lunes, 27 de abril de 2020

La Hora Musa - Aplausos para RedCor . ,.Martes -28- Abril ,. / Cachitos de hierro y cromo - Cuando El Empecinado llenó Cáceres de terror y las bibliotecas quemadas . ,. Martes-28- Abril ,. / Saber y Ganar,.

TITULO: La Hora Musa - Aplausos para RedCor ,. . Martes -28- Abril   .
 



 'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,
a las 22:55 horas, en La 2 martes  -28- Abril,.   , foto.

 

Aplausos para RedCor,.

La red cacereña de voluntarios, creada en tiempo récord, es un gran ejemplo de lo que puede lograr la sociedad civil cuando se organiza,.


Voluntarias de RedCor recogiendo la comida para familias sin recursos que preparan los restauradores del programa solidario Mi Menú. / JORGE REY
Voluntarias de RedCor recogiendo la comida para familias sin recursos que preparan los restauradores del programa solidario Mi Menú.




La crisis del coronavirus ha despertado en miles de personas un sentimiento de solidaridad elemental que se manifiesta de muchas maneras, en especial en una ciudad tan azotada por la Covid-19 como lo está siendo Cáceres. Esa marea solidaria tiene un nombre propio: RedCor, la red de servicio civil que desde los primeros días de confinamiento empezó a trabajar en Cáceres ayudando a los más vulnerables. Cuenta ya con cientos de voluntarios que se reparten desde tareas básicas como hacerle la compra a personas mayores o repartir comida entre los más necesitados, hasta otras como llevarles a los niños el material que se dejaron en los colegios cuando se decretó el confinamiento. Esta misma semana han iniciado otro servicio tan útil como es el de refuerzo educativo y uso de nuevas tecnologías en el hogar, que va a ser prestado por profesores voluntarios.
RedCor es un gran ejemplo de todo el bien que puede hacer una sociedad civil organizada y coordinada por personas competentes que saben lo que hacen. Sería injusto no mencionar también la participación del Ayuntamiento, que desde el principio abrazó la iniciativa y dio facilidades para que la maquinaria funcione, con la concejala María José Pulido como interlocutora. Sin embargo, fueron personas ajenas a la política las que idearon y pusieron en marcha en un tiempo récord esta exitosa red de voluntarios, que otras ciudades han intentado replicar y no lo han logrado porque hay dirigentes que no pueden soportar ceder un ápice de protagonismo a la sociedad civil, ni siquiera en tiempos de emergencia como los que atravesamos. Si las cosas no las hacen ellos prefieren que no se hagan. Esos, los que viven para el postureo de las redes sociales y solo se mueven si hay foto (todos los tenemos ubicados), son los que con más motivo deberían sentarse estos días, tomar nota y aprender de personas para las que trabajar por sus vecinos es una motivación real, y no solo una frase en una entrada de Facebook.
Los más de 800 voluntarios que forman ya parte de RedCor pueden estar orgullosos de su papel en esta crisis. A lo mejor no están salvando vidas de manera tan directa como los sanitarios, pero se la están haciendo más fácil a mucha gente. Trabajan de manera tan callada y discreta que a la mayoría hay que insistirles varias veces para que accedan a aparecer en las fotos de algunos de los reportajes en los que los medios estamos contando su labor. El lema que han elegido habla por sí solo: «Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo».
Los voluntarios de RedCor se merecen que uno de estos días los aplausos de las ocho de la tarde sean también para ellos.


  TITULO:   Cachitos de hierro y cromo - Cuando El Empecinado llenó Cáceres de terror y las bibliotecas quemadas    .     . Martes-21- Abril ,.



 Martes-21- Abril a las 22:00 horas en La 2, foto.

 Cuando El Empecinado llenó Cáceres de terror y las bibliotecas quemadas ,.

Cuando El Empecinado llenó Cáceres de terror y las bibliotecas ...

Pasada la una de la tarde, Caridad siempre hace lo mismo. «Voy a ver el parte de Guerra», dice, y mira en Hoy.es la información diaria de la Junta de Extremadura con los muertos en las últimas 24 horas por coronavirus, indicando los fallecidos en cada una de las ocho áreas de salud de Extremadura. Luego se levanta renqueante de la silla de ruedas y, apoyándose en los muebles, se acerca a un tablón para apuntar los muertos en un estadillo. Ahí lo tiene todo detallado, desde la primera muerte de Arroyo de la Luz, el 11 de marzo, hasta los más de 400 que llevamos. El pasado jueves, tras apuntar, hizo un triste resumen: «Ya han caído en esta guerra 407 personas en Extremadura, 208 son del área de salud de Cáceres, más de 90 en residencias de ancianos de la ciudad de Cáceres. ¡Maldita guerra!».
Como estaba viendo que se me andaba alterando, me acordé de lo que me dijo la compañera María Fernández: «Engánchale a la serie El Ministerio del Tiempo, que va de historia de España y le va a gustar». Le puse el primer capítulo, y empecé a planchar ropa, viendo que el remedio estaba siendo peor que la enfermedad.
En el primer capítulo, gente actual del Ministerio se trasladan a la España de 1808, e intentan que no muera antes de tiempo El Empecinado, ya que tiene que vencer a los franceses con su guerra de guerrillas, y convertirse en un héroe de la Guerra de la Independencia Española. Cuando trasladan en el tiempo a un equipo de UCI móvil para curarle, Caridad, que llevaba tiempo removiéndose en su silla de ruedas, comenzó a gritar:
–¡No le salvéis! ¡Dejarle que se muera! Que bastante nos la lió en Cáceres.
–Pero ¿Qué pasa? ¿Es que no puedes ver la televisión sin alterarte? – dije dejando de planchar el envés del cuello de una camisa.
–Es que este hombre – señaló con una mano al protagonista que estaba como agonizando mientras le ponían un gotero –. Ese de ahí, organizó una matanza en Cáceres que ni pa qué, hace de ello casi dos siglos, en octubre de 1823. ¿No sabes que El Empecinado estuvo aquí?
–¡Qué va a saber este juntaletras! – dijo entonces el difunto Sanjosé, que no me había dado cuenta de que estaba viendo también la serie repantigado en el sofá.
–Vaya. El que faltaba – dije temiéndome lo peor.
Los dos empezaron a hablar de Juan Martín Díez, llamado El Empecinado, un personaje que no sabía yo que para unos era un héroe y para otros un villano. «En la serie que en 1976 hizo Antonio Gala para Televisión Española – dijo Sanjosé –, que creo que se llamaba Paisaje con Figuras, Gala lo describió de una manera curiosa: 'Español de los pies a la cabeza, inculto y prodigioso. El mejor guerrillero de la Guerra de la Independencia'. Benito Pérez Galdós también le dedicó una novela en sus Episodios Nacionales».
Dijeron que había nacido en 1775 en Castrillo de Duero, un pueblo de Valladolid, y que siendo labriego en 1808 empezó a luchar contra los invasores, después de matar a un soldado francés que había violado a una vecina. Luego fue ganando eficacia en sus guerrillas, hasta llegar a mandar a 6.000 hombres. Los franceses intentaron capturarle deteniendo a su madre. La respuesta del hijo fue que si no la soltaban fusilaba a 100 soldados franceses... y la soltaron.
Terminó la Guerra siendo ascendido a mariscal. Era enemigo de Fernando VII, que le desterró a Valladolid, pero volvió a las armas para apoyar el levantamiento militar de Riego, y enfrentarse al peor rey de España.
–Pero bueno - dije yo un poco cansando de tanta historia –. ¿Qué es lo que hizo en Cáceres?
–Pues en 1823 vino a Extremadura escapando de los Cien mil hijos de San Luis, que pusieron al inútil de Fernando VII en el trono como rey absoluto – explicó el compañero enfermo –. El 12 de octubre llegó con sus tropas a Aldea del Cano, y al día siguiente vino a Cáceres, pero aquí ya estaba un gobierno partidario de Fernando VII, y después de andar batallando seis horas, El Empecinado se retiró a Casar de Cáceres. Pero volvió el 17 de octubre y se lió gorda.
–¿Qué pasó? – pregunté.
–Pues por la mañana, a las nueve y media, sus jinetes quemaron el monasterio de San Francisco; para luego atacar por el lado opuesto, por San Blas, por donde llegaron hasta el consistorio, en la Plaza Mayor. A las cuatro de la tarde la ciudad ya estaba vencida, al rendirse los últimos en la calle Moros (ahora General Margallo). Empezaron entonces los fusilamientos de cacereños, y las violaciones a las mujeres.
–Hay historiadores como Publio Hurtado – añadió Sanjosé –, que cuentan que mataron a niños de pecho junto a sus madres. Que se encontraron cadáveres sin ojos y algunos a los que les habían cortado sus órganos genitales para ponérselos en la boca. Un horror que duró tres días, porque no se fueron hasta el día 19 por la mañana. Dejaron aquí 36 muertos, 75 edificios incendiados y 43 casas saqueadas, muchas de ellas eran palacios.
Caridad me enseñó una foto de 1886 de la Plaza Mayor. «Mira, en esta casa apuntalada – me dijo señalando un edificio – estaba la cárcel de la villa. Aquí tuvieron presos a varios realistas, a los que sacaron a las ocho de la mañana del día 18, y los fusilaron justo al lado, en donde ahora están las escaleras del Ayuntamiento. Por cierto, cuando ocurrió la masacre no estaba el edificio, porque se inauguró en 1869».
Contaron que El Empecinado se escondió en Portugal, y que llegaron los realistas otra vez a Cáceres. Se detuvo a 17 liberales que terminaron en el patíbulo; menos uno, un tal Juan Crisóstomo Rubio que logró morir envenenado en la cárcel. No debió ser muy listo El Empecinado, porque hubo una amnistía en 1824. Preguntó al Gobierno si podía volver a España después de todo lo que había hecho. Le dijeron que sí y él, creyéndolo, pisó tierra española y fue apresado, ajusticiándole en Roa de Duero (Burgos) el 20 de agosto de 1825. Tenía 49 años. Le ahorcaron como si fuera un bandolero, cuando él quería morir fusilado como un militar.
Se enfrascaron entonces los dos amigos en ver cuál fue la peor guerra para Cáceres: si aquella de hace dos siglos, o esta del coronavirus, y los dos llegaron a la conclusión que esta. «Mirad – dijo Sanjosé –Hubo una buena consejera socialista de Acción Social en Extremadura, María Ángeles Bujanda, que murió en accidente de tráfico el 29 de enero de 1988. Me acuerdo que cuando yo trabajaba no se cansaba de repetirme lo importantes que son los ancianos, y me repetía una frase de Amadou Hampâté, un escritor de Malí del siglo XX: 'cuando un anciano muere, una biblioteca arde'. Con El Empecinado en Cáceres hubo muertes, sí; pero no tantas como ahora, cuando vemos que el fuego está acabando con cientos de bibliotecas a nuestro alrededor».

TITULO: Saber y Ganar,.

Jordi Hurtado: "Nadie quiere jugar al Trivial conmigo",.

 Diecinueve años, 4.800 programas y 300.000 preguntas después, el presentador de 'Saber y Ganar' sigue vivo. foto,.

Entrevista con Jordi Hurtado, presentador de televisión, en ...Cuando uno de los ponentes del Segundo Simposio Mundial sobre Teorías de la Conspiración celebrado en Valencia lanzó la pregunta definitiva, el gafapástico público se removió en sus asientos y se olvidó de la invasión reptiliana de La Tierra -una hipótesis más- que estaba teniendo lugar en aquel mismo momento.
La pregunta definitiva no fue sobre el actual paradero de Elvis Presley. Ni tan siquiera sobre aquella australiana que vio una botella de Coca-Cola rodando en La Luna tres segundos antes de que la pisara Neil Armstrong.
La pregunta definitiva fue como de concurso de televisión. Un vozarrón cayendo de arriba. Y sonó así: «¿Ha muerto Jordi Hurtado y Televisión Española lo está ocultando?».
¿Eh?
Porque de otro modo no se entiende -alegó el ponente Mike Ibáñez- que el presentador «no comparta plano con nadie, nunca». Que el conductor del espacio «nunca cambie de gafas». Que pasen los años y Jordi «no pierda un pelo y no tenga arrugas».
En el Segundo Simposio Mundial sobre Teorías de la Conspiración celebrado en Valencia -entonces ya sí-, se les encendió la bombilla. «Es evidente que a este señor, a sabiendas de que iba a desaparecer del mapa, le hicieron grabar todas las respuestas y preguntas posibles, con todos los trajes y corbatas posibles, sobre un fondo neutro, y que llevan años cortando y pegando esas intervenciones con las de los concursantes».
Siete años después de aquella conjetura lanzada por un ponente, el titular de prensa es que Jordi está vivo. Que lo hemos comprobado en persona. Que el tipo que pregunta en Saber y Ganar no tiene todas las respuestas. Y que -cuenta la leyenda-, cuando Dios dijo «hágase la luz», Hurtado ya debía tres recibos.
Diecinueve años haciendo el mismo concurso. Casi 4.800 programas. Más de 300.000 preguntas sobre cultura general. Y estás vivo.
Sí. Yo no puedo jugar al Trivial con mis amigos porque soy un repelente.
No se imagina al presentador del espacio más longevo de nuestra pantalla como al Bill Murray del día de la marmota en Atrapado en el tiempo. Un desgraciado que, por más que haga, no logra salir jamás de la misma jornada y está condenado a vivir la misma fecha sine die.
Y no es correcta la respuesta.
Jordi nació en San Feliú de Llobregat, cambia de gafas y cambia de voz, dobló a Epi en Barrio Sésamo e imita muy bien a Torrente, sale a andar por la montaña y va todas semanas al cine a ver películas distintas, comenzó en la radio y -eso sí- lleva en Saber y Ganar desde 1997. Pero ni por asomo tiene pensado morirse hasta que desbanque a la legendaria Inés Sánchez de Revuelta, una presentadora costarricense de 85 años que sufrió un infarto en prime time y que se ha atrincherado en el plató: lleva 43 al frente del programa Tele Club.

«Con el simposio aquél de 2009 empezó la coña de mi inmortalidad. Se llegó a decir que había dejado grabados todos los programas porque mi físico no cambiaba. Era 2009 y la historia se hizo viral en las redes sociales. Fue en una Semana Santa en la que nos habíamos ido de viaje a EEUU y había cerrado el móvil. Al principio comenzó con bastante mal rollo. Mi madre era mayor, tenía casi 90 años. Ella estaba viendo todos los programas que hacían bromas y allí salió lo mío... No podía entender esto. Cuando a la vuelta encendí el teléfono, allí había llamadas y llamadas y más llamadas de mis primos de Madrid, mensajes de amigos preocupados, de la familia... Me llamaban y yo no contestaba al móvil porque lo tenía apagado, claro. Fue la hostia. Muy negativo. Todo el mundo quería hacerme entrevistas por aquello y yo lo paré en seco. Para bromear sobre mi muerte, no».
Pero el asunto se dio la vuelta.
Se ha dado la vuelta, sí. Ahora soy el mito de la longevidad. Hago un anuncio en Self Bank donde aparezco como el inmortal. Salgo en un cameo en la serie El Ministerio del Tiempo en el que regreso del pasado. Participo en un spot de una compañía de seguros en la que, a través de un email, felicito personalmente el cumpleaños a todos y cada uno de sus clientes: «Felicidades, llevas los años muy bien. Pero yo los llevo mejor». Me han ofrecido hacer un anuncio con cremas antienvejecimiento y cosas así...
Ya, ya. ¿Pero tú qué edad tenías cuando se murió Franco?
18 años.
Hablamos en el Café Vienés que hay dentro del Hotel Casa Fuster, en Barcelona, donde Woody Allen ha tocado el clarinete más de 30 veces y donde ahora mismo -por la puerta, Moisés bajito que abre las aguas del Mar Rojo- entra el presentador y una chica que toma algo en una mesa se gira como si hubiera visto a un resucitado. Porque de algún modo lo es.
La mujer le dice algo, Jordi contesta amablemente y se aleja, ella coge el móvil, se muerde el labio inferior, niega con la cabeza y luego se pone a teclear como una loca. No es difícil imaginar lo que está escribiendo porque Jordi es una celebridad en las redes sociales.
Leído en Twitter: «La empresa Nescafé se declara en quiebra tras tocarle el sueldo para toda la vida a Jordi Hurtado». Leído en WhatsApp: «Tengo 48 años. He visto ocho presidentes de los EEUU, cinco papas, seis presidentes en España y un solo presentador de Saber y Ganar».
Él sólo tiene 58 años, advertimos. Pero qué 58.
El que mejor glosó el mito de la perdurabilidad fue El Mundo Today, que en una noticia hiperbólica alimentó la vertiente matusalénica del presentador: «Jordi Hurtado lamenta que no se le suba el sueldo desde 1432».
Se lo leemos y le preguntamos.
Ni con ésas. Jordi no ha venido hasta aquí para hablarnos del dinero que gana.
(...)
-¿Jugamos y te hago algunas preguntas difíciles?
-A ver.

Acostumbrados a esa sonrisa angelical de anuncio de dentífrico y esa cortesía de vendedor de Volkswagen, al entrevistador le llaman la atención los gestos de Jordi mientras espera la pregunta. Una cara seria como si no fuera el Jordi verdadero, con el ceño fruncido y el rictus crispado, como cuando fríes un huevo y la clara empieza a chisporrotear lanzándote aceite hirviendo. Justo esa mueca que usted está haciendo ahora mismo.
No me pongas esa cara de aterrorizado que me estás dando mucho miedo...
Preguntas culturales no me hagas.
No, no. Tranquilo...
A ver.
Bienvenido a El Reto -en la grabadora se escucha cómo engolamos sutilmente la voz-, un subespacio como el que hay en Saber y Ganar. Son tres preguntas muy sencillas...
A ver.
Va la primera: ¿es Cataluña un país?
Ay qué cabrón -sonríe-. Qué cabroncete... Claro que Cataluña es un país. ¿Qué significa esa palabra? Ah. Cada uno le puede dar el significado que quiera.
¿Es Artur Mas un corrupto?
Sobre eso no tengo ninguna capacidad para contestarte. Yo, cuando le he conocido, me ha parecido una persona muy responsable -se piensa la respuesta-. No tengo capacidad para juzgar lo que hay ahí detrás. Se me escapa... [Medita y se viene arriba] Lo que sí tengo claro es que todos, los que sean, desde la Familia Real hasta el último plebeyo, si son corruptos, que lo paguen. Y que devuelvan el dinero. [Va elevando el tono de voz] ¡Han robado tantos en este país...! ¡Me acuerdo de Roldán, de lo que está pasando en Valencia...! [La chica que antes se mordía el labio ahora nos está mirando]. Hay gente que lo está pasando tan jodidamente, tanta gente que depende de los 400 euros de ayuda familiar, que ver ahora a éstos que se han forrado...
Última pregunta: ¿qué votaría en un referéndum?
Depende de la pregunta, claro.
Jordi habla algo más sobre el asunto mientras consulta el móvil. Se nos va por las ramas. Se toca la patilla de sus gafas de montura azul para lanzar un SOS extraterráqueo. Se retrepa en el sofá. Y al fin titubea.
Después de 300.000 preguntas, ¿no tienes clara una respuesta?
No, no, no. Yo, como todo el mundo, dudo. Ojalá tuviera respuestas. No tenemos respuestas a nada. No sabemos lo que va a pasar mañana. ¿Se formará Gobierno? ¿no?
¿Tú qué crees?
Yo sólo soy un espectador más. Estamos esperando a que nos digan a ver cómo se soluciona. Lo único que tengo claro es que no debe haber nuevas elecciones. Aguantar otra campaña no, por dios...
Y, tal y como diría Mayra Gómez Kemp, hasta aquí puedo leer.
Un tipo que pregunta y otro que responde. Una serie de pruebas que hay que ir pasando en un tiempo pautado y un montón de gente que te va a ver/leer. La verdad es que, visto así, el periodismo tiene mucho que ver con un concurso de sobremesa: la mayoría de las veces acabas dando sueño y ganas muy poco dinero.
«A mí me encanta Cifras y Letras», le digo.
Y Jordi Hurtado, que remueve el café, no sabe si el cronista es imbécil o es que ha vuelto a El Reto.
«No me hagas como alguna gente de la calle, que me dice: '¡Hombreeee, el de Cifras y Letras!'».
Uy, es verdad, perdona.
Con el que sí me confundían en su época era con Alfonso Arús [otro presentador catalán], antes de raparse, cuando iba con peluquín y gafas, antes de que se operara los ojos... Era constante. Yo también firmaba autógrafos como si fuera Alfonso Arús. ¿Qué les vas a decir a la gente? ¿Que no eres él? Pues menuda desilusión para ellos. «Oye, Alfonso, ¿nos hacemos una foto?», me decían. Y yo: «Pues sí, hombre sí, cómo no».

1997. 17 de febrero. 15.05 horas. Segundo canal de TVE. El año en que comenzó Saber y Ganar, Diana de Gales moría en accidente de tráfico, el Barcelona sólo tenía una Copa de Europa, el hijo de Dyango quedaba sexto en Eurovisión e Íñigo Errejón era un boy scout de 14 años.
¿De dónde vino Jordi Hurtado? ¿Sabe poco y gana mucho o sabe mucho y gana poco? ¿Es verdad, como me apunta el compañero del periódico y ex concursante del programa Roberto Bécares, que tiene una cámara hiperbárica en el camerino? Empezamos por el principio.
¿A qué jugabas de pequeño?
A los juegos normales de los años 60. Al parchís, a la oca... Porque era lo único que tenías. La tele tardó en entrar y entonces jugabas mucho en la calle, en la casa del vecino. Estabas jugando ahí con la tierra, en el patio donde había gallinas, vacas... Jugabas a crearte aventuras. A westerns.
¿Y qué veías en la tele?
Los primeros recuerdos son de La perrita Marilín, que era alucinante y hablaba. Después Los Chipiritifláuticos. Y El virginiano. Pero si tuviera que decir una serie diría Bonanza. Aquello era como Hollywood, era la hostia.
¿Tu primer concurso?
El primero que vi siendo muy niño era Cesta y puntos. Pero el gran concurso fue el Un, dos, tres. Me refiero al que era en blanco y negro, con Kiko. Había que esperar una semana y era como ir al cine. Era brutal. La primera tele no llegó hasta que tuve ocho años. Recuerdo su tamaño, el transformador que había debajo. Y el botón enorme del UHF... Si lo piensas, es ahí donde estoy yo. Yo vivo en el UHF.
¿Cómo nació el programa?
Le pidieron a Sergi Schaaff que hiciera aquello después de la etapa Cifras y Letras. Querían un quiz-show. A esa hora. En La 2. Me cogieron a mí. Cuando les dieron el ok para hacerlo me llamaron y me dieron una alegría tremenda. Era como entrar a un trasatlántico... Me dije: «Si dura tres meses, pues tres meses». Y fíjate: 19 años... Alucinante. Es importante que después de ese tiempo tengamos dos dígitos de audiencia. Un 10,5%. La cadena está en un dos y pico. Eso lo ha logrado la marca Saber y Ganar.
¿Y qué marca es esa?
La marca Jordi Hurtado equivale a criterio, solvencia, a no hacer chorradas.
No te me ofendas, pero yo esa franja horaria la relaciono con la siesta...
Por eso funciona tan bien en La 2. La gente quiere una cosa específica a esas horas. A nosotros. Eso es el éxito: no lo toques... Hay muchos espectadores que nos lo dicen. A la hora del programa no cogen el teléfono, no abren la puerta, no responden. Hasta que no acabe Jordi. Eso es cojonudo.

Ocurrió en El debate decisivo celebrado el pasado 7 de diciembre con motivo de la campaña de las últimas elecciones generales. A un lado de la pantalla estaban Soraya Sáenz de Santamaría, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Al otro estábamos 9,2 millones de espectadores, nuestro presentador entre ellos.
Hablaban del paro, de la corrupción, de la crisis, de la educación, de la sanidad, de política internacional, de la cuestión territorial, de Cataluña, de Bárcenas, de las pensiones, de los impuestos, hablaban de todo ello, decimos, cuando en un momento dado la vicepresidenta del Gobierno tomó la palabra.
-Dos preguntas, señor Rivera -le dijo Soraya al candidato de Ciudadanos.
-Saber y Ganar -contestó-. Como Jordi Hurtado.
-Por ejemplo.
Y allí nos fuimos todos los españoles con el mando a poner La 2, no fuera a ser que Jordi estuviera con su programa, programa, programa. Hurtado for president y en ese plan.
«Yo estaba viendo el debate en casa y me quedé alucinado. No entendía nada. Llegar hasta ahí...»
«Yo te imagino a ti moderando el debate en las siguiente campaña», bromeamos (o no).
«Hostias, no, no», hace aspavientos como el que espanta a una mosca. «Yo no me imagino allí. No me veo nada de nada. Y admiro mucho a la gente que lo ha hecho. Olga Viza, Ana Pastor, Ana Blanco...».
¿Son un poco concursantes los políticos? Como en esos programas en los que mandas un SMS para salvar a uno.
Habría que meter a Rajoy, a Sánchez, a Rivera y a Iglesias en la casa de Gran Hermano Vip a ver qué pasaba. Sería un éxito de audiencia brutal.
¿Ves a alguno con posibilidades?
...
En tu concurso, digo.
Sí, yo creo que sí. La gente que llega a ese nivel está preparada. Es verdad que algunos más que otros. Para ser presidente del Gobierno tendría que ser condición indispensable saber inglés. Es una de las cosas que yo admiro de Artur Mas: una rueda de prensa en inglés o en francés. Podrás estar de acuerdo o no con él, pero ahí chapeau. O Puigdemont, que ha estado en Inglaterra y habla el idioma. Gente como Rivera, Iglesias o Pedro.
A Sant Jordi a veces le sale el dragón. Cuando alguien pasa de hacer bien su trabajo, dice. Cuando tiene delante a un prepotente. Cuando se queda sin chocolate negro.
Cómo ha cambiado este país en 19 años, eh.
Se puede ver a través de los concursantes. Antes todos los que venían tenían trabajo o estaban estudiando. Ahora no: vienen muchísimos profesionales sin empleo, prejubilados... La crisis se ha notado mucho.
Como hombre de éxito, ¿qué hay que saber para ganar?
Creo que hay que tener el cerebro bien amueblado. Hay que tener la capacidad de no creérselo. Nunca. El que se lo cree es un tonto.
En una de las puertas del lavabo de los estudios de TVE en Sant Cugat donde se graba el programa, un concursante incívico dejó una pintada (tenemos la foto que lo acredita) con una variante lujuriosa del concurso: «Saber y follar».
Somos bastante escépticos con los sabios. Pero decía Woody Allen que el 80% del éxito consiste en haber estado allí.
Jordi le preguntó una vez a una concursante que cuánto medía la Torre de Pisa y la mujer contestó que 3.000 metros. En otra ocasión le preguntó a un hombre que en qué parte del cuerpo humano se encuentran los islotes de Langerhans y éste respondió que en Inglaterra. A otro le preguntó que quién lleva los palos en el golf y el tipo dijo que «el conde Lecquio». Hoy le estamos preguntando al bueno de Los inmortales a dos palmos de distancia y allí está escrita la respuesta: tiene unas venerables patas de gallo. Unas ojeras humanas.
«En la Tercera Guerra Mundial me pegaré a Jordi Hurtado», escribió un tipo que se jugaba mucho y acertó a la primera. «Llamadme cobarde, pero no quiero morir».

 

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