TITULO : MAS QUE COCHES - “Sería irresponsable decir que vamos a ganar el Dakar”,.
“Sería irresponsable decir que vamos a ganar el Dakar”,.
El español visitará el desierto por 19ª vez y aunque reconoce que la aventura “no siempre es bonita”, asegura que vuelven “para ser muy competitivos” con el Toyota.
foto / Isidre Esteve,.
No siempre hay que dejar lo mejor para el final. Y es que nada más comenzar esta entrevista, Isidre Esteve (Lleida, 51 años) admitió sentirse “un privilegiado”. Después de tantos años y un accidente que le cambió la vida, el piloto del Repsol Toyota Rally Team continúa haciendo aquello que más le gusta: competir. Y aunque tiene un plan para cuando deje de hacerlo que pasa por “ayudar a una nueva generación que pueda disfrutar de este deporte como lo habré disfrutado yo durante tantos años”, de momento ese plan debe esperar. Al español le espera otro Dakar, su 19º, y espera ser “muy competitivo” al volante de un Hilux donde aspira al top-20.
Me llama mucho la atención que sobre todo agradece, agradece siempre al resto. Pero, ¿no cree que también hay que agradecerle a usted lo que hace?
Ostras (silencio)... Yo me siento un privilegiado.
Ellos también pueden sentirse así con usted.
Pues si es así genial, ¿sabes? Pero para mí, que pueda continuar haciendo lo que me gusta y rodeado de gente a la que quiero... Pero tanto a nivel humano en el equipo, como con mis patrocinadores. ¿Sabes? Con mis patrocinadores, ostras, hay una relación de confianza absoluta, que es genial. Tener esto es algo maravilloso y estoy súper agradecido por poder contar con ello. Y como te he dicho, si todos juntos podemos disfrutar de grandes momentos, mejor.
¿Cree que gracias a esta fuerte unión de la que habla, ha conseguido mucho más de lo que esperaba cuando decidió correr el Dakar?
Sí, porque mira, te voy a explicar una cosa y creo que se va a entender. Para mí hay dos etapas completamente distintas. Una es cuando pilotaba en moto, ¿sabes? Y la otra cuando piloto en coches por un cambio que es evidente (en 2007 sufrió un accidente en la Baja Almanzora que le dejó en silla de ruedas), ¿no? Cuando pilotaba en moto, había un objetivo muy claro que era ganar. No había otro. Tenía un equipo donde lo tenía todo. Tenía el mejor equipo, la mejor moto... Ahora también tengo el mejor coche, el mejor equipo, pero entonces tenía una responsabilidad increíble. El jefe de equipo, cuando salía por la mañana, me daba un golpe en la espalda y me decía, ‘vamos, ¿eh? Vamos porque queremos ganar’. Esa responsabilidad es buena, esa presión es buena, porque a mí la presión siempre me afectó en positivo. Era más concentración, estaba más por aquello y era consciente. Yo me levantaba por la mañana cada día del año y mi único objetivo era entrenar más y mejor para ganar. No había otra cosa. Ahora es otra historia. Ahora tenemos un equipo maravilloso, también tenemos la mejor mecánica, el mejor equipo, pero todos somos conscientes de dónde estamos, cuál es la carrera, cuál es el nivel deportivo y quiénes somos nosotros, ¿no? Y, ostras, ha llegado un momento que podemos ser competitivos, podemos trabajar de forma conjunta y podemos desarrollar productos en beneficio nuestro y de la competición y de quienes nos representan. Pero es cierto que estamos en otro punto, tenemos otros objetivos. ¿Ganar el Dakar? No, no estamos aquí para ganar el Dakar. Sería irresponsable. También sería maravilloso poder estar ahí, pero sería irresponsable decir que vamos a ganar el Dakar. Pero estamos aquí para ser muy competitivos, para visibilizar también que el deporte inclusivo es posible y que es posible a gran nivel. Entre todos podemos construir un proyecto tan bonito como este que hemos presentado.
¿Cómo de importante es llegar a un Dakar siendo muy consciente de dónde están sus límites?
Lo es todo, pero al final yo cuando estoy en la pista intento dar el máximo, ¿sabes? Nunca pienso que pueda pasarme algo. Voy a todo lo que mi cuerpo puede, con los mandos, las manos, con todo, con todo. Soy consciente de que, si pudiera utilizar los pies, iría un poquito mejor. Soy consciente de que, cuando pinchamos, si pudiera bajar yo también todo sería más rápido, cuando nos atascamos en la arena sería mucho más rápido... Pero es como que hemos normalizado lo que es esta situación. No planteamos cómo sería esto si no estuviésemos como estamos. Y, por lo tanto, a pesar de que sabemos cuál es nuestra posición, intentamos ir allí y dar lo máximo.
Imagínese que todo sale bien y consigue estar en ese ‘top 20′ al que aspiran. Después de eso, ¿qué le seguiría?
Continuar mejorando. Siempre el objetivo es mejorar. Siempre. Partiendo de donde sea.
¿No habría algún momento en el que se plantease dejarlo? Es decir, después de haber cumplido con el objetivo, pensar en que ya puede parar.
Ahora, por el momento, continúo disfrutando muchísimo de la competición. Me encanta esto, ¿sabes? poder estar allí (en el Dakar) y tal. Necesitas una motivación increíble para estar allí cada día porque, claro, no siempre es bonito, no siempre es maravilloso y hay días que estás hecho un desastre. Pero yo la tengo. El día que no consiga tener ese punto, voy a dar un paso al lado y tomaré otro camino, que ya he pensado en él. Quiero ayudar a pilotos más jóvenes a poder estar en este mundo.
¿Tiene a alguien en mente?
No, es un proyecto muy joven. Es muy joven porque quizás el piloto que tengo que ayudar todavía no está aquí. Pero quiero, en el futuro, cuando no encuentre la motivación para continuar compitiendo yo, tener la seguridad de que voy a tener un equipo y que el objetivo, va a ser ayudar a una nueva generación a que pueda disfrutar de este deporte como lo habré disfrutado yo durante tantos años.
Pero al final el Dakar no deja de ser una montaña rusa y hay días donde, si no me equivoco, esa motivación no existe. ¿Dónde la encuentra para pensar en que tiene que salir y hacerlo bien?
Cuando visualizo cómo es esta carrera, la visualizo al completo, son 15 días. De acuerdo que hay un reglamento del Campeonato del Mundo que te permite parar y reengancharse, pero ostras, yo no quiero esto. Yo quiero estar ahí cada día. Aunque ese reglamento te permite estar dos días en el campamento y subir un tercero con la mecánica nueva. Me gusta planificar la carrera sabiendo que son 15 días y que quiero estar al final y que quiero estar cada día en la meta. Cuando hay un día malo, siempre pienso, va, mañana será mejor. Si me cuesta levantarme, pienso en que cuando esté en el coche me habré tomado un café y estaré mejor. Naturalmente, cuando suena el despertador y es la hora de empezar, me duele el brazo, pienso cinco minutos más... pero luego baja Lidia de la cama de arriba y dice ‘va chaval, que no estamos en casa’. Ahí ya me tomo un café, subo el coche y ya está. Pero siempre cuando ocurre algo pienso en que mañana será mejor. Ocurrió el año pasado tras perder las cuatro horas en el Empty Quarter (por un fallo en el motor de arranque). Cuando llegamos al campamento le dije a Txema (Villalobos, su copiloto), ‘¿ves? No vamos a dormir en las dunas, ya estamos en el campamento’. Que sí, que habíamos perdido cuatro horas, pero podrían haber sido ocho.
Este año se está hablando mucho de la exigencia que se espera para este Dakar. ¿Le gusta que sea así?
Sí. Yo pienso que David Castera (director del Dakar) es un tío que entiende perfectamente cómo tiene que ser esta carrera. Ha sabido adaptarse a los cambios pero también ha intentado que la carrera no pierda su esencia. El hecho de que haya un nuevo reglamento que permite a la carrera hasta dividirla en el día a día y sacar unos puntos cada día y que la gente que tiene un problema se pueda reenganchar y tal, por el bien del espectáculo es bueno. Sin embargo esta no es la esencia de la carrera, pero bueno, a esto se llama adaptarse a los nuevos tiempos, ¿no? Y también es una pena que un primera espada, que sea un Sainz, un Peterhansel, un Nasser (Al Attiyah), tengan un problema el tercer día y se vayan de la carrera. La carrera pierde. Entonces, ¿qué se debe hacer? Subir la dureza de la carrera. ¿Para qué? Para que la carrera dé a los participantes aquellos que han venido a buscar y él ha sabido adaptarlo junto a todo esto. La carrera es mucho más complicada ahora que hace 10 años, porque hace 10 años hacías más kilómetros en línea recta.
¿Se nota mucho la diferencia entre el pasado y el presente?
No, pero simplemente porque nos hemos adaptado a esto. ¿Por qué? Porque las mecánicas que llevamos no tienen nada que ver con el coche que había hace 10 años. Si tú le metes una tapa de hoy a un coche de hace 10 años, no se va a este ritmo ni de coña. El ritmo que se va ahora es un ritmo de tramo de World Rally Car, durante 400 kilómetros y con una mecánica que lo aguanta. Pero este mismo recorrido con otros coches, se desmontarían. Es decir, el nivel de dificultad de la carrera ha subido muchísimo, el ritmo ha subido muchísimo, pero lo que pasa es que no nos damos cuenta de esto. Entonces, por ejemplo, el tema de que aparezca la tablet digital permite al organizador hacer variaciones, es decir, ‘way points’ para las motos, ‘way points’ para los coches, rutas paralelas... Y esto es algo que tecnológicamente ha sufrido un avance que ellos han sabido aplicar. Tenemos una carrera con una dificultad enorme.
Entiendo que desde el Hilux todo eso se lleva mucho mejor, ¿no?
¡Ostras, claro que sí! Piensa que si ahora a todos nos quitan la evolución del supercoche, del T1 Plus, de la rueda grande y todos vamos en rueda pequeña... nos quedamos en la pista todos sin ruedas. Hubo un momento, por ejemplo, que estaban los buggy que iban con la rueda grande cuando Mini, que ganaron Peterhansel y Sainz, y nosotros íbamos con la rueda pequeña y dijimos, ‘esto no puede ser’. Pero ahora con este coche es otra historia. El Dakar se ha ido adaptando a los cambios y lo ha hecho bien.
¿Le queda algo pendiente por hacer en el Toyota? Esto año han hecho bastantes cambios...
Ahora vamos con un Toyota T1+ con un motor V8, atmosférico, que es el motor que se llevaba antes de que apareciese la nueva generación de los biturbos. Es verdad que ahora hemos hecho cambios en el coche, pero a partir de lo que ya disponíamos y estamos satisfechos. Hemos hecho cambios en las suspensiones, en los mandos, en la forma de conducir y tal. El próximo cambio será cambiar el V8 por el motor biturbo, porque el motor biturbo ahora hemos visto que va un poco mejor que el V8. Es decir, abajo va mejor, es un coche más elástico... pero bueno, lo cierto es que siempre habrá coches que mejorar, siempre.
¿Entiende que Nasser cambie el coche ganador por uno que, a priori, sufre problemas de fiabilidad?
Bueno, el caso de Nasser es un caso muy, ¿cómo diría? Es un caso un poco especial. Es decir, yo creo que, esto lo debería decir él pero te digo como lo veo desde fuera, Nasser llevaba, creo que son ocho años con Toyota. Ha ganado no sé cuántos Dakares. Y Nasser es Nasser. Es un chico que todo el día está pilotando coches. ¿Cómo diría esto para que suena bien? Creo que su preocupación más importante no es el presupuesto de un equipo, sino que necesita motivación y necesita estar motivado para correr. Yo creo que su cambio es más un cambio para encontrar más motivación, que un cambio para ir a buscar algo mejor que no tenía. Él sabe que tenía un mejor coche, pero necesitaba cambiar, porque necesita renovar esa motivación. Quizás no sea un coche tan fiable como el Toyota, pero van a continuar trabajando. Pero él creo que continúa siendo el piloto más rápido que hay ahora en la parrilla.
¿Nunca pidió usted su coche?
(Risas). No, yo soy consciente de que debo dar unos pasos. Ahora hay este coche, y el año que viene habrá un coche como el suyo, porque hay probabilidades de que demos el paso al biturbo. Pero estoy muy bien como estoy.
Siga disfrutando mucho.
Seguro que sí, muchas gracias.
TITULO: Para Todos La 2 - Colegio rural - Adersa, Huelva ,.
Colegio rural - Adersa, Huelva,.
fotos / El colegio público rural Adersa 1, de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, está en Huelva. Son 4 centros agrupados en las localidades de Fuenteheridos, La Nava, Valdelarco y Castaño del Robledo. Tiene 150 alumnos y es un centro bilingüe desde el 2021. Entre sus
proyectos de más relevancia destaca el reto deportivo y solidario ‘Hoy pedaleo por ti’ en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer. Además, el colegio colabora con el Club de Orientación de Huelva realizando circuitos en la naturaleza junto a las familias. El colegio ha recibido el Premio RAEE de reciclaje Federación Andalucía de Electrodomésticos, el Premio Internacional Ecoescuela, varios reconocimientos al mérito educativo por las buenas prácticas en nuevas metodologías y es centro promotor de Convivencia +. Uno de los retos del centro es frenar el éxodo rural con el proyecto educativo Andalucía Profundiza, basado en la investigación, la ciencia y la docencia compartida.
TITULO: Gigantes de La 2 - Xisca Sureda - Jueves - 11 - Enero,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves - 11 - Enero , 23:50 de Televisión Española.
Xisca Sureda,.
foto / Xisca Sureda, investigadora: “Somos una sociedad de bares, no vamos a dejar de ir porque se prohiba fumar en las terrazas”,.
La epidemióloga, coautora de varios estudios que cuantifican la exposición al tabaco en estos lugares, defiende que “cuando se prohíbe fumar en un espacio, sea cual sea, la normativa se acepta y se desnormaliza el consumo”,.
Xisca Sureda (Madrid, 38 años) cree que el debate en torno a prohibir el tabaco en las terrazas que ha resucitado el Ministerio de Sanidad debería estar superado. En los últimos años, esta epidemióloga ha participado junto al equipo de investigación de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Alcalá en varios estudios para constatar la presencia,.
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine - Verdor terrible,.
Verdor terrible,.
foto / «Vargas Llosa, la esplendorosa novela del punto y final»
El Premio Nobel se retira de manera definitiva de la ficción con una obra excelente donde plasma varias de sus obsesiones
Ahora sí. La nueva novela de Mario Vargas Llosa es la última novela de Mario Vargas Llosa. Su canto del cisne después de sesenta años publicando novelas (la primera, «La ciudad y los perros», salió en 1963) y un cierre, más que esplendoroso, digno de alguien para quien escribir y ser escribidor fue la pasión de su vida.
«Le dedico mi silencio» es la obra de un escritor que, además de talento, tiene oficio, mucho. Vigésima novela de Vargas Llosa (pero no último libro, ya que se ha propuesto escribir un ensayo sobre Sartre), no puede leerse si no es embargado por la emoción. Por el vértigo de un lector que sabe que lo que lee es lo último que Vargas escribirá. Así y todo, la trama propuesta no deja de ser lo suficientemente atractiva. Todo gravita alrededor de Toño Azpilcueta, padre de dos hijas que es un devoto investigador de la música criolla peruana, de la cual cree conocerlo todo. Menos a Lalo Molfino, un guitarrista del que, después de escucharlo, queda prendado. No sólo por las notas que esgrime con su guitarra, sino por el silencio que se liga entre ellas. La trama de Lalo Molfino trasciende, porque la novela se convierte en el canto de amor que Toño siente por valses, marineras, polkas y huainos.
Ensayo y ficción
Según una teoría que le viene rondando, y que será la clave de un libro que piensa escribir, la música criolla no es sólo la mayor contribución del Perú a la cultura universal, sino un factor de integración social. Pero la obra es algo más que una mezcla de ensayo y ficción alrededor del guitarrista y esa música. También es un libro perfectamente pergeñado y escrito a pesar de algunos hilos que quedan sueltos por alguien que se despide con un homenaje a lo que, para él, ha sido su oficio, el mejor oficio del mundo: escribir novelas. Quedan todos sus libros, sus innumerables y futuros lectores.»
▲ Lo mejor
La destreza y oficio de Vargas Llosa para escribir una obra perfectamente ejecutada
▼ Lo peor
Quizá queden hilos sueltos, pero siendo este autor y su última novela se perdonan
«MANIAC», de Benjamín Labatut ★★★★★
El matemático que vaticinó el futuro que se nos avecina
Benjamín Labatut acaba de publicar una notable novela centrada en el genial matemático húngaro John von Neumann
Por Diego GÁNDARA
La locura y la genialidad, unidas al progreso y al desarrollo de una supuesta y civilizada cordura, son los pilares sobre los que parece asentarse la literatura del escritor chileno (aunque nacido en Países Bajos, 1980) Benjamín Labatut. Ya lo demostró con «Un verdor terrible» (novela finalista del premio Man Booker), donde se entrometió en la vida del químico Fritz Haber, creador del precursor del Zyklon B, el conocido pesticida que usaron los nazis para exterminar judíos, aunque no lo hizo con un afán biográfico o de pesquisa, sino para dar cuenta de que el delicado equilibrio entre la ciencia y la ética, o entre el mundo y la vida, puede llegar a ser monstruoso.
Con «MANIAC», Labatut reconstruye la vida de otro genio de nuestros tiempos: el matemático John von Neumann, nacido en 1903 en Budapest, Hungría, y cuya contribución al desarrollo tecnológico resultó fundamental, no sólo porque muchos de sus descubrimientos e inventos son hoy esenciales para el desarrollo, sino porque se proyectan, como una sombra tenue y alargada, hacia un futuro desconocido. Labatut, al tiempo que se mueve por la delgada línea de la razón, se adentra en el pensamiento del científico. Un hombre cabal que escapó de los nazis, encontró refugio en la Universidad de Princeton y, según testimonios, de una inteligencia superior.
Pasos fundamentales
Una inteligencia extraordinaria que era un salto en la evolución humana. Pero Labatut, en esta vertiginosa novela, no es condescendiente con el matemático a pesar de que su contribución al mundo en el que vivimos resultó clave, dado que a él se le deben la teoría de juegos, la creación del primer ordenador programable y los primeros pasos de la IA, la vida digital y los autómatas celulares. Aunque también hizo otros aportes al participar en el Proyecto Manhattan, destinado a la producción de armas nucleares, fiel a su idea, un poco pesimista, de que el progreso es una enfermedad que no tiene cura. Y que acabará con la humanidad.
▲ Lo mejor
La manera de ensamblar historias, ideas, biografía y de tomarle el pulso al mundo
▼ Lo peor
Nada, Labatut, poco a poco, se está abriendo paso como un gran escritor
«La verdad silenciada», de Ragnar Jónasson ★★★★★
Crímenes y drogas en Islandia, la isla «más segura del mundo»
La nueva entrega de la serie «Islandia negra», de Ragnar Jónasson, apuesta por el costumbrismo y los más oscuros secretos
Por Lluís FERNÁNDEZ
La novela negra, en especial la nórdica, ha seguido las pautas de sus iniciadores: sagas en las que evolucionan sus protagonistas hasta envejecer, jubilarse y, por qué no, morir. Justo lo contrario de las novelas clásicas autoconclusivas con un detective que vive en un eterno presente. En las primeras, el presente se homologa a la decadencia del detective, que tristemente va perdiendo fuerza vital y cede el testigo, en la actualidad, a una detective.
Hoy día con menos de una tetralogía no te hacen caso. Pero ya no digamos si es una sextalogía como la del islandés Ragnar Jónasson, saludada por los medios más importantes como «una de las mejores series de novela negra» («The New York Times»).
Seix Barral ha publicado las cinco primeras entregas de la serie «Islandia negra». En la última, «La verdad silenciada», un maduro Ari Thór se debate entre la rutina matrimonial y el ascenso en la comisaría, acechado por una corrupción política y policial que puede poner patas arriba la isla más segura del mundo. Y lo hace con una violencia inusitada.
Lo que no deja de ser un mito, piensa Ari Thór, una Islandia donde hay demasiadas armas, mucha violencia doméstica y crímenes por drogas ligados a la corrupción política. Quizá estos extremos sean exagerados por el autor, por lo menos en esta obra más bien costumbrista en la que todo es moderado menos los secretos que ocultan las frías tierras boreales.
▲ Lo mejor
El reposado retrato de una isla casi inmóvil en el tiempo que no aparenta la oscuridad que oculta
▼ Lo peor
Los recuerdos biográficos escritos en primera persona que llegan a molestar
«Damas, caballeros y planetas» de Laura Fernández ★★★★
Entre jocosos alienígenas y dinosaurios burócratas
Laura Fernández ofrece de nuevo una obra original donde combina fantasía paródica, ironía crítica e historias que divierten y emocionan
Por Jesús FERRER
Ahora que predominan historias de no ficción, relatos autobiográficos, intrigas policiales y crónicas realistas, la narrativa de Laura Fernández supone una opción literaria de acentuada originalidad al combinar fantasía paródica, fábula interestelar, mixtificación visionaria, pop psicodélico y escritura postmodernista. Tras los pasos de Phillip K. Dick, Douglas Adams, William Burroughs y Thomas Pynchon, «Damas, caballeros y planetas» se adentra en un alucinado mundo de dinosaurios burócratas, aeronaves personificadas, jocosos alienígenas e hilarantes instituciones pangalácticas. El resultado de este cocktail es un conjunto de historias que divierten y emocionan.
Asombrosos planteamientos argumentales y no menos inesperados desenlaces conforman esta narrativa que nos traslada a ensoñados escenarios donde no falta la ironía crítica hacia el costumbrismo habitual que nos rodea. Se agitan aquí universos que evocan el absurdo kafkiano, las ambiguas realidades de Borges o la inquietante cotidianidad de Stephen King. Entre criaturas mutantes y héroes decadentes transcurren las incidencias de este excelente artefacto imaginativo. Destaca la ingeniosa reelaboración de cuentos, como el del flautista de Hamelin.
Entre equívocos y ambivalencias, leemos: «(...) El periodista protagonista de esta historia está muerto. Pero como lo están los muertos en mis historias. En mis historias, la vida y la muerte sólo te lanzan a mundos distintos que a menudo, como aquí, se cruzan». Esos otros mundos, decía Éluard, que están en este.
▲ Lo mejor
Una desbordada imaginación que combina la ironía social con el relato fantástico
▼ Lo peor
Sin mayor importancia, en algunas de estas historias se da cierta dispersión argumental,.
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