TITULO: EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 18, 25 - Octubre -Mariano Fortuny,.
EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 18, 25 - Octubre ,.
Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes- 18 , 25 - Octubre , a las 22:30 por antena 3, etc.
EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Mariano Fortuny ,.
EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Mariano Fortuny.,fotos.
Mariano Fortuny,.
Los secretos de Fortuny: la fábrica centenaria que produce en Venecia las telas más sofisticadas del mundo,.
Hace un siglo que Mariano Fortuny, hijo y nieto de grandes pintores españoles, abrió en la ciudad de los canales una taller que sigue creando tejidos para los interiores más suntuosos. Sus dueños, los hermanos Maury y Mickey Riad, están llevando este legado al futuro, mientras mantienen la esencia y el misterio de una manufactura en la que nadie puede entrar.
Al turismo de masas con tiempo escaso no se le ha perdido gran cosa en la isla de la Giudecca, al sur de Venecia. Pocos montarán en el vaporetto que lleva hasta allí en unos minutos, a pesar de alicientes como la basílica de San Giorgio Maggiore —una de las obras maestras del arquitecto manierista Andrea Palladio— y de sus calles tranquilísimas en comparación con los alrededores de la plaza de San Marcos. Peor para ellos: el tópico diría que se están perdiendo el tesoro oculto de Venecia. Vista desde la Fondamenta delle Zattere, el otro lado del canal, destaca la mole neogótica del hotel Hilton Molino Stucky, que en su vida anterior llegó a ser la mayor fábrica de pasta de Italia. Justo al lado queda una construcción mucho más baja y modesta, una vieja nave de ladrillo en la que el ojo no se detendría si no fuera por el enorme rótulo que corona su fachada. Fortuny, dice esta inscripción que señala dónde se oculta el verdadero tesoro dentro del tesoro.
Desayuno ,.
La centenaria fábrica de tejidos Fortuny presenta una cara visible y otra tan inexpugnable como un búnker. El primero es el showroom de la firma, donde los rollos de tela se despliegan y superponen creando vistosos fondos escenográficos para el visitante. En cuanto al segundo espacio, la nave en la que se estampan esos paños, solo está abierto a los empleados que participan en la producción. Y a sus actuales propietarios, los hermanos Mickey y Maury Riad, respectivamente el responsable creativo y
Cena
financiero de la compañía. “Hace poco, una mujer me dijo que le encantaría ver la fábrica”, cuenta Mickey. “Yo le expliqué que está prohibido, y ella me aseguró que no pretendía copiarnos, que solo sentía curiosidad. Muy bien, le dije, el último día podrá usted venir. ‘¿El último día de la fábrica?’, preguntó. ‘No, el de usted’, le respondí, porque entrará, pero ya no la dejaremos salir”. La regla no exceptúa ni a las cabezas coronadas: hace unos años la reina Beatriz de Holanda solicitó el mismo permiso, que se le denegó diplomáticamente, lo que la llevó a cancelar una visita ya programada.
Este año se celebra el centenario de la apertura de la factoría. Ante la pregunta del porqué de tanto secretismo sobre sus procesos y maquinaria —que, según aseguran, no han cambiado en todo este tiempo—, los Riad son igual de diplomáticos, pero tampoco sueltan prenda: “Ese secreto forma parte de una mística de la marca que se ha protegido durante 100 años, y que contribuye a que se entienda hasta qué punto nos tomamos en serio nuestra responsabilidad. Esto suma a nuestra reputación. Dice algo de nosotros”.
Ellos saben que para una firma de lujo es fundamental preservar su identidad, unas ciertas raíces. Por cierto, Fortuny es una empresa nacida en Venecia y fuertemente ligada a la ciudad, de la que nunca se ha movido, pero su fundador era un español muy cosmopolita, Mariano Fortuny y Madrazo (Granada, 1871-Venecia, 1949). Hijo del pintor Mariano Fortuny Marsal (quizá el artista nacional más afamado de la segunda mitad del siglo XIX) y de Cecilia Madrazo, perteneciente a una larga estirpe de pintores, también se formó en los pinceles, pero pronto aplicó su talento a un espectro más amplio. Grabador, fotógrafo, diseñador escenográfico, experto en iluminación, autor de lámparas, muebles y vestidos —el Delphos, patentado en 1907 e inspirado en la vestimenta de la antigua Grecia, podría llevarlo sin desentonar cualquier influencer actual, al contrario de lo que ocurre con las fantasiosas creaciones de sus contemporáneos, como Patou, Vionnet o Poiret—, fue un creador total capaz de reconciliar todas las épocas.
Tras la I Guerra Mundial creó una compañía llamada Società Anonima Fortuny con el fin de producir tejidos para tapicería e interiorismo, y la ubicó en un antiguo convento de la Giudecca, al lado de la fábrica de pasta de su amigo y socio Giancarlo Stucky. Dada la carestía del momento, descartó sus materiales favoritos, como las prohibitivas sedas orientales, y optó por el algodón, más barato y resistente. Pero, gracias a la metodología de estampación que él mismo había inventado, logró que esos algodones parecieran tan lujosos como el brocado que envuelve a un dogo renacentista pintado por Bellini. Son las mismas telas que hoy sigue produciendo Fortuny en su modesto emplazamiento en la Giudecca, desde donde son distribuidas a Estados Unidos (que adquiere el 80% de la producción), Reino Unido, Francia, Suiza y Alemania, entre otros países.
El futuro no pasa por producir más cantidad, sino por invertir en investigación y diversificación. “Nuestro plan a largo plazo es mantener Fortuny con vida al menos otros 100 años”, dice Maury Riad. “Para ello, la compañía debe mantener un equilibrio entre arte y negocio: una estrategia comercial fuerte sin descuidar la cuestión artística que nos caracteriza. Estamos buscando oportunidades para ser viables y crecer, porque si no creces te mueres”. Es aquí donde entra Alberto Torsello, arquitecto veneciano al que en un principio los hermanos Riad encomendaron el diseño del nuevo showroom para terminar nombrándolo director artístico de la compañía.
Su fichaje dice mucho de la firmeza de ese doble propósito: ganador en 2018 del prestigioso Premio Compasso d’Oro, que concede la Asociación para el Diseño Industrial de Italia, Torsello se había encargado de restaurar algunos de los edificios más representativos de la ciudad, como el Fondaco dei Tedeschi, la Scuola Grande della Misericordia o el Palacio Ducal. Aún no se han decidido las novedades de las próximas temporadas, pero Torsello vaticina sorpresas inminentes: “Después de realizar un trabajo de investigación en los archivos de la compañía, estamos experimentando para recuperar estampados que eran bellísimos, pero que tuvieron que abandonarse por la dificultad de producirlos. Mi sueño es poder presentar un nuevo tejido único e irrepetible para este centenario”.
La experimentación es la esencia misma de Fortuny. Mariano era un inventor tanto o más que un artista. Pero también dio importancia al valor de lo artesanal en un momento en que el mundo estaba fascinado ante los inicios de la producción masiva. Así lo cree Gabriella Belli, directora del Museo Fortuny y de la Fondazione Musei Civici de Venecia, con el que la compañía ha firmado un acuerdo para convertirse en su patrocinador: “Fortuny se hizo un nombre gracias a esa artesanía de altísima calidad. Y creo que ese mismo espíritu es el que ahora tiene la fábrica. Hoy su vigencia es incluso mayor porque hemos vuelto a admirar las cosas hechas a mano”.
El museo, que se cerró debido a los daños producidos por las inundaciones de 2019 para reabrir el pasado mes de marzo, se ubica en el palacio Pesaro degli Orfei, construcción del siglo XV que fue la residencia de Fortuny —y su esposa y colaboradora Henriette Negrin—. A la muerte de Mariano, la viuda traspasó la manufactura textil a la persona que mejor la había entendido, la interiorista estadounidense Elsie McNeill, que llevaba dos décadas distribuyendo el producto en Estados Unidos, y que había sido un factor decisivo en su expansión internacional. Conocida como la contessa Gozzi por su matrimonio con el conde Alvise Gozzi, se convertiría en la propietaria de la firma hasta su muerte en 1994.
Su abogado y hombre de confianza, el egipcio-estadounidense Maged Riad, heredó de ella el negocio, pero pronto decidió que sus hijos Mickey y Maury (que hoy comparten la propiedad con su hermana Mira, no involucrada operativamente en la empresa) eran más apropiados que él mismo para dirigirlo. Desde entonces, los hermanos pasan seis meses al año en Venecia y otros seis en Nueva York. “Mi padre nos dijo que había prometido a la contessa que protegería el legado de Fortuny, y que en nosotros recaía esa tarea”, cuenta Maury. “Es una idea sencilla y quizá ingenua, pero esa promesa sigue siendo la brújula que guía nuestras decisiones”. A lo que Mickey añade: “En esta época donde todo se decide por algoritmos, Fortuny representa todo lo contrario. Es un producto que refleja el alma humana. Y eso lo hace tan relevante”.
TITULO:
Lunes - 17, 24, 31- Octubre - Imprescindibles - Muere el periodista Jesús Quintero a los 82 años ,.
LUNES -17, 24, 31- Octubre - Imprescindibles ,.
Imprescindibles,
serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura
española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes - 17, 24, 31- Octubre , a las
21:00, foto . Muere el periodista Jesús Quintero a los 82 años,.
El mítico presentador ha fallecido en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, en Cádiz,.
El periodista y presentador Jesús Quintero,.
El periodista y presentador Jesús Quintero ha fallecido este lunes a los 82 años en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, en Cádiz. Según adelantó ABC y han confirmado fuentes de la familia a EL PAÍS, Quintero ha fallecido mientras dormía la siesta.
El periodista de San Juan del Puerto (Huelva), más conocido como El loco de la colina (el nombre de uno de sus icónicos programas), fue uno de los entrevistadores más reconocidos de España y uno de los más galardonados, con más de 200 premios en su haber. Su trayectoria le valió dos Premios Ondas, una Antena de Oro, la Medalla de Andalucía y el premio de Periodismo Rey de España. Muy popular en los años ochenta y noventa gracias a sus programas de radio y televisión, su peculiar forma de entrevistar creó escuela, con charlas llenas de silencios que impregnaban la conversación de un tono misterioso e intimista. Más de 500 personajes, populares y desconocidos, fueron objeto de sus preguntas a lo largo de su extensa carrera.
Aunque dio sus primeros pasos profesionales como actor, pronto redirigió su carrera hacia los medios de comunicación y se incorporó a la emisora de Radio Popular en Huelva. Como representante de artistas, dio a conocer al guitarrista Paco de Lucía y dirigió las carreras de personalidades como Soledad Bravo, los payasos Gaby, Fofó y Miliki, María Jiménez o la cantante colombiana Negra Grande. En los sesenta entró en Radio Nacional de España en Huelva por oposición. Allí realizó programas como Estudio 15.18, Ciudades y El hombre de la roulotte, donde ya empezó a desarrollar su particular estilo.
Unos años después llegaría El loco de la colina, espacio que nació como un programa nocturno en Radio Nacional de España, donde se emitió entre 1980 y 1982, para pasar posteriormente a la Cadena SER hasta 1986. Su fama hizo que se escuchara incluso en emisoras de Argentina y Uruguay. Con él, Quintero depuró su estilo, en el que tras la respuesta del entrevistado, él permanecía en silencio, provocando en ocasiones la incomodidad del invitado o una respuesta inesperada que iba más allá de lo que el invitado pudiera tener preparado previamente.
En 1986, una neurosis depresiva hipocondríaca le llevó a abandonar la radio. Durante su retiro recibió ofertas para presentar El loco de la colina en México y Argentina. Además, creó la emisora Radio Romántica, que comenzó sus emisiones en 1988 en Sevilla. Un mes después fue clausurada por carecer de licencia.
En 1988 se estrenó su siguiente programa de entrevistas, El perro verde, en este caso para TVE. De nuevo, fue un éxito de audiencias que viajó por el mundo latinoamericano. En 1990 llegó el espacio Qué sabe nadie, también para la televisión pública nacional.
En Antena 3, y en espacios como Trece noches o La boca del lobo, entrevistaría a personajes polémicos del momento como Mario Conde, Jesús Gil o el duque de Feria, Rafael Medina, que acudió al programa coincidiendo con el inicio del juicio por rapto y corrupción de menores. En los noventa estuvo al frente de formatos como La noche americana, El lobo estepario, Cuerda de presos o El vagamundo. Ya en los 2000 presentó Ratones coloraos, en Canal Sur, y La noche de Quintero, con el que volvió en 2007 a TVE. Siempre se mostró contrario a la llamada telebasura. En 2007, declaró a EL PAÍS: “Los seres humanos no son basura. Hay quien los convierte en basura. Con la misma cosa un arquitecto hace Aluche [barrio obrero de Madrid] y otro la Alhambra”. De hecho, sus palabras contra el periodismo de espectáculo resurgen habitualmente como tendencia en Twitter.
No solo personalidades populares pasaron por sus micrófonos. También entrevistó a personajes desconocidos que, en ocasiones, saltaron a la fama gracias a Quintero. Fue el caso de Juan Joya Borja, más conocido como El Risitas, que participó en El vagamundo por primera vez en 1999 contando anécdotas en tono cómico para más tarde acompañarse de su amigo Antonio Rivero Crespo. Su pegadiza risa le llevó a ser incluso un meme conocido internacionalmente.
Tras alcanzar la gloria, el periodista ha atravesado en los últimos años una serie de dificultades. En 2016, las transcripciones del sumario del caso Ausbanc mostraron que sus hijas lo habían demandado por no pagar sus estudios y pedía ayuda para que no le embargaran sus propiedades porque no tenía dinero ni trabajo, además de haber puesto a la venta, por 1,3 millones de euros, su propiedad más preciada, el ático en el que vivía en Sevilla. A principios de 2018 fue desahuciado del teatro sevillano que llevaba su nombre por no pagar el alquiler durante más de dos años y medio.
A mediados de septiembre de 2022, su delicada salud le llevó a ingresar en la Residencia de Nuestra Señora de los Remedios, en la localidad gaditana de Ubrique, para recibir el tratamiento diario que necesitaba para su recuperación, según informó entonces la familia del periodista. En esa misma residencia ha fallecido este lunes.
Tras conocerse su muerte, se sucedieron numerosas reacciones. Políticos y periodistas han lamentado la muerte de quien destacan como un “maestro” y “referente del periodismo en televisión”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio su pésame a la familia en Twitter y recordó al periodista como “un referente de la televisión por su personalidad, sus magníficas entrevistas y su forma de entender la comunicación”. La ministra de Igualdad, Irene Montero, también ha recordado al entrevistador, “uno de los iconos del periodismo de este país”, del que ha destacado que “reinventó la forma de hacer las cosas y de profundizar en las personas”.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha recordado en Twitter la Medalla de Andalucía que recibió el periodista, del que dice que “elevó el género de la entrevista con el dominio de la palabra, los silencios y un estilo propio”. Pablo Echenique, portavoz del Grupo Parlamentario de Podemos, también ha despedido a Quintero en la misma red social: “Que la tierra te sea leve, maestro Jesús Quintero”. Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, le ha descrito como “inclasificable” y “libre”, y ha asegurado que “tendrá para siempre un hueco en la memoria colectiva de los españoles” porque “imprimió un sello propio a todos sus programas de radio y televisión”. “Jamás hubo un loco tan cuerdo”, ha dicho el portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián. El periodista Jesús Cintora le ha descrito como “referente del periodismo en televisión”. La también periodista Rosa María Artal ha asegurado que “cambió la radio nocturna llenándola de belleza y calor”.
La familia de Quintero hizo público esta noche del lunes un comunicado donde recordaba que el comunicador había “luchado con coraje y amor para mejorar su salud, arropado por su familia y por el mejor equipo profesional de la Residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique. Desde allí, se ha despedido de la vida con gratitud y paz, siendo un ejemplo para todos nosotros”.
Sus allegados agradecen las muestras “de cariño por parte de toda la sociedad española, y muy especialmente de todos sus compañeros de profesión, la de comunicador, que defendió hasta el final de sus días con pasión y honestidad. Murió descansando, en paz, acaso ya en lo alto de su colina”.
El mítico presentador ha fallecido en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, en Cádiz,.
El periodista y presentador Jesús Quintero,.
El periodista y presentador Jesús Quintero ha fallecido este lunes a los 82 años en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, en Cádiz. Según adelantó ABC y han confirmado fuentes de la familia a EL PAÍS, Quintero ha fallecido mientras dormía la siesta.
El periodista de San Juan del Puerto (Huelva), más conocido como El loco de la colina (el nombre de uno de sus icónicos programas), fue uno de los entrevistadores más reconocidos de España y uno de los más galardonados, con más de 200 premios en su haber. Su trayectoria le valió dos Premios Ondas, una Antena de Oro, la Medalla de Andalucía y el premio de Periodismo Rey de España. Muy popular en los años ochenta y noventa gracias a sus programas de radio y televisión, su peculiar forma de entrevistar creó escuela, con charlas llenas de silencios que impregnaban la conversación de un tono misterioso e intimista. Más de 500 personajes, populares y desconocidos, fueron objeto de sus preguntas a lo largo de su extensa carrera.
Aunque dio sus primeros pasos profesionales como actor, pronto redirigió su carrera hacia los medios de comunicación y se incorporó a la emisora de Radio Popular en Huelva. Como representante de artistas, dio a conocer al guitarrista Paco de Lucía y dirigió las carreras de personalidades como Soledad Bravo, los payasos Gaby, Fofó y Miliki, María Jiménez o la cantante colombiana Negra Grande. En los sesenta entró en Radio Nacional de España en Huelva por oposición. Allí realizó programas como Estudio 15.18, Ciudades y El hombre de la roulotte, donde ya empezó a desarrollar su particular estilo.
Unos años después llegaría El loco de la colina, espacio que nació como un programa nocturno en Radio Nacional de España, donde se emitió entre 1980 y 1982, para pasar posteriormente a la Cadena SER hasta 1986. Su fama hizo que se escuchara incluso en emisoras de Argentina y Uruguay. Con él, Quintero depuró su estilo, en el que tras la respuesta del entrevistado, él permanecía en silencio, provocando en ocasiones la incomodidad del invitado o una respuesta inesperada que iba más allá de lo que el invitado pudiera tener preparado previamente.
En 1986, una neurosis depresiva hipocondríaca le llevó a abandonar la radio. Durante su retiro recibió ofertas para presentar El loco de la colina en México y Argentina. Además, creó la emisora Radio Romántica, que comenzó sus emisiones en 1988 en Sevilla. Un mes después fue clausurada por carecer de licencia.
En 1988 se estrenó su siguiente programa de entrevistas, El perro verde, en este caso para TVE. De nuevo, fue un éxito de audiencias que viajó por el mundo latinoamericano. En 1990 llegó el espacio Qué sabe nadie, también para la televisión pública nacional.
En Antena 3, y en espacios como Trece noches o La boca del lobo, entrevistaría a personajes polémicos del momento como Mario Conde, Jesús Gil o el duque de Feria, Rafael Medina, que acudió al programa coincidiendo con el inicio del juicio por rapto y corrupción de menores. En los noventa estuvo al frente de formatos como La noche americana, El lobo estepario, Cuerda de presos o El vagamundo. Ya en los 2000 presentó Ratones coloraos, en Canal Sur, y La noche de Quintero, con el que volvió en 2007 a TVE. Siempre se mostró contrario a la llamada telebasura. En 2007, declaró a EL PAÍS: “Los seres humanos no son basura. Hay quien los convierte en basura. Con la misma cosa un arquitecto hace Aluche [barrio obrero de Madrid] y otro la Alhambra”. De hecho, sus palabras contra el periodismo de espectáculo resurgen habitualmente como tendencia en Twitter.
No solo personalidades populares pasaron por sus micrófonos. También entrevistó a personajes desconocidos que, en ocasiones, saltaron a la fama gracias a Quintero. Fue el caso de Juan Joya Borja, más conocido como El Risitas, que participó en El vagamundo por primera vez en 1999 contando anécdotas en tono cómico para más tarde acompañarse de su amigo Antonio Rivero Crespo. Su pegadiza risa le llevó a ser incluso un meme conocido internacionalmente.
Tras alcanzar la gloria, el periodista ha atravesado en los últimos años una serie de dificultades. En 2016, las transcripciones del sumario del caso Ausbanc mostraron que sus hijas lo habían demandado por no pagar sus estudios y pedía ayuda para que no le embargaran sus propiedades porque no tenía dinero ni trabajo, además de haber puesto a la venta, por 1,3 millones de euros, su propiedad más preciada, el ático en el que vivía en Sevilla. A principios de 2018 fue desahuciado del teatro sevillano que llevaba su nombre por no pagar el alquiler durante más de dos años y medio.
A mediados de septiembre de 2022, su delicada salud le llevó a ingresar en la Residencia de Nuestra Señora de los Remedios, en la localidad gaditana de Ubrique, para recibir el tratamiento diario que necesitaba para su recuperación, según informó entonces la familia del periodista. En esa misma residencia ha fallecido este lunes.
Tras conocerse su muerte, se sucedieron numerosas reacciones. Políticos y periodistas han lamentado la muerte de quien destacan como un “maestro” y “referente del periodismo en televisión”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio su pésame a la familia en Twitter y recordó al periodista como “un referente de la televisión por su personalidad, sus magníficas entrevistas y su forma de entender la comunicación”. La ministra de Igualdad, Irene Montero, también ha recordado al entrevistador, “uno de los iconos del periodismo de este país”, del que ha destacado que “reinventó la forma de hacer las cosas y de profundizar en las personas”.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha recordado en Twitter la Medalla de Andalucía que recibió el periodista, del que dice que “elevó el género de la entrevista con el dominio de la palabra, los silencios y un estilo propio”. Pablo Echenique, portavoz del Grupo Parlamentario de Podemos, también ha despedido a Quintero en la misma red social: “Que la tierra te sea leve, maestro Jesús Quintero”. Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, le ha descrito como “inclasificable” y “libre”, y ha asegurado que “tendrá para siempre un hueco en la memoria colectiva de los españoles” porque “imprimió un sello propio a todos sus programas de radio y televisión”. “Jamás hubo un loco tan cuerdo”, ha dicho el portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián. El periodista Jesús Cintora le ha descrito como “referente del periodismo en televisión”. La también periodista Rosa María Artal ha asegurado que “cambió la radio nocturna llenándola de belleza y calor”.
La familia de Quintero hizo público esta noche del lunes un comunicado donde recordaba que el comunicador había “luchado con coraje y amor para mejorar su salud, arropado por su familia y por el mejor equipo profesional de la Residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique. Desde allí, se ha despedido de la vida con gratitud y paz, siendo un ejemplo para todos nosotros”.
Sus allegados agradecen las muestras “de cariño por parte de toda la sociedad española, y muy especialmente de todos sus compañeros de profesión, la de comunicador, que defendió hasta el final de sus días con pasión y honestidad. Murió descansando, en paz, acaso ya en lo alto de su colina”.
TITULO: ELLA & - Carla Simón ,.
Carla Simón ,.
Carla Simón: “Sé poco sobre mi madre. Siempre la tengo que inventar”,.
Tras ganar el Oso de Oro por ‘Alcarràs’, la directora de cine catalana ha dado a luz a un niño y un nuevo proyecto, ‘Carta a mi madre para mi hijo’, un corto para la firma de moda Miu Miu en el que explora la memoria familiar y la maternidad.
Perdón por llegar tarde. Estaba dando el pecho. No sé si se habrá quedado con hambre”, dice la directora de cine Carla Simón (Barcelona, 35 años) al otro lado de la pantalla del Zoom, mientras fuera de encuadre se oye el sollozo de un bebé recién nacido. Durante los últimos nueve meses, la realizadora catalana no solo ha saboreado el éxito de Alcarràs, la película con la que ganó el Oso de Oro en la última edición de la Berlinale, sino que también ha gestado y dado a luz a un niño llamado Manel y un nuevo proyecto, Carta a mi madre para mi hijo. Se trata de la más reciente entrega de Women’s Tales, la serie de cortos que Miu Miu encarga cada año a algunas de las directoras más importantes del mundo para apoyar el cine y también dar visibilidad a sus colecciones. Es la primera vez que una española colabora en esta iniciativa, una de las más personales de la diseñadora Miuccia Prada.
Simón recibió la llamada de Miu Miu en marzo, mientras presentaba Alcarràs en el festival de cine de Málaga. Aceptó sin dudarlo. “Sabía que era una locura. Estaba en plena promoción de mi película y en el comienzo de mi embarazo, pero me apetecía hacerlo. La libertad que me daban era muy tentadora. Además, conocía las historias de Miu Miu porque muchas directoras que han participado son grandes referentes para mí”, explica, citando a figuras como Agnès Varda, Lucrecia Martel y Zoe Cassavetes. Los cortos de Women’s Tales abordan el mundo femenino con una mirada crítica, reflejando las complejidades y fantasías de las mujeres. A la creadora le seducía la idea de hablar de lo que le estaba pasando en ese momento: su embarazo. “Cuando me llamaron, estaba pensando mucho en mi madre biológica, por razones obvias. Quería imaginar cómo vivió ella la maternidad. Por eso este corto es una carta a mi madre, pero también para mi hijo Manel. Cuando sea mayor, podrá verlo y tendrá esa memoria familiar”.
La familia es la piedra angular de la filmografía de Carla Simón, que con solo seis años quedó huérfana —sus padres fallecieron a causa del sida— y tuvo que criarse con sus tíos en La Garrotxa, en el norte de Cataluña. En Verano 1993, su primer largometraje, estrenado en 2017, retrata con elegante cotidianeidad el duelo que experimentó de niña. En Alcarràs se aproxima a la lucha de una saga de agricultores, inspirada en sus propios tíos. Ahora, en Carta a mi madre para mi hijo, que acaba de presentar en el Festival de Venecia, revisita su vida y retorna a sitios y referencias que forman parte de su educación sentimental: las playas de la Costa Brava, a la que siempre asocia con sus padres; el cementerio de Badalona, donde están enterrados su madre y sus abuelos; una canción de Lole y Manuel… “En este corto hablo del recuerdo, de la memoria familiar, pero también de las cosas que sientes cuando estás embarazada y de la necesidad de tener a tu madre cuando vas a ser madre”, dice.
El proceso creativo no fue fácil, ya que tiene pocos recuerdos nítidos sobre su madre. “Siempre la tengo que inventar. Sé muy pocas cosas y las sé por cartas que escribió a sus amigos”, reconoce. En un cajón de su casa guarda algunos objetos personales de sus padres que le han servido para construir el puzle de su vida y de esta cinta: fotografías viejas, fragmentos de vídeos, canciones. También ha recurrido a las historias que oyó de sus tíos y abuelos. “Ellos me han contado sus versiones, que son muy distintas y subjetivas, siempre sujetas al hecho de que mis padres murieron de sida. La gente cubre cosas o las cuenta de otra manera. Para mí ha sido una frustración no poder acceder a lo que vivieron ellos. Inventarlos a través de unos pocos elementos es algo con lo que he jugado toda mi vida y es el espíritu de este corto”.
Carta a mi madre para mi hijo está impregnada de un tono intimista, imaginativo, poético y onírico. Algunas partes de este fashion film están rodadas con una cámara Super-8, lo que realza el tono íntimo. “Para mí, el cine también es esto: rodar sola, la cámara y yo”, dice. La actriz Ángela Molina encarna a su madre. “Cuando pensaba en quién podría hacer de ella, siempre surgía el nombre de Ángela. Incluso antes de tener este proyecto, siempre pensaba en ella para el papel. Es muy maternal y mística”. También participan Cecilia Gómez y Ainet Jounou.
Hurgar en el pasado siempre tiene su coste emocional. En su caso, asegura que le ayuda a reflexionar, aunque reconoce que a veces puede ser agotador. “Por más que tengo muy asimilada mi historia, a veces termino con ganas de cambiar de tema. Me pasó después de rodar Verano 1993″, apunta. “En este caso, como era un corto, fue menos desgastador. Además, acabo de ser madre, es un momento intenso, y poder reflexionar sobre mi vida ha sido sanador”.
Simón nunca sintió interés por la moda hasta que estrenó Verano 1993. La diseñadora Teresa Helbig la llamó y le ofreció vestirla para los festivales de cine. Al entrar en el taller de Helbig, se dio cuenta de cómo trabajan los diseñadores y artesanos. “Desde entonces, disfruto mucho de la moda y me fijo más en la ropa”, asegura. En el corto para Miu Miu, los diseños de la marca italiana para el otoño-invierno 2022-2023 acentúan el carácter de Molina, que interpreta a la madre de la directora. “Por las fotos que he visto y por lo que me han contado, mi madre era una mujer que vestía de manera muy particular. Me gustaba la idea de que llevara ropa de Miu Miu, que tiene mucha personalidad”.
La directora disfrutó de la rapidez e inmediatez de este proyecto para una marca de ropa, pero es conocida por tomarse su tiempo a la hora de rodar sus películas. “Soy muy lenta, me gusta cocinar todo a fuego lento. Vivimos en un mundo donde hay mucha presión sobre nuestra productividad. A mí me han ofrecido dirigir diez mil cosas distintas y mil veces me han preguntado: ‘¿Por qué tardas tanto?’. Voy a la contra. Yo no tengo tantas cosas que contar, así que prefiero contar menos y hacerlo bien”, explica.
De hecho, no tiene prisas por estrenar su tercer largometraje, que se llamará Romería. “Llevo tiempo queriendo hacer esta película y tengo muy claro lo que quiero. Voy por la tercera versión del guion. Está encaminado, pero no sé si rodaremos el próximo año o el siguiente”, dice. Tras ganar el Oso de Oro con Alcarràs, hay muchas expectativas puestas en este filme, pero tiene claro que no puede controlar las aspiraciones ajenas. “Además, no creo que el mundo necesite mis películas o las películas de nadie. Cuando me dieron el Oso de Oro, me sentí muy aliviada. Fue como quitarme el peso de encima que había sentido después de Verano 1993. Lo que ocurrió en Berlín fue algo tan grande que ya no siento la necesidad de aspirar a que pase lo mismo con mi siguiente película. Estoy más relajada. Me ha servido para comprobar que vale la pena trabajar como me gusta: con tiempo y con cosas muy personales”.
Por ahora, Romería es una gran incógnita. Su directora no sabe cuándo terminará el guion, ni cuándo comenzará el rodaje ni cuándo estrenará la cinta. Pero tiene la certeza de que la maternidad tendrá un gran impacto en la película y en su futura filmografía. “Hasta ahora siempre había contado mis historias desde un mismo punto de vista: el de la última, el de la más pequeña. Siempre he sido la más joven de mi familia. Ahora, mis padres y abuelos han muerto y yo soy madre. Eso es algo nuevo para mí”.
TITULO:
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA
COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA -Jueves -20, 27- Octubre -La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.
Jueves - 20, 27 - Octubre - Pesadilla en la Cocina es
un programa de televisión español de telerrealidad culinaria,
presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves
a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve
Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta
intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos,
etc.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,. .,fotos.
La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.
Yolanda Serrano es una maga del ‘casting’. Ha trabajado con grandes directores españoles como Almodóvar o Amenábar. Su noche postrera transcurriría en serenidad y junto a su hijo en la cocina de su casa.
Hay talentos evidentes que todos celebramos: el don para la música de quienes consiguen hacernos bailar, la audacia en la política de quienes infunden en la ciudadanía la llamada a la acción, el gusto en la cocina de aquellos que con tres ingredientes nos hacen alcanzar la felicidad. Luego hay otros talentos más difíciles de reconocer, que pasan inadvertidos para el común de la gente y que sin embargo proporcionan deleites comparables. Yolanda Serrano tiene uno de esos talentos.
Su trabajo tiene que ver con la alquimia. Me explico. Guionistas y escritores inventan personajes que dependen del lector para hacerse reales en la imaginación, pero que solo adquirirán una voz real, un repertorio de gestos, unos ojos que miran y un cuerpo palpable cuando alguien con el talento de Serrano sale a la calle a buscarlos, con la voracidad de un sabueso policial que persigue el rastro de olor que alguien ha dejado en una prenda.
Tuve la suerte de trabajar con ella y su inseparable socia Eva Leira (son un dúo) en algunas series que produje y puedo decir que es una experiencia que te permite por un momento creer que eres un dios creador. Creas a alguien sobre el papel, llamas a Eva y Yolanda, les das una escena de diálogo y ellas peinan los confines del planeta hasta localizar a la persona que se pueda calzar ese personaje como la Cenicienta el zapatito de cristal. Llegan a hacerle creer a uno que la persona que su imaginación parió se ha materializado.
Su trabajo es conocido, entre otras cosas han hecho el casting de La casa de papel, Élite, Patria, Ocho apellidos vascos…; han trabajado para Almodóvar, Amenábar, Iñárritu; han descubierto a talentos como Dani Rovira, Jesús Castro o María Valverde. Su lista de éxitos era ya tan larga que se empezaron a preguntar: “¿Y ahora qué es lo siguiente?”. Para contármelo, Yolanda Serrano me cita en un enorme edificio que hace esquina en la plaza de Cascorro, lo está reformando entero junto a su socia. Será la sede del Madrid Audiovisual Drama School (MADS), una ambiciosa escuela de arte dramático que ellas han fundado porque sienten que faltan actores para completar el crisol de personajes que demanda un mundo tan diverso como el que representa la ficción en español. “A veces es difícil encontrar a actores que resulten creíbles haciendo de banqueros, por ejemplo, necesitamos nuevos perfiles”, dice.
Viendo la complejidad de las obras en su escuela se constata una vez más el poco miedo que le tienen a la vida ella y su socia. De la escuela nos vamos a una terraza de Cascorro, y Serrano, que a pesar de su arrojo es bastante prudente, se pide un tinto de verano solo después de comprobar que yo he pedido algo con alcohol. Le deseo buena suerte en su nueva aventura pedagógica, aunque no creo que la necesite, y entonces ya sí, le pregunto sobre su última cena.
“Ayer le conté a mi hijo de qué iba la entrevista y me pregunta: ‘¿Pero es tu última cena o la última cena de todos?’. Y entonces me ha entrado la duda, porque son dos cosas muy distintas”. Le cuento que esto es una fantasía sin reglas, me vale cualquier cosa que se haya imaginado. Ella lo agradece, le gusta inventarse historias y viene ya embarcada en una: ha escogido la versión en que ella es la única que muere al día siguiente.
Tú lo que quieres es imaginarte a todos llorando por ti, que es una fantasía muy común, le digo. Ella lo niega entre risas, y la verdad es que le creo, siempre me ha parecido muy poco dada a los protagonismos. En los vídeos que Serrano y Leira entregan a los directores para mostrarles las pruebas de casting, jamás se ve a Yolanda, pero a menudo se la oye fuera de cuadro, dando la réplica a los aspirantes y representando los papeles de la amante, el cómplice, el enemigo o la jefa ante los que hay que medirse en una escena para demostrar que se es la encarnación de aquella alma que el guionista ha imaginado. En el largo proceso de gestación de una serie ella es una actriz que el espectador nunca verá, pero su interpretación invisible habrá resultado fundamental para que conozcamos a los actores que nos emocionarán.
Me dice que tiene clara la puesta en escena: cenaría a solas con su único hijo, que tiene 17 años, y se quedarían en casa, concretamente en la cocina. Tiene su razón de ser, explica. Ambos llegaron juntos a esta nueva casa hace poco, después de haber vivido unos años con la pareja de Yolanda y sus hijos. Ahora vuelven a vivir los dos solos y ese nuevo hogar ha supuesto un reencuentro con su hijo, José.
“Te diré que cocino fatal, no esperes grandes cosas para esa cena”, apunta. “Imagina si cocino mal, que cuando José era pequeño fui a una reunión en el colegio y la profe me contó que mi hijo decía que su mamá era muy buena cocinera. Yo me quedé muy sorprendida. Y la profe me lo aclaró: ‘Dice que haces muy bien los espaguetis’. ¡Los espaguetis! Fue realmente patético. Ese es mi nivel, lo único que sabía hacer en la cocina era hervir el agua para echar la pasta”.
Con los años, ha mejorado, pero eso no se debe a un progreso en sus habilidades como cocinera, sino a un aumento de presupuesto en la cesta de la compra. “Si te gastas más en los ingredientes, lo que hagas va a salir más rico”. El menú es un ceviche de corvina, tiene una receta que domina y que a su hijo le gusta mucho. Cenarían en una barra que tiene en la cocina, sentados en taburetes: “La barra tiene mucho rollo, en casa solo ponemos la mesa si viene gente”. Lo acompañaría con un vaso de vino, dice, sin precisar marca ni añada, pero José solo tomaría agua. Siendo la última cena de su madre, le digo, podría servirle una copa, que tampoco es locura, el chaval tiene 17. “Si no es porque no le deje, es que no le gusta, él es muy estricto con eso, no bebe nada”. Yo insisto, se va a morir, no van a brindar con agua ante la despedida. Yolanda ríe y me dice que no se imagina esa cena como una fiesta en plan destroyer, ella se iría con mucha tranquilidad: “Solo quiero decirle a mi hijo que va a estar bien y que tiene mucha gente que le quiere. Es lo que más me interesaría en ese momento… Me sale mucho la faceta de madre, ¿no?”.
Serrano está convencida de que a lo largo de toda la vida —”incluso a mis 50 años ya”— sigues necesitando a tus padres en muchos momentos, y si ella fuera a desaparecer no podría permitirse pensar en una fiesta, solo querría transmitirle tranquilidad a su hijo. Yo le cuento que, aunque mucha gente a la que le pregunto sobre su última cena empieza inmediatamente a fantasear con una bacanal de excesos —hasta los hay que aseguran que en su traca final probarían todo lo que no se han atrevido a meterse—, tampoco es raro oír a gente que como ella imagina una cena muy íntima, con una sola persona, en la que el objetivo no es tanto prender la mecha de la traca final como resolver bien aquella despedida que a uno le permite poder irse en paz.
Ella pertenece claramente al segundo grupo, dice, pues en realidad su cena, para la que ni siquiera ha pensado un postre, no es más que una conversación en la cocina con su hijo. “Y no soy madre-amiga, para nada, echo broncas y hago de madre”, aclara. Sospecha que me ha decepcionado su plan: “Ya sé que es un poco rollo lo que he imaginado”, dice. A mí no me lo parece, pero le recuerdo que el niño aún está en edad de crecer, entrena todos los días para su equipo de baloncesto y necesita tomar algo de dulce después del ceviche.
“Entonces iría a comprar una tarta de queso, con lactosa, como me voy a morir esa misma noche podría tomar lactosa, que me sienta fatal”.
Yo sigo hasta el final de la entrevista tratando de arrancarle algún detalle más, ¿qué música sonaría?, ¿verían una peli ya que el plan es tan de tranqui?, ¿tomarían un queso para acabar ese vino ya que se puede permitir la lactosa esa noche? Yolanda me dice que no hay nada más que lo que me ha contado, una conversación en la barra de la cocina y al final un gran abrazo.
El plato
Ceviche Yolanda
Se necesita
Corvina, boniato, lima, cebolla roja, aguacate, cilantro, chile rojo.
Así se hace
“Compro todo en el mercado de la Cebada y soy amiga de mis tenderos, ellos me preparan la corvina para ceviche y yo la congelo”.
▪ “El ceviche es para los fines de semana, así que cuando llegan saco la corvina del congelador el día de antes. Por la mañana hago los boniatos al horno. Llegado el momento me abro una cerveza y empiezo. Los fines de semana cocino como si fuera la hora del vermut y también me pongo música de bailar”. ▪ “Corto el aguacate, le echo un poco de lima y sal. Corto cebolla roja y el boniato, que había hecho previamente en el horno. Corto la corvina en trozos razonables para tamaño de boca normal. Echo la corvina, un poco más de lima, cilantro, corto un poco de chile rojo”. ▪ “Sé que no es ceviche, pero es mi ceviche. Mientras lo hago igual ya me he tomado dos cervezas”.
TITULO: ELLA & - Carla Simón ,.
Carla Simón ,.
Carla Simón: “Sé poco sobre mi madre. Siempre la tengo que inventar”,.
Tras ganar el Oso de Oro por ‘Alcarràs’, la directora de cine catalana ha dado a luz a un niño y un nuevo proyecto, ‘Carta a mi madre para mi hijo’, un corto para la firma de moda Miu Miu en el que explora la memoria familiar y la maternidad.
Perdón por llegar tarde. Estaba dando el pecho. No sé si se habrá quedado con hambre”, dice la directora de cine Carla Simón (Barcelona, 35 años) al otro lado de la pantalla del Zoom, mientras fuera de encuadre se oye el sollozo de un bebé recién nacido. Durante los últimos nueve meses, la realizadora catalana no solo ha saboreado el éxito de Alcarràs, la película con la que ganó el Oso de Oro en la última edición de la Berlinale, sino que también ha gestado y dado a luz a un niño llamado Manel y un nuevo proyecto, Carta a mi madre para mi hijo. Se trata de la más reciente entrega de Women’s Tales, la serie de cortos que Miu Miu encarga cada año a algunas de las directoras más importantes del mundo para apoyar el cine y también dar visibilidad a sus colecciones. Es la primera vez que una española colabora en esta iniciativa, una de las más personales de la diseñadora Miuccia Prada.
Simón recibió la llamada de Miu Miu en marzo, mientras presentaba Alcarràs en el festival de cine de Málaga. Aceptó sin dudarlo. “Sabía que era una locura. Estaba en plena promoción de mi película y en el comienzo de mi embarazo, pero me apetecía hacerlo. La libertad que me daban era muy tentadora. Además, conocía las historias de Miu Miu porque muchas directoras que han participado son grandes referentes para mí”, explica, citando a figuras como Agnès Varda, Lucrecia Martel y Zoe Cassavetes. Los cortos de Women’s Tales abordan el mundo femenino con una mirada crítica, reflejando las complejidades y fantasías de las mujeres. A la creadora le seducía la idea de hablar de lo que le estaba pasando en ese momento: su embarazo. “Cuando me llamaron, estaba pensando mucho en mi madre biológica, por razones obvias. Quería imaginar cómo vivió ella la maternidad. Por eso este corto es una carta a mi madre, pero también para mi hijo Manel. Cuando sea mayor, podrá verlo y tendrá esa memoria familiar”.
La familia es la piedra angular de la filmografía de Carla Simón, que con solo seis años quedó huérfana —sus padres fallecieron a causa del sida— y tuvo que criarse con sus tíos en La Garrotxa, en el norte de Cataluña. En Verano 1993, su primer largometraje, estrenado en 2017, retrata con elegante cotidianeidad el duelo que experimentó de niña. En Alcarràs se aproxima a la lucha de una saga de agricultores, inspirada en sus propios tíos. Ahora, en Carta a mi madre para mi hijo, que acaba de presentar en el Festival de Venecia, revisita su vida y retorna a sitios y referencias que forman parte de su educación sentimental: las playas de la Costa Brava, a la que siempre asocia con sus padres; el cementerio de Badalona, donde están enterrados su madre y sus abuelos; una canción de Lole y Manuel… “En este corto hablo del recuerdo, de la memoria familiar, pero también de las cosas que sientes cuando estás embarazada y de la necesidad de tener a tu madre cuando vas a ser madre”, dice.
El proceso creativo no fue fácil, ya que tiene pocos recuerdos nítidos sobre su madre. “Siempre la tengo que inventar. Sé muy pocas cosas y las sé por cartas que escribió a sus amigos”, reconoce. En un cajón de su casa guarda algunos objetos personales de sus padres que le han servido para construir el puzle de su vida y de esta cinta: fotografías viejas, fragmentos de vídeos, canciones. También ha recurrido a las historias que oyó de sus tíos y abuelos. “Ellos me han contado sus versiones, que son muy distintas y subjetivas, siempre sujetas al hecho de que mis padres murieron de sida. La gente cubre cosas o las cuenta de otra manera. Para mí ha sido una frustración no poder acceder a lo que vivieron ellos. Inventarlos a través de unos pocos elementos es algo con lo que he jugado toda mi vida y es el espíritu de este corto”.
Carta a mi madre para mi hijo está impregnada de un tono intimista, imaginativo, poético y onírico. Algunas partes de este fashion film están rodadas con una cámara Super-8, lo que realza el tono íntimo. “Para mí, el cine también es esto: rodar sola, la cámara y yo”, dice. La actriz Ángela Molina encarna a su madre. “Cuando pensaba en quién podría hacer de ella, siempre surgía el nombre de Ángela. Incluso antes de tener este proyecto, siempre pensaba en ella para el papel. Es muy maternal y mística”. También participan Cecilia Gómez y Ainet Jounou.
Hurgar en el pasado siempre tiene su coste emocional. En su caso, asegura que le ayuda a reflexionar, aunque reconoce que a veces puede ser agotador. “Por más que tengo muy asimilada mi historia, a veces termino con ganas de cambiar de tema. Me pasó después de rodar Verano 1993″, apunta. “En este caso, como era un corto, fue menos desgastador. Además, acabo de ser madre, es un momento intenso, y poder reflexionar sobre mi vida ha sido sanador”.
Simón nunca sintió interés por la moda hasta que estrenó Verano 1993. La diseñadora Teresa Helbig la llamó y le ofreció vestirla para los festivales de cine. Al entrar en el taller de Helbig, se dio cuenta de cómo trabajan los diseñadores y artesanos. “Desde entonces, disfruto mucho de la moda y me fijo más en la ropa”, asegura. En el corto para Miu Miu, los diseños de la marca italiana para el otoño-invierno 2022-2023 acentúan el carácter de Molina, que interpreta a la madre de la directora. “Por las fotos que he visto y por lo que me han contado, mi madre era una mujer que vestía de manera muy particular. Me gustaba la idea de que llevara ropa de Miu Miu, que tiene mucha personalidad”.
La directora disfrutó de la rapidez e inmediatez de este proyecto para una marca de ropa, pero es conocida por tomarse su tiempo a la hora de rodar sus películas. “Soy muy lenta, me gusta cocinar todo a fuego lento. Vivimos en un mundo donde hay mucha presión sobre nuestra productividad. A mí me han ofrecido dirigir diez mil cosas distintas y mil veces me han preguntado: ‘¿Por qué tardas tanto?’. Voy a la contra. Yo no tengo tantas cosas que contar, así que prefiero contar menos y hacerlo bien”, explica.
De hecho, no tiene prisas por estrenar su tercer largometraje, que se llamará Romería. “Llevo tiempo queriendo hacer esta película y tengo muy claro lo que quiero. Voy por la tercera versión del guion. Está encaminado, pero no sé si rodaremos el próximo año o el siguiente”, dice. Tras ganar el Oso de Oro con Alcarràs, hay muchas expectativas puestas en este filme, pero tiene claro que no puede controlar las aspiraciones ajenas. “Además, no creo que el mundo necesite mis películas o las películas de nadie. Cuando me dieron el Oso de Oro, me sentí muy aliviada. Fue como quitarme el peso de encima que había sentido después de Verano 1993. Lo que ocurrió en Berlín fue algo tan grande que ya no siento la necesidad de aspirar a que pase lo mismo con mi siguiente película. Estoy más relajada. Me ha servido para comprobar que vale la pena trabajar como me gusta: con tiempo y con cosas muy personales”.
Por ahora, Romería es una gran incógnita. Su directora no sabe cuándo terminará el guion, ni cuándo comenzará el rodaje ni cuándo estrenará la cinta. Pero tiene la certeza de que la maternidad tendrá un gran impacto en la película y en su futura filmografía. “Hasta ahora siempre había contado mis historias desde un mismo punto de vista: el de la última, el de la más pequeña. Siempre he sido la más joven de mi familia. Ahora, mis padres y abuelos han muerto y yo soy madre. Eso es algo nuevo para mí”.
TITULO:
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA
COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA -Jueves -20, 27- Octubre -La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.
Jueves - 20, 27 - Octubre - Pesadilla en la Cocina es
un programa de televisión español de telerrealidad culinaria,
presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves
a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve
Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta
intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos,
etc.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,. .,fotos.
La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.
Yolanda Serrano es una maga del ‘casting’. Ha trabajado con grandes directores españoles como Almodóvar o Amenábar. Su noche postrera transcurriría en serenidad y junto a su hijo en la cocina de su casa.
Hay talentos evidentes que todos celebramos: el don para la música de quienes consiguen hacernos bailar, la audacia en la política de quienes infunden en la ciudadanía la llamada a la acción, el gusto en la cocina de aquellos que con tres ingredientes nos hacen alcanzar la felicidad. Luego hay otros talentos más difíciles de reconocer, que pasan inadvertidos para el común de la gente y que sin embargo proporcionan deleites comparables. Yolanda Serrano tiene uno de esos talentos.
Su trabajo tiene que ver con la alquimia. Me explico. Guionistas y escritores inventan personajes que dependen del lector para hacerse reales en la imaginación, pero que solo adquirirán una voz real, un repertorio de gestos, unos ojos que miran y un cuerpo palpable cuando alguien con el talento de Serrano sale a la calle a buscarlos, con la voracidad de un sabueso policial que persigue el rastro de olor que alguien ha dejado en una prenda.
Tuve la suerte de trabajar con ella y su inseparable socia Eva Leira (son un dúo) en algunas series que produje y puedo decir que es una experiencia que te permite por un momento creer que eres un dios creador. Creas a alguien sobre el papel, llamas a Eva y Yolanda, les das una escena de diálogo y ellas peinan los confines del planeta hasta localizar a la persona que se pueda calzar ese personaje como la Cenicienta el zapatito de cristal. Llegan a hacerle creer a uno que la persona que su imaginación parió se ha materializado.
Su trabajo es conocido, entre otras cosas han hecho el casting de La casa de papel, Élite, Patria, Ocho apellidos vascos…; han trabajado para Almodóvar, Amenábar, Iñárritu; han descubierto a talentos como Dani Rovira, Jesús Castro o María Valverde. Su lista de éxitos era ya tan larga que se empezaron a preguntar: “¿Y ahora qué es lo siguiente?”. Para contármelo, Yolanda Serrano me cita en un enorme edificio que hace esquina en la plaza de Cascorro, lo está reformando entero junto a su socia. Será la sede del Madrid Audiovisual Drama School (MADS), una ambiciosa escuela de arte dramático que ellas han fundado porque sienten que faltan actores para completar el crisol de personajes que demanda un mundo tan diverso como el que representa la ficción en español. “A veces es difícil encontrar a actores que resulten creíbles haciendo de banqueros, por ejemplo, necesitamos nuevos perfiles”, dice.
Viendo la complejidad de las obras en su escuela se constata una vez más el poco miedo que le tienen a la vida ella y su socia. De la escuela nos vamos a una terraza de Cascorro, y Serrano, que a pesar de su arrojo es bastante prudente, se pide un tinto de verano solo después de comprobar que yo he pedido algo con alcohol. Le deseo buena suerte en su nueva aventura pedagógica, aunque no creo que la necesite, y entonces ya sí, le pregunto sobre su última cena.
“Ayer le conté a mi hijo de qué iba la entrevista y me pregunta: ‘¿Pero es tu última cena o la última cena de todos?’. Y entonces me ha entrado la duda, porque son dos cosas muy distintas”. Le cuento que esto es una fantasía sin reglas, me vale cualquier cosa que se haya imaginado. Ella lo agradece, le gusta inventarse historias y viene ya embarcada en una: ha escogido la versión en que ella es la única que muere al día siguiente.
Tú lo que quieres es imaginarte a todos llorando por ti, que es una fantasía muy común, le digo. Ella lo niega entre risas, y la verdad es que le creo, siempre me ha parecido muy poco dada a los protagonismos. En los vídeos que Serrano y Leira entregan a los directores para mostrarles las pruebas de casting, jamás se ve a Yolanda, pero a menudo se la oye fuera de cuadro, dando la réplica a los aspirantes y representando los papeles de la amante, el cómplice, el enemigo o la jefa ante los que hay que medirse en una escena para demostrar que se es la encarnación de aquella alma que el guionista ha imaginado. En el largo proceso de gestación de una serie ella es una actriz que el espectador nunca verá, pero su interpretación invisible habrá resultado fundamental para que conozcamos a los actores que nos emocionarán.
Me dice que tiene clara la puesta en escena: cenaría a solas con su único hijo, que tiene 17 años, y se quedarían en casa, concretamente en la cocina. Tiene su razón de ser, explica. Ambos llegaron juntos a esta nueva casa hace poco, después de haber vivido unos años con la pareja de Yolanda y sus hijos. Ahora vuelven a vivir los dos solos y ese nuevo hogar ha supuesto un reencuentro con su hijo, José.
“Te diré que cocino fatal, no esperes grandes cosas para esa cena”, apunta. “Imagina si cocino mal, que cuando José era pequeño fui a una reunión en el colegio y la profe me contó que mi hijo decía que su mamá era muy buena cocinera. Yo me quedé muy sorprendida. Y la profe me lo aclaró: ‘Dice que haces muy bien los espaguetis’. ¡Los espaguetis! Fue realmente patético. Ese es mi nivel, lo único que sabía hacer en la cocina era hervir el agua para echar la pasta”.
Con los años, ha mejorado, pero eso no se debe a un progreso en sus habilidades como cocinera, sino a un aumento de presupuesto en la cesta de la compra. “Si te gastas más en los ingredientes, lo que hagas va a salir más rico”. El menú es un ceviche de corvina, tiene una receta que domina y que a su hijo le gusta mucho. Cenarían en una barra que tiene en la cocina, sentados en taburetes: “La barra tiene mucho rollo, en casa solo ponemos la mesa si viene gente”. Lo acompañaría con un vaso de vino, dice, sin precisar marca ni añada, pero José solo tomaría agua. Siendo la última cena de su madre, le digo, podría servirle una copa, que tampoco es locura, el chaval tiene 17. “Si no es porque no le deje, es que no le gusta, él es muy estricto con eso, no bebe nada”. Yo insisto, se va a morir, no van a brindar con agua ante la despedida. Yolanda ríe y me dice que no se imagina esa cena como una fiesta en plan destroyer, ella se iría con mucha tranquilidad: “Solo quiero decirle a mi hijo que va a estar bien y que tiene mucha gente que le quiere. Es lo que más me interesaría en ese momento… Me sale mucho la faceta de madre, ¿no?”.
Serrano está convencida de que a lo largo de toda la vida —”incluso a mis 50 años ya”— sigues necesitando a tus padres en muchos momentos, y si ella fuera a desaparecer no podría permitirse pensar en una fiesta, solo querría transmitirle tranquilidad a su hijo. Yo le cuento que, aunque mucha gente a la que le pregunto sobre su última cena empieza inmediatamente a fantasear con una bacanal de excesos —hasta los hay que aseguran que en su traca final probarían todo lo que no se han atrevido a meterse—, tampoco es raro oír a gente que como ella imagina una cena muy íntima, con una sola persona, en la que el objetivo no es tanto prender la mecha de la traca final como resolver bien aquella despedida que a uno le permite poder irse en paz.
Ella pertenece claramente al segundo grupo, dice, pues en realidad su cena, para la que ni siquiera ha pensado un postre, no es más que una conversación en la cocina con su hijo. “Y no soy madre-amiga, para nada, echo broncas y hago de madre”, aclara. Sospecha que me ha decepcionado su plan: “Ya sé que es un poco rollo lo que he imaginado”, dice. A mí no me lo parece, pero le recuerdo que el niño aún está en edad de crecer, entrena todos los días para su equipo de baloncesto y necesita tomar algo de dulce después del ceviche.
“Entonces iría a comprar una tarta de queso, con lactosa, como me voy a morir esa misma noche podría tomar lactosa, que me sienta fatal”.
Yo sigo hasta el final de la entrevista tratando de arrancarle algún detalle más, ¿qué música sonaría?, ¿verían una peli ya que el plan es tan de tranqui?, ¿tomarían un queso para acabar ese vino ya que se puede permitir la lactosa esa noche? Yolanda me dice que no hay nada más que lo que me ha contado, una conversación en la barra de la cocina y al final un gran abrazo.
El plato
Ceviche Yolanda
Se necesita
Corvina, boniato, lima, cebolla roja, aguacate, cilantro, chile rojo.
Así se hace
“Compro todo en el mercado de la Cebada y soy amiga de mis tenderos, ellos me preparan la corvina para ceviche y yo la congelo”.
▪ “El ceviche es para los fines de semana, así que cuando llegan saco la corvina del congelador el día de antes. Por la mañana hago los boniatos al horno. Llegado el momento me abro una cerveza y empiezo. Los fines de semana cocino como si fuera la hora del vermut y también me pongo música de bailar”. ▪ “Corto el aguacate, le echo un poco de lima y sal. Corto cebolla roja y el boniato, que había hecho previamente en el horno. Corto la corvina en trozos razonables para tamaño de boca normal. Echo la corvina, un poco más de lima, cilantro, corto un poco de chile rojo”. ▪ “Sé que no es ceviche, pero es mi ceviche. Mientras lo hago igual ya me he tomado dos cervezas”.
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