TITULO: 7 DIAS CITAS, SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - AL RINCON DE PENSAR - MARTES -17- ENERO - GILLES LIPOVETSKY,.
AL RINCON DE PENSAR - MARTES -17- ENERO ,.
Al rincón, anteriormente conocido como Al rincón de pensar,
fue un programa de televisión español en el que cada semana dos
personajes de plena actualidad (Cantantes, políticos, actores,
deportistas) se someterán a las preguntas Risto Mejide en su particular
rincón. Se emitio los martes a las 00:00 horas en Antena 3.
7 DIAS CITAS, SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - GILLES LIPOVETSKY,.
GILLES LIPOVETSKY,.
Gilles Lipovetsky, foto.
Gilles Lipovetsky |
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Información personal |
Nacimiento |
24 de septiembre de 1944
Millau, Francia |
Nacionalidad |
Francesa |
Información profesional |
Ocupación |
Filósofo, sociólogo y escritor |
Distinciones |
- Caballero de la Legión de Honor
|
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Gilles Lipovetsky (
París,
1944) es un
filósofo y
sociólogo francés.
Es profesor agregado de filosofía y miembro del Consejo de Análisis de
la Sociedad y consultor de la asociación Progrès du Management. En sus
principales obras (en particular,
La era del vacío) analiza lo que se ha considerado la sociedad
posmoderna,
con temas recurrentes como el narcisismo apático, el consumismo, el
hiperindividualismo psicologista, la deserción de los valores
tradicionales, la hipermodernidad, la
cultura de masas y su indiferencia, la abolición de lo trágico, el
hedonismo instanteneista, la pérdida de la conciencia histórica y el descrédito del futuro, la moda y lo efímero, los
mass media, el culto al ocio, la cultura como mercancía, el
ecologismo como disfraz y pose social, entre otras. Es profesor de la
Universidad de Grenoble.
Principales ideas
En una de sus principales obras (
L'ère du vide, 1983), Lipovetsky analiza una sociedad «
posmoderna »
marcada, según él, por una separación de la esfera pública, y a la vez
una pérdida del sentido de las grandes instituciones colectivas
(sociales y políticas) y una cultura « abierta » con base en una
regulación
cool de las relaciones humanas (
tolerancia,
hedonismo, personalización de los procesos de socialización, educación permisiva,
liberación sexual,
humor). Esta visión de la sociedad plantea un neo
individualismo de tipo
narcisista
y, más aún, aquello que Lipovetsky llama « la segunda revolución
individualista ». Toda la obra de Lipovetsky gira en torno a la
evolución y desarrollo del individualismo actual. Estos análisis se
centran en la creación de una nueva categoría de pensamiento: la de
hipermodernidad. La hipermodernidad vendrá acompañada de un
hiperindividualismo y ambos se enfrentarán con la ambigua concepción de
la postmodernidad. La postmodernidad ya no sirve para definir el momento
actual de las sociedades liberales. Estamos en un momento histórico
donde no existen sistemas alternativos al presente y donde el mercado ha
impuesto su ley. Es el momento de la hiper-modernidad sin oposición
alguna, sin normativa o regulación y que tiene el estatus de global.
Con este término, Lipovetsky presenta un mundo caracterizado por la
invasión de las nuevas tecnologías y la modificación del concepto de
cultura. Vivimos en una sociedad donde el papel de la imagen se ha
convertido en un icono, rodeados de una pantalla global (ordenadores,
teléfonos móviles, televisores,…), una pantalla que ha roto el discurso
narrativo continuado a favor de lo plural e híbrido, sin forma definida y
con total heterogeneidad. Se ha redefinido el concepto de cultura
poniendo el acento en la formación de la misma a través del capitalismo,
del imperio del hiperindividualismo y de la tecnociencia. A lo largo de
sus análisis, Lipovetsky presenta un concepto de cultura del siglo XXI
caracterizado por la cotidianidad en el acceso a las redes informáticas y
sociales de modo inmediato, por el hiperconsumo en busca de la novedad
(neofilia), por los medios de comunicación a la carta y un
tecnocapitalismo global. El clásico concepto de cultura, que
diferenciaba entre la popular y la ilustrada, se ha desvanecido entre
las redes y las nuevas tecnologías, y los campos de conocimiento
empiezan a entremezclarse. La cultura es inseparable de la industria
comercial y abarca todos los rincones del planeta, tiene aspiraciones
concretas planetarias, independientemente del nivel económico.
En la concepción del nuevo individualismo (hiper-individualismo) el
pensador francés pone el acento en una de las características más
importantes del tiempo hipermodeno: lo paradójico. El desarrollo de una
cultura PSY (incremento del factor "psicológico"), el acceso democrático
al lujo, y el hiper-consumo han provocado grandes desequilibrios
internos en la relación del individuo consigo mismo.
La línea de sus últimas publicaciones se encuentra muy ligada al
análisis de los principales factores que organizan y mueven a la
sociedad del momento. La economía ocupa uno de los papeles relevantes
que mejor condicionan a la sociedad en la que vivimos. Existe un nuevo
concepto de cultura, la cultura-mundo, que dista mucho del tradicional
enfoque que otrora puso en marcha la Ilustración con la asociación de
este término a los conocimientos humanísticos. La cultura-mundo actual
significa el fin de la heterogeneidad tradicional de la esfera cultural y
la llegada de la universalización de la cultura comercial, conquistando
las esferas de la vida social, los estilos de vida y casi todas las
esferas de las actividades humanas. En esta nueva cultura encontramos
nuevos problemas con repercusiones globales tales como la ecología, la
inmigración, la crisis económica, el terrorismo,… pero al mismo tiempo
también tenemos crisis existenciales; de este modo Lipovetsky argumenta
que el mundo se ha vuelto cultura y que a su vez, la cultura se ha
vuelto mundo.
Entre las últimas publicaciones destacamos su obra "La estetización
del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico".Para Lipovetsky,
conjuntamente con Jean Serroy, vivimos en la era del “capitalismo
artístico”; El capitalismo financiero frío y calculador se rodea de un
manto estético y artística que potencia la dimensión emocional. Dentro
de esta sociedad capitalista apenas existe algún campo que escape del
dominio de lo estético. Tanto es así que, para Lipovestky , sufrimos un
proceso constante de "estetización de la cotidianidad". Tanto es así que
la esfera económica se ha fusionado con la esfera artística- estética.
Esta dimensión estética se define desde el lado meramente emocional, el
propio mercado, cada día más, demanda la introducción de la
sensibilidad, la emoción y la creatividad en el plano económico. El
capitalismo artístico produce para el consumo de masas; fabrica un tipo
de arte, un tipo de experiencia estética, que no requiere cultura
previa, sino que es fácilmente sensible para el público. De este modo no
cesan de lanzarse manifiestos publicitarios, eslóganes y proclamas
incitando a consumir nuevas emociones en busca del hedonismo generando
la figura del consumidor-estético.
Este capitalismo artístico ha “estetizado” (usando el neologismo de los
autores) el mundo que nos rodea, creando emoción, espectáculo y
entretenimiento. Como consecuencias el “mundo del arte” ha penetrado de
lleno en el mundo empresarial y se ha popularizado. Si bien hace medio
siglo las personas consumían para satisfacer sus necesidades básicas,
considerando un “derroche” consumir todo lo que fuera superfluo o
fantasioso, en la actualidad, el capitalismo artístico ha llegado a
calar en el imaginario del consumo emocional animando a consumir por el
puro placer, e incitando a dejarse llevar, a vivir la experiencia
estética en el presente. Es tal la expansión de este capitalismo
artístico que ha extendido sus tentáculos al mundo laboral donde se han
visto aumentadas, de modo exponencial, las profesiones relacionadas con
el arte y las industrias culturales, multiplicándose los “artistas
profesionales” por doquier. Existe una popularización de la creatividad
en todos los sectores( arquitectura, urbanismo, educación, decoración,
moda, …) que está relacionada con el imperio de la cultura
individualista donde se proclama a los cuatro vientos las soflamas de
auto-realización, auto-expresión y hedonismo, soflamas que encuentran
cobijo en este capitalismo trans-estético. Allí donde ha triunfado el
capitalismo artístico se ha asentado la figura del consumidor estético.
TITULO: LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA - ERIN WASSON,.
fotos
Además de
top model de prestigio y diseñadora, Erin Wasson está catalogada como
it girl,
es decir, una de las chicas de moda o musas del momento, alguien que
encapsula un estilo con el que el público desea identificarse. Eso hace
preguntarme: el hecho de que Wasson no sea puntual a nuestra cita, ni
presente una imagen depurada sino fantásticamente desaliñada y estilosa,
¿explica algo sobre nuestro tiempo? Wasson ya ha cumplido los 30, es
rubia, muy flaca, con una penetrante mirada azul, sonrisa franca y
melena ondulada. Suelta una sonora carcajada ante mi observación. «¿Pero
qué importancia tiene eso de ser
it girl, si el
it cambia
cada semana? No te valida de ninguna manera», afirma sentada en una
terraza del Lower East Side. Su voz ronca y la convicción con la que
habla imprimen carácter a sus palabras. Vecina durante unos años y musa
del diseñador prodigio Alexander Wang, fue estilista ocasional en sus
primeros desfiles y creó, de algún modo, una nueva categoría: modelos
que no actúan como simples maniquíes, sino que además son capaces de
inspirar a los propios creadores.
Wasson es tejana, de Dallas, y quizá de ahí le venga un carisma y una
rebeldía a lo Escarlata O’Hara. Habla con entusiasmo de la escena
artística de su ciudad de origen y menciona el museo de escultura Nasher
–diseñado por Renzo Piano– como uno de sus favoritos. «La gente se
queda con los tópicos y se burla de cómo se arreglan las señoras, pero
lo cierto es que allí hay gente muy culta», apunta. Erin le ha añadido
al estereotipo de
belle sureña un toque de bohemia y
rock & roll;
aunque la música, asegura, es uno de los pocos campos en los que tiene
claro que no se metería. Tiene, eso sí, una completa discoteca de
vinilos en su ático neoyorquino, donde hacemos estas fotos.
A Nueva York llegó en el año 2000. Tenía 18 primaveras y aún pensaba
que acabaría yendo a una escuela de arte o de cocina: por entonces no
creía que lo suyo con la moda durara más de seis meses. Se instaló en
Williamsburg, pero «cuando llevaba dos años decidí que tenía que vivir
entre Nueva York y California, así que llevo una década moviéndome de
costa a costa. Es como un baile, pero la felicidad es responsabilidad de
uno, es algo que no puedes delegar. Nueva York es una ciudad en la que
el trabajo importa mucho, dirige tu vida, y en California hay un
ambiente más relajado. Son como Júpiter y Marte, dos planetas
distintos». Y para ilustrarlo, nada más gráfico que lo que lleva puesto.
«¿Qué es un estilo relajado? En Nueva York es lo que llevo hoy», dice
señalando su camiseta algo raída, las botas de caña baja y los
pantalones a rayas con lentejuelas. «El pantalón, al fin y al cabo,
lleva
paillettes, no es un chándal ni un
short como se
llevaría en Los Ángeles. En esta ciuadad te vistes por la mañana para
pasar todo el día con la misma ropa y en Los Ángeles te cambias varias
veces». ¿Qué piensa ella al vestirse? «En cuanto empiezo a
sobreanalizarlo, me bloqueo y me pongo unos vaqueros y unas botas», dice
entre risas. «Pero al final se trata de creer en ti misma y no dejarte
llevar demasiado por las tendencias».
Su carrera como modelo empezó cuando su padre mandó una foto a un concurso organizado por el periódico
The Dallas Morning News.
«Gané y me hicieron mi primera entrevista», recuerda burlona. «Todo
sucedió de la noche a la mañana». No se lo tomaba demasiado en serio,
pero un contrato con Maybelline marcó el punto de inflexión [desde 2002
es imagen de la firma]. «La moda es un mundo inseguro y esto lo volvió
todo más sólido. Digamos que las cartas estaban sobre la mesa y no era
el momento de levantarse e irse en mitad de la partida», explica. Ha
desfilado y posado para infinidad de revistas y campañas.
¿Le sigue divirtiendo? «Es un trabajo y eso siempre es mejor que estar
tirada en un sofá. Hay cosas que me gustan, pero también hay días que
pegaría un puñetazo». Wasson añade que su consejo para cualquier chica
que quiera ser modelo es que se muestre firme en sus convicciones y que
encuentre su propia voz. Alexander Wang fue quien le permitió tenerla.
«Vi que se fiaba de mí, de mi perspectiva y aquello me abrió un montón
de oportunidades». Su reputación de rebelde dio paso a una nueva fase.
«Tienes que aprender a tragarte tu ego y pensar a gran escala, porque el
ego es peligroso. No se trata de dejar de ser quien eres, sino de
morderte la lengua de vez en cuando y saber cuándo hay que callarse y
cuándo volar», señala.
La exmodelo y actriz estadounidense Lauren Hutton es el ejemplo a
seguir para Erin, por la forma en la que ha envejecido y su actitud ante
la moda. Como ella, Wasson ha dado el salto al cine. Primero hizo un
cameo en la última película de Sofia Coppola,
Somewhere (2010), y acaba de estrenarse en EE UU el filme inspirado en la novela
Abraham Lincoln: cazador de vampiros,
en el que tiene uno de los papeles protagónicos. Habla con entusiasmo
de la experiencia. «Estaba acostumbrada a tenerlo todo bajo control y a
conocer a fondo mi profesión y, de pronto, en el cine, me sentía
perdida. Lo único que se puede hacer cuando te pasa algo así es confiar
en que otros saben lo que hacen al haber decidido que estés ahí.
Interpretar a un personaje es como una terapia que te perturba,
descubres cosas que ni siquiera sabías que tenías».
A Wasson, sobra decirlo, le gustan las mujeres con carácter. «En mi
familia todas lo somos», ríe. Eso probablemente le ha ayudado a mantener
los pies en el suelo. Así, cuando tiene un día libre, cuenta que le
gusta hacer cosas normales, como ir a ver a una amiga que trabaja en una
empresa de conservas en Maine. «Es maravilloso estar con gente a la que
no tienes que darle explicaciones. Son amigos que te entienden aunque
no hables y a los que no les importa de dónde vienes». Al parecer, a su
entorno no le deslumbra su vida de modelo y actriz.
Hasta desoyen sus consejos de estilo. Su madre –la misma que le inculcó
que no viviera para trabajar, sino que trabajara para vivir– no
renuncia a los tacones; y a su hermana, cuando estaba embarazada, no
hubo manera de convencerla de que luciera prendas ajustadas y diera un
toque rockero a su tripita.
Inquieta y curiosa, le gusta leer (especialmente la novela de Steve Martin sobre el mundo del arte:
Un objeto de belleza);
y una de las películas que más le han impactado recientemente ha sido
el documental sobre Bob Marley. Erin ha diseñado colecciones para la
marca de surf y
skate RVCA y para Zadig & Voltaire, y ha
creado la firma de joyas Low Luv. Su próximo proyecto es un documental
en Argentina. «Hay que probar cosas nuevas y seguir tu camino, dejar que
te llegue la inspiración sin importante lo que piensen los demás.
Sinceramente, yo creo que acabaré en un rancho montando a caballo».
Sombrero de Erin Wasson, de Maison Michel, camisa estampada de
Balmain, braguita de algodón rosa de Les Petites, collar con flecos de
Shourouk. Pulsera de Erin Wasson.