sábado, 3 de mayo de 2014

ENREDATE , MUJER BLANCA " HIPSTER" BUSCA, CANCION,./ TRISTES PRINCESAS,.

TÍTULO: ENREDATE , MUJER BLANCA " HIPSTER" BUSCA, CANCION,.

New Orleans a primeros de abril en el '94
él está condenado a morir por amar demasiado

si quisieras ahora venir
y acabar de una vez con mi vida
yo te lo pido blanca mujer
que me lleves a tu eterna guarida

tengo tantas ganas de ti
pero no puedo llevarte ahora
te toca todavía vivir
porque aún no te ha llegado la hora

Soñó una foto virtual de su amor enlutado
él está condenado a morir por amar demasiado

si quisieras ahora venir
y acabar de una vez con mi vida
yo te lo pido blanca mujer
que me lleves a tu eterna guarida

Nadie quiere nada de mí
y tú quieres que te quite la vida
pero yo no soy dueño de mi
solo espero la campana de arriba

tengo tantas ganas de ti
pero no puedo llevarte ahora
y te toca todavía vivir
porque aún no te ha llegado la hora

en un día de primeros de abril, hay un hombre esperando a morir...

TÍTULO: TRISTES PRINCESAS,.

En 1719, la princesa Elisabeth- Charlotte –más conocida como Liselotte y única cuñada del rey Luis XlV– escribió: “No tengo por muy feliz la condición de reina: en mi vida habría querido serlo. Se padece la mayor de las coacciones y no se disfruta de ningún poder. Una es como un ídolo; debe aguantarlo todo y encima mostrarse contenta”. La dama en cuestión tenía entonces casi 70 años y había vivido en la corte de Versalles desde los 19.

Esta princesa palatina, famosa por su franqueza y rebeldía, conoció de primera mano las desdichas que padecían las soberanas en la corte francesa. En las cartas que se publicaron tras su muerte describe Versalles como una prisión “llena de intrigas “ y critica el papel “meramente decorativo y reproductor” de las mujeres de su condición. En aquel tiempo, solo se esperaba de las reinas y princesas que ejercieran de perfectas consortes y que alumbraran un hijo varón que garantizase la continuidad dinástica.  Aunque los tiempos han cambiado, aún hoy algunas princesas modernas comparten las mismas desdichas que denunciaba la astuta y culta Liselotte. Todas tienen en común la soledad, el desarraigo, la nostalgia o el sufrimiento por no poder dar un heredero al trono. En Mónaco, tres años después de su boda de cuento de hadas, la princesa Charlene vive en una corte hostil donde se siente una extraña. Esta escultural princesa nacida en Sudáfrica y de profesión nadadora, es duramente criticada por la alta sociedad, que la considera una intrusa. Su antecesora, la glamurosa Grace Kelly, le dejó tan alto el listón que hasta el momento se ha mantenido en un discreto segundo plano, agobiada por las odiosas comparaciones. Los que la conocen hablan de su inteligencia, su determinación y su capacidad para afrontar adversidades. Por el momento, es una figura decorativa, silenciosa y triste que vive presionada por dar a luz al futuro soberano. 
A miles de kilómetros de Mónaco, otra princesa ha sucumbido a los rigores e intrigas de la corte. Masako, esposa del heredero de Japón, ve pasar sus tristes y ociosos días tras los muros de un palacio que en raras ocasiones abandona. Y sin embargo, cuando el mundo conoció su historia, muchos pensaron que era un romántico cuento de hadas. Ella, una joven exitosa y preparada, de buena familia, que había estudiado en Oxford y Harvard, fue la elegida por el príncipe Naruhito para convertirse en futura emperatriz. Aquella muchacha inteligente, culta y encantadora es hoy una sombra de sí misma.
Tras su fastuosa boda, su ánimo se vino abajo y sucumbió a la melancolía. Cautiva en palacio, anulada su personalidad y obligada a cumplir con su limitado papel en una corte anticuada donde se vigilan todos sus movimientos, Masako se derrumbó. Las terribles presiones para alumbrar un hijo varón fueron el golpe definitivo. Ni el amor de su esposo, ni el cariño de su única hija, Aiko, han levantado el ánimo a una mujer víctima de la rigidez de la casa imperial. Una princesa en contra de su voluntad, como tantas otras, atrapada en una jaula de oro que no ha podido cambiar su trágico destino.


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