lunes, 28 de septiembre de 2020

Juego de Niños - «De niño, ni siquiera podía soñar con ser director de Monfragüe» ,. Sábado -3- Octubre ,./ LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - Fernando García de Cortázar ,. / EL CLUB COMEDIA - Galdós visita la Feria del Libro de Badajoz ,.

  TITULO: Juego de Niños -  «De niño, ni siquiera podía soñar con ser director de Monfragüe»  ., Sábado -3- Octubre .
 
 Juegos de niños,.

  Sabado -3- Octubre   a las 22:00 por La 1, fotos,.
 

 Juego - «De niño, ni siquiera podía soñar con ser director de Monfragüe»,.

 

«De niño, ni siquiera podía soñar con ser director de Monfragüe»,.

El ya exdirector, en el campo, su sitio favorito, a las afueras de Acehúche. Durante los últimos años ha vivido a caballo entre este último pueblo y Cáceres. / PALMA
 
El ya exdirector, en el campo, su sitio favorito, a las afueras de Acehúche. Durante los últimos años ha vivido a caballo entre este último pueblo y Cáceres.

Recién jubilado, comparte sus recuerdos, entre ellos la visita del príncipe Felipe y las jornadas de pesca con Felipe González y Rodríguez Ibarra,.


Ha pasado casi medio siglo, pero Ángel Rodríguez Martín (Pescueza, 1955) recuerda perfectamente el día que cazó 23 rabilargos a base de pedradas. «Al día siguiente no podía mover el brazo», sonríe con la paz de quien vive su primera semana de jubilado tras 35 años trabajando, todos ellos en Monfragüe. Los últimos 30 como director (el lugar fue declarado Parque Natural en 1979 y Nacional en 2007). Un cargo, explica en esta entrevista, con el que ni siquiera se atrevía a soñar cuando era un crío que escuchaba, grababa y luego transcribía a mano 'La aventura de la vida', el programa que Félix Rodríguez de la Fuente tenía en RNE. Hijo de pastor –«de ovejas ajenas, que es un matiz importante, en una finca alquilada», enriquece él–, vivió en un chozo hasta los 14 años. O sea, se dormía escuchando a los pájaros y al salir de casa pisaba tierra. Y eso le marcó. Hoy, habla sentado en un sofá de su despacho, rodeado de libros de Naturaleza.

–¿Qué va a hacer ahora?

–Seguir viendo pájaros y censando aves en el pantano de Portaje, pero con más atención. Ahora podré pararme diez minutos en el Salto del Gitano sin que nadie me moleste. O tirarme una mañana viendo volar al águila imperial en la portilla del Tiétar. Una de las cosas que me ha impulsado a dar el paso de jubilarme antes de tiempo (le tocaba hacerlo dentro de nueve meses) es poder pasar más tiempo con la familia. Porque si lo quieres hacer bien, Monfragüe te absorbe totalmente. Sé que mis dos hijas y mi mujer están contentas.

–¿Cómo recuerda su infancia, viviendo en un chozo?

–Pues es algo así como si ahora nos trasladáramos al Cuaternario. Iba a la escuela cuando el tiempo lo permitía. Recuerdo días y días de lluvia y más lluvia, sin poder salir del chozo, que tendría como dos metros y medio de radio. Era prácticamente vivir de la Naturaleza. Hambre no se pasaba ya, pero para nosotros, la primavera era el momento para complementar nuestra alimentación con lo que cogías del campo: todo tipo de pájaros, lagartos, culebras y lo que cayera. Aunque soy un arrepentido de aquello y ahora no mataría nada. Soy al cien por cien un producto de Félix Rodríguez de la Fuente. Gracias a él solté mi escopeta de aire comprimido, con la que vete a saber cuántos pájaros habría yo escabechado... Yo hacía lo que hacíamos los niños entonces. Era lo normal en los pueblos.

–Iría a la escuela andando...

–Yo vivía en una finca pequeñita entre Cachorrilla y Pescueza, e iba a un pueblo u otro según donde hubiera mejores maestros. Y sí, iba andando a diario. No era mucho: cinco o seis kilómetros.

–¿Fue feliz?

–Felicísimo. Tampoco conocía mucho más, así que eso era lo más grande del mundo para nosotros. Vivíamos un poco ajenos a lo que había más allá. Y tampoco hace tanto tiempo. He recordado esto cuando he viajado a Paraguay. Allí en la selva te encuentras pueblos perdidos del mundo.

–¿Y cómo vivió alguien tan apegado al campo tener que irse a vivir a Madrid, a estudiar la carrera de técnico forestal en la Universidad Politécnica?

–Alguna vez bromeo diciendo que mi vida podría titularse 'Del chozo a la Universidad' (se ríe). Hice el bachiller en Coria, y ahí ya empecé a entrar en el mundo real, digamos. Modestia aparte, creo que he sido muy adaptable. Pero sí es verdad que pasar de estar día y noche en el campo a vivir en Madrid no fue fácil. No lo llevé bien. En mis cuatro años en Madrid siempre tuve una cosa clara: que yo allí no iba a vivir.

–¿Ser director de Monfragüe supuso cumplir un sueño?

–Pero un sueño que ni siquiera podía llegar a tener. Acabé la carrera en 1983, hice la mili y cuando volví me presenté a las oposiciones para agente forestal. Nos presentamos veintitantos y aprobamos seis. Todos éramos técnicos. No olvidaré el momento en el que Antonio Tapia, entonces jefe provincial del Icona, nos dijo que en Extremadura había 29 vacantes de agente, una de ellas en Monfragüe, y que podíamos elegir. Yo, que había vivido todos los prolegómenos de la declaración de Parque Natural, no tuve duda al elegir. Era el año 1985. Llegué a vivir a Serradilla, donde estaba de alcalde Paco Castañares, que tenía 22 años. Nos caímos bien, y cuando a él le nombraron director de la Agencia de Medioambiente de la Junta, yo ya tenía la plaza de ingeniero y él me nombró director de Monfragüe. Empecé provisionalmente y he estado 30 años.

–El cargo le ha permitido conocer a mucha gente. Por ejemplo, a Felipe González. ¿Qué recuerda de sus visitas?

–(se ríe) Las muchas visitas de Felipe González... Venía muchos fines de semana. Casi más relajadamente y mejor cuando dejó de ser presidente. Hemos pasado mucho tiempo en Las Cansinas, donde para comer había una mesa de 12 personas que siempre se llenaba. También recuerdo cuando vino el actual Rey, que pasó dos días en el Parque.

–¿Qué le pareció Felipe VI, entonces Príncipe Felipe?

–Me dio muy buena impresión. Él tenía entonces 28 años. Fuera de la casa guardaba mucho las formas, lo mismo que su ayudante de campo, que era un comandante de su edad que siempre iba con él. Pero una vez en casa, se soltaba totalmente. Era una maravilla charlar con él de forma tan natural.

–¿Y su padre, el emérito?

–No le he conocido. No sé si habrá estado en el Parque. Sé que en Valero (la finca más grande de Monfragüe, de 4.000 hectáreas, que el empresario Víctor Madera le compró al marqués de Cubas hace un año y medio) sí que ha estado, con Fernando Falcó, el marqués de Cubas, al que yo he tratado mucho. Me hablaba del Rey con frecuencia.

–De Felipe González se habla de su jardín de los bonsáis, pero igual se podía hablar también de su jardín de Las Cansinas...

–De hecho, por allí queda alguna cosa. Él llegó con esa afición desmedida por los bonsáis. Recorrimos todas las fincas adehesadas del Parque y alrededores. Él buscaba siempre esas matas pequeñas de encinas que el ganado roe. Al principio íbamos a esto, y años después ya a pescar, con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, al que le gustaba mucho la pesca. Como él decía algunas veces. «No hemos pescado nada, pero nos lo hemos pasado de puta madre». Y era verdad.

–¿Dónde comían?

–Siempre en Las Cansinas, que durante años fue una finca para el protocolo. Había críticas por esto, pero la verdad es que venía de maravilla que el presidente de la Junta viniera tanto a Monfragüe. Si a la gente que ha pasado por Las Cansinas hubiéramos tenido que alojarla en el Alfonso VIII (un hotel de Plasencia), nos habría costado 25 veces más. ¡Si en Las Cansinas comíamos los huevos de las gallinas de la finca! Ya no existe esto en Monfragüe, y creo que debería habilitarse una estancia así. Por ahí pasó Gabriel García Márquez. Y el ministro Maravall y otros políticos. Normalmente venían por ocio, pero también a veces a reunirse y decidir cosas importantes. Se encerraban allí a trabajar.

–¿Es verdad que en Las Cansinas se reunieron dirigentes socialistas cuando Alfonso Guerra y González empezaron a distanciarse?

–Guerra no estuvo nunca en Las Cansinas. Ni en Monfragüe.

–En estos 30 años, ¿cuántos consejeros y directores generales de Medioambiente ha conocido?

–A todos los de la Junta. O sea, 8 o 9 consejeros y 10 o 12 directores generales. Juan Serna, Eugenio Alvárez... Podría citarlos a todos. A Olga García, la actual, la he tratado poco porque lleva poco tiempo. Con la anterior, Begoña García Bernal, traté mucho, siempre ha sido muy cercana.

–¿Alguna vez tuvo que ponerle el dedo en la nariz a alguno?

–No, no he tenido problema. A veces chocas con ellos cuando llega la hora de hablar de los presupuestos, pero siempre he estado cómodo.

–En la historia de Monfragüe hay un momento clave: los años 1976 a 1979, cuando ya se están plantando eucaliptos en un proyecto empresarial mayoritariamente bien visto en la comarca porque anuncia dinero para los pueblos. Y usted es entonces un ecologista que lucha contra esto con Jesús Garzón. Alguna vez ha comentado que lo que sucedió en esos años daría para escribir un tratado ¿Por qué? ¿Qué pasó?

–Así fue. La fechoría comienza en 1973-1974. Empiezan a repoblar con eucaliptos y casi nadie se entera. Pero aparece Jesús Garzón. Siempre lo digo: Monfragüe se declaró Parque Natural gracias a él. Del 76 al 79 hay historias para aburrir... Por ejemplo: la declaración de Parque Natural en 1979 se produce gracias a que la mujer de Jesús Garzón es muy amiga de dos hijas de López Rodó, que fue ministro con Franco pero seguía siendo una figura influyente. Gracias a ella y a esa relación, dos folios sobre Monfragüe entraron en uno de los últimos consejos de ministros de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno. Y ahí se aprobó la declaración de Parque Natural. Y mucho después, en 1996, ocurrió algo parecido, con Felipe González de presidente. Esa vez los dos folios los escribí yo. Me llama Castañares y me dice: «Ángel, siéntate ahí y escríbemos en dos folios por qué Monfragüe tiene que ser parque nacional». Y escribí dos folios a mano que acabaron llegando a Felipe González [Castañares y González son amigos]. Él los presentó en el consejo de ministros. Ahí tendrían su debate y se decidió declarar parque nacional a Cabañeros. Cariñosamente alguna vez he dicho que ahí, José Bono se adelantó a Ibarra.

–¿Qué había en aquellos dos folios que la mujer de Garzón le hizo llegar a López Rodó?

–Lo desconozco. Supongo que los argumentos de Jesús Garzón para paralizar el decreto que obligaba a repoblar la zona con especies exóticas. Aquellos dos folios se perdieron. Jesús lo perdía todo. Él es así. Siempre se lo digo.

–¿Se puede ser ecologista (Rodríguez es socio de Adenex, de WWF desde que era Adena y de SEO/Birdlife) y estar en contra de la demolición del complejo Marina Isla Valdecañas?

–Sí, somos varios los que pensamos que no se debe derribar. Yo entiendo los pasos que ha ido dando Adenex, el hecho de que siguiera en la causa judicial, pero en la asociación los que hay que pensamos que lo mejor es no demoler. Lo pienso yo, lo piensa Santiago Hernández, Cipriano Hurtado... Entre los que somos mayores, varios pensamos así.

–Hablemos de la caza, uno de los asuntos más polémicos del parque. La ley dice que solo se permite como método de control de las poblaciones, pero es un hecho que en Monfragüe se celebran monterías desde hace años, con gente que paga mucho dinero por abatir un venado...

–Es el asunto más polémico. Yo las acciones que he autorizado como director han sido en base a una resolución de la Consejería. Es decir, cumplía como funcionario que soy. Pero he sido muy consciente de todo. Si una montería es meter perros y matar animales, claro que las hay. Pero a efectos económicos, esas prácticas no tienen nada que ver con lo que es una montería. Si la caza no fuera comercializable, no habríamos tenidos las presiones que hemos tenido por parte de los propietarios de terrenos. Ahora, el Defensor del Pueblo se pronuncia sobre el asunto muy acertadamente, con una resolución muy argumentada (información publicada en HOY este sábado). A partir del 5 de diciembre, la caza en los parques nacionales no podrá comercializarse, y esto supondrá un daño para los dueños de terrenos, que perderán interés en sus fincas. Creo que habría que alcanzar algún tipo de acuerdo con ellos. En el resto de parques, cuando la caza se prohibió, se indemnizó a los dueños de terrenos. Y además con una indemnización de por vida. En esto, Monfragüe, donde la caza se prohibió en 1991, es un caso atípico, porque aquí no se les pagó nada. Los dueños de fincas recurrieron pero no les dieron la razón. Es un poco injusto. Por cierto, que los controles cinegéticos en Monfragüe se hacen en 3.000 hectáreas fuera del parque. Dentro de él, nada.

–Varios estudios dicen que la población de los municipios del entorno del parque baja, y que la economía no despega. ¿Qué se está haciendo mal?

–Yo me pregunto muchas veces qué sería del área de Monfragüe si no tuviera lo que tiene. A lo mejor estaríamos mucho peor. Cuando yo llegué a Serradilla en 1985, ver allí un venado era un acontecimiento. Ahora dan cuatro o cinco monterías y matan 25 o 30 todos los años, siempre fuera del parque. Basta darte una vuelta por los pueblos del parque en época de caza para darte cuenta del impacto que tiene en la economía de la zona. Es algo que salta a la vista. En Serradilla hay unas 80 personas trabajando a diario en el parque, algo que no se daría si no fuera parque nacional. A veces se olvida que el motivo principal del descenso de población es que muere más gente de la que nace.

–Ha comentado más de una vez que Monfragüe no necesita más turistas de los que tiene...

–Soy casi el único que dice eso y sé que hay a quien no le gusta. Si las 450.000 personas que pasan por el parque cada año pudiéramos repartirlas entre los doce meses, no serían muchas, podríamos tener más. Pero es que las visitas se concentran en unos días concretos. Y en esos días, igual no puedes ni colocar el trípode en el Salto del Gitano, y así la visita no es provechosa. Me lo dicen mucho los guías. Ahora llega la berrea y hay tanta gente que resulta difícil escuchar al animal. Ojalá tuviéramos más gente en enero o febrero. En esto, es fundamental que los pueblos tengan actividades. Torrejón el Rubio tiene sus cositas, y Romangordo con sus trampantojos, no te quiero contar. Y Saucedilla tiene sus miradores de Arrocampo siempre llenos de pajareros. Los pueblos tienen que esforzarse por atraer turistas. No puede ser que haya centros de interpretación que hayan estado medio cerrados hasta que ha intervenido la Diputación, que en esto está haciendo un gran trabajo.

–¿Volveremos a ver lobos en Monfragüe?

–Los tenemos muy cerquita, en el sur de Ávila. Si no hubiera la presión ganadera que hay contra él, ya lo tendríamos en Monfragüe y en la Sierra de San Pedro. Si el lobo llega a Monfragüe, no se comería los ciervos, sino a las ovejas, que las tiene mucho más a mano. Tendríamos ese problema. Rumores de que los hay vamos a tenerlos siempre. No hace mucho se habló de uno en Serrejón. Nos enseñaron las fotos. Era un lobo tarado, le faltaba media pata. Se dejó de hablar de él porque alguien lo mató. Ahora mismo, la convivencia entre el lobo y la ganadería es muy difícil. Espero que algún día cambie esta realidad y podamos tenerlo.

–¿Por qué hay que visitar Monfragüe?

–Porque es el único parque nacional que tenemos en la región, de los 15 que hay en España. Porque es el espacio natural más idóneo para ver grandes aves de cerca, y porque es un área adecuada convenientemente para que el visitante pueda relajarse y acudir con su familia, porque Monfragüe es una zona transitable sin peligro. En general, es el espacio natural más preparado para disfrutar de la naturaleza.

–Se va de director sin haber conseguido...

–Más plantilla. Hemos perdido mucha. Se intenta suplir con gente de la empresa pública Gpex, que nos manda gente muy preparada pero con los movimientos limitados porque no son trabajadores en nómina del parque. En el año 2009 teníamos 29 agentes y ahora hay 15. Se jubilan y no se reponen. Y en diez años no quedará casi ninguno de lo que están ahora. Me voy con cierta tristeza por esto.


TITULO: LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE -Fernando García de Cortázar,.

LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE  - Fernando García de Cortázar,.  fotos.

  Fernando García de Cortázar  ,.

«Ni la historia de España ni la del mundo son imaginables sin la épica de los conquistadores extremeños»,.

El historiador Fernando García de Cortázar defiende la aportación y personalidad de la cultura española. / HOY
 
 
El historiador Fernando García de Cortázar defiende la aportación y personalidad de la cultura española.

El autor publica 'Y cuando digo España', en el que reivindica con rigor y emoción la cultura hispana frente al «desahucio sentimental» del país,.


En estos tiempos de crisis de la idea de España, de fórmulas eufemísticas como «Estado español» y de frías apelaciones a la legalidad constitucional, el historiador, escritor y jesuita Fernando García de Cortázar (Bilbao, 1942) ha sabido llevar el debate al terreno olvidado de los sentimientos patrios y la pasión. Tras su celebrado 'Viaje al corazón de España', el autor, que ha firmado casi tantos libros como años tiene –lo confiesa con una sonrisa–, acaba de publicar el 72 de su bibliografía, 'Y cuando digo España', en el que reivindica la cultura hispana y su aportación histórica al mundo frente a lo que denomina el «desahucio sentimental» de nuestro país. Y lo hace con rigor histórico y emoción literaria, dos valores que jalonan su obra. También esta entrevista.

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–Según su editor, Ricardo Artola, su nuevo libro es el que todo español debería leer...

–Sí, contiene lo que considero que todo español debería saber de su país. Como en el 'Viaje al corazón de España' o en la 'Breve Historia de España', he querido llevar al presente la realidad histórica y cultural de nuestro país con un estilo ameno y directo, tratando de emocionar a los lectores. Desde el prólogo del libro lo dejo bien claro con palabras de Jorge Guillén. Voy a hablar de mi patria, «tan anterior a mí, y que yo quiero, quiero / viva después de mí».

–En el libro dice que nace del «desahucio sentimental» que sufre nuestro país. ¿Este es su unamuniano 'Me duele España'?

–Como a mi paisano, me duele España, donde la liquidación de la cultura y el saber humanístico han impulsado el despilfarro de una preciosa herencia nacional. No hay duda de que el independentismo nunca habría alcanzado sus niveles de seducción si España hubiera sido sentida y vivida por los ciudadanos con una intensidad emocional y racional capaz de enfrentarse a la ofensiva separatista. En el libro he querido recuperar para nuestra Historia el sentimiento que toda nación suscita. Este es un libro de combate, y de todos los que he escrito es, culturalmente hablando, el más patriótico.

–Defiende incluso que la crisis actual de España es más importante que la del Desastre del 98.

–Nunca, en esos años de cambio de siglo, se negó, se impugnó España, sino que, por el contrario, los intelectuales se interrogaron sobre su pasado y su viabilidad con una conmovedora inquietud. Lo que caracterizaba a aquellos pensadores y escritores era su patriotismo abierto, su irrenunciable amor a España, su independencia de criterio, su coraje cívico, su valentía intelectual y su falta de frivolidad. Estoy seguro de que a todos ellos, fueran cuales fueran sus proyectos políticos, les avergonzaría el silencio de los intelectuales de hoy respecto de su patria y les alarmaría la ligereza con que se ha arruinado la fuerza de nuestra cultura y el vigor de la Historia.

–Los capítulos del libro nos hablan de los mitos, la deuda del mundo con España, los iconos, los hitos.... No es un volumen de Historia al uso.

–Si nos preguntáramos en qué consiste ser español, más allá de un lugar de nacimiento o un DNI, cabría decir que es compartir un legado común, hecho de Historia, mitos, libros, música, arte, paisajes... Un conjunto de elementos no siempre definidos con precisión y aparentemente inabarcables. En el libro he querido reunir toda esa información y, sobre todo, insuflarle alma y mucho corazón. Nunca he concebido la Historia como un terreno frío y lejano, sino como algo vivo y palpitante.

–En su libro habla de Augusto, Hernán Cortés o Carlos I, personajes importantes para Extremadura. También de Mérida o Cáceres, núcleos importantes en el pasado de España. ¿Qué papel hemos jugado los extremeños en la idea de España?

–Núñez de Balboa, Pedro de Valdivia, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Orellana, Hernando de Soto... Ni la historia de España ni la del mundo son imaginables sin su épica extraordinaria. Son el descubrimiento de América, el contacto de dos mundos que se desconocían entre sí, un momento estelar de la humanidad con sus luces y sus sombras. Pero Extremadura, es verdad, no solo es el esfuerzo de la conquista de América. Por estas tierras pasaba la ruta de la Plata, el camino histórico más antiguo y bello de España. Y las piedras romanas aún están ahí, en Mérida, sobre todo. En realidad, hasta que uno no ha visto esta ciudad y la ha explorado un poco no sabe hasta qué punto fuimos romanos antes que cristianos.

–¿Cuál es su España?

–La que va del asombro y admiración que producen iconos como el Pórtico de la Gloria y obras como las 'Cartas Morales' de Séneca al espíritu de sacrificio de Rafa Nadal, ejemplo de una serie de valores que resumen lo mejor de la España de este siglo XXI.

–En el libro cita la sarcástica frase atribuida al malagueño Cánovas: «Es español quien no puede ser otra cosa». ¿Seguimos instalados en ese complejo?

–Es triste que se recuerde a Cánovas del Castillo por esa frase. El artífice de la Restauración fue un gran hombre de Estado, admirado incluso por sus adversarios políticos. Juan Pablo Fusi ha escrito que, para estar responsablemente en el debate nacional, hay que leer, conocer y estudiar a Cánovas, creador del Estado español contemporáneo. En cuanto a la pregunta, el mundo sería peor, más incompleto o injusto, sin las grandes aportaciones hispanas, sin los traductores de Toledo, el pensar recio de la Escuela de Salamanca, el empuje explorador de los siglos XV y XVI, Gracián...

–Pero siempre hemos sido muy olvidadizos y tacaños con nuestros héroes y nuestras hazañas.

–A diferencia de Inglaterra o Francia, en España se le ha negado al héroe un papel reconocible. Ya lo escribió Lope de Vega: «¡Oh patria! Cuántos hechos, cuántos nombres, / cuántos sucesos y victorias grandes... / Pues que tienes quien haga y quien te obliga, / ¿por qué te falta, España, quien lo diga?». A mí siempre me han descorazonado estos versos. En 'Y cuando digo España' dedico uno de los capítulos a esos héroes que llamo 'Titanes de la historia': una especie de panteón de hombres y mujeres ilustres de nuestra Historia, un panteón vivo. Y no me refiero solo a reyes, políticos y militares: Alfonso II el Casto, Adolfo Suárez, Hernán Cortés... Hablo también de filósofos (Averroes), poetas (Quevedo), científicos (Ramón y Cajal), artistas (Goya) y gente de nuestro tiempo como el empresario Amancio Ortega o Ana María Vidal-Abarca, fundadora de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

«El mundo sería peor, más incompleto o injusto, sin las grandes aportaciones hispanas»

«A los escritores del 98 les avergonzaría el silencio de los intelectuales de hoy respecto de su patria»

«La ley de Memoria Histórica está en el origen del guerracivilismo y el odio de la política de hoy»

–¿Por qué es tan positiva o tan negativa la Historia de España según quienes la cuenten?

–La Historia debe cumplir una misión esencial: iluminar el pasado. El problema que tiene España es que hay demasiados intereses creados en torno a potenciar una versión determinada de nuestro pasado. Y luego, claro, también está esa visión amarga que arrastramos desde la conmoción pesimista del 98. Muchos siguen leyendo nuestra Historia desde la óptica de la decadencia. O peor aún, desde el espejo cóncavo de los estereotipos de la España negra: la Inquisición, la intolerancia, la predisposición a matarnos unos a otros.

–¿Los tópicos nos persiguen?

–Claro, claro. Como ese mito de que España es la tierra de Caín. O esa identificación con el franquismo, tan dramática, tan presente en la izquierda actual. Hay que recordar que Azaña terminaba sus discursos con vivas a España que hacían temblar de emoción a su audiencia. En 'España aparta de mí este cáliz', el poeta peruano César Vallejo lanzaba una advertencia desgarrada, un mensaje que hoy parecen haber olvidado los que quizás nunca lo leyeron: «Si la madre / España cae –digo, es un decir– / salid, niños del mundo; id a buscarla!». En este libro habló de esa España que hay que salir a buscar antes de que los gobiernos de turno nos la borren, una España inspirada en la tradición generosa de Cervantes y Galdós, viva, muy viva, pese a los políticos y profesionales de la gresca.

–Estos días se ha anunciado por parte del Gobierno la nueva Ley de Memoria Democrática. ¿Cuál es su opinión?

–¡Pobres españoles! En unos momentos dramáticos de miedo al recrudecimiento de la pandemia y a la pérdida del sustento por la terrible crisis económica, el Gobierno trata de colarnos una ley aberrante hija de su obsesión patológica con Franco y sus fechorías de hace más de medio siglo. El anteproyecto de ley acentúa la aviesa intención de la Ley de Memoria histórica, el gol tramposo que la izquierda metió en la portería de la derecha y que está en el origen del guerracivilismo actual y del odio que destila la política de hoy. Qué pena que la Historia de España se reduzca al periodo que interesa a la nueva ley, el que arranca de la guerra civil y se cierra en 1978 con la Constitución. ¡Qué triste que a las nuevas generaciones se les prive de nuestra mejor Historia moral y cultural para ocuparlos en la búsqueda de inocentes y culpables de unas décadas poco ejemplares! Y mientras, el Gobierno no parece preocupado en resolver los más de trescientos asesinatos de ETA que hemos llorado muchos españoles ni de interesarse por las familias de las víctimas.

–En cuanto a las víctimas, esa nueva ley también contempla un plan de exhumaciones de fallecidos de la guerra...

–No se puede caer en la trampa que tiende el Gobierno de pregonar el drama de los perdedores, no lo olvidemos, de una guerra civil, en la que todos pierden y silenciar el sufrimiento indescriptible, ocasionado por ETA en su lucha contra una democracia consolidada. No voy a hacer el ranking del dolor ni graduarlo de acuerdo con el tiempo pasado, pero sí le diré que llevo 40 años acompañando a las víctimas de ETA, me resulta difícil imaginar situaciones más angustiosas y desgarradoras que las vividas con ellas. A cuántos funerales de servidores de la patria he asistido en templos vacíos precintados por el terror. Recuerdo que en la soledad más absoluta de una misa desganada acompañé a los familiares para mí desconocidos, de un guardia civil asesinado para enterrarlo en un pueblo de Salamanca. ¿Por qué no hay una ley de memoria democrática que mitigue el dolor de las víctimas de ETA, que ven cómo se sientan en las instituciones públicas, quienes engordaron con el terror de la banda asesina y no han condenado sus crímenes?,.

TITULO:  EL CLUB COMEDIA - Galdós visita la Feria del Libro de Badajoz ,.


Galdós visita la Feria del Libro de Badajoz,.

Antes de los psicólogos y sociólogos al uso, él sabía realizar con maestría un análisis de la vida y de los caracteres del hombre y hacer una biopsia del corazón humano,  foto,.

Galdós visita la Feria del Libro de Badajoz

Galdós, para celebrar su centenario, ha decidido pegarse un viajecito en tren. Viajar es lo que más le ha gustado siempre. Si es con destino a Lisboa, miel sobre hojuelas... Queda un tanto frustrado cuando le anuncian que, en la ruta elegida, el tren muere en Badajoz, donde Menacho descuartizó a los franceses. Esto de la historia patria le encanta. 'La excursión a Portugal' de 1885 le brindó a Galdós la oportunidad de conocer la Extremadura del norte ya que hizo el recorrido en el expreso Madrid-Cáceres-Lisboa que empleaba 20 horas en su recorrido.

Pero en este otoño de 2020 ha elegido hacer el viaje en la línea Ciudad Real- Badajoz-Lisboa que recuerda él que fue inaugurada en 1866 y en cuyo trayecto se gastaban 30 horas en aquel tiempo. De esta manera podría comprobar los adelantos ferroviarios en esta línea tras 150 años. El ferrocarril en el siglo XIX conllevaba el inicio de la industrialización y de la modernidad. Pero en la Siberia extremeña solo se ven ovejas y vacas. Estas le recuerdan el 'Adiós, Cordera' (1892) de su coetáneo Clarín, una historia que pone bien de manifiesto la lucha entre la vida bucólica y el progreso que representaba el ferrocarril. Un compañero de viaje le dice a Galdós que el tracatrá de los raíles y la huida espantada de las vacas lo había descrito muy bien su paisano Luis Chamizo en 'El miajón de los castúos': «Corre 'l tren retumbando por los jierros de la vía... Juyen las yuntas cuando el bicho negro silbando traquetea». También Chamizo dice a los pasajeros del tren que van embebecidos en sus distracciones: «Vosotros que atendéis a las lecturas / que ansina como el tren vais por la vida / retumbando y deprisa...». Pero, no, Galdós se olvida de los quejidos de las vías y observa desde la ventanilla y reflexiona a pesar del traqueteo del vagón. A sus oídos celestiales habían llegado repiques de los beneficios del renombrado Plan Badajoz de Franco y quería certificar con su método experimental científico la fertilidad de la Vegas Altas y la Vegas Bajas del Guadiana. Toma buena nota de los pueblos nuevos y de las fincas ubérrimas de maíz, de arroz y de frutales que el regadío fertiliza.

Enterado de que esta línea de tren muere en Badajoz, aprovecharía para hacer parada y fonda (con lo que a él le gustaban las fondas) para deambular por la alcazaba más grande de España y participar en la Feria del Libro de Badajoz. Feria septembrina este año por la covid-19. Visitará los fuertes que se hicieron tales en la Guerra de la Independencia. El escritor viene ahora ya con una auténtica máquina de fotos. En sus días de vida mortal sacaba las fotografías, perfectas por cierto, con su lápiz y su libreta, esbozos que cuajaba en palabras-imagen. Quiere además comprobar si españoles y portugueses se han acercado espiritual y socialmente porque a él le dolía mucho aquel distanciamiento decimonónico y quiere ver si es verdad lo del portuñol. Antes de los psicólogos y sociólogos al uso, él sabía realizar con maestría un análisis de la vida y de los caracteres del hombre y hacer una biopsia del corazón humano. Por algo es el epígono de Cervantes en el Realismo de cuerpos y el Realismo de almas.

Como decía Azorín, «Galdós ha realizado la obra de revelar España a los españoles»

La primera sorpresa, agradable por cierto, fue ver en el programa de la Feria del Libro de Badajoz que los adolescentes habían leído el comienzo de sus 'Episodios Nacionales', 'Madrid 1808, resistencia desde el Motín de Aranjuez al 2 de mayo'.

Pero en la Feria del Libro observó que también había un concurso de poesía y cuento para adultos titulado 'El vuelo de la palabra'. Le interesaba comprobar cuánto de acierto había en lo que Unamuno, precisamente en el Teatro Galdós de su Las Palmas, se atrevió a decir sobre los Juegos Florales. Pontificaba el catedrático de Salamanca que en los certámenes se manoseaba y se profanaba la palabra, lo más sagrado que hay en el hombre, incluso en su forma más noble que es la poesía. Pero si Unamuno percibía el aliento del espíritu y el pneuma creador, se rendía ante la belleza. Es más, reclamaba para ese escrito inspirado la liturgia de la proclamación de la palabra porque para él la palabra estaba en el origen de todas las cosas. Galdós leyó atentamente las prosas seleccionadas este año y recibió el hálito innnovador que en ellas hay. Tenían el decoro que exigía Unamuno. Le complació especialmente que su triángulo literario 'ARS, NATURA, VERITAS' siga vigente, como marcó Horacio. Interrogado por el secreto del éxito de su prosa, declara que Gabriel de Araceli lo resumió en 'Episodios Nacionales': «Soy un hombre práctico en la vida y religioso en mi conciencia. La vida fue mi escuela y la desgracia mi maestra».

Si, como decía Azorín, «Galdós ha realizado la obra de revelar España a los españoles», 'El vuelo de la palabra. Cuentos 2020' puede revelar la esencia y la circunstancia de Badajoz en 2020.

Y... don Benito Pérez Galdós volvió a su tierra, al ámbito celestial de la fama, por otro camino que no fuera de hierro.


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