil, por haber difundido el tipejo tales imágenes.
Obsérvese que, para determinar si la conducta de ese tipejo fue delictiva, el tribunal se abstiene de pronunciarse sobre su naturaleza, centrándose tan sólo en dirimir si lesiona un «derecho a la intimidad» de las mujeres que fueron filmadas. Y lo hace así porque el derecho positivo en el que se fundamenta ha renunciado a ser determinación de la justicia. Al renunciar a esta misión primordial del Derecho, las leyes se convierten en un batiburrillo positivista, pura razón (o sinrazón) práctica desconectada de la razón teórica que, inevitablemente, acaba desembocando en el nihilismo.
El Derecho debe volver a ser determinación de la justicia; mientras se resista a hacerlo, el nihilismo seguirá colonizando las leyes
En realidad, el ‘derecho a la intimidad’ de las mujeres que fueron filmadas mientras orinaban es una cuestión jurídica subsecuente que sólo se debería considerar una vez determinada la naturaleza de la acción que se juzga. Pero se escamotea el juicio sobre la naturaleza de la acción sustituyéndolo por el análisis de las posibles subjetividades ofendidas. Lo mismo sucede cuando se juzgan otros actos degradantes de trasfondo sexual, que pueden llegar a incluir las más sórdidas vejaciones y hasta mutilaciones; pero que, si media el ‘consentimiento’ de la persona que ha recibido el vejamen o mutilación –si media una subjetividad que no se muestra ofendida–, pasan a ser como por arte de birlibirloque acciones respetabilísimas. Y, ¡por supuesto!, cuando no existe una subjetividad ofendida, el derecho positivo puede admitir y aun promover los actos más inicuos y aberrantes, empezando por al aborto (pues el feto no puede expresarse como subjetividad quejosa y por lo tanto puede ser apiolado tan ricamente) y acabando por la eutanasia (donde la subjetividad débil y dolorida reclama que la maten).
La aceptación social de esta corrupción del derecho, que ha dejado de ser determinación de la justicia para convertirse en mera gestión de subjetividades, es cada vez mayor. Pero lo propio del Derecho no es proteger ni garantizar el ejercicio de subjetividades diversas, sino hacer un discernimiento sobre la naturaleza de las acciones humanas; luego, por supuesto, ese discernimiento inicial se complementa con una aproximación práctica a las circunstancias concretas en que cada acción se produce, donde se considerarán los daños causados a otras personas. De hecho, la determinación de la justicia es el rasgo más específicamente humano, tal como nos enseña Aristóteles. Cuando el Derecho renuncia a una capacidad humana tan elemental se vuelve una técnica inhumana que renuncia a la razón teórica, enfangándose en un barrizal de ‘derechos a la intimidad’, ‘consentimientos’, ‘derechos a decidir’ y demás formas de voluntarismo.
Por volver al caso que utilizábamos como excusa para nuestra argumentación, un Derecho que fuese determinación de la justicia empezaría por establecer que la acción realizada por ese tipejo es gravemente inicua y desviada, porque degrada a las mujeres a las que filma (con independencia de que consientan en ser filmadas, con independencia de que se consideren agredidas en su intimidad) y fomenta la degradación de las personas a las que luego se ofrece la filmación (con independencia de que paguen de buen grado por esa mercancía abyecta). Y, una vez determinada la naturaleza de ese acto, el Derecho pasaría a atender las especiales circunstancias del caso, que reúnen multitud de circunstancias agravantes, entre las que desde luego se cuenta la agresión a la intimidad de esas mujeres y el lucro obtenido con tales filmaciones. De este modo, determinando la naturaleza del acto, el Derecho mandaría a ese tipejo a la cárcel durante una larga temporada, obligándolo además a resarcir los daños. Y, en último término, el Derecho podría permitirse incluso sancionar con una multa a las mujeres meonas, por realizar actos indebidos en la vía pública.
Pero para que esto ocurra el Derecho debe volver a ser determinación de la justicia; mientras se resista a hacerlo, el nihilismo seguirá colonizando las leyes y fomentando que cada vez haya más gente que perpetre impunemente actos inicuos, hasta que la iniquidad misma acabe convertida en ‘derecho’.
TITULO: VUELTA AL COLE - Obama y Springsteen, una charla exclusiva entre amigos,.
Obama y Springsteen, una charla exclusiva entre amigos,.
fotos / Una estrella del 'rock' y un expresidente de Estados Unidos se sientan una mañana de verano de 2020 en un estudio de grabación. Son dos símbolos incontestables del país más poderoso de la Tierra que charlan durante horas como amigos que comparten visiones sobre lo que los rodea y confidencias íntimas, extremadamente personales. Se conocieron en la campaña electoral de 2008, la que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca. Como muchos otros artistas e intelectuales norteamericanos, Bruce Springsteen –«un magnífico narrador, un bardo de la experiencia estadounidense», Obama dixit– se volcó con el que acabaría siendo el primer dirigente negro de su país. «Durante ese tiempo tuvimos algunas largas y reveladoras conversaciones –señala el músico–. De esas en las que hablas con el corazón y te marchas con una comprensión verdadera de la forma en que tu amigo piensa y siente, de la manera en que se ve a sí mismo y su mundo».
Fue, digamos, un amor a primera vista, una amistad cuya solidez se exhibe ahora en Renegados. Born in the USA (que en España publica la editorial Debate el 4 de noviembre), un libro que recoge horas y horas de conversaciones en el estudio de Springsteen en Nueva Jersey. Infancia, masculinidad, poder, mujeres, racismo... XLSemanal selecciona algunos extractos como adelanto en exclusiva. Escuchemos.
NUESTROS PADRES AUSENTES
Bruce: Mi padre jamás habló conmigo. No sabía cómo hacerlo. Recuerdo que un día le puse una cámara de vídeo y le dije: «Papá, quiero que me cuentes la historia de tu vida». Duró cinco minutos. Todo lo que acabé sabiendo de él fue por lo que pude observar y por lo poco que me contó mi madre, que, aunque no era mucho, contradecía al hombre que yo conocía. Me resigné al hecho de que jamás iba a conocerlo.
Obama: Mi padre no vivía en casa. Tuve un padrastro de los 6 a los 10. Era amable, me trataba bien, me enseñó a boxear, pero después…
Bruce: ¿Qué le pasó?
Obama: Bueno, era indonesio. Nos trasladamos a Indonesia hasta que, cuando cumplí los 10, mi madre pensó: «Tengo que enviar a Barry de vuelta a Hawái para que reciba una educación estadounidense». Así que regresé. A casa de mis abuelos. Para entonces, el matrimonio de mi madre ya estaba deteriorado. Se separaron de forma amistosa. Tuvo una enfermedad en el hígado y murió joven. Recuerdo llorar cuando falleció.
"Mi padre se marchó cuando yo tenía 2 años y no lo volví a ver hasta los 10. Era un extraño. Estaba impaciente por que se fuera. Luego supe que provocó mucho caos y desgracia, heridas muy profundas con las que yo no tuve que lidiar"
Bruce: Mi padre padecía una enfermedad mental, así que ya en el instituto empecé a ser consciente de sus debilidades. Lo recuerdo quejándose de que, si no hubiera tenido familia, habría aceptado cierto trabajo y viajar. Se sentaba con un 'pack' de seis cervezas noche tras noche. Esa fue mi única imagen de masculinidad hasta mis 30 largos.
Obama: Mi padre se marchó cuando tenía 2 años y no lo vi hasta los 10, cuando vino a Hawái a visitarnos un mes. Yo no sabía bien qué pensar de él. Tenía acento británico, una voz potente y ocupaba un espacio enorme. Me decía lo que tenía que hacer. No me alegraba que hubiera aparecido, estaba impaciente por que se marchara. Era un extraño que, de repente, se había plantado en casa.
Bruce: Claro.
Obama: Y se marchó. Jamás lo volví a ver. Ya en la Universidad, pensé: «Para comprender quién soy, debo conocerlo». Le escribí: «Voy a ir a Kenia. Me gustaría pasar un tiempo contigo». Pero seis meses antes de la fecha planeada murió en accidente de coche. Más tarde comprendí que me influyó de una forma en que no me había dado cuenta. Me regaló mi primer balón y me obsesioné con el baloncesto. También me llevó a un concierto de jazz. ¡A un chico de 10 años! Pero más tarde era uno de los pocos niños de la escuela a los que le interesaba el jazz. Por otro lado, al observar a sus otros hijos varones –a quienes conocí más tarde en Kenia–, descubrí que, probablemente, fue mejor no haber vivido en su casa. Tuvo que lidiar con un montón de cosas. Y provocó mucho caos y desgracia a su alrededor, mucha rabia y dolor, heridas muy profundas con las que yo no tuve que lidiar.
CONVERTIR LOS FANTASMAS EN ANCESTROS
Bruce: El asunto es el siguiente: cuando no puedes conseguir el cariño de tu madre o padre, ¿cómo creas esa intimidad que necesitas? Yo no podía llegar a él ni podía tenerlo. Entonces pensé: «Voy a ser él». Todo lo que me ha importado, todo lo que he escrito está basado en la historia de su vida. Creo que no me convertí en el hombre que quería ser hasta que Patti llegó. A los 32 empecé una terapia psicoanalítica y no tuve hijos hasta los 40, así que esos ocho años me los pasé revisando esas cosas y descubrí que ese estereotipo había ahuyentado a personas que me importaban. Impidió que me conociera a mí mismo.
Obama: Y acaba uno luchando con fantasmas. La táctica de mi padre consistía en mostrar solo sus cualidades. Jamás sentí que tuviera un legado problemático que me llevara a ser alcohólico, marido maltratador... pero no dejaba de pensar: «Debo estar a la altura». Todo hombre intenta estar a la altura de las expectativas de su padre o de sus errores. Michelle a veces me pregunta: «¿Qué es ese vacío en tu interior que te obliga a hacer esas cosas tan complicadas?». Y parte de la respuesta viene de haber sentido: «Tal vez se fue porque pensaba que no valía la pena quedarse por mí y pienso demostrarle que se equivocó».
Bruce: Como bien dices, acabamos luchando con fantasmas. El secreto es convertirlos en ancestros. Los fantasmas persiguen. Los ancestros caminan a tu lado, te dan consuelo y una perspectiva de la vida que se convierte en tuya. Ahora, mi padre camina a mi lado.
DESCUBRIR UNA NUEVA MASCULINIDAD
Obama: Yo no tuve ningún modelo. Quise muchísimo a mi abuelo y reconozco cosas de él en mí, pero no tenía nada que me hiciera sentir: «Tengo que hacer eso». De modo que en la adolescencia intenté averiguar qué significa ser un hombre. Tienes que ser deportista, perseguir a las chicas. Cuánta cerveza eras capaz de beber. Cómo respondes en una pelea... Si no tenías un padre en casa, tomabas esas cosas de la cultura popular. Me gusta pensar en mí mismo como alguien que ha superado algunos de esos problemas, que ahora es sensible y está en sintonía con sus sentimientos, pero de vez en cuando hay momentos en que brota el macho alfa y Michelle me dice: «Eres un…».
Bruce: «Capullo».
Obama: Las niñas ponen los ojos en blanco y dicen: «Típico de chico».
Bruce: Yo tenía una imagen muy de macho alfa a mediados de los ochenta, en la era Reagan.
Obama: The Boss.
Bruce: Exacto. Resurgía esa idea de Estados Unidos como país poderoso y prepotente. Y no se me ocurre nada más prepotente que salir a un estadio y enfrentarte a 50.000 personas. Es como de gladiador, ¿no? Así que no puedo negar que me serví de ese modelo.
Obama: Es interesante comprobar hasta qué punto eso no ha cambiado nada. Se nota en la cultura popular y también en cierto tipo de política. Se ve en Donald Trump, esa caricatura…
Bruce: De la masculinidad.
Obama: Que nunca se disculpa ni muestra debilidad ni emociones.
Bruce: Que no es transparente. Pero te quedas aislado y solo, sobre todo cuando atraviesas momentos dolorosos.
Obama: También se nota en las estadísticas de suicidio y consumo de opiáceos. Además, está la soledad, sobre todo a medida que envejecemos. A nuestros chicos no les estamos enseñando esa habilidad de compartir y conectar de una manera permanente.
"Cuando Patti llevaba unos meses de embarazo, tuvo pérdidas y fuimos al médico. Mientras estaba allí pensé: 'Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, lo que haga falta'. Fue mi primera experiencia de amor incondicional, de un amor sin miedo"
APRENDER A SER PADRES
Obama: En el instante en que vi a Malia, con esos ojos enormes mirándome, pensé: «Dios mío. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti». Y cuando llegó Sasha, igual. El amor de padre no es algo en lo que haya tenido que trabajar.
Bruce: Es incondicional. Cuando Patti llevaba unos meses de embarazo, tuvo pérdidas y fuimos al médico. Mientras estaba allí pensé: «Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, lo que haga falta». Fue algo…
Obama: Visceral.
Bruce: Fue mi primera experiencia de amor incondicional, de un amor sin miedo.
Obama: En mi caso, el reto de la paternidad radicó en que mi trabajo era agotador, absorbente, y viajaba. Después, me presenté a la Presidencia y pasaba fuera cinco días seguidos.
Bruce: Tuviste a tus hijas al principio de tu vida profesional. Yo tuve a los míos cuando ya había alcanzado la cima y había dado la vuelta. Tanto la relación como la familia se convirtieron en mi prioridad y podía dedicarme a ellas.
Obama: Michelle y yo tuvimos a las niñas y, en un plazo de dos o tres años, fui catapultado. Cuando me presenté al Senado, Sasha tenía 3. Me pasé un año y medio de viaje. Los primeros seis meses de mi candidatura me sentí fatal. Lo superamos gracias a la heroica capacidad de Michelle para gestionar las cosas en casa y a la generosidad de mis hijas. Lo que no sabía era que iba a pasar mucho más tiempo con ellas cuando fuera presidente.
Bruce: ¡Claro!
Obama: Tenía un trayecto de treinta segundos, así que cenaba todas las noches a las seis y media, a menos que estuviera de viaje. Quería estar allí y zambullirme en las historias de los chicos pesados, de los profesores raros y de los dramas en la cafetería; quería leer a Harry Potter, arroparlas y escuchar las canciones que estuvieran escuchando. Aquello fue mi salvación en un trabajo en el que lidiaba a diario con el caos, la crisis, la muerte, la destrucción, los desastres naturales...
Bruce: Lo más difícil para mí fue quedarme quieto. Tenía viejos hábitos de músico. Me quedaba despierto hasta las tres o las cuatro y me levantaba a mediodía. Los primeros años, Patti dejó que siguiera así y yo hacía el turno de noche. Pero, a medida que crecían, me dijo: «No tienes que levantarte, pero el mejor momento de los niños es por la mañana, están guapísimos, recién despiertos tras una noche de sueños. Y tú nunca los vas a ver». Aprendí que yo no era mi padre y que hay que estar presente en este mundo.
MICHELLE Y PATTI, LAS MUJERES QUE MARCARON EL CAMINO
Obama: ¿Qué crees que nos ha empujado a esta desafiante y satisfactoria elección de estar acompañados por mujeres fuertes?
Bruce: Creo que somos personas que necesitaban límites. Patti intentó definir un concepto más amplio y libre de masculinidad para mí, y eso me asustó. Pero me di cuenta de que, si no lo hacía, no iba a tener una vida plena. Algo en su inteligencia, en su intuición, su poder, su feminidad, me dio la tranquilidad de que, de repente, tenía una compañera en la que podía confiar y a la que podía contarle mis miedos.
"Yo no tuve ningún modelo. De modo que en la adolescencia intenté averiguar: '¿Qué significa ser un hombre?'. Ser deportista, perseguir a las chicas, beber cerveza, pelearte... Me gusta pensar en mí como alguien que ha superado algunos de esos problemas"
Obama: Cuando miraba a Michelle, me daba cuenta de que no había conocido a nadie igual y pensaba que, incluso si el matrimonio no funcionaba, nunca me arrepentiría de haber estado con ella. Así que aquel verano en que me mudé a su casa le pedí que se casara conmigo.
VIVIR EN UN PAÍS ENTRE EL ORGULLO Y LA CODICIA
Bruce: Mis primeros recuerdos de Freehold tienen que ver con las imágenes de Norman Rockwell: los desfiles del Día de los Caídos, de los Veteranos, las banderas... Sentía pertenecer a un país bendecido. Había ocurrido una gran guerra. Luchamos por la libertad de otros. Éramos los buenos. Mi padre fue camionero en la batalla de las Ardenas. Y existía esa sensación de que Dios miraba a Estados Unidos con especial favor. De niño, eso tuvo un impacto profundo e inolvidable.
Obama: Uno de los caminos que me volvieron más patriota fue mi salida del país, porque me di cuenta de lo que teníamos. Mi madre me explicaba que en Indonesia había un Gobierno militar, pero que en Estados Unidos todo el mundo tenía voz. Tenía una sensación de superioridad: «Estoy feliz de haber nacido bajo esta bandera». El cambio se produjo en los ochenta, cuando Reagan salió elegido.
Bruce: Empezaron a salir en los medios historias propias de 'Lifestyles of the rich and famous', que introdujeron la cultura del materialismo en todos los hogares. Nos decían: «No serás lo bastante bueno hasta que tengas estas cosas».
"Con Reagan resurgió esa idea de Estados Unidos como país poderoso y prepotente. Y no se me ocurre nada más prepotente que enfrentarte a 50.000 personas en un estadio. Es como de gladiador. Así que no puedo negar que me serví de ese modelo"
Obama: Alcancé la mayoría de edad en la era Reagan, así que, cuando pensaba en Estados Unidos, pensaba en el lugar que ocupaba: en vez de ver a mi alrededor una cultura de servicio, de comunidad, veía un país definido por la codicia. En los ochenta, Reagan vino a decir que el Gobierno era el problema. Se produjo un cambio en el modo de operar del capitalismo, los sueldos se estancaron y las desigualdades crecieron mucho.
UNA HISTORIA DE RACISMO
Bruce: Después del asesinato de George Floyd, empecé a leer a James Baldwin, y este pasaje se quedó conmigo: «A los blancos de este país les falta mucho para aprender a aceptarse y amarse a sí mismos y a los demás y, cuando lo hayan logrado –que no será mañana e incluso puede que nunca ocurra–, el problema de los negros se acabará porque ya no será necesario».
Obama: En los sesenta, el grupo de jóvenes que se implicaba era más reducido. Ahora, parece ser un cambio de actitud de toda una generación. Emociona esa voluntad de exponerse, de plantearse preguntas difíciles y de planteárselas a sus padres. De mirar hacia adentro.
Bruce: En Estados Unidos hemos querido a los negros y a los latinos cuando nos entretienen, pero cuando quieren vivir en la puerta de al lado seguimos siendo una sociedad tribal. Para hablar de raza, hay que admitir que gran parte de nuestra historia ha sido de rapiña y violencia y manipulación contra la gente de color. Deberíamos reconocer nuestra complicidad diaria y que estamos ligados a la historia del racismo.
UN IDEAL PRESIDENCIAL
Bruce: ¿Cuándo pensaste por primera vez que querías ser presidente? ¿Qué te llevó a desear algo así?
Obama: Alguien debió de metérmelo en la cabeza… En realidad, se remonta a lo que hemos hablado de alinear el país con los ideales. Sarah Palin, prototipo y precursora de lo que estaba por venir, hablaba de los «estadounidenses de verdad», y yo no entraba en esa categoría. La escuchaba y pensaba: «No has recorrido mucho estas tierras, porque los estadounidenses son de todas las formas y tamaños». Eso es lo bueno de ser candidato: visitar los cincuenta Estados, conocer a gente con distintos tipos de vida y en diferentes circunstancias y ver el hilo conductor que los une. Incluso entre conservadores y liberales hay una serie de premisas en común, pero están profundamente enterradas. Creo que uno de los desafíos más difíciles, en nuestras vidas individuales o como nación, es descifrar si somos capaces de identificar lo negativo en los demás sin negar la totalidad de sus vidas. Nuestro trabajo es crear un puente para la próxima generación.
TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -13, 20- Octubre -Brassaï, el ojo de París y el amigo incondicional de Picasso ,.
En la tuya o en la mía - Miercoles -13,20- Octubre ,.
En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles - 13,20- Octubre, etc.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -Brassaï, el ojo de París y el amigo incondicional de Picasso,.
Brassaï, el ojo de París y el amigo incondicional de Picasso,.
La
obra de uno de los más importantes fotógrafos de la primera mitad del
siglo XX se exhibirá por primera vez (a partir del 19 de octubre) en el
Museo Picasso de Málaga. Un mano a mano con su inseparable compañero de
vanguardia,.
foto / Antes de convertirse en el máximo cantor de París, la ciudad donde pasó la mayor parte de su vida, el húngaro Gyula Halasz (Brasov, 1899-París, 1984), de madre armenia, y más conocido como Brassaï,
intentó ser pintor, y aprendió modernidades en Berlín, la ciudad que,
tras la Primera Guerra Mundial, se convirtió por un tiempo en la otra
capital de la modernidad europea, donde coexistían, como puede
comprobarse hojeando la gran revista ‘Der Sturm’, expresionistas,
dadaístas y geómetras, muchos de ellos procedentes de la URSS y de otros
países centroeuropeos.
Cuando llegó a la Gare de l’Est de París en 1924, Brassaï, que se instaló en un hotel de Montparnasse, en la rue Delambre, donde le esperaba,.
TITULO:EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes -15, 22- Octubre - El perro de la guerra,.
MI CASA ES LA TUYA - VIERNES -15, 22- Octubre -,.
MI CASA ES LA TUYA - VIERNES -15, 22- Octubre -,.
acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes -15, 22- Octubre ,etc.
EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 15, 22-Octubre - El perro de la guerra ,.
El perro de la guerra,.
foto / Sesenta años después vuelvo a tener en las manos Hazañas bélicas, de las primeras series publicadas en los años 50 y todavía ilustradas por el gran Boixcar: una colección mítica de tebeos infantiles que cualquier veterano de mi generación conoce bien. Un amigo lector me ha hecho llegar varios números antiguos, de los que aún no llevaban a la izquierda de sus clásicas portadas de formato apaisado la imagen, tan característica, del soldado de aspecto fatigado, tramado en verde, con casco de acero y ametralladora Thompson.
Aquella colección de episodios bélicos, leidísimos entre los chicos de entonces y también por numerosos adultos, fue incluso más popular que El guerrero del antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, El capitán Trueno y El Jabato. Sus historietas, dibujadas primero por Boixcar y luego por su hermano, que firmaba Boix, y por artistas como Vicente Farrés y Alan Doyer, se centraron principalmente en la Segunda Guerra Mundial, y en menor medida en la de Indochina y la de Corea. Pero los números que hoy tengo delante, de la serie primitiva, poseen una particularidad especial, un puntito de morbo extra, pues son historietas de la División Azul en Rusia, de ésas que poco a poco fueron escaseando hasta desaparecer por completo cuando el régimen franquista prefirió que sus nuevos amigos los Estados Unidos, con los que estaba en plena luna de miel, olvidaran aquellos otros viejos tiempos del cuplé.
Hoy es difícil, por muchas y complejas razones, hacerse idea de lo que significó ‘Hazañas bélicas’ para los niños de entonces
Supongo que hoy resulta difícil, por muchas y complejas razones, hacerse idea de lo que significaron esos tebeos para los niños de entonces. Su enorme influencia y las horas de lectura y juegos derivados que suscitaron. Dibujábamos a hurtadillas soldados y tanques en el cole, jugábamos a la guerra con los amigos, poníamos el rostro del mal a los siniestros comisarios soviéticos o a los diabólicos oficiales comunistas coreanos. La edad y la vida fueron situando las cosas en su sitio, y ahora, a sesenta o setenta años de aquello, la lectura de Hazañas bélicas hace sonreír con sus tramas ingenuas, buenistas y parciales tan propias de la época, con su anticomunismo radical, con su pacifismo tontorrón y cursi basado, paradójicamente, en el militarismo entonces al uso. Y todo eso me parece rodeado de un halo de tristeza añadida al considerar lo que entonces ignorábamos: que Guillermo Sánchez Boix, el genial Boixcar, guionista e ilustrador de aquellos primeros episodios, había combatido por la República y regresado a España desde un campo de concentración en Francia.
Fui, como mis compañeros de colegio y otros chicos de mi tiempo, seguidor de Hazañas bélicas, cuyos números se deshacían en casa de tanto sobarlos mis amigos y yo. Pero es que, además, puedo rastrear en ellos apuntes personales que, vistos y recordados ahora, me hacen sonreír. Como el premonitorio corresponsal de guerra Donald Bell, personaje del guionista Alex Simmons y el ilustrador Vicente Farrés. O como la noche en que, sin sospechar siquiera situaciones que se darían muchos años más tarde, realicé la primera incursión de comandos de mi vida.
No puedo evitar reírme, al recordar. Yo tenía nueve años, jugaba con mis amigos, y la chacha Pepita –escribo deliberadamente chacha, y nada más cariñoso que esa vieja y entrañable palabra doméstica– me había cosido una capucha de trapo con agujeros para los ojos; y al pasar así enmascarado ante la casa de un vecino que se apellidaba Forné o algo parecido, lo oí decir a su mujer: «Ese niño es tonto». Gravemente ofendido en mi honra infantil, lector apasionado de Hazañas bélicas como era, decidí tomar cumplida venganza del agravio recurriendo a bélicas maneras. Así que muy shakespearianamente –aunque todavía ignoraba quién diablos era Shakespeare–, decidí gritar ¡devastación! y soltar los perros de la guerra. Vivía en un lugar de Cartagena, el Valle de Escombreras, donde los niños de ambos sexos nos movíamos con una libertad que hoy resulta inimaginable. Así que esa misma noche me vestí con ropa oscura, me tizné la cara con un tapón de corcho quemado, me ceñí a la cintura mi puñal de comando de plástico y, mientras mi amigo Antoñito Rafael Lorente Muñoz vigilaba afuera equipado de la misma guisa, me introduje sigiloso en el jardín del vecino arrastrándome por las tapias, y al amparo de las sombras le vacié sistemáticamente en el suelo al señor Forné, arruinándoselas una tras otra, todas las putas macetas del jardín. Después me arrastré en retirada con la satisfacción del deber cumplido. Y al dejarme caer al otro lado de la tapia me sentía –lo juro por la memoria de Boixcar– como si acabara de volar los cañones de Navarone.
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