TITULO: La clave - Cuando el futuro se precipitó por un desagüe,.
Cuando el futuro se precipitó por un desagüe,.
Diez años después de la muerte del coronel Gadafi, Libia sufre el conflicto sin fin generado por las milicias y los señores de la guerra,.
El hallazgo del coronel Muamar el-Gadafi, exhausto y espantado, en un canal de drenaje parece una metáfora del futuro que esperaba a Libia. Tras su captura, el 20 de abril de 2011, medio siglo de férrea dictadura parecía precipitarse en el sumidero de la historia. Pero no abundan los finales felices en la política contemporánea. Como sucedió en Yugoslavia, la desaparición de la tiranía desveló un Estado más artificial que fallido, víctima de numerosas fuerzas centrífugas, diferencias regionales en el norte y tribales en el sur.
Diez años después, el país se halla sumido en un conflicto complejo y multilateral. Las elecciones, previstas para el próximo mes de diciembre, deberían restaurar el orden. Pero, para ello, sus resultados deberían satisfacer a todas las partes, debidamente armadas, y tal solución se antoja harto difícil.
La atmósfera comenzó a enturbiarse tan pronto acabó la contienda. La permanencia de las milicias implicadas en la lucha contra el régimen constituía el primer obstáculo para la instauración de una democracia. Su relevancia se deriva de la propia singularidad del territorio. La mayoría de la población se concentra en el norte, la Libia habitable, en torno a núcleos urbanos, poseedoras de gran autonomía y diseminadas a lo largo de una línea costera de 1.770 kilómetros. En la lucha contra el dictador, las ciudades, sujetas a relaciones de clan, se dotaron de sus propias autodefensas. La nueva clase dirigente creyó disponer de ellas como fuerza de apoyo para sus intereses políticos y económicos.
El descarrilamiento llegó con las urnas. El Congreso General de la Nación, órgano legislativo temporal, estaba comisionado para celebrar comicios en 2014 y culminar el proceso. Pero la población no respaldó a quienes detentaban el poder, de credo islamista y bases en torno a la capital Trípoli y la población de Misrata. El electorado votó por una mayoría secular y la autoridad provisional, reacia a abandonar sus escaños, respondió negando la legitimidad de la Cámara de Representantes. Los nuevos y acosados parlamentarios buscaron refugio en Tobruk, en el extremo oriental de la provincia de Cirenaica, tradicionalmente hostil a Occidente.
La división estaba servida. El Ejército regular, comandado por el general Jalifa Haftar, apoyó a los legisladores y se crearon dos focos de poder. Ambos se disputaron la fidelidad de las ciudades-Estado y de las tribus tuareg y toubu, con sus propias áreas de influencia. Como las enfermedades oportunistas, las bandas islamistas aprovecharon el caos para hacerse con sus propios bastiones, principalmente alrededor de la ciudad de Derna. El control de los yacimientos de hidrocarburos y las terminales portuarias se volvió el eje de una nueva contienda.
La Unión Europea y la ONU han buscado el diálogo entre las partes, entre treguas y acuerdos convertidos en papel mojado. La importancia de Libia, cuarto exportador de petróleo, polarizó alianzas. Trípoli consiguió el apoyo de Turquía, que ha aportado militares, mercenarios sirios y drones, mientras que Tobruk se hizo con el respaldo de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Rusia. Al otro lado del Mediterráneo tenía lugar una pugna entre potencias emergentes.
Sin libertad
El pueblo era la víctima del tablero. Los ciudadanos, que habían gozado la renta per cápita más alta del continente, perdían, de nuevo, la libertad y la seguridad y, además, tres cuartas partes de aquellos ingresos. A lo largo de este tiempo, las milicias, insertas oficialmente en los ministerios de Defensa o Interior y provistas de absoluta impunidad, son las responsables de todo tipo de violaciones de los derechos humanos, como torturas, asesinatos, desapariciones y desplazamientos forzados. Las Fuerzas Armadas Árabes Libias, en el este, también amparan a grupos culpables de todo tipo de crímenes. El tráfico de inmigrantes se convertía en otro negocio clandestino y foco de nuevos crímenes.
Tras desarticular a los islamistas, el Este buscó la derrota definitiva de su oponente. La ofensiva de Haftar, denominada Operación de Inundación de Dignidad, condujo a las tropas regulares y sus aliados hasta la periferia de la capital. La elección, impulsada por Naciones Unidas, de Fayez al-Sarraj como presidente del Gobierno de Acuerdo Nacional para reconducir el proceso, no impidió el asalto de Trípoli.
Las elecciones, previstas para diciembre, deberían restaurar el orden, pero para ello sus resultados deberían satisfacer a todas las partes
El último quiebro se produjo con el fracaso del general, incapaz de tomar la capital. Su retirada, en junio de 2020, propició una ronda de negociaciones impulsada por Rusia y Turquía, máximos valedores de los bandos. La creación en marzo de este año del Gobierno Nacional de Unidad, dirigido por Abul Hamid Dbeibé, supone la última carta en ese proceso, infructuoso hasta la fecha, por recuperar la unidad y la paz.
El resorte son las elecciones presidenciales y legislativas previstas para el 24 de diciembre. Pero el problema radica en que Occidente y las potencias implicadas delegan en la voluntad del pueblo libio el fin del conflicto desde hace diez años. Como ocurrió con la suerte de Gadafi, su esperanza de progreso y libertad también se precipitó por una tubería de aguas residuales.
TITULO:
La Sexta Columna - Diez años sin la violencia de ETA , Viernes -22, 29- Octubre .
Este viernes-22, 29- Octubre a partir de las 21.30, 'La Sexta, foto,.
Diez años sin la violencia de ETA,.
La Ertzaintza localiza un zulo que podría haber pertenecido a ETA,.
Se cree que el zulo, localizado por un particular, es muy antiguo y pudiera haber sido utilizado por ETA hace décadas,.
La Ertzaintza, alertada por la llamada de un particular, ha localizado un zulo en una zona de monte de Gipuzkoa (Aitzarte Aldea), cerca de la localidad de Ataun. Se cree que el zulo es muy antiguo y pudiera haber sido utilizado por ETA hace décadas.
En el lugar están trabajando, en estos momentos, agentes de la Ertzaintza de la Oficina Central de Inteligencia, de los equipos de Protección Ciudadana, Vigilancia y Rescate, Explosivos, Científica y Patrullas rurales de la Ertzain-Etxea de Oria. En el interior se ha hallado material (armas, munición, etc.) que apunta a la hipótesis de que podría tratarse de un zulo abandonado de ETA.
TITULO: Equipo de investigación - La derrota de ETA pasó por Bermillo de Sayago , Viernes -22, 29- Octubre,.
Este viernes-22, 29- Octubre , a partir de las 22.30, 'La Sexta, foto. siempre dirigido por Gloria Serra , foto.
La derrota de ETA pasó por Bermillo de Sayago ,.
Golpe decisivo. La actuación de una pareja de la Guardia Civil en enero de 2010 en la localidad zamorana provocó el parón efectivo y definitivo de la actividad de ETA, acorralada por la Policía desde diez años antes,.
La carretera CL-527 es una vía de ochenta kilómetros que une Zamora con la frontera portuguesa. A su paso por la localidad de Bermillo de Sayago, de apenas mil habitantes, se convierte en calle y pasa a llamarse Avenida de la Guardia Civil. Bermillo es un cruce de caminos que permite ir hacia el país vecino por pasos sin controles,.
Dos días después del décimo aniversario del fin de la violencia terrorista León recuerda a Máximo Casado | El crimen perpetrado un 22 de octubre contra el funcionario, natural de Santa Elena de Jamuz, colocó de nuevo a los trabajadores de las cárceles en el punto de mira de la banda después de una tregua tras el secuestro de Ortega Lara,.
A las ocho menos cuarto de la mañana de aquel 22 de octubre de 2000, una brutal explosión zarandeó los cimientos del número 86 de la calle Beato Tomás de Zumarraga, en Vitoria. El leonés Máximo Casado había salido minutos antes de su domicilio para acudir a su puesto de trabajo en la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca -hoy Zaballa-. Se dirigió al garaje donde estacionaba su vehículo, un 'citroën Xsara'. Nada más poner el motor en marcha, una bomba de ETA colocada en los bajos de turismo acabó con su vida. La banda terrorista volvía a colocar en su punto de mira a los funcionarios de prisiones desde que en julio de 1997 la Guardia Civil liberara de su secuestro a José Antonio Ortega Lara.
Máximo Casado Carrera, de 44 años, estaba casado. Era padre de una niña y padrastro de un joven fruto de un anterior matrimonio de su esposa. Era natural de Santa Elena de Jamuz, localidad donde la calle que le vio nacer lleva hoy su nombre. Desde 1983 trabajaba en la cárcel de Nanclares de Oca, a diez kilómetros de Vitoria. «Empezó como maestro, dando clases a los presos», relata uno de sus compañeros. Pero tras aprobar unas oposiciones se convirtió en funcionario de carrera y años después, en 1990, logró la plaza de jefe de Servicios. Era, además, delegado sindical de Comisiones Obreras.
Serio y recto
« En el trabajo era una persona seria, muy recto, pero luego era otro. Le escuchabas hablar por teléfono con su mujer y cómo cambiaba... Se le iluminaba la cara con su familia, sentía devoción», asegura otro funcionario de prisiones que compartió durante diez años muchos turnos de noche con Casado. Y también alguna que otra pelea de boxeo. «Le encantaba ver esos programas que daban a las cuatro de la mañana en la televisión. Cuando la guardia era tranquila, solíamos verlos. Aún me acuerdo de los nombres de los boxeadores: 'Macho Camacho' y 'Maromero Páez'», evoca.
Los terroristas colocaron una bomba lapa en los bajos de su vehículo, que estalló al arrancarlo
en el garaje de su casa
La amenaza de ETA «preocupaba» en la prisión. También a Máximo Casado. Hasta el rapto de Ortega Lara, la banda había asesinado a tres trabajadores de centros penitenciarios, a la madre de un funcionario, dos reclusos y a un familiar que visitaba a un interno. Con el secuestro del funcionario, la banda planteaba un pulso al Gobierno al presentar el final de la dispersión como exigencia para su puesta en libertad. «Un día estábamos cenando en Nanclares de Oca, Ortega Lara seguía secuestrado y decidimos llamar a la cárcel de Logroño para ver si sabían algo, pero no nos cogieron el teléfono», apunta un compañero de Casado. Fue al finalizar otro turno de noche cuando se enteraron de su puesta en libertad. «Respiramos, fue una alegría enorme», expresa.
Cartas amenazantes
Máximo Casado recibió cartas amenazantes durante el cautiverio de Ortega Lara. «Había tenido, además, alguna discusión con vecinos -simpatizantes de Jarrai- durante una reunión de la comunidad», añade otro de los funcionarios. La víctima y sus allegados residieron primero en la colonia penitenciaria con el resto de familias de la cárcel, hasta que se mudaron a un piso en Vitoria. Minutos después del atentado, varios compañeros de trabajo de la víctima se acercaron al lugar de la explosión e intentaron contener su ira. La presión del entorno de la organización terrorista había llevado a Casado a plantearse solicitar el traslado.
Unos días después del asesinato, ETA envió un fax a la cárcel de Córdoba: «Carceleros, tendréis guerra y muerte por todos aquellos compañeros y compañeras patriotas que habéis maltratado física y psicológicamente... Vuestros días están contados», recogía el escrito.
«Me dejaron sin marido. Y a mis hijos, sin padre. Pero las ideas son las ideas y lucharemos hasta el final»
su viuda
Caso reabierto
El día posterior al asesinato de Máximo Casado, la catedral vitoriana de María Inmaculada albergó una multitudinaria misa funeral. En el exterior, innumerables banderas rojas de Comisiones Obreras recordaban que ETA había asesinado a un funcionario de prisiones, pero también a un sindicalista. Los restos incinerados de la víctima fueron depositados en el cementerio de su pueblo natal.
Un año después, con motivo del aniversario de su atentado, el Ayuntamiento de Vitoria puso su nombre a unos jardines que se ubicaban junto a su domicilio. Allí se inauguró después un monolito. «Mataron su cuerpo, pero no sus ideas. Me dejaron sin marido. Y a mis hijos, sin padre. Pero las ideas son las ideas y lucharemos hasta el final», proclamó con tono sereno su viuda, Concepción Jaular.
La Audiencia condenó hace un año a 'Txapote' y a otros tres etarras gracias a los papeles de Francia
crimen resuelto
No fue la primera vez que alzaba la voz. El día 26 de octubre de 2000, cuatro días después del atentado, varios periódicos se hicieron eco de una carta que ella misma había enviado. En el escrito anunciaba su decisión de abandonar de inmediato el País Vasco junto a sus hijos -se marcharon a León-. Y no dudó en dirigirse a los asesinos: «Vosotros, miembros de ETA, a los que los apoyáis, qué os puedo decir. Me habéis arrebatado lo que más quería en el mundo, pero desde el inmenso dolor desde el que agradezco a la buena gente su solidaridad, solo puedo deciros que lo único que habéis conseguido es fortalecer infinitamente mi amor por Máximo y por mis convicciones».
Un crimen y sus culpables
El de Casado era uno de los alrededor de 300 crímenes de ETA pendientes de esclarecer. Habían sido condenados dos colaboradores, pero faltaba por resolver la autoría material del asesinato. Hasta hace un año. La Audiencia Nacional condenó a 33 años de cárcel al exjefe del 'aparato militar' Javier García Gaztelu, 'Txapote', por ordenar el atentado, y a otros tres etarras, Iñigo Guridi Lasa, Asier Arzalluz Goñi y Aitor Aguirrebarrena Beldarrain, por la colocación de la bomba que acabó con la vida del funcionario de prisiones. Fue el primer caso resuelto gracias a los documentos de la banda terrorista enviados a España por Francia a principios de 2018.
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