TÍTULO; TENDENCIAS, DIRECTO, Los 50 son los nuevos... ¿18?La descripción
es ya un tópico en las revistas: Andie MacDowell, Sharon Stone, Kim
Basinger, Julianne Moore, Geena Davis, Susan Sarandon, Lena Olin,
Isabella Rossellini, Sigourney Weaver... están “radiantes”, “serenas” y
“casi más bellas que a los 20”... Quizá con una buena dosis de
cirugía y Photoshop, pero también con una mentalidad muy distinta sobre
la edad a la de sus madres y abuelas, una nueva visión que hace que las
mujeres maduras vivan una juventud casi sin límites.
Evidentemente, no todas llegamos solteras, divorciadas o viudas a esta
edad, pero el fenómeno ya tiene nombre: “swofty:
single-women-over-fifty”, es decir, mujeres -solteras-de-más-de-50.
Hasta ahora habíamos hablado de las “cougar”, una forma un tanto
despectiva de referirse a las maduras que se emparejan con jovencitos,
pero ahora las tornas han cambiado y Madonna, Sharon Stone, Kim Katrall o
Christy Brinkley despiertan admiración, y no miradas irónicas, por su
independencia, su atractivo y un valor en alza en el mercado: su
experiencia en la vida.
La bloguera Andrea Mann, que escribe bajo el título “Sabes
que has cumplido los 40 cuando...”, es una de las portavoces de este
nuevo modo de encarar la madurez. “Nada como cumplir años para tener
perspectiva –escribe–. Lo primero que tengo claro es que las
relaciones de verdad no deben herir y que, como decía la escritora
George Eliot, nunca es tarde para ser lo que uno siempre quiso”. La
vieja frase de Coco Chanel está más en boga que nunca: “La naturaleza te
da la cara que tienes a los 20; depende de ti merecer la que tendrás a
los 50”.
Mejor que a los 20
Un reciente estudio realizado por la marca de ropa interior Playtex
resalta que a esta edad las mujeres tienen una vida sexual mejor que las
de 20. Un 11%, incluso, utiliza a diario las redes sociales y las
páginas de citas para encontrar pareja.
Y el 93% se siente más
cerca de sus hijas que de sus madres. “Ya no somos como nuestras madres
–continua Andrea Mann–. Somos una generación sin edad”.
La modelo y escritora Alex B, famosa por su largo pelo gris y sus
posados desnudos para pintores y fotógrafos, opina que es esencial que
cada vez haya más modelos mayores en el mundo de la moda y de la
cosmética.
“Muestra que la belleza no solo existe entre las más
jóvenes y hace que las mujeres tengan confianza en su propio aspecto y
abracen su edad sin la sensación de tener que aparentar siempre una
eterna juventud”. Incluso, aquellas que no parecen aceptar su
edad con demasiada sabiduría y se lanzan a una segunda adolescencia, no
están tan lejos de la verdadera madurez. Es cierto que Madonna se
convierte, en ocasiones, en el hazmerreír del público, con sus
insistentes shorts de cuero, sus complementos nada favorecedores
(¡aquellos brackets de brillantes!) y sus novios delgados y jóvenes.
Pero, más que con la edad, quizá tiene un conflicto con su carrera.
O como Demi Moore, de la que todo el mundo se burló en su
momento por su adicción a las redes sociales y sus pretensiones de ser
madre pasados los 45, al tiempo que envidiaban su lozanía, su riqueza y
sus ganas de juerga. Pero estaban convencidos de que Ashton
Kutcher acabaría por abandonarla tarde o temprano por... su edad. Y, sí,
Kutcher la abandonó, como podía haber abandonado a cualquier otra.
Porque es un tipo infiel y narcisista.
Es cierto que las nuevas “wofties” –Andie MacDowell, Julianne
Moore, Isabella Rossellini– resultan a veces demasiado perfectas. Pero
esa ironía de Sharon Stone y las que como ella se beben la edad como en
una ranchera, encarnan un prototipo de mujeres sin complejos para las
que el paso del tiempo no importa. Y es un hecho que cada vez
más mujeres se sienten identificadas con ellas: más allá del gimnasio,
el botox o las dietas de proteínas, valoran su libertad y alegría de
vivir.
“Hoy las mujeres de 50 se visten y se peinan como les da la
gana, sin ocuparse de la edad”, reflexiona la escritora norteamericana
Sonja Lewis. “Ya no hay una etiqueta, como antaño. Y a pesar de
su perfección, y de que muchas “celebrities” de esta edad parece que
tienen 30, no se comportan como si los tuvieran. Lo que han conseguido
Tina Turner, Cher o Kristin Scott Thomas es que sea más fácil para todas
que nos comportemos de acuerdo a nuestra edad: es decir, a cómo nos
sentimos”. Y eso no significa no haber madurado, sino al contrario,
según los expertos.
“Si sentimos la madurez como algo que nos quita
posibilidades, libertad o juventud es que no nos hemos convertido
adecuadamente en adultas”, reflexiona la psicóloga Isabel Menéndez,
colaboradora de Mujer hoy, en su libro “El equilibrio emocional”
(Espasa). Resulta que los 50 son una nueva adolescencia. Los
cazadores de tendencias ya lo han detectado. Y para los psicólogos no es
nada nuevo. “¿Son comparables estos dos procesos? –se pregunta
Menéndez–. Yo creo que sí. Porque los dos colocan a las mujeres ante una
fase de renovación interna. En ambos, algo muere y algo nace”.
Al viejo síndrome del nido vacío, con su duelo de la plenitud
familiar, le ha sucedido un nuevo fenómeno, bastante menos depresivo
.
A los 50, muchas feminas son madres de veinteañeros, que reclaman
bastante menos su atención, aunque la mayoría, sobre todo en España,
todavía no se han ido del hogar. Traen a casa a sus amigos, sus novios y
novias, la casa está llena de bullicio y es más alegre que nunca.
Algo hay de piso compartido y, sobre todo, de liberación. Ya no hay que
ser su chófer ni pelearse con ellos por el mando de la tele. Los hijos
hacen su vida y las madres no sienten nostalgia. Al contrario. “Se
trata más bien de un sentimiento embriagador de ligereza y de libertad
reencontrada”, explica la francesa Patricia Delahaie, autora de un
conocido blog (www.faistonbonheur.com ).
Ya pueden ocuparse de
sí mismas sin culpa. “Yo hablaría incluso de un proceso de reencuentro
con el narcisismo“, dice esta periodista y psicóloga.
Dispuestas a seducir
Están a menudo en mejor forma, y más guapas, a los 50 que a
los 35 y redescubren el territorio de la seducción. ¡Como si otra vez
tuvieran 18 años en su cabeza! Pero, además, tienen más dinero y
más experiencia, se conocen mejor y pueden darse caprichos de moda
porque su poder adquisitivo es más elevado.
El cambio de papeles resulta a veces cómico.
Algunas madres
reciben broncas de sus hijos (“¿No se te ocurrirá ir a la reunión con
los profes así vestida, no?”, dicen). Esta extraña sensación de ser la
adolescente de la familia, enfrentada a rígidos censores, no termina con
la ropa. Ya no están tan pendientes y no se ocupan tanto de
las cenas y de llenar la nevera. Y la que se puede permitir salir una
noche entre semana con sus amigas es la madre, que no tiene un examen al
día siguiente.
“Las mujeres ya no sienten soledad, sino la sensación de tener otra vez derecho a la despreocupación –explica Delahaie–. El
periodo es mágico, suspendido entre un pasado de sacrificios y un
futuro que quizá traiga nuevas obligaciones, con la enfermedad de los
padres, los nietos...”, concluye.
Manual de una chica (moderna) de 50
Vale...
-Ponerte pantalones de cuero.
-Prestarle ropa a tu hija y ser su amiga, como Andie McDowell y Margaret Qualley.
-Comprar las colecciones cápsula de H&M.
-Que Miguel Ríos o Robert Redford te parezcan sexy (hoy).
-Volver a ver todas las películas de Kevin Smith o Jim Jarmusch.
-Comprarte una cazadora de cuero, eso sí, buena…
-Agarrar la “tablet” en cuanto te levantas de la mesa.
Mejor no...
-Quitarle la ropa a tu hija (y menos sin su permiso).
-Hacerle la competencia con una falda más corta, como Demi Moore.
-Llevar leggins de vinilo.
-Comprar bisutería brillante en H&M.
-Que One Direction te parezcan sexy.
-Volver a ver “Algo pasa con Mary” y que creas que es, de verdad, graciosa.
-Comprarte una chaqueta de cuero, pero “low cost”.
-Agarrarte a la “tablet” durante la cena.
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