martes, 11 de julio de 2023

Cartas Olvidadas - A QUEMARROPA O LIGAR - Componer y escribir con un pájaro en la cabeza ,. / Cartas en el Cajon - Los hombres que protegen a Trump ,. / REVISTA TENIS - Alcaraz desactiva el cañón de Jarry,.

   TITULO:  Cartas Olvidadas - A QUEMARROPA O LIGAR - Componer y escribir con un pájaro en la cabeza,.

 

Componer y escribir con un pájaro en la cabeza,.

'El estornino de Mozart',. 

 Un proyecto personal. La autora junto a 'Carmen'.

foto /  Un proyecto personal. La autora junto a 'Carmen',.

La naturalista Lyanda Lynn Haupt analiza el vínculo entre el genio y su mascota, hoy vilipendiada,.

La naturista estadounidense Lyanda Lynn Haupt adoptó un estornino para revivir la experiencia de Mozart con un ave semejante y narra esa experiencia en un libro apasionante.

 En principio parecía una buena idea. Incluso más que eso: una idea llena de originalidad y potencial. Tiempo atrás, la escritora y naturista estadounidense Lyanda Lynn Haupt había dado por casualidad con una de esas anécdotas que tienen la capacidad de cambiar las cosas. No era un revelación, sino, en todo caso, menos que una nota al pie. Y sin embargo...


Por unas anotaciones en su cuaderno de gastos diarios y algunas referencias en su correspondencia, se sabe que el 27 de mayo de 1784, Wolfgang Amadeus Mozart caminaba por la ruidosa y polvorienta calle vienesa de Grabenstrasse cuando una melodía lo desconcierta. Sigue el sonido unos metros y descubre que, en una tienda en la que se venden animales, un ave enjaulada entona unas frases de su Concierto para piano n.º 17 en sol mayor.

La situación es confusa por diversos motivos. El concierto –terminado el 12 de abril de 1784– aún no ha sido estrenado y, por eso, se conservaba en secreto. La idea era que fuera estrenado a mediados de junio por una pequeña orquesta de cámara integrada, entre otros, por la pianista Barbara Ployer, una extraordinaria alumna del maestro para quien él compuso la obra. ¿Cómo podía esa ave cantar un fragmento?

Mozart entra en la tienda y descubre que el pájaro que entona su obra es un ejemplar de estornino, un ave silvestre con reconocido talento para la mímesis. Paga unos pocos kreuzer y se lleva al ave a su casa donde convivirían durante tres años.

Sobre esta historia hay algunas certezas. Durante los tres años que el estornino vivió con Mozart, influyó en su obra y fue un amado compañero y musa. Sobre esta historia también hay una punzante pregunta: ¿Cómo aprendió el estornino la melodía secreta de Mozart?

Sobre los datos confirmados y sobre las dudas se lanzó Lyanda Lynn Haupt, desde la curiosidad, pero además desde el conocimiento: además de tocar el arpa celta y un poco de violín y piano, la ornitóloga se dedicó a la rehabilitación de aves rapaces en el estado de Vermont y fue investigadora de aves marinas para el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos. Sus ensayos fueron publicados en medios como Orion, Discover, Utne, LA Times, Times Literary Supplement, Image, Huffington Post, Wild Earth y Conservation Biology Journal.

Un estornino en casa

En principio parecía una buena idea. Lyanda Lynn Haupt pensó que la mejor manera de entender la vinculación entre el genio de la música y su mascota con plumas era replicar la experiencia en su propia casa de Seattle. Adoptaría un pichón de estornino y le enseñaría a cantar piezas de Mozart mientras descubría todo aquello que un ave puede enseñar. Sin embargo, la realidad tiene sus propias condiciones.

“Aprendí que conseguir un estornino, por muy numerosos y legalmente desprotegidos que estén, no es tan fácil como parece. Mozart pagó unas cuantas monedas por su pájaro en una tienda. Mi camino para conseguir un estornino como compañero de casa fue un poco más complicado”, escribe en el fascinante El estornino de Mozart (Capitán Swing), que acaba de traducirse finalmente en castellano y que todavía no llega a la Argentina.

El libro es un entramado de hilos distantes que componen, de manera virtuosa, una trama hipnótica: hay ornitología y música, claro, hay divulgación científica, sin dudas, y no falta la biografía de Mozart y la historia del arte y de la filosofía entre los siglos XVII y XVIII. Pero además, hay teoría lingüística, un debate sobre la gramática universal (GU) de Chomsky y la capacidad de otras especies de utilizar la recursividad y el sinsentido de algunas luchas contra especies invasoras.

Hoy en día, los estorninos son una de las especies más odiadas por los estadounidenses. “Hay tantos que nadie puede contarlos; se calcula que son unos doscientos millones. Desde el punto de vista ecológico, su presencia se sitúa entre ‘muy desafortunada’ y ‘totalmente desastrosa’”, escribe Lyanda Lynn Haupt y explica que, como son algo más robustos con sus 20 centímetros, en las ciudades, se apoderan del alimento y de los espacios para anidar desplazando a especies locales como los carboneros, los azulejos y las golondrinas; y en las zonas agrícolas, generan pérdidas por ochocientos millones de dólares anuales para ese país, según estimaciones de la Universidad de Cornell.

Por muchas campañas que se realicen, los estorninos resisten. Y no se podrá decir que falte imaginación para liquidarlos: desde trampas sofisticadas, búhos de plástico, polvos picapica en las zonas de alimentación, irradiar las aves con cobalto-60, disparar pirotecnia en las zonas de anidación, alambres electrificados en sus lugares de reunión para electrocutarlos. Solo en 2015 el Gobierno estadounidense mató más de un millón de estorninos.

“Esa cifra es la habitual, pero las matanzas anuales no han hecho mella en las poblaciones de estorninos. Y nunca lo harán. Hay demasiados estorninos y son demasiado buenos reproduciéndose y sobreviviendo para que estas acciones sean efectivas. ‘Es como achicar el océano con un dedal’, se lamentaba el difunto Richard Dolbeer, un conocido funcionario del departamento de fauna de Ohio”, escribe la ornitóloga en El estornino de Mozart.

Y cuenta que esta especie (bautizada por el botánico y zoólogo sueco Carl Linnæus como Sturnus vulgaris, sturnus por la forma de estrella que adoptan al volar, y vulgaris por común) desembarcó en los Estados Unidos a causa de Shakespeare.

El farmacéutico Eugene Schieffelin vivía en el Bronx y era apasionado por dos cosas: todo lo inglés en general y Shakespeare, en particular. De manera que se propuso, como vicepresidente de la Sociedad Americana de Aclimatación de Nueva York, poblar el Central Park con todas las aves mencionadas en las obras del dramaturgo autor de Hamlet.

Así, en 1890 fue el turno de los estorninos, que aparecen en Enrique IV. Compró ochenta ejemplares de esa especie en Inglaterra, los esperó en persona en el puerto de Nueva York y los liberó un día nevado de marzo en pleno Central Park.

“Según las investigaciones genéticas realizadas en poblaciones de todo el continente, los ornitólogos creen que los doscientos millones de estorninos de Norteamérica son descendientes de los pájaros de Schieffelin”, escribe Lyanda Lynn Haupt.

Esos son los antepasados, también, de Carmen. El estornino hembra que el marido de la ornitóloga logró robar horas antes de que las patrullas del departamento de parques destruyeran los nidos de una plaza cercana. La escritora crió al ave con esmero, le construyó una pajarera en su living y registró durante años su comportamiento.

“Resulta que un pajarito fue capaz de poner mi hogar, y mi cerebro, completamente patas arriba. Creí que traía un estornino salvaje a casa como parte de mi investigación para este libro, pero resulta que el pájaro tenía ideas propias. En lugar de acomodarse obedientemente en su papel de sujeto de mi grandioso experimento sociocientíficomusical, Carmen cambió las tornas. Se convirtió en la maestra, en la guía, y yo en una alumna involuntaria o, más bien, en una peregrina, una viajera que no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir. Seguir al estornino de Mozart y al mío me condujo por un camino serpenteante, hermoso e inesperado que pasó por Viena y Salzburgo, la sinfonía, la ópera, los laboratorios de ornitología, las profundidades de la teoría musical y el campo de la lingüística. Me llevó a las profundidades del espíritu del mundo natural y de nuestros constantes compañeros, los animales salvajes. Me llevó a comprender que hay más posibilidades de relacionarnos con los animales –con todas las criaturas de la tierra, no solo las tradicionalmente bellas, o en peligro de extinción, o apreciadas– de lo que jamás habría imaginado. Y en esta relación potencial se encuentra nuestra fuente más profunda de creatividad, de sustento, de inteligencia y de inspiración”, concluye la escritora.

Por cierto, Carmen nunca aprendió a cantar el Concierto para piano n.º 17 en sol mayor, de Mozart. Ella prefiere a Bach.

 

TITULO: Cartas en el Cajon - Los hombres que protegen a Trump ,.

Los hombres que protegen a Trump ,.

 El expresidente Donald Trump, rodeado de sus abogados en el tribunal de Nueva York

foto /  El expresidente Donald Trump, rodeado de sus abogados en el tribunal de Nueva York,.

El expresidente de EE UU suele valerse de sus abogados para dar cobertura a sus acciones de dudosa legalidad y muchos acaban ante la Justicia,.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha propuesto a Robert Lighthizer, antiguo asesor de Ronald Reagan, como Representante de Comercio de la nueva Administración, con la encomienda de "poner al trabajador estadounidense primero".

Trump, partidario de revisar las relaciones comerciales e incluso derogar acuerdos, entregará el timón a un hombre que ya ejerció como 'número dos' del Representante de Comercio bajo el mandato de Ronald Reagan, en la década de los ochenta, informa el portal 'Politico'.

"Tiene una amplia experiencia negociando acuerdos que protegen algunos de los sectores más importantes de nuestra economía y ha combatido en el sector privado para impedir que haya malos acuerdos que perjudiquen a los estadounidenses", ha destacado Trump, en un comunicado difundido este martes por su equipo de transición.

Lighthizer también es partidario de una línea dura en materia comercial y comparte con el magnate neoyorquino la visión de que es necesario cerrar "mejores políticas" para beneficiar a los ciudadanos. "Es un gran honor", ha subrayado. 

 

TITULO : REVISTA TENIS - Alcaraz desactiva el cañón de Jarry,.

 

Alcaraz desactiva el cañón de Jarry,.

El número uno del mundo escapa de los disparos del chileno y vuelve a octavos de Wimbledon un año después,.

 Carlos Alcaraz celebra su victoria ante el chileno Jarry.

foto /  Carlos Alcaraz celebra su victoria ante el chileno Jarry.

Carlos Alcaraz se armó de paciencia y terminó mojando la pólvora del chileno Nicolás Jarry. «Sabía que llegarían mis oportunidades», meditó el murciano, mientras saboreaba la trampa que acababa de esquivar en la tercera ronda de Wimbledon (6-3, 6-7 (6), 6-3 y 7-5). Un obstáculo en forma de cañón y con el apellido de Jarry, que obligó a batallar al español durante casi cuatro horas para volver por segundo año consecutivo a octavos de final del Grand Slam británico.

Alcaraz necesitó un ejercicio de cordura y de continua espera para tumbar a un tenista con el esquema más que claro. «Sé que es humano y sé que puedo hacerle daño», comentaba en la previa el chileno, con el buen precedente de las semifinales de Río de Janeiro en febrero, cuando no ganó, pero le arrebató un set al murciano. Eso, además, fue en tierra batida, la superficie en la que se crió el chileno, pero no en la que mejor impacta su juego, basado en un potente saque al que benefició la lluvia de Londres.

Con el cielo negro y el caer de las gotas, el techo de la pista central se cerró y comenzaron a sonar los latigazos de Jarry. Un espectáculo de saques y relámpagos que empujaban al español a afinar los sentidos y tener que estar permanentemente conectado a lo que pasaba en pista. Cualquier fallo se amplificaba y podía costar un set o quién sabe si más. Ahí fue clave la efectividad en el primer set de Alcaraz, que tuvo una oportunidad de 'break' y le valió la primera manga. Era el camino a seguir, aguantar al servicio y esperar la ocasión, pero el partido se emborronó y Jarry emergió como una fuerza amenazadora.

Se adelantó 1-4 en el segundo set y obligó a Alcaraz a remontar, hasta el desempate, escenario en el que el chileno, tras salvar una bola de set con una más que dudosa volea, inclinó el parcial a su favor y desató las dudas. El murciano, por primera vez en el torneo, se dejaba un set. Tocaba lección de carácter y de demostrar que en esta superficie también sabe poner la otra mejilla. Tocaba aguantar el chaparrón de cañonazos y esperar a que amainara. O secarlo.

Tercer set excelso

Y Alcaraz hizo un tercer set excelso, con solo cinco errores no forzados y con la sensación de que estaba dando un golpe en la mesa y estaba sentenciando el partido. Sin embargo, Jarry decidió no irse. Se mantuvo en su inercia de golpetazos desde el saque y amasó una ventaja de 0-3, normalmente mortal en la superficie más rápida de todas. Pero ocurre una cosa, que Jarry no es definitorio. Su juego en la red es pobre y sus derechas, cuando no le van a la altura deseada, fueron un drama. Él mismo se autodestruyó con golpes infantiles y errores incomprensibles y permitió que un Alcaraz duro de cabeza resurgiera con un parcial de 7-2.

Victoria y billete a octavos de final, una ronda en la que le esperará el primer coco del cuadro; el italiano Matteo Berrettini, quien se deshizo del alemán Alexander Zverev en tres sets. Un nivel más en el camino de Wimbledon y que medirá muchas de las expectativas del murciano, que repite presencia entre los 16 mejores del torneo por segundo año consecutivo. El curso pasado le frenó aquí Jannik Sinner, ahora toca dar un paso más.

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