TÍTULO:REVISTA DE SOCIEDAD «Mi madre me dijo que no me tomara esto muy en serio»,.
Elijah Wood abre Sitges como protagonista de 'Gran Piano', una película de Eugenio Mira sobre un músico con miedo escénico.-foto.
Rodada con pulso 'hitchckoniano' y precisión de reloj
británico, 'Grand Piano' rinde homenaje al cine de suspense metiendo al
espectador en la atormentada mente de un pianista en horas bajas, que
debe enfrentarse a una accidentada vuelta a los escenarios tras cinco
años alejado del instrumento. Justo antes de empezar su interpretación,
recibe la nota de un psicópata que amenaza con acabar con su vida y con
la de su mujer si falla una sola nota de la pieza musical.
La ansiedad, el sudor frío y el nerviosismo que siente el
personaje ante el reto de su vida también acompañó al actor cuando se
enfrentó al rodaje de una película que transcurre en un único espacio
-el escenario en el que el virtuoso ejecuta su concierto- y en un único
tiempo, los 90 minutos que dura su actuación. «Tras leer el guion pensé
que era imposible hacer algo así y durante el rodaje me sentí muchas
veces con esa misma sensación de pánico», reconoce Wood.
Para preparar el personaje, el actor contó con un profesor
de piano, que fue su sombra durante el rodaje. «Sin él no hubiera
conseguido hacerlo», confiesa, y explica que sus conocimientos básicos
del instrumento también ayudaron. Trabajaron sobre un piano mudo lo que
«al principio me desconcertaba mucho, porque estaba acostumbrado a
guiarme por el sonido de las notas, pero luego lo agradecí porque esta
característica me ayudó mucho más a concentrarme en el ritmo», relata.
'Grand Piano' contiene una crítica al mundo vacuo que rodea
a las 'celebrities'. «Es que la fama es algo muy absurdo. Yo, la
verdad, ni siquiera pienso en ello. Intento hacer una vida normal y
frecuentar los mismos sitios a los que iría si la gente no me
reconociera por la calle». Desde muy joven sabe lo que significa ser una
estrella, pero ha sabido llevarlo con humildad, según reconoce gracias a
que «tengo una madre extraordinaria que me dijo que no tenía que
tomármelo demasiado en serio. Si te lo crees, puedes acabar perdiendo
parte de tu humanidad. He intentado siempre ser una persona
equilibrada».
La película representa no sólo un reto interpretativo para
su protagonista, también es sobre todo una prueba de precisión técnica
para su realizador, que Eugenio Mira ha sabido superar con buena nota,
aunque en ocasiones el ritmo y la tan anhelada sensación de suspense
flojea en una historia que deja de manera deliberada desdibujados a sus
antagonistas. Poco o muy poco llegamos a conocer del malhechor encarnado
por John Cusack, que aparece la mayor parte del tiempo en forma de voz
cavernosa. Un recurso que busca generar misterio, pero que tiene el
contraproducente efecto de restar veracidad a la trama.
Diálogo entre sordos
Tampoco contribuyen a la sensación de realismo las extrañas
maniobras que el virtuoso protagonista ejecuta con su teléfono móvil,
en un intento de buscar una salida a su angustiosa situación; en una de
las escenas llega a teclear en su teléfono pidiendo auxilio a la misma
velocidad que toca con la otra mano el piano. El guion, de Damien
Chazelle, buscaba confrontar el mundo mecánico de antaño -hoy acudir a
un concierto de piano puede parecer para muchos un acto anacrónico- con
el mundo virtual de este siglo, aunque el diálogo entre estos dos
universos no fluye en el filme. La sensación es más bien la de una
conversación entre sordos. El generoso público de Sitges recibió la
película, que cuenta con el respaldo de Atresmedia y Rodrigo Cortés en
la producción, con un cálido, que no eufórico, aplauso. Se estrena en
España el 25 de octubre.
TÍTULO; REVISTA DE SEXO, EL SEXO, EN BOCA DE TODOS,.
SOCIEDAD
El sexo, en boca de todos
Un libro traza la crónica erótica de las prácticas orales a través de anécdotas históricas
Desde las prácticas bucogenitales del Paleolítico a las
cartas gourmet de hoteles de lujo de Shanghái que ofrecen 'seven
textures' -siete tipos de felaciones en los que la ejecutora alterna en
su boca té helado y caliente, eucalipto, batidos, champagne y hasta
'peta zetas'- el sexo oral ha sido objeto de placer y condena. Y aunque
las autoridades sanitarias, y Michael Douglas, adviertan de que puede
causar cáncer de garganta, muchos han sido los atracones con los que a
lo largo de la historia se han homenajeado desde reyes a plebeyos.
Quizás la más famosa, después de la actriz Linda Lovelace,
haya sido Cleopatra 'la boquiabierta', la reina de Egipto y las
felaciones, capaz de satisfacer así a cien generales romanos que
posteriormente eyacularon en una gran copa de oro que ella se bebió, o
eso cuenta, otorgándole ciertos visos de verosimilitud el escritor y
sociólogo Miguel Ángel Almodóvar en 'Crónica general del sexo oral'.
«De ser cierta esta historia, y como se ha dicho, es
bastante más que probable que así sea, Cleopatra, y no los directores
japoneses, habría sido la verdadera inventora del 'bukkake' -un género
pornográfico de sexo grupal en el que un hombre o una mujer acaba
bebiendo los fluidos seminales-», explica el autor.
La emperatriz Wu Zetian, la única mujer que llegó a reinar
en China como soberana absoluta, prefería ser la protagonista de las
ofrendas orales. Así estableció en el siglo XVII una suerte de 'derecho
de pernada' por el que no concedía audiencias sin exigir antes que le
realizaran un cunilingus, previo escrupuloso lavado de boca, eso sí.
El monarca insaciable
Más discreto, a pesar de coleccionar amantes a las que se
beneficiaba a escasa distancia de la alcoba de su esposa Victoria
Eugenia de Battenberg, pero igual de caprichoso en aplacar sus deseos
eróticos fue Alfonso XIII. Y es que el monarca era un gran consumidor de
cine sicalíptico -porno explícito- que veía en sus aposentos «rodado a
su gusto y medida», escribe Almodóvar.
Fue a la productora catalana Royal Fims a quien el primer
conde de Romanones encargó una trilogía en la que el protagonista es el
sexo oral. Fechadas entre 1919 y 1923, los originales de estas tres
películas se encuentran actualmente en la Filmoteca de la Generalitat
Valenciana. Sus títulos: 'El confesor', 'Consultorio de señoras' y 'El
ministro'.
Para calmar curiosidades contaremos que la primera de estas
cintas trata sobre un sacerdote y sus encuentros con varias damas, en
los que demuestra un vasto conocimiento de posturas y masturbaciones. La
segunda es similar pero sucede en la consulta de un ginecólogo, donde
todo acaba en orgía, y la tercera muestra cómo una amante esposa
convence a un ministro de que otorgue un favor a su arruinado marido.
No acaban aquí las aventuras cinéfilas de Alfonso XIII,
quien de vacaciones en Hollywood pidió al actor Douglas Fairbanks que le
presentase a 'Fatty' Arbukle, el intérprete procesado por la muerte de
Virginia Rappe, a quien violaron introduciéndole una botella de
champagne en la vagina. Aunque fue exculpado, pocos dudaron en el
mundillo cinematográfico de su culpabilidad y Fairbanks le dijo al
monarca que presentárselo iba a ser complicado por su fama de
indeseable, a lo que Alfonso XIII respondió: «¡Qué injusticia! Eso nos
podría haber pasado a cualquiera!».
En el caso del presidente de Francia Félix Faure se puede
decir que así fue, aunque el fallecido fuera él al sufrir una apoplejía
mientras gozaba de una felación, lo que sirvió a sus adversarios
políticos para hacer burlas. También los hermanos Bécquer usarían estos
goces para mostrar a Isabel II como una mujer lujuriosa capaz de
protagonizar actos de libertinaje que a muchos sonrojarían -llegaron a
dibujarla copulando con un borrico-. La colección de 89 acuarelas que
atesora la Biblioteca Nacional y que está recogida en el libro 'Los
Borbones en pelota' muestra una en la que la reina está a punto de
iniciar una felación a su amante Carlos Marfiori. Al menos estamos
seguros de que a la monarca no le hacía falta cambiar sexo oral por
votos, como en 2007 prometió la campaña electoral del partido belga NEE
(No a la Mala Política). Sin comentarios.
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