España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo. Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista. , etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 1- Marzo ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.
Juan Diego - fotos,. | ||
---|---|---|
El actor español Juan Diego, recogiendo la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de Cine de San Sebastián de 2006.
| ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Juan Diego Ruiz Moreno | |
Nacimiento |
14 de diciembre de 1942 (77 años) Bormujos, Sevilla, España | |
Nacionalidad | Española | |
Partido político | ||
Familia | ||
Cónyuge | María Ruiz | |
Información profesional | ||
Ocupación | Actor | |
Premios artísticos | ||
Festival Internacional de San Sebastián |
Concha de Plata al mejor actor 2006 Vete de mí | |
Premios Goya |
Mejor actor protagonista 2006 Vete de mí Mejor actor de reparto 1999 París-Tombuctú 1991 El rey pasmado | |
Otros premios | Premio Málaga en 2009 | |
Distinciones | ||
Biografía
Su temprana vocación interpretativa cobró forma en 1957, cuando se subió por primera vez a un escenario. Tres años más tarde, en Sevilla, interpretó Esperando a Godot, de Samuel Beckett, un trabajo polémico que cimentó su prestigio entre la crítica. Amplió su formación en el Conservatorio de Música y Declamación, estudios que le permitieron entrar en contacto con Televisión Española (TVE). Intervino en una gran cantidad de programas de la televisión estatal, entre telenovelas, producciones dramáticas y el por entonces popular Estudio 1. Esta experiencia le permitió conocer a fondo las tablas y familiarizarse con los estamentos de la profesión.1
También de muy joven tomó conciencia política y decidió militar el Frente de Estudiantes Sindicalistas, que era la rama juvenil del falangismo disidente (que daría origen a Falange Independiente). Pero, con posterioridad, como otros militantes de ese entorno, acabaría derivando hacia una militancia en el entonces clandestino Partido Comunista de España (PCE).
En 1975 fue uno de los cabecillas de la huelga de actores que reivindicaba la reducción de la jornada laboral para los intérpretes teatrales. En ese mismo año Juan Diego apareció junto a Ana Belén en la polémica película La criatura de Eloy de la Iglesia, con quien ya había colaborado en Algo amargo en la boca (1969), y participó en el primer filme de Francisco Rodríguez, La casa grande, película que participó en el Festival Internacional de Cine de Berlín.2
En la década siguiente intrevino en Los santos inocentes (Mario Camus, 1984). Fue entonces cuando consolidó su carrera en el cine. En efecto, en 1986 participó en El viaje a ninguna parte, la crónica de Fernando Fernán Gómez sobre un mundo en el que ya no tendrían lugar los antiguos cómicos, y Dragon Rapide, en la que Juan Diego encarnó a un Francisco Franco a punto de incorporarse al Bando Nacional. Por su interpretación en esta última recibió la primera de sus nueve candidaturas a los Premios Goya, seguida por la alcanzada por su papel de San Juan de la Cruz en la película de Carlos Saura La noche oscura (1989) y el intrigante capuchino de El rey pasmado (1991), que le vale su primera estatuilla.
A mediados de la década disminuyó su actividad cinematográfica, centrándose en su carrera teatral. Por esa época estrenó El lector por horas, en la que compartía el escenario con Jordi Dauder y Clara Sanchis.
En 1999 se produjo su regreso al cine con París-Tombuctú, en la que Juan Diego dio vida a un anarquista que andaba desnudo por las calles del pueblo. Asunción Balaguer y Liberto Rabal anunciaron que el intérprete había ganado su segundo Premio Goya a la mejor interpretación masculina de reparto. Luis García Berlanga recogió el cabezón en su nombre, agradeciéndole ser el único actor que tuvo las pelotas de salir en pelotas.
En 2000 repitió candidatura por You're the one (José Luis Garci), en la que Juan Diego interpretó a un cura que no creía en su ministerio, que se mostraba desengañado de la vida y que pese a su ideología confesaba admirar a Pablo Picasso. En ese mismo año Miguel Hermoso le encomendó un rol pequeño, pero vital en Fugitivas, protagonizada por Laia Marull. Por esas fechas nació su hijo pequeño, Diego.
En 2002 Juan Diego regresó a la televisión para ponerse bajo las órdenes de Benito Zambrano en Padre Coraje, papel por el que obtuvo el premio de la Unión de Actores, en cuya gala los candidatos gritaron al unísono No a la guerra que rechazaba la decisión de George W. Bush de iniciar la guerra de Irak. El propio Juan Diego había leído manifiestos en la Puerta del Sol acompañado de María Barranco y Juan Diego Botto, llegando incluso a atender en el escenario a un manifestante herido por la policía. Ese 2003 terminó con el rodaje de Torremolinos 73 de Pablo Berger, en la que Juan Diego se puso en la piel de un productor de películas porno amateur explotador que había padecido en sus propias carnes las deficiencias económicas del desarrollismo. Poco después el actor engarzó la filmación de El séptimo día (2003), donde se convirtió en uno de los responsables de la matanza de Puerto Hurraco, con el de La vida que te espera, dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón.
En 2005 comienza la exitosa y popular serie Los hombres de Paco, que dejó de emitirse en 2010, donde actuó junto con los actores Paco Tous, Pepón Nieto, Hugo Silva, Adriana Ozores, entre otros. Su personaje, el comisario Don Lorenzo, fue uno de los más populares de la comedia de Antena 3, siendo muy famosa su coletilla de mis santos cojones.
En 2008 protagonizó la película Casual Day, compaginando el rodaje con la grabación de la serie Los hombres de Paco.
En 2010 tras finalizar la serie de los Los hombres de Paco sigue interviniendo en cine, como la comedia Que se mueran los feos (Nacho G. Velilla) o la película sobre la vida de Lope de Vega, Lope (Andrucha Waddington).
En 2011 continua con sus trabajos en cine, siendo el más destacado su interpretación del general Alfonso Armada en la película 23-F: la película, que le vale una nueva candidatura a los Goya. Al año siguiente regresa de nuevo a la televisión con la serie Toledo: cruce de destinos, interpretando a Alfonso X de Castilla, conocido también como el Sabio.
En 2012 estrena Todo es silencio (José Luis Cuerda), largometraje centrado en el narcotráfico en Galicia y estrenado en la Semana Internacional de Cine de Valladolid 2012, y rueda Anochece en la India, road movie dirigida por Chema Rodríguez, estrenada en 2014 y por la que gana, por tercera vez, el premio al mejor actor del Festival de Cine Español de Málaga.
En noviembre de 2012, estrena en teatro el monólogo La lengua madre, escrito por Juan José Millás, con el que inicia una gira por toda España durante 2013 y 2014.
De cara a las elecciones municipales de 2015 en Torrelodones, municipio en el que reside, firmó el documento titulado «Llamamiento de candidatura de confluencia ciudadana en Torrelodones», que pedía el voto para Confluencia Ciudadana., etc,.
TITULO:
Ochéntame otra vez - Terapia de pareja ,.
Jueves -27- Febrero a las 22:35 por La 1, fotos,.
Ochéntame otra vez - Terapia de pareja,.
El programa recuerda en 'Terapia de
pareja' a aquellas parejas inolvidables, nombres que quedan
automáticamente asociados: Paquirri y Pantoja, Sergio y Estíbaliz,
Pajares y Esteso, Almodóvar y McNamara, Romina y Al Bano, Ángel Cristo y
Bárbara Rey, Rocío Jurado y Pedro Carrasco, Miguel Boyer e Isabel
Preysler, Las Koplowitz y Los Albertos, Pimpinela, Pecos, Milli
Vanilli…son algunas de esas parejas indisolubles en el recuerdo de los
españoles.
Pero 'Ochéntame…' no solo rememora la trayectoria de estos dúos, sino que enfoca este capítulo como una verdadera ‘Terapia de pareja’ con las aportaciones del psicólogo Rafael Santandreu y los irónicos comentarios del escritor Bob Pop y de la periodista Rosa Villacastín. Además, Elena Martín y Soledad Mallol (Las Virtudes), Carlos García Vaso (Azul y Negro), Mikel Erentxun (Duncan Dhu), Manuel Sarriá (Dúo Sacapuntas), los hermanos Lucía y Joaquín Galán (Pimpinela) y la actriz Bárbara Rey relatan su propia experiencia, los pros y los contras de estar emparejado.
Pero 'Ochéntame…' no solo rememora la trayectoria de estos dúos, sino que enfoca este capítulo como una verdadera ‘Terapia de pareja’ con las aportaciones del psicólogo Rafael Santandreu y los irónicos comentarios del escritor Bob Pop y de la periodista Rosa Villacastín. Además, Elena Martín y Soledad Mallol (Las Virtudes), Carlos García Vaso (Azul y Negro), Mikel Erentxun (Duncan Dhu), Manuel Sarriá (Dúo Sacapuntas), los hermanos Lucía y Joaquín Galán (Pimpinela) y la actriz Bárbara Rey relatan su propia experiencia, los pros y los contras de estar emparejado.
TITULO: Cómo nos reímos - El comunero de Cáceres que se peleó con Carlos I y el diablo,.
El domingo-23- Febrero a las 21:30 por La2, fotos,.
El comunero de Cáceres que se peleó con Carlos I y el diablo,.
Lo primero que tengo que hacer es pedirte perdón, porque el pasado domingo no cumplí con mi deber de escribir esta página de Desde la Moto de Papel. Me pasó lo que tanto temen muchos periodistas: me faltaron ideas.
Para que esta semana no me ocurriera lo mismo, no he tenido más remedio que tragarme mi orgullo e ir al atardecer a la Iglesia de San Mateo, a pedir ayuda al viejo periodista Sanjosé, que aún me guarda cierto rencor por cosas de poca importancia, como encerrarle en el maletero de un coche.
Cuando el Sol se marchaba de la Ciudad Monumental y empezaba a verse la Luna de Nieve (la última Luna llena), se apareció el difunto en la puerta del templo, asustando al pobre pavo real Curro, que subido al cercano muro del Restaurante Torre de Sande empezó a lanzar estridentes graznidos.
–Por favor – le supliqué –. Por nuestra vieja amistad... ¡Ayúdame! Estoy seco. ¡No sé de qué escribir!
–Es curioso – dijo enfundado en su gastado abrigo negro, con sus manos blancas en los bolsillos y la bufanda bailando con el viento. – Otros piden dinero en la puerta de esta iglesia y tú vienes aquí a mendigar ideas.
Se hizo de rogar, hasta que ablandado el corazón me dijo: «Está bien. Deja de lloriquear. Mira, estamos en el año 2020 y hace justo 500 años, en 1520 en España se vivió la primera revolución de la era moderna. Hace cinco siglos empezó la Revolución de Los Comuneros, en donde uno de los capitanes más fieros fue el cacereño Juan de Torres Golfín».
Paseando a la luz de la Luna por la plaza de Las Veletas, frente al Museo de Cáceres, me contó que precisamente un antepasado de Juan de Torres recibió el permiso de su amigo el rey Enrique IV 'El Impotente' para construir su casa sobre el antiguo alcázar árabe, en donde ahora está el Museo, teniendo la obligación de dejar a los cacereños tomar agua del famoso aljibe.
Cuando tenía poco más de 18 años, el inquieto Juan de Torres organizó en Cáceres, en 1520, una partida de 30 personas, erioguieron e seguidores de los comuneros, que no querían al nuevo rey Carlos I, un joven de 20 años que no sabía castellano, que venía con nobles extranjeros y que se llevaba el dinero para pagar sus guerras y ser emperador. Con esos 30 hombres, Juan tomó Garrovillas de Alconétar, luego fue a Plasencia, que era ciudad comunera, y de allí a Valladolid. El capitán cacereño estuvo el 23 de abril de 1521 en la decisiva batalla de Villalar (Valladolid), en donde Carlos I aplastó a los comuneros. «Al día siguiente, en Villalar fueron decapitados los tres líderes de la rebelión, – me fue contando el difunto entre los graznidos de Curro que se alborotaba al verle pasar –. Eran Juan Padilla, Juan Bravo Francisco Maldonado. Te recomiendo que veas el cuadro que en 1860 hizo el pintor Antonio Gisbert sobre la ejecución de los comuneros. El cacereño Juan de Torres escapó de la masacre, en la que murieron mil rebeldes, y se fue a Toledo a ayudar a la viuda de Juan Padilla, a María Pacheco que se ganó el sobrenombre de la Leona de Castilla porque en Toledo hizo frente a las tropas de Carlos I, hasta que se tuvo que rendir en febrero de 1522. Ella escapó a Oporto en donde murió nueve años después, y... ¿sabes a dónde se fue nuestro capitán?». Miré embobado a la cara blanca del viejo periodista, y tras negar yo con la cabeza siguió: «Carlos I fue impacable con los cabecillas de los comuneros: ejecutó a cien y las indemnizaciones que pagaron las ciudades rebeldes por los daños causados las arruinaron totalmente. El rey buscó al capitán cacereño, del que se pensó que había huido a Portugal; pero lo cierto es que estaba muy cerca de aquí: estaba en el convento de San Francisco, convertido en fraile».
Sanjosé me dijo que la historia de Juan de Torres no terminó ahí, porque aquel aventurero metido a fraile tenía remordimientos por su vida pasada y por eso, cuando el emperador Carlos I abdicó en 1555, y se retiró a Extremadura, él fue andando de Cáceres a Yuste en 1557. «Fijate, los dos tenían más o menos la misma edad, Carlos I se moriría al año siguiente con 58 años, que, por cierto, parecía un anciano. El rey le preguntó al fraile porque quería verle, y el cacereño le contestó que para confesarle el paradero del capitán Juan de Torres al que tanto buscó para decapitarle. Carlos I le dijo que cómo iba a revelar un secreto de confesión, pensando que así lo había sabido. Fue entonces cuando le dijo que él era el capitán Torres. Los guardias se llevaron las manos a las espadas, pero el monarca les detuvo y se abrazó al fraile, pidiéndole que volviera al monasterio de Cáceres y rezara por él». El viejo periodista siguió contando cosas increíbles de Juan de Torres. «Nuestro amigo tocaba a maitines en la campana del monasterio, antes del amanecer, y en el campanario se encontraba al diablo con el que tenía verdaderas peleas, pegándole aquel con la soga mientras él se defendía rezando. Fray Juan llegó a decir a sus asombrados compañeros, que le veían magullado todas las mañanas, que tenía más miedo a un mastín que al diablo, ya que no sabía defenderse del perro pero al demonio le hacía frente rezando. Se murió en 1570 siendo tenido por santo». Al ver mi interés Sanjosé me señaló:
–Por cierto, en la iglesia puedes ver su tumba en el suelo.
–No me digas. – Le indiqué.
–Sí. No tiene pérdida. Está en el altar mayor, en el lado de la epístola. ¿Tú sabes dónde está la epístola en una iglesia? – me preguntó al verme la cara de alelado – ¡Qué vas a saber! Cuando en una iglesia estás frente al altar, la epístola es el lado derecho porque allí se leían las epístolas... las cartas para que tú me entiendas. Allí está la tumba. No tiene perdida.
Al día siguiente le pedí al fotógrafo Jorge Rey que me acompañara a hacer fotos de la tumba. Cuando entramos en lo que fue templo nos encontramos que había tumbas por todas partes, con un centenar de escudos; además gran parte del suelo estaba cubierto por butacas y el gran escenario del Auditorio del Complejo Cultural San Francisco. El sepulcro tiene que estar debajo del escenario.
–¡No tiene pérdida...! ¡Será cabrito! – dije en la dichosa epístola, mientras me pareció escuchar a mi espalda la risa del joío difunto.
Para que esta semana no me ocurriera lo mismo, no he tenido más remedio que tragarme mi orgullo e ir al atardecer a la Iglesia de San Mateo, a pedir ayuda al viejo periodista Sanjosé, que aún me guarda cierto rencor por cosas de poca importancia, como encerrarle en el maletero de un coche.
Cuando el Sol se marchaba de la Ciudad Monumental y empezaba a verse la Luna de Nieve (la última Luna llena), se apareció el difunto en la puerta del templo, asustando al pobre pavo real Curro, que subido al cercano muro del Restaurante Torre de Sande empezó a lanzar estridentes graznidos.
–Es curioso – dijo enfundado en su gastado abrigo negro, con sus manos blancas en los bolsillos y la bufanda bailando con el viento. – Otros piden dinero en la puerta de esta iglesia y tú vienes aquí a mendigar ideas.
Se hizo de rogar, hasta que ablandado el corazón me dijo: «Está bien. Deja de lloriquear. Mira, estamos en el año 2020 y hace justo 500 años, en 1520 en España se vivió la primera revolución de la era moderna. Hace cinco siglos empezó la Revolución de Los Comuneros, en donde uno de los capitanes más fieros fue el cacereño Juan de Torres Golfín».
Paseando a la luz de la Luna por la plaza de Las Veletas, frente al Museo de Cáceres, me contó que precisamente un antepasado de Juan de Torres recibió el permiso de su amigo el rey Enrique IV 'El Impotente' para construir su casa sobre el antiguo alcázar árabe, en donde ahora está el Museo, teniendo la obligación de dejar a los cacereños tomar agua del famoso aljibe.
Cuando tenía poco más de 18 años, el inquieto Juan de Torres organizó en Cáceres, en 1520, una partida de 30 personas, erioguieron e seguidores de los comuneros, que no querían al nuevo rey Carlos I, un joven de 20 años que no sabía castellano, que venía con nobles extranjeros y que se llevaba el dinero para pagar sus guerras y ser emperador. Con esos 30 hombres, Juan tomó Garrovillas de Alconétar, luego fue a Plasencia, que era ciudad comunera, y de allí a Valladolid. El capitán cacereño estuvo el 23 de abril de 1521 en la decisiva batalla de Villalar (Valladolid), en donde Carlos I aplastó a los comuneros. «Al día siguiente, en Villalar fueron decapitados los tres líderes de la rebelión, – me fue contando el difunto entre los graznidos de Curro que se alborotaba al verle pasar –. Eran Juan Padilla, Juan Bravo Francisco Maldonado. Te recomiendo que veas el cuadro que en 1860 hizo el pintor Antonio Gisbert sobre la ejecución de los comuneros. El cacereño Juan de Torres escapó de la masacre, en la que murieron mil rebeldes, y se fue a Toledo a ayudar a la viuda de Juan Padilla, a María Pacheco que se ganó el sobrenombre de la Leona de Castilla porque en Toledo hizo frente a las tropas de Carlos I, hasta que se tuvo que rendir en febrero de 1522. Ella escapó a Oporto en donde murió nueve años después, y... ¿sabes a dónde se fue nuestro capitán?». Miré embobado a la cara blanca del viejo periodista, y tras negar yo con la cabeza siguió: «Carlos I fue impacable con los cabecillas de los comuneros: ejecutó a cien y las indemnizaciones que pagaron las ciudades rebeldes por los daños causados las arruinaron totalmente. El rey buscó al capitán cacereño, del que se pensó que había huido a Portugal; pero lo cierto es que estaba muy cerca de aquí: estaba en el convento de San Francisco, convertido en fraile».
Sanjosé me dijo que la historia de Juan de Torres no terminó ahí, porque aquel aventurero metido a fraile tenía remordimientos por su vida pasada y por eso, cuando el emperador Carlos I abdicó en 1555, y se retiró a Extremadura, él fue andando de Cáceres a Yuste en 1557. «Fijate, los dos tenían más o menos la misma edad, Carlos I se moriría al año siguiente con 58 años, que, por cierto, parecía un anciano. El rey le preguntó al fraile porque quería verle, y el cacereño le contestó que para confesarle el paradero del capitán Juan de Torres al que tanto buscó para decapitarle. Carlos I le dijo que cómo iba a revelar un secreto de confesión, pensando que así lo había sabido. Fue entonces cuando le dijo que él era el capitán Torres. Los guardias se llevaron las manos a las espadas, pero el monarca les detuvo y se abrazó al fraile, pidiéndole que volviera al monasterio de Cáceres y rezara por él». El viejo periodista siguió contando cosas increíbles de Juan de Torres. «Nuestro amigo tocaba a maitines en la campana del monasterio, antes del amanecer, y en el campanario se encontraba al diablo con el que tenía verdaderas peleas, pegándole aquel con la soga mientras él se defendía rezando. Fray Juan llegó a decir a sus asombrados compañeros, que le veían magullado todas las mañanas, que tenía más miedo a un mastín que al diablo, ya que no sabía defenderse del perro pero al demonio le hacía frente rezando. Se murió en 1570 siendo tenido por santo». Al ver mi interés Sanjosé me señaló:
–Por cierto, en la iglesia puedes ver su tumba en el suelo.
–No me digas. – Le indiqué.
–Sí. No tiene pérdida. Está en el altar mayor, en el lado de la epístola. ¿Tú sabes dónde está la epístola en una iglesia? – me preguntó al verme la cara de alelado – ¡Qué vas a saber! Cuando en una iglesia estás frente al altar, la epístola es el lado derecho porque allí se leían las epístolas... las cartas para que tú me entiendas. Allí está la tumba. No tiene perdida.
Al día siguiente le pedí al fotógrafo Jorge Rey que me acompañara a hacer fotos de la tumba. Cuando entramos en lo que fue templo nos encontramos que había tumbas por todas partes, con un centenar de escudos; además gran parte del suelo estaba cubierto por butacas y el gran escenario del Auditorio del Complejo Cultural San Francisco. El sepulcro tiene que estar debajo del escenario.
–¡No tiene pérdida...! ¡Será cabrito! – dije en la dichosa epístola, mientras me pareció escuchar a mi espalda la risa del joío difunto.