sábado, 2 de julio de 2016

REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - CUERPO DIPLOMATICO Úrsula Corberó, Amaia Salamanca y Megan Montaner:,./ 7 DIAS CITAS - NOCHE LARGA - SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - VIEJUNA,.

TITULO: REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - CUERPO DIPLOMATICO, Úrsula Corberó, Amaia Salamanca y Megan Montaner:

-foto, Úrsula Corberó, Amaia Salamanca y Megan Montaner: cuerpo diplomático


Úrsula lleva body de TCN, vestido de Miu Miu y anillos de Ararat; Amaia lleva vestido de Rochjas y Megan pantalón de Chanel y jersey de Bimba & Lola. Estilismo: Carolina Badía. Maquillaje: Iván Gómez para Lancôme. Peluquería: Iván Gómez (Kasteel Agent) para Balmain París Styling Lin.Son tres de las actrices con más talento de su generación. Curtidas en horas y horas de rodaje, ahora comparten plató en 'La Embajada'. Las reunimos en una sesión única y comparten con Mujerhoy sus retos.

Hay actrices que no solo derrochan encanto, sino que destacan por su talento. Lo que ya es más raro es encontrar actrices que, además, agreguen un tercer elemento a la fórmula del éxito: conocer el juego y sus reglas. Úrsula Corberó, Amaia Salamanca y Megan Montaner pertenecen a ese colectivo de elegidas.
Entre otras razones, porque las tres suman centenares de sesiones de rodaje que les han otorgado un buen grado de veteranía. Lo excepcional es que, a pesar de esas tablas, las tres forman parte de una generación de jóvenes actrices a las que aún les queda mucho por ofrecer. Una combinación de experiencia y juventud que han conseguido forjándose una carrera en un medio que ha renacido.
La explosión de la ficción televisiva de calidad ha puesto a sus pies la oportunidad perfecta para despuntar. Esta vez en 'La Embajada', la serie de Antena 3. "En esta profesión no dejas de aprender, sobre todo de los compañeros, y estar en el mismo plató que Alicia Borrachero, Tristán Ulloa o Belén Rueda es un sueño para mí", dice Megan Montaner, tras saludar con un impetuoso abrazo a Úrsula Corberó. Amaia se unirá al grupo nada más terminar de grabar.

Horas de rodaje

La experiencia y el plató que llevan encima las tres son impresionantes. Montaner pasó nada menos que 381 episodios interpretando a la partera Pepa Aguirre en 'El Secreto de Puente Viejo', un personaje que, cuenta sorprendida, la ha convertido en una celebridad en Italia. Corberó comenzó a los 13 años, en series autonómicas como Mirall trencat, antes de protagonizar 'Física o química'.
Amaia Salamanca, por su parte, encarnó durante 185 episodios a Paula Dejardains en otro hit adolescente, 'Sin miedo a soñar (SMS)', antes de meterse en la piel de Catalina, en 'Sin tetas no hay paraíso'. Amaia ya había coincidido con Montaner en 'Gran Hotel', y con Ursula Corberó en 'Sin tetas no hay paraíso'.
Con quien no se había cruzado nunca profesionalmente, y se alegra de hacerlo ahora, es con Belén Rueda. "Nos invitó a ver el segundo capítulo de la serie en su casa, así que la embajadora hizo de anfitriona en la vida real. Allí hicimos una porra con las cifras de audiencia".
No cuenta quién ganó, pero sí que ha descubierto en Rueda una compañera de la que quiere aprender. "Como persona es genial, muy cercana, natural... Y como profesional es un pedazo de actriz. Siempre he creído que hay muchos prejuicios con la gente que empieza en la tele, pero ella me dijo que no me preocupara. Y tiene razón, ella misma es un buen ejemplo de alguien que empezó en tele, ganó un Goya y ha seguido haciendo televisión sin que la encasillen", asegura Amaia.
Los inicios de Amaia en la televisión fueron cosa del azar. Estudiaba Derecho cuando se apuntó a una agencia de publicidad. "Siempre se trataba de hacer anuncios o fotos, pero un día me llamaron para una prueba en La Sexta. Nunca creí que me fueran a escoger porque era para una serie. Sin embargo, fui pasando castings hasta llegar a la prueba final. Pagaban 6.000 € al mes, y para mí, una estudiante de 20 años, era una barbaridad. Así que decía: "Mamá, no te preocupes que yo con esto hago caja y luego sigo con los estudios".
Pero los proyectos nunca dejaron de llegar y así ha ido construyendo una carrera que suma una década de éxitos sin renunciar a la maternidad: ha sido madre en dos ocasiones, la última hace solo nueve meses, y está embarazada de su tercer hijo. En su caso, conciliar trabajo y familia no resulta tan complicado.
"Las actrices que tenemos hijos no hacemos nada distinto al resto de las madres. Yo tengo la suerte de contar con ayuda en casa y hay millones de mujeres que no la tienen. Esas madres sí que hacen encaje de bolillos", dice justo antes de que llegue un aviso: en cinco minutos comienza la sesión de fotos y después vuelve el rodaje.

Los pies en la tierra

Para Megan Montaner las cosas han ido más rápido. De pequeña quería ser egiptóloga y después de eso pasó por otra decena de vocaciones. No se planteó ser actriz hasta los 20 años, cuando trabajaba de maquilladora en una televisión local de Huesca, la ciudad donde nació.
Pero cuando se le cruzó la idea por la cabeza, no tardó en decidirse. "Me vine a Madrid e hice un seminario con Cristina Rota; me gustó y dije: "Aquí me quedo". Siguió estudiando mientras trabajaba como camarera. Pero contrató un representante, empezó a hacer castings y consiguió su primer papel. De eso hace seis años. Ha pasado del más absoluto anonimato a que, de vez en cuando, alguna desconocida la abrace por la calle. Sin embargo, sigue hundiendo bien los pies en la tierra.
"No entiendo que esta profesión pueda subírsele a alguien a la cabeza. Es un trabajo como otro cualquiera, no hacemos nada extraordinario. Yo no salvo ninguna vida, así que no tengo que ir por ahí con el cuello levantado", comenta. A ver las cosas así de claras le ayudan sus amigos de toda la vida, su chico (el biólogo Gorka Ortúzar), su hermano y, sobre todo, sus padres, a quienes describe como sus "mayores críticos".
"El día que dicen 'me ha gustado' hago la ola", comenta esta cinéfila (y también seriéfila) fascinada con la posibilidad que ofrece esta profesión de cambiar de piel. "Con los años me voy volviendo más tímida, por eso me cuestan un poco las entrevistas, porque tengo que ser yo misma".
Y por eso las escenas de cama tampoco son sus preferidas. "Yo no digo ni pío porque entiendo que forma parte de mi profesión, pero me cuestan", reconoce.

Juventud y experiencia

Úrsula Corberó es un torbellino de energía y advierte que hoy "es peor todavía" porque ha dormido 10 horas. "Los rodajes a veces tienen muchas horas de trabajo muy intensas, pero te enganchan", afirma. Por si fuera poco, gracias al trabajo ha conocido a su nueva pareja, el actor argentino Chino Darín (hijo de Ricardo Darín), que interpreta a su novio en La Embajada.
"Sí, me he saltado la regla número uno, pero me alegro de haberlo hecho", dice tras contar que es la primera vez que encuentra el amor en un plató. De momento, lleva bien lo de trabajar con su pareja: "A la vista está que se compatibiliza bien. No estamos para pasarlo mal en la vida".
A pesar de ser una de las más jóvenes del reparto, lleva más de una década ante las cámaras. "Tuve mucha suerte porque no es fácil que tus padres tengan fe en ti cuando les dices que quieres ser artista con seis años", recuerda. Su padre, carpintero, y su madre, comercial, no sabían por dónde empezar, así que terminaron apuntándola en una agencia.
"Empecé haciendo publicidad y pasarela para niños y allí conocí a Mario Casas. Luego me empezó a llamar la interpretación y como era de ideas fijas...", dice riendo. Por eso la fama no le ha cogido por sorpresa.
"Intento ser siempre yo misma. Eso puede ser bueno o malo. Por mi carácter o te caigo muy bien o me quieres pegar un tortazo, porque tengo una energía disparatada, pero nunca he querido renunciar a cómo soy.
Como me dijo Rossy de Palma: "No hagas caso de lo bueno que te dicen, pero tampoco de lo malo. No hagas caso de nada porque, si estás pendiente de todo, puedes volverte loca", reflexiona antes de salir del camerino, para reencontrarse con Úrsula y Megan.
Así son las 'embajadoras'
  • Amaia Salamanca (Coslada, Madrid, 1986). Saltó a la fama junto a Miguel Ángel Silvestre con Sin tetas no hay paraíso. En 10 años ha hecho ocho series, seis películas y una obra de teatro.
  • Megan Montaner (Huesca, 1988). Megan es su nombre real, aunque usa el apellido de su madre, que es francesa. Durante 380 capítulos interpretó a la partera Pepa Balmes en El secreto de Puente Viejo, y ha participado en más de 10 series, entre otras Víctor Ros y Gran Hotel.
  • Úrsula Corberó (Barcelona, 1989). En su currículum figuran 12 series, una decena de películas y una obra de teatro. .

TITULO: 7 DIAS CITAS - NOCHE LARGA - SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - VIEJUNA,.

La tuya es una pareja 'viejuna' / foto,.


Ser viejuno depende de la actitudHablan siembre en plural, son previsibles, aburridos, "hijocéntricos"... Mientras ser viejo es una cuestión de edad, ser "viejuno" depende de la actitud. ¿Te reconoces?



Parejas "viejunas" que conjuntan sus armarios. Él combina su polo azul klein con el bolso de su chica. Ella se arriesga con un vestido pistacho para no afearle la elección de una corbata de dudoso gusto.... Todo sea por salir, en perfecta armonía cromática, a cenar con los amigos de siempre con los que ya hace una década dejaron de discutir porque se conocen demasiado bien. En cada encuentro se hacen los mismos chistes, se critica a los mismos cuñados... todo sucede en una coreografía perfecta que ha sido mil veces ensayada y rueda sola.
Ser una pareja "viejuna" significa vivir en una balsa de aceite densa y suave donde nunca hay sorpresas. Y sí, digámoslo cuanto antes: ser una pareja sincronizadamente aburrida. Alcanzar ese estado del alma no tiene nada que ver con la edad. Se han avistado parejas "viejunas" de solo un año de antigüedad, que ya son capaces de terminar las frases del otro, o que aplican la primera persona del plural a cada acto de su vida: "Nos gustaría terminar este libro, lo tenemos en la mesilla"; "Después de comer nos tomaremos las pastillas para dormir".
Decíamos que elevarse a la categoría de pareja "viejuna" no era un concepto temporal, sino un estado del alma y la conciencia que se adquiere a fuerza de repetir comportamientos y de verse a uno mismo como una pieza de una maquinaria cuasi perfecta: la pareja que gira en torno a otro eje igual de sólido, los hijos. Una pareja "viejuna" dedica el 80% de su tiempo a hablar de sus hijos, lo que no quiere decir necesariamente que dedique todo su tiempo a ellos. Pero hablar del asunto es un sacerdocio.
No crea, querida lectora, que soy enemiga del orden o de la sincronía cromática. De hecho, es posible que haya sido la mitad de una pareja "viejuna", porque nadie está a salvo de este fenómeno que los anglosajones llaman MAM (middle aged marrieds, matrimonios de mediana edad), que ahora se considera "la nueva norma". Y hay que reconocer que, aunque sea una vez en la vida, todos añoramos la normalidad. Y el aburrimiento.

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