MAS QUE COCHES - Coche - Nuevo León CUPRA - El radar de Circunvalación, con 3.463 denuncias, es el que más multa en Badajoz , fotos,.
El radar de Circunvalación, con 3.463 denuncias, es el que más multa en Badajoz,.
El cinemómetro fijo convirtió ese tramo en el vial con más sanciones, por delante de Antonio Masa Campos y el Puente Real,.
Estos datos figuran en la Memoria Estadística de la Policía Local de Badajoz 2018, un documento en el que se observa un ligero repunte en los accidentes de tráfico con heridos y un preocupante incremento en las víctimas causadas por los atropellos.
Este último tipo de accidente dejó el año pasado las dos únicas víctimas mortales. Hubo por tanto dos muertos, pero a esa cifra hay que unir los 30 heridos graves (en 2017 fueron 10) y los 41 heridos leves (en 2017 fueron 62). El total de atropellos contabilizados por la Policía Local ascendió a 79, ocho más que un año antes.
La memoria de la Policía Local de 2018 detecta un repunte en el número de atropellos
El número es bajo si se campara con los
1.180 atestados de tráfico realizados por los agentes municipales, pero
acapara el 7%. Eso significa que siete de cada cien accidentes ocurridos
en la capital de provincia fueron provocados por conductores que se
llevaron por delante a personas que caminaban por la calzada. La mayor
parte fueron producidos por turismos (65) y el resto por bicicletas (5),
motocicletas (3), autobuses (2) y camiones (2).Desde el Ayuntamiento se han puesto en marcha diferentes actuaciones para reducir los accidentes sufridos por peatones. Entre ellas, la reducción de la velocidad máxima de circulación en la avenida Sinforiano Madroñero a 30 kilómetros por hora.
Igualmente se apostó hace ya varios años por la colocación de radares de velocidad en algunos de los viales más transitados. Primero se instaló una cabina en el Puente Real, donde se habían producido varios atropellos graves, y más tarde se situaron otros dos puntos de control fijo en la ronda de Circunvalación Reina Sofía (entre el Puente de la Ronda Norte y la rotonda de los tres poetas) y en la avenida Antonio Masa Campos (pasado el cruce del Banco de España en dirección al Puente de la Universidad).
En el año 2017, el radar fijo sólo funcionó en el Puente Real, donde fueron 'cazados' 11.321 conductores por superar la limitación de 50 km/h.
Cambio de ubicación
Distinto fue el uso que se le dio en 2018, cuando ese dispositivo fue rotado entre las tres cabinas existentes. Eso hizo que el número de denuncias totales (6.905) quedase repartido entre los tres emplazamientos: 3.463 en la Ronda de Circunvalación Reina Sofía; 2.384 en la avenida Antonio Masa Campos; y 696 en el Puente Real.El número de denuncias formuladas con la ayuda de ese cinemómetro fijo descendió de forma notable, pero no ocurrió lo mismo con el radar móvil que la Policía Local instala en las avenidas donde se detectan velocidades excesivas. En este caso, el número de sanciones impuestas ascendió a 5.049, muy por encima de las 2.724 contabilizadas en 2017.
En el ranking de infracciones de tráfico, tres de los cuatro primeros puestos son ocupados por los lugares en los que la Policía Local cuenta con cabina para radar fijo, pero el año pasado se coló en el tercer puesto la avenida Sinforiano Madroñero, donde fueron multados 1.011 vehículos. En ese vial la infracción más frecuente tiene que ver con los estacionamiento en doble fila, una práctica que supone un especial peligro para los ciclistas y motoristas, que se ven obligado a cambiar de carril ante la imposibilidad de usar el espacio habilitado para ellos.
La mayor parte de esas denuncias fueron impuestas con la ayuda del 'multacar', nombre que recibe el vehículo que dispone de una cámara giratoria en el techo que es manipulada desde el interior por un agente que va accionándola cuando detecta una infracción. El 'multacar' denunció en 2018 a 3.904 conductores. Esa cifra es baja si se compara con las 11.109 que impuso en 2017.
El tercer dispositivo tecnológico que utiliza la Policía Local para controlar el tráfico es el fotorrojo, que se coloca en algunos de los semáforos más conflictivos del casco urbano para fotografiar los vehículos que no respetan la fase en rojo. En este caso, el número de denuncias ascendió a 901.
Finalmente, los agentes municipales cuentan con una red de cámaras para controlar la plataforma única que comienza en Menacho y la plaza de España y concluye en la plaza de la Soledad después de pasar por Francisco Pizarro. El objetivo es conseguir que sólo utilicen esas calles los vecinos y los propietarios de garajes. La Memoria de la Policía Local detectó en esa zona de uso restringido a 3.168 vehículos que carecían de autorización. En ese número se incluyen las 496 multas impuestas con este sistema en la plaza de la Soledad.
En fechas próximas se incorporará un nuevo radar fijo de velocidad que ya está siendo calibrado en Madrid. Rotará por las tres cabinas existentes y por una cuarta cabina que también ha sido adquirida.
TITULO: Gigantes de La 2 -Eduardo López-Collazo Director del Instituto de Investigación de La Paz ,. - Jueves -2- Mayo ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves -2- Mayo ,. - 23:50 de Televisión Española. Presentado por Mari Cruz Soriano,.
Eduardo López-Collazo
"Con el cáncer pasará como con la sífilis o la polio. Lo olvidaremos",.
foto / El
director del Instituto de Investigación del Hospital La Paz acaba de
publicar '¿Qué es el cáncer?', una obra para entender por qué ocurre
esta enfermedad y que podemos hacer para hacerle frente,.
En el interior de Eduardo López-Collazo
(Jovellanos, Cuba, 1969) conviven muchas pasiones. Está la del
investigador entusiasta que compagina la dirección del Instituto de
Investigación del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) de Madrid con
sus propios grupos de estudio sobre el cáncer y las infecciones. También
la del físico nuclear de formación que, pese a su reconversión a la biociencia,
sigue pendiente de las últimas novedades sobre agujeros negros. No hay
que olvidar al amante del ballet que escribe crítica de danza para una
revista británica cuyos editores ni siquiera saben que es científico. Y
tampoco al escritor que desde niño plasma sus impresiones sobre el
papel...
Todas estas facetas, sin embargo, se entienden y se alimentan entre sí. Lo comprobó el científico el día en que una escena de El Lago de los Cisnes le trajo las respuestas que esperaba para su proyecto de investigación sobre la formación de las metástasis. Aquella fusión entre los bailarines que estaba viendo en el Teatro Real se parecía mucho a un fenómeno que había observado antes bajo el microscopio. Y la chispa se encendió.
La anécdota la cuenta López-Collazo en ¿Qué es el cáncer? (Oberon), una obra que se lee casi como una novela y que el autor define como una conversación relajada de «un científico que quiere hacer entender un fenómeno que rompe vidas».
Con un lenguaje directo y sin tecnicismos, López-Collazo repasa en 156 páginas qué es el cáncer, por qué ocurre, cómo podemos prevenirlo o cuáles son las armas con las que contamos para hacerle frente. «Fundamentalmente lo que quiero es que el lector deje de tener miedo», subraya. «Porque la única manera de combatir a un enemigo es conocerlo».
El científico está convencido de que con el cáncer «pasará como con la sífilis o la polio. Llegará un día en que dejaremos de hablar de él, porque ya no lo veremos ni le tendremos miedo; lo olvidaremos».
Todas estas facetas, sin embargo, se entienden y se alimentan entre sí. Lo comprobó el científico el día en que una escena de El Lago de los Cisnes le trajo las respuestas que esperaba para su proyecto de investigación sobre la formación de las metástasis. Aquella fusión entre los bailarines que estaba viendo en el Teatro Real se parecía mucho a un fenómeno que había observado antes bajo el microscopio. Y la chispa se encendió.
La anécdota la cuenta López-Collazo en ¿Qué es el cáncer? (Oberon), una obra que se lee casi como una novela y que el autor define como una conversación relajada de «un científico que quiere hacer entender un fenómeno que rompe vidas».
Con un lenguaje directo y sin tecnicismos, López-Collazo repasa en 156 páginas qué es el cáncer, por qué ocurre, cómo podemos prevenirlo o cuáles son las armas con las que contamos para hacerle frente. «Fundamentalmente lo que quiero es que el lector deje de tener miedo», subraya. «Porque la única manera de combatir a un enemigo es conocerlo».
El científico está convencido de que con el cáncer «pasará como con la sífilis o la polio. Llegará un día en que dejaremos de hablar de él, porque ya no lo veremos ni le tendremos miedo; lo olvidaremos».
- ¿Estamos cerca de que llegue ese día?
- Me atrevo a soñar que esta generación verá el fin del cáncer o al menos la cura en casi todas sus variantes. Pero para lograrlo, hace falta una apuesta decidida.
- ¿Y esa apuesta falla?
- La ciencia no ha sido ni es una prioridad. A menudo le echamos la culpa sólo a los políticos, pero también es un asunto de la sociedad. Necesitamos cambios para que la ciencia tenga el apoyo y el reconocimiento que merece. Y ahí es fundamental la educación. Si un programa como MasterChef consiguió que los cocineros, que eran una profesión sin ningún glamour, se convirtiesen en algo importante y reconocido, ¿por qué no puede pasar lo mismo con la ciencia? Tenemos que conseguir que los niños no sólo quieran ser futbolistas y chefs, sino también científicos.
- ¿Usted quiso ser científico ya de niño?
- Enseguida quise aprender. Mi madre, que casi no sabía leer, aprendió a multiplicar para enseñarme a mí cuando sólo tenía cuatro años. Y, luego, cuando ya no pudo, apostó por los libros. Dijo, los libros van a hacer algo por él que no puedo hacer yo. Por ejemplo, me regaló una biografía para niños de Marie Curie, que se convirtió en mi modelo y en mi heroína.
- ¿Por ella estudió Física Nuclear?
- Sí, estudié Física Nuclear porque quería dominar las estructuras más complicadas, lo más determinante de la naturaleza porque sabía que si dominaba eso podía hacer cualquier cosa. Y, luego, la investigación me llevó a la inmunología, al estudio de las defensas humanas; algo que me parece tan fascinante como la mecánica cuántica.
- ¿La inmunoterapia ha supuesto un antes y un después?
- El gran avance de los últimos años en la lucha contra el cáncer ha sido la inmunoterapia. Básicamente lo que consigue es que las defensas del organismo, los antidisturbios que tenemos, vuelvan a velar por nosotros y a cumplir su trabajo. Hay algunos tipos de tumores que hace cinco o diez años eran 100% mortales. Y hoy hasta un 60% de los casos se salvan. Por tanto, estamos hablando de un salto increíble que se ha dado en poquísimo tiempo.
- Al final, la clave contra el cáncer parece estar en el interior de nuestro propio organismo.
- Es lo más lógico. En Física y en Matemáticas enseguida aprendes que la vía correcta suele ser la más simple, la que invierte menos energía, porque esa es la vía que utiliza la naturaleza. Es lógico que lo más efectivo sea conseguir reactivar nuestras propias defensas si el cáncer consigue dormirlas y desactivarlas. Pero ha costado llegar a esto.
- Dice en el libro que tiene un grupo de Whatsapp llamado stool (heces en inglés).
- [Ríe]Sí, es por una de las cosas que estamos investigando. Realmente esos microorganismos que están siempre con nosotros, que habitan por ejemplo nuestro intestino, tienen mucho que ver con todo lo que nos pasa. Y no sólo eso, también influyen en el resultado de esas terapias. Tenemos un grupo de investigación trabajando en ese sentido.
- ¿Las pseudociencias están poniendo en riesgo a los pacientes?
- A menudo me preguntan por la utilidad de terapias alternativas. Y yo lo primero que hago es intentar darles crédito, ver si tienen alguna base lógica. Lo que he visto es que, por lo general, todas se basan en teorías que no son del todo descabelladas, pero que no tienen ningún recorrido. No ofrecen ninguna demostración científica, sino que se convierten en fanatismos, en credos. En el libro desmonto los postulados de algunas de ellas.
- ¿Qué hace cuando está fuera del laboratorio?
- Estamos aquí por un tiempo, así que hay que aprovecharlo lo más posible. Me gusta mucho leer, viajar, discutir con mis amigos... Y también el cine. Siempre digo que soy cubano de nacimiento, español y madrileño de pasaporte y almodovariano de corazón.
TITULO: ¡ Atención obras ! - El turismo choca con el botellón en la Alcazaba,.
El turismo choca con el botellón en la Alcazaba,.
En Semana Santa, los visitantes se encontraron basura en varias zonas del recinto árabe, que sigue usándose para beber
En este monumento es habitual que se reúnan grupos de jóvenes por las noches. La mayoría se queda en los jardines, que suelen aparecer cubiertos de botellas y bolsas. Sin embargo, en estas zonas la limpieza es más contante, por lo que solo afecta a los visitantes más madrugadores que se lo encuentran a primera hora.
En el recorrido de la muralla, y en la Puerta del Alpéndiz, que da acceso a las laderas, se celebran botellones. Se trata de pequeñas reuniones, no grandes concentraciones, pero dejan un rastro de basuras en las torres y otros puntos de la Alcazaba.
La basura se acumula en los yacimientos arqueológicos, que no se limpian regularmente
Lo más común es encontrar un par de bolsas
verdes, el plástico de una bolsa de hielo, un par de botellas de alcohol
vacías, los refrescos para la mezcla y los vasos. Prácticamente en cada
torre se ven estos restos. Los jóvenes se refugian en estos puntos
porque es más difícil que se les vea desde el recinto interior. Esta
actividad no es legal, ya que en Badajoz solo hay una zona autorizada
para beber en la calle. Se trata del recinto ferial, en Caya.El botellón no es un problema nuevo en la Alcazaba. Siempre que hay buen tiempo vuelven las reuniones de este tipo en el recinto árabe. Los colectivos en defensa del patrimonio han reclamado en numerosas ocasiones que se cierre el monumento por las noches. No solo por este problema, sino también por los actos vandálicos que ha sufrido como pintadas, desprendimientos de piedras, se rayan nombres en las murallas e incluso se ha detectado consumo de drogas y prostitución en los yacimientos arqueológicos.
Precisamente los yacimientos son otros de los puntos más afectados por el botellón porque en estas áreas se acumulan las basuras. Se trata de los recintos donde se ha excavado porque hay restos valiosos, por ejemplo los baños árabes detrás de la Biblioteca del Estado. Al ser parcelas valladas para no permitir el acceso, los servicios de limpieza tampoco pasan de forma regular y se amontonan las bolsas, las botellas, los envases y miles de colillas de cigarros.
Otro problema es que en las zonas donde se hacen botellones, los participantes suelen orinar en la muralla. A la mañana siguiente se nota el hedor.
El Ayuntamiento se niega a clausurar el recinto por las noches porque considera que se penalizaría a las personas que hacen un buen uso de la zona, por ejemplo para ir a tomar el fresco a la explanada. Como opción apuestan por instalar cámaras de seguridad para proteger la zona. En 2016 se anunció por primera vez esta medida y en 2017, después de una ataque grave a parte de la muralla, los responsables municipales concretaron que serían 21 las cámaras para controlar el recinto. Por el momento no hay fecha para su instalación. El Consistorio explica que necesita una autorización del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) para colocar este sistema de videovigilancia y otro que pondrá en el Casco Antiguo.
«¿Ha habido alguna fiesta?»
Los turistas de Semana Santa alabaron en general la Alcazaba y muchos se sorprendieron al ver que un recinto tan valioso fuese gratuito al no se cobrase entrada por entrar. Es el caso Jorge Aio, que se desplazó desde el País Vasco y visitó la ciudad con su mujer y su hija. La familia había realizado un recorrido por distintas localidades de Extremadura y Portugal y les gustó el recinto árabe. En cuanto a la basura: «¿Ha habido alguna fiesta no?», preguntó Jorge, quien indicó al saber que se trataba de un botellón ilegal que en Bilbao también hubo problemas hace años en el Casco Viejo. «Es una pena, la verdad, porque este sitio es precioso», indicó.Paco Mayor es pacense, pero también dio un paseo por la Alcazaba hace unos días. «Hace mucho tiempo que no venía. No había dado la vuelta entera a la muralla y es una maravilla, pero es verdad que ves las botellas, las bolsas de patatas por todas partes y te da vergüenza. No sabemos cuidar las cosas».
Otra queja repetida entre los visitantes es la falta de iluminación, especialmente en los columpios. También destacaron que no hay servicios públicos. Esta fue la demanda de Manu Blanco, una jubilada de una localidad cercana. «Esto es muy grande y no me puedo creer que no haya nada, ni un bar, ni baño, ningún lugar donde ir», se lamentó.
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