lunes, 27 de enero de 2014

EL DESAYUNO DEL LUNES, VIVIR EN CASA DEL DUQUE =Los trapicheos urbanísticos del Duque de Lerma,./ LA CENA DEL LUNES, HARE DE TRAMPOSO CON ENCANTO,.

"más picaro que el Lazarillo de Tormes" El duque de Lerma por Pedro Pablo Rubens, 1603 (Museo del Prado).TÍTULO: EL DESAYUNO DEL LUNES, VIVIR EN CASA DEL DUQUE =

 EL DESAYUNO DEL LUNES, VIVIR EN CASA DEL DUQUE = fotos

Los trapicheos urbanísticos del Duque de Lerma,.

En España está muy arraigada entre la población la idea de que ocupar un cargo político implica sacar provecho monetariamente de la situación. Cuando por casualidad un político sale honrado y se dedica de lleno a sus votantes, muchos se mofan de él pensando ¡que tonto es!. Y así que no es de extrañar que se sucedan en los telediarios especulaciones urbanísticas como el Caso Malaya o más recientemente los 12 millones sin justificar en la construcción del velódromo Palma Arena en Palma de Mallorca.
El duque de Lerma por Pedro Pablo Rubens, 1603 (Museo del Prado).
Pero la especulación urbanística no es un invento de nuestros días sino que se pueden encontrar ejemplos de ella a lo largo de nuestra historia. Uno de los más flagrantes fue el que protagonizó el valido de Felipe III,  un especie de primer ministro de la época, Francisco de Sandoval y Rojas I duque de Lerma en pleno Siglo de Oro de la cultura española, centuria también de pícaros como el Lazarillo de Tormes y de Guzmán de Alfarache.
Gracias a su ascendiente sobre el rey Felipe III, un hombre indolente y poco inclinado a la asuntos de la nación, el valido logró ser el hombre más poderoso y uno de los ricos de España gracias al trafico de influencias, la corrupción y la venta de cargos públicos. Uno de sus negocios más espectaculares y lucrativos tuvo que ver con la decisión de trasladar la corte de Felipe III de Madrid a Valladolid entre 1601 y 1606.  Según las explicaciones que dio el Duque de Lerma a sus allegados esta extraña mudanza era un intento de alejar al monarca de los sectores críticos madrileños y de la influencia que la abuela del rey ejercía sobre éste. Sin embargo éste no albergaba en su corazón intenciones tan probas por su señor sino que pretendía hacer caja a expensas de él.

Palacio Real de Valladolid
Palacio Real de Valladolid. Antiguo palacio de Francisco de los Cobos, el duque de Lerma se lo vendió al rey. / Wikipedia
Seis meses antes de que se hiciera oficial el traslado de la corte, el astuto estadista había comprado diversos terrenos en la zona que luego se conocería como Huerta del Rey además de otras propiedades en Valladolid.  A la llegada de Felipe III y su corte entre la que se contaban intelectuales de la talla de Quevedo y Góngora a la ciudad, el valido hizo dinero a espuertas  vendiendo esas propiedades a los miembros de la corte cuyo valor había aumentado considerablemente respecto al de meses atrás.  Ni siquiera  el monarca permaneció ajeno al negocio ya que el valido le vendió la zona de Huerta del Rey por 30 millones de maravedíes además del antiguo palacio de Francisco de los Cobos que fue reconvertido en residencia real. Lo que se dice un negocio redondo.

Hugo Silva: «Haré de tramposo con encanto»TÍTULO: LA CENA DEL LUNES, HARE DE TRAMPOSO CON ENCANTO,.

LA CENA DEL LUNES, HARE DE TRAMPOSO CON ENCANTO,.-fotos

  1. El matrimonio entre las novelas de éxito y Antena 3 continúa tras el final de El tiempo entre costuras. Esta noche se estrena El corazón del ...

    la historia es real

    Hugo Silva: «Haré de tramposo con encanto»

    Capitanea el barco de 'El corazón del Océano', la serie que Antena 3 estrena esta noche. «Durante el rodaje pisé un hormiguero y sentí como si me quemaran la piel»

    El matrimonio entre las novelas de éxito y Antena 3 continúa tras el final de 'El tiempo entre costuras'. Esta noche se estrena 'El corazón del Océano' (22.40 horas), basada en el libro homónimo de Elvira Méndez. La historia recrea el viaje de ochenta mujeres al Nuevo Mundo en 1550 para contraer matrimonio con los conquistadores, un hecho que sucedió en la vida real. El capitán del navío en el que viajaron se llamaba Juan de Salazar, el personaje que interpreta Hugo Silva (Madrid, 1977). «Es el típico papel que sueñas hacer cuando eres un niño». Enfermedades, insectos, conatos de naufragio... El rodaje al que se enfrentaron los actores se pareció, en ocasiones, a la aventura original. «Intentaba mantener la dignidad, pero estaba cagado de miedo».
    - Se les habrá hecho larga la espera, ¿no?
     ¡Imagínate! Grabamos la serie hace dos años y estábamos como locos, deseando que la estrenaran.
    - ¿Quién es Juan de Salazar?
    - Se parece a los papeles que solía hacer Burt Lancaster, como en 'El halcón y la flecha'. Es tramposo, mentiroso, con mucho encanto. Es un tipo que es casi un pirata.
    - Que está de vuelta de todo.
    - Sí, es el único personaje de la expedición que ya ha estado en el Nuevo Mundo. Digamos que busca una excusa para volver al mar y empezar de nuevo. Ahora se topa con Mencía, que es el personaje de Ingrid Rubio, la doncella encargada de cuidar a todas las damas que viajan con ella a las Américas, y poco a poco se va enamorando de ella, aunque no se parezcan en nada.
    - ¿Cómo se ha ganado el respeto de una tripulación de mujeres?
    - A él le da igual. Lo que quiere es volver a América, en este caso lleva mujeres como podría llevar madera. Juan de Salazar no tiene ninguna finura ni modales, es un hombre de acción que se mueve por objetivos.
    - Casi dieron la vuelta al mundo durante el rodaje.
    - Estuvimos en Bogotá, en las selvas de Colombia, en Cartagena de Indias, que es casi un plató viviente. Íbamos vestidos de época por la calle y la gente no se asombraba. Luego rodamos en Cádiz con una réplica de la nao Victoria y finalmente en Huelva.
    Trajes de 40 kilos
    - ¿Hubo percances?
    - El rodaje fue una aventura, en la selva nos pasó de todo. Iba vestido de época con unas botas altas, por la rodilla, y un traje de ante con el que sudaba muchísimo. Cuando terminaba mi jornada enseguida me iba a cambiar y me ponía unas bermudas y unas chanclas. Las chicas lo pasaban peor con sus trajes de cuarenta kilos. Una de las veces pisé un hormiguero sin darme cuenta. No me enteré y las hormigas empezaron a trepar por mis piernas y me mordieron. Me pasó dos veces y es como si te quemaran la piel.
    - ¿No será usted de los que se marean navegando?
    - Yo no soy de los que se marea, por suerte. Pero en una de las escenas mi personaje tenía que ir a explorar por el río y los del equipo me fabricaron una barca. Ese día había un oleaje muy fuerte y yo intentaba mantener la dignidad, pero por dentro estaba cagado de miedo. Con las ropas que llevaba encima es difícil flotar.
    - ¿Conocía la historia?
    - No la conocía y ha sido todo un descubrimiento. Saber que la historia es real y que en ella participaron nuestros antepasados es algo que le da mucha riqueza a esta ficción.
    - Es una apuesta ambiciosa.
    - Todo lo que sean historias de época exigen mucho dinero. Hay que buscar figurantes, animales...

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