El domingo -21- ABRIL a las 18:00 por La Sexta, fotos,.
La
actriz británica protagoniza 'El día que vendrá', un drama ambientado
tras la II Guerra Mundial que retrata un triángulo amoroso
- ¿Qué fue lo que más te atrajo de esta producción?
- Que es una historia de amor y, al mismo tiempo, se trata de una película adulta. Habla de dos personas que se han perdido en el camino, que han pasado por un trauma tremendo por culpa de la guerra y que, por ello, han cambiado de manera drástica su forma de ser. Tanto que, al reunirse, se han convertido en dos extraños. Me parece una historia increíblemente esperanzadora y cargada de redención.
- ¿Cómo valoras esta experiencia?
- Ha sido una de los trabajos más bonitos en los que he participado. A pesar de tocar temas muy oscuros, Rachael, el personaje que interpreto, me ha dejado con esperanza. Y todo, como consecuencia de que eres consciente de que, a pesar de vivir en una época terrible, hay que seguir adelante. Eso es lo maravilloso de esta historia y de la generación a la que pertenecieron millones de personas. Esa guerra fue catastrófica para toda Europa y, pese a ello, conseguimos resurgir de nuevo desde las cenizas. Eso es algo que me parece extraordinario.
- Una vez dijiste que lo que más te gustaba de tu trabajo es que te permitía entender mejor el mundo ¿Ser actriz te ha hecho una persona más empática?
- Probablemente no (risas). La verdad es que no lo sé... pero me gustaría creer que sí. Es mi trabajo y lo disfruto mucho, pero no estoy segura de si me ha hecho mejor persona en mi vida diaria. En general, es difícil sentir empatía. Pero me siento privilegiada porque mi profesión me permite tener el espacio y el tiempo para obligarme a empatizar con mis personajes. Incluso con aquéllos con los que no estoy de acuerdo.
- ¿Te resulta entonces más fácil sentirte identificada con sus personajes?
- Depende. Llevo tiempo interpretando personajes con los que me he sentido muy identificada. La última vez que me pasó fue en Colette. No nos parecemos en nada, pero me sentí cercana a ella.
- También has afirmado que te atraen más las historias de época que los dramas contemporáneos porque crees que hay cierto mal gusto a la hora de representar a las mujeres actuales...
- No siempre. Aunque es verdad que, en el pasado, me han ofrecido personajes más complejos e interesantes en dramas de época que en cintas que contaban historias actuales. Pero ésa es mi experiencia. Creo que hoy en día se hacen películas con historias maravillosas protagonizadas por mujeres que no resultan ofensivas.
- ¿Priorizas entonces elegir personajes que no caigan en estereotipos?
- Es mi gran deseo. La verdad es que no me interesan los estereotipos. Así que siempre estoy buscando proyectos que me hagan pensar y, que, al mismo tiempo, me fascinen. Como, por ejemplo, El día que vendrá. De lo contrario, estaría muy aburrida en los rodajes. Es un gusto muy personal, ya que tampoco me interesan las visiones encasilladas sobre feminidad. Lo que quiero es representar a mujeres en toda su complejidad. Creo que hoy en día necesitamos más historias así. Y que los estereotipos pueden provocar mucho daño.
- ¿Crees que esta ausencia tiene que ver con la falta de visión femenina en la industria cinematográfica actual?
- Sí, absolutamente. La industria del cine está manejada ahora mismo por hombres y por eso vemos más historias desde una perspectiva masculina. El problema es que las mujeres somos más o menos la mitad de la población y nuestras historias y complejidades no son contadas o terminan siendo trivializadas. En el cine, o eres la santa o la prostituta. Es ridículo, porque las mujeres no encajamos sólo en dos categorías. Y sí, creo que tiene que ver con la falta de representación femenina detrás de las cámaras.
- ¿Cómo convives con las críticas que has recibido en Internet?
- No tengo ningún perfil en redes sociales (risas), pero sé cómo se siente que millones de personas te digan que eres una mierda o que tu apariencia es horrible. Y también sé lo que pasa cuando otros miles te dicen que eres genial... pero sólo oyes a los que te critican. No quiero eso en mi vida.
- Alcanzaste la fama siendo muy joven y has crecido como artista delante de las cámaras. ¿Cómo ha sido tener tantos ojos puestos en todo lo que hacía?
- No ha sido fácil, pero siempre he sido consciente de lo afortunada que era en cada oportunidad que he tenido. En un mundo ideal, me hubiera gustado que todo fuera distinto. Pero, al final, una vez que superas ser el blanco de todo tipo de críticas terminas sintiéndote más poderosa. Después de todo, aún sigo aquí y todo eso me ha dado seguridad y confianza en mí misma. ¿Qué es lo peor que me pueden decir? ¿Que soy terrible como actriz, que les parezco fea y que odian mi cuerpo? Eso ya lo he vivido. Sé que siempre he estado enfocada en mi trabajo, que he querido crecer como actriz y contar historias interesantes. Y eso es lo que seguiré haciendo. Y, aunque siga recibiendo críticas por ello, al final del día, sé que no va a llegar el fin del mundo. Y que sólo soy una actriz.
Heridas abiertas
Tras desarrollar una amplia carrera como realizador de documentales y trabajos para la televisión, James Kent debutó en 2014 como realizador de largometrajes con Testamento de juventud. Ahora, este cineasta británico dirige El día que vendrá, un drama romántico ambientado en los meses siguientes al final de la II Guerra Mundial y protagonizado por Keira Knightley, Alexander Skarsgard y Jason Clarke.La cinta, que habla del dolor por la pérdida de un ser amado y la lucha por la supervivencia, presenta a una pareja británica formada por el coronel Lewis Morgan (Clarke) y Rachael (Knightley). Tras haber sobrevivido a los estragos y tragedias de la contienda, los dos se reúnen en Hamburgo cuando a él le asignan tareas de reconstrucción de la ciudad.
Pero ha pasado tiempo y ambos se han convertido en dos personas muy distintas. Dos desconocidos que deben recuperar no sólo sus vidas y una ciudad, sino también aquel amor que algún día les unió. En su camino se cruza Stephen Lubert (Skarsgard), un alemán dueño de la casa donde se mudan los Morgan. Los tres deben convivir bajo el mismo techo junto a la hija del propietario, lo que provoca que aparezcan la traición y la pasión.
Basada en la novela homónima de Rhidian Brook, la película se rodó en Praga. Como curiosidad, es la segunda vez tras Everest (2015) que Keira Knightley y Jason Clarke interpretan a un matrimonio en la ficción.
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La vuelta al mundo con los reporteros de EL MUNDO: México y la conquista de América,.
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En aquel periplo conocí las playas, los principales monumentos. las taquerías, los mercados, los acupunturistas, un novio actor de telenovela, los limpiadores de almas, chamanes. También que los chapulines están muy buenos con sal, limón y chile, que me gustaba más Lucha Villa que Chavela y los bares con corriente eléctrica, las plantaciones de agave, Moscovita y sus Guajiros, que el petróleo (tequila con clamato, hielo y salsa maggi) se toma de aperitivo...
Después he vuelto a México en otras ocasiones. De diferente manera. Desde otras perspectivas. Porque México, como el resto de Hispanoamérica, es inabarcable y nunca se termina de conocer.
Los periodistas tenemos una gran suerte. Y esto es que a veces tenemos la oportunidad de hablar con gente que de verdad sabe, una posibilidad para enriquecer nuestra visión del mundo y por supuesto, la de los lectores. Así desde nuevas perspectivas, más históricas, más literarias, han sido mis últimos viajes a México.
Dice Carmen Iglesias, presidenta de la Real Academia de Historia, que los españoles que quieran entender más de lo que realmente es España deberían viajar a Hispanoamérica. No hace falta explicar por qué. Ni siquiera acudiendo a la fracasología que tanto ha contaminado la visión de nuestro pasado del que, como indica María Elvira Roca Barea, autora de Imperiofobia y Leyenda Negra (Siruela), no habría que resaltar el colapso del Imperio sino más bien los tres siglos que duró pese a que estaba formado por un territorio con un océano por medio: «No nos hacemos la pregunta de cómo se fabricó, de quién fue el genio que dio estabilidad política a un territorio que abarcaba culturas y religiones tan distintas y hacerlas convivir razonablemente.
Lo mismo pasa con el Imperio Romano. Hay que preguntarse cómo fue posible, no por qué cayó. Necesitamos hacer una reconciliación con la Historia, acabar con el perpetuo ajuste de cuentas que se da en el mundo hispánico a un lado y a otro del Atlántico. La Leyenda Negra existe aquí y existe allí. Esta es la razón cultural, es una fuente de riqueza si la sabemos utilizar para el futuro en beneficio propio. Apéense, eso sí, los del imperialismo nacionalista, eso nunca va a volver».
Este viaje pretende precisamente eso. Entender lo que significó la llegada de los conquistadores a América. ¿Qué se encontraron los españoles? ¿Qué buscaban? ¿Solo oro, joyas, riquezas? ¿O fama? ¿O la universalidad cristiana? Pero también, se trata de asimilar lo que mexicas, totonacas o tlaxcaltecas vieron en aquellos hombres barbados. Y las consecuencias de ese encuentro. O de ese choque. Como quieran llamarlo.
Este viaje pretende precisamente eso. Entender lo que significó la llegada de los conquistadores a América. ¿Qué se encontraron los españoles? ¿Qué buscaban? ¿Solo oro, joyas, riquezas?
El historiador Alfredo Alvar lo resume bien en una frase. «Si todo el dinero de Indias se hubiera gastado en el Imperio, no existirían las ciudades que existen en América con sus universidades, sus plazas, las catedrales, sus monumentos civiles desde el sur de los actuales EEUU hasta Ushuaia. Basta ir por ejemplo al golfo de Guinea para ver en qué consiste un imperio como el portugués, el holandés o el británico. Díganme qué ciudades existen allí. El único Patrimonio de la Humanidad que existe en el golfo de Guinea son los castillos en los que embarcaban a los esclavos».
En este viaje recorreremos algunos de los escenarios de ese encuentro y trataremos de entender sus circunstancias históricas, culturales, religiosas y económicas. Contemplaremos el impresionante patrimonio cultural legado en los tres siglos que duró el Imperio español en el continente americano y algunos de los principales monumentos precolombinos. Y viajaremos libres de tópicos para desentrañar uno de los episodios más fascinantes de la Historia.
Empezaremos en Antigua, capital de la capitanía de Guatemala desde 1541 hasta que en 1776 se trasladó a lo que hoy es la ciudad de Guatemala. Por eso el visitante aún puede contemplar intacto el modelo urbanístico que desde 1513 (pues ya estaba presente en las Provisiones de Indias) guió la construcción de las ciudades del Imperio.
Un urbanismo que representa el modelo de convivencia pues, pese a que en un principio eran fortificaciones que servían de refugio frente a los indios no aliados, pronto se convirtieron en mercados abiertos y accesibles para todos, algo que no sucedía en los territorios anglosajones que expulsaban a los indios más allá de los confines de la ciudad. Ese mismo modelo los seguiremos apreciando en los días sucesivos en DF, Puebla, Oaxaca, donde proseguiremos nuestro periplo conociendo otros monumentos de diferentes épocas (desde el Renacimiento hasta el barroco neoclásico).
Evidentemente en este viaje tan introspectivo no puede faltar una mirada a las diferentes culturas precolombinas. Así visitaremos los principales monumentos mayas, aztecas y zapotecas y trataremos de revivir su día a día, costumbres sin incurrir en juicios anacrónicos y tratando de comprender los claroscuros de la Conquista que, como bien dijo María Félix, con buen humor, «¡no se iba a hacer con un chocolate en la boca!».
Hay muchas maneras en la que los españoles pueden conocer Hispanoamérica. Este viaje pretende abarcar presente y pasado. Entendernos más a nosotros mismos y a los demás. Y unos tequilas. O mezcal. Lo que quieran.
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