jueves, 18 de agosto de 2022

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Bolaños ve «intrascendente» el gesto de Felipe VI con la espada de Bolívar ,. / EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Lágrimas por el Líbano ,. / Donde comen dos - Comercios y casas se blindan ,.

 

             TITULO:  DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES -Bolaños ve «intrascendente» el gesto de Felipe VI con la espada de Bolívar ,.

 DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Bolaños ve «intrascendente» el gesto de Felipe VI con la espada de Bolívar , fotos.

 Bolaños ve «intrascendente» el gesto de Felipe VI con la espada de Bolívar ,.

El ministro socialista resta importancia a las críticas de Podemos, que exigen al Rey una disculpa por su «desplante» en Colombia,.

 Bolaños ve «intrascendente» el gesto de Felipe VI con la espada de Bolívar  | leonoticias

El ala socialista del Gobierno trató este martes de zanjar la polémica alimentada por Unidas Podemos sobre si Felipe VI debió o no levantarse ante la espada de Simón Bolívar en Colombia, durante la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente Gustavo Petro. «Es un gesto intrascendente y totalmente menor», aseguró el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que pidió a los socios de coalición que se centren «en lo esencial», que son las «relaciones diplomáticas» entre España y el país latinoamericano. 

 Mini bocadillo de fuet y café con leche: fotografía de La Finestra,  Tarragona - Tripadvisor

 ( desayuno) ,.

La formación morada considera una falta de respeto que el Rey permaneciera sentado en un gesto que tildan de «extrema gravedad» y por el que exigen disculpas al jefe del Estado. Reclaman también explicaciones al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, para que se pronuncien sobre si el Gobierno y el presidente Pedro Sánchez «refrendan» el acto del monarca, como establece al artículo 64 de la Constitución. «Es algo absolutamente disparatado y desproporcionado», afirmó, por su parte, el titular de Cultura, Miquel Iceta. 

  Cena -Sopa de fideos con pescado - Gurmé

El exlíder del PSC restó importancia a los reproches de Unidas Podemos al considerar que se trata «de una polémica veraniega», fruto de las «altas temperaturas», que sirven, en su opinión, para que «algunos marquen una especie de oposición política». Pidió, además, no «desmadrar lo que pueden ser pequeños gestos que no tienen esa trascendencia».

Para el portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique, el gesto de Felipe VI sí tiene trascendencia y sigue reclamando explicaciones al Gobierno. «Fue el único jefe de Estado que no se levantó y se vio en todas las TV del mundo. La pregunta es si esa decisión estaba refrendada por el Ministro de Exteriores», escribió el dirigente en su cuenta de Twitter.

En la misma línea se manifestó el que fuera líder de Podemos y exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que vio en las palabras de los ministros socialistas una seña de «cobardía indigna que solo ayuda a la (ultra)derecha». 

 

TITULO:   EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I -  Lágrimas por el Líbano  ,.

 EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. -   Lágrimas por el Líbano,  fotos,.

  Lágrimas por el Líbano,.

La desigualdad, la corrupción y el lastre de unas élites sectarias enquistadas en el poder han desatado una ola de protestas que dura ya cinco meses y que protagonizan los que no tienen nada que perder,.

 Lágrimas, desaparecidos y muertos en el puerto de Beirut - SWI swissinfo.ch

La lluvia de piedras e insultos contra los antidisturbios parece no terminar. “Corruptos, ladrones, nos habéis robado nuestro futuro”, grita un joven enmascarado entre el centenar de manifestantes que desde hace horas descarga su ira en el empobrecido barrio de Tariq al Yadid, en los arrabales de Beirut, la capital libanesa. Los médicos voluntarios evacuan a los heridos mientras sobre sus cabezas el viento agita amarillentos pósteres de Saad Hariri, dimitido primer ministro y zaim (líder político-confesional, en árabe) de este puñado de calles de población suní.

 

Esta misma estampa se repite a lo largo y ancho del país desde el pasado 17 de octubre, fecha en la que una nueva tasa sobre las llamadas de WhatsApp se convirtió en el detonante de una protesta social que ha sacado desde entonces a cientos de miles de libaneses a la calle para exigir la dimisión en bloque de los zaim de todos los partidos y confesiones.

 

Los manifestantes arremeten contra una élite que se agarra al poder desde hace tres décadas y a la que acusan de haber saqueado las arcas del Estado. Líbano acumula una de las deudas públicas más altas del mundo (unos 76.000 millones de euros, el 150% del PIB). Entrando en el quinto mes de protestas, los expertos denuncian la flagrante desidia de la élite dirigente ante el posible colapso económico del país, aquejado también de una corrupción que lo sitúa en el puesto 137 de 180 (cuanto más cerca del 180, más corrupto) en el índice elaborado por la organización Transparencia Internacional.

 

El nombre del joven enmascarado que grita contra los corruptos es Abdalá Jarah. A sus 20 años encarna a esa generación posterior a la guerra civil (1975-1990) que ahora lidera las protestas —en las que también es importante la voz de las mujeres y rechaza un sistema heredado que reparte el poder político y económico en función de cuotas confesionales (hay 18 oficiales). La fractura generacional es patente y arrecian las críticas contra los septuagenarios líderes de los partidos.

Hace seis meses que Jarah tuvo que dejar los estudios universitarios de Informática porque no puede pagar las tasas universitarias. “Me gustaba mucho y soy bueno”, lamenta. En un país donde la educación y la sanidad son servicios casi exclusivamente en manos del sector privado, cada día son más los jóvenes que abandonan las escuelas y las familias sin cobertura médica.

“Hace dos meses que me han reducido el sueldo de dos a un millón de libras libanesas (LBP, en sus siglas en inglés, y equivalente a una disminución de 1.200 euros a 600)”, cuenta su madre, Igtimad, de 65 años y divorciada. Es funcionaria de la empresa estatal de telefonía Ogero. Paga 600.000 libras (360 euros) mensuales de alquiler. “Gracias a Dios tenemos salud. Pero si ocurre algo, nos dejarán morir en la puerta del hospital”, afirma indignada. La mayoría de los funcionarios han visto sus sueldos reducidos a la mitad. 

 

Truncada la vía de los estudios, Jarah tampoco encuentra trabajo. “Su única opción para no tirar su futuro es emigrar”, interviene su madre. A esa misma conclusión han llegado miles de jóvenes libaneses. Los que tienen diplomas universitarios y doble pasaporte o buenas conexiones para obtener un visado ya han abandonado Líbano. El resto, como este joven, da rienda suelta a la frustración a pedradas y pega simbólicamente los currículos en los muros de hormigón tras los que se parapeta el Parlamento. Han acudido varias veces a las asociaciones caritativas suníes del partido El Futuro que lidera el ex primer ministro Hariri y que antaño, con respaldo saudí, proporcionaban becas y ayudas a su base social. Sin recursos, la solidaridad vertical construida a partir de los partidos y las confesiones a las que representan se resquebraja.

El Gobierno de unidad libanés que vio la luz en enero de 2019, tras nueve meses de arduas negociaciones, ha sido la primera víctima del movimiento de contestación popular y acabó con la dimisión de Hariri en octubre pasado. El empresario Hasan Diab ha sido nombrado nuevo jefe de un Gobierno tecnócrata liderado por el tándem chií Hezbolá-Amal (moderado) junto con el principal partido cristiano, Corriente Patriótica Libre (CPL), al que pertenece el presidente libanés, Michel Aoun.

 

La desesperación de la familia Jarah va en aumento. “Me siento como en un oscuro túnel del que no veo la salida por ninguna parte”, se sincera en el salón de su casa Nadia Jarah, única hermana de Abdalá. Madre de tres y con un marido inválido, la mirada acuosa de Jarah no se despega de la pila de cartas que desde la mesita del salón le recuerda que hace nueve meses que el banco amenaza con desahuciarla. Un miedo que afecta a otros miles de ciudadanos sobre los que se cierne una  inminente devaluación del 30% de la moneda. En las casas de cambio, el dólar, que ha permanecido en un cambio fijo de 1.500 LBP desde 1997, se vende esta semana a 2.450.

Ante la desidia del Banco Central de Líbano (BCL), las entidades bancarias han impuesto medidas informales para el control de capitales. Cada día, los clientes hacen horas de cola a las puertas de Bank Audi, donde pueden retirar 600 dólares al mes si sus ahorros son inferiores al millón de dólares, y 2.000 si los superan. “De cada 11.000 dólares que traigo de fuera gano 4.700 al cambio”, admite un empresario francés afincado en la capital libanesa. Cada día aterrizan funcionarios de ONG internacionales, de la ONU, la UE, diplomáticos y empresarios locales o extranjeros que atraviesan el control policial cargados con fajos de dólares. Miembros de Hezbolá afirman, además, que llegan maletas cargadas de dólares desde Teherán para pagar sus sueldos. 

De devaluarse la libra en un tercio, la mitad de la población libanesa caería de la noche a la mañana bajo el umbral de la pobreza, advierte en un informe el Banco Mundial (BM). “La crisis libanesa necesita una estrategia integral […] para corregir las ineficiencias y beneficios desproporcionados de un sistema de crecimiento desigual”, opina en una entrevista por correo electrónico Wissam Harake, economista del BM. Los Jarah hacen equilibrios sobre la intangible frontera de la pobreza, que ya afecta a un tercio de la población libanesa, según informes de la ONU.

Durante una de tantas manifestaciones, un desesperado padre de familia en la cincuentena se rocía con gasolina. “Ya no sé qué hacer”, solloza el hombre, a quien otros manifestantes salvan de quemarse vivo, pero no de la desesperación. La inflación ha disparado los precios de productos básicos en un 25% y ha forzado al recién nombrado Ejecutivo a pedir ayuda a varios países para asegurar las divisas necesarias con las que subvencionar la importación de trigo, medicamentos, leche en polvo y combustible.

La clase media libanesa va camino de desaparecer. “El 10% de la población adulta acumula el 55% de los ingresos nacionales, algo que sitúa Líbano entre los países con mayor desigualdad económica en el mundo”, escribe en un reciente informe la economista libanesa Lydia Assouad.

El otro extremo

En el extremo opuesto, la clase más adinerada intenta poner a salvo sus fortunas antes de que se haga efectiva una devaluación y pierdan un tercio de sus depósitos bancarios. Lo hace gastando tanto como puede y la banca les permite. La sucursal de Rolex en Beirut hace su agosto. “El reloj más barato cuesta 6.000 dólares y algunos de colección superan los 20.000”, cuenta una empleada. Coches, oro y diamantes son otros productos de lujo en los que invierten, así como en el sector inmobiliario, cuyas ventas se han disparado. La especulación financiera favorece al que tiene dólares en efectivo. De ahí que las pistas de esquí y las discotecas VIP del país estén a rebosar.

Además, “la relación entre banqueros y políticos es incestuosa”, resume Pierre Issa, director de la ONG Arcenciel, durante una conferencia en Beirut. En el primer mes de protestas, en octubre pasado, los bancos cerraron al público durante tres semanas y un puñado de accionistas transfirió 2.300 millones de dólares a Suiza para escapar al corralito. No pocos de ellos son los mismos que se sientan en el Parlamento. El director del Banco Central, Riad Salame, es el nombre y rostro más criticado por los manifestantes. Como muchos de los líderes políticos que le cortejan, lleva apoltronado en su cargo cerca de tres décadas.

Al igual que los bancos, los políticos han dilapidado el remanente de confianza ciudadana que les quedaba. “Viven en la inopia y no son conscientes de la gravedad de la situación en que se encuentra el país”, afirma en Beirut un diplomático europeo.

“No habrá más ayudas hasta que no propongan un plan económico real y viable”, repiten como un mantra desde hace dos años unos hastiados donantes internacionales sobre los 11.000 millones de dólares (10.137 millones de euros) prometidos en la conferencia de Cedres en París, organizada en abril de 2018. Expertos internacionales consultados por este diario coinciden en que hoy es una cantidad insuficiente para un país que necesitaría una inyección de entre 28.000 y 41.000 millones de euros para mantenerse a flote.

No es de extrañar tampoco que los bancos y cajeros se hayan convertido en diana privilegiada de las pedradas de los manifestantes, menos numerosos a medida que pasa el tiempo, que intentan asaltar el Parlamento fortificado en el centro económico de Beirut. A las protestas se suman desesperanzados jóvenes suníes llegados del norte, de la empobrecida Trípoli, o del sur, de los suburbios marginales chiíes de Dahie. Enfrentados por la religión, comparten hoy cebollas entre irrespirables nubes de gases lacrimógenos, unidos por ese sentimiento que comparten los que no pueden emigrar, los que ya no tienen nada que perder.

La rabia colectiva contenida estalló en todo su apogeo el segundo fin de semana de enero, con 575 heridos como el peor balance hasta la fecha de unas refriegas en las que Human Rights Watch denunció el “uso excesivo de la fuerza por parte de la policía antidisturbios”. Un millar de manifestantes han sido arrestados, decenas torturados, sostiene la ONG. Entre la lluvia de piedras corretean niños y niñas que venden botellas de agua o mendigan divertidos entre el inusual gentío.

 

No tengo dinero para pagar. ¡Bajadme de la ambulancia!”, grita en un ataque de llanto una niña a los incansables voluntarios de la Defensa Civil. Dumoo —que en árabe significa lágrimas— ignora su fecha de nacimiento. Calcula tener 12 años, “o por ahí”. Se trata de la única niña herida en los primeros cuatro meses de protestas, dicen los paramédicos. Tiene la frente abierta y a las tres de la madrugada es atendida en un hospital de Beirut. Está de suerte: el Ministerio de Salud cubrirá los gastos de los siete puntos de sutura, así como el de toda persona herida en las protestas.

Entre la pobreza y la miseria

Ya en casa, su madre, Suad, una ciudadana siria de 33 años, refunfuña hastiada, no solo por la herida: “Los 11 miembros de la familia dependemos de ella tanto para el alquiler como para la comida”, afirma cuando oye que Dumoo necesita al menos dos días de reposo. La pequeña se encoge de hombros y su padre, pescador palestino nacido en Líbano, esquiva la mirada.

En la seguridad que le da su barrio, Ouzai, en los arrabales del sur de Beirut, Dumoo vuelve a ser esa mocosa desafiante que ha pateado mucha calle. Desde los seis años trabaja 10 horas diarias vendiendo botellas de agua para traer entre 30.000 y 50.000 libras a casa (entre 18 y 30 euros). Hoy gana lo suficiente para mantener a sus ocho hermanos, de entre 2 y 17 años, y a sus padres. Ninguno de ellos sabe leer ni escribir.

La calle en la que vive la familia está en una zona mayoritariamente chií y las fachadas están empapeladas con pósteres en honor a los mártires de la milicia-partido Hezbolá. Aquí, las asociaciones caritativas también han reducido drásticamente las ayudas para medicamentos, hospitales y escuelas. La electricidad se limita a 15 horas diarias en el piso de alquiler de tres habitaciones que ocupan. En todo el país, las cajas de la solidaridad sectaria han quedado vacías.

Líbano alberga a 400.000 refugiados palestinos y 1,5 millones de sirios, lo que equivale a un tercio de la población libanesa. Con el país vecino a punto de entrar en el décimo año de guerra, el 75% de los refugiados sirios en Líbano vive bajo el umbral de la pobreza y la crisis amenaza con hundirles aún más. Las ayudas de la ONU para sirios y palestinos también han sufrido severos recortes.

En la familia de Dumoo, esta niña supone el débil hilo de los ingresos para subsistir que de romperse arrojaría a 10 personas a la pobreza absoluta. La crisis de los bancos no les afecta porque guardan sus pocos ahorros en una bolsa de plástico en algún lugar seguro de la casa. Sus hermanos adolescentes no tienen trabajo y se quedan en casa porque temen convertirse en víctimas del enfado de una población libanesa que les acusa de “robarles el trabajo”.

Es la una de la tarde. Han pasado 24 horas desde que fue herida. Dumoo se despereza y con los hilos azules de los puntos de sutura y la sangre reseca pegada al flequillo sale con el estómago vacío a trabajar. Abandona este masificado barrio a bordo de una furgoneta que cubre los cuatro kilómetros que separan Ouzai del corazón económico de Beirut. Un trayecto que sirve de línea divisoria entre una periferia pobre y un corazón rico cada día más pequeño. En el centro, muros revestidos de mármol conducen a escaparates de Louis Vuitton o Hermes y Ferraris aparcados junto a la acera.

“En las revoluciones del resto de países de la región tuvieron que derrocar a un Ben Alí (Túnez), a un Mubarak (Egipto) o a un Gadafi (Libia)”, dice el joven Abdalá Jarah. “Aquí tenemos que derrocar a seis: uno por cada confesión en el poder”, zanja.

 TITULO:  Donde comen dos -Comercios y casas se blindan ,.

Comercios y casas se blindan ,. 

 Líbano, retrato de una revolución | Internacional | EL PAÍS

foto / Al igual que los joyeros, los cerrajeros hacen su agosto vendiendo cajas fuertes o instalando cierres en casas y comercios. Perdida la confianza en los bancos, los que pueden guardan en casa sus ahorros, lo que hace temer un aumento de la criminalidad conforme el hambre encoge los estómagos y la crisis crea un abismo entre clases. "Ya pasó en la guerra civil (1975-1990)", recuerdan los vecinos de pelo canoso a cuyos hogares entraron, en "más de una ocasión", encapuchados armados para robarles el fajo de libras que escondían bajo el colchón. Los bancos se blindan con guardias y policías para evitar la inquina de unos clientes que temen perder los ahorros de toda una vida. El Parlamento se parapeta detrás de muros de hormigón para alejar a los ciudadanos encolerizados. En los barrios más pudientes, sus dueños refuerzan los edificios con cámaras o dobles puertas de metal.

“La economía de Líbano es terciaria, por lo que cerca del 80% del PIB proviene del sector de los servicios”, explica en Beirut el economista Mohamed Beziz. La banca es uno de los servicios más importantes que ofrece el país, que ha atraído fortunas internacionales de dudosa procedencia. La deuda pública de Líbano depende en un 90% de acreedores libaneses que conforme se ahonda la crisis siguen percibiendo exorbitados intereses de hasta un 10% por sus depósitos. “De cada 100 euros de impuestos que paga el contribuyente libanés, 35 son destinados a saldar los intereses de la deuda”, prosigue Beziz. El peso de la deuda ha acabado por polarizar la sociedad “haciendo al rico más rico y al pobre más pobre”, concluye el economista. Beirut ha pedido asistencia al Fondo Monetario Internacional para analizar la reestructuración de la deuda.

El Telediario La 1 - El FBI anunció la inspección a Trump el día antes y le entregó una copia de la orden de registro ,. / EL MAGO DEL TIEMPO - La Asamblea pide que se cree una red de refugios contra el calor. Unidas por Extremadura,. / Volando voy - Jesús Calleja - Antonio Garamendi,.

            TITULO:  El Telediario La 1 - El FBI anunció la inspección a Trump el día antes y le entregó una copia de la orden de registro,.

 

El FBI anunció la inspección a Trump el día antes y le entregó una copia de la orden de registro,.

El expresidente utiliza «la redada» en su mansión de Florida para espolear a sus seguidores y recaudar fondos,.

 Agentes de policía apostados a la entrada de la residencia Mar-a-Lago de Donald Trump en Florida/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH/EFE

Donald Trump mintió cuando dijo que el FBI había irrumpido en su mansión para hacer una redada «sin anunciarse». Qué sorpresa. Según fuentes de NBC, el FBI le había presentado la víspera con una copia de la orden de registro y lo había coordinado con los servicios secretos. Su abogado estaba presente. Los agentes llegaron vestidos de traje para no llamar la atención de los selectos huéspedes del club Mar-a-Lago, que sirve de mansión al expresidente.

Quien desató el escándalo fue el propio Trump, cuando el registro ya llevaba horas procediendo de forma ordenada. «Mi hermoso hogar de Mar-a-Lago, en Palm Beach, está en este momento siendo atacado, asaltado y ocupado por un amplio grupo de agentes del FBI», contó en un comunicado que envió a todos los medios de comunicación, su micrófono desde que está vetado de Twitter por difundir mentiras. «¡Hasta han irrumpido en mi caja de seguridad!», protestó.

Su testimonio es la única fuente de que el FBI rompiera la cerradura de su caja de seguridad, porque el Departamento de Justicia es hermético con respecto a una investigación tan sensible que guarda con máximo celo. De hecho, Trump podría mostrar la copia de la orden de registro que guarda en su poder, pero no lo ha hecho. «¡Un día más en el paraíso!», suspiró en una llamada a la exgobernadora de Alaska Sarah Palin, a la que apoya en su candidatura al Congreso. Acto seguido, volvió a su actividad favorita: hacer campaña electoral.

El expresidente también se ha apresurado a utilizar la «redada» en un email de recaudación de fondos que ha llegado este martes a los buzones de todos sus seguidores con una invitación a donar y otra llamada velada a las armas. «No era mi casa, era la casa de cada patriota estadounidense que ha estado luchando por este momento desde que bajé en 2015 por las Escaleras Doradas» (de la Torre Trump en Nueva York para anunciar su candidatura electoral). «Necesito que cada Patriota Americano con sangre roja dé un paso al frente», convocó. «Esta anarquía, esta persecución política y esta caza de brujas tienen que acabar».

Los legisladores de su partido ya han respondido a su llamado con la promesa de que cuando ganen la Cámara Baja en las elecciones de noviembre, como auguran las encuestas, abrirán una investigación al Departamento de Justicia, al que acusan de haberse convertido en «un arma política de los demócratas». Es la primera vez en la historia que la casa de un expresidente ha sido registrada con orden judicial, aunque ciertamente tampoco ha habido antes ningún mandatario como él.

Trump no estaba ese día en su paraíso de Florida, sino en su torre de Manhattan. Se preparaba para dar testimonio en un tribunal del distrito neoyorquino, donde el fiscal Alvin Bragg investiga a su empresa por mentir en las solicitudes de préstamos bancarios para obtener créditos más favorables. En la misma línea, la fiscal general del estado, Letitia James, investiga si Trump y sus hijos inflaron el valor de sus propiedad. La vista tenía que haber ocurrido el 15 de julio, pero fue pospuesta debido al fallecimiento de su exesposa Ivana Trump, a la que enterraron en el campo de golf de su propiedad en Bedminster (New Jersey). Ahí es donde los que intoxican las redes sociales creen que el FBI debería buscar los documentos que faltan, en el ataúd de la matriarca.

Las distintas fuentes de medios estadounidenses coinciden en que el FBI buscaba documentos clasificados que el presidente se habría llevado de la Casa Blanca, aunque en realidad nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que persiguen. Solo que el fiscal general Merrick Garland es un fiscal cauto y fue un juez moderado e intachable en el Tribunal de Apelaciones de Washington DC. Para que un juez federal del sur de Florida aprobase la orden de registro, el Departamento de Justicia tiene que haber demostrado la causa probable de un delito, que no puede limitarse a las 15 cajas de documentos que recuperaron de su mansión los Archivos Nacionales en febrero pasado.

De fraude electoral a sedición

Hay otras posibilidades que entusiasman a los críticos de Trump e inflaman aún más los ánimos de sus seguidores. Las audiencias del 6 de enero han demostrado que el presidente intentó manipular el sistema electoral para burlar los resultados de las elecciones y perpetuarse en el poder, en contra de la voluntad popular. Por ahora no hay cargos contra él, pero por las declaraciones de los testigos de su propio Gobierno podría enfrentarse fácilmente a acusaciones que oscilan desde la conspiración para cometer fraude electoral a la sedición.

Trump sobrevivió a su segundo 'impeachment' tras el asalto al Capitolio del 6 de enero porque su partido decidió que no valía la pena forzar su dimisión a una semana de que abandonara el poder. Sin embargo, el fiscal general Merrick Garland ha prometido llegar hasta donde sea necesario para depurar responsabilidades. Nunca en la historia del país se ha enjuiciado a un expresidente. Se sabe que el Departamento de Justicia ha citado a altos cargos del Ejecutivo de Trump a declarar ante un gran jurado de Washington DC que decidirá sobre la pertinencia de los cargos.

De ser condenado, Trump quedaría inhabilitado para volver a presentarse a un puesto público. De ahí que acuse «a los demócratas radicales de izquierda» de utilizar el sistema judicial como arma. «Están desesperados por impedir que me presente a las elecciones de 2024», les acusó. «El establishment me odia porque he puesto freno a su corrupción». 

 

TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO -La Asamblea pide que se cree una red de refugios contra el calor. Unidas por Extremadura,.

 La Asamblea pide que se cree una red de refugios contra el calor. Unidas por Extremadura,.

 

 Jóvenes refrescándose con pistolas de agua en un parque de Mérida. /ÁNGEL BLANCO

foto / Jóvenes refrescándose con pistolas de agua en un parque de Mérida,.

 La Asamblea de Extremadura solicita la creación de una red de refugios climáticos para proteger a la población, especialmente a la más vulnerable, en casos de temperaturas extremas.

PSOE, Ciudadanos y Unidas por Extremadura aprobaron el viernes una propuesta de impulso en la Comisión de Transición Ecológica presentada por la coalición de izquierda,.

TITULO:  Volando voy -  Jesús Calleja - Antonio Garamendi,.


 Este domingo -21, 28 - Agosto a las 21.30, Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto,.

 Antonio Garamendi,.

El pacto de rentas sigue en el limbo tras la última reunión del diálogo social,.

Gobierno, sindicatos y patronal acercan posturas durante un encuentro de más de dos horas, pero las posiciones se mantienen alejadas,.

 El pacto de rentas sigue en el limbo tras la última reunión del diálogo  social | Economía | EL PAÍS

Gobierno y agentes sociales se reunieron este miércoles durante algo más de dos horas para encauzar la negociación de la que ha de desprenderse un pacto de rentas que enfrente el alza de los precios. En la reunión, según explicó a su conclusión la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, no se abordaron las diferencias que oponen a sindicatos y empresarios, y que han impedido la definición de una senda de crecimiento de los salarios para los próximos años. Por tanto, la inclusión de cláusulas de revisión salarial que corrijan las cuantías en función del comportamiento de la inflación, que los representantes de los trabajadores consideran fundamentales, y que los patronos rechazan, sigue complicando la posibilidad de alcanzar un acuerdo en el corto plazo.

A pesar del plano largo tras el que se colocó el Gobierno respecto a este desacuerdo, Calviño consideró esencial “que los márgenes empresariales no se amplíen y que los salarios crezcan de manera moderada”. “Un acuerdo a tres años vista, hasta 2025, de moderaciones de las rentas salariales es la contribución que necesita la economía española del diálogo social”, añadió Calviño, que también reconoció que la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) —actualmente en 1.000 euros mensuales en 14 pagas—, formará parte de pacto de rentas.

El optimismo que desplegó Calviño quedó orillado por los agentes sociales. “No han llevado ni una sola propuesta por donde pueda canalizarse un pacto de rentas”, señaló Mari Cruz Vicente, secretaria confederal de Acción Sindical de CC OO. “La reunión ha girado sobre la explicación de la situación que tenemos en el país, y cómo se están aplicando las medidas que ha tomado el Gobierno. Aunque una de las cuestiones que se ha puesto sobre la mesa es la necesidad de impulsar un pacto de rentas, no ha habido ninguna propuesta concreta acerca de por dónde podemos orientar esta cuestión”, añadió Vicente. En su opinión, la confección de un pacto de rentas no es, por sí mismo, suficiente para hacer frente al auge de los precios. “La contención de los salarios es solo una parte. También hacen falta medidas fiscales”, completó.

El diagnóstico de Mariano Hoya, vicesecretario general de Política Sindical de UGT, fue en la misma línea. “La realidad es que las cosas no han cambiado mucho respecto a la última vez que nos reunimos con el Gobierno. Estamos igual de lejos o de cerca que entonces de firmar un pacto de rentas”, reconoció. “Ha sido una reunión que tenía como objetivo situar el momento social y económico del país, con el que nosotros hemos coincidido”, añadió. Ningún representante de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) realizó ninguna valoración tras el encuentro. La próxima vez que se reúnan será en septiembre, en una fecha aún por determinar, aunque fuentes del Ministerio de Economía indican que los contactos “a distintos niveles” se llevarán a cabo “desde mañana”.

Otoño caliente

Horas antes del encuentro, durante la mañana, los sindicatos se manifestaron por varias ciudades del país ante las sedes de las organizaciones empresariales para reivindicar el aumento de los salarios. Pepe Álvarez y Unai Sordo estuvieron al frente de las movilizaciones en Madrid, en un episodio que ambos catalogaron como el anticipo de un otoño caliente. “Que la patronal no se equivoque. Las organizaciones sindicales tenemos que movilizar a los trabajadores que están con los convenios bloqueados, para que se llenen las calles, para que las fábricas y los centros de trabajo paren y consigamos romper esta barrera que nos impide poder mantener los salarios”, afirmó el secretario general de UGT.

Álvarez también contravino el argumentario de la patronal, que considera inoportuna un alza de las rentas en un momento de incertidumbre como el actual. “No es verdad que las empresas no ganen dinero, que no estén en una buena situación para poder afrontar aumentos de salarios, están en una buena situación para poder aumentarlos y si no, habrá lucha, habrá conflicto”, advirtió. El líder de CC OO, Unai Sordo, hizo hincapié en la necesidad de repartir el impacto de la subida de los precios entre los “distintos agentes”.