TITULO:
Cartas Olvidadas - A QUEMARROPA O LIGAR - Humor Iwasaki ,.
Humor Iwasaki ,.
foto / Borges hubiese dicho de Fernando Iwasaki que no hay ni una sola de
sus páginas que no encierre una felicidad. Aquí debería yo terminar mi
reseña, con la esperanza de que los cada vez menos ociosos lectores se
lanzasen a buscar sus libros, que son numerosos y variados, como el
mundo. Pero quiero continuar, porque a veces tengo la sensación de que Fernando Iwasaki ha padecido en nuestro país una desatención
que no sólo es injusta para él, sino también perjudicial para un campo
cultural y político como el peninsular, que tiende a ser demasiado
solemne, bronco y agresivo. Tres tristes tropismos…
¿Cómo hemos podido desatender de esta manera a un autor que
podría enseñarnos a escribir y a pensar como Mark Twain, Gilbert Keith
Chesterton o Augusto Monterroso? Seguramente por las mismas razones que
explican que haya tenido que ser él quien nos enseñase a interesarnos
por autores como Julio Camba, Wenceslao Fernández Flores, Pedro Muñoz Seca o Pere Calders.
Y por las mismas razones por las que nadie escribe con una prosa tan
hospitalaria y alegre como la suya, en la que todo tiene voz y valor, y
que no sólo debería ser un modelo literario, sino también ético y
político.
"Lo
que vino después fue una serie de intentos fracasados por recuperar
aquella sonrisa inicial a pesar del menosprecio o la indiferencia
generales, cuando no generalísimas"
No es improbable que sea el compromiso humorístico de su escritura el que lo haya condenado al ángulo ciego de pensar,
invisible a los ojos de una parte de buena sociedad que considera que
el humor es una forma menor de la literatura. Algunos alegarán grandes
excepciones. Pero lo cierto es que nuestra literatura parece más
interesada en la sátira amarga de Quevedo o el humor procaz de Cela que
en el humorismo tierno de Erasmo.
¿Y Cervantes? Nada que objetar. Sólo que ha tenido
más admiradores que imitadores, y que es algo así como una estrella
distante que podemos ver, pero con la cual no somos capaces de encender
un fuego. ¿Y los humoristas, los monologuistas y los graciosos? Suelen
practicar una comicidad costumbrista y arquetípica. ¿Y los memes, los
tuits y los posts? Suelen ser más mordaces, y mendaces, que
liberadores. La suya es una risa sarcástica, que castiga, como diría
Bergson, a los diferentes, y casi nunca incluye en la misma risa a aquel
que se está riendo.
En rePublicanos, Iwasaki se pregunta, reformulando la célebre pregunta de Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa: “¿en qué momento se jodió España?”. Y responde que en el momento en que se expulsaron de la Península a los erasmistas.
Porque con ellos se esfumó buena parte del escepticismo, el humor y la
tolerancia de Fernando de Rojas, de Alfonso de Valdés, del Lazarillo
y de Cervantes. Lo que vino después fue una serie de intentos
fracasados por recuperar aquella sonrisa inicial a pesar del menosprecio
o la indiferencia generales, cuando no generalísimas.
"Por eso Quevedo, que además o a pesar de ser un genio de la lengua fue un gran reaccionario, se sintió obligado a crear una comicidad antihumanística, que eclipsase y sustituyese el humor erasmista"
El humorismo erasmista subvertía las fronteras entre las clases sociales,
porque, a diferencia de la literatura aristocratizante, en la que los
nobles eran representados de forma idealizada, y aun sublime, y los
plebeyos de forma ridícula, y aun despreciable, mostraban a todos los
hombres, sin importar su estado (y me atrevería a añadir sin importar su
género o su raza), como seres igualmente susceptibles de ser ridículos o
admirables.
Por eso Quevedo, que, además o a pesar de ser un genio de la lengua, fue un gran reaccionario, se sintió obligado a crear una comicidad antihumanística, que eclipsase y sustituyese el humor erasmista.
Un contra-humor no igualitario sino jerárquico, no liberador sino
censor, no alegre sino triste. Un contra-humor, en fin, que, en lugar de
desordenar un poco las cosas para liberarnos del miedo a no encajar
perfectamente en ellas, nos llenase de ansiedad y de vergüenza, y nos
lleva a ocultarnos en el disimulo o en la burla de los demás.
Por eso considero que reivindicar la obra de Fernando Iwasaki no es
sólo una cuestión de justicia literaria y de placer lector, sino sobre
todo de salud ética y social. Porque su literatura nos ofrece la oportunidad de recuperar aquel sano humorismo que nosotros mismos nos prohibimos.
¿En qué momento dejará de estar jodida o de joderse a sí misma España
(y quien dice España, dice Europa, y el mundo)? En el momento en que
vuelva a aprender a reír como Erasmo, para lo cual la escritura de
Fernando Iwasaki puede resultarnos enormemente útil.
Y parece que estamos de suerte, porque son nada menos que tres los
libros que esta especie de escritor inglés de origen peruano-japonés, y
ahora erasmista, afincado en Sevilla acaba de fletar en el proceloso mar
de las novedades editoriales. He gozado leyéndolos y subrayándolos, explicándolos y comentándolos. Y, por todas las razones que he expuesto más arriba, no quiero dejar de recomendarlos.
"Más
importante aún es su espíritu, su voz, que es alegre, abierto y
entrañable. Como diría Borges, una larga conversación en la que no nos
importa tanto lo que nos están contando como la compañía que nos brindan"
El primero se titula Brevetes de historia universal del Perú (Alfaguara,
2021), y es un conjunto de biografías, estampas, microficciones y
prosías que evocan diversos personajes y acontecimientos de la historia
del Perú: Miguel de Cervantes busca en Montilla la casa de su admirado
Inca Garcilaso de la Vega, autor de los Comentarios reales; el
chanka Anccu Hualloc, martillo de incas, es comparado al Héctor, domador
de caballos, de Homero; Paula Piraldo, esposa del corregidor de Paita
fugado, organiza la resistencia de la ciudad frente al saqueo del
corsario Joris van Spilbergen; Carlos Oquendo de Amat escribe 5 metros de poemas,
uno de los mejores libros de poesía vanguardista latinoamericana; César
Vallejo visita, en París, la tumba del poeta peruano casi olvidado
Carlos Augusto Salaberry; Túpac Amaru susurra, antes de ser ejecutado
“Divino Pachacámac contempla cómo mis enemigos derraman mi sangre”; y así hasta cien brevetes, o membretes, que son anotaciones de aquello que uno no desea olvidar.
El segundo libro se titula Sevilla sin mapa (Atlantis, 2021), y es un conjunto de ensayos sobre personajes célebres o curiosos que han mantenido algún tipo de relación con Sevilla:
Lord Byron, Lady Tenison, Hans Christian Andersen, Gertrudis Gómez de
Avellaneda, Rubén Darío, Maurice Barrès, Stefan Zweig, Georges Bataille,
Gilbert K. Chesterton, Karel Capek, Orson Welles, Thomas Mann, Roberto
Bolaño, etc. El epígrafe, extraído de la deliciosa Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas, nos da la clave del texto: “Sevilla, sin mapa. En ese Rincón del sur, el último shandy,
que es un héroe saturnino, con sus ruinas, sus miniaturas, sus visiones
desafiantes y su implacable penumbra, piensa que su intensidad y
atención exhaustiva de melancólico fijan límites naturales a la longitud
con que él puede hacer explícitas sus ideas sobre la literatura y la
vida, y decide concluir el libro que está escribiendo para que así éste
termine justo a tiempo, antes de destruirse”. El libro, como
París, no se acaba, por la cantidad de anécdotas, referencias,
comentarios, ideas, juegos de palabras y sabrosuras. Más
importante aún es su espíritu, su voz, que es alegre, abierto y
entrañable. Como diría Borges, una larga conversación en la que no nos
importa tanto lo que nos están contando como la compañía que nos
brindan.
No puedo ocultar que el tercero de los libros que me ocupan, titulado Mi poncho es un kimono flamenco (UNAM,
2021), es mi preferido. La razón es simple, trata uno de mis temas
preferidos, como es el de la identidad, desde una de mis perspectivas
preferidas, como es el humor escéptico y tierno de los humanistas.
El libro reúne diversos ensayos y conferencias que se agrupan en tres
partes en función de sus relaciones con los tres mundos culturales que
conforman la identidad del autor: “Poncho”, “Kimono” y “Flamenco”. Hay
recuerdos infantiles, comentarios, marginalia, notas autobiográficas,
anécdotas, reflexiones filosóficas, apuntes sobre el flamenco, etc. Se trata de un verdadero manual de toreo del más reciente de los viejos fantasmas, que es el de la identidad,
que en otras épocas quiso llamarse “alma”, “honor” o “nombre”. Se
trata, en fin, de un libro lleno de inteligencia, humor, comprensión y
alegría.
A diferencia de lo que sucedía en el infierno de Dante, el que entre en estas páginas perderá todo temor de ser condenado.
TITULO:
Cartas en el Cajon - El Papa clausura el sínodo y pide a la Iglesia «no quedarse sentada ante las preguntas de los hombres y mujeres de hoy»,.
El Papa clausura el sínodo y pide a la Iglesia «no quedarse sentada ante las preguntas de los hombres y mujeres de hoy»,.
foto / El Papa Francisco en la clausura del sínodo en la basílica de San Pedro,.
«No necesitamos una Iglesia paralizada e indiferente, sino una Iglesia que se ensucia las manos», dijo el pontífice,.
Este domingo Francisco ha despedido a los más de 500 participantes del sínodo de obispos
adelantándoles los principios que guiarán su respuesta al documento con
propuestas concretas que le entregaron el sábado y sobre el que «tomará decisiones que impliquen,.
TITULO : REVISTA TENIS - Anabel Medina no seguirá como capitana tras la Billie Jean King Cup ,.
Anabel Medina no seguirá como capitana tras la Billie Jean King Cup,.
Según
ha podido saber AS, la valenciana pondrá punto final a su etapa de
siete años como seleccionadora femenina una vez terminen las Finales de
Málaga.
foto / Anabel Medina,.
Una vez España finalice su andadura en las Finales de la Billie Jean King Cup de Málaga (del 14 al 20 de noviembre), se pondrá también punto final a la era de Anabel Medina como seleccionadora nacional. Según ha podido saber AS, la de Torrent, de 42 años, no continuará al frente del equipo femenino español, cuya vinculación contractual acababa en este 2024 (renovó el año pasado por una temporada más) y no se prolongará.
La valenciana relevó a Conchita Martínez al frente de la Selección española femenina de tenis y asumió el cargo a finales de 2017 (su primer torneo fue en 2018), cuando todavía era jugadora en activo aunque apartada de las pistas por una lesión en el hombro. Por aquel entonces, Medina, que firmó por dos cursos, venía de haberse estrenado como entrenadora a lo grande: llevó a Jelena Ostapenko a ganar Roland Garros
y colarse en el top-10. Durante sus siete años de capitanía, la de
Torrent presenta un balance de 9-4 en cuanto a eliminatorias disputadas
en la Billie Jean King Cup, además del bronce olímpico de Sara Sorribes y Cristina Bucsa en París 2024. Cogió al equipo nacional en el Grupo Mundial II de la antigua Fed Cup y, con ella al mando, España lleva cuatro años seguidos en las Finales de la BJKC (en las tres ediciones previas no ha pasado de fase de grupos).
La RFET tiene preparado un homenaje a
la seleccionadora para cuando acabe su participación en la cita de
Málaga y así agradecer sus siete temporadas al frente de la Armada.
Mientras tanto, España cuenta las horas para su estreno en las Finales de la copa del mundo de tenis, el cual se producirá finalmente este viernes (10:00, M+) después de que la eliminatoria de octavos de final ante Polonia se aplazase por la DANA que pasa por la Costa del Sol. En caso de superar al equipo de Iga Swiatek,
el sábado se jugarían los cuartos de final contra Chequia en el que
será el último torneo de Anabel Medina como capitana española.