TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO, PUNTO MEDIO,.
(foto)
Las mujeres volvemos a rebelarnos
contra la dictadura de parecer perfectas. Hay guapísimas
actrices de Hollywood que se quejan de que los fotógrafos
inmortalizan sus curvas en la alfombra roja, lo que no
hacen con los actores, y algunas han decidido bajarse de
los tacones y aparecer con zapatos planos en los eventos.
Así, se están imponiendo zapatillas deportivas con trajes
de noche. Zapatillas carísimas, más que unos zapatos de
Jimmy Choo. O sea, otro despropósito. A algunos les parecerá
raro que lo diga yo, que siempre critico la moda que nos
convierte en maniquíes. Sé de lo que hablo. He participado
en reportajes, en algunas revistas, que implicaban llevar
taconazos para las fotos. Yo suelo resistirme pero al final,
de mala gana, me los pongo, y compruebo que no podría
dar un paso. Imposible ir a trabajar, de compras, pasear. Por
eso comprendo que haya mujeres que se rebelen diciendo
adiós a los tacones.
Pero así no se resuelve la tensión entre
reclamar que no se nos trate como a pedazos de carne
perfectos y, a la vez, no parecer adefesios.
A finales de los 60 del siglo pasado, una generación de
mujeres decidió poner en valor la cabeza por encima del
físico. Jerseys amplios, rostro sin maquillaje... Luego, otra
generación tuvo a las tops como modelos. Los tacones imposibles,
el no pesar un kilo de más o los rostros sin arrugas
se convirtieron en señas de identidad. Muchas jóvenes han
padecido anorexia
en su afán por esa
perfección. Otras,
de más edad, se han
visto acorraladas al
vivir en una sociedad
que primaba la
eterna juventud.
Hojeando las revistas del corazón,
nos encontramos
con rostros que
parecen salidos de
fábrica: pómulos
hinchados, labios
gruesos, expresión
hierática. Todo con
tal de no aparentar
los años que rezan
en el DNI. Vaya por
delante que yo también
he sufrido vértigo ante la pérdida de la juventud. Hay
un día en que te miras en el espejo y te llevas un susto.
Los signos de la edad son evidentes.... y sí, querrías volver
atrás. No es fácil conformarse, aceptar que el paso
del tiempo es inexorable y hay que campearlo lo mejor
posible. Verán, yo creo que hay que buscar un equilibrio
que pasa por intentar sentirte lo mejor posible dentro de
tu piel sin hacerte trampas al solitario.
Hay que hacer ejercicio moderado, echar mano de cremas
y maquillajes que nos ayuden a sentirnos lo mejor posible.
También vestir de acuerdo a nuestra edad y liberarnos
de la dictadura de ciertas modas. No se trata de esconder
nuestro cuerpo en trajes que parecen sacos, sino de buscar
lo que nos sienta bien y con lo que nos sintamos cómodas.
Así, me alegro que los dictadores de la moda hayan acordado
rebajar los tacones y que algunas mujeres sigan la
nueva moda, aliviadas. A todos nos gusta gustar. Pero en
ese juego hay límites. Por eso me parece interesante la
rebelión de esas actrices, que reclaman el mismo trato
que se dispensa a sus compañeros masculinos, a los que
nadie les fotografía el trasero ni las pantorrillas.
TÍTULO: NOCHE DE SEXO,. NO DAMOS UNA,.
( foto)
Con la primavera vuelven como solían los turistas. Según se nos anuncia
hemos vuelto a batir el récord y hasta mayo nos han llegado casi
veintiún millones y medio de señores dispuestos a llenarse de alcohol
barato, sol gratis y sexo tirado. Somos el estercolero de Europa y no
damos para más. (Y a los tontos de lo políticamente correcto que quieren
que diga “veintiún millones y medio de señores y señoras” les pregunto
si también tendría que decir turistas y turistos.)
¿Para qué estudiar si lo que se necesitan son camareros? ¿Para qué las
carreras universitarias, para qué las diversas escuelas profesionales si
sólo se trata de producir, acarrear a su destino y vender ingentes
cantidades de cerveza para que revienten pálidos vikingos? No damos para
más, cierran fábricas y llegan turistas a tumbarse en la playa a
mediodía, a beber por la tarde y a follar por la noche.
Cerramos líneas de investigación, no tenemos ninguna universidad de
importancia, carecemos de relevancia, esto es lo que nos queda en un
país de tercera. A lo peor sí nos representan, esos futbolistas que se
vuelven en estos momentos de Brasil, esos políticos rechazados por el
mismo pueblo que los vota. A lo peor son típicos ejemplos de lo que
somos, de cómo somos, la España que antes era de alpargata y pandereta y
hoy es de “Salvados”, “Gran Hermano” y “Supervivientes”. Sexo y playa, es todo lo que nos queda, es lo que somos.
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