PERRO - AMERICAN STAFFORDSHIRE - Cazar con el coche, fotos.
Cazar con el coche,.
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Hace 30 años, era muy común comer liebres y perdices atropelladas,.
Llevo todo el mes de julio recorriendo la provincia de Cáceres para visitar algunas de las comarcas más bonitas de la región. Como hace mucho calor, realizo los viajes al amanecer o al anochecer, así escapo del calor rifeño, puedo disfrutar de momentos de luz impagables y, algo que no esperaba, coincido en mis gustos con los animalitos del bosque, que salen a la misma hora que un servidor: mientras yo voy a buscar material para escribir, ellos van a buscar material para alimentarse y agua para beber.
El domingo pasado, conduciendo entre Malpartida de Plasencia y Monfragüe a las siete de la mañana, más que circular por una carretera, parecía asistir a un capítulo de 'Fauna'. De pronto, una sombra sobre la carretera me hacía pensar en los dragones de Juego de tronos. Al cabo, me sobrepasaba volando un águila tan grande que uno, en su ignorancia ornitológica, imaginaba real.
Un poco más adelante, otra ave rapaz, esta más pequeña, quizás un milano, se apartaba del asfalto para dejarme paso y hacía una pausa en su festín: desayunaba un conejo que debía de haber sido atropellado por algún coche esa misma madrugada.
Cuando más adelante, ya cerca de Villarreal de San Carlos, una perdiz, muy envarada y digna, cruzó la carretera deprisa, pero sin perder la compostura, no pude por menos que recordar los viajes de ayer, cuando salíamos con mis padres a pasar el domingo en el campo y, al regresar, la fauna de la región se aventuraba por las carreteras al distinguir la claridad de las luces del coche, mientras mi padre, una inutilidad con la escopeta, demostraba ser un hacha cazando con el coche.
La otra tarde, recorriendo las tierras del Salor, por carreteras estrechas y riberos escarpados, las liebres y las perdices salían de las cunetas como si aquello fuera el paraíso del cazador. Pero mi conducción era más prudente que nunca, atento para no atropellar a ningún animal, frenando y hasta haciendo algún suave zigzag para evitarlos.
Los tiempos han cambiado que es una barbaridad. Cuando yo era niño, si aparecía una liebre o una perdiz en la carretera, los padres se esforzaban en atropellarlas y los hijos asistíamos al safari con la misma emoción que un mocito medieval atendería al trance, intentando aprender y deseando tener una buena pieza que llevarse a la cazuela.
Si los padres conseguían cobrar la liebre o la perdiz, estallaba un gran alborozo y se procedía a un ritual casi ancestral: estacionar el coche, quizás en el arcén, quizás en medio de unas carreteras por las que no pasaba un alma, salir en busca de la pieza de caza como si fuéramos niños perdigueros, rematarla si aún boqueaba, guardarla en el maletero sobre unos papeles de periódico y proseguir camino de Cáceres, comentando el lance e imaginando el arroz con liebre o las alubias con perdiz de campo que nos esperaban un par de días después, cuando la carne estuviera bien oreada.
Releyendo lo escrito, me siento mal. ¿Cómo podíamos ser unos niños tan crueles? Si hoy hiciera eso mi padre, sus nietos dejarían de hablarle para los restos. Es más, mi padre no lo hace por convicción y mis frenazos y mi prudencia por Monfragüe o el Salor demuestran ese cambio de mentalidad. Un gazapo me provoca ternura y sonrisa, la sola idea de cazarlo me espanta y puedo incluso correr algo de peligro frenando y dando un giro brusco solo para evitar su atropello.
Si quiero arroz con liebre, me voy a comerlo a Torremejía o a Portugal y si me apetecen unas alubias con perdiz, abro una lata de conserva y un bote de alubias de cultivo ecológico. Es menos emocionante, pero más civilizado.
TITULO: TIERRA DE TOROS - EL NUEVO VIVERO FUE UN INFIERNO,.
TIERRA DE TOROS,.
Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina, por el Canal Extremadura, etc.
EL NUEVO VIVERO FUE UN INFIERNO,.
El Nuevo Vivero fue un infierno,.foto.
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Los aficionados disfrutaron del espectáculo a pesar de los 40 grados de temperatura,.
Ni el calor, ni que sea un partido amistoso, ni el típico «todavía hay mucha gente de vacaciones». nada de eso pudo con el resurgir del Trofeo Ibérico. Los aficionados llegados desde el país vecino se mezclaban con los locales sin ningún tipo de problema y con absoluta cordialidad. La mejor muestra, sin duda, del espíritu de este torneo. La afición del Sporting -que llenaba parte de la tribuna y del fondo habilitado- de hecho no dejó de animar a los suyos en todo el encuentro.
Las altas temperaturas obligaban a a los futbolistas de ambos conjuntos a acercarse a su respectivo banquillo de manera continua para hidratarse. Esto es algo que los cuerpos técnicos de los dos equipos ya tenían previsto, puesto que las botellas de agua copaban las zonas técnicas como pocas veces se recuerda, y eso que se jugaba a esa hora -20:15 en pleno mes de julio- por un acuerdo entre ambos clubes para poder llegar a buena hora a sus localidades de origen.
El intenso calor afectaba también de manera agotadora a todos los participantes en el espectáculo. El Villarreal, que comenzaba el choque muy intenso, tuve que bajar su ritmo pocos minutos después debido a los 40 grados que pegaban de lleno sobre el césped. El colegiado, siendo consciente de la situación y acogiéndose a una de las últimas reglas FIFA, paró el juego a la media hora para que los futbolistas se refrescaran. Los dos técnicos, Marcelino y Jorge Jesús, ponían a prueba el algodón de sus polos corporativos y rezaban para que las manchas de la espalda no les delataran excesivamente.
Horno de preferenciaEl sector de la afición que más calor pasó fue el que se alojaba en la zona de preferencia. Los valientes que decidieron adquirir su localidad en esa zona, aún a sabiendas de la hora de disputa, es para hacerles un monumento -portugueses también en su mayoría-.
La organización de un evento de este tipo engloba también otra serie de cuestiones que se escapan del ámbito deportivo. El CD Badajoz tuvo el detalle de invitar a realizar el saque de honor a Antonio Ballesteros Doncel, presidente de la entidad que puso en marcha la primera edición del Trofeo allá por el año 1967, con el Sporting de Lisboa proclamándose campeón, curiosamente. Fue un día también para comprobar la numerosa afición que el Sporting tiene en las localidades de su país cercanas a la capital pacense. Alrededor de 2.000 seguidores verdiblancos se dieron cita en el Nuevo Vivero. La localidad más representada fue Campomaior.
Estos acontecimientos que suelen ser tan nombrados y comentados en redes sociales, se prestan a que los asistentes den rienda suelta a sus habilidades en lo referente al postureo, una de las aficiones más practicadas en nuestro país. Los teléfonos móviles no paraban de teclear y disparar a lo largo y ancho del estadio.
Que el partido era importante -al menos para la capital pacense- lo demuestra el número de autoridades que se dieron cita. Presidiendo el encuentro estaban el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, el alcalde de la ciudad, Francisco Javier Fragoso y la delegada del Gobierno en la región, Cristina Herrera, entre muchos otros que daban muestras del calor sofocante. El Villarreal, por ejemplo, también estaba bien representado en la figura de su presidente, Fernando Roig, y su consejero delegado, José Manuel Llaneza.
También es muy importante para que un torneo de este tipo perdure en el tiempo, que tenga bastante repercusión en los medios de comunicación. La televisión en directo y las decenas de medios acreditados llegados de tres países diferentes hacen soñar a la directiva blanquinegra con la idea de devolver con todas las de la ley el Trofeo Ibérico a Badajoz.
Esta noche, Badajoz y Extremadura le pondrán el sabor extremeño al verano.
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