Javier Cámara: "Confío en la bondad de los desconocidos. Soy así de utópico y de imbécil",.
Javier Cámara: "Confío en la bondad de los desconocidos. Soy así de utópico y de imbécil"
Riojano del 67. Voy a por el Óscar con
todo el equipo de Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba,
y empiezo a rodar Truman, el nuevo filme de Cesc Gay, que protagonizo
con Ricardo Darín.
XLSemanal. Está usted que no para. Acaba de
terminar, además, otra película: El tiempo de los monstruos, de Félix
Sabroso. ¿Por qué ese título?
Javier Cámara. Se refiere al periodo que va desde que todo se ha derrumbado hasta que se inicia una nueva revolución. Creo que estamos viviendo nuestro particular tiempo de los monstruos.
XL. ¿Se ha derrumbado el sistema?
J.C. Creo que hay gente que se está agarrando a algo que ya no sirve, y que todos tenemos que reinventarnos.
XL. Pero a usted no le ha ido nada mal.
J.C. Yo no me quejo por pudor; hay cosas mucho más necesitadas que el cine: la sanidad, la educación, la dependencia... Pero la cultura vive una enorme falta de afecto.
XL. ¿El cine español sobreviviría sin subvenciones?
J.C. Habría que hacer un informe serio de cuánto dinero dan El niño, Torrente y Ocho apellidos vascos a las arcas del Estado, y cuánto han dado las arcas del Estado al cine español. En Francia y en Alemania, las ayudas son de 700 millones; en España, de 32 este año.
XL. ¿Se puede ser optimista?
J.C. Lo soy con la creatividad y con la pasión que la gente pone en su trabajo y con la gente buena que hay en este país, que es mucha.
XL. Bueno, también hay algún que otro tipejo...
J.C. Hay un sector de sinvergüenzas importante, que ha dilapidado la ilusión y el dinero de mucha gente. Pero, con todo, confío en la bondad de los desconocidos soy así de utópico y de imbécil y en los héroes anónimos que hacen que merezca la pena vivir en este país.
XL. ¿Dónde tiene el Goya que ganó?
J.C. Mi hermana le hizo un gorro de lana, porque me lo dieron en enero y creía que iba a tener frío. Ahora lo tengo sobre un piano, en casa. La gente ni se fija en él: creen que es Beethoven.
XL. Hay quien lo ve pícaro y sexy.
J.C. ¿A mí? ¡Se equivocan! Eso es demasiada pimienta para mí.
XL. ¿Es cierto que en los años de 7 vidas alguna señora le dio una colleja, como hacía Amparo Baró en la serie?
J.C. Sí, la gente se sobreestimula y confunde al actor con el personaje. Además, las señoras mayores cogen mucha confianza; siempre se cuelan en las colas con mucha gracia: tienen esa picardía de la que yo carezco.
XL. ¿Vive solo?
J.C. Sí, vivo solo en Madrid y muy bien acompañado de mí mismo.
Su desayuno: «Café con leche, tostadas con aceite, tomate, un buen jamón ahora jamón York, que estoy intentando adelgazar y algo de fruta. Y siempre con periódicos».
La cena unos filetes con patatas fritas, pan, beber agua, queso, postre una pera,.
TÍTULO: EL JAMON, PENSAMIENTO EN FRIO, PENSAMIENTO EN CALIENTE,.
-foto--EL JAMON, PENSAMIENTO EN FRIO, PENSAMIENTO EN CALIENTE,.
Javier Cámara. Se refiere al periodo que va desde que todo se ha derrumbado hasta que se inicia una nueva revolución. Creo que estamos viviendo nuestro particular tiempo de los monstruos.
XL. ¿Se ha derrumbado el sistema?
J.C. Creo que hay gente que se está agarrando a algo que ya no sirve, y que todos tenemos que reinventarnos.
XL. Pero a usted no le ha ido nada mal.
J.C. Yo no me quejo por pudor; hay cosas mucho más necesitadas que el cine: la sanidad, la educación, la dependencia... Pero la cultura vive una enorme falta de afecto.
XL. ¿El cine español sobreviviría sin subvenciones?
J.C. Habría que hacer un informe serio de cuánto dinero dan El niño, Torrente y Ocho apellidos vascos a las arcas del Estado, y cuánto han dado las arcas del Estado al cine español. En Francia y en Alemania, las ayudas son de 700 millones; en España, de 32 este año.
XL. ¿Se puede ser optimista?
J.C. Lo soy con la creatividad y con la pasión que la gente pone en su trabajo y con la gente buena que hay en este país, que es mucha.
XL. Bueno, también hay algún que otro tipejo...
J.C. Hay un sector de sinvergüenzas importante, que ha dilapidado la ilusión y el dinero de mucha gente. Pero, con todo, confío en la bondad de los desconocidos soy así de utópico y de imbécil y en los héroes anónimos que hacen que merezca la pena vivir en este país.
XL. ¿Dónde tiene el Goya que ganó?
J.C. Mi hermana le hizo un gorro de lana, porque me lo dieron en enero y creía que iba a tener frío. Ahora lo tengo sobre un piano, en casa. La gente ni se fija en él: creen que es Beethoven.
XL. Hay quien lo ve pícaro y sexy.
J.C. ¿A mí? ¡Se equivocan! Eso es demasiada pimienta para mí.
XL. ¿Es cierto que en los años de 7 vidas alguna señora le dio una colleja, como hacía Amparo Baró en la serie?
J.C. Sí, la gente se sobreestimula y confunde al actor con el personaje. Además, las señoras mayores cogen mucha confianza; siempre se cuelan en las colas con mucha gracia: tienen esa picardía de la que yo carezco.
XL. ¿Vive solo?
J.C. Sí, vivo solo en Madrid y muy bien acompañado de mí mismo.
Su desayuno: «Café con leche, tostadas con aceite, tomate, un buen jamón ahora jamón York, que estoy intentando adelgazar y algo de fruta. Y siempre con periódicos».
La cena unos filetes con patatas fritas, pan, beber agua, queso, postre una pera,.
TÍTULO: EL JAMON, PENSAMIENTO EN FRIO, PENSAMIENTO EN CALIENTE,.
-foto--EL JAMON, PENSAMIENTO EN FRIO, PENSAMIENTO EN CALIENTE,.
En 1960 a un profesor de la universidad
estadounidense de Stanford se le ocurrió poner a niños y niñas de cinco
años ante un difícil dilema. Les dijo que o bien podían servirse un
puñado de chuches ahora o esperar veinte minutos y recibir el doble. Su
propósito era estudiar cómo los más jóvenes se comportan ante una
recompensa retardada, pero lo que acabó descubriendo, pasados unos años,
fue algo mucho más interesante. Sucedió que sus dos hijas, que habían
participado también en la prueba, hicieron un día repaso de cómo les
había ido en la vida a sus antiguos compañeros de experiencia y así se
descubrió que aquellos que mejor situación personal y laboral tenían en
el presente eran los que habían elegido esperar para recibir su
recompensa. Walter Mischel, que así se llama el profesor, elaboró a
partir de estos datos la muy famosa, en los Estados Unidos, teoría del
marshmallow experiment, o prueba de las chuches, destinada a averiguar
cómo funciona nuestro cerebro ante ciertas dificultades y/o carencias.
Explicó entonces que los humanos manejamos dos sistemas de pensamiento. El «caliente», que es impulsivo, emocional, y el «frío», considerado más reflexivo, racional y estratégico. Se asume que pensar en frío estimula el autocontrol y la fuerza de voluntad, lo que tiene como consecuencia que quienes lo practican se conducen en la vida de forma muy distinta que los pensadores en caliente. Sin embargo, estos tienen también sus ventajas. Las corazonadas, las pasiones, las intuiciones brillantes que se traducen en obras de arte o en composiciones e ideas visionarias son producto de pensar en caliente. Mischel señala que, a pesar de que hay personas genéticamente más inclinadas a pensar en frío y otras más en caliente, el mandato genético es más maleable de lo que pueda parecer, y ciertos atributos y rasgos de carácter se modifican a voluntad o según las circunstancias. Para ilustrar esta idea, Mischel señala como ejemplo el notable incremento que ha experimentado en los últimos cincuenta años el cociente intelectual de la población en los países del llamado Primer Mundo. Medio siglo es poco tiempo para que el cambio pueda atribuirse a la evolución, de modo que tan significativo aumento demuestra que nuestro cerebro es más plástico de lo que antes se pensaba. Hasta tal punto que es capaz de modificar la herencia genética recibida. Volviendo al pensamiento frío o caliente, ahora sabemos que, dependiendo de las exigencias del entorno, de la voluntad o simplemente de las modas, nos convertimos en uno u otro tipo de pensadores. Por extensión, puede decirse entonces que hay épocas en las que reina el pensamiento caliente, como las guerras, las exaltaciones patrióticas, las grandes gestas y también en los periodos de decadencia, en los que la gente tiende a vivir el presente como si no hubiera mañana.
En otros momentos de la historia triunfa, en cambio, el pensamiento en frío, como las posguerras, cuando hay que reconstruir lo que se ha perdido, sentar las bases para una nueva convivencia, vivir no el presente sino subsistir con la ilusión del futuro. ¿En qué momento estamos ahora? Curiosamente en una mezcla de los dos, en la que un mundo parece que se acaba y otro intenta sin éxito nacer. No se trata de decir qué tipo de pensamiento es más útil, cada uno tiene su momento. Sin embargo, vale la pena tener en cuenta otra de las conclusiones del profesor Mischel después de estudiar, al cabo de dos décadas, cómo les había ido en la vida a los niños que participaron en su experimento. Comprobó entonces que aquellos que prefirieron esperar veinte minutos y recibir doble ración de dulces eran ahora más saludables, no presentaban problemas de sobrepeso, ninguno había caído en el mundo de la droga -a pesar de que dicha lacra hizo estragos en los jóvenes de su generación- y eran, en general, más felices. Me pareció tan curioso el estudio del profesor Mischel que he querido compartirlo con ustedes. ¿Qué tipo de pensadores se consideran? Yo, por mi parte, creo que me apunto al club de Mae West, corazón caliente y la cabeza (bien) fría.
TÍTULO : COCINA--DOMINGO--MEJILLONES AL GORGONZOLA,.-
foto,.
Explicó entonces que los humanos manejamos dos sistemas de pensamiento. El «caliente», que es impulsivo, emocional, y el «frío», considerado más reflexivo, racional y estratégico. Se asume que pensar en frío estimula el autocontrol y la fuerza de voluntad, lo que tiene como consecuencia que quienes lo practican se conducen en la vida de forma muy distinta que los pensadores en caliente. Sin embargo, estos tienen también sus ventajas. Las corazonadas, las pasiones, las intuiciones brillantes que se traducen en obras de arte o en composiciones e ideas visionarias son producto de pensar en caliente. Mischel señala que, a pesar de que hay personas genéticamente más inclinadas a pensar en frío y otras más en caliente, el mandato genético es más maleable de lo que pueda parecer, y ciertos atributos y rasgos de carácter se modifican a voluntad o según las circunstancias. Para ilustrar esta idea, Mischel señala como ejemplo el notable incremento que ha experimentado en los últimos cincuenta años el cociente intelectual de la población en los países del llamado Primer Mundo. Medio siglo es poco tiempo para que el cambio pueda atribuirse a la evolución, de modo que tan significativo aumento demuestra que nuestro cerebro es más plástico de lo que antes se pensaba. Hasta tal punto que es capaz de modificar la herencia genética recibida. Volviendo al pensamiento frío o caliente, ahora sabemos que, dependiendo de las exigencias del entorno, de la voluntad o simplemente de las modas, nos convertimos en uno u otro tipo de pensadores. Por extensión, puede decirse entonces que hay épocas en las que reina el pensamiento caliente, como las guerras, las exaltaciones patrióticas, las grandes gestas y también en los periodos de decadencia, en los que la gente tiende a vivir el presente como si no hubiera mañana.
En otros momentos de la historia triunfa, en cambio, el pensamiento en frío, como las posguerras, cuando hay que reconstruir lo que se ha perdido, sentar las bases para una nueva convivencia, vivir no el presente sino subsistir con la ilusión del futuro. ¿En qué momento estamos ahora? Curiosamente en una mezcla de los dos, en la que un mundo parece que se acaba y otro intenta sin éxito nacer. No se trata de decir qué tipo de pensamiento es más útil, cada uno tiene su momento. Sin embargo, vale la pena tener en cuenta otra de las conclusiones del profesor Mischel después de estudiar, al cabo de dos décadas, cómo les había ido en la vida a los niños que participaron en su experimento. Comprobó entonces que aquellos que prefirieron esperar veinte minutos y recibir doble ración de dulces eran ahora más saludables, no presentaban problemas de sobrepeso, ninguno había caído en el mundo de la droga -a pesar de que dicha lacra hizo estragos en los jóvenes de su generación- y eran, en general, más felices. Me pareció tan curioso el estudio del profesor Mischel que he querido compartirlo con ustedes. ¿Qué tipo de pensadores se consideran? Yo, por mi parte, creo que me apunto al club de Mae West, corazón caliente y la cabeza (bien) fría.
TÍTULO : COCINA--DOMINGO--MEJILLONES AL GORGONZOLA,.-
foto,.
Ingredientes: 1 kg de mejillones, 2
chalotas, 20 g de mantequilla, 1 diente de ajo, 100 g de Martini seco,
150 g de nata, 100 g de queso gorgonzola, 2 yemas de huevo, 1 cucharada
sopera de cebollino picado, sal y pimienta.
Elaboración: se pican las chalotas y el ajo. En una cazuela se sudan las chalotas con la mantequilla durante unos minutos, se añade el ajo bien picado y se suda todo otro minuto. Se agregan los mejillones y el Martini y se cuece todo a fuego vivo y tapado durante unos 5 minutos, o hasta que los mejillones se abran. Se retiran los mejillones a un plato, separando las cáscaras que tienen carne y que conservaremosde las que están vacías, que desechamos. Se reduce después el jugo de la cocción durante 3 minutos, se añade la nata y se hierve todo 2 minutos más.
Acabado y presentación: ya fuera del fuego la cazuela con el jugo de la cocción y la nata, se añade el queso gorgonzola. Se mezcla todo hasta disolver bien el queso, se agregan las yemas y se vuelve a mezclar. Se pone a punto de sal y pimienta y se vierte esta salsa cremosa sobre los mejillones reservados. Se espolvorea el cebollino picado y se sirve.
Reinos de humo, por Carlos Maribona
Latas para un apuro
Las latas de conserva han sido una de las grandes revoluciones gastronómicas de la humanidad. Con ellas se lograba que los alimentos no se estropearan durante un largo periodo de tiempo. Como tantas otras cosas, es un invento ligado a la actividad militar. Fue Napoleón quien buscó la forma de que sus soldados pudieran llevar comida suficiente sin necesidad de abastecimientos continuos. A instancia suya, el cervecero francés Nicolas Appert inventó un sistema de jarras de cristal herméticamente cerradas y calentadas para eliminar las bacterias que permitían conservar largo tiempo los alimentos. En 1810, el inglés Peter Durand patentó el primer envase de hojalata, que empezó a fabricarse en 1812. Desde entonces, el mundo de los productos enlatados no ha parado de evolucionar.
España es el primer país de la Unión Europea y el tercero del mundo en producción de conservas de pescados y mariscos. Conservas que dan mucho juego en la cocina. Grandes chefs han mostrado las posibilidades de estos productos enlatados en casa. Recetas sencillas para sacar el mejor partido posible de las conservas combinándolas con otros productos frescos o empleando sus propios caldos y aceites. Por ejemplo, mejillones en escabeche en tempura, patatas machacadas con sardinillas o un arroz con berberechos de lata. Desde que se inventaron, las conservas siempre están ahí para sacarnos dignamente de un apuro.
TÍTULO: DOMINGO CINE, J.EDGAR,.
Elaboración: se pican las chalotas y el ajo. En una cazuela se sudan las chalotas con la mantequilla durante unos minutos, se añade el ajo bien picado y se suda todo otro minuto. Se agregan los mejillones y el Martini y se cuece todo a fuego vivo y tapado durante unos 5 minutos, o hasta que los mejillones se abran. Se retiran los mejillones a un plato, separando las cáscaras que tienen carne y que conservaremosde las que están vacías, que desechamos. Se reduce después el jugo de la cocción durante 3 minutos, se añade la nata y se hierve todo 2 minutos más.
Acabado y presentación: ya fuera del fuego la cazuela con el jugo de la cocción y la nata, se añade el queso gorgonzola. Se mezcla todo hasta disolver bien el queso, se agregan las yemas y se vuelve a mezclar. Se pone a punto de sal y pimienta y se vierte esta salsa cremosa sobre los mejillones reservados. Se espolvorea el cebollino picado y se sirve.
Reinos de humo, por Carlos Maribona
Latas para un apuro
Las latas de conserva han sido una de las grandes revoluciones gastronómicas de la humanidad. Con ellas se lograba que los alimentos no se estropearan durante un largo periodo de tiempo. Como tantas otras cosas, es un invento ligado a la actividad militar. Fue Napoleón quien buscó la forma de que sus soldados pudieran llevar comida suficiente sin necesidad de abastecimientos continuos. A instancia suya, el cervecero francés Nicolas Appert inventó un sistema de jarras de cristal herméticamente cerradas y calentadas para eliminar las bacterias que permitían conservar largo tiempo los alimentos. En 1810, el inglés Peter Durand patentó el primer envase de hojalata, que empezó a fabricarse en 1812. Desde entonces, el mundo de los productos enlatados no ha parado de evolucionar.
España es el primer país de la Unión Europea y el tercero del mundo en producción de conservas de pescados y mariscos. Conservas que dan mucho juego en la cocina. Grandes chefs han mostrado las posibilidades de estos productos enlatados en casa. Recetas sencillas para sacar el mejor partido posible de las conservas combinándolas con otros productos frescos o empleando sus propios caldos y aceites. Por ejemplo, mejillones en escabeche en tempura, patatas machacadas con sardinillas o un arroz con berberechos de lata. Desde que se inventaron, las conservas siempre están ahí para sacarnos dignamente de un apuro.
TÍTULO: DOMINGO CINE, J.EDGAR,.
- Reparto
- Leonardo DiCaprio, Armie Hammer, Naomi Watts, Josh Lucas, Judi Dench, Ed Westwick, Dermot Mulroney, Lea Thompson, Jeffrey Donovan, Michael Gladis, Stephen Root,.
- En 1924, con sólo 29 años, Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que Hoover guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables de importantes personalidades, lo convirtieron en uno de los hombres más poderosos y temidos de la historia de los Estados Unidos.
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