sábado, 19 de octubre de 2013

REVISTA TOROS, Puerta grande para Diego Ventura y Enrique Ponce en la mixta de la feria de San Lucas,./ TRAZOS, La escena en la alcoba.

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    Gran entrada en el Coso de la Alameda de Jaén cercana a los tres cuartos para presenciar una corrida de toros que tenía todos los alicientes ...

    TOROS

    Puerta grande para Diego Ventura y Enrique Ponce en la mixta de la feria de San Lucas,.

    Morante de la Puebla, que no tuvo suerte con su lote, se quedó sin toro tras bordar el toreo al capote en el sexto de la tarde ,.

    Gran entrada en el Coso de la Alameda de Jaén cercana a los tres cuartos para presenciar una corrida de toros que tenía todos los alicientes para que hubiera sido un gran espectáculo, aunque el público se tuvo que conformar con detalles aislados y disfrutar del gran momento por el que atraviesa los tres actuantes.
    El que mejor fortuna tuvo con su lote de toros fue el rejoneador Diego Ventura, al que, si no pincha a su primero, su cuenta de trofeos hubiera crecido considerablemente. Espectacular, vibrante y entregado encandiló a los aficionados en sus dos toros. Pares al quiebro, al violín y piruetas para dejar de manifiesto su gran momento y su condición de figura. Enrique Ponce y Morante se estrellaron con sus toros de Las Ramblas, que no dieron opciones. Ponce con su Montalvo demostró su oficio y capacidad, aparte de su gran puesta en escena y calidad de su toreo. Morante de la Puebla, que quedo inédito con su primero, lo bordó con el capote en el sexto. Una pena que el toro no aguantara la lidia, a pesar de ese toreo bueno y del caro con la muleta. 


    TÍTULO; TRAZOS, La escena en la alcoba.

    - Es el azar, pero sobre todo la necesidad. Hacen teatro descolocado y lejos de su sitio, en una lonja, en una nave vacía, en un apartamento, en ...
     
    La escena en la alcoba

    SOCIEDAD

    La escena en la alcoba

    El teatro mínimo, interpretado en lonjas o casas, generalmente crítico, se ha ganado a pulso su espacio y su público -foto,.

    Es el azar, pero sobre todo la necesidad. Hacen teatro descolocado y lejos de su sitio, en una lonja, en una nave vacía, en un apartamento, en un porche. Fuera de lugar. Lo hacen a la caza del público, con pocos medios, a precio de coste y por un dinero de subsistencia. Es teatro vocacional, obstinado. No inventan, son simplemente incorregibles. La experiencia del teatro fuera del teatro es, al pie de la letra, el colofón del mantra que entonaba Peter Brook cuando sentenció que al teatro le basta con un espacio vacío, y un espectador. Lo intentan. Si la drástica doctrina se ha podido cumplir siempre, ahora vuelve con ímpetu la ascética aventura. No es una experiencia común, crea una singular relación. El público a veces acude al señuelo lo nunca visto, la audacia de la sesión golfa 'after-hour', por los precios bajos cuando no por 'la voluntad', o para ver de cerca caras populares, o. Ese teatro es diferente, pero es teatro.
    El nombre de la cosa
    Se ha acuñado la expresión 'microteatro'. Ya está consagrado el término en Internet. 'Teatro mínimo', 'teatro íntimo', o 'Teatro de Bolsillo' como llaman a la cita anual en Donostia para propuestas que combinan música y humor, versos, teatro, magia o monólogos para un público no habituado a los locales comunes. En Buenos Aires le llaman teatro de gabinete. Son obras breves, a veces de cinco o diez minutos, para pocos en una especie de guerrilla escénica en ciudades como Berlín, Ciudad de México, Amsterdam, París. Y más cerca, Barcelona, Madrid, Alicante, Valladolid. Se buscan minifundios para una práctica que a sus impulsores les cabe en la mochila. En Segovia ocupan celdas de la antigua cárcel, hoy centro cultural, y el cartel pone a cada uno en su hora, en orden: Celda 1 'No la toques otra vez, Sam'; Celda 2 'El negociador; Celda 3 'No abortamos'; Celda 4 'Sor Caridad'; Celda 5 'Claustro.Fobia'; Celda 6 'Sexo 10.0'...
    Es frecuente que los temas de ese teatro silvestre sean cercanos, cotidianos: teatro jocoso con mirada crítica. Pero muchas de las piezas tienen ambición de explorar y experimentar. Una y otra línea han subido un escalón, el de la incidencia social y la investigación de lenguajes. Pabellón 6 o La Hacería en Bilbao programan en las dos líneas, mientras La Fundición indaga más en la danza, con la dimensión de cercanía y proximidad en espacios que, aunque con 100 o 200 butacas, poco tienen que ver con los 'macros' que miden los grandes espectáculos públicos en su empeño pastoril de sumar cabezas, en macroespacios que son la metáfora física del alejamiento del público ante un arte que es cercanía, emoción, interpelación.
    Un, dos, tres
    En la ciudad de Buenos Aires se puede ver '01. Epicentro Opera Prima', para un espectador solitario que, al terminar, le pone precio a la función. De ahí que el nombre de muchos de ellos sea también 'microteatro por dinero'. Y que pase el siguiente al insólito buceo de un teatro en exclusiva que además de palabra incluye sonido, olor, el riesgo de la distancia corta en un ámbito de intimidad y recuerdos. En la Fira de Tárrega se exhibió un tingladito, un cajón de fotógrafo antiguo, en un trípode, que el público escruta a través de cuatro lentes para ver una mágica miniactuación de manos con objetos cotidianos que toman vida y se transfiguran dentro de la caja. Ojo por ojo, dos o tres espectadores son el aforo para el 'no hay localidades' máximo de la sesión. La actriz Carmen San Esteban se presenta en un armario, o en lugares como los pasillos de Artium de Vitoria, el atrio de La Alhóndiga de Bilbao, o en un portal de la calle alavesa de la Correría. Uno de sus títulos es bien claro, '¿Entras?', y allí, uno a uno, cada asistente penetra en la insólita inmersión sensorial: un armario es la vuelta al lugar secreto, a la infancia, a los recuerdos.
    Hay autores, guionistas, dramaturgos, muchos de ellos procedentes del teatro 'de escenario', o nuevos autores que se estrenan en este formato. 'Ruleta rusa' de Alberto Casado y Rober Bodegas -autores e intérpretes- es una partida de ruleta rusa en un sótano; 'El negociador', con texto de Bárbara Alpuente, reúne a tres compañeros de trabajo ante un jefe en plena crisis que hace temer lo peor; 'Hasta que la muerte nos una' se define como un 'tragithriller' de J. Beas, con visos de canibalismo; y 'La parada', de Santiago Pajares, es la deriva de un encuentro en la parada del autobús.
    Ese carácter resistente ha atraído a grupos universitarios y escuelas. 'Cómo venderle un león a una gacela' exaspera el encuentro de un vendedor y un cliente; o en 'La visita' una hija intenta entrar en la destartalada memoria de su madre con Alzheimer... La Escuela de Arte Dramático de Madrid edita por años sus 'maratones' en decenas de textos mínimos, temáticos, donde alternan autores consagrados, y nuevos.
    Un toque de distinción
    Hay una tradición culta en los microteatros, en las sesiones de cámara, en los teatros de salón, en los monólogos. Se recuerda el 'Mirlo Blanco' que los hermanos Baroja hacían en su propia casa, y apuntes teatrales de Lorca o de Gómez de la Serna que son como sobremesas mágicas a las que les van mal las tallas grandes. Los grandes dedican espacios alternativos a formatos pequeños o medios: los 'cuartitos' del Arriaga en el escenario, la 'sala pequeña' del Español, la 'sala petita' del Nacional de Cataluña para esa experiencia. Hay teatro que ocupa poco sitio.
    Han llegado hasta el Festival de Clásico de Almagro de 2013. En el almacén del teatro Municipal, en su platea, en la trama del enorme peine de metal del que cuelgan los decorados del escenario, o en un pasillo entre huecos, se representan cinco pasajes de una singular versión de 'El caballero de Olmedo'. Lo titulan 'Olmedo-caballero-el-de' para reafirmar que deconstruyen a posta la obra de Lope de Vega. Son cinco episodios de un cuarto de hora en sesión continua, que el público ordena a su modo: nunca más de quince personas por pase.
    'Pasión-historia de amor entre Alonso e Inés', 'El objeto del deseo-Inés a través del espejo', 'El subterráneo, los verdaderos motores de la historia: Tello y Flavia', 'Testosterona, de Olmedo a Medina-blues', y 'Los celos, la historia nunca consumada de Inés y Rodrigo'. Lola Baldrich y Nancho Novo están en diversos repartos. Y dirigen Ana Risueño, Miguel Alcantud, o Sonia Sebastián.
    Ha de haber de todo en esta movida. Es posible que lo mejor y lo peor, pero es un campo en el que a partir de una maniobra de resistencia, romántica quizá, haya un embrión imaginativo y de creación en ese tenaz mundo del teatro.

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