DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - Un sorbo de felicidad . fotos.
segunda b
Un sorbo de felicidad,.
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El Mérida cumple con creces ante el Sevilla Atlético, ya de playoff y hasta ayer intratable en su feudo, para confiar en la clasificación para la Copa del Rey,.
Con el mono de faena y destellos de calidad. Ante un oponente de playoff y con alma de aspirante serio, el Mérida ganó, creyó y opositó a la Copa del Rey, un anhelo que dependerá de la inspiración del Cartagena en el Álvarez Claro de Melilla. La tropa de Antonio Gómez cumplió con creces en un partido sin la intensidad natural de las urgencias clasificatorias y que decantaron los errores del meta Churripi, dubitativo en los goles de Pedro Conde, un incordio para la zaga anfitriona, y César Morgado.
De inicio, Antonio Gómez recurrió a un 1-4-1-4-1 con Zamora de apagafuegos y Pedro Conde de llanero solitario. Borja decretó el primer conato de rebelión antes de que Pedro Conde, disfrazado de '9' ingobernable, anotara el 0-1 tras una dádiva de Churripi y Bernardo Cruz. El gol concedió credibilidad a la apuesta del Mérida, cuyo gobierno de la posesión creció de manera evidente con el transcurso de los minutos. Con el local Juanje tratando de explotar el peligro por el carril diestro, la retaguardia visitante debió multiplicar su intensidad defensiva para conciliar la seguridad de Jonhy con el hambre de Aitor, que se aliaba con Troiteiro para propagar el miedo en territorio hostil.
En una galopada de Jonhy, Pedro Conde no acertó a calibrar el prismático para someter a Churripi, que regaló el 0-2 en una falta lateral que César Morgado, libre de marca y sorprendido por la hospitalidad del cancerbero del Sevilla Atlético, alojó en el fondo de las mallas. Fue entonces cuando Diego Martínez exigió un plus. Y de repente apareció la versión más creíble de un plantel que indultó a Raúl Moreno, soberbio ante un cabezazo picado de Carrillo. Sin la clarividencia de Borja Lasso ni el acierto demoledor de Carlos Fernández, el B adoleció de su habitual instinto asesino en la Carretera de Utrera.
Fútbol subterráneo,.Tras el tiempo de consignas, el Mérida asumió que debía ganar la batalla del fútbol subterráneo. Y sin contemplaciones aplicó una jerarquía absoluta en la medular, donde brillaron con luz propia Borja y Diop, y confió en la solidez de Zamora, que, erigido en hombre-ancla, contuvo el potencial ofensivo de los locales. Nané alertó de la reacción del cuadro sevillista cuando los espectadores apenas habían regresado de la cantina. Con libertad de espacios y sin una misión táctica definida, Troiteiro fue el hombre del segundo período. De sus botas nacieron las acciones de mayor criterio del Mérida.
El traicionero transcurso de los minutos, salpimentado con la sorpresiva derrota del Real Murcia en La Condomina, y la presencia en el césped de Barnils motivaron a un Sevilla Atlético que fue presionando con más intensidad y robando con más asiduidad. Juanje insistía en la autopista diestra cuando el poste se alió con Raúl Moreno para evitar el 1-2 de Raúl Navarro, cuyo remate a bocajarro escupió la madera. La réplica romana fue inmediata. Sin anestesia. Aitor recorrió un par de metros con el cuero cosido al pie y, con un disparo diabólico, retó al meta local, que mandó a córner.
Jesús GonzálezAntes del final, Antonio Gómez recurrió a Jesús González para fortalecer la polivalencia del doble pivote. El sevillano se fajó y cortocircuitó el manantial creativo de un rival que añoró a sus hombres más talentosos. Con el reloj de arena prácticamente agotado, el cuadro andaluz comprimió diferencias y anunció un ataque sin política de riesgos calculados. Churripi ejerció de falso central, Bernardo Cruz figuró como killer accidental y Raúl Moreno, descomunal, neutralizó cualquier conato de motín.
El gol de Barnils, que premió el asedio de los hombres de Diego Martínez, multiplicó la intriga de un compromiso que bendice al Mérida y aumenta sus esperanzas de sellar el pasaporte para la Copa del Rey. Sin presión y entre vítores, alharacas y serpentinas. Un recién ascendido con alma de aspirante.
TITULO: TIERRA DE TOROS - LECCION MAGISTRAL DE TOREO AL NATURAL,.
TIERRA DE TOROS,.
Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina,.
LECCION MAGISTRAL DE TOREO AL NATURAL,.
José Tomás reaparece en Jerez con una lección magistral de toreo al natural
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El diestro madrileño cortó tres orejas y un rabo en el que fue el último festejo de la feria del Caballo de Jerez de la Frontera,.
El diestro madrileño José Tomás, que cortó tres orejas y un rabo, reapareció hoy en ruedos españoles impartiendo una lección magistral de toreo al natural, en el que fue último festejo de la feria del Caballo de Jerez de la Frontera.
Ficha del festejoSeis toros de Núñez del Cuvillo, de correcta, armónica y pareja presentación. Salvo el desclasado y rajado quinto, toda la corrida tuvo nobleza, entrega y calidad ante los engaños, en mayor o menor grado. El segundo, "Lanudo" de nombre, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
José Tomás, de verde esmeralda y oro: estocada (dos orejas y rabo); estocada (oreja).
José María Manzanares, de azul marino y oro: estocada (dos orejas); trasera desprendida y tres descabellos (silencio tras aviso).
Los tres toreros salieron a hombros al final del festejo.
Juan José Padilla fue atendido en la enfermería de una contusión en la región parietal derecha.
EL Rey Juan Carlos asistió a la corrida desde una barrera, acompañado de la Infanta Elena y de su nieta Victoria Federica.
Tercer y último festejo de abono de la Feria del Caballo, con cartel de "no hay billetes", en tarde ventosa y con lluvia desde la lidia del tercero.
José Tomás, naturalmenteLa lluvia y el viento no hicieron que la de hoy fuera la mejor tarde, ni para los toreros ni para el público, para disfrutar de un festejo que había despertado tanta expectación como el de la vuelta a los ruedos españoles de José Tomás.
Pero, terminada la corrida, todo el mundo dio por bien empleado el esfuerzo y las incomodidades después de haber sido testigos de una buena tarde de toros y, sobre todo de una auténtica lección de toreo al natural impartida por el gran torero madrileño.
La cátedra tomasista se vivió especialmente con el segundo de la tarde, un ejemplar con clase, al que José Tomás toreó siempre con la mano izquierda, creando y cuajando una faena de sublime intensidad, sencillamente clásica.
Y es que el diestro de Galapagar se limitó a mostrar la auténtica esencia de la más profunda y honda tauromaquia, sin importarle, con ese seco y sereno valor que atesora, que el viento descontrolara su muleta en más ocasiones de la cuenta y no le permitiera macizar algunas series.
Aun así, hubo varias decenas de naturales de una brutal autenticidad, con los talones del torero asentados en la arena y dejándose ir tras la embestidas con la cintura en muletazos largos y profundos, cada vez más y mas templados, ralentizando cada arrancada con los simples vuelos del engaño.
Ese toreo esencial, sin aditivos ni colorantes, fue el que marcó las diferencias de la tarde, y no sólo porque José Tomás cortara el rabo del toro tras una gran estocada, sino porque ya no se volvió a ver, ni de lejos, una faena similar en el resto de la corrida, a pesar del desmedido corte de trofeos.
El mismo José Tomás lo logró sólo en momentos aislados ante el quinto, un toro sin clase y rajado, al que sujetó con inteligencia y sin brusquedad alguna, pero que no agradeció tan buen trato del madrileño, que le cortó finalmente una oreja tras otro espadazo.
El torero reaparecido, el que centró hoy todas las miradas del mundo del toro y de los medios de comunicación, salió finalmente a hombros junto a sus dos compañeros de cartel, a los que el público jerezano premió con dos orejas en uno de los toros de sus lotes, aunque de las segundas de poco peso específico.
A José María Manzanares le correspondió la pareja de toros más completa de la buena corrida de Núñez del Cuvillo, especialmente su primero, con el que tardó demasiado tiempo en acoplarse entre tirones y dudas.
Sölo una serie estimable a final de obra y una espectacular y letal estocada en la suerte de recibir pudieron ameritar ese doble corte de trofeos. En cambio, al alicantino se le vio desbordado y sin ideas ante la más exigente bravura del sexto.
Por su parte, el local Juan José Padilla protagonizó el momento más duro de la tarde, al ser volteado aparatosamente cuando banderilleaba a su primero. Cayó inerme en la arena el jerezano, que fue trasladado así a la enfermería, de donde salió minutos después sin lesiones aparentes.
Quizá por las secuelas del percance, le costó centrarse con ese mismo toro, manejable por el lado izquierdo, pero Padilla salió mucho más decicido con el cuarto, otro de los grandes ejemplares de la corrida.
Le banderilleó con más acierto en esta ocasión y logró ligar una soberbia serie con la derecha, con las dos rodillas en tierra, en la que estuvo a la altura de la calidad del "cuvillo", pero para darse luego a un toreo populista que sus paisanos le premiaron con creces.
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