lunes, 10 de octubre de 2022

Metrópolis - Creadores de infiernos ,. / DIAS DE TOROS - El José Tomás más genuino no defrauda en Alicante , . / Retratos con alma - Periodismo ambiental,.

 

        TITULO: Metrópolis - Creadores de infiernos  ,.

  El lunes -24, 31 - Octubre , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.

 Creadores de infiernos,.

 INFIERNO EN EL PARAÍSO. CLARA SANCHEZ; SÁNCHEZ, CLARA. Libro en papel.  9788408242260 Librería Luces

'Archipiélago Gulag', la obra del fallecido Alexandr Solzhenitsin, es una demostración de que, aun en medio de la barbarie, lo más noble del ser humano puede sobrevivir, defenderse y protestar,.

Como en la última etapa de su vida se dedicó a lanzar fulminaciones bíblicas contra la decadencia de Occidente y a defender un nacionalismo ruso sustentado en la tradición y el cristianismo ortodoxo, se había vuelto una figura incómoda, hasta antipática, y ya casi no se hablaba de él. Ahora que, a sus 89 años, un ataque cardíaco acabó con su vida, se puede formular un juicio más sereno sobre este intelectual y profeta moderno, acaso el escritor que más tumultos y controversias haya provocado en todo el siglo veinte.

Digamos, ante todo, que su corazón resistiera 89 años las indescriptibles penalidades que debió afrontar -la guerra mundial contra el fascismo, las torturas y el confinamiento de tantos años en los campos de exterminio soviético, el cáncer, el exilio de otros tantos años en el páramo siberiano, la persecución y la censura, las campañas de calumnia y descrédito, la expulsión deshonrosa y la privación de la ciudadanía, el secuestro de sus manuscritos, etcétera- es un milagro de la voluntad imponiéndose a la carne miserable, una prueba inequívoca de que aquella potencia del espíritu para sobreponerse a la adversidad no es sólo patrimonio de los héroes epónimos que glorifican las religiones e inventan las sagas y los cantares de gesta, pues encarna a veces, de siglo en siglo, en alguna figura tan terrestre y perecedera como el común de los mortales.

No fue un gran creador, como lo fueron sus compatriotas Tolstoi y Dostoievski, pero su obra durará tanto o más que la de ellos y que la de cualquier otro escritor de su tiempo como el más desgarrado e intenso testimonio sobre los desvaríos ideológicos y los horrores totalitarios del siglo XX, las injusticias y crímenes colectivos de los que fueron víctimas entre 30 y 40 millones de personas, una cifra tan enorme que vuelve abstracto y casi desvanece en su gigantismo astral lo que fue el miedo cerval, el dolor inconmensurable, la humillación y los tormentos psicológicos y corporales que precedieron y acompañaron el exterminio de esa humanidad por la demencia despótica de Stalin y del sistema que le permitió convertirse en uno de los más crueles genocidas de toda la historia.

Archipiélago Gulag es mucho más que una obra maestra: es una demostración de que, aun en medio de la barbarie y el salvajismo más irracionales, lo que hay de noble y digno en el ser humano puede sobrevivir, defenderse, testimoniar y protestar. Que siempre es posible resistir al imperio del mal y que si esa llamita de decencia y limpieza moral no se apaga a la larga termina por prevalecer contra el fanatismo y la locura autoritaria.

No es un libro fácil de leer, porque es denso, prolijo y repetitivo, y porque desde sus primeras páginas una asfixia se apodera del lector, una terrible desmoralización por la suciedad moral y la estupidez que anima los crímenes políticos, las torturas, las delaciones, los extremos de ignominia en que verdugos y víctimas se confunden, el miedo convertido en el aire que se respira, con el que hombres y mujeres se acuestan y se levantan, y los recursos ilimitados de la imaginación dogmática para multiplicar y refinar la crueldad. Todo aquello viene hasta nosotros a través de la literatura, pero no es literatura, es vida vivida o mejor dicho padecida año tras año, día a día, en el desamparo y la ignorancia totales, sin la menor esperanza de que algo o alguien venga por fin a poner punto final a semejante agonía.

¿De dónde sacó fuerzas este hombre del común, oscuro matemático, para resistir todo aquello y, una vez salido del infierno, volver a él y dedicar el resto de su vida a reconstruirlo, documentarlo y contarlo con minuciosa prolijidad, sin olvidar una sola vileza, maldad, pequeñez o inmundicia, para que el resto del mundo se enterara de lo que es vivir en el horror?

Había en Solzhenitsin algo de esa estofa de la que estuvieron hechos esos profetas del Antiguo Testamento a los que hasta en su físico terminó por parecerse: una convicción granítica que lo defendía contra el sufrimiento, un amor a la verdad y a la libertad que lo hacían invulnerable a toda forma de abdicación o de chantaje. Fue uno de esos seres incorruptibles que nos asustan porque su sola existencia delata nuestras debilidades. Cuando las circunstancias lo obligaron a dejar su amado país -porque lo increíble es que amó siempre a Rusia con la inocencia y la terquedad de un niño, pese a todas las pruebas que su país le infligió- creyó que, en el mundo occidental al que llegaba, iba a ver confirmado todo aquello con lo que, en el aislamiento del gulag y la tundra siberiana, había soñado: una sociedad donde la libertad fuera tan grande como la responsabilidad de los ciudadanos, donde el espíritu prevalecía sobre la materia, la cultura domesticaba los instintos y la religión humanizaba al individuo y fomentaba la solidaridad y la conducta moral.

Como esa visión del Occidente era tan ingenua como su patriotismo, el espectáculo con el que se encontró le causó una decepción de la que nunca se curó: ¿para eso les servía la libertad y la democracia a las privilegiadas gentes del Occidente? ¿Para acumular riquezas y derrocharlas en la frivolidad, el lujo, el hedonismo y la sensualidad? ¿Para fomentar el cinismo, el egoísmo, el materialismo, para dar la espalda a la moral, al espíritu, para ignorar los peligros que amenazaban esos valores cívicos, políticos y morales que habían traído la prosperidad, la legalidad y el poderío al Occidente?

Desde entonces comenzó a tronar, con acento olímpico, contra la degeneración moral y política de las sociedades occidentales y a encasillarse en esa idea utópica de que Rusia era distinta, de que en ella, a pesar del comunismo, y tal vez debido a esos 80 años de expiación política y social, podía venir, con la caída del régimen soviético, ese ideal que combinara el nacionalismo y la democracia, la vida espiritual y el progreso material, la tradición y la modernidad, la cultura y la fe. Lo extraordinario es que, en los años finales de su vida, Solzhenitsin identificara semejante utopía con el autoritarismo de Vladimir Putin y legitimara con su enorme prestigio moral al nuevo autócrata de Rusia y callara sus desafueros, sus recortes a la libertad, sus atropellos políticos y sus matonerías internacionales.

Ahora bien, que se equivocara en esto no rebaja en modo alguno la extraordinaria hazaña política e intelectual que fue la suya: emerger del infierno concentracionario para contarlo y denunciarlo, en unos libros cuya fuerza documental y moral no tienen paralelo en la historia moderna, unos libros sobre los que habrá siempre que volver para recordar que la civilización es una delgada película que puede quebrarse con facilidad y precipitar de nuevo a un país en el infierno del oscurantismo y la crueldad, que la libertad, una conquista tan preciosa, es una llamita que, si dejamos que se apague, estalla una violencia que supera todas las peores pesadillas que han pintado los grandes visionarios de la maldad humana, los horrores dantescos, las atrocidades del Bosco o de Goya, las fantasías sadomasoquistas del divino marqués. Archipiélago Gulag mostró que, tratándose de crueldad, el fanatismo político puede producir peores monstruosidades que el delirio perverso de los artistas.

Yo nunca lo conocí en persona, pero estuve cerca de él, en Cavendish, el pueblecito del estado de Vermont, en Estados Unidos, donde vivió de 1976 a 1994, en el exilio. "Vale la pena que vayas allá sólo para que veas cómo lo cuidan los vecinos", me había dicho mi amigo Daniel Rondeau, uno de los pocos que consiguió cruzar la casita-fortaleza en que vivía encerrado, escribiendo. Fui, en efecto, y pregunté por él a la primera persona que encontré, una señora que abría a paladas un caminito entre la nieve. "No quiero molestar al señor Solzhenitsin", le dije, "sólo ver su casa de lejos. ¿Me puede indicar dónde está?". Sus indicaciones me llevaron al borde de un abismo. Pregunté a tres o cuatro personas más y todas me engañaron y desviaron de la misma manera.

Por fin, un bodeguero me confesó la verdad: "Nadie en la vecindad le mostrará la casa del señor Solzhenitsin. Él no quiere que lo molesten y nosotros en el pueblo nos encargamos de que sea así. Lo mejor que puede usted hacer ahora es irse". Estoy seguro que todas las banderas de las casas del bello pueblecito nevado de Cavendish flotan hoy día a media asta.

 

TITULO:  DIAS DE TOROS  - El José Tomás más genuino no defrauda en Alicante ,.


El José Tomás más genuino no defrauda en Alicante ,.

El José Tomás más genuino no defrauda en Alicante | Cultura | EL PAÍS

foto / El diestro de Galapagar corta tres orejas tras una actuación muy completa y disfrutada por la gente,.

Los aledaños del coso alicantino, colapsados. Los tendidos de la plaza a rebosar. Más de cinco minutos de retraso para que la gente se ubicara, con los vomitorios hechos una montonera. Y José Tomás, de grana y oro, el vestido dicen que se ponen de los valientes en las tardes de mayor compromiso.

Levantó el telón de la función un bonito toro castaño, un dije dirían los castizos. Toro noble, despachado con un puyazo rectificado y tomado con cierto interés. Tomás lo había recibido a la verónica, sin lucir, hasta que en los medios recetó tres chicuelinas de mano muy baja que levantaron la primera ovación de la tarde. La faena no fue arrebatadora, pero por pasajes dejó la impronta de la personalidad de José Tomás. Con el toro noble, pero que perdió hasta cinco veces los cuartos delanteros, Tomás lo citó de largo por norma. Luego, la reunión toro-torero dependía de las fuerzas de aquel. Muletazos sueltos, muy ajustados. Para cuando se echó la muleta a la izquierda, al toro ya le faltaba el resuello suficiente para que aquello fuera a más. A pesar de ello, hubo tiempo para un par de derechazos de gran ajuste, mezclados con una trincherilla y uno del desprecio de singular belleza. La estocada, trasera, restó en opinión del presidente a pesar de la fuerte petición.

DOMECQ, GARCIGRANDE, DEL RIO, HERNÁNDEZ / JOSÉ TOMÁS -único espada-

Toros de Juan Pedro Domecq, Garcigrande, Victoriano del Rio y Domingo Hernández, por este orden, de correcta presentación. Destacaron segundo, sobre todo, y tercero. Manejable el primero y sin entrega el último. En varas pasaron con discreción.

José Tomás: estocada trasera (saludos tras fuerte petición); estocada trasera y algo caída (dos orejas); estocada contraria, algo pasada (oreja); dos pinchazos y estocada habilidosa (ovación).

Plaza de Alicante, 7 de agosto, lleno absoluto. El sobresaliente Álvaro de la Calle no intervino.

De segundo saltó al ruedo alicantino un toro de Garcigrande alto y largo, digamos que acaballado. Protestado en principio porque no parecía tener mucha fuerza, se pasó por varas y, sobre todo, en banderillas, sin fijeza, muy suelto y echando derrotes. Algo bueno le vio José Tomás, que sin pensarlo se fue al platillo para empezar por estatuarios. Un remate del pase del desprecio fue el preludio de una faena muy lograda. Toda ella cargada sobre la mano izquierda. Series de seis o siete naturales, de trazo largo. Un juego de muñecas extraordinario, que obligaba al reconvertido toro de Garcigrande a embestir muy fijo en la muleta. Muy responsable José Tomás, que exprimió al astado con la mano de la verdad. No importó un desarme, pues la faena no decayó. Y un postre dulce para rematar obra con unos molinetes también con la izquierda, rematados con uno de pecho a pies juntos, seguido de una serie sobre las rayas, a dos manos, de mucho sabor y medio genuflexo. Una gran faena. Y un toro que ayudó, ovacionado en el arrastre.

El toro de Victoriano del Río, tercero, tuvo bastante que torear. También de alzada considerable, aunque más armónico que el anterior. Se dejó en varas, bien picado, y en el quite inmediato, Tomás se lo llevó por ligeras chicuelinas. En banderillas destacaron dos pares de Viotti, llegando y cuadrando en la cara cuando el toro no se ofrecía tan fácil. Los doblones de inicio de faena fueron de poder, había que poderle a un toro que estaba peleón. Sin más, otra vez la muleta a la izquierda. Consintió Tomás ante una embestida impetuosa, nada fácil de atemperar. Puesta la muleta en la derecha, el toro pareció más entregado. Ahora los muletazos, de mano baja, aparecían con mayor cadencia, más templados. En uno de ellos, tan ajustado fue, que el toro lo encunó y se lo pasó de pitón a pitón. Dramática voltereta que no tuvo mayores consecuencias. Como si no hubiera pasado nada, Tomás volvió a la cara del toro para pasarlo al natural, esta vez muy de cerca. Faena de mucho mérito, ante toro que vendió cara su entrega, con manoletinas de frente para terminar. Y un desplante provocativo: muleta en la mano izquierda y estoque en la derecha. Faena, sobre todo, de mucho mérito.

El cuarto y último, de Domingo Hernández, un castaño cornicorto, aunque abierto de cuerna, no quiso sumarse a la fiesta: el garbanzo negro de un lote más que manejable. Tomás lo saludó con la capa a pies juntos, lances lentos y templados, aunque el desaire de un desarme en la revolera del remate. Sin nada notable en varas, Miguel Martín le puso dos formidables pares de banderillas. Escarbador y apuntando a ser incierto, el toro nunca tuvo entrega. Tomás le buscó las cosquillas, poniendo la muleta como pantalla. Esta vez, entre serie y serie, los paseos se dejaban ver más. Insistente y en continua porfía, la faena transcurrió a golpes. Si por la izquierda no se ponía fácil la cosa, por el lado derecho hubo tiempo para ajustarse en una serie que salió mejor de lo que pintaba. No fue faena de lucimiento, pero sí de valor seco. Esta vez se rompió la racha de estocada por toro y pinchó. La impresión final fue la de un torero muy responsable y consciente. Con momentos muy brillantes y de mucha verdad. No defraudó. Todo lo contrario. Vivida con pasión en los tendidos.



TITULO:  Retratos con alma -   Periodismo ambiental,.

 

La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,. 

 Lunes-24, 31- Octubre - a las 22:40 horas en La 1 / foto,.

 Periodismo ambiental,.

 Los principales periodistas darán clase en el Máster de Periodismo de  Investigación, Datos y Visualización de EL MUNDO | Medios

Culmina hoy en Madrid el Segundo Congreso Nacional de Periodismo Ambiental que empezó ayer con el auspicio de APIA. Esta asociación de casi cien informadores testimonia el oscilante incremento de la "especialidad" en los medios de comunicación. Acaso lo primero a comentar es que esto sube. ¿Cómo, si no, interpretar la presidencia de honor del Príncipe de Asturias y la destacada participación activa en este encuentro de periodistas aureolados como Rosa Montero, Margarita Riviere, Vicente Verdú, Ernesto Sainz de Buruaga, Miguel Ángel_Gozalo, Fernando Jáuregui, Pedro Roncal, Miguel Ángel Aguilar, Manuel Leguineche, José Ramón Lucas? ¿No es delicia el que nos lo clausure esta tarde Manuel Rivas? Probablemente ha cundido la noticia de que lo ecológico es cada día más noticia. De hecho, en el último mes los principales diarios han acogido lo ambiental hasta dedicarle el 1,8 % de sus contenidos, cuando antes apenas se sobrepasó nunca el 0,5%.Describir lo que le pasa al derredor, a veces incluso opinar sobre sus causas y consecuencias, es tarea para amantes de la perplejidad. Porque todos los que parecemos expertos en esta materia deseamos que deje de ser una especialidad para convertirse en una referencia a incluir precisamente en la cotidianidad de los razonamientos económicos, sociales y políticos. Al menos eso concluimos casi siempre que nos ponemos a airear nuestras interioridades desde ese hemiciclo de la sede central del CSIC. Porque estamos de acuerdo con la definición que Ortega y Gasset hizo del especialista y que no puede estar más lejos de lo que consideramos ecológico, por cierto el calificativo más dúctil jamás inventado.

Decía el filósofo que "El especialista sabe muy bien su mínimo rincón del Universo; pero ignora la raíz de todo el resto". Por el contrario, lo ambiental es, cuando menos, la pretensión de incluir en la percepción y en el, razonamiento la máxima vastedad posible. No menos trata de indagar en la raíz de todas las cosas, en aquel Rizomata Pantón de Empédocles, tan vigente. Porque el aire, el agua, la tierra y el fuego, hoy energía, y por tanto contaminación, siguen siendo los cimientos de todo esto que llamamos vida y sociedad-. Que tantas veces se le haya llamado reduccionista al quehacer de los ecólogos, ecologistas y periodistas ambientales es más bien defender intereses demasiado coincidentes con los de quienes sólo contemplan al mundo como el escenario de transacciones económicas.

De ahí que no deje de ser motivo de nuevas paradojas que el Gobierno, a través de su portavoz, haya considerado de la mayor importancia este encuentro. La buena noticia sobre nuestro propio crecimiento no oculta, en cualquier caso, como se ha puesto de relieve en el congreso que el periodismo relacionado con lo ecológico se mueve en un arco que va de la mera supervivencia al regalo. Las catástrofes desgraciadamente le hacen emerger, pero como a todos los otros periodismos que comen ese menú cotidiano de las desgracias, la violencia y las pugnas por el poder. Al mismo tiempo el consumismo único pretende hundir periódicamente a quien más le incomoda. Algo que una vez más está poniéndose de relieve ante la proximidad de la Cumbre Mundial de Kioto sobre el cambio climático. Porque sin duda el pensamiento ecológico y las esquirlas del mismo que aparecen en los medios son una de las pocas réplicas que cuestionan esa uniformización de las apetencias en las que unos pocos han embarcado a la Humanidad. Y eso va demasiado bien, mucho mejor que lo del dichoso pensamiento único que no hay forma de encontrar por parte alguna. Es posible que en realidad no exista o que se extinga al tiempo que nace. Porque pensar una sola forma de estar en el mundo es sencillamente dejar de pensar: la nada. Mientras que el ecológico es un pensamiento que se atreve a acariciar a todos los todos para intentar que nos duren.

 

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