Feminismo y cambio climático Semana de la Mujer - Marzo -8-,./ Silenciados Mujeres forzadas a huir ,.
TITULO: Feminismo y cambio climático Semana de la Mujer - Marzo -8-,.
Mujeres y cambio climático: cómo la igualdad puede salvar el medio ambiente,.
Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático y las que menos deciden en la lucha para frenarlo, foto,.
Expertas en medio ambiente piden que se vinculen las políticas de género con las políticas contra el cambio climático,.
Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático y
las que menos representación tienen en los órganos de poder desde los
que se lucha contra el fenómeno. Acabar con esa desigualdad es uno de
los pasos hacia la transición energética “justa e inclusiva” que
demandan algunas expertas en la materia que sí han llegado a trabajar
en organismos internacionales y que defienden la necesidad de vincular
las políticas medioambientales con las políticas de género.
"Es necesario que se incorporan mujeres en los óganos internacionales de
gestión de los grandes acuerdos sobre el cambio climático. Y que tengan
representación también en todos los niveles de administraciones
públicas y de decisión", explica a RTVE.es Cristina Gallach,
la Alta Comisionada para la Agenda 2030 encargada de coordinar la
implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en
España.
Gallach considera crucial que en la transición energética "el pilotaje en muchos aspectos venga dado por las mujeres", pero para eso subraya- tiene que haber paridad en los puestos "de decisión".
Por esa razón, una treintena de mujeres que en algún momento han ocupado un alto cargo dentro de las Naciones Unidas se han unido para difundir una carta abierta en la que denuncian la "regresión" en materia de género. Ese documento, al que ha tenido acceso RTVE.es, llama la atención sobre "la necesidad de alcanzar la total paridad de género y
el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, y
sobre la importancia fundamental del multilateralismo como medio para
lograrlo".
Carta abierta de mujeres líderes para exigir más representación
Bajo el lema "Mujeres líderes, voces por el cambio y la inclusión",
llaman a "redoblar los esfuerzos existentes, que son insuficientes en
muchos aspectos" frente a los "movimientos que ganan fuerza y buscan
frenar los logros y erosionar los derechos obtenidos por las mujeres".
Entre las firmantes,
además de Gallach (la única española), se encuentran la socióloga y
política británica Valerie Amos; la antropóloga y economista
costarricense Christiana Figueres; la expresidenta de Irlanda Mary
Robinson; o la exdirectora general de la UNESCO, Irina Bokova.
"La lucha feminista y la lucha contra el cambio climático son
dos caras de una misma moneda. Por una parte porque las mujeres sufren
de una manera desproporcionada el cambio climático y por otra porque
ellas movilizan proporcionamente más energía cuando se las incorpora a
la lucha para frenarlo", explica Gallach, que entre 2014 y 2017 fue
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas para Comunicación e
Información Pública.
Con ella coincide la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, que considera que dar voz a las mujeres en cuestiones medioambientales es
un asunto “urgente” que repercutirá de forma positiva en un mundo que
parece "no ser del todo consciente" de la amenaza que supone el cambio
climático.
“Para mí la lucha frente al cambio climático y las
proclamas feministas son de los mayores desafíos a los que se enfrenta
actualmente el modelo productivo y deben ir de la mano porque aportan
propuestas esenciales frente a la crisis ecológica y social que estamos
viviendo”, recalca Nuño.
Ellas, las más afectadas por el cambio climático
Que la repercusión del cambio climático acentúa la desigualdad de género es
un hecho, confirman ambas expertas. Así lo reflejan también numerosos
estudios de los que se extrae que los peores efectos del calentamiento
global y los índices más altos de pobreza se producen en las mismas
zonas: sudeste asiático y África subsahariana.
Las consecuencias
del cambio climático -aumento de los ciclones, olas de calor extremo,
lluvias torrenciales, subida del nivel del mar, desertización o deshielo
de los polos- tienen un mayor impacto en los sectores de la población
que más dependen de los recursos naturales para su supervivencia o que
tienen menor capacidad de respuesta ante amenazas naturales.
Primera expedicion femenina a Siberia para visibilizar el cambio climático
"Hay datos que señalan que el 80% de las personas desplazadas por cambio climático en el mundo son mujeres", apunta Gallach.
Las mujeres que residen en países en vías de desarrollo dedican gran parte de su tiempo a trabajar con los cultivos o
a buscar alimentos, agua o combustible, labores que dependen en gran
medida del clima. Además, representan una mayoría en las comunidades
rurales que están más expuestas a la sequía y la desertificación. Según Oxfam, en la zona subsahariana, representan el 75% de la mano de obra pero poseen solo el 1% de la tierra.
Por otro lado, la tarea de recolectar biomasa recae
principalmente en ellas y son también las que resultan más perjudicadas
por los contaminantes químicos presentes en los productos de
agricultura y quienes corren mayores riesgos de padecer pobreza energética.
En 2016 había 1.100 millones de personas en el mundo sin acceso a la
electricidad y, de esos, entre el 50% y el 70% fueron mujeres y niños.
También las mujeres son mayoría entre el número de fallecidos en desastres naturales, como ocurrió en el tsunami asiático de 2004, con más de un 70% de mujeres entre sus víctimas mortales.
Primeros pasos hacia la igualdad
“Las mujeres estamos fuera de la toma de decisiones de
las políticas energéticas y climáticas que se hacen actualmente. Yo
participo en muchos foros energéticos y climáticos, y los puestos de
decisión están fundamentalmente ocupados por hombres”, señala la
responsable de la campaña de Cambio climático en Greenpeace, que apunta
que, concretamente, en el sector eléctrico es donde más desigualdad hay: solo un 8% de mujeres ocupa puestos "de poder".
No obstante, en los últimos años cada vez hay más mujeres que están luchando por el clima,
como la secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre
Cambio Climático, Patricia Espinosa; la ministra española para la
Transición Ecológica, Teresa Ribera; la exministra francesa Ségolène
Royal; la que fuera presidenta de Irlanda, Mary Robinson; o Anne
Hidalgo, desde su puesto de presidenta de C40, y con sus políticas de
sostenibilidad para París. Nombramientos recientes también
advierten de ese cambio hacia la inclusión de la mujer en decisiones
relacionadas con el Medio Ambiente. Por ejemplo, el 21 de enero de 2019,
Carolina Schmidt –ministra de Medio Ambiente de Chile- fue designada
como presidenta de la COP25, la próxima conferencia anual sobre cambio
climático de la ONU. Y la danesa Inger Andersen ha sido nominada este
mes como directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente, un puesto que, hasta la fecha, solo había sido ocupado
una vez por una mujer.
Transición energética inclusiva
La
paridad marca el camino hacia lo que Gallach y Nuño denominan como
"transición energética inclusiva", que se traduciría en múltiples
beneficios para el medio ambiente.
Ambas consideran que las mujeres, en líneas generales, están "más concienciadas" sobre el cambio climático que los hombres y
están más dispuestas a emprender acciones para lograr una mejora.
Asimismo, su conocimiento local permite que puedan jugar un papel
imprescindible en la lucha para paliar los efectos de lo que también se
conoce como "calentamiento global", explican.
Por ejemplo, en la India,
en zonas en las que las mujeres lideran consejos locales el número de
proyectos relacionados con el agua potable es un 62% mayor que en zonas
donde el poder está en manos de hombres, según Naciones Unidas.
Entre probetas - El cambio climático visto geológicamente - 14/02/19
“Uno de los problemas es que tenemos un sistema energético basado en combustibles fósiles
que está en manos de unas pocas grandes empresas, que son empresas muy
masculinizadas, con puestos ejecutivos y de dirección ocupados por
hombres”, subraya la responsable de la campaña de cambio climático de
Greenpeace.
"Está costando tanto porque implica compartir poder,
que ahora está en manos de una mayoría masculina de una manera
aplastante. Hay tanta resistencia por todo lo que implica, pero confío
en que cada vez más se va a ir equilibrando esta situación", añade
Gallach.
Acción climática feminista
Por esa razón, uno de los elementos clave del cumplimiento de la agenda 2030, explica la Alta Comisionada, es avanzar en igualdad:
"No se entiende esta agenda sin un esfuerzo muy muy profundo, lo máximo
de profundo, con esa perspectiva de igualdad. Es una agenda para las
personas, para que nadie se quede atrás, es una agenda para el respeto
del planeta, y es una agenda para la prosperidad", recalca.
“La transición tiene que ser justa. A causa de los empleos que van a desaparecer por
ir a un modelo energético cien por cien renovable va a haber muchas
personas afectadas, pero si solo nos ocupamos de garantizar nuevos
empleos a esas personas haremos que esos trabajos estén nuevamente
ocupados por hombres”, agrega Nuño.
El pasado mes de diciembre el grupo Verdes/ALE en el Parlamento Europeo defendió en la última Cumbre Climática,
celebrada en Katowice (Polonia), que las negociaciones climáticas y sus
consiguientes políticas contemplen el mencionado impacto diferencial
del cambio climático sobre hombres y mujeres.
El eurodiputado de
EQUO, Florent Marcellesi, junto con la eurodiputada de los verdes suecos
Linnéa Engström y Nuño presentaron un manual comunicativo sobre género y cambio climático, un documento que plantea una acción climática feminista y pide que no se desliguen las políticas de género de las políticas para luchar contra el cambio climático.
TITULO: Silenciados Mujeres forzadas a huir ,.
Silenciados Mujeres forzadas a huir ,.
Las mujeres y niñas en tránsito afrontan mayores riesgos y ven agravadas sus necesidades médicas durante el desplazamiento. fotos,.
Humaira es rohinyá y tiene dos hijos: Muhammad, de 7 años, y una bebé de unos meses, Ruzina. La violencia la apartó de su esposo. Consiguió
escapar de Birmania con la única compañía de su hijo. Estaba
embarazada, muy embarazada. Caminaron durante jornadas por el bosque,
comieron hojas de los árboles y durmieron a la intemperie. Acabaron
llegando a la lengua de marque separa Birmania de Bangladesh.
En el mismo bote en el que cruzaban, Humaira se puso de parto. "Los barqueros y otra mujer me ayudaron a dar a luz". Tres horas tardó Ruzina en nacer.
La familia de Humaira forma parte de los más de 700.000 rohinyás que desde agosto de 2017 han buscado seguridad en Bangladesh, huyendo
de la violencia extrema en Birmania. La pequeña Ruzina forma parte ya
de las más de 68 millones de personas que están desplazadas por la
violencia, los desastres naturales o las persecuciones políticas.
Personas que han tenido que dejar atrás su hogar para tratar de poner a
salvo sus vidas. Desde que se tiene registro, nunca ha habido tantas
personas desplazadas. Y la mitad son mujeres y niñas.
Como cualquier otro día, hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres como Humaira se verán forzadas a abandonar sus hogares. La
cifra de personas desplazadas ha aumentado considerablemente como
también lo ha hecho el número de mujeres y niñas desplazadas internas,
migrantes, solicitantes de asilo o refugiadas.
Necesidad de tratamiento médico urgente
Sus
viajes en busca de seguridad se han diversificado y han tomado nuevas
rutas y más largas. No necesitan nuestro juicio, sino protección,
atención médica y apoyo a lo largo de su arduo camino. Los problemas
médicos más importantes que sufren las niñas y mujeres desplazadas, son,
sobre todo, urgencias obstétricas y violencia sexual.
“Son más vulnerables cuando los mecanismos de apoyo social colapsan, el acceso a la asistencia sanitaria se complica“
"Las mujeres desplazadas tienen las mismas necesidades
de salud que el resto de mujeres. Como ellas, necesitan tener acceso a
planificación familiar y necesitan un lugar seguro para dar a luz a sus
hijos. Sin embargo son más vulnerables cuando los mecanismos de apoyo
social colapsan, el acceso a la asistencia sanitaria se complica y sus
necesidades se agravan por el hecho de estar en movimiento. Es este
mismo desplazamiento el que reduce o elimina por completo la posibilidad
de acudir a un médico o a un centro de salud durante su odisea",
explica Sonia Guinovart, especialista en Ginecología de Médicos Sin
Fronteras (MSF).
Las estadísticas nos dicen que, en cualquier lugar del mundo, el 42% de los embarazos presentan una complicación y que en el 15% hay complicaciones graves, potencialmente
mortales y que requieren atención médica urgente. Resulta evidente que
la falta de acceso a la atención obstétrica de urgencia hace que dar a
luz sea extremadamente peligroso para las mujeres desplazadas.
De hecho, las cesáreas son las intervenciones de cirugía mayor más habituales tras
un conflicto o desastre natural, más incluso que las practicadas a
heridos de guerra. Asimismo, debido al estrés de la huida, aumenta el
riesgo de aborto espontáneo o de parto prematuro, lo que pone en peligro
tanto la vida de la madre como la del bebé.
La violación como arma para aterrorizar
Es
evidente que, sin una intervención profesional a tiempo, sus vidas
corren peligro y este riesgo se prolonga en el tiempo. Se ha demostrado
que, cuando una madre fallece, la probabilidad de que sus otros
hijos menores de 12 años mueran en los dos años siguientes se multiplica
por 10.
Se estima que una de cada tres mujeres ha sufrido o sufrirá a lo largo de su vida algún tipo de abuso o agresión sexual. El riesgo es aún mayor en situaciones de desplazamiento, especialmente en mujeres que viajan solas y en adolescentes.
Durante los conflictos, la violencia sexual, violación incluida, puede utilizarse como arma para humillar o aterrorizar a la población. También
la emplean los guardias fronterizos que, abusando de su poder, coartan a
estas mujeres y las obligan a tener sexo con ellos a cambio de comida o
de otras necesidades básicas. El colapso del sistema legal y policial
que suele acompañar los conflictos aumenta el riesgo de impunidad.
Cuando cruzan de un país a otro, las mujeres corren el riesgo de ser
asaltadas, cuando no raptadas por los traficantes de seres humanos.
Mayor vulnerabilidad ante la soledad
Durante 2018, el Aquarius, el barco de búsqueda y salvamento de MSF y SOS Méditerranée, asistió a 566 mujeres y niñas en el Mediterráneo central. De ellas, 53 estaban embarazadas. El 60% de las mujeres asistidas viajaban solas, lo que las convertía en otro grupo muy vulnerable.
Jonquil
Nichol, fue matrona en el Aquarius. "Vimos muchas supervivientes de
violencia sexual. Recuerdo un día en el que rescatamos a 16 mujeres
embarazadas. De ellas, siete habían sufrido violencia sexual [en Libia y
en el camino]", señala Jonquil. Para muchas mujeres, el Aquarius fue el
lugar en el que pudieron ver a un médico durante el embarazo por
primera vez.
A miles de kilómetros de distancia, los riesgos son similares. En 2015 MSF llevó a cabo una encuesta aleatoria a migrantes y refugiados en México. Casi un tercio de las mujeres encuestadas manifestaron haber sufrido abusos sexuales durante
el viaje por el país. Además, el 60% de las 166 víctimas de violencia
sexual atendidas en las clínicas de MSF habían sido violadas; el resto
sufrieron otro tipo de agresiones y vejaciones sexuales, incluida la
desnudez forzada.
“Muchas se ponen una inyección anticonceptiva porque saben que les pueden violar o hacerles cualquier cosa“
"Muchas [migrantes] se ponen una inyección
anticonceptiva porque saben que les pueden violar o hacerles cualquier
cosa", explicaba Marisol, hondureña de 20 años, que ha decidido pedir
asilo en México. Espera respuesta mientras brinda apoyo a otras mujeres
víctimas de abusos. Llegó a México pensando alcanzar el sueño
estadounidense pero decidió no subirse el tren de carga conocido como La Bestia porque era demasiado peligroso para viajar sola.
Nadia Rivera, psicóloga de MSF en México, ha escuchado demasiados relatos que confirman el riesgo. "No
es infrecuente que mujeres migrantes embarazadas decidan emprender
camino cuando se acerca la fecha del parto. Creen que el embarazo les
protegerá y que sus hijos nacidos en suelo mexicano recibirán la
nacionalidad. Sin embargo, son las más vulnerables en esta ruta".
Ruth, sobre su huida a México: "Te arriesgas a todo, a perder o a ganar"
Miedo e inseguridad
Con frecuencia, las familias se separan durante los conflictos, lo que incrementa la vulnerabilidad de mujeres y niñas. En los campos de refugiados o desplazados, las mujeres solas se exponen a mayor inseguridad. Es el caso de, Fátima (nombre ficticio), refugiada iraquí en el campo de Moria, en
la isla griega de Lesbos, que compartía así sus miedos con los equipos
de MSF. "Vivimos con miedo, no nos sentimos seguras. Un hombre atacó a
mi hija mayor, que solo tiene 17 años. La Policía lo vio y no hizo nada.
Nos sentimos indefensas. Mi hija menor, con 14 años, lleva siempre
lleva un cuchillo consigo, dice que se va a hacer daño".
“Vivimos con miedo, no nos sentimos seguras“
"La situación en Moria llegó a tal extremo que tuve que
coser las muñecas de una adolescente y de su madre que habían intentado
cortarse las venas a causa de la desesperación", recuerda Idoia Moreno,
coordinadora de la clínica pediátrica de MSF en las afueras del campo.
En las emergencias no suele cubrirse la planificación familiar, que
solo se introduce cuando la situación se ha estabilizado. Muchas
mujeres desplazadas, entre ellas las adolescentes, no pueden seguir su
tratamiento anticonceptivo porque lo han perdido durante el
desplazamiento o debido a la interrupción de los servicios de salud.
La
planificación familiar reduce los embarazos no deseados y, por
consiguiente, los abortos no seguros que causan el 13% de las muertes
maternas en todo el mundo. También brinda a las mujeres la capacidad de
espaciar los partos, lo que mejora las posibilidades de éxito del
embarazo, y evita los riesgos asociados a tener un gran número de
embarazos y alumbramientos.
Rasha: "La muerte de mi tío me conmocionó y traumatizó"
Las mujeres desplazadas suelen vivir experiencias traumáticas, desde perder a seres queridos hasta presenciar o sufrir casos de violencia extrema. Las
inseguras condiciones de vida en los campos de refugiados y la
incertidumbre, la separación de la familia, el miedo…constituyen
factores de estrés que pueden afectar a su bienestar mental y derivar en
trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad o el estrés
postraumático.
Rasha, de 11 años, huyó de Mosul y vive con su padre, Halif, en el campo de Hasansham. Durante los enfrentamientos entre el Estado Islámico y el Ejército iraquí, Rasha presenció muchos episodios de violencia, alguno
tan cercano como la muerte de su tío, que le traumatizaron. Rasha ha
estado recibiendo apoyo psicológico de MSF para superar sus miedos y
volver a ser poco a poco la niña que fue.
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