sábado, 28 de julio de 2018

Aquí vivo yo - Canal Extremadura,./ Un País Mágico - Avila,./ Lazarillo de Tormes -El arte de atar al prisionero.

TITULO: Aquí vivo yo  - Canal Extremadura,.
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 Aquí vivo yo. En 'Aquí vivo yo' viajamos a lo largo y ancho de la geografía castellanomanchega en busca de las casas más peculiares y con más encanto,.
En la provincia de Toledo, nos enseñan una vivienda rústica, de dos plantas.,  foto, etc.





TITULO:Un País Mágico - Avila,.

Resultado de imagen de un pais magico avilaUn país mágico - Avila - foto.

28 jul 2018,.

Hoy turno para Avila visitaremos las murallas más famosas de España y un museo de lo más sorprendente, haremos magia y en cada destino dejaré una carta de mi baraja , hasta completarla entera.


 TITULO:Lazarillo de Tormes -El arte de atar al prisionero.

 Lazarillo de Tormes - El arte de atar al prisionero. , fotos.

El arte de atar al prisionero. 


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Mientras que shibari define la acción, el kinbaku se refiere al arte del encordamiento. Es importante resaltar la diferencia de concepto entre el shibari japonés y los cordajes de orientación occidental (Bondage), que solo pretenden generalmente la inmovilización del sujeto atado. El arte del shibari no implica forzosamente la inmovilización y tiene también otros aspectos, como la calidad estética del conjunto cuerda-atamiento-sumisa o sumiso, el plano triangular formado por el maestro, la persona atada y el espectador (muy importante en la tradición japonesa) y tiene, además, muy en cuenta el efecto energético –negativo o positivo- sobre ciertos puntos del cuerpo de la persona entregada al maestro, relacionados con los meridianos energéticos del cuerpo humano según la tradicional medicina oriental. (Midori: The Seductive Art of Japanese Bondage, 2002),.

Resultado de imagen de Lazarillo de TormesInventada como una técnica de sutil y muy codificada forma de tortura y apresamiento de prisioneros, que solo podía ser ejecutada y enseñada por un guerrero samurái,[cita requerida] el shibari se construía por etapas, con una considerable atención a los tiempos: primero se inmovilizaba el tronco, luego nalgas y vientre y finalmente se inmovilizaba el cuerpo en su conjunto.
Durante los siglo XV y XVII, Japón vive inmerso en una etapa de reinos feudales o daimios y guerras civiles, denominado período Sengoku, que significa literalmente " país en guerra". A partir de 1603 hasta 1867 comienza el período Edo bajo el sogunato de la familia Tokugawa. Ya antes de ese periodo existían diversas formas, fuertemente ritualizadas, para atrapar e inmovilizar por medio de cuerdas a un samurái enemigo en el mismo campo de batalla. Posteriormente, un código punitivo de 1542 regulaba el uso de cuerdas en la tortura y apresamiento de enemigos y criminales. Existían cuatro formas básicas, que incluían la humillación y la incomodidad (hasta la tortura) para los prisioneros. Estas penas desaparecieron con el reino Tokugawa. En el período Edo (1600-1878) se desarrolló un arte marcial, llamado hobaku-jutsu, cuyo objetivo era atrapar y mantener retenidos a enemigos o criminales por medio de cuerdas. Se desarrollaron técnicas muy precisas para lograr este fin (a veces cada comunidad rural y cada familia de samuráis tenía las suyas); de modo que al exponer en la plaza pública al prisionero maniatado o colgado, la gente podía observar: la forma de las ligaduras y el tipo de cuerda, deducir la clase social del reo, el crimen que se le imputaba y a veces, también, su edad y profesión.
Muchos expertos opinan que el Hojōjutsu (捕縄術)un arte marcial que consiste en inmovilizar al oponente atándole, es el auténtico precursor del shibari, y por tanto del bondage. Aunque este último término tiene una índole más occidental y que en ocasiones lleva a confundir y por lo tanto a comparar ambos términos. Durante cientos de años, la policía japonesa que acabarían por ser, más adelante, los samurais sin señor ni katana que durante el período Edo, perdieron todos sus privilegios por orden del sogunato; empleaban estas técnicas secretas (nadie que no fuera de esta posición social podía ver su ejecución) para inmovilizar a los criminales. Debían seguir tres normas inviolables al ejecutar un Hojōjutsu:

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - «Es triste ser la excepción»,./ DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES - Jamás aceptaría un ministerio,.

TITULO: DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - «Es triste ser la excepción»,.

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - «Es triste ser la excepción», fotos.


CON VOZ PROPIA,.

«Es triste ser la excepción»,.

Origen humilde. José Miguel Fernández posa ante el asadero de pollos de su familia en el barrio granadino de Cartuja. A la derecha, sus padres. / Alfredo aguilar
Origen humilde. José Miguel Fernández posa ante el asadero de pollos de su familia en el barrio granadino de Cartuja. A la derecha, sus padres.

A los 25, con dos hijos y en pleno 'boom' del ladrillo, el gitano José Miguel Fernández dejó la obra y entró en la Universidad. Hoy es médico de urgencias y formador de MIR,.

Resultat d'imatges de cafe con tostada de tomate con quesoJosé Miguel Fernández nació hace 39 años en el barrio granadino de Almanjáyar, un distrito desfavorecido con graves problemas de inseguridad a causa de las mafias de la droga y una tasa de desempleo que ronda el 70%. Como uno de cada seis vecinos, José Miguel es gitano y, por tradición familiar, estaba predestinado a ser escayolista. Pero en pleno 'boom' del ladrillo, con una pujante empresa de albañilería y dos hijos pequeños, decidió que no creía en el destino. «Quien quiere, puede», pensó. Se puso a estudiar el Bachillerato nocturno al salir de la obra y, cuando terminó, dejó el trabajo para ingresar en la Universidad. Hoy es médico de urgencias en un centro de salud de la Costa Tropical y observa con una mezcla de orgullo y tristeza que entre los suyos -menos del 1% de los calés españoles tiene estudios universitarios- es un héroe.

Resultat d'imatges de revuelto de patatas con jamon- ¿Siempre quiso ser médico?

-Cuando era niño me despertaba admiración el médico del barrio. Mi abuela lo trataba con devoción. Pero era algo muy lejano. De pequeño sacaba buenas notas y estudié una FP de auxiliar de clínica. En las prácticas conocí a médicos y residentes. Pero mis tíos y mis primos se dedican al yeso y la escayola, y en vacaciones me iba a trabajar con ellos. Casi por inercia, seguí haciendo lo que hacía mi familia.

-A los 25 su vida dio un giro...

-Tenía una empresa con un primo y económicamente nos iba muy bien, pero no quería estar así toda la vida. Tenía cierta inquietud intelectual, porque había sido muy buen estudiante. Durante dos años trabajé en la obra y estudié el bachillerato nocturno, pero cuando empecé la carrera tuve que parar de trabajar.

-Sin ingresos y con dos niños pequeños, ¿fue muy complicado?

-Mi hija tenía 4 años y mi hijo un mes cuando empecé Medicina. Mi mujer se encargaba de cuidarlos mientras yo estudiaba y, cuando el dinero empezó a faltarnos, ella se puso a trabajar. Con la crisis, acabó limpiando casas. Fue muy consensuado. Yo pensaba: 'Si no se puede, me pongo a trabajar'. Pero ella decía: 'A ver si podemos aguantar'. Y pudimos.

-¿Siguió siendo tan buen estudiante en la Universidad?

-Está mal que yo lo diga, pero sí. Terminé la carrera del tirón, con notas altas, aprobé el MIR de Medicina de Familia y saqué plaza a la primera. Estuve becado todos los cursos.

-Su historia no es frecuente en un barrio como Almanjáyar...

-Vecinos de toda la vida me miran o me paran por la calle y veo que les despierto cierta admiración, cuando yo me considero uno más del barrio. Eso me da alegría y orgullo por lo que he conseguido, pero también me entristece, porque allí soy una excepción. Que ser universitario siga siendo excepcional me da mucha pena.

-Después de tantos programas por la integración de la población gitana y planes contra el absentismo y el fracaso escolar, ¿qué cree que ha fallado?

-Mis padres son prácticamente analfabetos, pero creo que el problema es la mentalidad y la concienciación de los padres. Por mucho trabajo que se haga con los niños, no dejan de ser niños, y si los padres no les obligan es fácil que se aburran o se cansen, y más cuando no tienen modelos ni referentes con estudios en su entorno.

Contra la imagen histriónica

-¿Le piden ayuda los colegios del barrio para contar su historia?

-He dado charlas en mi colegio, en otros del barrio y en pueblos con mucha población gitana. Les cuento que de niño yo era exactamente igual que ellos y que mi familia es igual que la de ellos. Les asombra. Y alguno después me dice: 'Es que no pareces médico'.

-¿Ha alcanzado su meta o tiene otros planes para el futuro?

-Me planteo hacer una especialidad quirúrgica, pero ahora tengo muchos frentes abiertos. Soy tutor de residentes y eso me tiene absorbido. Imagínese: salí hace dos días de mi barrio y ahora estoy formando a un chico que viene de Bilbao. Es un cambio muy grande.

-¿En alguna ocasión ha sentido racismo en su puesto de trabajo?

-En mi puesto de trabajo y con mis compañeros directamente, no. Pero a veces hay personas que hacen comentarios despectivos, como llamar gitano a alguien que va sucio o tiene malos modales, sin saber que tienen a uno delante. Yo trato de decirlo a la primera precisamente para evitar situaciones incómodas. Soy moreno de piel y tengo el pelo negro, y alguna vez he oído comentar entre pacientes: 'Mira, te ha tocado el moro'. Es curioso que les parezca más fácil que sea árabe que gitano.

-No tiene más remedio que ser un modelo...

-Yo no tengo interés en contar mi vida, porque no me considero especial, pero me gustaría que los niños gitanos tuvieran otros modelos aparte de los que salen en ese programa de la tele, 'Gipsy Kings', que me da tanta vergüenza ajena. Quiero contrarrestar esa imagen histriónica que no es real y que la gente vea que hay gitanos que se dedican a otro tipo de trabajos.

Personal

Población
En España viven unos 600.000 romaníes, casi la mitad en Andalucía.
Fracaso escolar
Entre los gitanos, el abandono escolar antes de acabar la ESO es del 63%, frente al 13% de la media española. No hay datos exactos, pero menos de un 1% tienen título universitario.
Sin referentes
Cuando José Miguel dejó de trabajar para estudiar Medicina, parte de su familia lo tildó de «loco». Ahora, su madre no le llama por su nombre; se refiere a él como «mi hijo, el médico».
TITULO: DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES - Jamás aceptaría un ministerio,.

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«Jamás aceptaría un ministerio»,.

Cámara da vida a Juan Carrasco, un personaje de la política que el propio actor define como «deleznable». :: TNT/
Cámara da vida a Juan Carrasco, un personaje de la política que el propio actor define como «deleznable».

El actor Javier Cámara, que ha vivido recientemente su etapa más internacional, está en pleno rodaje de 'Vota Juan',la nueva serie de TNT,.


Resultat d'imatges de cafe con dulces de cacaoNo. Yo no. Jamás. En la vida. Nunca. No». Es la tajante respuesta de Javier Cámara ante la oferta de un ministerio. Muy distinta a la que ofrecería Juan Carrasco, el personaje al que da vida en 'Vota Juan', la serie que está rodando para el canal TNT. Tampoco es lo único que tiene entre manos para el futuro inmediato. «En noviembre empezamos la segunda temporada de 'The New Pope'; todavía no tengo los guiones ni los he leído, pero sé que estoy», asegura el actor, que ha participado recientemente en producciones como 'Narcos' y 'The Young Pope'.

Resultat d'imatges de puntillitas de calamar- ¿Cómo ha vivido el auge actual de las series a nivel global?

- Se ha cambiado la forma de producir series. En vez de verte 800.000 personas, te ven veinte millones. Hacíamos series para esos 800.000, o para tres millones, que ya era un exitazo. Nosotros lo pasábamos mal porque tenían que ser muy generalistas. Ahora te das cuenta de que series que se hicieron para divertir o amenizar las noches de los españoles se han visto en otros países, y como hay 500 millones de hispanohablantes y no han tenido ni que subtitularlas, han tenido éxito. Nosotros siempre llegamos un poco más tarde. En Estados Unidos hay creativos que dicen: '¿por qué no le damos un espacio en la tele a este tío, que es un escritor estupendo, y que se traiga a sus amigos actores?'. Los actores van donde haya buenas historias, y ahora mismo las series ofrecen muy buenas historias. Una de ellas es 'Vota Juan'.

- ¿Cómo se lleva ser de los pocos españoles que colabora con plataformas internacionales gigantescas?

- Si te pones a hacer la lista, hay muchos. Yo soy el menos dotado en inglés, y me ha costado la vida, y porque hago la mayor parte en español, aunque con acento colombiano. Son experiencias que no puedes rechazar. Suponen un riesgo, pero, si no eres capaz de asumirlo, ¿para qué te metes en esta profesión?. Me ha demostrado de lo que soy capaz. Poco a poco se va acortando la diferencia entre lo de aquí y EE UU. Tú antes ponías una serie y dependías de los anunciantes. Ahora, en estas plataformas, no hay anuncios. Es una bola de nieve gigante que arrasa con todo y donde prima la calidad más absoluta.

Las entrañas de la política

- ¿'Vota Juan' le ha acercado o alejado de la política?

- Me ha acercado, porque me veo todos los programas políticos para ver cómo se manejan. Me río mucho porque les veo las entrañas, las mentirijillas, los gestos... ¿Cómo no vas a meter la pata cuarenta veces cuando el foco lo tienes encima todo el día? Los políticos, a diferencia de los actores, solo tienen una toma.

- ¿Le cae bien Juan Carrasco?

- Me cae bien porque es deleznable. Y porque, en el fondo, sé por qué es deleznable. Es una persona muy frágil que podría llegar a ser un dictador si se diera la oportunidad. Una de esas personas a las que les das libertad absoluta y se pueden convertir en cualquier cosa, sin la preparación suficiente para merecer los puestos que ambiciona.

- ¿Qué opina de que la ficción española esté dispuesta a reducir la duración de sus capítulos?

- Me alegro mucho por los guionistas a los que no pagan por página. A veces se las ven y se las desean para escribir capítulos tan largos. Yo no me veo ninguno de setenta minutos. Son tres capítulos de 'sitcom'. Todo eso lleno de anuncios... es una barbaridad. Me apetecen las series en las que no te puedes ni levantar ni despistar un momento.