-fotos--EL DESAYUNO DEL LUNES, BALONCESTO, ENTREVISTA, SERGIO RODRIGUEZ,.
Baloncesto / liga endesa
Sergio Rodríguez: «La Liga no puede ser un título menor»
El base del Real Madrid, que hoy se mide al CAI en el segundo asalto de cuartos de la Liga Endesa, vive su mejor momento desde que viste de blanco
«Al final el que ha llegado tarde eres tú», bromea
señalando hacia su muñeca, sin reloj ya porque está a punto de comenzar
el entrenamiento. Esos cinco minutos de retraso, son un mundo para Sergio Rodríguez, que disfruta casi tanto durmiendo como en una cancha de baloncesto. A día de hoy, el Real Madrid de los récords se mueve a su ritmo y aunque ahora le van bien las cosas, no se olvida de los altibajos del pasado.
¿Le cuesta madrugar?
¿Le cuesta madrugar?
Tengo la suerte de que el entrenamiento normalmente es a
las once, así que me me suelo despertar a las nueve o nueve y media,
salgo a desayunar fuera y así no vengo medio dormido. Ahora, con el
tiempo bueno, da menos pereza salir antes a la calle.
¿Sueña más en la cama o fuera de ella?
Me gusta hacerlo en los dos sitios, pero siempre siendo
realista y positivo. Me gusta soñar tanto despierto como dormido. El
último sueño que he tenido ha sido ganar la liga. Es lo que queremos
ahora.
¿Le abruman los títulos personales?
Tengo la suerte y la desgracia de haber vivido muchas
etapas durante estos diez años de carrera. He tenido momentos de mucho
reconocimiento y otros en los que ha sido al contrario. Sé lo que cuesta
llegar hasta aquí, lo que he trabajado para conseguirlo y también sé
que si no estoy centrado no va a valer de nada.
¿Se acuerda mucho ahora de aquellos malos momentos?
Yo siempre he sido muy positivo, y no considero que haya
tenido malos momentos de verdad. Quizá sí algunos regulares, pero que me
han ayudado a llegar donde estoy hoy. Sin esos pequeños baches,
seguramente no valoraría las cosas como las valoro hoy y no habría
trabajado todo lo que he trabajado hasta el momento.
¿Cuál es más dura, la mirada de McMillan en la banda o la de Messina?
(Risas). Son diferentes y también considero que esas dos
miradas me han ayudado a ser mejor, a entender mejor el baloncesto y a
valorar todo de una forma más positiva. Aunque en líneas generales
parezca que yo no disfruté durante esas dos épocas, sí que hubo momentos
en los que me divertí y me lo pasé bien. Para mí, llegar a la NBA era
un sueño. Jugar en Portland, porque jugué bastantes partidos aunque no
tuviera muchos minutos de media, fue apasionante y disfruté. Y luego en
el Madrid, igual. También hubo momentos difíciles al comienzo y otros
muy bonitos durante ese primer año en los que me divertí y disfruté.
¿Considera que son etapas que hay que pasar para llegar hasta aquí?
No lo sé. Cada persona es distinta. No sé qué habría pasado
si las cosas hubieran sido diferentes. A posteriori sí que me ha
ayudado para ser mejor tanto dentro como fuera de la cancha.
¿Llegó a perder las ganas por el baloncesto?
No, para nada. Para mí jugar al baloncesto es una
liberación y aunque hubiese momentos en los que no tenía las ganas o con
la ilusión que puedo tener ahora, siempre me ha gustado jugar al
baloncesto y nunca me he planteado otra cosa.
¿Cuándo se da cuenta de que las cosas empiezan a irle bien en Madrid?
Poco a poco. Las cosas no cambian de un día para otro. Yo
sé que ha habido momentos complicados en Madrid. Momentos en los que no
ganábamos y sabemos que aquí la exigencia es máxima. Poco a poco he ido
entrenando mejor, he trabajado mucho, concentrándome y sabiendo qué es
lo que tenía que hacer mejor. Igual trabajo las mismas horas que antes,
pero mis entrenamientos tienen más calidad.
¿Qué fue más importante en ese proceso, pulir la técnica o curar el corazón y la cabeza?
Las dos cosas, pero la mente es más importante. Tienes que
saber qué estás haciendo mal para poder mejorarlo, para poder curarlo.
Según pasan los años, eso también es más fácil. La experiencia ayuda
mucho en ese sentido. Al principio vas queriendo tocar todos los palos e
igual malgastas tiempo en hacer cosas que luego no te sirven para nada.
¿Qué queda de aquel chaval que jugaba en la canasta de su casa?
Queda todo. Todo. Siempre me imaginadba en la canasta de mi
casa jugando para el Real Madrid, para la selección española, en la NBA
y ahora que tengo la oportunidad de cumplir esos sueños quiero
disfrutarlo. Tengo 28 años, me siento muy joven, pero llevo ya diez años
como profesional del baloncesto y seguramente no me queden otros diez.
No sé cuántos años me quedan para retirarme, y no quiero que cuando
llegue ese momento me arrepienta de no haber aprovechado al máximo mi
época como jugador.
¿Dónde se ve durante esos años hasta la retirada? ¿De blanco y levantando títulos?
Pues sí, ojalá sea así. He disfrutado mucho, quizá ha
habido épocas en mi vida en las que he pensado más de lo debido en el
largo plazo y ahora no quiero centrarme en otra cosa que no sea el día
de hoy o el día de mañana. Pienso que si lo hiciera, me estaría
equivocando.
¿Qué le duele más, Rice o Spanoulis?
(Silencio). No me duele ninguno. Es verdad que perder las
dos finales ha sido un palo, pero creo que nos va a ayudar. Igual que la
derrota en Londres nos ayudó para ser mejor equipo este año, la de
Milán ante el Maccabi nos tiene que servir para dar otro paso adelante
como equipo de cara al futuro. Hay que pulir las cosas que no hacemos
tan bien. A todos nos habría gustado ganar las dos finales, pero igual
si no hubiéramos perdido en Londres no habríamos jugado este año la
Final Four. El año que viene, tenemos todos una meta muy clara: ganar
todos los títulos.
Florentino
Pérez ha asegurado estos días que la Décima se había convertido en una
pequeña obsesión, ¿les ocurre algo parecido a ustedes con la Novena?
Para nosotros como equipo y para el Real Madrid como
institución, es una obsesión siempre ganar la Supercopa, la Copa, la
Euroliga y la Liga. Si no se ganan, habrá que ver por qué no se ganan,
pero con perspectiva. Ver cómo se ha trabajado hasta llegar a que no se
consigan. Pero para todos es y debe ser una obsesión ganar todos los
títulos cuando comienza la temporada y una decepción cuando no se
consigan.
¿Después de tantas emociones en el último mes aparece la Liga como un torneo menor?
No, pero sí creo que el año ha sido muy largo y que ha
habido diez meses con muchísimos partidos y muchas sensaciones. En la
Final Four, por ejemplo, entre el miércoles y el domingo pasamos por
todos los estados de ánimo posibles. Ahí vivimos más emociones y
sensaciones que en todo el año junto. No quiero decir que haya ahora una
relajación por los playoffs, pero sí bajón. Ganando o no ganando. Al
final, te concentras tanto en un momento, que es inevitable que las
semanas posteriores te cueste volver a coger el ritmo. Pero que nadie lo
entienda mal, todos en el vestuario queremos ganar esta liga. Sabemos
que el CAI va a ser un rival muy complicado al que hay que ganar y estoy
seguro que a medida que pasen los partidos y las eliminatorias iremos
estando mejor e igual de motivados que al principio de la temporada.
¿Es este el mejor equipo en el que ha estado Sergio Rodríguez?
Ufff... Tengo la suerte de haber jugado en grandísimos
equipos y éste, sin duda, es uno de ellos por la manera que jugamos,
cómo nos divertimos, cómo disfrutamos... Pero también he estado en la
selección española con muy buenos jugadores, en Portland con un
equipazo, Estudiantes cuando empecé… Como le digo, no sé si es el mejor,
pero seguramente sí es con el que más a gusto me siento jugando. ¿El
mejor equipo? Eso lo dirán los títulos y de momento estamos en el buen
camino, pero queremos más.
Cuando esto acabe, casi sin tiempo para descansar, llega otro Mundial después de aquel de 2006 y encima en España, en casa.
Antes del de Japón, yo ya había ganado un Mundial con la
selección sub 20, pero entonces no le das el valor que realmente tiene. Y
tampoco sería igual para mí que ganarlo otra vez, con 28 años, en plena
madurez deportiva. Poder ganar este año con esta generación de
jugadores sería muy especial por muchas cosas. Por volver a repetir ocho
años después, por poder hacerlo en casa y por quitarnos la espina de la
final del Europeo de 2007 que perdimos en Madrid ante nuestro público.
¿Fuera de la cancha, qué hace Sergio?
Me gusta mucho estar con gente. Con mi novia, con los
amigos, la familia... Cuando tengo días más tranquilos, me gusta que
venga gente a casa. Me gusta estar rodeado de la gente con la que me
siento cómodo, sin hacer mucho más.
¿Es futbolero?
Sí, pero sobre todo los partidos en los que hay algo en
juego, en los que hay tensión. Igual ver fútbol por ver fútbol no lo
hago, como sí me pasa con el baloncesto, que me trago cualquier cosa.
¿Tiene fecha de caducidad la barba?
Me siento muy cómodo con ella y cuando veo fotos sin la
barba, parezco un extraño. No me reconozco. Después de los Juegos empecé
a dejármela y fue una cosa que llamó la atención. A mi me gusta cómo me
queda, me siento cómodo y de momento no tengo pensado afeitármela. No
veo que ese momento esté cercano. Ni boda –se casa el próximo verano- ni
nada. Llevo dos años así, si me la quito el día de la boda va a parecer
que mi novia se casa con otra persona... (Se ríe).
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