Primer plato: Piquillos rellenos de brandada , fotos
Tiempo de preparación: 45 minutos; Ingredientes para: 4 personas
Ingredientes: 30 pimientos del piquillo
para rellenar, 500 g de bacalao desalado en 2 lomos gruesos, 700 g de
patatas medianas peladas, 1 ramillete de perejil fresco, 5 dientes de
ajo picados, 1 chorrete de aceite de oliva, 1 cucharada de tomate
concentrado, 1 cucharada de mahonesa, 1 pizca de vinagre de sidra, 1
pizca de tabasco, 1 pizca de pimentón de la Vera picante, 1 puñado de
hojas de perejil, 1 chalota en tiras muy finas, sal y pimienta.
Elaboración: pelamos y troceamos las patatas medianas, las colocamos en una olla y las cubrimos con agua y una pizca de sal. A fuego suave, las dejamos cocer durante 25 minutos. Metemos entonces los lomos de bacalao en el microondas: 5 minutos a máxima potencia.Picamos el perejil sobre la tabla y hacemos la salsa. En un vaso de batidora metemos diez piquillos con el tomate concentrado, la mahonesa, el pimentón, el vinagre, el tabasco, el aceite de oliva y la sal. En la olla añadimos el aceite con los ajos y el perejil. Los rehogamos evitando que cojan color y añadimos el bacalao deshuesado con las manos. Echamos también la piel y un poco de pimienta.Con un machacador trituramos las patatas y las añadimos al bacalao.
Acabado y presentación: ya retirada la olla del fuego, rectificamos la sazón, espolvoreamos con perejil picado y con aceite de oliva crudo.Rellenamos entonces con esta brandada los veinte pimientos del piquillo, ayudándonos con una manga.Una vez que los hemos rellenado, podemos elegir entre comerlos fríos o calientes. En este caso, los metemos en el horno unos minutos y los servimos con la salsa caliente. Aliñamos aparte unas hojas de perejil y chalotas en tiras, salpimentamos y las colocamos sobre los pimientos.
Mis trucos
A la hora de desalar el bacalao, es conveniente colocar las tajadas dentro del agua con la piel hacia arriba, porque, si no, la piel actúa como una coraza que dificulta la salida de la sal y tiende a concentrarse en esa zona.
Paso a paso
1. Se meten en un vaso de batidora diez piquillos, el tomate, la mahonesa, el pimentón y el tabasco.
2. Se Añade el bacalao deshuesado con las manos a la olla en que se rehogan los ajos y el perejil en aceite.
3. Se echan las patatas, ya cocidas y luego trituradas con un machacador, a la olla con el bacalao, los ajos y el perejil.
4. Se Rellenan los veinte piquillos con la brandada que hemos preparado, ayudándonos con una manga.
El vino
Marqués de Cáceres Rosado 2014. Las uvas tempranillo y garnacha tinta de viñas de 20 años de Cenicero y La Rioja alavesa ofrecen este rosado de bonito color coral, fresco, goloso y de gran carnosidad. Ideal, a 7 ºC, con platos de cocina mediterránea y oriental, arroces, pastas y pizzas. Precio: 5 ¬. J. L. RECIO
Reinos de humo (por Benjamín Lana)
Estén tranquilos
Andan los cenáculos revueltos con la cocina de vanguardia española, esa que algunos identificaban con raciones de gorrión y deconstrucciones. Ahora que el perro está más flaco con la crisis y el abandono de Adrià, todo son pulgas. Que si ya no somos potencia, que si se demostró que lo de conceptualizarlo todo era flor de un día, que donde esté un buen potaje se quiten las esferificaciones... Somos aficionados a pasar de don Juan a Juanillo. Pero permítanme que les tranquilice. Detrás de talentosos y esforzados navegaron otros muchos. Corría el dinero y bastaban chaquetillas negras y un menú degustación para cobrar duro. Eso sí se lo llevó la corriente. Lo sincero resistió, cada uno como pudo, y algunos, con más alma de empresarios que de cocineros, ahí continúan, en otra onda. Los chefs de medio mundo piensan aún hoy en este paisito cuando quieren formarse o inspirarse. La Michelin ha concedido tres estrellas a dos menores de 40 en estos últimos años, y su competencia anglosajona de 50 Best dice que España es el único país con 7 entre los mejores 50, incluido el número uno: El Celler de Can Roca. Pocos estados pueden mostrar una docena larga de nombres tan interesantes. Los hermanos Roca, Andoni Aduriz, Quique Dacosta acabo de comprobar su estado de forma, Nacho Manzano, Albert Adriá y, según me cuentan, Dani García (por citar unos pocos de distintos 'palos') siguen insuflando aires nuevos, con o sin sifón, a la cocina creativa. Están quizá hasta más centrados, perdida la graciosa insolencia de la juventud, ganada la capacidad de simplificar.
TÍTULO: EL HORMIGUERO LUNES 31 AGOSTO - Doctor Weston-Davies,.
Criminología / foto
Elaboración: pelamos y troceamos las patatas medianas, las colocamos en una olla y las cubrimos con agua y una pizca de sal. A fuego suave, las dejamos cocer durante 25 minutos. Metemos entonces los lomos de bacalao en el microondas: 5 minutos a máxima potencia.Picamos el perejil sobre la tabla y hacemos la salsa. En un vaso de batidora metemos diez piquillos con el tomate concentrado, la mahonesa, el pimentón, el vinagre, el tabasco, el aceite de oliva y la sal. En la olla añadimos el aceite con los ajos y el perejil. Los rehogamos evitando que cojan color y añadimos el bacalao deshuesado con las manos. Echamos también la piel y un poco de pimienta.Con un machacador trituramos las patatas y las añadimos al bacalao.
Acabado y presentación: ya retirada la olla del fuego, rectificamos la sazón, espolvoreamos con perejil picado y con aceite de oliva crudo.Rellenamos entonces con esta brandada los veinte pimientos del piquillo, ayudándonos con una manga.Una vez que los hemos rellenado, podemos elegir entre comerlos fríos o calientes. En este caso, los metemos en el horno unos minutos y los servimos con la salsa caliente. Aliñamos aparte unas hojas de perejil y chalotas en tiras, salpimentamos y las colocamos sobre los pimientos.
Mis trucos
A la hora de desalar el bacalao, es conveniente colocar las tajadas dentro del agua con la piel hacia arriba, porque, si no, la piel actúa como una coraza que dificulta la salida de la sal y tiende a concentrarse en esa zona.
Paso a paso
1. Se meten en un vaso de batidora diez piquillos, el tomate, la mahonesa, el pimentón y el tabasco.
2. Se Añade el bacalao deshuesado con las manos a la olla en que se rehogan los ajos y el perejil en aceite.
3. Se echan las patatas, ya cocidas y luego trituradas con un machacador, a la olla con el bacalao, los ajos y el perejil.
4. Se Rellenan los veinte piquillos con la brandada que hemos preparado, ayudándonos con una manga.
El vino
Marqués de Cáceres Rosado 2014. Las uvas tempranillo y garnacha tinta de viñas de 20 años de Cenicero y La Rioja alavesa ofrecen este rosado de bonito color coral, fresco, goloso y de gran carnosidad. Ideal, a 7 ºC, con platos de cocina mediterránea y oriental, arroces, pastas y pizzas. Precio: 5 ¬. J. L. RECIO
Reinos de humo (por Benjamín Lana)
Estén tranquilos
Andan los cenáculos revueltos con la cocina de vanguardia española, esa que algunos identificaban con raciones de gorrión y deconstrucciones. Ahora que el perro está más flaco con la crisis y el abandono de Adrià, todo son pulgas. Que si ya no somos potencia, que si se demostró que lo de conceptualizarlo todo era flor de un día, que donde esté un buen potaje se quiten las esferificaciones... Somos aficionados a pasar de don Juan a Juanillo. Pero permítanme que les tranquilice. Detrás de talentosos y esforzados navegaron otros muchos. Corría el dinero y bastaban chaquetillas negras y un menú degustación para cobrar duro. Eso sí se lo llevó la corriente. Lo sincero resistió, cada uno como pudo, y algunos, con más alma de empresarios que de cocineros, ahí continúan, en otra onda. Los chefs de medio mundo piensan aún hoy en este paisito cuando quieren formarse o inspirarse. La Michelin ha concedido tres estrellas a dos menores de 40 en estos últimos años, y su competencia anglosajona de 50 Best dice que España es el único país con 7 entre los mejores 50, incluido el número uno: El Celler de Can Roca. Pocos estados pueden mostrar una docena larga de nombres tan interesantes. Los hermanos Roca, Andoni Aduriz, Quique Dacosta acabo de comprobar su estado de forma, Nacho Manzano, Albert Adriá y, según me cuentan, Dani García (por citar unos pocos de distintos 'palos') siguen insuflando aires nuevos, con o sin sifón, a la cocina creativa. Están quizá hasta más centrados, perdida la graciosa insolencia de la juventud, ganada la capacidad de simplificar.
TÍTULO: EL HORMIGUERO LUNES 31 AGOSTO - Doctor Weston-Davies,.
Doctor Weston-Davies: "Yo sé quién fue el destripador"
Wynne Weston-Davies descubrió por
casualidad que la última víctima de Jack el Destripador era su tía
abuela. Decidió investigar más y ha llegado a una conclusión: el asesino
era el exmarido de su tía. La teoría y los datos aportados tienen la
solidez suficiente como para que el Gobierno británico haya autorizado
por primera vez la exhumación del cadáver de una de las víctimas del
famoso criminal.
La única forma de dejar claro de una vez por todas que la
última víctima del Destripador fue mi tía abuela es exhumar el cuerpo de
Mary Jane Kelly», afirma el doctor Weston-Davies, un cirujano jubilado.
«Vamos a tratar de extraer una muestra de ADN de sus huesos o dientes
para compararla con mi propio ADN o el de mi hermano, sus únicos
familiares vivos».
Wynne Weston-Davies defiende que el destripador fue Francis Spurzheim Craig, el hombre que estuvo casado con su tía abuela, que había cambiado su apellido real, Weston Jones, para ocultar que había ejercido como prostituta.
Cuando se cometieron los crímenes, en 1888, Craig era un periodista de 51 años especializado en temas judiciales en el gran barrio londinense del East End. El doctor Weston-Davies considera que el conocimiento que Craig tenía de los métodos policiales le llevó a matar a otras cuatro mujeres con el objetivo de disimular el que era su propósito original: el asesinato de su propia esposa, quien lo había humillado al ponerse a trabajar otra vez como prostituta, pocos meses después de haberse casado con él en 1885, aunque cuando se cometieron los crímenes, tres años después, ya estaban separados.
'Mala gente'
La clave para descifrar el secreto del Destripador la proporcionaron unos documentos encontrados hace cuatro años en los National Archives en Kew, en el suroeste de Londres. En su libro, titulado The real Mary Kelly, Weston-Davies asegura que los documentos del divorcio dejan claros sus lazos familiares con Elizabeth Weston Davies, que era el nombre real de Mary Jane Kelly, y con Francis Craig. «No sabía nada en particular sobre Jack el Destripador hasta que empecé a investigar la historia de mi familia hace más de 10 años. Mi padre, que murió en 1996, siempre se negó a hablar de su familia. Se limitaba a decir que 'eran mala gente'».
Un día de 2011 que estaba en los National Archives buscando unos documentos, Weston-Davies tecleó su propio apellido en la base de datos, y uno de los resultados que apareció fue Weston Jones. «Iba a pasar a otra cosa, pero finalmente pedí el documento, por pura curiosidad. Me trajeron una caja con documentos judiciales, incluyendo una solicitud de divorcio y una declaración jurada. Todos estos documentos tenían que ver con mi antepasada, que había adoptado un nuevo apellido para hacerse pasar por viuda antes de contraer matrimonio, práctica que por entonces era corriente entre las mujeres que nunca habían estado casadas pero que tenían experiencia sexual». Así empezó a descubrir la extraordinaria historia de una mujer que se casó con un hombre mucho mayor que ella, Francis Craig, y cuyo matrimonio no solo duró unos pocos meses, sino que terminó incluso de la peor manera.
El doctor Weston-Davies explica que la investitación no fue rápida. «Pasaron varios años hasta que logré la conexión con Jack el Destripador. Solicité el certificado de defunción de Craig y después encontré el informe del forense sobre su muerte. Ahí fue cuando me dejó con la boca abierta. Craig se suicidó cortándose el cuello con una hoja afilada, tal y como habían sido asesinadas las víctimas del Destripador».
Conocedor del medio
Francis Craig, según se desprende de este nuevo estudio, era un periodista en horas bajas. Durante su etapa como redactor jefe del periódico 'Bucks Advertiser', su carrera profesional prácticamente llegó a su fin cuando un diario rival logró dejar más que claro que había estado plagiando artículos de 'The Daily Telegraph' palabra por palabra y haciéndolos pasar como propios. Que fuese periodista explica varios detalles peculiares de los crímenes de Jack el Destripador.
Los conocedores del caso siempre se han preguntado por qué la serie de cartas que dio origen al apodo 'Jack el Destripador' fue enviada a la agencia de prensa Central News, especializada en casos judiciales, y no a un periódico de difusión nacional, como hubiera sido lo más lógico. Weston-Davies sugiere que Craig fue quien escribió esas misivas precisamente porque él era un periodista free lance y tenía claro que esta era la mejor forma de asegurar la difusión de sus escritos entre todos los diarios del país. Y un dato significativo más que refrenda esta teoría: en las cartas había unos cuantos americanismos, y Craig había vivido en Estados Unidos cuando era joven.
Craig era un hombre peculiar. Se conservan informes sobre sus extraños hábitos, y el autor cree que es muy probable que sufriera un trastorno esquizofrénico de la personalidad. Los asesinatos se produjeron tres años después de la ruptura del matrimonio entre Craig y Mary Jane. «Hay indicios de que Craig estuvo buscándola mucho tiempo y de que llegó a contratar a detectives privados», asegura el autor. «Su propósito inicial era que ella volviera a su lado. No lo logró, y entonces fue presa de la ira y el odio».
Terribles mutilaciones
En el libro, Weston-Davies cuenta como Craig mató a Mary Jane en noviembre de 1888 en su habitación de la calle Miller's Court, uno de los míseros callejones de Whitechapel. Después de cortarle el cuello, el asesino la desfiguró de un modo horrible. A diferencia de lo sucedido con las otras víctimas, su rostro quedó irreconocible después de terribles mutilaciones faciales.
«Porque quería hacer todo lo posible para que nunca fuera descubierta la verdadera identidad de su víctima», indica el doctor Weston-Davies, que durante años trabajó como cirujano antes de dedicarse a la investigación médica. «Craig se tomó su tiempo para extirparle el corazón, a través del diafragma. La policía se presentó en la casa a la mañana siguiente y lo registró todo a conciencia, pero los agentes nunca llegaron a encontrar el corazón», explica. «Estoy convencido de que esta terrible evisceración también tenía un carácter simbólico. Ella le había roto el corazón, y él ahora estaba haciendo lo mismo».
La prueba final. Weston-Davies junto a la tumba de su tía abuela en el cementerio católico Saint Patrick de Leytonstone, al este de Londres. Él espera que su teoría sea confirmada por las muestras de ADN que se tomarán tras la exhumación.
Aquí murió Mary Jane Kelly.Mile End Road, en Whitechapel (Londres), donde Jack el Destripador cometió su último crimen.
Jack, El reportero
Weston-Davies ha localizado la que bien pudiera ser la única imagen existente de Jack el Destripador, lo que ha dado mucho más interés a esta nueva investigación. Se trata de un dibujo hecho en la época del proceso judicial que investigaba los crímenes de Jack el Destripador. Muestra, supuestamente, a Craig tomando notas del asesinato cometido por él mismo. «Un bosquejo efectuado durante el juicio por la muerte de Annie Chapman muestra a un hombre sentado en la primera fila de asientos, reservada para la prensa. Creo muy posible que este hombre fuera Francis Craig», asegura Weston-Davies. ¿En qué se basa para hacer esta afirmación? «El periodista del dibujo se parece mucho al padre de Francis Craig, que fue un famoso frenólogo residente en el oeste de Londres y que frecuentaba los ambientes intelectuales». De él se conservan retratos que permiten establecer la comparación, junto con algunas referencias del informe forense del propio Francis Craig.
Sospechosos habituales
Montague John Druitt, el médico. Un médico que desapareció en la época del último asesinato del Destripador. Su cuerpo fue encontrado en el Támesis al mes siguiente. Hubo alegaciones de que Druitt, de 41 años, era 'sexualmente insano'. El inspector Macnaghten creía que era el asesino.
Seweryn Klosowski, el barbero. El polaco Klosowski llegó a Londres en 1887 y adoptó el nombre de George Chapman. Trabajó como barbero en Whitechapel. En 1903 fue colgado por envenenar a tres de sus mujeres. El inspector George Abberline pensaba que era el mayor sospechoso, pese a que su método era el veneno y no el cuchillo.
Albert Victor Christian Edward, el Príncipe. El duque de Clarence era uno de los nietos de la reina Victoria. Sufría de sífilis, lo que le habría llevado a la locura y al crimen. Aunque la cronología no encajaba, llegó a ser encarcelado con permiso de la Familia Real. Murió en un asilo en 1892.
Joseph Barnett, el porteador. Un porteador de pescado en el mercado que conocía a la última víctima, Mary Jane Kelly. Según una teoría, se habría enamorado de ella y enfureció cuando supo que trabajaba como prostituta. Con los primeros asesinatos quería disuadirla de seguir en las calles. La apariencia física de Barnett coincidía con la facilitada por los testigos e incluso con el perfil completado por el FBI.
Lord Randolph Churchill, el padre del primer ministro. Una de las teorías más curiosas es la que sostiene que el padre de sir Winston Churchill lideraba una conspiración masónica para asesinar prostitutas en el East End. Lo único cierto es el parecido de Churchill con la mejor descripción que existe del Destripador, facilitada por el testigo George Hutchinson, que vio a un hombre con Mary Kelly justo antes de que fuese asesinada.
Lizzie Williams, una mujer. Hace tres años, un libro aseguraba que el famoso asesino en serie era en realidad una mujer, Lizzie Williams, la esposa de uno de los sospechosos, el médico John Williams. Se argumentaba que Lizzie lo hizo tras enloquecer por ser estéril, lo que se vinculaba al hecho de que a tres prostitutas les habían extirpado el útero.
Para saber más
'The real Mary Kelly'. Por Wynne Weston-Davies (Blink Publishing).
Wynne Weston-Davies defiende que el destripador fue Francis Spurzheim Craig, el hombre que estuvo casado con su tía abuela, que había cambiado su apellido real, Weston Jones, para ocultar que había ejercido como prostituta.
Cuando se cometieron los crímenes, en 1888, Craig era un periodista de 51 años especializado en temas judiciales en el gran barrio londinense del East End. El doctor Weston-Davies considera que el conocimiento que Craig tenía de los métodos policiales le llevó a matar a otras cuatro mujeres con el objetivo de disimular el que era su propósito original: el asesinato de su propia esposa, quien lo había humillado al ponerse a trabajar otra vez como prostituta, pocos meses después de haberse casado con él en 1885, aunque cuando se cometieron los crímenes, tres años después, ya estaban separados.
'Mala gente'
La clave para descifrar el secreto del Destripador la proporcionaron unos documentos encontrados hace cuatro años en los National Archives en Kew, en el suroeste de Londres. En su libro, titulado The real Mary Kelly, Weston-Davies asegura que los documentos del divorcio dejan claros sus lazos familiares con Elizabeth Weston Davies, que era el nombre real de Mary Jane Kelly, y con Francis Craig. «No sabía nada en particular sobre Jack el Destripador hasta que empecé a investigar la historia de mi familia hace más de 10 años. Mi padre, que murió en 1996, siempre se negó a hablar de su familia. Se limitaba a decir que 'eran mala gente'».
Un día de 2011 que estaba en los National Archives buscando unos documentos, Weston-Davies tecleó su propio apellido en la base de datos, y uno de los resultados que apareció fue Weston Jones. «Iba a pasar a otra cosa, pero finalmente pedí el documento, por pura curiosidad. Me trajeron una caja con documentos judiciales, incluyendo una solicitud de divorcio y una declaración jurada. Todos estos documentos tenían que ver con mi antepasada, que había adoptado un nuevo apellido para hacerse pasar por viuda antes de contraer matrimonio, práctica que por entonces era corriente entre las mujeres que nunca habían estado casadas pero que tenían experiencia sexual». Así empezó a descubrir la extraordinaria historia de una mujer que se casó con un hombre mucho mayor que ella, Francis Craig, y cuyo matrimonio no solo duró unos pocos meses, sino que terminó incluso de la peor manera.
El doctor Weston-Davies explica que la investitación no fue rápida. «Pasaron varios años hasta que logré la conexión con Jack el Destripador. Solicité el certificado de defunción de Craig y después encontré el informe del forense sobre su muerte. Ahí fue cuando me dejó con la boca abierta. Craig se suicidó cortándose el cuello con una hoja afilada, tal y como habían sido asesinadas las víctimas del Destripador».
Conocedor del medio
Francis Craig, según se desprende de este nuevo estudio, era un periodista en horas bajas. Durante su etapa como redactor jefe del periódico 'Bucks Advertiser', su carrera profesional prácticamente llegó a su fin cuando un diario rival logró dejar más que claro que había estado plagiando artículos de 'The Daily Telegraph' palabra por palabra y haciéndolos pasar como propios. Que fuese periodista explica varios detalles peculiares de los crímenes de Jack el Destripador.
Los conocedores del caso siempre se han preguntado por qué la serie de cartas que dio origen al apodo 'Jack el Destripador' fue enviada a la agencia de prensa Central News, especializada en casos judiciales, y no a un periódico de difusión nacional, como hubiera sido lo más lógico. Weston-Davies sugiere que Craig fue quien escribió esas misivas precisamente porque él era un periodista free lance y tenía claro que esta era la mejor forma de asegurar la difusión de sus escritos entre todos los diarios del país. Y un dato significativo más que refrenda esta teoría: en las cartas había unos cuantos americanismos, y Craig había vivido en Estados Unidos cuando era joven.
Craig era un hombre peculiar. Se conservan informes sobre sus extraños hábitos, y el autor cree que es muy probable que sufriera un trastorno esquizofrénico de la personalidad. Los asesinatos se produjeron tres años después de la ruptura del matrimonio entre Craig y Mary Jane. «Hay indicios de que Craig estuvo buscándola mucho tiempo y de que llegó a contratar a detectives privados», asegura el autor. «Su propósito inicial era que ella volviera a su lado. No lo logró, y entonces fue presa de la ira y el odio».
Terribles mutilaciones
En el libro, Weston-Davies cuenta como Craig mató a Mary Jane en noviembre de 1888 en su habitación de la calle Miller's Court, uno de los míseros callejones de Whitechapel. Después de cortarle el cuello, el asesino la desfiguró de un modo horrible. A diferencia de lo sucedido con las otras víctimas, su rostro quedó irreconocible después de terribles mutilaciones faciales.
«Porque quería hacer todo lo posible para que nunca fuera descubierta la verdadera identidad de su víctima», indica el doctor Weston-Davies, que durante años trabajó como cirujano antes de dedicarse a la investigación médica. «Craig se tomó su tiempo para extirparle el corazón, a través del diafragma. La policía se presentó en la casa a la mañana siguiente y lo registró todo a conciencia, pero los agentes nunca llegaron a encontrar el corazón», explica. «Estoy convencido de que esta terrible evisceración también tenía un carácter simbólico. Ella le había roto el corazón, y él ahora estaba haciendo lo mismo».
La prueba final. Weston-Davies junto a la tumba de su tía abuela en el cementerio católico Saint Patrick de Leytonstone, al este de Londres. Él espera que su teoría sea confirmada por las muestras de ADN que se tomarán tras la exhumación.
Aquí murió Mary Jane Kelly.Mile End Road, en Whitechapel (Londres), donde Jack el Destripador cometió su último crimen.
Jack, El reportero
Weston-Davies ha localizado la que bien pudiera ser la única imagen existente de Jack el Destripador, lo que ha dado mucho más interés a esta nueva investigación. Se trata de un dibujo hecho en la época del proceso judicial que investigaba los crímenes de Jack el Destripador. Muestra, supuestamente, a Craig tomando notas del asesinato cometido por él mismo. «Un bosquejo efectuado durante el juicio por la muerte de Annie Chapman muestra a un hombre sentado en la primera fila de asientos, reservada para la prensa. Creo muy posible que este hombre fuera Francis Craig», asegura Weston-Davies. ¿En qué se basa para hacer esta afirmación? «El periodista del dibujo se parece mucho al padre de Francis Craig, que fue un famoso frenólogo residente en el oeste de Londres y que frecuentaba los ambientes intelectuales». De él se conservan retratos que permiten establecer la comparación, junto con algunas referencias del informe forense del propio Francis Craig.
Sospechosos habituales
Montague John Druitt, el médico. Un médico que desapareció en la época del último asesinato del Destripador. Su cuerpo fue encontrado en el Támesis al mes siguiente. Hubo alegaciones de que Druitt, de 41 años, era 'sexualmente insano'. El inspector Macnaghten creía que era el asesino.
Seweryn Klosowski, el barbero. El polaco Klosowski llegó a Londres en 1887 y adoptó el nombre de George Chapman. Trabajó como barbero en Whitechapel. En 1903 fue colgado por envenenar a tres de sus mujeres. El inspector George Abberline pensaba que era el mayor sospechoso, pese a que su método era el veneno y no el cuchillo.
Albert Victor Christian Edward, el Príncipe. El duque de Clarence era uno de los nietos de la reina Victoria. Sufría de sífilis, lo que le habría llevado a la locura y al crimen. Aunque la cronología no encajaba, llegó a ser encarcelado con permiso de la Familia Real. Murió en un asilo en 1892.
Joseph Barnett, el porteador. Un porteador de pescado en el mercado que conocía a la última víctima, Mary Jane Kelly. Según una teoría, se habría enamorado de ella y enfureció cuando supo que trabajaba como prostituta. Con los primeros asesinatos quería disuadirla de seguir en las calles. La apariencia física de Barnett coincidía con la facilitada por los testigos e incluso con el perfil completado por el FBI.
Lord Randolph Churchill, el padre del primer ministro. Una de las teorías más curiosas es la que sostiene que el padre de sir Winston Churchill lideraba una conspiración masónica para asesinar prostitutas en el East End. Lo único cierto es el parecido de Churchill con la mejor descripción que existe del Destripador, facilitada por el testigo George Hutchinson, que vio a un hombre con Mary Kelly justo antes de que fuese asesinada.
Lizzie Williams, una mujer. Hace tres años, un libro aseguraba que el famoso asesino en serie era en realidad una mujer, Lizzie Williams, la esposa de uno de los sospechosos, el médico John Williams. Se argumentaba que Lizzie lo hizo tras enloquecer por ser estéril, lo que se vinculaba al hecho de que a tres prostitutas les habían extirpado el útero.
Para saber más
'The real Mary Kelly'. Por Wynne Weston-Davies (Blink Publishing).
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