lunes, 11 de julio de 2016

ME RESBALA - Froome mete miedo,./ LOS TOROS CADENA SER - PUERTA GRANDE PARA LEONARDO HERNANDEZ EN PAMPLONA,.

TITULO: ME RESBALA - Froome mete miedo,.

ME RESBALA - Froome mete miedo, fotos,.

Froome mete miedo,.

Froome sorprendió al Quintana en el descenso del último puerto de la montaña. :: efe
Froome sorprendió al Quintana en el descenso del último puerto de la montaña. 
  • Sorprende con un escalofriante ataque cuesta abajo y se viste de amarillo al aprovechar un error de Nairo Quintana, que no saltó a su rueda,.

    Resultat d'imatges de fotos me resbalaA Chris Froome le bastó con un Mikel, Landa, para controlar el Tourmalet y la Hourquette d'Ancizan. Y con otro Mikel, Nieve, para navegar a su ritmo en las subidas a Val Louron y el Peyresourde. Pese a tanto puerto y tanto calor, había sido una etapa con munición de fogueo en la que nadie molestó al Sky. Fuegos de artificio. Una siesta empapada de sudor. Todo se resumía en un fuga de Pinot y su orgullo herido por no dar la talla en el Tour y en el calvario de Contador, puro empeño. Incluso cojo y, de nuevo, abandonado por su equipo, se sostuvo con los mejores hasta casi el final. Casi. Volvió a perder tiempo, un minuto y 40 segundos. Ya no es su Tour. Cuando la etapa ya bostezaba bajo la pancarta del Peyresourde, último puerto antes de bajar hasta la meta termal de Bagneres de Luchón, Froome se salió de su propio guión. Como si se aburriera. Cambió el final de la historia del día. Empezó a hablarse. Voz interior. «O.K. Probemos. A ver qué pasa», se dijo. De Froome se sabe su fragilidad cuesta abajo. Da miedo verle, tan flaco, cuadrado e inestable. «Probemos». Y se hizo caso. Nadie esperaba una detonación suya en el descenso. Por eso lo hizo. Se le ocurrió esa sorpresa. Y asustó a todos.
    Con casi 200 pulsaciones en el tambor de su cabeza, hizo memoria. El Sky lo ensaya todo. Ciclismo de bata blanca, científico. Si Froome es torpe, hay que solucionarlo. Eso hicieron antes del Tour en las concentracicones en altitud, en Tenerife. El polaco Kwiatkowski, campeón del mundo en Ponferrada con un ataque en descenso, le enseñó su método aerodinámico y peligroso: echarse hacia delante con la barbilla sobresaliendo del manillar y con el culo sentado en la barra horizontal del cuadro de la bicicleta. Pedaleando encogido. Postura de huevo. La que más avanza. La más arriesgada. Funambulismo. Ver así a Froome escalofriaba. Para cuando Valverde acudió en auxilio del petrificado Quintana, Froome ya no estaba. Así alcanzó el británico la meta con 13 segundos de renta -más diez de bonificación-, se vistió de líder y encedió una crisis interna en el Movistar de Quintana, que asumió su «despiste», y de Valverde, que abroncó en público al colombiano por su error.
    Pese al sofocante aire de la meta de Bagneres de Luchón, Dave Brailsford aún temblaba. Sudor frío. «Ver a Froome bajar así me ha puesto el corazón en un puño», resoplaba el patrón del Sky. «Ufff. Me ha hecho sufrir». El Sky, el equipo que busca la perfección, el que mina los detalles -eso que ellos llaman 'ganancias marginales'- inventó ayer en el descenso del Peyresourde un nuevo tipo de estrategia. «La táctica inesperada». Así definió Brailsford el ataque cuesta abajo de Froome. Un fogonazo genial. Un momento de instinto e inspiración que le premió con 23 segundos y el liderato, y que, como regalo extra, castigó la duda de Quintana en la cima del Peyresourde.
    El bidón de agua y el gel
    Para el colombiano, Francia tiene la forma del culo de Froome. Lleva ocho etapas pegado al trasero de británico. No ha visto más paisaje. Sólo se apartó de esa imagen en la cima del Peyresoude. Froome había acelerado. Parecía que para colocarse el primero. Por prudencia. Por temor a la bajada. Quintana, pegado a él, se fio de esa impresión. Agarró un bidón de agua. El bote llevaba pegado un gel energético. El colombiano, con la ponchera en la boca, dejó de mover los pedales y se dedicó a trajinar con el gel. Apenas unos segundos. Lo que duran un trago y un fallo. Froome bajaba ya con el vértigo sellado. Sin miedo. Cruzó como un cuchillo el aire de la primera curva. Adiós. Quintana, en blanco, ensayó una mirada atrás. Suplicó con los ojos la presencia de Valverde, al que había ordenado atacar en el final de la subida. Eso había desgastado al murciano, que andaba recuperando el resuello cuando su jefe se entretuvo. Valverde, encendido por el fallo de su líder, le recriminó en público: «Es que no puede ser que Nairo no esté ahí a rueda de Froome. Ahí tiene que estar él».
    Era como si la etapa de más subidas se hubiera guardado todo para la bajada final. El Tour al revés. Froome al revés: el torpe transformado en equilibrista. La bajada del Peyresourde requiere más fuerza que habilidad. Es a tumba abierta. Apenas hay un par de rizos con peligro. «He asumido riesgos, pero este trabajo es así», dijo Froome. Metido en el traje prestado por Kwiatkowski, parecía bordear la catástrofe en cada giro. Es inquieto sobre al bici. El público se agarraba la cabeza con las manos. Silencio en plena multitud. Algún suspiro. Detrás, Valverde, buen delineante de curvas, no tenía piernas para cerrar el hueco. Para cuando le BMC, un equipo de táctica garrapata, le echó una mano, Froome ya era inalcanzable. Rodaba como una avalancha con forma de huevo. Imparable. Arrasó donde nadie le esperaba.
    La meta de Bagneres de Luchón se acordaba de uno de los suyos, de Bahamontes, que ayer cumplió 88 años. Al 'Águila de Toledo' le recuerdan aquí por haber volado sobre todas las cimas pirenaicas y, también, por sus espantadas en los descensos. Apretaba tanto las piernas cuesta arriba como los frenos cuesta abajo. De eso tenía fama Froome. Hasta que decidió tachar ese sambenito bajo la pancarta del Peyresourde mientras Quintana echaba un trago. «23 segundos sobre Quintana no es mucho. Pero es formidable sacarlos antes de la etapa de Andorra, que será más selectiva», se felicitó Froome, líder también cuesta abajo. Daba miedo verle bajar. «Es la primera vez que ganó en un descenso. ¡Qué sorpresa!». Ahora el miedo lo tienen sus rivales.

    TITULO: LOS TOROS CADENA SER - PUERTA GRANDE PARA LEONARDO HERNANDEZ EN PAMPLONA,.

    LOS TOROS CADENA SER,.

      Lunes de 2:30 a 4:00,.
     

     Los toros es un programa radiofónico que dirige el periodista especializado Manuel Molés en la Cadena SER. Desde abril de 2015 se emite los lunes de madrugada tras ser sustituido de su horario habitual de emisión de los domingos por el programa Contigo dentro. Contó con la colaboración de Antonio Chenel Antoñete, fallecido en Madrid el 22 de octubre de 2011, siendo uno de los espacios más antiguos del panorama radiofónico nacional ya que continúa emitiéndose de manera ininterrumpida desde 1982.,etc.


    PUERTA GRANDE PARA LEONARDO HERNANDEZ EN PAMPLONA,.

    Puerta grande para Leonardo Hernández en Pamplona,.

    Leonardo Hernández pone una banderilla corta al violín , ayer en Pamplona. :: efe
    Leonardo Hernández pone una banderilla corta al violín , ayer en Pamplona. foto,.
  • El rejoneador extremeño muestra el gran momento profesional por el que atraviesa y sale a hombros junto a Hermoso de Mendoza, imbatible estrella de los sanfermines,.

     

    El jinete de Estella Pablo Hermoso de Mendoza tuvo ayer un triunfo redondo, con el corte de cuatro orejas y salida a hombros junto a Leonardo Hernández, en la corrida de rejones de los sanfermines, de los que sigue siendo una permanente estrella desde hace más de dos décadas.
    Un año más, en la meca del encierro, Hermoso de Mendoza hizo apología del toreo a caballo para continuar en el lugar estelar de estas fiestas. Y lo hizo con una actuación de maestro que se premió con cuatro orejas y una nueva salida a hombros en la capital de su Navarra natal. El jinete de Estella sacó con su portentoso temple todo el partido posible a su lote de una excelente corrida «murubeña» del Niño de la Capea, seis animales que tuvieron la clase, la nobleza y el rítmico galope que desde que Hermoso se aupó a la cima de la especialidad necesita el rejoneo para lucir en su máxima expresión.
    Con el primero de la tarde, Hermoso puso aguante, suavidad y mucho ajuste a la hora de clavar y torear para remontar la falta de emoción de un toro muy noble pero con poco brío en sus embestidas. Y como esta vez, al revés que el pasado año, lo mató de un rejonazo fulminante, los paisanos le dieron ya el primer doble trofeo.
    El cuarto, que fue un toro muy voluminoso, galopó mucho aunque sin emplearse demasiado en sus embestidas. El navarro aprovechó su gran movilidad no sólo para clavar con apreturas sino también para torearle y someterle en largos galopes de costado, pasándole la grupa de 'Disparate' de pitón a pitón, en una suerte conocida como «hermosina».
    Y como colofón a su lección, aún clavó Hermoso un par de banderillas cortas a dos manos de excelente ejecución y volvió a echar a tierra al astado de otro rejonazo sin puntilla. Entre la euforia desatada, el presidente concedió la vuelta al ruedo al ejemplar del Capea, que más bien debe tomarse como premio al conjunto del encierro.
    Junto a Hermoso también salió a hombros por la puerta del encierro el extremeño Leonardo Hernández, que mostró en Pamplona el gran momento profesional por el que atraviesa. Ya desorejó también a su primero, un cuatreño de salida fría pero al que enceló perfectamente con el valiente caballo 'Sol', la nueva estrella de su cuadra, que siempre se dejó llegar muy los pitones.
    La segunda parte de la faena provocó más el entusiasmo del tendido, en tanto que Hernández también hizo más guiños al público para que finalmente agitara los pañuelos en petición de las dos orejas tras otro rejonazo de rápido efecto.
    En cambio, la defectuosa manera en que clavó el primer rejón de castigo a su segundo fue determinante para que el joven rejoneador no lograra igualarse en trofeos con el maestro navarro. Demasiado trasero y caído el hierro, probablemente afectó al animal, que fue perdiendo fuelle y vida a medida que avanzaba la lidia poco medida de Hernández, hasta que acabó por echarse desfondado sobre la arena y demeritando todo lo que le hizo antes.
    El único jinete que se fue de vacío de tarde tan generosa fue el también navarro Roberto Armendáriz, al que, pese a su voluntad, le faltó ajuste y acierto a la hora de clavar banderillas y rejones. Pero, sobre todo, una mayor voluntad de torear a caballo fuera de las suertes, limitándose casi siempre a pasar y clavar, aunque no tanto a lidiar.

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