ENTREVISTA A ANTONIO BANDERAS
'Me juego los cuartos por el cine de animación español'
Este verano una película fue salvada de un presunto fracaso por el empeño de su protagonista y coproductor, Brad Pitt, ante los temores del estudio de que Guerra Mundial Z se estrellara tras un rodaje controvertido. La película tuvo buenas críticas y, lo que es más importante, la gira promocional de Pitt contribuyó a un estupendo resultado en taquilla. Promocionar es importante, como demuestra Tom Cruise, campeón de las giras. Y nuestro paladín en ese arte de ser siempre amable y solícito, de explicarse sin fatuidad ni divismo, es Antonio Banderas, comprometido ahora como productor con Justin y la espada del valor, segundo largometraje del estudio granadino Kandor Graphics, responsables de El lince perdido (2008), de Manuel Sicilia y Raúl García, y del corto candidato al Oscar La dama y la muerte (2009), de Javier Recio.
Banderas, habitualmente sofisticado en las reflexiones sobre su trabajo, se transmuta aquí en un David O. Zelnick –el legendario magnate de la era dorada de Hollywood– explicando lo que son y lo que aspiran a ser Kandor Graphics y su flamante mascarón de proa, Justin y la espada del valor, que se estrena el 20 de septiembre. Habla sin apenas tomar aire, con el entusiasmo de un padre al ver a su pequeño dejar de gatear y ponerse en pie.
Segundo largometraje, mayor presupuesto… ¿Por fin se puede hablar de continuidad en el cine de animación español? ¿Cómo ha sido el tránsito del primer largo a este segundo?
Contar todo el proceso y darle una forma narrativa es muy difícil, no sé si podría hacerlo. Hemos tenido que implicar a mucha gente, nos hemos tenido que jugar los cuartos. Directamente, o sea, cuando la gente te pregunta: “Pero tú, como productor, ahí, ¿qué haces?”.
Poner dinero.
Pero así, tal cual. Pedir préstamos, avalar con propiedades… mil historias. Pero yo y todos los demás. La idea, que parte desde El lince… hacia acá, no era ser productores y darle continuidad y nada más, sino construir una industria. Hemos escogido probablemente el peor momento de la historia de España para hacerlo, pero increíblemente lo estamos logrando. ¿Estamos donde queremos estar? Probablemente, no. Podemos dar muchísimos más pasos como estudio de animación, pero sí hay ya un salto cualitativo. Si tú ves El lince… y ves Justin y la espada del valor, dices: “Coño, esta gente ha pegado un salto”.
Ilion Studios parecía que iba a lograr esa consolidación con Planet 51 y se quedó a medio camino, probablemente porque el resultado en el mercado americano no fue el esperado. Pero la calidad del trabajo fue tal que hoy buena parte del equipo de la película está trabajando en los mejores estudios del mundo, como Pixar.
Sí, se produce una evidente fuga de talento. A nosotros nos quitaron a Javier Recio [candidato al Oscar por La dama y la muerte], me lo quitó mi jefe, de hecho, el americano [alude a Jeffrey Katzenberg, director ejecutivo de Dreamworks]. Me veo con él aún en Los Ángeles, pero trabaja para el equipo en el que soy sólo actor [la voz del Gato con Botas en la serie Shrek y El Gato con Botas, su spin-off]. Nosotros pretendemos crear industria: haber mantenido una plantilla de 150 trabajadores en estos tiempos ya es un éxito total, el salto de calidad que hemos dado también lo es. En estos momentos debo confesar que dependemos mucho del éxito de Justin y la espada del valor, aunque hay un éxito que ya se ha producido: cuando los americanos, y entre ellos mi jefe y amigo Katzenberg, vean esto, nos van a preguntar: “¿Esto lo habéis hecho con 26 millones?”. Y se va a rascar la cabeza. Y que se rasque la cabeza está muy bien porque nosotros vamos a abrir la empresa a todo tipo de servicios. Eso significa que los que se están gastando 170 millones de dólares para realizar una película americana pueden desviar el trabajo a Kandor Graphics, y la película americana que podría estar firmada por Paramount, Disney o Dreamworks se va a hacer en Granada, así de claro. Porque podemos dar la calidad que piden con un presupuesto mucho más bajo. Eso está ocurriendo en el cine tradicional. Acabo de venir de Sofía, donde he coproducido y protagonizado una película que se titula Autómata, de un director español que se llama Gabe Ibáñez, y la hemos hecho en un estudio que tiene unos costes muy bajos, porque es Bulgaria. Pero es que allí se producen un montón de películas que en Hollywood costarían cinco veces más. Nosotros lo que hemos hecho con esta película, sin pretenderlo, es una carta de presentación para Kandor Graphics. Queríamos una película que fuera lo mejor posible. Eso sí, no podemos hacer lo que hace Dreamworks, que yo lo he visto y he sido testigo: de pronto, hay 20 minutos de película que no les gustan y tiran 15 millones de dólares y empiezan desde el principio. Cuando nosotros tiramos para adelante con una escena, vamos ciegos.
Se ven obligados a cerrar el montaje durante la fase de storyboard.
Y ponernos las orejeras y tirar p’alante. Pero lo que sí podemos hacer es presentar ya algo como Justin y la espada del valor, con esa calidad, y con un 3D fantástico, además. Y eso, estoy seguro de que nos va a traer contratos de servicios que van a generar una gran estabilidad en la compañía. Y a la vez, vamos a abrirnos también al cine tradicional. Los CGI (imágenes generadas por ordenador) que hay que hacer para películas de cine convencional los podemos hacer nosotros. Ojo, en España ya hay empresas muy buenas en ese sector, como Ranchito, por ejemplo, que trabajan muy bien y son muy conocidas fuera. Hicieron un trabajo impresionante en Lo imposible. Nosotros podemos entrar en ese mercado, y también entrar en el mundo de la publicidad y la televisión.
¿Televisión?
En la televisión podemos hacer algo que no se ha hecho hasta ahora en Europa, sí en Estados Unidos y Japón: animación para adultos. En Europa no existen productos de masas para adultos como Padre de familia o South Park… Todo eso lo estamos estudiando, pero todo depende de que el público abrace esta película como hizo con Tadeo Jones. Es verdad que Tadeo venía muy apoyada por una empresa de los medios, como es Telecinco, y nosotros no vamos a tener eso, pero yo estoy dispuesto a cargar sobre mis espaldas con Justin… y tiraré de ella todo lo que pueda hasta ponerme pesado, ir a las televisiones y salir donde haga falta...
En la animación, uno se la juega a una carta, por el coste de producción, pero por otra parte, la película tiene una vida más larga, no está tan condicionada por el primer fin de semana.
Sí, eso es verdad. Tienen una vida comercial más larga en distintos formatos.
Pero teniendo en cuenta el riesgo, ¿por qué apostaron por un cuento de ascendencia irlandesa, caballeresco, en esta peculiar relectura del mito artúrico?
Porque contiene un cuento muy puro. Con la excepción de mi personaje, Sir Antoine, no hay ninguna referencia al mundo pop o a otros cuentos, como se hace por ejemplo en Shrek. Nosotros tratamos de hacer un relato puro, basado en los cuentos tradicionales, y con elementos que funcionan. Por ejemplo, una relación padre-hijo dificultosa, que será interesante para los chavales, y una pugna entre la burocracia, el papeleo, la seriedad y la frialdad en las relaciones humanas frente al universo de romanticismo soñado que parece haberse acabado y que este chico quiere reinventar. Eso me pareció muy atractivo.
¿El orden, lo civilizado y aburrido, frente a la aventura, lo imprevisible?
Sí, pero el guión ha dado muchísimas vueltas. Los guiones en el mundo de la animación son pretextos, porque se tarda mucho en llevarlos a cabo. Se van modificando, y en nuestro caso hubo muchos guionistas, antes incluso de empezar a dibujar. Hubo guionistas americanos trabajando con Manuel Sicilia, yo los he tenido en mi casa en Los Ángeles, en jornadas interminables de discusiones bizantinas sobre cosas que no os podríais ni imaginar y que algunas han quedado en la película y otras no. Después hubo una reestructuración interna de la compañía, se incorporó gente que dijo algo que tiene mucha lógica: los artistas somos gente estupenda, pero del mundo de los negocios no tenemos ni idea, y dieron una forma de empresa a Kandor, lo que también tuvo su efecto en el guión, para atender a nuestros socios ingleses… El guión sufrió una revolución y luego una simplificación hasta que llegamos a algo tan simple como lo posible.
Suena razonable.
No nos volvimos locos y no quisimos establecer un factor diferencial como los que se puede permitir Pixar, cuando de pronto tiene los arrestos de decir: “Vamos a hacer una película sobre un viejo”.
O una película muda.
Exacto, o una muda. Yo me acuerdo de cómo eran los comentarios en Dreamworks y en el mundo de la animación americana, que conozco bien, cuando Pixar preparaba Up. Todos decían: “Estos se han vuelto locos, han perdido la cabeza”. Y sin embargo, los diez mejores minutos de cine que he visto en los últimos diez o quince años son los primeros diez minutos de Up.
Pero es verdad que cuando anunciaron el proyecto tuvieron un efecto en bolsa que los obligó a replantear toda la promoción de la película.
Sin embargo, han demostrado que lo imposible es posible. Nosotros no estamos aún en ese punto. Estamos en posición de situarnos en términos tecnológicos y de empresa, saber adónde vamos y qué queremos. Y en ese contexto, presentamos una película que creemos que puede sorprender al público español, con este tipo de animación de calidad, con una historia y un protagonista atractivos, y en 3D, con un relato de crecimiento donde se habla de la amistad y el amor… Pensamos que todo es muy atractivo. Y sí, claro, nuestros planes para el futuro son marcar un hecho diferencial, aquello que nos defina como estudio, esa cosa, que aparecerá en la tercera o en la cuarta película, que nos dé nuestra propia personalidad.
No se puede decir que Justin… no tenga una personalidad diferencial respecto al cine americano. Tiene sus heterodoxias.
Sí, sí, claro, pero me refiero a ese momento Wall E, ese momento en el que dices: “Pues un robot que no habla”; ese momento en el que, después de aprender a dibujar y a pintar, decides saltar a la abstracción. Lo que no podíamos era saltarnos los pasos anteriores. No podíamos hacer una propuesta loca y jugarnos 26 millones de euros.
Al decidirse a invertir en crear industria cinematográfica en España, ¿por qué la animación? ¿No era el camino más caro y complejo?
Esa es la historia de mi vida. Todo lo que he hecho lo he hecho así. Todavía recuerdo a los que me decían que estaba majareta porque vendí una moto, preciosa por cierto, para irme a Hollywood. Y me tiré dos meses en un apartamento de mierda, y decían que “este está chalao, qué hace en Hollywood”. Y cuando me vine de Málaga a Madrid me pasó lo mismo. Antonio Ferrandis, que en paz descanse, me decía: “Mira, los actores americanos son actores por el método y porque son muy serios. Los ingleses, por Shakespeare, porque les gusta mucho el teatro y son una gente que no tienen sentido del ridículo. Pero en España los actores lo somos por la gracia de Dios”. Pues lo mismo: esto ha pasado así por la gracia de Dios.
¿Participó el azar?
Bueno, yo estaba ya muy involucrado con Dreamworks cuando viene Raúl García [codirector de El lince…] a mi casa de Los Ángeles y me pone unos dibujitos delante y me da un DVD con unas imágenes. Y me gustó tanto el tío, con la pureza que se acercó, con la franqueza de decir :“Estamos estancados, ¿nos puedes echar una mano, tío? No sabemos qué hacer. Y somos buenos, de verdad. Yo llevo trabajando aquí en Hollywood muchos años y sé que esto lo podemos hacer en España, pero nadie nos hace caso.…”. Le dije que nos veríamos en dos semanas, cuando yo fuera a Marbella, y allí se vinieron, me enseñaron más material, me presentaron a todos… “¡Vamos a Granada!”. Y llego a Granada y me encuentro, en una sala enorme, a un montón de tíos detrás de unas computadoras y todos gritando: “¡Eeeeh, el bombero ha venido!”, y todo lleno de dibujos maravillosos. Y pensé: “Esto es precioso, mira a toda esta gente…”. Y me fui enganchando con ellos, y empezamos a moverlo, llamamos a Canal Sur a ver si le interesaba, conseguimos grabar la música en Bratislava, que era más barato… En fin, todo así, hasta que hicimos la película. Cuando ganamos el Goya pensamos: “Coño, pues hay un espacio para nosotros”. Y, otra vez, empezamos a buscar tecnología, ordenadores asequibles, y, para probar la tecnología, hicimos un concurso de cortos, y lo ganó Javier Recio, que acabó nominado al Oscar con el corto. Y ahí estábamos en la alfombra roja con nuestra peliculilla, emocionados de haber llegado tan lejos. Y luego, de nuevo buscando fondos europeos para financiar otro largo… Y después de tanto dar vueltas, lo que pasó fue que al final nos dimos cuenta de que íbamos a morir en la orilla. Así que ¿cuánto hay que poner? Pues tanto. Ea, a la piscina. Y así es como se hacen las películas en nuestro país.
¿Antes de su contacto con Dreamworks, ya era seguidor de la animación?
Sí. Mi mujer me regaña porque a ella no le gusta. Cuando ella llega a casa y estoy viendo animación, lo quito antes de que me vea y pongo fútbol. Me dice: “¿Cómo te pueden gustar los dibujitos estos para los niños?”. Y le explico que no es para niños, que es cine, punto. Recuerdo cuando le puse Up, le dije: “Tú espera diez minutos”. Y se enganchó, claro. Pero ya cuando me metí dentro y vi los procesos, me empezó a gustar más aún. Yo pensaba que los actores en la animación iban un día, doblaban las imágenes y ya está. Y cuando Katzenberg me metió en un avión, me llevó a Silicon Valley, me sentó delante de cuatrocientos tíos con un guión y me puso a leer para que yo les diera a los animadores las ideas para que trabajaran el personaje, me quedé de piedra. Así que empecé a trabajar en casa, preparar los chistes, apuntar cosas y tal. Y a los dos meses, recibí en mi casa el guión con mis notas ya incorporadas, la mayoría de los chistes refinados y mejorados. Cuando voy a grabar tengo varias cámaras alrededor, me dan un sombrero del gato con la pluma amarilla, y cuando empiezo con los textos, me proponen improvisar… Nos reímos muchísimo. Entonces pensé: “Esto es un proceso creativo muy guapo”. Cuando al final ves al gato o al burro, ves al actor, ahí está Eddie Murphy, lo han clavado.
En el reparto de Justin y la espada del valor están Alfred Molina, Rupert Everett, Mark Strong, Charles Dance, Olivia Williams, Saroise Ronan…
Muchos amigos, la verdad. Con Olivia trabajé en El Cuerpo; con Alfred Molina, en Frida; en fin, Julie Walters, Rupert Everett… Fue más fácil porque yo ya tengo un nombre en el mundo de la animación gracias a Dreamworks, y aunque han cobrado poco les daba seguridad que yo estuviera como productor. Y estoy seguro de que cuando la vean estarán contentos y pensarán que han trabajado con una compañía profesional en un proyecto muy serio.
¿En Kandor tienen proyectos de nuevos largos en la recámara, pendientes de Justin y la espada del valor?
Estamos todos de rodillas rezándole a San Justin para que nos dé la posibilidad de llenar esa sala de peanas sin héroes que aparece al final de la película, de dar un paso más en términos narrativos, en términos tecnológicos, de aplicar todo lo que hemos aprendido a lo largo de este largo camino ya de diez años.
¿Las ventas internacionales han ido bien?
Está vendida a 140 países. Estoy muy ilusionado con mercados como el ruso, o el chino, donde estaremos en unas semanas en que no hay títulos americanos. Hay países de Europa, como Polonia, que ven mucho cine de animación y también estaremos ahí. Y luego Estados Unidos. Pero Estados Unidos es otra historia, porque ellos van a invertir 20 millones en la promoción y abrir en 2.000 salas. Y eso son palabras mayores.
Un Arturo de nuevo cuño
Los caballeros han sido desterrados del reino. Gobierna la ley y no la espada. El destino de Justin, hijo de Sir Reginald, consejero de la reina, es convertirse en un hombre de letras y leyes como su padre. Pero el jovencito tiene la cabeza en otra parte. Su vocación es revivir las andanzas de su desaparecido abuelo, que fue heroico caballero en los tiempos antiguos. La reina no quiere volver a oír hablar de espadas y pendencias, y Reginald está convencido de que el reino ha conseguido una armoniosa convivencia desde la expulsión de los caballeros. Pero el malvado Sir Heraclio, de corazón retorcido por el largo exilio, planea reconquistar el desarmado reino. Justin emprenderá una búsqueda que lo llevará a conocer a los sabios Blucher, Legantir y Braulio, que habrán de hacer de él un digno caballero, aun cuando sus facultades distan mucho de ser las más adecuadas.
TÍTULO; BALONCESTO, REAL MADRID-98- B. BAMBERG-58-
Enorme exhibición del Real Madrid ante un Bamberg
desbordado desde el inicio. Los mejores fueron Mirotic, Llull, Carroll,
Sergio Rodríguez y Felipe Reyes.
TÍTULO; CAMBIO DE HORA,.
TÍTULO; CAMBIO DE HORA,.
En España
El siguiente cambio ( al horario de Invierno ) se producirá:
El día 27 de octubre de 2013
A las 3:00 de la mañana el reloj se cambiará a las 2:00 de la mañana
El anterior cambio ( al horario de Verano ) se produjo:
El día 31 de marzo de 2013
A las 2:00 de la mañana el reloj se cambió 3:00 de la mañana
El día 27 de octubre de 2013
A las 3:00 de la mañana el reloj se cambiará a las 2:00 de la mañana
El anterior cambio ( al horario de Verano ) se produjo:
El día 31 de marzo de 2013
A las 2:00 de la mañana el reloj se cambió 3:00 de la mañana
No hay comentarios:
Publicar un comentario