Vuelve a casa después de dar la vuelta al mundo a pie,.
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Nacho Dean entró ayer en España por Badajoz, después de recorrer 32.500 kilómetros caminando por cuatro continentes,.fotos.
En su largo viaje por el mundo ha gastado once pares de zapatillas, se ha jugado la vida tres veces y se ha enamorado otras tantas. Deja atrás 31 países y 32.500 kilómetros recorridos a pie. Es un rápido resumen de la fascinante historia de Nacho Dean, el viajero que ha dado la vuelta al mundo en tres años. Este malagueño de 35 años regresa a España después de periplo por cuatro continentes. Muchos aventureros intentaron la hazaña antes que él y «no vivieron para contarla».
Badajoz es la primera ciudad española que pisa tras el viaje en solitario por Europa, Asia, Oceanía y América. Ayer cruzó el puente sobre el río Caya tirando de su carrito de trekking, única compañía en esta odisea planetaria. Se detuvo a la altura de la antigua frontera para fotografiar la ansiada señal de España.
Volvió a pisar Europa hace unos días. Llegó a Lisboa en un vuelo procedente de Nueva York. Desde allí caminó varias etapas hasta Setúbal, Montemor-o-Novo y Évora. Sus pasos le acercaban a Extremadura, pero antes hizo parada en una finca de Elvas, donde este fin de semana repuso fuerzas con familiares y amigos. En Badajoz, el malagueño ha pasado la noche bajo techo gracias a la hospitalidad de Elena López de Haro, una profesora que acoge de forma gratuita a viajeros.
Lejos queda el 22 de marzo de 2013, cuando partió desde Madrid con 3.000 euros en el bolsillo. «Puede parecer poco, pero ha sido suficiente». Ha sobrevivido comiendo todo tipo de alimentos, desde saltamontes, hasta carne de perro o lagarto. Ha dormido bajo la estrellas muchas noches y ha descansado en templos budistas, mezquitas y casas particulares. En su viaje también ha recibido algo de «ayuda a través donaciones, sobre todo en Estados Unidos».
Ha atravesado montañas, ríos, junglas y desiertos tan duros como el chileno de Atacama. Ha dormido en una tienda de campaña rodeado de dingos australianos; ha intentado conciliar el sueño bajo una intensa tormenta eléctrica; ha sobrevivido a un asalto en Lima; al caótico tráfico de Asia; y sorteado todo tipo peligros. Por si fuera poco, ha soportando temperaturas extremas de 50 grados durante el día y 15 bajo cero de noche.
En tres años, ha afrontado momentos de soledad, se ha perdido la boda de su hermana y ha visto peligrar su vida tres veces. En Dahka, capital de Bangladesh, sobrevivió a un atentado terrorista. «Presencié una cadena de explosiones y tuve que agazaparme para salir de allí como pude». En El Salvador plantó cara a la mara Salvatrucha, una de las bandas criminales más peligrosas del mundo. Y en México logró huir de tres individuos que intentaron asaltarlo armados con machetes entre Tabasco y Veracruz.
A pesar de esta dramática experiencia y de haber sufrido allí una dolorosa convalecencia por culpa de la fiebre Chikungunya, México ha sido para él uno de los países más fructíferos. «La gente me brindó una acogida muy buena y me quedé seis meses, aprovechando al máximo el visado». Allí llegó a dar conferencias contando su experiencia en universidades. «Mi estancia me permitió conocer el país mejor que muchos mexicanos».
«Feliz con pocas posesiones»El carro de trekking, al que ha bautizado como Jimmy, ha sido su fiel acompañante de principio a fin. En él guarda unas pocas posesiones, lo suficiente para sobrevivir: algo de comida, un par de mudas, varios libros, documentación, una navaja, un móvil, una cámara y una tablet para narrar al mundo su aventura a través de la web www.earthwidewalk.org. Tanta austeridad no es casual. Su periplo es un «canto a la vida y a la naturaleza», pero también una oda a la sencillez. «La prueba de que se puede vivir y ser feliz con muy poco», cuenta.
A pesar de haber presenciado crudas imágenes de deforestación y devastación medioambiental vuelve con un mensaje de esperanza. «Aún es posible salvar el planeta».
El viajero vuelve con un aspecto saludable pero con alguna herida de guerra como la mordedura de un perro sufrida en Honduras. Pesa bastantes kilos menos, luce barba de varios meses y la piel curtida por el sol. Sin embargo, el cambio más grande se descubre en su interior. «Soy más consciente del mundo que me rodea. Me llevo un bagaje muy grande, un tesoro que no se aprende en ninguna universidad ni en ningún libro». Ahora sus planes pasan por desplazarse a varias ciudades españolas, donde ya le reclaman para escuchar su aventura.
Pero el viajero aún tiene que escribir el último capítulo de esta historia llena de personas y paisajes «impresionantes» que planea plasmar en un libro. Aún tendrá que recorrer 500 kilómetros hasta Madrid, donde prevé llegar el 20 de marzo. Desde la capital pacense enfila hoy el camino hacia Cáceres y luego continuará hacia Gredos para llegar al destino por los caminos y carreteras menos transitados. Familiares y amigos le darán la bienvenida en el kilómetro cero de la Puerta del Sol, el punto de partida.
TITULO: LA HORMA DE MI ZAPATO - EL CARDENAL PELL NO DIMITE PESE AL ESCANDALO PERDERASTIA,.
El cardenal Pell no dimite pese al escándalo de pederastia, foto.
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El prelado australiano está acusado de encubrir a varios sacerdotes pedófilos en la diócesis de Melbourne,.
El influyente cardenal australiano George Pell, encargado de las finanzas del Vaticano, descarta renunciar a su cargo pese al escándalo que salpica a varios curas pedófilos en su exdiócesis. El exjefe de la Iglesia católica en Australia, que se convirtió en 2014 en el jefe de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, negó haber encubierto casos de pedofilia cometidos en los años 70 y 80 por sacerdotes y religiosos de la diócesis de Melbourne, cuando era arzobispo de esa ciudad.
Pell, de 74 años, declaró esta semana ante una comisión australiana que investiga estos casos y aseguró que no estaba al tanto de los abusos que se cometían. «No, no voy a renunciar. Eso sería tomado como una admisión de culpa», dijo Pell en una entrevista con Sky News, grabada en Roma y transmitida el viernes en Australia. «Si el Santo Padre me lo pide, le diría eso, pero haré todo lo que me pida», añadió. Pell considera que fue una «coincidencia desastrosa» que cinco sacerdotes abusaran de menores cuando ejercía en esa ciudad.
En 2013 la Iglesia católica de Australia admitió haber ocultado durante décadas los abusos sexuales a menores de edad cometidos por miembros de la congregación eclesiástica, y confirmó la existencia de 620 casos de abusos sexuales contra menores, incluidos niños de 7 y 8 años, cometidos por sacerdotes desde la década de 1930.
El purpurado reconoció tras su primera audición que la Iglesia católica «ha cometido enormes errores» al haber permitido que sacerdotes violaran y acosaran sexualmente a miles de niños durante siglos.
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