REVISTA JUEVES - REVISTA EL PAIS - Maria Callas se pasea por su París... en holograma , fotos.
Maria Callas se pasea por su París... en holograma,.
Se abre el telón de la sala Pleyel. Afina el primer violín. Un breve aplauso recibe a la irlandesa Eímear Noose. La orquesta ataca la obertura de La gazza ladra de Rossini. Aplauso seguido de un silencio sepulcral. La diva aparece desde la izquierda del escenario. De blanco. Suena el vals de Julieta del Romeo y Julieta de Gounod: «Ah! Je veux vivre dans ce rêve...» (Quiero vivir en este sueño). Y es un sueño, una fantasía. Porque quien lo interpreta es Maria Callas. El holograma de Maria Callas.
La mítica soprano ha vuelto a París, la ciudad donde falleció el 16 de septiembre de 1977 a los 53 años. El holograma es lo último. Si vamos a conciertos en directo y escuchamos música grabada, ¿por qué no íbamos a ir a un recital con música en directo y nuestra estrella favorita en holograma?
A esa pregunta respondieron de modo afirmativo los americanos de la empresa Base Hologram, creadores de este espectáculo. Su folleto pone énfasis en que no ha sido creado reutilizando grabaciones de audio y vídeo. La voz es la de la Callas separada de la orquesta y de las voces de otros cantantes de grabaciones originales y remasterizada. El cuerpo es el de una doble. La cara, la de la Callas. Un laborioso proceso de investigación y coreografía está detrás de la ilusión.
El resultado es prodigioso. Al menos desde el anfiteatro. El problema es que los que estamos en la sala sí sabemos que estamos ante un fantasma. Cuando la Callas entra en escena el aplauso es de cortesía. Pero el creador ha previsto que la estrella sea recibida con una larga ovación a la que la diva corresponda con dos reverencias... así que la orquesta provoca un segundo aplauso. Quizá el público de París sea más frío.
La Callas está en plena gira mundial. La temporada europea ha parado en Londres, Amsterdam, Bruselas, Lyon, Basilea y Hamburgo. Antes estuvo en una docena de ciudades de Norteamérica y ahora va a América Latina. La diva resucitada no tiene problemas de agenda ni de agotamiento.
El público asiste fascinado. Aunque algún purista ha encontrado la intepretación de Carmen «demasiado metálica». Hay que decir que la audiencia está compuesta de auténticos aficionados. Pocas corbatas, pero bastantes chaquetas. Incluso alguna dama de largo y alguna pajarita. Pocos jóvenes. Quizá porque han pasado más de 40 años desde la desaparición de la Callas. Quizá porque la entrada más barata cuesta 42 euros. Alguna deserción en el entreacto, aunque la mayoría disfruta hasta el final. El único defecto es, quizá, un halo luminoso que bordea su cabeza.
Al igual que en su debut parisino y que en su última actuación en el 65, esta noche termina con Norma de Bellini. La soprano cruza los brazos, mira al suelo muy quieta y ataca Casta diva... spargi in Terra quella pace che regnar tu fai nel celi" (esparce sobre la Tierra esa paz que haces reinar en el cielo). Ovación. Un bravo. No hay bises. La técnica puede traer del más allá la imagen de la diva y darle un cuerpo. La voz, maravillosa, sigue ahí. Pero la magia no es tan fácil de recuperar.
TITULO: UN TINTO VERANO - ¿Pueden la corrección política y la censura acabar matando al pop español?,.
UN TINTO VERANO - ¿Pueden la corrección política y la censura acabar matando al pop español?, fotos.
¿Pueden la corrección política y la censura acabar matando al pop español?,.
¿Están los músicos limitados por el miedo a ofender a algún colectivo? ¿Ha cambiado la forma de escribir letras? 12 músicos responden
En
un momento en el que el lenguaje de las canciones es analizado con
lupa, algunos afirman sentir amenazada su libertad creativa y otros
aplauden la influencia de la nueva sensibilidad
Ayuntamientos que cancelan conciertos porque consideran que las letras son inapropiadas (Torrejón,Alcalá de Henares...). Gobiernos autonómicos que señalan canciones «que promueven el sexismo o la violencia de género» (Navarra). Jueces que condenan a prisión a músicos por calumnias e injurias a la Corona, enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas (Valtònyc, Pablo Hasél). Peticiones con decenas de miles de firmas en Change.org para «retirar un vídeo machista» (Cuatro babys, de Maluma). Concursantes del programa musical más visto en España que piden no usar la palabra «mariconez» (OT). Apps que «detectan canciones machistas para evitar la difusión de mensajes misóginos» (MisOFF).La música pop y la corrección política y moral pugnan desde hace años para encontrar la línea que defina dónde se sitúa lo aceptable en una canción. Papel ha contactado con varios músicos para saber cómo les afecta este clima al interpretar sus antiguas canciones y al componer las nuevas.
- Rozalén: Desde hace bastante tiempo no me siento libre al escribir mis canciones. Le doy mil vueltas a las frases. Intento no molestar a nadie, y aún así siempre hay algo que le molesta a alguien. Es imposible hacer las cosas como realmente pensamos y plasmarlas en el arte.
Vetusta Morla (Guille Galván): Yo intento no ofender a nadie, pero intento aún más crear sin miedo, porque si no, no haría canciones. El derecho a la ofensa tiene que ser subsidiario del derecho a la libertad de expresión, que está por encima. Hay luchas que tenemos que cambiar entre todos y el lenguaje es una de ellas, pero el precio no puede ser la falta de libertad de expresión porque entonces estamos jodidos.
- Los Secretos (Álvaro Urquijo): Por favor, que no nos quiten la libertad de expresión, que es un orgullo para este país. Es lo que nos diferencia de otras civilizaciones, y si no cógete un mapa y mira país por país dónde se puede hablar como aquí. Eso hay que salvaguardarlo.
- Pablo Alborán: Sin libertad no hay creación. Todo lo que se vuelca en las canciones no debe ser tomado de manera literal o explícita. Ya dejó claro John Stuart Mill que «el pensamiento no delinque». Santa Teresa de Jesús es un ejemplo incuestionable: la creación es poesía y la poesía podría ser sublimación.
- Christina Rosenvinge: El debate sobre el significado de las creaciones artísticas es positivo y agudiza el sentido crítico, pero la censura es negativa y supone lo contrario: prohibir en vez de debatir y convencer.
- Ramoncín: ¿Cuál es la peor censura? La que te pones a ti mismo. Yo me niego rotundamente a estar pensando si puedo decir una cosa o no. Con esa mentalidad no existirían el 90% de las obras literarias, cinematográficas o musicales. Tiene que haber una libertad fundamental en la creación.
- Nach: El artista debe decir lo que cree, pero también tiene una responsabilidad con quien escucha y lo que absorbe, medir la onda expansiva y cómo puede dañar o no a determinadas personas. Me parece muy bien que cualquier persona o colectivo diga bien alto si una canción le hiere.
- Niño de Elche: La corrección política es una actitud socialdemócrata hipócrita que no habla de que una sociedad sea más crítica con el lenguaje, sino que es un postureo vacío de contenido. Es algo que evidencia que vivimos en muchos aspectos en una sociedad conservadora que utiliza esta herramienta como un lavado de cara de la conciencia. Yo me rebelo ante ese feminismo pop o ante esa corrección política sobre el racismo, sobre lo colonial, que está todo muy intoxicado de actitudes new age muy superficiales.
- Jaume Sisa: Esta epidemia de puritanismo retrógrado cada vez va a más, no se le ve un final. La única curación sería volver a hablar normal. Llamar gitano al gitano y al homosexual pues homosexual, o en términos coloquiales maricón, ellos son los primeros que lo usan con normalidad. ¡Es todo una tontería tan enorme!Todo son metáforas y circunloquios para que nadie se sienta agraviado.
- Natos y Waor (waor): Cuando empezábamos, siempre decíamos que si sacas una canción y nadie se da por ofendido es una mierda. Ahora ya no lo pienso. Nos hemos dado cuenta de que aunque no digas un solo insulto en una letra, por la actitud que tenemos ya suena como un puñetazo en la cara.
- Los Secretos: Yo pediría a la gente que fuera más tolerante, como en los años 80 y los 90, cuando no se miraba todo tanto con lupa, y había letras muy bestias.
- Rozalén: Hace poco me puse a escuchar una lista de canciones de rock de los años 90 y claro, es que todas, si salieran ahora mismo, serían polémicas.
- Ramoncín: ¿Pero tú te imaginas que hoy saliera yo en la tele pública cantando Marica de terciopelo y se la dedicara «a los presos que aún tenéis en la cárcel»? Lo hice en los años 70, y también cantaba «Litros de alcohol corren por mis venas, mujer, no tengo problemas de amor, lo que me pasa es que estoy loco por pribar». Hoy no podría. Sería una bronca de cojones. Estamos mucho peor que cuando me censuraban.
- Vanesa Martín: Si muchas de aquellas canciones de hace 30 años se hubieran escrito hoy serían rechazadas por una parte de la sociedad... afortunadamente. Por desgracia, se siguen cantando barbaridades y hay parte de la sociedad que las acepta y las canta alegremente casi sin percatarse del mensaje destructivo o involucionado que transmiten.
- Pablo Alborán: El crimen pasional de Cruz de navajas de Mecano o el amor desmesurado de Sin ti no soy nada de Amaral se pueden leer desde una perspectiva individual o colectiva, poética o literal, aislada o contextual. Desde esa óptica, deberíamos reivindicar su legitimidad. Sin embargo, la difusión y aceptación masiva de temas explícitamente agresivos es lo que nos muestra la paradoja. Es la sociedad la que demanda y a la vez censura ese tipo de música. Por mi parte, echo de menos el amor en las canciones, en cualquiera de sus formas.
- Ariel Rot: Los mensajes de muchas de las canciones con las que crecí eran aceptados en general por mi generación, pero a mi hija de 13 años la ofenderían. Revisando mi propio repertorio, reconozco que hubo alguna frase que preferí cambiar porque me chirriaba. En el Mucho mejor de Los Rodríguez está la frase «Podrían acusarme, ella es menor de edad», y ya me sentía un poco incómodo cantándola, así que la cambié por «No pueden acusarme, ya no es menor de edad».
- Christina Rosenvinge: Yo no he cambiado la forma en la que escribo, pero sí en la que hablo. Todos andamos con pies de plomo a la hora de expresarnos, porque cualquier frase o expresión espontánea se puede sacar de contexto y ser malinterpretada.
- Natos y Waor: Muchas veces en una canción sale lo más visceral, la parte más fea, algo que no dirías en la vida en tu peor momento. Pero incluso así está mal. A mí me pasa que hay alguna canción que ya no me representa como cuando la escribí. Por ejemplo, Hija de puta. Es una canción de dolor, pero al final estoy llamando hija de puta a una persona. No es más que una palabrota, una actitud de provocación; obviamente, no estoy llamando putas a las mujeres, pero si yo no soy machista, tampoco quiero que la gente entienda eso por mis letras... La verdad es que ya no digo prácticamente nunca la palabra puta en mis canciones.
- Vanesa Martín: Jamás retocaría una letra por miedo a ofender a alguien. Escribo lo que siento. No concibo otra manera de relacionarme con el mundo.
- Rozalén: A mí me importa muchísimo el qué dirán, me encantaría gustarle a todo el mundo. Al escribir me afecta un montón la moral de la sociedad y de la gente.
- Nach: Yo intento cuidar lo que digo sin ablandar mi mensaje. Intento poner en evidencia un montón de situaciones que no me gustan, pero utilizando un lenguaje determinado puedes llegar mucho mejor a la conciencia de la gente y producir una reacción en vez de usar el lenguaje agresivo o de disparo fácil.
- Vetusta Morla: En la vida nuestros actos ofenden, no puedes pasar inmaculado. Es una parte natural de la vida, pero eso no se puede criminalizar.
- Ariel Rot: Cuando se habla de creación se habla de ficción. Hay que cuidar el mensaje pero también el castigo. La penalización de mensajes ofensivos es un disparate, me parece demencial que alguien esté en la cárcel por una canción.
- Rozalén: ¿Dónde está el límite de la libertad de expresión?A mí no me gustaría que se censuraran ni las canciones de reggaetón que nos dejan a las mujeres en un plano horrible. O cuando me insultan en Twitter: me duele, pero no espero que esa persona acabe en la cárcel.
- Niño de Elche: Ante la reivindicación política hay que ser inteligente y hacer estrategias, y no ser tan bruto, inepto e ingenuo como Pablo Hasél o Valtònyc, que van de inteligentes y son unos tontos. Pero eso no significa que tengan que estar en la cárcel. El Estado también es muy tonto porque lo que genera con esa respuesta es más reaccionarios.
- Jaume Sisa: Hablando claro, la canción protesta siempre me ha parecido una mierda. Es una mierda de artistas impotentes que no saben expresar lo que quieren decir, y si lo que quieren decir es eso, vale lo mismo que tirarse un pedo. Yo creo en la reivindicación de la poesía. Con la poesía se puede decir todo siempre que lo digas con acierto, con ironía e inteligencia. El grito, la exigencia o el insulto no me interesan. Para eso vaya a la iglesia y cante himnos religiosos o salga a la calle a gritar, queme cosas, ¿pero qué va a protestar usted con una canción, hombre?
- Vetusta Morla: Como ciudadanos, tenemos que aprender a convivir con lo que no nos gusta en la sociedad y tener la responsabilidad de luchar para que no exista, pero a veces castigamos al mensajero en lugar de ir a los cambios más grandes.
- Ramoncín: El mundo no se cambia con opiniones. Se cambia con hechos, dando ejemplo, no en una tertulia.
- Rozalén: Claro que la forma de escribir letras ha cambiado, por supuestísimo. En las ventanas en las que podemos dar a conocer nuestra música estamos todo el rato siendo juzgados y criticados.
- Niño de Elche: Pero todas estas reacciones nos hacen entender que lo artístico tiene un poder que a menudo se nos olvida o del que no somos conscientes.
- Pablo Alborán: Como conclusión, pienso que es necesaria la reflexión y la conciencia como base del cambio. Asumir que expresar las emociones requiere libertad, que el lenguaje tiene sus límites y que los límites de la creación y el disfrute de la misma deben estar arropados y protegidos por la cultura. Cantar desde la libertad, el respeto, la intención y el uso responsable del lenguaje: que ninguna letra sea denigrante.
TITULO: Café Joyma en el barrio de Prosperidad Madrid,.
Es un pequeño bar regentado por una
asturiana afincada ya 30 años en el barrio de Prosperidad en la calle
Suero de quiñones número 7 de Madrid.
El local es típica tasca de barrio, que
tiene tapas tradicionales de toda la vida. La tortilla de patatas
jugosa, el lacón a la gallega, boquerones, croquetas de cocido… son las
tapas que te puedes tomar con una cerveza bien tirada o un tinto de
verano con un chorrito de vermut muy rico.
La atención es buena.