Los campeonatos de atletismo están repletos de jóvenes que fueron niños nerviosos. Chavales traviesos a quienes sus padres, desesperados, soltaron en una pista para ver si así se desahogaban. Uno de esos chiquillos fue Borja Vivas, hoy convertido en una imponente torre de músculos que aplacó su fogosidad lanzando una bola. El malagueño prosperó hasta alcanzar la final de los Campeonatos de Europa y ahí, después de años trabajando para disfrutar de este momento, no perdonó y se colgó la medalla de plata (20,86 metros), insertado entre dos portentos, el alemán David Storl -el bicampéon del mundo que lanzó 21,41-, y el polaco Tomasz Majewski, el bicampéon olímpico que se quedó a tres centímetros del español.
Borja Vivas, de 30 años, es fruto de la paciencia: su estilo, lineal, como Storl y Majewski, los grandes lanzadores de peso europeos del siglo XXI, necesita años de retoques hasta que la máquina está ajustada. A cambio, a Vivas puede quedarle un lustro por delante. Pero su medalla también es consecuencia de un cambio de mentalidad. Eso se produjo en los Juegos de Londres, donde patinó con un insulso lanzamiento de 18,88 metros. Entonces se propuso que no podía volver a pasarle. Vivas, hasta entonces, era el típico atleta que daba por cumplida la temporada con la clasificación para el campeonato de turno.
Hasta ese momento solo había lanzado cuatro veces por encima de los 20 metros. Solo en 2013 ya lo hizo en cinco ocasiones. Y en 2014, su explosión, superó los 21 metros con un tiro de 21,07, una mejora, de una temporada a otra, de 44 centímetros, quedándose a 40 del récord de España de Manolo Martínez, el pionero del lanzamiento de peso que, curiosamente, nunca ganó una medalla en un Europeo al aire libre. Como tampoco lo lograron Mario Pestano o Frank Casañas en disco. Solo Mercedes Chilla, bronce en Gotemburgo, logró una medalla para España en los lanzamientos. Vivas ha encontrado al fin la dinamita en el círculo y en la final, por ejemplo, no bajó, salvo un nulo, de los 20 metros.
Su éxito está compartido con Tomás Fernández, el entrenador que ha pulido al lanzador español hasta dar con la tecla en el momento exacto, cuando han irrumpido dos rivales españoles, el cántabro Carlos Tobalina, noveno en la final (20,04), y el cubano Yioser Toledo, que no superó la calificación por la mañana, donde Vivas solo necesitó un lanzamiento (20,53).
Vivas, el segundo lanzador más alto de la final con sus 2,03 -solo le superó Majewski con 2,04-, una mole de 140 kilos, no solo piensa en el atletismo. El malagueño es diplomado en Empresariales con un Master en Dirección y Gestión Deportiva, y actualmente estudia un grado de ADE en la Universidad Católica de Murcia. Varias mañanas ayuda en la academia de sus padres en la formación de aspirantes a policía nacional, después entrena en las pistas de Carranque y luego regresa a casa de sus padres, muy cerca de la ciudad deportiva, donde cocina para todos. Por la tarde suele tocar gimnasio, increíbles sesiones de pesas en las que puede llegar a levantar 240 kilos en sentadillas o 210 en pectoral.
La peor imagen del estreno del Europeo fue el tropezón de Víctor García, una de las bazas más sólidas de la selección española, en el último obstáculo. El madrileño, muy mal colocado durante toda la carrera, quiso remontar en la recta y al llegar al obstáculo, apurado por el alemán Uliczka, chocó con la rodilla y sufrió una caída tremenda. El atleta de Antonio Serrano tuvo que ser retirado en camilla y tardó casi media hora en recuperar el conocimiento. "Ha sido un palo duro", comentó en Twitter Víctor García, al que hace dos años, en el Europeo de Zúrich, le sucedió algo parecido en la final de 3.000 obstáculos y, después de caerse en el mismo punto, aún pudo ganar una medalla de bronce.
Sebas Martos vio la caída y no se pudo quitar el susto en toda su serie. Aún así, el obstaculista de Jaén, como Ángel Mullera, corrió con la calculadora en la mano para desgastarse lo menos posible porque el séptimo y el octavo puesto que consiguieron, respectivamente, les valía para entrar en la final.
Buenos resultados
La jornada inaugural fue especialmente propicia para los lanzadores. Frank Casañas (62,32) y Mario Pestano (62,10) se clasificaron para la final de disco por puestos, mientras que Mercedes Chilla sufrió mucho menos en la calificación de jabalina. La jerezana, impecable a sus 34 años, aún reponiéndose de una grave lesión, sólo necesitó un lanzamiento (57,82).
Fuera de los focos, Pablo Torrijos sigue haciendo camino en triple salto. Su éxito, alcanzar la final, no es menor. Solo un español, Luis Felipe Areta, hace 43 años, lo había logrado antes. Al castellonense le sobró el tercer salto después de lograr 16,66 con viento en contra (-0.8) en el segundo intento. Ahora, con seis saltos por delante, su reto es renovar otra reliquia, el récord de España que firmó Santiago Moreno en 1991, un año antes de que naciera Torrijos, aspirante a ser el primero en romper la barrera de los 17 metros.
La jornada inaugural dejó gratas noticias, como la excelente sensación que transmitió Indira Terrero, la cubana nacionalizada que, dejándose llevar en los últimos metros, logró la mejor marca española de la temporada (51.62) en 400. La atleta residente en Valencia estará en las semifinales junto a Aauri Bokesa (51.86). O Kevin López, el sevillano que resolvió con solvencia una eliminatoria trufada de dificultades. "Este año no he hecho 1.43, pero he llegado al 100%, en el momento ideal", señaló mientras su compañero Luis Alberto Marco, que lleva varios años sin saber salir de un laberinto, terminó último en su serie.
También avanzó hasta las semifinales el 'Pájaro'. A Ángel David Rodríguez a punto estuvo de costarle un disgusto su manía de girarse en la meta para ver a sus rivales. Aún así acabó cuarto (10.44) y superó la ronda en los 100 metros, algo que no logró Eduard Viles. Samuel García no defraudó en los 400 y se ganó una plaza en las semifinales después de correr en 45.80.
La segunda final del día, la de los 10.000 metros, encumbró a la británica Jo Pavey, una fondista de 40 años y madre de dos niños. Las españolas acabaron muy lejos de la medalla: Lidia Rodríguez fue decimoséptima (33:17.39) y Gema Barrachina entró justo después (33.24.65).
La cena unos filetes de lomo con patatas fritas, postre melon,.