LA ENCINA MADRE DE LOS BELLOTEROS QUE ESTAMOS POR EL MUNDO
L A E N C I N A .-
La ENCINA.- Nombre común de una planta de porte arbóreo (Quercus), de la familia de las fagaceas, chaparras, carrascas, robles, hayas, avellanos y castaños. De longevidad larga, comparable al olivo, muy resistente a las inclemencias del tiempo, tanto al frío como al calor; de tronco robusto y raíces profundas. Su fruto es la BELLOTA, alimento preferido para el engorde del ganado de CERDA, comestible para las personas y aprovechada en su tiempo como pienso para bovinos, caprinos. équidos y vacuno, así como algunas aves de corral, pavos, grullas y palomas silvestres.
Este árbol, es sin duda uno de los que más prestaciones ha dado al ser humano desde su creación; aprovechándose desde sus hojas (hojarascas) , como pienso para todos los ganados rumiantes, hasta sus raíces y cortezas en el proceso del curtido de pieles.
Su ramaje muy útil para el fuego a tierra en las casas y en la elaboración del picón o cisco, empleado en los braseros para calentar las viviendas en invierno. Su madera muy apreciada igualmente para la elaboración del carbón vegetal, y la fabricación de muebles, por su belleza y duración
Dicho lo anterior, los hijos de Torrecillas de la Tiesa (Cáceres), hemos tenido mucha suerte al contar en nuestro término municipal, con el encinar o masa forestal de las mas importantes de la Provincia de Cáceres, como los son LOS MONTES DE TOZO, que dan nombre al Río, o el Río da nombre al Monte (tanto monta, monta tanto); y para colmo de nuestros días, todavía inmersos en los latifundios propios de la EDAD MEDIA, (propiedad de cuatro o cinco foráneos; no obstante, los habitantes del pueblo, se han aprovechado de ellos, desde su creación hasta nuestro días, afortunadamente, cada vez dependiendo menos por disponer de otros recursos, como la ganadería, el transporte, la construcción y otros del sector servicio
Sin embargo, posiblemente desde la llegada de los primeros pobladores, estos se debieron aprovechar de sus recursos, como arrendatario u obreros, en las distintas faenas de arranque de encinas, cortas para la conservación y desarrollo de los árboles y en la recogida de las bellotas, que comenzaba con la llegada de la época de montanera en el mes de Octubre y que terminaba en el mes de Diciembre de cada año.
Continuando el resto de trabajos que duraba hasta principio de verano, cortando las ramas, picándolas para leña, la elaboración del picón o cisco, el arrastre hasta los emplazamiento donde se montaban las carbonera, la saca del carbón y su transporte con animales, carros, carretas y camiones. Todo ello significaba muchas jornadas de trabajo en forma de jornales, que revertían en la economía de las gentes de pueblo.
De todos los trabajos realizados en el monte, expuestos anteriormente, sin duda el que más aportaba al bolsillo de los más humilde, era el de la recogida de las bellotas, que como es natural, se hacía toda a m ano.
Participaban hombres, mujeres, niños a partir de 10 0 12 años y ancianos, en general toda persona útil a tal fin. Se formaba cuadrillas por familias o grupos afines; cada cuadrilla, disponía de al menos un vareador y alguien que manejara los sacos para llevarlos de una encina a otra. Pagaban por peso, por cada kilogramo recogido, las ultimas que yo recogí, fue en el año 1.956, en la finca de “EL LADRILLAR”, no las pagaron a 0’20 CENTIMOS de pesetas, una miseria, pero ayudaba a las familias a pasar el invierno y las Navidades con algo de dinero en el bolsillo
De esta faena campestre, no en el símil TAURINO, todas las personas que las realizaron, podrían contar mil y una anécdota, yo no voy a contar las mías. La jornada comenzaba cuando aun no había empezado a despertar el día; el pueblo, se movilizaba, los caminos se llenaban de gentes, unos andando, otros en caballerías y algunos en carro, cada uno al monte de la finca donde tenía concertada la recogida de bellotas.
El primero que llegaba, encendía un gran fuego. Centro de reunión para calentarse todos y recibir del Capataz o Encargado, las órdenes por donde se debía comenzar el tajo o corte. Primero los vareadores que comenzaban a caer las bellotas y a continuación cada cuadrilla seguía al suyo propio, como los pollos a las gallinas.
Resultaba hasta gracioso, ver a las cuadrillas tan variopintas, todos vestidos con ropas viejas, sombreros de todo tipo, las mujeres en su mayor parte con pantalones, viejos de padres o hermanos, habilitados por ellas, con pañuelos de colorines para taparse la cara; cada componente con su calambuco de hojalata, otros con calderetas o cubos de cinc, otros en esportilleros o con cestas de mimbre; cualquier recipiente que pudiera contener bellotas, era empleado a tal fin así todos los días desde que comenzaba la temporada, hasta terminar; tanto si llovía, hacía frío o buen tiempo. Era un trabajo duro de verdad, los vareadores, se esforzaba al máximo de sus posibilidades, en caer bellotas y las cuadrillas en recogerlas, mientras más pronto mejor para ganar más dinero, Todo el día arrastrando sacos , en posiciones de agachados, en cuquillas o arrastrándose por el suelo, hasta quedar bien rendidas o agotadas.
A la hora de comer al medio día, todos volvían a reunirse junto al fuego, donde cada familia o individuo, sacaba la merendera o fiambrera y a comer de prisa para volver rápido al corte o tajo. Aun me queda en la nariz el olor inconfundible que desprendían las meriendas, a patatas, pimientos y sardinas fritas, así como a queso añejo y duro; de postre bellotas escogidas que siempre se llevaban en los bolsillos SANDIQUE, cantidad que permitían recoger los arrendatarios o propietarios de la Montanera.
Con la puesta del Sol, finalizaba la jornada, en cuyo momento, todo el mundo salía disparado hacía el pueblo, utilizando los mismos transportes que a la ida; llegando de noche cerrada, con el tiempo de cenar, acostarse, para madrugar al día siguiente.
De aquella época, recuerdo TRES encinas que perduran en mi mente, y que por una cosa u otra se diferenciaban de las demás de forma notable; tal era en caso de la ENCINA ALTA DE SEÑORA, sita en la finca de SEÑORA, y que por su altura se destacaba entre todas las de su alrededor. La ENCINA situada en el camino de LA CUERDA, próxima a la Casa o Palacio de los Palazuelos de tío Guijarrino , la más grande quie yo he conocido y he visto, era hermosa, con unas ramas enormes, que no había que alcanzara a caer las bellotas de su copa; además las echaba, gordas y dulces. Y la ENCINA DE LOS POBRES, situada en la finca de LA CONDESILLA, junto al camino sentido JARAICEJO(Cáceres),muy gorda, con su peculiar oquedad en el centro del tronco, con una abertura, hacía el interior, donde se podía hasta encender fuego y resguardarse de las inclemencias de tiempo en caso de lluvia o frio.
Por lo expuesto anteriormente, los recuerdos, son de tristeza, si comparamos la forma de vida que disfrutamos hoy, con la de aquellos tiempos; pero es sabido, que el destino, no lo deciden las personas afortunadamente y si las circunstancias. Por todo ello, no me siento capaz de culpar a nadie, ni creo hubiera responsable de aquella situación, y sigo pensando que los Torrecillanos, hemos tenido y seguimos teniendo, LA MASA FORESTAL DE ENCINAS, MAS BONITA Y MAS HERMOS A DE LA PROVINCIA Y TAL VEZ DE ESPAÑA, COMO SON “LOS MONTES DE TOZO”.-
TÍTULO; EL HORMIGUERO ACTORES BELEN RUEDA Y RICARDO DARÍN,.
-El miércoles, 6 de noviembre, estarán con nosotros los también actores -foto.BELÉN RUEDA y RICARDO DARÍN, que vienen a hablarnos de su nueva película, Séptimo, que se estrena el próximo 8 de noviembre. El largometraje, una coproducción hispano-argentina dirigida por Patxi Amezcua, habla de la angustia que viven unos padres, un matrimonio separado, durante la misteriosa desaparición de sus hijos.
TÍTULO; MIERCOLES, CINE, EN TIERRAS DE HOMBRES,.
- Reparto
- Charlize Theron, Frances McDormand, Sissy Spacek, Woody Harrelson, Sean Bean, Richard Jenkins, Jeremy Renner, Michelle Monaghan, Amber Heard, Rusty Schwimmer,.
- Josey Aimes (Charlize Theron), una madre soltera, regresa a su pueblo natal en el norte de Minnesota y, para salir adelante, busca trabajo en las minas de hierro. No se imagina a qué clase de humillaciones se ven sometidas las mujeres en el trabajo.
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