viernes, 14 de marzo de 2014

EL LAPICERO,. Machada de Ferrera, triunfo de Fortes,./ YO COLABORO ¿ Y TU ? CRIMEA ULTIMA UNA CONSULTA SIN CENSO,.

  1. Machada de Ferrera, triunfo de FortesToros. Seis toros de Fuente Ymbro, muy bien hechos, astifinos, de bondad y movilidad generales. Corrida de buena nota. De calidad los tres ...
     EL LAPICERO,. Machada de Ferrera, triunfo de Fortes-fotos,.

    TOROS

    Machada de Ferrera, triunfo de Fortes

    El torero extremeño fuerza sin duelo su reaparición solo cinco días después de la cornada de Olivenza

    Después del paseo sacaron a saludar al tercio a Antonio Ferrera. Un detalle sentimental. Ferrera, herido solo el pasado sábado en Olivenza, vino convaleciente de la cornada. «Con la herida abierta», decían los clásicos de los toreros machos en tales trances. Una machada. Cojeaba ligera pero notoriamente. Aunque tuvo el detalle de ponerles tres pares de banderillas a cada uno de sus toros, no pudo esta vez alardear tanto como acostumbra: ni dobles quiebros en tablas, ni sus inverosímiles cabriolas o volatines en el balcón, ni carreras por delante. Los pares, de ejecución sencilla, fueron, con todo, de mérito. Crudo de varas, el cuarto de corrida se le vino con pies y fuerza, y Ferrera lo cuarteó con gran aguante en la primera reunión, prendió luego de poder a poder un segundo par perfecto y cerró con un regate por delante.
    No le dolieron a Ferrera prendas. Ni siquiera la herida. Ni recuerdos amargos de episodios de sangre en este mismo circo de Valencia. De aquí se llevó en dos ferias de Julio sucesivas otras tantas cornadas graves. Hace de eso unos diez años. Y un detalle más entre torero y morboso: Ferrera vestía un terno azul cobalto y plata que para la ocasión le había prestado Niño de Leganés -Luis García-, el banderillero de 'El Juli' que, gravemente herido hace un año en Sevilla, ha tenido que retirarse. Era el traje de su última tarde de toros en Madrid en 2012. Estaba como nuevo.
    Ferrera se trajo a Valencia el terno y al dueño, y al dueño brindó la muerte del cuarto toro. Lo hizo salir del burladero del callejón hasta el ruedo -como es de ley cuando el brindis es de torero a torero- y allí se abrazaron sentidamente. Imposible disimular la huella de su irreversible lesión del nervio ciático que precipitó su prematura despedida: Luis entró en escena y salió de ella cojeando. Muy emotivo para quienes estaban en el secreto.
    Poca fuerza del primero
    Tuvo muy poquita fuerza el primero de los seis toros de Fuente Ymbro, se acostó por las dos manos, llegó a sentarse dos veces, escarbó, se rebrincó y revolvió, perdió las manos al mínimo intento. Al toro le llegaba la sangre a la pezuña. Sería letal el efecto del primer puyazo. Una estocada baja. El cuarto, toro de particular bondad, fue la otra cara de la moneda: ritmo bueno, embestidas constantes, prontas, fiables. De largo se lo dejó llegar Ferrera en tres tandas sobradas en redondo. A pies juntos, con la zurda, toreó despacito. Acabó casi jugando. Un feo metisaca desdijo de todo lo previo. Y entre lo previo, la autoridad de Ferrera con el capote, su sucinta manera de lidiar y de fijar de salida tanto al toro endeble como al que no lo fue. Solo que este otro vino corrido al caballo de pica.
    Además de astifina, buena y bella corrida de Fuente Ymbro, que se movió sin desmayo. No se esperaba tan clara, sino con el temperamento clásico de la ganadería, donde la sangre de Jandilla se ha ido haciendo agreste y ácida. Hasta este turno, en que brillaron por su bondad casi pastueña los tres últimos toros. Bondad también la del tercero, que se rajó sin remedio. Del aire algo bélico que dio a la ganadería fama se vieron dosis menores tan solo en el segundo de la tarde, que se jugó con mucho viento y fue, luego de escarbar con apetito, toro dócil.
    Temerario, impávido, más ajustado imposible, Jiménez Fortes puso en vilo a la gente desde su primera aparición -un quite por chicuelinas en el segundo de corrida- hasta el trance final de atacar con la espada para hacer rodar al excelente sexto, que se llamaba Mimoso, y fue el más alto y montado de los seis de envío. De dulce el toro. Fortes le buscó en tablas las vueltas al tercero cuando se le rajó. El toro había apretado para adentros ya en banderillas. Habría convenido otro terreno. Faena más valerosa que de ideas. Con el sexto se acopló Saúl en una versión vertical, lacia y segura del toreo en redondilla rehilado, de suerte descargada pero muy ceñido, hilvanado, limpio casi siempre. El pecado de torear muy en uve con la izquierda. La virtud de la quietud. El descaro del toreo en bucles circulares no siempre logrados pero de efecto seguro. Sangre fría. Y, antes de la igualada, uno con la zurda de suma belleza. Música, música y más música. Puerta grande, que sonará. El toro del triunfo mayor se lo brindó Saúl a Ferrera. Un reconocimiento.
    Correcto pero frío Joselito Adame. Jaleadísima su versión del quite de El Zapopán, con el que quiso romper el hielo y el fuego a la vez. En los medios pero sin romperse con el notable quinto de corrida. Buen oficio con el segundo, que no le consintió desplantarse. Una excelente estocada. Mucho bullir de capa. No perdonó ni un quite. 

    Crimea ultima una consulta sin censoTÍTULO:  YO COLABORO ¿ Y TU ? CRIMEA ULTIMA UNA CONSULTA SIN CENSO,.

     YO COLABORO ¿ Y TU ? CRIMEA ULTIMA UNA CONSULTA SIN CENSO,.-fotos.


    1. Los bancos estatales de Simferópol despertaron con largas colas a sus puertas. Los rumores avivan la incertidumbre en esta recta final hacia ...

      MUNDO

      Crimea ultima una consulta sin censo

      Ya se han imprimido 1,5 millones de papeletas y se abrirán 1.204 colegios en los que no será necesario estar registrado para poder votar

      Los bancos estatales de Simferópol despertaron con largas colas a sus puertas. Los rumores avivan la incertidumbre en esta recta final hacia el referéndum del domingo y «no sabemos qué pasará a partir del lunes por eso preferimos tener nuestro dinero en metálico y en casa», señala Sergei Guzenko, funcionario público de la televisión militar que espera su turno frente a la sucursal central del Banco Oschad. Esta entidad tiene fondos, pero otros bancos como el Privat han limitado la retirada diaria a 700 grivnas (unos 50 euros al cambio). Los carteles en las calles que anuncian las ventajas económicas de pertenecer a la Federación Rusa, todos con las cifras en rublos y no en grivnas, no han servido para calmar especialmente a funcionarios y pensionistas que en 48 horas pasarán de depender de Kiev a Moscú. Ocurre lo mismo con los estudiantes que mensualmente reciben la asignación de las becas a través de transferencia bancaria.
      La propaganda rusa se centra en la mejor sanidad, los sueldos mayores, la gasolina más barata y las ventajas del sistema educativo que llegará con la desanexión de Ucrania. De momento no pasan de ser promesas sobre el papel y para empresarios como Artur Pokidov, representante de la marca LG, «el arranque con las dos monedas circulando y las dudas del mercado será muy duro».
       
       
      «Vivo en Sebastopol, nunca me han prohibido hablar en ruso y ahora me siento amenazada sólo por apoyar la paz y estar en contra de la guerra», escribe Olga en la libreta de este enviado especial mientras un grupo de ciudadanos observa los carteles recién pegados con los sueldos que les esperan en cuanto pasen a formar parte de la Federación Rusa muy cerca del banco. Olga no se atreve a alzar la voz y por eso escribe para desahogarse en medio de un clima de creciente fervor ruso. Más que un referéndum, el domingo se celebrará un plebiscito de apoyo a la anexión a Rusia en un lugar donde no hay espacio para una campaña que diga lo contrario.
      El espíritu de la Guerra Fría
      Los ciudadanos de origen ruso son mayoría en la península (60%), frente a las minorías ucraniana (24%) y tártara (12%). «Pero a las buenas nunca hubiera sido posible organizar la consulta, Kiev no lo habría permitido. Por eso hemos tenido que recurrir a la fuerza, de lo contrario ya tendríamos aquí a sus fascistas para cortarnos el cuello», opina Yuri Meshkov, primer y único presidente de Crimea que después de un exilio forzado de 19 años -en los que sólo pudo realizar una fugaz visita en 2011- está de regreso y tiene aspiraciones políticas.
      Sus ideas de acercamiento a Rusia le costaron el puesto y el castigo de Kiev, pero ahora es libre de volver porque quien impone la ley en Crimea es Moscú. La fuerte presencia de soldados rusos -el diputado de la Duma, Leonid Slutski, reconoció por primera vez la presencia de «unidades militares rusas» en Crimea- y de paramilitares cosacos llegados también del otro lado de la frontera han llevado a la comunidad internacional y al Gobierno de Kiev a no dar legitimidad a la consulta por desarrollarse bajo ocupación armada. La justificación de las autoridades regionales es la necesidad de defenderse de los grupos ultranacionalistas que han llegado al poder tras la revuelta en la plaza de la Independencia, por eso en las calles de la península se repiten los carteles en los que Ucrania aparece cubierta por una gran esvástica.
      Pese a la negativa frontal del ministerio de Justicia, que considera ilegal el proceso, la maquinaria está en marcha y la comisión electoral trabaja sobre el registro de votantes de las elecciones parlamentarias de 2012. Se han imprimido más de 1,5 millones de papeletas y las autoridades regionales abrirán 1.204 colegios y no será necesario votar en el lugar donde cada uno esté censado. La logística está lista para una cita en la que no se espera observación internacional tras las críticas lanzadas por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), cuyo emisario especial para Ucrania, Tim Guldimann , destacó que es «casi un milagro» que no se haya producido un baño de sangre en Crimea.
      Con el paso de las horas el ambiente se calienta con la espera y la duda de saber si quedará dinero o no en el banco. «Todo está bien, el único problema sois los periodistas pagados por Estados Unidos que habéis venido a provocar», opina una señora de avanzada edad señalando al extranjero y pidiendo al resto de la cola que no acepte preguntas. Un diálogo típico de la Guerra Fría cuyo espíritu sobrevuela 23 años después esta península del Mar Negro.

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