Mujer blanca busca jazz,.
-foto, Nica Rothschild con Thelonius Monk, en el Three Spots, en 1964.
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La aristócrata Nica Rothschild fue la gran musa y protectora del bebop clásico. Su sobrina nieta cuenta su vida en un libro, 'Panonnica'
Su padre le puso nombre de mariposa debido a su
afición a la entomología, aunque lo que realmente hizo fue presagiarle
metafóricamente una vida marcada por la libertad. La historia de
Kathleen Annie Pannonica Rothschild de Koenigswarter (1913-1988) hoy nos
llega envuelta entre titulares de jazz, aunque ya antes, en la primera
mitad del siglo pasado, fuera igualmente una mujer excepcional combatiendo el nazismo junto a Charles De Gaulle.
Luego sí, luego fue una millonaria blanca entre jazzistas negros, Nica,
la baronesa del jazz, testigo de la muerte de Charlie Parker y amante y
admiradora durante 30 años de Thelonious Monk.
Estos días se publica la edición en castellano del libro que escribiera hace dos años su sobrina-nieta Hannah Rothschild, 'Panonnica' (Editorial Circe, 352 páginas, 19 euros), en lo que supone otra oportunidad para rememorar una vida sin bridas y a ritmo de bebop. La primera parte de la publicación se ocupa de esa vida familiar de la que fuera cuarta hija de un matrimonio perteneciente a una de las dinastías financieras más poderosas e influyentes de Europa, los Rothschild. Sus padres, después, asistirían con distintos grados de permisividad y complicidad a las posteriores aventuras y desventuras de Pannonica tras su divorcio del barón Jules de Koenigswater y su entrega total al jazz.
Fue un periodo convulso y excitante para la baronesa, que vio nacer a cinco hijos y se desenvolió entre lujosas mansiones que recibían la visita de magnates, miembros de la realeza, políticos, intelectuales... Y no sólo eso. Cuando llegaron los años 40, Nica se dejó la piel por el ejército francés que siguió combatiendo a los alemanes en la II Guerra Mundial: pilotó aviones y ejerció de espía ocasionalmente.
Tras una posguerra aburrida y acomodada gracias a la carrera diplomática de su marido, Pannonica fue tomando cada vez más contacto con el jazz, escuchando discos, asistiendo a conciertos y conociendo a intérpretes venerables, como el pianista Teddy Wilson. Hasta que un día descubrió que su afición a esta música en realidad era puro amor. Se separó de su marido y se instaló en el Nueva York de los años 50. Nadie de su entorno y mucho menos fuera de él llegó a entender su decisión, que implicaba el abandono de una vida llena de lujos y carente de cualquier preocupación. «Sólo se vive una vez», solía decir y así nos lo recuerda en estas líneas su sobrina-nieta, que ha entrevistado a músicos, familiares, intelectuales y periodistas para completar la biografía de Nica.
Nica tuvo su primera relación sentimental con un jazzista de leyenda cuando conoció al baterista Art Blakey. Por entonces ya contaba con amigos de la talla de Sonny Rollins, Miles Davis, Horace Silver, Sonny Clarke, Barry Harris, Tommy Flanagan, Bud Powell, Kenny Dorham y... Charlie Parker, a cuyo nombre se asociaría la baronesa para siempre al ser testigo de la muerte del saxofonista e inventor del bebop en una noche de 1955 en su apartamento del Stanhope Hotel.
Un poco después, conoció a Thelonious Monk en París, mientras, probablemente, Miles Davis paseaba junto al Sena de la mano de Juliette Gréco. Se iniciaba así una historia de amor que a menudo no fue tan física como espiritual y que se prolongó durante los últimos 30 años del pianista y compositor de clásicos como 'Round midnight'.
Entre medias, a nadie se le escapa que hubo de convivir con el desprecio de una parte de la sociedad americana, máxime cuando se la veía recorriendo las calles de Nueva York, primero con su Rolls Royce y luego con su Bentley descapotable, rodeada de jazzistas negros. «La puta de los negros», la solían insultar. El posterior declive físico de Monk, así como hechos como el sucedido en 1958, cuando se auto inculpó como portadora de drogas para exculpar a su idolatrado amigo, complicaron poco a poco la relación de la pareja, que contó con una aliada igualmente excepcional, de la que poco se habla: Nellie, la esposa del pianista, que bien daría para otro libro.
Monk murió en 1982 y seis años después cayó Pannonica, Nica, la baronesa del jazz. En sus últimos años ya nada fue igual, pero su entrega por el jazz siguió siendo plena y sincera, haciéndose cargo y dignificando los funerales de músicos como Bud Powell o Coleman Hawkins, o enseñando a leer a maestros como Lionel Hampton. Murió el 30 de noviembre de 1988, dejando a la familia un único deseo: que esparcieran sus cenizas en el río Hudson... alrededor de la medianoche.
Su nombre hoy está en multitud de composiciones ('Nica', 'My dream of Nica', 'Blues for Nica', 'Thelonica', 'Pannonica'...), y también nos llega a través de otras referencias literarias como 'Three wishes' o 'Nica's dreams', así como documentales 'Straight, no chaser' de Charlotte Zwerin o 'The Jazz Baroness', de la propia Hannah Rothschild. No menos reveladoras resultan sus apariciones en la película 'Bird' de Clint Eastwood o en el cuento 'El perseguidor' de Julio Cortázar, aquí como marquesa Tica. Y siempre igual: excéntrica, noble, visionaria, rebelde, intensa y, sobre todo, apasionada del jazz.
Desayuno - Cafe con leche tostadas de bimbo con mermelada, mantequilla, y un zumo de naranja,.
Cena - Ensalada verde con autón y huevo cocido, pan, beber agua, postre , una manzana,.
TITULO: CALLEJEROS - SILENCIO POR FAVOR - Dos almendralejenses llevarán solidaridad a África en un 4L,.
Estos días se publica la edición en castellano del libro que escribiera hace dos años su sobrina-nieta Hannah Rothschild, 'Panonnica' (Editorial Circe, 352 páginas, 19 euros), en lo que supone otra oportunidad para rememorar una vida sin bridas y a ritmo de bebop. La primera parte de la publicación se ocupa de esa vida familiar de la que fuera cuarta hija de un matrimonio perteneciente a una de las dinastías financieras más poderosas e influyentes de Europa, los Rothschild. Sus padres, después, asistirían con distintos grados de permisividad y complicidad a las posteriores aventuras y desventuras de Pannonica tras su divorcio del barón Jules de Koenigswater y su entrega total al jazz.
Fue un periodo convulso y excitante para la baronesa, que vio nacer a cinco hijos y se desenvolió entre lujosas mansiones que recibían la visita de magnates, miembros de la realeza, políticos, intelectuales... Y no sólo eso. Cuando llegaron los años 40, Nica se dejó la piel por el ejército francés que siguió combatiendo a los alemanes en la II Guerra Mundial: pilotó aviones y ejerció de espía ocasionalmente.
Tras una posguerra aburrida y acomodada gracias a la carrera diplomática de su marido, Pannonica fue tomando cada vez más contacto con el jazz, escuchando discos, asistiendo a conciertos y conociendo a intérpretes venerables, como el pianista Teddy Wilson. Hasta que un día descubrió que su afición a esta música en realidad era puro amor. Se separó de su marido y se instaló en el Nueva York de los años 50. Nadie de su entorno y mucho menos fuera de él llegó a entender su decisión, que implicaba el abandono de una vida llena de lujos y carente de cualquier preocupación. «Sólo se vive una vez», solía decir y así nos lo recuerda en estas líneas su sobrina-nieta, que ha entrevistado a músicos, familiares, intelectuales y periodistas para completar la biografía de Nica.
Nica tuvo su primera relación sentimental con un jazzista de leyenda cuando conoció al baterista Art Blakey. Por entonces ya contaba con amigos de la talla de Sonny Rollins, Miles Davis, Horace Silver, Sonny Clarke, Barry Harris, Tommy Flanagan, Bud Powell, Kenny Dorham y... Charlie Parker, a cuyo nombre se asociaría la baronesa para siempre al ser testigo de la muerte del saxofonista e inventor del bebop en una noche de 1955 en su apartamento del Stanhope Hotel.
Un poco después, conoció a Thelonious Monk en París, mientras, probablemente, Miles Davis paseaba junto al Sena de la mano de Juliette Gréco. Se iniciaba así una historia de amor que a menudo no fue tan física como espiritual y que se prolongó durante los últimos 30 años del pianista y compositor de clásicos como 'Round midnight'.
Entre medias, a nadie se le escapa que hubo de convivir con el desprecio de una parte de la sociedad americana, máxime cuando se la veía recorriendo las calles de Nueva York, primero con su Rolls Royce y luego con su Bentley descapotable, rodeada de jazzistas negros. «La puta de los negros», la solían insultar. El posterior declive físico de Monk, así como hechos como el sucedido en 1958, cuando se auto inculpó como portadora de drogas para exculpar a su idolatrado amigo, complicaron poco a poco la relación de la pareja, que contó con una aliada igualmente excepcional, de la que poco se habla: Nellie, la esposa del pianista, que bien daría para otro libro.
Monk murió en 1982 y seis años después cayó Pannonica, Nica, la baronesa del jazz. En sus últimos años ya nada fue igual, pero su entrega por el jazz siguió siendo plena y sincera, haciéndose cargo y dignificando los funerales de músicos como Bud Powell o Coleman Hawkins, o enseñando a leer a maestros como Lionel Hampton. Murió el 30 de noviembre de 1988, dejando a la familia un único deseo: que esparcieran sus cenizas en el río Hudson... alrededor de la medianoche.
Su nombre hoy está en multitud de composiciones ('Nica', 'My dream of Nica', 'Blues for Nica', 'Thelonica', 'Pannonica'...), y también nos llega a través de otras referencias literarias como 'Three wishes' o 'Nica's dreams', así como documentales 'Straight, no chaser' de Charlotte Zwerin o 'The Jazz Baroness', de la propia Hannah Rothschild. No menos reveladoras resultan sus apariciones en la película 'Bird' de Clint Eastwood o en el cuento 'El perseguidor' de Julio Cortázar, aquí como marquesa Tica. Y siempre igual: excéntrica, noble, visionaria, rebelde, intensa y, sobre todo, apasionada del jazz.
Desayuno - Cafe con leche tostadas de bimbo con mermelada, mantequilla, y un zumo de naranja,.
Cena - Ensalada verde con autón y huevo cocido, pan, beber agua, postre , una manzana,.
TITULO: CALLEJEROS - SILENCIO POR FAVOR - Dos almendralejenses llevarán solidaridad a África en un 4L,.
Dos almendralejenses llevarán solidaridad a África en un 4L,.
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David Rodríguez y Bibiano Trejo están participando en el Rallye Solidario Clásicos del Atlas en Marruecos con un Renault 4,.
Dos almendralejenses, David Rodríguez y Bibiano Trejo, han emprendido hace unos días un viaje muy especial, su amor por el mundo del motor, pero también con un profundo sentido de la solidaridad, han decidido participar en el al Rallye Solidario Clásicos del Atlas.
Este rallye, que se desarrolla por tierras africanas, les llevará hasta llegar a poblaciones remotas, en las que irán dejando los productos de primera necesidad que llevan desde Almendralejo. Pero lo más significativo es que su participación en esta prueba es con un Renault 4, de más de treinta años de antigüedad. Precisamente en ese vehículo es donde llevan la mercancía que hará felices a los habitantes de las aldeas por las que atravesarán.
Durante un tiempo estos almendralejenses han ido agrupando la mercancía, entre otras cosas, compuesta por material escolar, ropa y medicamentos, para transportarla hasta el país vecino.
Por el momento y, según las redes sociales, estos almendralejenses han llegado a ser los 3º en su clase provisionalmente, después de haber desarrollado la quinta etapa de este atípico rallye.
El problema del agricultor es no saber cuánto vale su producto,.
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Este joven agricultor de 31 años lleva el cultivo de 15 hectáreas de frutales,.
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-foto, Vicente Arenas García Agricultor de Zurbarán,.
¿Cómo llegó a la agricultura?
Desde niño me ha gustado siempre el campo. Mi padre es agricultor,
tenía frutales desde hace más de 20 años y prácticamente pasaba todos
los veranos y vacaciones echando una mano como el resto de mis cinco
hermanos. Somos una familia numerosa y todo el mundo aportaba su pequeño
granito de arena. Yo he sido al que siempre le ha gustado más. Me gusta
el contacto con la naturaleza y en este caso cuidar de mis frutales y
ver los frutos obtenidos. Eso en ocasiones te enorgullece. Antes de ser
agricultor, elaboraba conservas vegetales de productos silvestres y
ecológicos. Una empresa que creé con mucho sacrificio, pero en los años
de la crisis decidí venderla y coger el relevo a mi padre ya que tenía
que dejar la explotación debido a una prótesis de cadera.
¿Lleva mucha superficie?
Llevo unas 15 hectáreas de frutales, de las cuales 10 están en
producción. Tengo un poco de todo. 9 de ciruelas tempranas y tardías, 2
de paraguayos 2 hectáreas y media de nectarinas, 1 albaricoque y media
hectárea de melocotón. Las llevo yo solo principalmente, aunque siempre
está ahí mi padre para dar un buen consejo y con personal extra en
momentos clave como es la poda, entresaque y recolección.
¿Es sacrificada esta profesión?
Es satisfactoria si estás haciendo lo que te gusta. En años buenos se
da muy bien la cosa, pero son los menos. Tenemos muchos más regulares o
malos. La fruta es un negocio en lo que expones mucho durante todo el
año y sin saber lo que vas a coger. Tenemos cierta seguridad, entre
comillas, por los seguros agrarios, en caso de algún siniestro
climatológico. Y siempre está la incertidumbre de las liquidaciones.
También tienes que pelear con plagas y cambios climáticos. Pero así es
esta profesión.
¿Cómo es un día normal en su actividad en plena campaña?
Pues hay que levantarse muy tempranito, sobre las 6, preparar todo
para cuando llegue los recolectores sobre 7.30, darles las pautas de
calidad a seguir, como calibre que quiero, color, sin plaga etcétera.
Luego hay que estar revisando y cargando en el remolque la recolección y
a la 1.30 termina ésta, llevo la fruta a la central hortofrutícola y
con mucha suerte sobre las 2.30 o 3 estoy en casa para comer. Una hora
de siesta, cafetito y a regar, abonar y repartir los palot o cajas para
el día siguiente. Sueles terminar a la caída del sol sobre las nueve y
media de la noche. La verdad es que tienes poco tiempo para hacer vida
familiar en campaña. Pero no siempre es igual. Hay épocas de menos
trabajo.
¿Qué labores tocan ahora?
Ahora lo que se está haciendo en el sector de la frutas es sobre todo
tratamiento fitosanitarios, mantenimiento de riego y maquinaria, para
que esté todo a punto para cuando empiece la campaña.
¿Hay algún cultivo rentable en la actualidad?
El frutal es un cultivo rentable para tener muchos kilos y buenos de
fruta. Eso no siempre puede ser, pero se intenta. Hay años que no es
rentable y otros que sí lo son. De los demás cultivo conozco poco. Ahora
se está hablando de la gran rentabilidad del almendro, pero en mi
opinión creo que se están poniendo demasiados y eso hará que deje de ser
tan rentable.
¿Cuál cree que son los principales problemas del sector?
El principal problema para el agricultor es no saber cuánto vale su
producto.Todos nos ponen precio a nosotros y somos la única empresa que
no pone precio a nuestros productos. Con lo fácil que sería una simple
fórmula: coste más beneficios igual a precio final. Lo que no comprendo
muchas veces es lo que pagan al productor y al precio que le llega al
consumidor. Debería de estar más regulado pero en todos los sectores.
Creo que ganaríamos más todos.
¿Es un ejemplo de profesionalización el sector frutícola para el resto de sectores agrarios?
Es un sector muy profesional y muy implicado con el medio natural y
cada vez más. Además, es el sector de la zona que más puesto de trabajos
directos e indirectos da.
¿Es importante en este cultivo la renovación varietal?
En los frutales estas constantemente renovando variedades. Cada vez
tenemos más y mejores variedades, que son más productivas, más duras
para el transporte, mejor olor, sabor, color y forma.
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