TITULO: Mi casa es la tuya - Paul Preston , Viernes -21, 28 - Octubre ,.
Mi casa es la tuya,.
Este viernes - 21, 28- Octubre - a las 22.00, Telecinco emite una nueva entrega de 'Mi casa es la tuya', con Bertín Osborne charlando con - Paul Preston , foto.
Paul Preston,.
Paul Preston: “Franco era tímido con las mujeres; Mussolini, un predador agresivo, y Hitler, un abanico de perversiones”,.
Cuando al historiador nacido en Liverpool le preguntan en el Reino Unido si la guerra civil española y el franquismo dan para tanto, se le ocurre otro libro más. Ha pasado su vida dedicado al siglo XX de un país cuyas heridas sangrantes ha ayudado a clarificar. Ahora, con ‘Arquitectos del terror’, su nuevo ensayo, desmonta y señala a los autores de los bulos y mentiras que llevaron al desastre.
Con el Reino Unido bloqueado y a trancas y barrancas tras el Brexit, Paul Preston (Liverpool, 75 años) vive en Londres una suerte de distopía: “Aunque, bueno, es lo que sabíamos que se nos venía encima con este Gobierno incompetente, corrupto y mentiroso”, nos dice. Su virtud como ciudadano es la claridad. Y como historiador, más. Es necesaria esa claridad cuando abordas una materia como la suya: el siglo XX español. Sobre todo cuando desde algunos bandos continúa una tergiversación de los hechos. A Preston le debemos sin embargo la mejor biografía sobre Franco que se ha escrito hasta la fecha. Y muchos ensayos alrededor de esa figura, que han colocado el foco en su perfil sanguinario cuando, no solo en España, también fuera, se había instalado una suerte de imagen blanda respecto a otros tiranos coetáneos suyos. Con Preston aprendimos que Franco estuvo a la altura —o, más bien, en la misma cloaca— que otras bestias en términos de crueldad. Una crueldad que además, más allá del fanatismo, el dictador español aplicó por ventajismo. Para asegurarse a perpetuidad en el poder. Algo que consiguió tras haber laminado a todo tipo de opositores, al menos hasta el punto de que no le estorbaran más de lo necesario su meta de morir como jefe del Estado. Lo leímos, por ejemplo, en La guerra civil española, Un pueblo traicionado, El holocausto español —el libro que más ha hecho sufrir a Preston, nos confiesa— y ahora en Arquitectos del terror (Debate), donde cuenta cómo el franquismo se alzó con el poder en los años treinta, entre otros factores, por medio de bulos. Bulos que provocaron entonces una guerra civil y que hoy, 90 años después, todavía siguen esparciéndose y, lo que resulta más asombroso, calando en un sector nada desdeñable de la población.
No cesa la ofensiva por cambiar los consensos sobre el franquismo. Hemos tenido que escuchar a dirigentes del PP que la guerra no se produjo tras un golpe de Estado, o a Vox, en el Congreso, calificando al actual Gobierno de Pedro Sánchez como el peor en 80 años, es decir, más nocivo que la dictadura. ¿No le deprime que, tras años de trabajo echando abajo esas teorías con hechos, continúen extendiéndose en boca de líderes políticos?
Recuerdo que hace 20 años, cuando los periodistas me preguntaban si esa tensión sobre la Guerra Civil iba a durar, yo, guiri inocente, respondía: “No, seguramente es cuestión de tiempo”. Pero cada vez que lo digo, surge un brote de franquismo preocupante. Lo que no veo es la ventaja de hablar en estos términos. En Occidente existe un debate entre izquierda y derecha intenso e interesante sobre temas que afectan a la gente que en España, en cambio, se reduce a términos de guerra cultural. Sobre todo cuando tocan asuntos como la homosexualidad y vienen con varias chuminadas provistas de una amargura… Incluso aquí, en el Reino Unido, cuando se ha polarizado todo en lo del Brexit, no han llegado a tanto. Las distancias en cuestión de tiempo respecto a los años treinta son colosales. Pero, aun así, continúan con ello.
¿Qué beneficios reporta, aparte de traumas? ¿Un retorcido masoquismo?
La izquierda, aun con alguna justificación, o los familiares todavía pueden hablar de temas pendientes. Pero en la derecha lloraron a sus muertos. Lo solucionaron en el momento en las zonas tomadas por los franquistas. Entonces, ¿de qué coño hablan?
Cuando llegó a España por primera vez en los años sesenta, como dice usted, empeñarse en hablar de la guerra era cuestión de tiempo. ¿Cuánto pensaba entonces que duraría?
Yo entendía muy poco. Era verdaderamente un país extraño y extranjero. Mi abuelo me advertía: “Ten cuidado, hijo, que allí comen cosas rarísimas y lo cocinan todo con aceite de oliva…”. Yo había nacido justo después de la II Guerra Mundial. En el colegio, en casi todos los atlas había muchos países en rojo, es decir, que formaban parte del Imperio Británico. Nos educaron con esa superioridad que yo me quité pronto de encima. Y mira ahora, de ahí viene en parte el Brexit. Cuando yo empecé a estudiar España, la República, la Guerra Civil, me chocaba el cerrilismo de la derecha. En comparación, entonces, los conservadores británicos eran mucho más listos.
¿En qué?
Aplicaban lo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa en El Gatopardo: cambiar algo para que todo siguiera igual. Ahora, la derecha británica es tan cerril, casi, como la española.
Dice que ese sentido de superioridad usted se lo quitó pronto. ¿Cómo?
Viajando. Para mí, lo más importante en mi vida han sido los años que pasé en España. Ahí adquirí conciencia de qué suponía ser británico. Al vivir fuera. Yo aprendí en Oxford que para conocer y hacerte especialista en un país debías adquirir una especie de segunda identidad. Los cuatro años que pasé en España desarrollé una percepción de la diferencia o aprecié el sentido de la vida familiar. En el Reino Unido, con la revolución industrial, muchas costumbres folclóricas, tradicionales, habían desaparecido. En España no. Y eso me parecía divino. O que los acentos no estuvieran ligados a la clase social… Yo pertenezco a la clase obrera del norte. Ahora da igual, estoy viejo y más cerca de cascar, pero para sobrevivir en el mundo en el que yo me he desenvuelto… Por ejemplo, ir a Oxford con una beca no era nada normal en mi caso. Todavía pasa. Sigue siendo muy elitista. Sentías esa presión, la de hablar como ellos. Lo que pasa es que, al ser de Liverpool, tenemos una mala follá que nos sirve para defendernos. Se puede decir que en el Reino Unido conviven dos idiomas: el normando para las clases altas y el anglosajón para las clases más bajas. En esos aspectos me llamaban mucho la atención esas diferencias.
¿Cuánto tiempo se quedó en España la primera vez?
Tardé mucho en regresar. Viajar entonces era muy caro y más complicado. Me quedé como dos años. Llegué al aeropuerto de Gatwick en hora punta. Al montarme en un tren, acostumbrado a la gente con piel de aceituna, me sorprendieron tantas caras rojas. Todos me parecían caricaturas de novelas de Dickens. Llegué y sentí la delicia de haber aprendido otro idioma. Algo que se ha perdido ahora también con las becas Erasmus, esa maravilla, gracias a que estos desgraciados del Brexit han cortado con eso.
Vuelven ustedes al famoso parte de guerra de la II Guerra Mundial: “Niebla en el canal, el continente está aislado”. ¿Le deprime?
¡Muchísimo! Y encima la pandemia ha beneficiado en ese aspecto a Boris Johnson. Ha ralentizado las consecuencias, que serán muchas más que las que vivimos ahora.
Las que veíamos venir: sin exagerar y bien rápido.
Ya el referéndum fue un horror. No se hubiera tenido que permitir una victoria por solo un 51%. Se han cometido demasiados errores. Si, como en el referéndum de Escocia, hubiesen permitido a los menores de 16 años votar, el resultado hubiese sido otro, por ejemplo. En fin…
Aquella primera vez en España, llegó usted a Vallecas directamente. ¿Es así?
Fue un día, solo, por contacto con un amigo. Pero cuando llegué a Madrid, lo que me sorprendió en los alrededores de la Puerta del Sol eran las tiendas ortopédicas para mutilados de la guerra. También los olores en los restaurantes o los artesanos trabajando a la puerta en sus tiendas. Para alguien británico resultaba muy exótico.
Se sufre mucho por usted leyendo este último libro. Si para prepararlo ha tenido que escuchar los discursos de los generales Queipo de Llano o Mola, o los del padre Tusquets y José María Pemán, piensas: se le ha debido quedar el cerebro seco. ¿Cómo se supera eso?
Bueno, yo ya me había curtido con El holocausto español. Muchos días, mi mujer, al volver del trabajo, me encontraba llorando sobre el teclado. Los crímenes contra mujeres y niños eran insoportables. En este libro iba trazando biografías concretas. Hablamos de tipos retorcidos, perversos o, en el caso de Tusquets y Pemán, responsables con sus doctrinas de muchos muertos mientras que en algunos periodos dieron la impresión de ser una especie de santos laicos. El Pemán que quedó en la Transición poco tenía que ver con el de la guerra. Y el padre Tusquets, para alguien que como yo se crio católico —aunque ya me quité hace tiempo—, es un caso que repele por esa hipocresía que lo caracteriza.
La tenían más que tomada con los judíos. El antisemitismo fanático que todos ellos despiden es clarificador.
Increíble. Existían en España 3.000 judíos antes de que empezaran a ser expulsados del norte y centro de Europa. Luego pasaron a 6.000. Masones eran 8.000, más o menos. En el fichero de Tusquets reunía a 80.000; entre ellos, muchos de los militares franquistas. ¿Cómo podía ser posible? El caso es que les sirvió como buena excusa para perseguir a cualquiera.
De hecho, si a Franco le hubieran inspeccionado la biblioteca, hubiese caído. Poseía unos cuantos volúmenes masónicos.
¡Claro! Muy interesante. Parece que sí, que coqueteó con ellos e intentó entrar en la masonería.
Ya, porque Franco, muy al principio, ¿sabía que era franquista?
Efectivamente, eso se lo tuvo que enseñar su esposa, doña Carmen.
Antes resultaba una especie de ameba ideológica. No enseñaba las cartas.
Ni sabía dónde las tenía.
Y de su nuevo libro se desprende que era el moderado, al lado de Mola, Queipo de Llano, Tusquets o Pemán. ¿Les tomaba en serio?
En comparación, sí, lo era. No solo de ellos, que cuentan con su capítulo propio en el libro. También en relación con quienes pululan alrededor: Serrano Suñer, Carrero Blanco, ambos llegaron a ser cruciales para el régimen como miembros destacados del Gobierno, pero también el escritor Giménez Caballero. Todos ellos muy moralistas sin que precisamente llevaran una vida pulcra.
En el antisemitismo que todos ellos compartían, la Iglesia, por su parte, ¿no mantiene una posición más ambigua?
Yo creo que la Iglesia es entonces antisemita, claramente. Pero, además, en todos ellos no operaba una distinción entre lo étnico y lo religioso, igual que ocurría con los nazis. Eran antisemitas y punto.
¿De dónde viene ese sentido patrimonial que empuja a la derecha más radical a pensar que España es suya?
Entre otras cosas, de la construcción de la anti España como idea. Aquello empuja a querer eliminar al 60% de la población. Tienen a la mayoría del país en contra de ello. Por eso deciden exterminarlos o expulsarlos.
Con atención especial a los maestros, por ejemplo, o la inquina en ese caso redoblada a la Institución Libre de Enseñanza, que formaban ante todo liberales, no una izquierda dogmática.
Ellos hablan del peligro de la formación. Más que desprecio, aquello se debía al miedo. De ahí su rechazo a que se generalizara la educación, porque creían que formar obreros o pastores incrementaba el peligro de revueltas.
El fanatismo y la radicalidad de Mola y Queipo de Llano, ¿llegan a asustar al propio Franco? Usted apunta con datos, casi sin dudas, a que la muerte del primero pudo ser conscientemente provocada. Un complot. Y que la caída en desgracia del segundo no extraña. Incluso en este último caso apunta a una relación rara con su hija. ¿Qué pasó?
Mantenía una relación insana, diría. En la biografía que hizo su nieta, Ana Quevedo, describe como sofocante el vínculo del general con su hija Maruja. Eso trajo las consecuentes sospechas de su mujer. Cuando Maruja decidió casarse sin su consentimiento, Queipo, en un arrebato de cólera incontrolable, la desheredó. Su madre entonces dio rienda suelta a sus sospechas y le preguntó a Maruja si su oposición al matrimonio se debía a motivos, dijo, “que iban más allá del amor paterno”. Y le preguntó: “¿Alguna vez se te ha insinuado o se ha propasado contigo?”. Maruja se negó a responder. A todos les superaba la doble moral, la hipocresía. Ahí nos movemos en un territorio delicado. He tenido muchísimo cuidado. En el libro, por un lado, se ve adoración; por otro, rechazo. Yo lo trato en el límite de lo permisible legalmente.
¿De ahí el título del capítulo que le dedica: El psicópata del sur? Es un extremo que se sostiene mediante testigos en ese regusto por la violencia y los abusos con que incitaba a sus tropas.
Era absolutamente repugnante.
Pero ahí sigue, enterrado en la iglesia de la Macarena.
Curioso que él continúe ahí y a Franco se lo hayan llevado del Valle de los Caídos.
Insisto en un punto: ¿le desespera después de haberse pasado la vida denunciando con hechos las brutalidades de estos personajes que se les reivindique o se quite importancia a sus crímenes?
Soy consciente de que mis libros llegan a una ínfima parte de la población. Intento ser honesto, aunque a la prensa de derechas les parezca un mentiroso diletante. Pero no se me ocurre contestarles ni a quienes se pasan la vida tratando de desacreditarme. Hago lo que puedo, soy consciente. Además, no utilizo las redes sociales. Me parecen una pérdida de tiempo que prefiero emplear en leer clásicos.
¿Qué tiene ahora entre manos?
Estoy en algo que no sé si va a cuajar. Ando recopilando material, pero me gustaría escribir algo sobre la vida sexual de los dictadores. Aunque va a ser complicado. Me gustaría abordar a Franco, a Hitler, a Mussolini. Otros no dan mucho de sí. De Mussolini podría escribir cientos de páginas, pero de Salazar, el portugués, como mucho, tres.
¿Que caracterizaba a cada uno de ellos?
Franco era tímido con las mujeres; Mussolini era predador agresivo, incluso un violador, y Hitler, un abanico de perversiones.
Promete la cosa. Pero aparte de eso, que ya nos irá contando, entretanto, ¿le llega el ruido político que ensordece hoy España?
Me llega porque leo los medios españoles, pero, si me limitara a informarme sobre ello desde el Reino Unido, no me enteraría. No lo cubren, ni le dan importancia.
¿Le preocupa?
Algo que repito mucho en mi caso es que menudo problema tengo yo con el pasado como para preocuparme ahora por el futuro. En eso, quizás, sea demasiado complaciente. Primero, dentro de la Unión Europea es muy difícil que se produzcan estallidos de violencia. Lo que buscan de manera descarada es volver al poder. Y eso dependerá, como siempre, de que la izquierda no se divida.
Pues ese error puede volver a cometerse. ¿Tampoco le desespera, en ese espacio, el desprecio al pasado como para volver a tropezar otra vez con la misma piedra?
En el Reino Unido ya se ha vuelto a cometer. El actual líder moderado, sir Keir Starmer, está intentando llevar al Partido Laborista hacia el centro para evitar los errores que cometió su antecesor de izquierdas, Jeremy Corbyn. Los seguidores de este, a quien se puede hacer una comparación muy interesante con Largo Caballero por su retórica hueca revolucionaria, están obstaculizando lo que pretende Starmer. Entonces, se puede decir que la izquierda británica no es consciente del pasado español. Quien sí fue muy consciente de ello y al principio, como mínimo, actuaba en consecuencia fue Felipe González. Y creo que Pedro Sánchez también lo es. Ahora, yo, insisto, no sé si los políticos leen los libros en los que se tratan esos asuntos. Ni idea de hasta qué punto un político tiene tiempo para leerse un tocho de 700 páginas.
TITULO:
Pekín Express - ¿Qué es la Ley de Claridad que propone Aragonès?,.
Pekín Express ,.
Cristina Pedroche conduce 'Pekín Express: La ruta de los elefantes', una aventura en mitad del Índico, en la que 10 parejas con perfiles muy diferentes, etc.
¿Qué es la Ley de Claridad que propone Aragonès?,.
El presidente de la Generalitat busca que España admita expresamente por ley la posibilidad de su propia divisibilidad con la norma que Canadá usó para futuras consultas en Québec,.
Parte del independentismo catalán ha recuperado la idea de la Ley de Claridad canadiense como posible solución al conflicto secesionista. El presidente de la Generalitat, Perè Aragonés, ha vuelto a proponer esta vía para desencallar la situación política en Cataluña. Algo por lo que ya apostó el socialista Miquel Iceta en 2016 o el actual presidente del Parlament, Roger Torrent, en 2019. Pero, ¿en qué consiste realmente la ley que ahora vuelve a abrazar el dirigente de ERC?
La Ley sobre la Claridad referendaria fue una inciativa que se tomó tras el referéndum que se produjo sobre la soberanía de Quebec -la única de mayoría francófona en el país- en 1995. En aquella consulta los partidarios del 'no' obtuvieron una ajustadísima victoria, pero aquellos que preferían independizarse del resto del Estado aumentaron de forma exponencial.
Esa situación propició que el primer ministro canadiense, Jean Chrétien, tomase la iniciativa y llevase a cabo una serie de reformas para satisfacer las demandas independentistas. Y por ello se decidió consultar al Tribunal Supremo acerca de las condiciones de un posible tercer referéndum - antes del de 1995 ya se había producido otro con victoria mayoritaria del 'no'- así como de un eventual proceso de secesión.
El dictamen que emitió en 1998 el máximo órgano canadiense recoge la doctrina internacional clásica respecto al derecho de auto determinación. Es decir, que legitima una declaración unilateral de independencia en casos perfectamente tasados, como ocurre en las situaciones coloniales. Algo que no se aplica al caso de Quebec.
Pero también añade una importante novedad: el Tribunal entiende que si el Gobierno de Québec somete a referéndum una pregunta clara sobre la independencia (a diferencia de lo sucedido en los dos consultas anteriores), y la mayoría clara de los quebequeses votase a favor, existiría una obligación constitucional de negociar las reformas legales necesarias para permitírselo. Es decir, el Supremo determinó que el legislador -el Gobierno canadiense en ese caso- se debería sentir «moralmente concernido» si el 'sí' obtiene la victoria en una consulta cuya pregunta no albergue ambigüedades. Esgrime que hay medios que un Estado democrático no debe emplear para retener contra su voluntad a una parte de su población.
Así, el Parlamento de Canadá aprobó el 29 de junio de 2000 la llamada «Ley sobre la Claridad» (Clarity Act), cuyo objetivo pasaba por establecer unos límites y unas condiciones que regularan «con claridad» la posible celebración de un segundo referéndum de estas características. Es decir, la vía que ERC abraza ahora en su hoja de ruta independentista persigue que España, al igual que hizo Canadá hace ya más de 20 años, admita expresamente por ley la posibilidad de su propia divisibilidad.
Para ello tendrían que darse las circunstancias precisas. El primer requisito radica en que la pregunta de un eventual referéndum debe ser clara. En su formulación no caben trampas sobre la cuestión de secesión sí o secesión no. Y el segunda tiene que ver con la claridad con la que la población se pronuncia al respecto. El parlamento debe ser quien dictamine si la voluntad de secesión ha sido expresada con una mayoría clara. La participación debe ser, por tanto, elevada. Aunque no se llegan a establecer porcentajes concretos.
TITULO: La Historia del Fútbol en Castuera -Santa Amalia -0- cd Castuera -0- ,.
Santa Amalia -0- cd Castuera -0- ,.
Reparto de puntos en Santa Amalia
El CD Santa Amalia y CD Castuera-Subastacar firman un empate sin goles en un partido muy competido de principio a final,.
El partido correspondiente a la segunda jornada del campeonato liguero del grupo 3º de la Primera Extremeña que enfrentaba al CD Santa Amalia y CD Castuera-Subastacar, finalizó con empate sin goles y el reparto de puntos entre locales y visitantes.
Los jugadores del CD Castuera-Subastacar, que esta temporada dirige Alberto Fernández, pusieron sobre el Municipal de Santa Amalia la seriedad defensiva que ya mostraron el pasado domingo en el Manuel Ruiz en el primer partido del campeonato liguero. Sin embargo, este trabajo defensivo de volver a dejar la portería a cero no tuvo réplica en la faceta ofensiva, dejando también su casillero a cero en un partido en el que un mal arbitraje y el pésimo estado del terreno de juego resultó determinante.
Los primeros minutos del encuentro fueron muy intensos, con poco juego y muchos cambios en la posesión del balón, ya que ninguno de los dos equipos se hacía con el control del juego.
Con el paso de los minutos, los Alberto Fernández subieron la intensidad tomando la iniciativa y el dominio del balón, proponiendo e intentándolo, pero le faltaba el último pase y resolver en los metros finales, mientras que equipo local daba un paso atrás esperando su oportunidad para salir a la contra. En cualquier caso, las jugadas de ambos conjuntos eran muy cortas y se pisaban poco las áreas.
Sin apenas ocasiones, un centro lateral tras un contra que no encontró rematador, fue la más clara para los locales, y una falta lateral lanzada por Davilillo y intento de globo de Jorge González al ver al portero local adelantado, para de los visitantes, se cerraba una primera parte muy competida.
Tras el paso por los vestuarios poco cambió el guion de lo visto en la primera parte, con un Castuera que seguía intentándolo y con un equipo local que se hacía fuerte empleando una dureza, a veces excesiva, que el árbitro no supo cortar.
Pese a todo el CD Castuera-Subastacar pudo decantar el encuentro a su favor en el inicio de la segunda mitad, cuando un pase en profundidad dejó sólo a Jorge González frente al portero local, que se anticipó para sacarle de balón de los pies.
Después sería Yasin el que pudo haber abierto el marcador con un disparo que salió rebotado por la espalada de un defensor.
A siete minutos del final se produjo la expulsión de Alvarito con la que el Castuera se quedaba en inferioridad numérica para afrontar el tramo final del choque. Una jugada en la que los jugadores de ambos equipos entraron fuerte al balón y que terminó con propio Alvarito lesionado. Sin embargo, el juez de línea y el colegiado no vieron así la jugada y sacó la segunda amarilla al jugador del Castuera ante la incredulidad de todos.
No sería la última jugada polémica del partido ya que, en tiempo de descuento, el colegiado también decidió mirar para otro lado y no ver el claro agarrón con el que un defensor local desequilibró a Jorge Velasco cuando se plantaba solo delante del portero. Una jugada más que discutible y que podía haber cambiado el signo del encuentro.
La aportación ofensiva de los locales en la segunda mitad se limitó a lanzamiento largos y colgar balones al área, que el portero del conjunto turronero, Pedro Jesús, resolvió con efectividad.
En definitiva, otro buen partido de los Alberto Fernández, en el que hay destacar la labor de conjunto y la implicación y el esfuerzo realizado por cada uno de los jugadores que estuvieron sobre el terreno de juego.
La próxima jornada, domingo 2 de octubre, el CD Castuera-Subastacar recibe en el Manuel Ruiz, a las 12.00 horas al CD Monterrubio con la obligación de ganar para hacer bueno el punto conseguido en Santa Amalia.
Ficha del partido
CD Castuera-Subastacar: Pedro Jesús, Javi Ruiz, Vera, Jesús Marín, Nelson, Eleuterio, Fran (Juanan), Alvarito (Juanan), Yasín (Peña), Davilillo, (Molina) y Jorge González (Velasco).
Arbitro: Javier Salgado Holgado. Mal arbitraje del colegiado cacereño que no utilizó el mismo rasero para medir las acciones de uno y otro equipo y perjudicó notablemente al CD Castuera-Subastacar. Por los locales vieron la tarjeta amarilla: Francisco Javier Fernández y Antonio y Manuel González Salcedo; y por los visitantes: Davilillo, Molina y Alvarito en dos ocasiones y roja.
Incidencias: Municipal de Santa Amalia, 300 espectadores, entre ellos aficionados del CD Castuera que se hicieron notar y no dejaron de animar a su equipo durante todo el partido.
TITULO: UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - A vida o muerte,.
Reparto El aviador británico Peter Carter, en su avión en llamas y a punto de estrellarse se enamora de la voz femenina que contesta a su mensaje de socorro. Parece que se ha salvado milagrosamente y encuentra a su interlocutora. Pero un enviado del más allá le notifica que está entre la vida y la muerte y que si quiere sobrevivir, tendrá que defender su caso ante un tribunal celestial. Simultaneamente a esta situación sobrenatural, un equipo de médicos lucha en el quirófano para curar a Peter una lesión en el cerebro.
- TITULO: Días de cine -' Cine - Vanessa Marimbert., Viernes- 21 , 28- Octubre .
- Viernes - 21 , 28 - Octubre ., a las 20:35 horas por La 2 / foto,.Vanessa Marimbert,.
La cántabra Vanessa Marimbert gana el Premio Goya al Mejor Montaje por 'El buen patrón'
Ha compatido el galardón con sus compañeros nominados, unos «excelentes profesionales que podrían estar en el mismo lugar que yo»
Después de dos décadas dedicada al cine desde la parte discreta del trabajo de máquinas, Vanessa Marimbert (Santander, 1972) cerró ayer el círculo al subirse al escenario del Palacio de Las Arts de Valencia para recibir el Goya al mejor montaje por su trabajo en el 'El buen patrón', la gran ganadora de la noche. Su entrada en la profesión se produjo de la mano de una carta de recomendación del también cántabro Mario Camus, que le abrió la puerta a una beca de la Fundación Botín, «el origen de todo». Veinte años después, en la misma edición de la fiesta del cine español en la que el director fue recordado por sus compañeros tras su muerte el pasado mes de septiembre, Marimbert escuchó por primera vez su nombre entre los nominados y se llevó la estatuilla.
«Aunque ya llevo mucho tiempo en esto soy primeriza en esto de los premios, ha sido increíble. Lo he vivido como se vive la primera vez», apunta la montadora, que compartió el galardón con sus compañeros nominados, unos «excelentes profesionales que podrían estar en el mismo lugar que yo». Sus competidores eran Antonio Frutos, por 'Bajocero', Miguel Doblado por 'Josefina', y Nacho ruiz Capillas por 'Maixabel'.
Marimbert llegó a Valencia con un discurso para los agradecimientos y ajustado al tiempo marcado -con los deberes hechos, porque ella también es miembro activo de la Academia del Cine que organiza el evento-, pero con la idea en la cabeza de que no iba a tener que hacer el paseo hasta el escenario. Lo mismo que muchos de sus compañeros del apartado técnico de 'El buen patrón'. «Algo tenía preparado porque la película era la favorita en muchas categorías. Pero precisamente por eso, por estar en tantas categorías, también en las importantes, pensábamos que igual la película se llevaba los premios importantes y los académicos repartían más los de los apartados técnicos», razona. Se equivocó para alegría de los familiares y amigos que vieron su intervención por televisión desde Cantabria, donde vuelve habitualmente con su familia (tiene dos hijas), con la que reside en Madrid.
Más allá de los vínculos personales, la relación con Cantabria y la Fundación Botín ha seguido viva con obras como el documental sobre Renzo Piano, arquitecto y diseñador del emblemático edificio de Santander. Obra del cineasta Carlos Saura, de la que Marimbert es una de las montadoras de cabecera y con el que continúa trabajando, está aún por estrenarse.
De padre cántabro y madre francesa, creció en Santander antes de trasladarse a estudiar Periodismo a Bilbao y meterse de lleno después en el mundo del cine. Camus le abrió las puertas de la Fundación Botín, la Fundación Botín de la Escuela de Cine de Madrid (ECAM) y la Escuela de Cine de Madrid de una larga trayectoria en cine, documentales, series de ficción e incluso programas de televisión. «Ahora quizás hay más competencia, pero cuando empecé yo, la gente que no conocía a nadie en este mundo y lograba estudiar en la ECAM tenía la seguridad de que saldría con trabajo», recuerda. Desde entonces no ha parado.
Antes del éxito de 'El Buen Patron', Marimbert ha compaginado sus trabajos en el cine en películas como 'La caja 507', 'Buscando el norte' o 'El Plan' con series de televisión. Entre sus últimas participaciones en el área de montaje está la exitosa serie de TVE 'Estoy vivo', protagonizada por Javier Gutiérrez. También en la televisión pública lleva su sello la serie 'HIT'.
Además, ha participado en trabajos técnicos detrás de las cámaras en programas de televisión como 'Un país para comérselo', que de la mano de Imanol Arias y Juan Echanove recorrió España para presentar su gastronomía y el nostálgico Ochéntame.
En clave más cántabra, su nombre también figura en los créditos del documental sobre Renzo Piano, arquitecto del Centro Botín.
TITULO: Saber Vivir - Fiebre, dolor de cabeza, mareo... ¿No será un golpe de calor?,.
Fiebre, dolor de cabeza, mareo... ¿No será un golpe de calor?,.
foto / Dejar un rato al niño en el coche en verano es suficiente para que el cuerpo se sobrecaliente,.
La evolución del ser humano desde los neandertales hasta hoy nos depara y nos deparará grandes beneficios. Si bien nuestro cerebro es algo más pequeño que el de aquel, está más desarrollado y entrenado para las actividades de nuestra época: ya no hay que cazar mamuts, ni dinosaurios (ya sé que no coincidieron en el tiempo, pero permítanme la licencia) así que ni la fuerza ni las habilidades de supervivencia son tan necesarias.
Quizás esto nos haya hecho mucho más tecnológicos, más listos, más desarrollados. Pero algo hemos tenido que perder a cambio, algo de lo que ellos sí disponían. Veamos:
Es muy probable que la caza, su medio de vida, les hiciera nómadas, buscando por olfato o por huellas en suelo y arboleda cualquier cosa que pudiera ser abatible y cocinada. Ahora el tamaño de lo abatido tiene que ser reducido para que quepa en el microondas.
El hecho de buscar nuevos territorios les haría buscar lugares más placenteros, ya sé que todavía no había empezado el cambio climático, pero alguna glaciación o periodo intermedio les tocaría. Lo que es seguro es que no irían en agosto desde Atapuerca a Gandía, Benidorm o cualquier otra playa de levante. Más bien los cavernícolas españoles buscarían en el norte al oso gallego para las chuletas o al pterodáctilo asturiano por comer algo parecido a las alitas de pollo.
A ningún hombre primitivo se le ocurría correr sin sentido de un sitio a otro y menos durante la canícula, no usaban calzoncillos, ni existía Decathlon para comprar ropa deportiva, no había runners, reposaban, pintaban las paredes, contaban historias y esperaban la puesta de sol para salir sin morir abrasados. Cazaban al alba como Trillo reconquistaba Perejil.
Evidentemente, en aquel entonces no había Internet ni diario EL PAÍS por lo que no podían estar informados del tiempo que iba a hacer, ni de los avisos de la AEMET de los que ahora nosotros dependemos; luego ya hemos perdido algo, esa capacidad innata para predecir el frío o del calor, instinto que hacía que protegieran correctamente a sus bebés poniéndolos a la sombra en el interior de la caverna y no los vistieran en el verano primitivo con pieles de Zara o El Corte Inglés.
Nosotros evidentemente hemos perdido esas capacidades, por eso nos vamos a las playas del sur o de Levante, nos metemos en apartamentos sin aire acondicionado orientados a Poniente, jugamos en la playa a mediodía con los críos mientras se recalienta el arroz en la paella del chiringuito, aguantamos atascos entre Torrevieja y sus alrededores, mosquitos tigre, medusas y vendedores de alfombras en la playa. Papás y singles vigoréxicos corren por el paseo a pleno sol, los mayores de 40 huyen de sí mismos ataviados con su cinta en el pelo y su marcapasos marcando el bíceps.
Por haber perdido y olvidado ese instinto básico, tenéis que aguantar mi artículo recordando que existe una enfermedad, un accidente, derivado de esta incongruencia, el golpe de calor. Es cuando el cuerpo se sobrecalienta por encima de los 40 grados y pierde la capacidad para autoenfriarse. No puede sudar y el cerebro se recalienta sufriendo e incluso cociéndose hasta la muerte. No olvidéis que el cerebro está encerrado dentro del cráneo y funciona como una olla a presión.
Un rato que dejemos al crío dentro del coche en el aparcamiento, “si solo he ido a pagar el ticket”, un tiempo de parque, unas carreras de esas que les gusta a los peques moviéndose de un lado para otro como pollo sin cabeza mientras tú sigues una línea recta, atravesar una rotonda andando de esas que tanto les gusta ahora a los alcaldes o una plaza adornada con farolas o estatuas modernistas de hierro, muy bonitas o no, pero que no dan sombra. Son situaciones que en estos días pueden hacer que nuestros hijos sufran una sensación desagradable, con temperatura alta, fiebre, dolor de cabeza, piel seca sin sudor, mareos o delirios e incluso pueden aparecer convulsión y colapso.
Estos días se ve con frecuencia en la consulta a niños con fiebre, dolor de cabeza y mareo. Son los primeros síntomas, el niño ha estado en su campamento urbano demasiado tiempo al sol o en la piscina demasiado tiempo jugando fuera porque tenía que esperar a hacer la digestión (no, no hace falta, leed mi artículo anterior). No es un virus, no es que haya cogido frío, todo lo contrario, es un golpe de calor, como todo golpe los hay tipo bofetada y tipo puñetazo; en este caso, si solo es una bofetada, lo solucionaremos bajando la temperatura del crío y dando abundantes líquidos.
En los casos más importantes es fundamental bajar rápidamente la temperatura en las primeras horas tras sufrir los síntomas, e incluso si el niño no se encuentra bien llamar al 112.
Para la próxima vez irá con su gorra del Atleti que son las mejores, camiseta de Peppa Pig, beberá agua y se mantendrá en el interior de la caverna durante las horas centrales del día como hacía su abuelo, el primitivo.
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