domingo, 18 de enero de 2015

SILENCIO POR FAVOR, HIBA ABOUK ACTRIZ, / UNA CAÑA, SOY UN CURRANTE CON ESMOQUIN,. RAMON GARCIA, PRESENTADOR,./ DOMINGO CINE, VENGANZA,.

TÍTULO: SILENCIO POR FAVOR, HIBA ABOUK ACTRIZ,.


La islamofobia existe y me parece tan peligrosa como el terrorismo.,

HIBA ABOUK ACTRIZ,.foto,.

Asegura que nunca se ha sentido rechazada por su origen musulmán, aunque ahora lamenta que se generalice y se nos meta a todos en el mismo saco,.

Hiba Abouk

Hiba Abouk
Nombre de nacimiento Hiba Aboukhris Benslimane
Nacimiento Bandera de España Madrid, España
30 de octubre de 1986 (28 años)1
Ocupación Actriz
Años activo/a 2010-presente
Ficha en IMDb
Hiba Abouk en Facebook
Hiba Abouk en Twitter
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Hiba Aboukhris Benslimane, más conocida como Hiba Abouk (Madrid, 30 de octubre de 1986), es una actriz española de ascendencia libia por parte paterna y tunecina por parte materna. Es conocida por sus papeles en series de televisión, especialmente por el de Fátima en El Príncipe.

Biografía

Nació en Madrid siendo la menor de cuatro hermanos.2 Sus padres se habían instalado poco antes en España tras emigrar desde Túnez.2 Fue educada en la cultura musulmana. Es de origen libio por la rama paterna y tunecino por la materna. Le apasiona el flamenco.3 Estudió en el Liceo Francés de Madrid hasta los 18 años. Posteriormente estudió Filología Árabe y se licenció en Arte Dramático por la RESAD.4 Además de español y árabe habla francés, inglés e italiano.5
Tras una aparición menor en un capítulo de El síndrome de Ulises en 2008,5 acreditada como Hiba Hadoukis,6 su carrera como actriz empezó realmente en 2010,2 en La isla de los nominados, una serie emitida por Cuatro. Le siguió, en 2011, un papel episódico en la adaptación española de Cheers y su papel de Guadalupe en El corazón del océano que, sin embargo, no se emitió hasta 2014.2 En 2012 entró a formar parte del reparto habitual de la serie de Antena 3 Con el culo al aire, en la cual participó en las dos primeras temporadas.2 En febrero de 2014 debutó en El Príncipe, serie que emite Telecinco con audiencias que superan habitualmente los cinco millones de telespectadores y en la cual tiene su primer papel protagonista interpretando a Fátima.7
TÍTULO: UNA CAÑA, SOY UN CURRANTE CON ESMOQUIN, RAMON GARCIA, PRESENTADOR,.

UNA CAÑA, SOY UN CURRANTE CON ESMOQUIN, RAMON GARCIA, PRESENTADOR,.fotos,.

Ramón García estrena mañana el concurso 'El legado' (TVE). «Seamos realistas, va a ser difícil que funcione»,.

Ramón García (Bilbao, 1961) fue el rostro de TVE... y vuelve a serlo. Tras el éxito del especial de Nochebuena y las campanadas, se atreve con un concurso, y van dieciséis. Mañana estrena, a las 19.00 horas, 'El legado', un concurso de cultura general con el que la pública quiere levantar sus tardes aunque eso le obligue a recortar la duración de 'España Directo', que desde esta semana se emitirá de 20.00 a 20.30 horas. «Lo difícil es que funcione, seamos realistas».
Dio la campanada...
Fue muy bonito reencontrarse con la Puerta del Sol. Me ha sorprendido la cantidad de gente que me ha felicitado por la calle: '¡Ramontxu, menos mal que has vuelto!', me gritaban. Me ha caído una responsabilidad encima tremenda.
¿Tenía el gusanillo de volver?
La verdad es que no porque la radio es lo que me mantiene vivo. Lo que pasa es que cuando te llama TVE no le puedes decir que no, porque, además, es mi casa. Empecé aquí en 1991 y fíjate, estamos en 2015. 'El legado', además, ya estaba sobre la mesa y los directivos lo querían sacar ya. Siendo egoísta me habría gustado que primero se estrenaran las dos series que están preparando. Me voy a tirar en paracaídas contra Arturo Valls y 'Sálvame'. Va a ser muy difícil.
Pues paciencia.
La paciencia la tienen que tener en TVE. La tarde de la cadena oscila entre un 5% y un 7% de 'share' y andaremos en ese margen, creo que vamos a hacer el mismo dato. Lo importante es ir sumando.
El espectador ha apagado TVE.
Esa es una buena expresión. La gente no pasa las tardes en TVE y eso es terrible. Estoy de acuerdo con el director, José Ramón Díez, de que hay que volver a ofrecer productos como los de antes; una programación sólida.
¿Le da miedo el fracaso?
Miedo no. ¡A estas alturas!
Cuando estrenen las series quizá le ayuden un poco.
Había una serie que funcionaba y se dejó marchar (se refiere a 'Amar en tiempos revueltos'). Se pretende recuperar aquél barco. Pero a ver si gustan, porque 'Alatriste' (Telecinco) se ha ido al carajo, por ejemplo. Nosotros tenemos veinte programas grabados y si no mejoramos el dato serán los primeros y los últimos.
Vuelve a ponerse el uniforme de soldado de primera línea.
Eso es una putada (risas), pero bueno, yo estoy contento con 'El legado'. Hace muchos años decía que estaba harto de pelearme en 'prime time' y que quería un concurso diario en La 2, para jubilarme. Me respondieron que yo tenía que estar en las trincheras, pelearme cada noche. Esa es mi labor, soy un currante de esto aunque lleve esmoquin.
Esa es la actitud.
¿Sabes qué es lo difícil? Que funcione. Lo lógico es que dentro de veinte días publiques en tu periódico que se cancela 'El legado'. Seamos realistas, aunque ojalá me equivoque.
Recuperar el 'Grand Prix'
Lo compagina con la radio.
He bajado tres kilos. Hemos estado todas las navidades liados, a mis niñas las he visto poco. Tienen 11 y 8 años y les hizo ilusión ver a su padre en Nochevieja, porque no me habían visto en la tele.
¿Sigue siendo 'el yerno ideal'?
Por eso me casé, para dejar de serlo (risas). Son tantos años.
¿Pesan?
Para nada, lo llevo fenomenal. El día que no me vea delante de una cámara me iré a casa. Hay que ser honrado con uno mismo.
¿Qué le gustaría hacer?
Un gran magacín de mañana o de tarde. Aunque el último que hice, 'Tardes de primera' (1996), fue un desastre. Duró solo siete días porque me fui. Ahora lo puedo contar, no había ni guion ni contenido, fue una 'idea genial' de una mente de la cadena de la que no quiero ni acordarme. Yo a veces he hecho unas mierdas terribles porque había que hacerlas.
¿Y recuperar 'Qué apostamos'?
Sería muy difícil, pero no imposible. Un programa así exige mucho presupuesto, si no es mejor no hacerlo. El que vería factible sería el 'Grand Prix', con un plató grande, una vaquilla y con lo de siempre, muy veraniego.
¿Y los animalistas?
Ya entonces nos daban caña, pero las vaquillas vivían como Dios. Los que lo pasaban mal eran los concursantes.
¿Cómo puede recuperar TVE la audiencia?
El problema de la pública es que cada vez que cambia el Gobierno cambian los directivos y los programas, y la gente se despista.

TÍTULO:  DOMINGO CINE, VENGANZA,.

Reparto
Venganza Liam Neeson, Maggie Grace, Famke Janssen, Leland Orser, Holly Valance, Goran Kostic, Katie Cassidy, Olivier Rabourdin, Xander Berkeley, David Warshofsky,.
 
 Bryan Mills (Liam Neeson) es un agente especial jubilado. Pero cuando su hija Kim (Maggie Grace) es secuestrada en París por una organización criminal albanokosovar, tendrá que volver a la acción para intentar salvarla. La banda se dedica a una red de trata de blancas, por lo que Mills sabe que sólo dispone de unas horas para conseguir rescatarla antes de que se pierda el rastro de su hija.

CARTA DE LA SEMANA, REVISTA XL SEMANAL , EN PORTADA, Los jóvenes se la juegan / EL BLOC DEL CARTERO, ¿ CONGELAR O NO CONGELAR?,.

  TÍTULO: CARTA DE LA SEMANA, REVISTA XL SEMANAL , EN PORTADA, Los jóvenes se la juegan,.
 
En portada / fotos,.

Los jóvenes se la juegan

El juego es adictivo. El ludópata es un enfermo. Y cada vez más jóvenes piden ayuda. La explosión de las webs de juego 'on-line' ha acelerado el momento de la primera apuesta. Hasta hace poco, los jugadores empezaban, de media, a los 28 años. Hoy, a los 18. Algunos, incluso, a los 13. Los expertos advierten: «Una generación entera está siendo empujada a la ludopatía». Y todo comienza con un clic.
Una máquina del tiempo. Sí. ¡Ojalá tuviera una! Viajaría hasta aquel día, al minuto anterior a mi primera apuesta. Aquello lo cambió todo... ¡Todo!» Mario es ludópata y lleva dos meses en tratamiento. Tenía 18 años cuando apostó por primera vez en una web de apuestas deportivas. «Lo pienso ahora y todo me parece absurdo, estúpido. Estás en tu habitación tan tranquilo, haces un clic con el ratón y, ¡hala, toda tu vida a tomar por culo! Tal cual, empecé a jugar y ya no pude parar». Cinco años después, nadie confía en él. Su familia, su novia, sus amigos; a todos ellos les ha mentido y engañado alguna vez. «Constantemente, en realidad admite. Desde aquel día...».
Aquel día, navegando por Internet, «como cualquier otro día», Mario que accede a compartir su historia sin revelar su verdadero nombre ni su procedencia ni su lugar de trabajo. «No quiero que todo el mundo me señale con el dedo», aduce aceptó la oferta de una web cuyos banners llevaban tiempo invadiendo su navegador. «Me regalaban cien euros. Para apostar, claro. Así, sin más, por mi cara bonita ironiza. Ya había entrado antes, pero había que registrarse, dar una cuenta y, no sé, me daba pereza, desconfiaba. Ese día, sin embargo, no sé... Fui, primero, con 20 euros. Gané. Luego, otros 20. Otros 40. En unos minutos tenía más de 500. ¡Flipaba! Y entonces, de pronto, en una mano lo perdí todo. Estaba como poseído; cabreado, excitado, no sé, como una moto. Yo estaba en la universidad, fuera de casa, con tarjeta de crédito de mis padres... Perdí otros mil euros. Ya te digo, ¡si tuviera una máquina del tiempo!».
Pero las máquinas del tiempo, bien que lo sabe, no existen. Existen, eso sí, las máquinas tragaperras principal fuente de ludopatía (90 por ciento de los casos) entre los españoles; las casas de apuestas; los bingos; los casinos; los casinos on-line; las webs de póker, de apuestas deportivas, de tragaperras; el juego por televisión... La oferta es mareante nunca en la historia habían existido tantos estímulos y oportunidades de juego y los ludópatas son cada vez más jóvenes. «El juego on-line, convertido ya en la segunda causa de las ludopatías que atendemos advierte la psiquiatra Susana Jiménez, responsable de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge (Barcelona), una de las dos que existen en España, es una verdadera revolución. Al eliminar las restricciones físicas y horarias, permite apostar desde tu habitación, tu móvil o tu tableta, 24 horas al día, siete días por semana y sin que nadie se entere. Para un jugador patológico es una puerta abierta al descontrol. Y para los adolescentes, que, según la ley, no pueden entrar en casinos, bingos ni salas de apuestas ni jugar a máquinas tragaperras, se abre una oportunidad inédita hasta hoy para acceder a juegos de azar».
En españa, el 18 por ciento de los menores así lo revela un estudio de la Universitat de València y la Fundación Codere apuestan on-line. Más preocupante todavía: el ocho por ciento, de hecho, lo hace de forma habitual y a edades tan tempranas como los 13 años. Para ello no necesitan más que una tarjeta de crédito y el DNI de un adulto, los dos únicos requisitos exigidos en España para acceder a una web de juego en línea. Es decir, todos estos menores utilizan identidades falsas para jugar en Internet. Ante lo cual, sus padres o tutores no pueden hacer otra cosa que prestar más atención o bien incluir su nombre en el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego, del Ministerio de Hacienda. De ese modo, si alguien intenta suplantar su identidad en una web, el sujeto en cuestión es rechazado de forma automática.
En todo caso, nadie puede asegurar que todos estos jóvenes acaben convertidos en ludópatas, si bien, según los expertos, el 2,5 por ciento de quienes juegan en Internet desarrollan una adicción al juego. Una tendencia que preocupa, y mucho, a los responsables de las dos unidades de ludopatía que hay en España en Bellvitge y en el Ramón y Cajal (Madrid) y a los de las Asociaciones de Jugadores de Azar Rehabilitados. En ninguna de estas entidades, las únicas que atienden de forma específica a jugadores patológicos, hay menores de 18 años. «Su atención corresponde a psicólogos y psiquiatras infantiles explica Juan Lamas, director técnico de Fejar, federación que aglutina a 26 asociaciones de rehabilitados, pero cada vez nos llegan más familias hablándonos de chicos que reúnen todas las características del ludópata».
La edad de los pacientes, en todo caso, está sufriendo un descenso alarmante. «Hace seis años, el paciente tipo andaba entre los 28 y los 35 años asegura Lamas. Ahora están entre los 18 y los 25 años. Es decir, cada vez nos llegan más chavales que empezaron con 16 y 17 años. O menos incluso».La edad, sin embargo, no parece ser la única alteración derivada del irrefrenable avance del juego on-line, modalidad que en una década ha pasado de representar apenas el 0,6 por ciento de las ludopatías hasta el 13 o el 15 por ciento actual. «Internet lo está cambiando todo revela la responsable de la unidad de Bellvitge. El ludópata tipo siempre fue un jugador de tragaperras que, como máximo, poseía estudios secundarios. La mayoría de los pacientes que nos llegan con juego on-line, sin embargo, son jóvenes universitarios, con más recursos. También vemos chicas muy jóvenes, de apenas 20 años, algo absolutamente infrecuente hasta hoy, ya que las mujeres no empezaban hasta los 35 o los 40 y por motivos como insatisfacción vital, depresión... Crecen incluso los mayores de 65 con problemas de salud, de movilidad o de soledad que también han empezado a jugar desde casa».
El juego 'on-line' es, además, aseguran psiquiatras y terapeutas, mucho más adictivo que el juego presencial. «Desde que alguien empieza a jugar hasta que desarrolla el trastorno suelen pasar unos cinco o seis años subraya la doctora Jiménez. Y en el juego on-line, en dos años, ya presenta todos los síntomas. Y con deudas que triplican, en promedio, las de los pacientes de tragaperras». Al ritmo que crece la adicción al juego on-line, los expertos temen que acabe convirtiéndose en unos años en la primera causa de ludopatía. Así lo advierte Jeffrey Derevensky, la mayor autoridad mundial en ludopatía juvenil. Este psiquiatra canadiense es el autor de Teen gambling: understanding a growing epidemic ('Juego adolescente: comprensión de una epidemia creciente'), un libro que advierte sobre las dimensiones del fenómeno.
«Las generaciones posteriores a los años ochenta han crecido con videojuegos e Internet, admirando la cultura del dinero fácil y con poca medida del riesgo, argumenta Derevensky. Ahora pueden jugar desde su ordenador o su móvil, y esto va a revolucionar el modo en que las personas comienzan a jugar». Es decir, cada vez más temprano y con menos restricciones que nunca. «Hoy se previene a los chicos contra el alcohol, las drogas, la conducción temeraria o el sexo sin protección prosigue, pero no contra el juego. He tratado a chavales que en un mes perdieron 20.000 dólares en webs como PokerStars (la misma a la que el tenista Rafael Nadal invita a jugar en una campaña publicitaria). Los chicos les roban las tarjetas a sus padres, venden objetos de valor; algunos acaban delinquiendo, en la cárcel e incluso quitándose la vida. Créame, el juego puede ser una adicción devastadora».
Y Una adicción es, ante todo, una enfermedad. «Muchos ven al ludópata como un vicioso señala el psiquiatra Jerónimo Saiz, fundador de la Unidad de Ludopatía del Ramón y Cajal. Pero no es así. Es un enfermo que necesita tratamiento, y su dolencia implica, básicamente, perderlo todo». La propia psiquiatría modificó en 2013 su percepción sobre el asunto. Hasta entonces se consideraba un trastorno del control del impulso equiparable a la cleptomanía, la piromanía, el trastorno explosivo intermitente o la tricotilomanía (arrancarse el propio cabello). Ahora, sin embargo, figura entre las adicciones de tipo comportamental.
Es decir, el ludópata no puede dejar de jugar. Si lo hace, sufre extremos niveles de ansiedad que solo apacigua apostando. «Las investigaciones indican que el juego actúa en el cerebro como las adicciones a sustancias explica la doctora Jiménez. Al obtener un premio, se activan tus circuitos de recompensa cerebral, pero a medida que juegas sin parar se producen trastornos en la actividad cerebral, con crecientes niveles de estimulación, que perpetúan esa conducta». Dicho de otro modo, la cabeza del ludópata funciona de un modo distinto a la de una persona sana.
Mark Dickson, profesor de Psicología en la Universidad del Sur de Illinois (Estados Unidos), ha buceado en los cerebros de jugadores patológicos y los de otros no patológicos con técnicas de neuroimagen. «Hemos descubierto que el ludópata explica Dickson no distingue entre ganar y casi ganar. Es decir, cuando en el póker tiene una mano que cree ganadora, pero alguien la supera, cuando en la ruleta cae el número justo al lado del suyo o cuando en una tragaperras se queda a un pelo del jackpot, se activan las mismas zonas de su cerebro que cuando gana. En el jugador no patológico, por el contrario, una casi victoria es tomada como lo que es: una derrota. Es decir, al ludópata, aunque no gane, su cerebro le dice que lo está haciendo muy bien. Y hemos visto patrones similares entre chicos jugando a videojuegos, sobre todo si son violentos y están conectados on-line. Es algo muy peligroso».
La industria del juego, de hecho, o eso al menos sostiene Dickson, está preparando a los jugadores del mañana con aplicaciones para móviles y Facebook como Candy Crush Saga, en la que 54 millones de usuarios diarios gastan unos 700.000 euros al día para pasar de nivel y seguir jugando. «Ese concepto de pasar a un nuevo nivel, un patrón muy adictivo, está siendo transferido a los nuevos dispositivos de juegos de azar advierte. Hoy, los niños utilizan juegos que se parecen mucho a los de los adultos. Pero bueno, es lógico, no podemos olvidar que quien diseña un videojuego o un dispositivo para un juego de azar busca, obviamente, que el usuario juegue una y otra vez. Hace todo lo posible para que sea adictivo. Así es como él gana dinero».
Concretamente, más de un billón de dólares. Esta es al menos la cifra que, según varias estimaciones, mueve cada año la industria global del juego. En España, sin ir más lejos, el sector es responsable del 2,5 por ciento del PIB nacional. En 2013, los españoles se gastaron más de 28.000 millones en los 44 casinos, 350 bingos, 2388 salones de juego, 208.917 máquinas tragaperras y 60 webs que forman el tejido del juego privado nacional. Ese año, el primero con operadores de juego on-line autorizados hasta entonces actuaban desde paraísos fiscales y no sujetos a regulación, las apuestas por Internet se duplicaron. Es más, de no ser por la nueva modalidad, la industria que cerró el año con un incremento del seis por ciento habría culminado el ejercicio con una caída del cinco por ciento.
«La industria del juego necesita de Internet para crecer afirma Juan Lamas, desde Fejar. Sus ganancias futuras pasan por atraer a toda una generación de jóvenes que pueden jugar a cualquier hora, cualquier día y en cualquier lugar. Además, diseñar tecnología para móviles, tabletas u ordenadores es mucho más barato que construir un casino».Desde la patronal, Germán Gusano director ejecutivo de la Fundación Codere, ligada a la multinacional española Codere asegura que la industria es uno de los principales interesados en prevenir los efectos negativos de su actividad y en reducirlos. «Pero sin menoscabar subraya los efectos beneficiosos que produce un sector que genera más de 200.000 empleos directos e indirectos y aporta a las arcas del Estado unos 4000 millones de euros en impuestos».
A su entender, para la gran mayoría, el juego es un entretenimiento saludable. «En España juegan más de 35 millones de personas y apenas un 1,5 por ciento de ellas son ludópatas argumenta. No se puede señalar a la industria como culpable del acercamiento de un determinado grupo al juego. En el caso de los menores, desde luego, el problema deriva del abuso que hacen de Internet y de las nuevas tecnologías y, en gran medida, a una falta de control de sus tutores sobre este consumo. Es un problema que nace desde los propios hogares».
Borja Rodríguez, 22 años
"Empiezas a mentir y ya no puedes parar. Hasta que te pillan y todo estalla"
-Empecé a apostar con 19 años. No sé qué me pasó. Un día le quité la tarjeta de crédito a mi hermano y perdí 800 euros. Primero aposté 20, los perdí y me dije: 'Voy a recuperar'. Hasta que me pulí los 800. Antes iba a casas de apuestas con los amigos, pero jugaba poco: diez euros como mucho. Pero llegó un momento en que vivía esperando la paga para jugar. Y si conseguía un trabajillo, me jugaba todo lo que cobraba. En tres años habré perdido unos 2000 euros, porque es todo lo que he tenido al alcance. Nunca he tenido trabajo fijo, que si no me lo habría gastado todo. Seguro.
Cuando pierdes el control, empiezas a mentir a todo el mundo y ya no puedes parar. Vas sintiendo, además, que eres más listo que nadie. Hasta que te pillan y todo estalla. Entonces te sientes la peor persona del mundo. Llevo dos meses en terapia en Alejer, una asociación de rehabilitados, en Leganés. Mi novia y mi familia me han ayudado mucho. No les puedo decir más veces que me perdonen, pero soy joven y no quiero arruinar mi vida».

Cristian Montoya, 23 años
"Me he gastado todo el dinero que he ganado; perdí a mi novia; mi madre no me habla... No puedo seguir así"
Tendría 17 o 18 años cuando empecé. Echas un par de euros a una tragaperras, un póker con los amigos, entras a un casino on-line... Siempre ganaba más de lo que perdía, hasta que un día, ya con 19 o 20 años, me gasté 2000 euros de una tacada. No sé, un día ganas 3000 euros jugando, y media hora después no tienes nada. Es una locura. En total me habré fundido más de 20.000 euros de mi dinero trabajado. Todos mis sueldos. Es triste, pero yo le he quitado dinero a mi madre; me he endeudado; he vendido oro, móviles; perdí a mi novia; mi madre no me habla; antes yo estaba en forma y ahora mira cómo ando. Llevo tiempo queriendo ir a algún sitio. Encontré la web de la asociación de rehabilitados de Leganés hace tres semanas, pero no me decidía, hasta que el pasado viernes cobré 1400 euros de un trabajo, lo perdí todo en tres horas y me dije: 'No puedes seguir así'. La terapia aquí es un poco dura porque te dicen las cosas como son, pero me sentí bien al término de la primera sesión. Siento que puedo cambiar mi vida».

Jerónimo Saiz
Psiquiatra. Fundador de la Unidad de Ludopatía del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid
"Lo de ver a Rafael Nadal haciendo anuncios de póker 'on-line' es algo que no acabo de entender"
XL. Tengo entendido que cada vez llegan más menores a las consultas. ¿Es así?
J.S. En el hospital no se atiende a menores de edad, pero cada vez hay más pacientes con 18 o 19 años. Es decir, que empezaron, al menos, dos o tres años atrás.
XL. ¿Y vienen por propia voluntad?
J.S. No. La mayoría no pide ayuda, sino que son descubiertos por la familia y vienen a la fuerza. Al no venir voluntariamente, la rehabilitación es más difícil, ya que esta siempre comienza por aceptar que tienen un problema y, en consecuencia, querer solucionarlo.
XL. ¿Cuánto tiempo pasa desde que empiezan a jugar hasta que llegan a sus manos?
J.S. Los jóvenes, por lo general, vienen más rápido que un jugador adulto. Al carecer de autonomía financiera para jugar, endeudarse y demás, el problema es más fácil de detectar, ya que dependen de los padres y estos ven que desaparecen cosas, que les falta dinero: movimientos en las tarjetas de crédito...
XL. Hace casi tres años que se reguló el juego on-line en España. ¿Hay algún aspecto que se deba mejorar?
J.S. La publicidad no está regulada. La ley dice que no puede ir dirigida a menores, ni crear falsas expectativas ni que dé una idea de que el golpe de azar te solucionará la vida, pero el Gobierno no establece normas de conducta ni multas específicas para los operadores de juego y los medios de comunicación, como ocurre con el alcohol y el tabaco. Esto es algo que nos parece de una gravedad extrema.
XL. ¿Qué le parece que deportistas famosos promuevan este tipo de prácticas?
J.S. Lo de ver a Nadal haciendo anuncios de póker on-line es algo que no acabo de entender. Pero, oye, él sabrá. El Real Madrid ya estuvo años anunciando una casa de apuestas on-line en su camiseta... Y si entras en la web de un diario deportivo, lo primero que aparece es: «¡Apuesta!». La sociedad, a diferencia de lo que ocurre con otras adicciones, no parece consciente de los peligros del juego.
XL. ¿Qué tipo de apuestas son las más adictivas?
J.S. Las apuestas deportivas, dentro del juego on-line, son las número uno. Es una locura. Puedes apostar a algo cada minuto del partido quién hará la próxima falta, quién marcará primero, si habrá equis goles, en qué minuto marcará uno de los dos..., lo que multiplica las oportunidades para disparar la ludopatía. Cuanto menos tiempo hay entre apuesta y premio, más peligro.
XL. Este mes ha entrado en vigor la nueva regulación para las tragaperras on-line. ¿Superarán estas a las apuestas deportivas?
J.S. No lo sé, pero es algo que, sin duda, puede disparar el número de ludópatas. Es decir, las tragaperras ya son el juego que, con diferencia, más ludopatías causa. Pues si le añades todas las características adictivas del juego on-line, ya ni te cuento. Puedes jugar en cualquier momento y lugar y sin que nadie te controle.
XL. ¿Tener más o menos dinero es un factor de riesgo para la ludópatía?
J.S. El que tiene más pierde más, y el que tiene menos pierde menos, pero, que quede claro, ambos lo pierden todo. Ahora bien, tener una situación económica y social desfavorecida sí que eleva el riesgo de ver el juego como solución.
XL. ¿Por qué juega el ludópata?
J.S. No todo el que juega desarrolla el problema. Hay personas más vulnerables. Existen muchos factores, pero creemos que hay una parte biológica, genética y hereditaria que predispondría a ciertas personas a desarrollar el problema.
10 pasos hacia la rehabilitación
1. Admitir el problema y desear resolverlo. «Si ocurre así, el 80 por ciento de los pacientes dejan el juego», asegura la doctora Susana Jiménez, de la Unidad de Juego Patológico de Bellvitge.
2. La colaboración de la familia es capital. Por un lado, entender que no es un vicioso, sino un enfermo. Por otro, fiscalizarlo y ayudarlo.
3. Cortar todas las fuentes de financiación. Anular tarjetas de crédito y firmas en cuentas corrientes.
4. Crear cuentas mancomunadas cuando el ludópata goza de ingresos regulares.
5. Llevar encima el dinero necesario y presentar justificantes de compra a la persona de confianza.
6. Confeccionar una lista de deudas e irlas haciendo frente.
7. Ocupación del tiempo libre.
8. Buscar nuevos objetivos personales o profesionales.
9. Autoprohibición. Autoexcluirse tanto del juego on-line como presencial a través de la Dirección General de Ordenación del Juego.
10. En psiquiatría se trabaja para eliminar pensamientos mágicos, supersticiones y creencias irracionales frecuentes en el jugador. Es decir, cuando este piensa que puede predecir si va a salir un número, creer que hay números de la suerte, convencerse de que en la próxima jugada va a ganar...

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO, ¿ CONGELAR O NO CONGELAR?,.

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images_002.jpgA pesar de haber nacido un viernes trece (o tal vez precisamente por eso), soy supersticiosa para algunas cosas. Creo, por ejemplo, en el conjuro de los buenos comienzos, de ahí que me guste empezar cada enero estas Pequeñas infamias nuestras con una noticia positiva o al menos esperanzadora. La de este año podría llamarse Cuando Beethoven aprendió aimara o La 'Novena sinfonía' contra el ébola, pero se llama Un beso para el mundo y es una iniciativa del joven director de orquesta Íñigo Pirfano. Ignoro si el señor Pirfano es devoto de Roland Joffé o si vio su obra maestra La misión, pero lo que sí sé es que Un beso para el mundo recuerda mucho al maravilloso comienzo de aquella película. La cinta se inaugura con los acordes de la banda sonora de Ennio Morricone y con la imagen de un joven jesuita, el padre Gabriel, que se adentra en la selva del Amazonas sin más arma o protección que un oboe. Y se vale de él no solo para conjurar su miedo, sino también para establecer contacto con los nativos con los que se encuentra, empleando para ello el lenguaje más universal que se conoce, la música.
Ese mismo lenguaje, encarnado ahora en la Novena sinfonía de Beethoven, es el que un grupo de jóvenes músicos españoles quiere llevar este año a los rincones más olvidados de África, Asia y Latinoamérica. Su intención es actuar desinteresadamente, no en teatros ni en auditorios, sino en pequeñas aldeas y localidades desfavorecidas, para ofrecer lo más valioso que tienen: su talento, su amor por la música. Y, sin embargo, lo que ofrecerán será algo aún más útil, a mi modo de ver. Vivimos en un mundo mediático que se mueve por impulsos tan intensos como efímeros y donde la visibilidad es clave para resolver dramas o tragedias. Lamentablemente nada, por muy atroz o injusto que sea, existe a menos que alguien ponga foco sobre ese sufrimiento. De ahí que iniciativas como Un beso para el mundo pueden cumplir una doble función. No se trata solo de acercar la gran música a quienes de otro modo jamás podrían disfrutarla, sino también de dar altavoz a su miseria. La música es poderosa. Ha servido y sigue sirviendo año tras año para arrancar de las garras de la violencia a niños y jóvenes que, gracias a iniciativas como las de Carlinhos Brown, en Brasil, o la Orquesta Sinfónica Nacional de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, en Venezuela, han llegado a convertirse en músicos que triunfan en el mundo entero. Y, si miramos atrás en la historia, vemos que el oboe del padre Gabriel que se utiliza como símbolo en la película La misión hizo mucho más que asombrar o deleitar a nativos de Brasil, Argentina o Paraguay. Pocos años después de la llegada de los jesuitas a América, el lenguaje de la música del que ellos se valieron se convertiría primero en vehículo y luego en piedra angular de lo que se conoce como reducciones o misiones, uno de los experimentos de convivencia y progreso más interesantes que ha habido nunca en la historia. Los tiempos cambian y los oboes, flautas, violines y pianos de hoy en día no ayudarán a crear sociedades nuevas como en tiempos de la Conquista, pero sí pueden lograr otras conquistas no menos importantes. No solo las antes señaladas, como hermanar sensibilidades a través de la música o dar visibilidad a injusticias que bien la merecen. También las de abrir camino a otras iniciativas similares que ayuden a tender puentes más duraderos. Por eso he querido empezar el año haciéndome eco de esta idea. En el principio fue el verbo, dice la Biblia, y a los escritores nos gusta pensar que es cierto, puesto que se trata del material sensible con el que trabajamos a diario para comunicarnos. Sin embargo, todos sabemos, y así lo atestiguan los rudimentarios instrumentos que se han encontrado, que mucho antes de que de labios del hombre brotara palabra alguna, existía ya la música. Un directo al corazón de cualquiera entonces y también ahora. El verdadero esperanto de todos los sentimientos.

ENTREVISTA,-La actriz Patricia Arquette. - / EN PRIMER PLANO, el tercer lunes de enero BlueMonday: Cómo superar el día más triste del año

TÍTULO: ENTREVISTA,--La actriz Patricia Arquette.


Entrevista

La actriz Patricia Arquette. Patricia Arquette: "Me negué a adelgazar para 'Medium'. ¡No compras la fidelidad de tu pareja a cambio de perder cinco kilos!"



Con una imagen de chica 'ultrasexy' logró hacerse un hueco en Hollywood. Pero la fama le llegó por su papel de madre con poderes paranormales en la serie 'Medium'. Este año va a ser decisivo: aspira a un Oscar por su interpretación en 'Boyhood' y liderará el nuevo equipo de 'CSI'. Que no les engañe su cara aniñada. A los 46 años, Arquette es de armas tomar. Lea.



Es fácil llevarse una impresión errónea de Patricia Arquette. Cuando se sienta en el sofá del hotel, se muestra un tanto apagada, habla en voz baja y no cesa de manosear la larga bufanda que lleva al cuello. La impresión que transmite es de vulnerabilidad, de melancolía. Seguramente se trata de esa faceta de su personalidad de la que ella dice que «cada hombre al que he querido ha tratado de arreglarla, de atenuarla». Pero Arquette, que tiene 46 años, no necesita salvadores. Nunca los ha necesitado.
Patricia es nieta de un conocido cómico e hija de un actor y una actriz, psicóloga y poetisa, que educaron a sus hijos en una libertad absoluta. Los cinco hermanos Arquette terminaron por convertirse en intérpretes. A Patricia, «la clásica hermana mediana», le enseñaron a cuestionar la autoridad, a creer que todo era posible, incluso la armonía religiosa: su padre era musulmán y su madre, judía... e hicieron que estudiase en un colegio de monjas. No es de extrañar que Arquette que inicialmente parece incapaz de matar una mosca muestre su otra faceta cuando apenas llevamos cuatro minutos de entrevista. Patricia habla sobre su última película, Boyhood, por la que aspira a los Oscar. En ella interpreta a una madre soltera que, en un momento de su vida, se une a un hombre que la somete a malos tratos psicológicos. «Esa mujer se niega a aceptar la realidad de esa relación. Lo que le ocurre a bastantes mujeres», indica. «Si fuese yo, no me sometería a una cosa así. Más bien pillaría desprevenido a ese tipejo y le clavaría un tenedor en la cabeza». Mientras lo dice, se levanta, hinca una rodilla en la mesita y finge abalanzarse sobre mí empuñando el tenedor. Es inquietante, y me río con nerviosismo. Arquette también ríe; vuelve a sentarse y se pone a acariciar otra vez la bufanda.
'Boyhood', filmada en cortas secuencias a lo largo de 12 años y con el mismo elenco, sigue la vida de un niño Mason (Ellar Coltrane) y la de su familia a través del tiempo, desde que el pequeño tiene seis años hasta que ingresa en la universidad. Cuando Richard Linklater, el director, le habló del proyecto por primera vez (la pregunta concreta que le hizo fue: «¿qué planes tienes para los próximos 12 años?»), no tenía ni un guion ni una trama completa. Lo único que tenía claro era el comienzo de la historia: los padres de Mason (Arquette y Ethan Hawke) se han separado. «Me quedé con la boca abierta cuando Richard me explicó el proyecto», dice Arquette. «La película no se ajusta para nada al modelo de negocio en los Estados Unidos. La industria del cine hoy está dirigida por los banqueros y casi no se ruedan películas de bajo presupuesto. Tampoco quedaba claro a qué sector del público estaría dirigido el filme. La trama no contaba con un elemento definido que facilitara su comercialización».
El rodaje tuvo lugar de forma casi secreta, y los actores y el equipo de rodaje fueron intimando mucho. Al ver la película, a Arquette le resulta imposible no revivir los acontecimientos sucedidos en sus vidas fuera de la pantalla. «Miro una secuencia tras otra y lo veo todo de nuevo: aquella la rodamos justo antes del nacimiento de mi hija; esa otra, mientras estaba divorciándome; la siguiente la hicimos cuando Ethan también estaba divorciándose (de Uma Thurman); la otra la rodamos justo después del nacimiento de los hijos de Rick (Linklater). Y esta última la filmamos cuando se separaron los padres del propio Ellar. Estaba tan triste».
Arquette considera que la experiencia de verse envejecer en la pantalla resulta «tan complicada como intensa». Pero, según agrega, con el paso de los años «he terminado por sentirme más libre». Es posible que a Patricia le resulte más fácil porque nunca se ha sentido particularmente cómoda con la atención puesta en su belleza y en su físico. Aunque hoy quizá es más conocida por su papel de mamá de clase media con poderes paranormales en la serie Medium, los papeles que la hicieron famosa (Amor a quemarropa, Carretera perdida) tenían mucho que ver con la atracción física y sexual. Hoy dice: «Entonces no terminaba de ser plenamente consciente de mi cuerpo. Todavía estaba intentando descubrir quién era yo. Me siento agradecida por haber participado en esos proyectos, pero el hecho era que aún estaba saliendo del cascarón».
Arquette siempre quiso convertirse en actriz, pero tuvo que pagar un precio. «Cuando era pequeña, siempre me fijaba en cómo se comportaba la gente y tenía claro que mi vocación era contar historias de personas, pero a la vez era tímida y retraída, me sentía fea... No me gustaba que me mirasen. Recuerdo que una vez, cuando tenía seis o siete años, pregunté a mi madre por qué la gente no hacía más que mirarme. 'Te miran porque eres una niñita muy guapa', respondió. Pero yo no me lo creía. Y, sin embargo, me puse a trabajar en una industria en la que la gente siempre está mirándote. Creo que aprendí a desconectar».
En su vida privada, sus relaciones han sido también muy seguidas, especialmente la que la unió a Nicolas Cage, por las peculiaridades (o excentricidades) desde que se conocieron, cuando ella tenía 18 años. Aunque no se casaron hasta que ella tuvo 27. Cuando Cage le pidió su mano, nada más conocerla en un restaurante barato de Los Ángeles, Arquette respondió que le daría el 'sí' con dos condiciones: que le consiguiera el autógrafo del escritor J. D. Salinger (que vivía recluido) y que le regalara una orquídea negra. Cage cumplió los dos requisitos, pero lo arruinó todo al enzarzarse en una terrible discusión en el aeropuerto donde iban a embarcarse para contraer matrimonio. Nueve años después volvieron a coincidir en el mismo restaurante, y esta vez fue Patricia la que pidió la mano del actor. Se casaron en secreto... Y suele decirse que se separaron nueve meses más tarde, aunque se las arreglaron para acallar la separación hasta que se divorciaron formalmente en 2000, cinco años después. Le pregunto al respecto, y Arquette desmiente esta versión.
«Es verdad que a veces estábamos peleados y viviendo separados, pero no era lo que la gente decía. Durante una temporada estuve viviendo con mi madre, cuidando de ella porque se estaba muriendo (de cáncer de mama, en 1997). En otras ocasiones, Nicolas estaba fuera de casa, rodando una película. Era nuestra manera de vivir. Sigo pensando que no tengo por qué dar explicaciones a nadie. La gente a veces está muy equivocada y te cataloga de una forma que no tiene nada que ver con la realidad». Su padre y su madre fallecieron con unos pocos años de diferencia, circunstancia que afectó muchísimo a la actriz y a sus hermanos. «Lo sucedido fue una llamada de atención muy traumática. Sirvió para que estuviéramos más unidos que nunca. Nuestros padres no fueron perfectos, y siempre echamos en falta un poco de estabilidad, pero nos transmitieron una profundidad espiritual que la mayoría de las personas nunca llegan a experimentar».
Poco después se enteró de que estaba embarazada de su segundo marido, Thomas Jane. Su hijo Enzo que tuvo, cuando ella tenía 20 años, con el músico argentino Paul Rossi se puso contentísimo. «Me dijo que la niña no podía llegar en mejor momento, que yo necesitaba imperiosamente cuidar de un bebé y que él ya no estaba para hacerme de bebé. Si todo sale como tengo pensado, cuando Harlow se marche de casa ya seré abuela». Es lo que trata de inculcarle a Enzo: «Le digo que tiene unos ocho años por delante para divertirse y disfrutar de la vida, pero que luego conviene sentar la cabeza», ríe. «He sido una madre muy distinta para mi hijo que para mi hija. En el caso de mi hijo, ambos éramos unos críos. Siempre estaba buscándome la vida como podía».
Como es natural, la situación era otra cuando Harlow vino al mundo. Por eso, cuando un productor de Medium le pidió a Patricia que perdiera los kilos ganados durante el embarazo, la actriz se negó. «Le dije que ni hablar», recuerda. «Quería dejar claro a todo el mundo que no hace falta tener según qué físico para asegurarte de que tu pareja te es fiel. Si lo que te propones es mantener una relación a largo plazo, cinco kilos de más o de menos no tienen por qué suponer un problema, no compras así la fidelidad». Arquette se salió con la suya, «porque tengo la suficiente consideración profesional como para gozar de cierto poder». Y el tiempo le dio la razón: la teleserie fue un éxito y la llevó a ganar un premio Emmy y tres nominaciones a los Globos de Oro. Sigue gozando de ese poder, y su carrera profesional marcha viento en popa. Y, además, se ha embarcado en una nueva relación, tras su divorcio de Jane en 2011. La relación es tan reciente que aún no quiere hablar del tema.
Cuando le pregunto al respecto, sonríe y dice: «Me siento muy feliz. Es muy bonito, ¿sabe? Es lo que mi personaje dice en Boyhood: '¿Y esto es todo lo que hay en la vida? Yo pensaba que había otras cosas...'. Me he sentido así otras veces, de forma cíclica. Pero entonces giras por una esquina, y tu vida cambia en cuestión de cinco minutos. Cuando menos te lo esperas». 
Rasgos personales
-Mucho carácter: Arquette en Amor a quemarropa, de 1993, cuando interpretaba a jóvenes explosivas. Tiene dos rasgos peculiares para Hollywood: su estatura, mide 1,54. Y sus dientes, algo irregulares. Ella siempre bromea sobre lo primero y cuenta que se negó a llevar brackets de niña porque defendía que sus dientes le daban personalidad.

-Parejas intensas: Nicolas Cage le pidió la mano nada más conocerla. Pero su segundo marido, Thomas Jane, lo hizo alterando el montaje de una película de Charlie Chaplin. Insertó una aparición suya mostrando unos naipes con la leyenda: «¿Quieres que nos casemos?».
-Asuntos de familia: Los cinco hermanos Arquette se dedican a la interpretación, aunque los más conocidos son Rosanna, David y Patricia. Alexis, transexual, es actriz y música. Thomas Jane, el marido de Patricia hasta 2011, también es actor (Deep blue, Magnolia) y David se casó con la más famosa de Friends, Courtney Cox. Se divorciaron en 2013.
-Poder para investigar: Durante siete años ha sido una madre e investigadora con ciertos poderes en Medium. En CSI: Cyber, que será la secuela más peculiar de la popular serie, Arquette interpreta a una ciberpsicóloga que se adentra en el crimen en Internet.

TÍTULO : EN PRIMER PLANO,el tercer lunes de enero BlueMonday: Cómo superar el día más triste del año,.


el tercer lunes de enero / foto,.

BlueMonday: Cómo superar el día más triste del año


Una fórmula matemática señala al tercer lunes del mes de enero como el peor día, ya que confluyen diferentes factores, tanto climatológicos como económicos y de motivación
Las Navidades se han ido, el frío ha llegado y la cuesta de enero, seguramente, se alargue hasta bien entrado febrero. Una fórmula matemática con estas características señala al próximo lunes, mañana 19 de enero, (el tercer lunes del mes), como el día más triste del año: el conocido como Blue Monday.
El Blue Monday se identificó en 2005 de acuerdo a una fórmula ideada por Cliff Arnal, investigador de la Universidad de Cardiff y experto en motivación, quien llegó a esta conclusión tras estudiar las variables del clima, su escasa liquidez para pagar algunas deudas y su decepción por haber incumplido los propósitos del nuevo año.
¿Qué lo origina?
Además de ser el comienzo de la semana laboral, aún pesan los kilos de los "atracones" de Navidad, el tiempo suele ser malo y todavía quedan varios días para cobrar. Por si fuera poco, comienzan a llegar las facturas de los créditos pedidos para los regalos navideños y la motivación, además, suele ser baja. Si hace apenas dos semanas nos habíamos marcado una lista de buenos propósitos de comienzo de año nuevo -gimnasio, dejar de fumar, idiomas, etc.- parece que ya se van olvidando...
Una mezcla perfecta para vivir un día gris (o blue)
De esta forma, Eltiempo.es ha querido profundizar en este fenómeno Blue Monday contando con dos expertos en sus respectivas áreas: Mario Picazo, colaborador meteorológico de Eltiempo.es y Patricia Ramírez Loeffler, reputada psicóloga del deporte y de la salud, analizan cómo influye la meteorología y la psicología respectivamente en nuestro estado anímico.
Mario Picazo opina que, "aunque vivimos en uno de los países con más horas de sol al año y vamos sumando minutos de luz al día, aún tenemos por delante largas noches y muchas semanas de viento, frío, lluvia y nieve que seguro afectarán el estado anímico de más de uno".
Por su parte, la psicóloga Patricia Ramírez comenta que "emociones como la tristeza y la ansiedad surgen cuando las personas se sienten ante una amenaza (pagar sus tarjetas) o en desequilibrio (tienes más motivos para estar estresado en la balanza que para estar tranquilo)".
Además, Ramírez añade, "si una persona dirige su foco de atención a todo lo que resta (invierno, frío, inicio de la rutina, volver al trabajo, dormir menos, más responsabilidades) y no tiene en cuenta todo lo que suma (ser afortunado por trabajar, tener capacidad económica para responder al gasto de la tarjeta, tener calefacción para vencer el frío, reencontrarte con compañeros de trabajo con los que compartir los momentos vividos en vacaciones), lo normal es que se encuentre triste. Si damos más valor a lo que nos falta que a lo que tenemos, nos sentimos mal. El valor, lo que apreciamos, aquello de lo que hablamos y compartimos con los demás, es una elección. Tú decides si sumas o restas",.