TITULO: España a ras de cielo - Santiago Muñoz Machado ,. - PLANETA CALLEJA -Domingo- 13 , 20 , 27 - Noviembre ,.
España a ras de cielo ,.
España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo. Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista., etc,.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO -13 , 20 , 27 - Noviembre ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.
Santiago Muñoz Machado,.
El nuevo director de la Real Academia Española asegura que las cuentas de la institución estarán equilibradas en un año
"No va a ocurrir, pero lo que deseo y creo que debería ocurrir es que el Estado financiara al 100% a la RAE"
"Si no existiera la Academia, el español no serviría para que 550 millones de personas se entiendan"
"La Academia no es tozuda en mantener criterios que impidan una cierta feminización del idioma"
Santiago Muñoz Machado (Pozoblanco, 1949) llegó esta mañana a la sede de la Real Academia con el recuerdo de Antonio Maura, el último jurista director de la Real Academia Española, en la boca. No es el presagio de un mandato conservador. Al contrario, sus palabras abren una nueva etapa en la institución.
- ¿Querría describirnos lo que va bien y lo que va mal en la Real Academia Española en este momento?
- No voy a hacer en absoluto una entrevista triste o derrotista. La Academia es una casa llena de cosas maravillosas. Para empezar, sus tres siglos de experiencia que la convierten en una institución rocosa. Es muy dura y muy firme en el cumplimiento de sus obligaciones. Las crisis, como en todas las grandes instituciones, son temporales y efímeras. En nuestro caso, ocurre que la Academia ha crecido mucho, ha crecido también en los servicios que presta. Hablamos de servicios públicos que, si no los ofreciera la RAE, los tendría que dar alguien, no sé si el Estado o las Comunidades Autónomas. Lo harían con menos autoridad y con menos experiencia, eso es seguro. Esa ampliación de los servicios nos ha obligado a ampliar la plantilla. 80 personas trabajan hoy en la Real Academia y para poder retribuirles justamente, necesitamos recursos suficientes. Desde que empezó la crisis económica, éste es el aspecto del que más queja tenemos. Pero estoy convencido de que es un problema efímero. Es un trabajo que asumo personalmente. Me doy un año para equilibrar las cuentas de la RAE.
- Estamos en un 23% de aportación del Estado, ¿verdad? ¿Qué porcentaje le parece que sería razonable?
- Un 100%.
- Pero eso no va a ocurrir.
- No va a ocurrir, pero yo le he dicho lo que deseo y creo que debería ocurrir. Hablo del 100% del gasto básico de la Academia, la inversión que, si no la hiciéramos nosotros, el Estado tendría que hacer a través de sus organismos. A veces, parece que hacemos las cosas por capricho, porque nos gustan las palabras y la literatura. Hacer un diccionario es un servicio público muy importante que atiende a lo más importante que tenemos y lo que más proyección tiene en el mundo.Leo artículos que dicen, más o menos, que tenemos que ofrecer un servicio público por el método de ir mendigando por las empresas...
- Ya que habla de "mendigar": si uno es el director de la RAE y llama a una empresa importante para buscar patrocinios, me imagino que la gente se le pone y le atiende.
- Sí. Pero a mí me gustaría revertir ese juego. Es tan importante esta institución que creo, sinceramente, que son las empresas las que deberían venir a buscarnos. De momento, yo estaré encantado de quedar con los empresarios, por supuesto, y me sentiré muy honrado. Ya he cerrado las primeras citas hoy.
- ¿De qué dependerá que el trabajo de la Academia durante estos años sea o no un éxito?
- Si pienso en los directores más importantes que ha tenido la RAE , en lo que han hecho... Me acuerdo de don Ramón Menéndez Pidal que impulsó los estufios filológicos y modificó la manera de trabajar de la Academia. Y justo antes estuvo don Antonio Maura, que fue el último jurista importante en la historia de la RAE. Don Antonio fue un trabajador incansable, puso en marcha publicaciones que hoy aún existen, abrió más fichas que nadie... Dicen que es la única persona que leyó el diccionario entero, revisó cada palabra. El éxito consiste en eso, en trabajar mucho, en mantener el prestigio de la institución, en cumplir con nuestras funciones, en lograr que no haya quebrantos en el idioma...
- Leí que en Brasil subtitulan las películas portuguesas porque el idioma portugués se disgrega. ¿Es previsible que ocurra algo así con el español?
- Trabajamos para que eso no ocurra. Si hacemos mal nuestra labor, nosotros y nuestras academias hermanas de América, puede ocurrir. De momento, el grado de comprensión mutua es satisfactorio. Nos entendemos mejor que lo que se entiende un inglés y un estadounidense.
- Hablemos de eso del desprestigio de las élites, que también le ha tocado a la RAE.
- Todas las instituciones grandes tienen críticos. A veces salen como las setas, cuando llueve. Tampoco me parece que sean muy importantes. Conozco la opinión de algún filólogo, de algún político, no mucho más.
- Entonces, ¿la presión externa no ha enrarecido la vida de la Real Academia?
- Esta casa conoce poco esa presión. Las críticas son minoritarias. Nos llegan, pero no las hemos debatido en pleno. Por supuesto que nos preocupa mantener nuestro prestigio, siempre sobre la base de hacer bien nuestro trabajo.
- Yo he leído a filólogos que sostenían que se puede vivir sin academia de la lengua. ¿Qué ocurriría si no existiera la RAE?
- Probablemente no tendríamos un idioma común para 550 millones de personas en todo el mundo. La RAE, junto a las academias hermanas, ha logrado que nos entendamos todos los hablantes de español.
- ¿Será más flexible la Academia sobre el lenguaje inclusivo?
- La Academia no es tozuda en mantener criterios que impidan una cierta feminización o, mejor, un cierto alivio de la excesiva masculinización del idioma. En enero veremos en el pleno el informe sobre el tema y puede que la gente interprete que va a haber una apertura. En realidad no es eso: la Academia no inventa el idioma: lo guarda, lo cuida y es su depositario. Los cambios van poco a poco.
- ¿La RAE debería tener una función diplomática?
- Sí. Aunque no la haya ejercido aún. La Academia recibe un afecto y tiene un prestigio extraordinarios en América; lo natural es que sea una buena embajadora en cualquier misión de Estado. El Diccionario panhispánico, por ejemplo, ha sido muy celebrado por todos los países latinoamericanos.
- ¿Y cuál debería ser el papel político/cultural de España ante América Latina?
- Eso trasciende un poco nuestra misión. Le diré que el error que debemos evitar los españoles es considera un patrimonio común, la lengua, como si fuera propio y exclusivo. La lengua es tan de un peruano o de un chileno como de un español. Debemos operar como iguales, sin orden jerarquizado. Podemos aceptar un liderazgo entre los países, pero no aspirar a obtener ventajas de ello.
- Santiago, usted ha dedicado su vida la universidad y al conocimiento. ¿Le parece justo que la medida de todas las frustraciones de la España moderna sean la educación y la cultura?
- No sólo es justa: me parece muy importante que se tome conciencia. Durante muchos años, lamentablemente coincidentes con el periodo constitucional, España ha despreciado el valor de la educación y la cultura. Yo soy, básicamente, un universitario y soy muy consciente del deterioro de la universidad. Todos en la universidad estamos de acuerdo en eso. La universidad es también una institución vieja y resistente que supera todas las crisis, pero la desatención que ha sufrido es tan grande que va a tardar mucho en superarla. Bienvenido sea que, al menos, haya una preocupación, una conciencia. Lo contrario es destruir un país. Que instituciones culturales importantes no tengan recursos suficientes es lamentable. Que haya políticos que no entiendan cuál es la importancia del Prado, de la Biblioteca Nacional o de la RAE, es desolador y además es injusto porque nuestras demandas son mínimas dentro del presupuesto del Estado.
- Del Museo del Prado se dice que encontró la estabilidad gracias a un liderazgo fuerte y a un nuevo estatuto legal que le dio seguridad y flexibilidad. ¿La RAE necesita un nuevo derecho?
- Tal vez algún día haya que madurar ideas, afianzar la posición de la Academia. Esta institución ha defendido siempre con mucho énfasis su origen privado. Toda su historia ha luchado por no ser demasiado público ni demasiado privada. Sus estatutos no la definen jurídicamente, yo podría definirla pero está en una situación compleja. Quizá hubiera que mejorar esa situación, lograr una regulación más blindada.
- Antes hablaba del deterioro de la educación. ¿Es peor el español que hablamos hoy que le de hace 40 años?
- Yo creo que no. Depende de con qué lo comparemos. Decimos siempre que los políticos hablan peor que los extraordinarios oradores de la República. Pero hoy nos gustaría la elocuencia de un Castelar. Claro que ahora también hay políticos que hablan fatal, que tienen una educación mucho peor. ¿En las redes se habla peor? Bueno, es un lenguaje privado, ahí no podemos pretender ser normativos. En general, no creo que cualquier tiempo pasado fuera mejor. Yo creo en el progreso.
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TITULO: Centenarios - Concha Velasco,.
Concha Velasco,.
foto / Concha Velasco: "No me puedo retirar porque tengo que pagar a Hacienda",.
Concha Velasco es tan perfeccionista y puntual que llega 20 minutos antes de la hora acordada. La periodista y el fotógrafo tienen que volar para llegar a tiempo y no hacer esperar a la gran dama de la escena.
«¿Dónde está la niña de las fotos?», suelta Concha nada más aterrizar en el Teatro La Latina de Madrid.
La niña de las fotos todavía no ha llegado y es un tiarrón de Bilbao, de 59 tacos. Cuando al fin aparece el fotógrafo, Concha empieza a dar instrucciones. Sabe perfectamente cómo colocarse ante la cámara para mostrar su lado bueno.
«Todos tenemos un lado bueno. ¿Cómo se llamaba el actor de Gilda?», pregunta la actriz. «Glenn Ford», le contestan. «Bueno, pues a ése hasta le cambiaban las puertas de sitio para sacarle bien», relata esta artista, que es una enciclopedia andante de anécdotas.
Viene de blanco, a juego con sus canas, que luce con dignidad y orgullo, al igual que sus arrugas. Ha resistido al imperio de la cirugía y del bótox. Eso sí, lo que no perdona es el maquillaje. «Yo, siempre pintada. A mí en bata no me ve nadie. Ni el mensajero. Ni en chándal, tampoco».
En las horas previas a convertirse en fantasma, Concha se instala en su camerino, ese santuario que antaño perteneció a su gran amiga Lina Morgan. Lleva nueve meses representando 'El Funeral', una obra escrita y dirigida por su hijo, Manuel Velasco, en la que se ríe de la muerte.
- ¿Quién manda en la obra: su hijo o usted?
- El director. Soy muy disciplinada, pero no soy fácil. Necesito que sepan más que yo. Cuando trabajo con un director que no sabe, me pongo muy tensa.
- ¿Se ha cargado usted a algún director?
- Sí, cuando hice 'Las manzanas del viernes' de Antonio Gala. Faltaban cuatro días para el estreno en Bilbao, cuando el director me pegó un grito. A mí me das un grito, pero el segundo no me lo das. Me dijo: «Me voy». Y le contesté: «Te vas, pero no vuelves».
Así es Concha, la mujer que no tiene empacho en confesar que desayuna «una tostada con aceite llena de pastillas» y que, durante años, fue dycsómana, o sea, adicta al Dyc. «Yo no me he drogado nunca. Lo que sí me encantaba era el whisky. Lo tenía aquí en el camerino. Cuando rodaba, le decía a la sastra que lo pusiera como si fuera un té. Y le decía: "¿Me quieres traer el té?" Ahora lo tengo prohibido todo».
Con una memoria prodigiosa, Concha va haciendo un repaso de su vida a través de sus obras de teatro: de 'Reina Juana', «la primera mujer maltratada» a 'La vida por delante' de José María Pou o de 'Yo lo que quiero es bailar' a 'Inés desabrochada'. Podría estar horas charlando de teatro, pero toca hablar de política, algo a lo que se resiste.
- Se mojó por Zapatero, ¿haría lo mismo por Pedro Sánchez?
- Usted perdone, pero yo soy socialista desde antes. Cuando me dicen que cómo me defino digo que soy socialista, católica y española. A mí no me da vergüenza decir España.
- ¿Y ahora se mojaría por Sánchez?
- No. Hace cuatro años estuve muy grave y entonces prometí que nunca más haría campaña por nadie. Pero quiero a Pedro Sánchez porque cuando no era nadie iba al teatro, aunque luego cuando lo son, no van. Y hay una persona a la que quiero muchísimo que es Alfredo Pérez Rubalcaba, que me llamaba a diario cuando estaba enferma.
Como muchos otros ciudadanos, anda Concha desencantada con la política. No entiende lo que está pasando y no se siente representada por nadie: «Ahora en el Congreso, sólo veo el insulto por el insulto y no me gusta».
Ella misma se hace las preguntas y se concede las respuestas. «¿Por qué la gente joven ahora no se involucra en nada? Porque tienen miedo. Y yo nunca he tenido miedo. Sí tengo desilusión. ¿Por qué no dan la cara los jóvenes? Sólo hay uno que es este pobre chico, digo pobre porque está equivocado».
Ese pobre chico no podía ser otro que Willy Toledo. «Sí, pero Willy Toledo no representa a todo el mundo. Se representa a sí mismo. Dentro de nuestra profesión hay gente de derechas, de izquierdas, católicos, protestantes... En el 74, hicimos una huelga de actores de 10 días en la que conseguimos Seguridad Social, horarios laborales y ensayos. Estábamos todos: Lola Flores, Raphael... ¿Dónde está ahora la gente joven? Solamente queda el pobre Willy Toledo», declara disgustada.
Y rememora con nostalgia aquellos tiempos de la Transición cuando «unos señores tan distintos se reunieron hace 40 años para que en España tuviéramos una Constitución maravillosa», un consenso, que, en la actualidad, parece imposible.
La luz del día se apaga y hay que continuar con la sesión de fotos. Con Concha no hay que despistarse ni un minuto porque hasta en los tiempos muertos va soltando una perla tras otra: «Tengo más cicatrices que un torero» o «este abrigo de Elena Benarroch sólo lo tenemos Melanie Griffith y yo».
Salir a la Plaza de la Cebada con una de las artistas más queridas de España es todo un show. Desde su equipo ya nos habían advertido de que con Concha Velasco las señoras se transforman en auténticos hooligans. Podemos dar fe de ello. Al momento, una línea Maginot de fans cerca a la estrella y comienza la loca carrera por el selfie.
«Para mi madre, por favor. Sólo ella», «eres la mejor» y así, una tras otra. El fotógrafo hace su trabajo a duras penas entre tanto fervor popular. Concha tiene eso tan difícil de conseguir que es el cariño de la gente. Sencillamente, la adoran. Cuando le pregunto que qué tiene ella que no tenga Penélope Cruz, se pone hecha un basilisco. «Adoro a Penélope Cruz. Ni me la toques. Amo a Pilar Bardem. Me bajo de un taxi si se meten con Los Bardem. Son mi familia. Pero, ¿qué te ha hecho Penélope Cruz?».
- Me refiero a que no tiene tanto cariño popular como usted. Hay gente que es más querida y otra, menos.
- ¡Por Dios, no me toques a esta familia! ¡Te lo digo en serio! ¡Es que es tan injusto! ¿Cómo te puedes meter con Javier Bardem, que es uno de los mejores actores del mundo? Te diría que Darín y Bardem son los dos mejores actores del momento. Y Antonio Banderas, que dentro de todas sus limitaciones, es maravilloso.
Como se puede apreciar, Concha defiende a sus amigos a capa y espada. Siempre ha sido rebelde y ha hecho lo que le ha dado la gana. Es una superviviente nata en un año que ha sido especialmente difícil para ella. Ha estado enferma con una neumonía, ha anunciado su retirada y las Navidades han tenido un sabor amargo: «2018 ha sido un año traumático. He estado muy airada y me han pasado muchas cosas este año que no tengo por qué contarte».
Cuando sale el tema del acoso sexual en el cine, se hace el silencio en el camerino, un silencio que suena como aquella carcajada que soltó Sharon Stone cuando le preguntaron por el asunto.
No da nombres, pero su respuesta es clara como el agua. «No quiero hablar de eso. Sí, yo he conocido a mucha gente y, en algún momento dado, he tenido que saltar por un balcón para huir del acosador. Pero yo no quiero hablar de ese señor porque ya no está y no se puede defender. ¡Claro que he sufrido acoso! Y, de gente muy conocida. También he dado patadas en los huevos a algunos señores y a otros, les he cruzado la cara. Con otros me he llevado la gran sorpresa de negarme y pensar que no me iban a contratar nunca más y, luego, me han contratado».
El tono de la charla se va volviendo cada vez más melancólico. Y, al final, la chica ye-yé se derrumba y cuenta ese secreto que lleva toda la entrevista anunciando que no va a relatar pero, al final, lo cuenta. Su monólogo en la vida real es mejor que los de sus obras de teatro.
«He estado deprimida con una gran tristeza. He tenido una vez más que vender todas mis cosas para seguir adelante y no se reacciona igual cuando se tienen 18, 20 o 40 años que ahora con 79. Ha sido la quinceava vez que yo me he cambiado de casa. ¿Tú crees que eso es posible? He tenido que dejar todas mis cosas en un guardamuebles. Me voy a poner a llorar. He pagado a Hacienda, ya no debo nada, pero ha sido doloroso. En este camerino, hace tres semanas, yo estaba sentada en el suelo llorando y estos hijos míos maravillosos... Me pondré a llorar ahora. ¿En qué novela se dice que todo lo que no se da se pierde? Yo creo que es en 'La Ciudad de la alegría', ¿no empieza así? Ellos me han devuelto todo lo que yo les he dado en la vida. Lo he pasado tan mal que si no es por estos dos chicos y mi nieto, yo no salgo adelante esta vez. Me ha costado mucho reponerme. ¿Qué pasa? ¿Te estoy contagiando?».
A estas alturas de la conversación, Concha llora, pero la periodista también y hasta la niña de las fotos, o sea el tiarrón de Bilbao, se emociona y está al borde de las lágrimas. Concha prosigue su relato con la voz quebrada.
- ¿Qué se aprende del sufrimiento?
- Si tienes la suerte que tengo yo de tener dos hijos maravillosos, pues una alegría muy grande. Lo he pasado mal, muy mal. Te hablo de mis hijos a los que yo les he dado todo lo que yo no tuve. Porque yo no tuve nada. El otro día le conté a mi nieto que cuando yo tenía siete años y vivía en Marruecos, le pregunté a mi madre: «Mamá, me han dicho en el cole que los padres son los Reyes». Y mi madre me contestó: «Pues, mira sí. A partir de ahora, tú no vas a tener ningún regalo». Eso me dijo mi madre con siete años y yo he sido siempre una niña triste. He fingido ser alegre. Siempre he fingido ser otra cosa de lo que era. Por eso yo he querido que mis hijos creyesen en Papa Noél y en los Reyes. Decirle a un niño de 7 años que nunca va a tener más regalos ha sido duro. Creo que fue el gran error que mi madre cometió conmigo. Y eso ha hecho de mí ese carácter que tengo que me puedo hundir, pero luego me repongo. Finjo tanto que, a veces, cuando me siento en el suelo a llorar es porque descubro la gran mentira que yo he creado de mí misma.
- Entonces, ¿se va a retirar?
- ¡Qué va! No puedo. Tengo que pagar a Hacienda.
- Pero, ¿todavía le queda por pagar? ¿Se ha sentido perseguida por Hacienda?
- Como todo el mundo. Lo que pasa es que yo antes pedía plazos y me los concedían. Pero ya no me los daban. No había otra solución. Yo no quería aparecer en la prensa por esto. Sale mucha gente diciendo: «Me han engañado». No, no te han engañado. Hay que pagar. A mí no me ha engañado nadie. Lo que pasa es que se podía haber hecho mejor.
Concha se despide. Mientras se prepara para interpretar el funeral de Lucrecia Conti, Concha ya no pide ni salud ni dinero, sino tan sólo un poco de paz para su gran corazón.
TITULO: Un país para reírlo - El humor puro de Martes y Trece ,.
martes -8 , 15 , 22, 29 - Noviembre , a las 22:55 horas en La 2, foto,.
El humor puro de Martes y Trece ,.
Su único deseo insatisfecho es parodiar a la familia real,.
Martes y Trece, Josema y Millán, son los humoristas de moda en el mundo del espectáculo español. Seguidores de un humor limpio, despolitizado y asexuado, arrancan fácilmente las carcajadas de los espectadores con sus recreaciones de los personajes de Joaquín Arozamena entrevistando a Gloria Fuertes, Pablo Lizcano conectando con José María García o Jesús Quintero dialogando con Julio Iglesias. Aseguran tener pocas cosas en común -sólo la manera de meterse los pantalones- y ser feroces críticos de un trabajo para el que se consideran dotados desde que iban al colegio. Están muy contentos con lo que hacen y sólo tienen un deseo, que se verá cumplido el día que puedan hacer una parodia de la familia real española.
Josema es el más alto de Martes y Trece. Es madrileño, tiene 34 años, los ojos muy azules y se acaba de casar por segunda vez en una operación en la que ha terminado con dos hijos, ya que cada contrayente aportaba uno de sus respectivos matrimonios anteriores. Millán es el menos alto, nació en Ciudad Real hace 34 años y cree estar soltero para siempre "porque Josema me ha hecho ese favor y se ha casado por mí; además, yo en esto salgo a mi padre". Los dos se conocieron en la Escuela de Arte Dramático de Madrid cuando no habían cumplido los 20 años, antes de que Millán tuviera que hacer el servicio militar en Santander y Josema hiciera lo propio n Ceuta.Pero antes de llegar a ser el dúo de moda, Martes y Trece fueron Josema, Millán y Fernando durante cinco años, desde 1978, en que debutaron en la discoteca People, de Madrid, hasta 1983, año en que Fernando dejó el grupo. Millán recuerda que todo empezó a cuajarse durante el servicio militar. "Fernando y yo hicimos la mili en Santander. Actuábamos juntos en el cuartel, en Santander, que ya no existe, y no me extraña, todavía sigo teniendo pesadillas con aquel cuartel. La experiencia de la mili es algo que se tiene que pasar, porque se pasa, pero se pasa afortunadamente. Luego te quedas como zumbadillo, pero en 20 o 30 años espero que se me haya quitado de la cabeza. De momento, sólo me quitaron la gorra de plato. Hacíamos galas Fernando y yo por los pueblos. Cuando vine de la mili nos juntamos los tres en Madrid. Yo propuse la idea. Siempre he sido un tío inquieto, y pensé que había que hacer un trío. Vivir del teatro, entonces y ahora, era algo imposible".
Primeras imitaciones
Sus primeras imitaciones afectaron ya a personajes populares de televisión. "Hacíamos a Manolo Martín Ferrand", recuerda Millán, "que entonces era supermoda. Lo hacía Josema. Yo hacía una parodia llamada ciclo menopáusico pornográfico para menores. Era una parodia de las series de dibujos animados de esos años: Heidi, Marco. Luego hacíamos cosas muy avezadas para la época. Teníamos ventipocos años y éramos unos tíos raros atrevidos".
Josema cree que la clave que les facilitó su inmediato entendimiento con el público está en las características de su humor. "Nuestro humor es muy original, muy puro. Cuando empezábamos se llevaban las parodias de políticos, y nosotros no las hicimos. Éramos distintos. Nuestro humor es blanco, pero con algún tinte mordaz, histriónico y esperpéntico. Si a veces resulta sangriento no es porque esté así planeado, sino porque nuestro modo de trabajar es meterríos en el personaje y luego dejarle volar dando rienda suelta a la imagmación y, a veces, a la más pura invención".
¿Cuál es el personaje que peor ha reaccionado por sus inútaciones? "Ninguno", aseguran los dos. "Nunca se ha cabreado nadie con nosotros. El otro día apuntaba un crítico que él no sabía si los que se veían reflejados por nosotros sonreían cínicamente ante el temor de ser atacados más. Puede ser. La verdad es que no hay ninguna reacción hostil. Algunos se quedan un poco cortados, pero reaccionan bien. Recuerdo una vez que trabajamos para los Premios TP y hacíamos el personaje de Lizcano, que era una de las partes fuertes del show. Él estaba entre el público. Cuando terminamos la actuación vino al camerino, y sin mediar palabra ni decir nada, ni ¡hola! ni nada, vino directamente a nosotros y me dijo: '¿Qué, ahora .ya subnormal perdido, noooooo?'. Y nosotros: ¡glup! Pero nada, muy bien todo".
Eligen a los personajes en función de su popularidad. "La televisión es una buena fuente", dice Josema, "porque ahí es donde la gente se hace más famosa. Se van haciendo solos. Nuestros personajes son como bolas de nieve que se echan a rodar y van cogiendo cosas del suelo. Tenemos un estilo muy determinado para hacer la parodia. Hay personajes que nos duran muchos años. El que más es Encarna, que después de año y medio lo quitamos, pero lo hemos repuesto porque la gente se iba insatisfecha si no lo representábamos. María Ostiz es otro de los personajes que más tiempo hemos tenido con nosotros. Ahí se ve clara nuestra forma de trabajar, porque María Ostiz es una persona como monjil, pues nosotros al parodiarla hacíamos una madre abadesa de película de Almodóvar. Ella vino a vernos, y se tapaba la carita con las manos, pero se reía. Nosotros hacemos astracanadas. Trabajamos conjuntamente los personajes, y al echarlos a rodar no sabemos en qué van a terminar. No tenemos un texto limitado ni preconcebido, damos un amplio margen a la improvisación. Para la parodia de Quintero con Julio Iglesias tenemos dos apuntes, y luego improvisamos aplicando lo. que hemos observado. Eso es lo fundamental, observar y tener gracia".
El único deseo insatisfecho que tienen es el no haber podido hacer una imitación de los Reyes. "Nos gustaría parodiar a la familia real en el buen sentido y con toda la fineza que nos caracteriza, pero está absolutamente prohibido. Evidentemente, si hacemos una cosa de los Reyes no vamos a hacer un disparate. Creemos que los Borbones darían mucho juego".
Los colegios
Los dos son conscientes de que desde muy pequeños tenían una gran facilidad para hacer reír. Josema dice que en todos los colegios en que ha estado -"más de cinco, porque después de morir mi madre, a mi padre le dio por cambiarnos de colegio"- ha sido el gracioso de la clase. "Sienípre quise ser actor cómico. Lo tuve clarísimo desde bien pequeño". Millán también es consciente de sus facilidades cómicas desde su más tierna infancia, aunque él, interno en un colegio de curas de Ciudad Real durante ocho años, tenía menos posibilidades de demostrar sus gracias a los compafleros. "En mi colegio no te podías pasar ni un pelo. Fueron ocho años con curas de los que tengo unos recuerdos muy fuertes. De lo que sí les estoy agradecido es que desde pequeñín vieron en mí la faceta de actor, y siempre que había una velada me dejaban actuar en el escenario".
Hacer reír al público les parece algo "ma-ra-vi-llo-so", y el humorista favorito de los dos es Tip, "el mejor del ínundo". A Josema, lo que más le divierte es estar con su familia y jugar al tenis. Millán prefiere ver y jugar al fútbol, y lo que más les disgusta a los dos es el tráfico de Madrid. "A mí también me cabrean mucho los vendedores de El Corte Inglés, porque cuando vas a comprar algo creen que eres idiota y pretenden venderte lo que quieren", termina Josema.
TITULO: Aquí la tierra -Mario Rodríguez «Pilato», 23 años como sepulturero,.
Mario Rodríguez «Pilato», 23 años como sepulturero,.
foto / Mario abriendo un nicho,.
El valverdeño calcula que habrá realizado unos 700 enterramientos, además de traslados y aperturas,.
Sepulturero o enterrador es uno de los trabajos que no todo el mundo desea y a la vez es una de las tareas necesarias en cualquier municipio.
En nuestra localidad, estas funciones la desempeña Mario Rodríguez Aparicio, también conocido por el mote de «Pilato» que le viene de su padre y su abuelo.
Nuestro protagonista tiene 52 años y desde septiembre de 1991 es trabajador del Ayuntamiento donde comenzó como oficial albañil de segunda con el maestro Miguel «Corchina» con el que también empezó trabajos en el cementerio.
Antes, Mario estuvo trabajando en el Matadero de Badajoz en el despiece, tareas que había aprendido de su padre que era matarife. A causa de una importante enfermedad pasó a ser pensionista a temprana edad; esta situación no era de su agrado y se decidió por pedir el alta voluntaria. El inspector médico le facilitó un informe de su situación para el Ayuntamiento; entonces el alcalde era Anselmo Antúnez. Fue contratado primeramente para ayudar en el alicatado del matadero y después fue ayudante de Manuel Perera «Golondrina» en el servicio de limpieza. Desde hace 23 años trabaja en el Servicio Municipal de Obras donde actualmente continúa. Lleva ya 17 años como oficial de primera y también como fontanero ayudando a Morales o cuando éste se encuentra de vacaciones o baja médica.
Nos recuerda que en sus primeros años en el ayuntamiento, Miguel «Corchina» enfermó, por lo que tuvo que realizar su primer enterramiento que fue el de Luisa Rueda Pérez «La Mantesa» el 25 de enero de 1994. Dice que le costó mucho cerrar el nicho: «Entre que era la primera vez, los familiares mirando y los nervios, casi no sabía lo que hacía, pero poco a poco fui cogiendo práctica y así, hasta ahora». Calcula que habrá realizado unos 700 enterramientos, además de traslados y aperturas.
De estos veintitrés años como sepulturero, nos cuenta algunas historias curiosas.
«El susto más grande que me he llevado fue en la apertura de un nicho para trasladar los restos. Al tirar de la caja, en presencia de los familiares, se oyó en el interior un silbido muy grande que nos puso los pelos de punta a todos; era una gruesa culebra que seguro que se asustó más que nosotros y rápidamente huyó por algún hueco de la pared a otro nicho o al exterior. En otra ocasión, en un entierro en el que se iba a utilizar un nicho que estaba ocupado, un familiar cercano del difunto me dijo: vamos Mario que hay que abrir el Spar. Yo no sabía a qué se refería, pero me enteré enseguida al descubrir el nicho, en su interior, además de los restos, encontramos un radiocasete, dos quintos de cerveza, tabaco, un mechero, una navaja, una bota de vino y dos pares de zapatillas, todo un conjunto de enseres para el viaje al más allá».
También nos cuenta que en bastantes ocasiones ha encontrado sepulturas con el cadáver entero, muy conservado y por el contrario, a veces no hay nada en el nicho, ni siquiera restos de la caja; piensa que son los conejos que minan las paredes y se van comiendo todo. En una ocasión dejó varios días un nicho abierto para que los familiares comprobaran que no había nada.
Sobre el proyecto de reformas y traslados que están realizando actualmente, opina que son muy necesarios, ya que bastantes zonas de los dos bloques afectados se encuentran en muy mal estado y ve bien que se hayan construido nichos pequeños donde mudar los restos, pues son más baratos. Sobre los columbarios nos dice que también son necesarios pues son más adecuados para las incineraciones que cada vez son más numerosas; afirma que ya hay bastantes urnas que están guardadas en nichos grandes.
Para terminar, expresa su confianza de que las reformas solucionarán el problema de los huesarios ya que tienen muy mal acceso que dificulta el trabajo de eliminación de restos y dan mala imagen.
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