El viernes -12- Julio a las 22:00 por La 1, foto.
Eugenia García Fernández «He desayunado con Reagan en la Casa Blanca y comido con Indira Gandhi»,.
A sus 86 años, Eugenia García, cacereña que ha visitado 80 países, acaba de recibir un homenaje en el Centro de Educación de Adultos,.
En su retina están grabados rincones de 80 países, aunque guarda con especial cariño lo que ha podido ver en Egipto y México. Los ha recorrido gracias a los puestos profesionales que ha ocupado a lo largo de su vida. Fue la primera concejala de la Democracia en Cáceres, entre 1979 y 1983; vicepresidenta nacional de la Confederación de Mujeres Empresarias de España durante una década y formó parte de la dirección nacional en el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
También desarrolló una fructuosa labor como empresaria tras estudiar en la Escuela Superior de Sevilla lo que hoy se conoce como Empresariales. Fue gerente de la sociedad limitada que formaron su padre y su tío, García Hermanos, S.L. Con 20 años estaba al frente de una entidad con 40 trabajadores. «Fui la primera mujer que en Cáceres participó en un consejo de administración», comenta García, quien también guarda en su vitrina de reconocimientos la medalla de honor de la Cámara de Comercio de Cáceres por su trayectoria profesional.
Fue la primera concejala de la Democracia en Cáceres y formó parte de la dirección nacional de Unicef
A sus títulos de profesora mercantil y de
música, se suman cargos en la Confederación Regional de Empresarios de
Extremadura y en la Asociación de Amigos de la Real Academia de
Extremadura, entre otras agrupaciones. Además, le concedieron la medalla
de oro de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja Española y la medalla de
oro al Mérito Civil de la solidaridad. De su época en la política dice que «podría escribir un libro sobre la discriminación por ser mujer». Ella no pertenecía a ningún partido, iba como independiente y tuvo como alcaldes a Luis González Cascos y Manuel Domínguez Lucero. «Por mi preparación esperaba trabajar como concejala de Hacienda o en algún área relacionada con la economía. Sin embargo, como era mujer me dieron Matadero, Mercado y Limpieza», lamenta. «Al menos todo eso ha cambiado», añade García Fernández, quien ha conocido a lo largo de su vida a numerosas personalidades de distintos ámbitos. Entre ellas a Álvaro de Villamor, el artista cacereño ya fallecido que estuvo afincado en Hollywood y que es el autor del retrato de la Reina Sofía que Eugenia donó al Ayuntamiento de la capital cacereña.
Cuando se le pregunta por sus viajes le cuesta mucho elegir uno, prefiere relatar alguna de sus experiencias. «Han sido muy distintas, he pasado de compartir reuniones con dueñas de fundiciones de acero en Alemania o de cafetales en México a viajar con Unicef para hablar con jefes de Estados», añade antes de recordar algunas anécdotas.
Anécdotas por el mundo
El paso del tiempo le ha permitido quitar importancia a algunos capítulos de su vida, pero en su momento fueron más que un susto. «Me ha pasado de todo. He estado en países de África encerrada cinco días en un hotel en medio de un levantamiento militar. En Bolivia sufrí un pequeño incidente en el avión. Nada más despegar se desprendieron las mascarillas de oxígeno y tuvimos que volver a La Paz. Allí dormía en una habitación llena de cucarachas. También viajé a la Polinesia ocho días después del ataque a las Torres Gemelas. Cuando hicimos escala en Estados Unidos había muchísimos controles. Pasamos horas y horas en los aeropuertos», recuerda Eugenia, que tiene cinco hijos y cinco nietos.A ella la edad no le ha supuesto un impedimento para mantenerse activa. Ha pasado por la Universidad de Mayores y ha hecho tres cursos en el Centro de Adultos de Cáceres. A él se volverá a apuntar el próximo año.
Dice que puede escribir un libro de la discriminación que sintió en los ochenta por ser mujer en política
Lo compaginará con sus clases de
gimnasia dos veces por semana. «Con poder hacer esas pequeñas cosas me
conformo. Después de todas las experiencias que he tenido no le pido más
a la vida», dijo entre risas justo antes de que empezara el acto de
clausura de la escuela de adultos en el que se homenajeó a los alumnos
de mayor edad y se premió a los mejores estudiantes. La directora del centro, Araceli Rubio, le entregó un ramo de flores a Eugenia García. Fue una manera de transmitir que, aunque se haya tenido una vida cargada de experiencias y conocimientos, siempre hay algo que aprender. Para eso nunca es tarde.
TITULO: PUERTA CON PUERTA CANAL EXTREMADURA -Los que se iban 'a forrar' con el avión yanqui que se estrelló en Cáceres,.
foto / Se llama el bar La Bodega y está en la calle Colombia, en pleno barrio obrero de Cáceres, el de Llopis Ivorra. Se llama La Bodega, pero bien se podría llamar el Bar de Las Voces, con la televisión a todo meter y los parroquianos compitiendo en hablar y reír alto. Entre ellos está Francisco Corrales Tardío,
80 años (50 de ellos trabajando en la construcción), que cuenta una
historia increíble, de esas que solo se escuchan en algunos bares a
algunas horas:
–Tenía yo 15 años cuando se cayó el avión. Vivía en San Marquino. Nos enteramos a las pocas horas del accidente y uno de los muchachos del barrio dijo: «¿y si nos vamos para allá y traemos algo para la chatarra?». Y allí nos fuimos: 17 muchachos, todos de entre 15 y 16 años... y nos trajimos un ala del avión.
–¿Un ala del avión? ¿Pero cuánto media eso? – pregunta uno de los que escuchan a Francisco.
–Pues... bien, bien... ocho o diez metros. Ese cacharro era como un avión de carga.
–Pero vamos a ver – le pregunta otro –. ¿Si el avión se estrelló por el pantano del Guadiloba, cuántos kilómetros hicisteis cargando con el ala?
–Unos cuatro o cinco kilómetros. Los 17 muchachos cargando con el ala a hombros. Uno, por cierto, un tal Dimas se cortó el hombro derecho y no sabíamos a quién atender, si al ala o al muchacho. Luego llevaron al Dimas a la Cruz Roja a que le curaran. Llegamos con el ala a San Marquino y hubo uno que ya nos ofreció dinero, que no era poco; pero dijimos: «si éste nos da ese dinero... es que vale más». Era de aluminio y pensábamos que nos íbamos a forrar (Francisco se ríe con una risa contagiosa, para luego seguir). Metimos el ala en una casa en la que no vivía nadie; pero lo tuvimos que sacar al poco porque al dueño le hacía falta para que se fuera a vivir allí su hija, porque se tuvo que casar por el sindicato de las prisas…
–¿Qué sindicato es ese? - pregunta un despistado.
–¡Coño! ¡Qué la muchacha se quedó embarazada! Tuvimos que sacar el ala afuera, a la calle y allí nos quedamos a vigilarlo por las noches. Allí de guardia, todas las noches, para que no nos lo quitaran. Creíamos que nos íbamos a forrar (vuelve a reír con ganas).
Lo que cuenta Francisco ocurrió en Cáceres el 9 de febrero de 1954. Lo decían los periódicos al día siguiente, algunos de ellos en la primera página como el Diario HOY: «Un avión norteamericano en vuelo de Francfort a Estados Unidos se estrelló a cinco kilómetros de Cáceres», indicaba el titular. El aparato era un espectacular Fairchild C-119 Boxcar, un avión de transporte militar usado en la II Guerra Mundial que pesaba 20 toneladas. Cuando el avión estaba en alta mar, en dirección a las Islas Azores, en donde iba a hacer escala, se averió un motor y los cinco tripulantes decidieron volver. Dieron con las costas gallegas y siguieron el litoral para aterrizar en Lisboa. No querían entrar en el interior de la Península por miedo a chocar con una montaña. El problema es que era de noche, había mucha niebla... y se perdieron. Sobrevolaron Cáceres sobre la una y media de la madrugada, y los cinco decidieron saltar en paracaídas cuando ya sólo había combustible para tres minutos.
No ocurrió una desgracia de milagro. El avión se estrelló a cinco kilómetros de Cáceres, a la izquierda de la carretera de Trujillo, en la finca 'Fuente del Guadiloba' de la viuda de Gregorio Andrada, a doce metros del chozo en donde vivía el pastor Pedro Granado con su mujer y tres hijos, que debieron de pensar que esa noche era el fin del mundo.
Hasta el lugar del accidente acudieron numerosos policías y guardias civiles, que estuvieron buscando cadáveres entre los restos del aparato. Al no encontrar a nadie, ni vivo ni muerto, pensaron que los tripulantes se habían tirado en paracaídas, como así había sido, y dispararon bengalas, cohetes y hasta balas. Uno había caído junto al cementerio y otros cuatro en la finca 'La Quinta' propiedad de Joaquina Montenegro, auxiliándoles los guardas del cortijo. Dos estaban heridos levemente. Lo que más debió de extrañar a los cacereños, es la pinta que tenían los tripulantes. Los despistados norteamericanos creían que iban a caer al océano y se tiraron con trajes de goma y con una embarcación neumática. A las cinco de la madrugada el gobernador civil Antonio Rueda Sánchez-Malo ordenó a su chofer que les llevara al Hotel Álvarez, en donde se hospedaron, trasladándoles al día siguiente a Casa Terio para que les vistieran para ser agasajados con un 'vino español' en el Ayuntamiento. Allí aparecieron, con sus americanas nuevas y sus bufandas: el capitán de 37 años Williams Adams con un vendaje en la cabeza en donde le dieron cinco puntos; el teniente de 26 años Tomas Johnson; el teniente de 25 Jhon Matteheso; el sargento de 32 años Clemente Sink; y el sargento de 22 años Mervinn Strang, que tenía un rasguño en la cabeza. Por la tarde la embajada norteamericana vino a por ellos en un avión.
Hace diez años el cacereño Pablo Romero Montesino-Espartero, marino mercante jubilado, intentó buscarles con la ayuda del norteamericano Charles L. Lunsford (Chuck), autor de varios libros sobre los míticos C-119, y que fue asesor de la película de 2004 'El Vuelo del Fénix', remake de la película del mismo título de 1965. Chuck murió en 2012.
–Bueno, ¡¿Y el ala?! ¡¿se vendió o no?! – pregunta un parroquiano de La Bodega a Francisco.
–A última hora se lo vendimos a Vila, que era el chatarrero que estaba detrás del Gran Teatro. Mucha gente de la Ribera del Marco, los hortelanos, iban esos días al lugar del avión y cargaban en sus burros tornillos, cobre, piezas de los motores... para venderlos como chatarra. Limpiaron el lugar, aunque aún debe quedar el socavón que dejó el avión. Una rueda, la izquierda, la cogieron por el camino de Monroy.
–¿Pero ese Vila os lo pagó bien?
–¡Qué va! Nos dio lo que le pareció: una tontería, 20 o 25 pesetas de las antiguas. Compramos unos kilos de filetes de caballo y los comimos en un bar, en la casa de Simón, de Fuente Concejo. Je je... ¡Vaya negocio! (ríe con ganas) ¡Y nosotros que pensábamos que nos íbamos a forrar!,.
Los
meses de julio y agosto llenan de actividades culturales la ciudad de
Cáceres. El Palacio de la Isla es un edificio histórico construido en el
siglo XVI como casa de la familia Blazquez Mogollón, hasta el siglo XIX
que pasó a ser propiedad de la familia Valhondo Calaff. En la
actualidad, es propiedad del Ayuntamiento tras adquirirla para
utilizarla en un primer momento como sede de la Biblioteca Pública y
Archivo Histórico Provincial. En su fototeca se expondrá en agosto el
proyecto de adaptación que ha ido sufriendo el palacio. También en esta
sala, durante el mes de julio, se mostrarán números del semanario
dominical El Gazpacho, editado entre 1891 y 1986. Este semanario,
dirigido y escrito por Felipe Uribarri Vergel, ilustró los problemas que
afectaban al día a día de los cacereños mediante la crítica,
convirtiendose en el más mordaz de la villa.
La exposición 'Plaza Mayor' estará hasta el 20 de agosto e ilustra los cambios que ha ido experimentado la plaza a lo largo de su historia. En la Edad Media era el lugar donde se situaban las antiguas mercaderías, y en la actualidad se ha convertido en un espacio de reunión repleto de bares, donde prima sobre todo la funcionalidad.
El noveno
Certamen literario de Cuentos y Leyendas tendrá como protagonista la
ciudad de Cáceres, el plazo para participar en el concurso Antonio Rubio
Rojas finalizará el 25 de octubre a las 14:00 horas. Las bases están
disponibles en la página web del ayuntamiento, podrán presentar sus
proyectos mayores de 18 años y el alumnado de Educación Secundaria
Obligatoria. El XIII Concurso Literario Internacional «Angel Ganivet»
convoca su edición en la modalidad de poesía.
Desde el 9 al 30 de agosto, El Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles organiza la exposición 'La Ingeniería Civil' para mostrar la visión que el Ingeniero Civil tiene del desarrollo de su profesión.
La VIII Bienal Iberoamericana de Obra Gráfica Ciudad de Cáceres consigue difundir esta disciplina en el Palacio de la Isla y estará disponible hasta el 18 de septiembre a las 14:00 horas.
La red de bibliotecas municipales celebra en julio y agosto los meses temáticos 'Ciencias de la Tierra'. Para difundir los documentos disponibles, seleccionan los más destacados y los exponen de lunes a viernes en la biblioteca municipal del Palacio de la Isla de 8:00 a 15:00, en la casa de cultura 'La Cañada' de 10:00 a 14:00, en la casa de cultura 'Antonio Rodríguez Moñino' de 8:00 a 15:00 y en la casa de cultura 'Mejostilla-Gredos' de 10:00 a 14:00.
Por último, los jardines del Museo Casa de Pedrilla acogerán los conciertos de Pedrilla del 12 de julio hasta el 23 de agosto. Esta programación musical fusiona flamenco, jazz y soul. La entrada será libre hasta completar aforo, en julio tendrán lugar a las 22:30 horas y en agosto a las 22:00 horas.
–Tenía yo 15 años cuando se cayó el avión. Vivía en San Marquino. Nos enteramos a las pocas horas del accidente y uno de los muchachos del barrio dijo: «¿y si nos vamos para allá y traemos algo para la chatarra?». Y allí nos fuimos: 17 muchachos, todos de entre 15 y 16 años... y nos trajimos un ala del avión.
–¿Un ala del avión? ¿Pero cuánto media eso? – pregunta uno de los que escuchan a Francisco.
–Pues... bien, bien... ocho o diez metros. Ese cacharro era como un avión de carga.
–Pero vamos a ver – le pregunta otro –. ¿Si el avión se estrelló por el pantano del Guadiloba, cuántos kilómetros hicisteis cargando con el ala?
–Unos cuatro o cinco kilómetros. Los 17 muchachos cargando con el ala a hombros. Uno, por cierto, un tal Dimas se cortó el hombro derecho y no sabíamos a quién atender, si al ala o al muchacho. Luego llevaron al Dimas a la Cruz Roja a que le curaran. Llegamos con el ala a San Marquino y hubo uno que ya nos ofreció dinero, que no era poco; pero dijimos: «si éste nos da ese dinero... es que vale más». Era de aluminio y pensábamos que nos íbamos a forrar (Francisco se ríe con una risa contagiosa, para luego seguir). Metimos el ala en una casa en la que no vivía nadie; pero lo tuvimos que sacar al poco porque al dueño le hacía falta para que se fuera a vivir allí su hija, porque se tuvo que casar por el sindicato de las prisas…
–¿Qué sindicato es ese? - pregunta un despistado.
–¡Coño! ¡Qué la muchacha se quedó embarazada! Tuvimos que sacar el ala afuera, a la calle y allí nos quedamos a vigilarlo por las noches. Allí de guardia, todas las noches, para que no nos lo quitaran. Creíamos que nos íbamos a forrar (vuelve a reír con ganas).
Lo que cuenta Francisco ocurrió en Cáceres el 9 de febrero de 1954. Lo decían los periódicos al día siguiente, algunos de ellos en la primera página como el Diario HOY: «Un avión norteamericano en vuelo de Francfort a Estados Unidos se estrelló a cinco kilómetros de Cáceres», indicaba el titular. El aparato era un espectacular Fairchild C-119 Boxcar, un avión de transporte militar usado en la II Guerra Mundial que pesaba 20 toneladas. Cuando el avión estaba en alta mar, en dirección a las Islas Azores, en donde iba a hacer escala, se averió un motor y los cinco tripulantes decidieron volver. Dieron con las costas gallegas y siguieron el litoral para aterrizar en Lisboa. No querían entrar en el interior de la Península por miedo a chocar con una montaña. El problema es que era de noche, había mucha niebla... y se perdieron. Sobrevolaron Cáceres sobre la una y media de la madrugada, y los cinco decidieron saltar en paracaídas cuando ya sólo había combustible para tres minutos.
No ocurrió una desgracia de milagro. El avión se estrelló a cinco kilómetros de Cáceres, a la izquierda de la carretera de Trujillo, en la finca 'Fuente del Guadiloba' de la viuda de Gregorio Andrada, a doce metros del chozo en donde vivía el pastor Pedro Granado con su mujer y tres hijos, que debieron de pensar que esa noche era el fin del mundo.
Hasta el lugar del accidente acudieron numerosos policías y guardias civiles, que estuvieron buscando cadáveres entre los restos del aparato. Al no encontrar a nadie, ni vivo ni muerto, pensaron que los tripulantes se habían tirado en paracaídas, como así había sido, y dispararon bengalas, cohetes y hasta balas. Uno había caído junto al cementerio y otros cuatro en la finca 'La Quinta' propiedad de Joaquina Montenegro, auxiliándoles los guardas del cortijo. Dos estaban heridos levemente. Lo que más debió de extrañar a los cacereños, es la pinta que tenían los tripulantes. Los despistados norteamericanos creían que iban a caer al océano y se tiraron con trajes de goma y con una embarcación neumática. A las cinco de la madrugada el gobernador civil Antonio Rueda Sánchez-Malo ordenó a su chofer que les llevara al Hotel Álvarez, en donde se hospedaron, trasladándoles al día siguiente a Casa Terio para que les vistieran para ser agasajados con un 'vino español' en el Ayuntamiento. Allí aparecieron, con sus americanas nuevas y sus bufandas: el capitán de 37 años Williams Adams con un vendaje en la cabeza en donde le dieron cinco puntos; el teniente de 26 años Tomas Johnson; el teniente de 25 Jhon Matteheso; el sargento de 32 años Clemente Sink; y el sargento de 22 años Mervinn Strang, que tenía un rasguño en la cabeza. Por la tarde la embajada norteamericana vino a por ellos en un avión.
Hace diez años el cacereño Pablo Romero Montesino-Espartero, marino mercante jubilado, intentó buscarles con la ayuda del norteamericano Charles L. Lunsford (Chuck), autor de varios libros sobre los míticos C-119, y que fue asesor de la película de 2004 'El Vuelo del Fénix', remake de la película del mismo título de 1965. Chuck murió en 2012.
–A última hora se lo vendimos a Vila, que era el chatarrero que estaba detrás del Gran Teatro. Mucha gente de la Ribera del Marco, los hortelanos, iban esos días al lugar del avión y cargaban en sus burros tornillos, cobre, piezas de los motores... para venderlos como chatarra. Limpiaron el lugar, aunque aún debe quedar el socavón que dejó el avión. Una rueda, la izquierda, la cogieron por el camino de Monroy.
–¿Pero ese Vila os lo pagó bien?
–¡Qué va! Nos dio lo que le pareció: una tontería, 20 o 25 pesetas de las antiguas. Compramos unos kilos de filetes de caballo y los comimos en un bar, en la casa de Simón, de Fuente Concejo. Je je... ¡Vaya negocio! (ríe con ganas) ¡Y nosotros que pensábamos que nos íbamos a forrar!,.
TITULO: Trastos y tesoros - CANAL EXTREMADURA - Un verano lleno de cultura,.
Un verano en Cáceres lleno de cultura,.
Numerosas actividades se podrán disfrutar en Cáceres en julio y agosto,.
La exposición 'Plaza Mayor' estará hasta el 20 de agosto e ilustra los cambios que ha ido experimentado la plaza a lo largo de su historia. En la Edad Media era el lugar donde se situaban las antiguas mercaderías, y en la actualidad se ha convertido en un espacio de reunión repleto de bares, donde prima sobre todo la funcionalidad.
CITAS DESTACADAS
- Un parque de cine
- Proyección de diferentes películas en el Parque del Príncipe. Allí se recogerán alimentos que irán destinados al Banco de Alimentos de Cáceres.
- Exposición del semanario El Gazpacho
- Semanario editado entre 1891 y 1896 que mostraba a través de la crítica mordaz la situación que vivían los cacereños.
- Concurso Literario Antonio Rubio Rojas
- El plazo de presentación de trabajos del 9º Certamen literario de Cuentos y Leyendas finaliza el 25 de octubre.
- Exposición fotográfica 'Plaza Mayor'
- Muestra el recorrido que ha ido sufriendo la Plaza Mayor y las funciones que tenía desde la Edad Media hasta ahora.
- VIII Bienal Iberoamericana de Obra Gráfica Ciudad de Cáceres. El plazo del concurso estará abierto hasta el 18 de septiembre a las 14
- 00 horas.
- Exposición fotográfica 'La Ingeniería Civil'»
- Desde el 9 de julio hasta el 30 de agosto muestra la visión del ingeniero civil sobre su profesión.
- Conciertos de Pedrilla
- Del 12 de julio al 23 de agosto en los jardines del Museo Casa Pedrilla tendrá lugar la XXIII edición que fusiona flamenco, jazz y soul.
- Exposición del proyecto de adaptación Palacio de la Isla
- Durante el mes de agosto se ilustran las diferentes funciones que ha tenido el palacio desde sus inicios.
Desde el 9 al 30 de agosto, El Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles organiza la exposición 'La Ingeniería Civil' para mostrar la visión que el Ingeniero Civil tiene del desarrollo de su profesión.
La VIII Bienal Iberoamericana de Obra Gráfica Ciudad de Cáceres consigue difundir esta disciplina en el Palacio de la Isla y estará disponible hasta el 18 de septiembre a las 14:00 horas.
La red de bibliotecas municipales celebra en julio y agosto los meses temáticos 'Ciencias de la Tierra'. Para difundir los documentos disponibles, seleccionan los más destacados y los exponen de lunes a viernes en la biblioteca municipal del Palacio de la Isla de 8:00 a 15:00, en la casa de cultura 'La Cañada' de 10:00 a 14:00, en la casa de cultura 'Antonio Rodríguez Moñino' de 8:00 a 15:00 y en la casa de cultura 'Mejostilla-Gredos' de 10:00 a 14:00.
Distintos espacios acogerán exposiciones de fotografías, concursos y la proyección de películas con fines solidarios
Además de estas actividades, el
Parque del Príncipe se convierte en un 'Parque de cine' del 10 de julio
al 14 de agosto. La entrada será gratuita y se proyectarán diferentes
películas. El objetivo es recaudar productos para el Banco de Alimentos
de Cáceres. Durante el mes de julio las películas se podrán ver a las
10:30. El 10 de julio 'Todos los saben', el 17 de julio 'El Reino', el
24 de julio 'Tadeo Jones' y el 31 de julio 'El cuaderno de Sara'. En
agosto el horario cambia y las películas se proyectarán a las 22:15, el
siete de agosto 'Campeones' y el 14 de agosto 'El fotógrafo de
Mauthausen'.Por último, los jardines del Museo Casa de Pedrilla acogerán los conciertos de Pedrilla del 12 de julio hasta el 23 de agosto. Esta programación musical fusiona flamenco, jazz y soul. La entrada será libre hasta completar aforo, en julio tendrán lugar a las 22:30 horas y en agosto a las 22:00 horas.