domingo, 22 de noviembre de 2015

LIGA FUTBOL - REAL MADRID -0- BARCELONA -4-,./ "OYSTER BARS",.

TÍTULO: LIGA FUTBOL - REAL MADRID -0- BARCELONA -4-,.

Los jugadores del Barça celebran un gol. jornada 12

El Barça destroza el proyecto Benítez

Los jugadores del Barça celebran un gol. / foto
  • Los azulgranas, sin necesidad de contar con Messi, aplastan a un Real Madrid sin ideas, juego y ni siquiera corazón,.

  • Pañolada histórica y gritos de ‘Florentino dimisión’ en un repaso superior incluso al 2-6 de 2009,.

    El Barcelona aplastó al Real Madrid en el Bernabéu, que silbó a sus propios jugadores y mostró pañuelos ya desde la primera mitad descontento con el equipo de un Rafa Benítez que sale muy tocado y solicitó la dimisión de su presidente con gritos de ‘Florentino dimisión’. El repaso fue de los que quedará en la retina, incluso superior al día de los aplausos al Ronaldinho y muy cerca del recordado 2-6 de Guardiola. Quizá sea más meritorio, no sólo porque su rival mostró más alma y corazón sino porque llegó sin necesidad de que Leo Messi, que salía de una lesión, fuese titular. Sólo compareció en la media hora final, cuando el marcador ya era 0-3.
    El Real Madrid fue una caricatura y eso que Benítez sacó posiblemente su once más ofensivo en años, con la ‘BBC’ y James en el medio junto a Kroos y Modric. Los mismos seis estiletes que utilizaba Ancelotti, pero el equipo no se pareció en nada al del italiano, que hace algo más de un año tumbó a casi los mismos once de Luis Enrique. El once del madrileño transmitió una nula sensación como colectivo, sin saber cómo ejecutar el plan. Quizá porque no era el esperado. Cuando desde bien pronto estuvo por detrás en el marcador se mostró aturdido mentalmente, impotente, incapaz de reaccionar ante un Barcelona que siempre tuvo el balón y disfrutó con él. Sergi Roberto ocupó la plaza de Messi y la superioridad en el centro del campo permitió garantizarse el control del juego frente un rival aferrado a lo táctico.
    El 0-1 llegó en una de esas largas combinaciones que realizó el bloque azulgrana. Sergi Roberto asistió al espacio viendo Varane rompía el fuera de juego y permitió el lujazo de Luis Suárez. En carrera, según le llegaba, y con el exterior del pie diestro la certificó junto a la base del poste. Tocó toda la red lateral hasta quedarse la bola dentro de la meta en el fondo sur. Pasó por allí celebrando una nueva diana, confirmando su momento goleador.
    Tras el gol, se esperaba una reacción blanca pero no llegó. Tras una perdida de Ramos, James mostró su compromiso en defensa y evitó una nueva entrada hacia portería de Neymar, que encontró un filón con Danilo. Navas se lució en el golpe franco posterior del brasileño. Sergi Roberto, que se asociaba e incluso pisaba área, tuvo el 0-2 dentro del área pero remató alto en el punto de penalti una buena acción colectiva con asistencia entre Iniesta y Rakitic. Empezó el runrún de desaprobación de la grada, pero entonces tuvo Luis Enrique que variar su plan, ese que le estaba funcionando, antes de la media hora por una lesión de Mascherano. La entrada de Mathieu no cambió ni sistemas ni jugadores de puestos.
    James puso a prueba a Bravo, pero estaba tan brillante como su indumentaria. Fernández Borbalán no quería perder el control del encuentro después de que las protestas de ambos lados creciesen en una acción en la que Alves cometió obstrucción a Cristiano y éste le golpeó con el codo en la cabeza. Esa amarilla al brasileño revolucionó el duelo un minuto, el único en el que tuvo su opción el Real Madrid. Pero no aprovechó los treinta segundos de desconcierto en área chica azulgrana, provocada por dos errores consecutivos en defensa. Piqué despejó hacia atrás pero Benzema no acertó a embocar, mientras que aprovechando un error de Modric llegó el segundo culé, de un Neymar que batió por bajo a Navas. En el Madrid no funcionaba nada. Nunca tenía la pelota y tampoco corría si la recuperaba.
    Gritos y pañuelos al descanso
    Marcelo con la cabeza evitó el 0-3 al filo del descanso, un resultado que hubiese hecho justicia al juego visitante y al ridículo local. Eso sí, no los pañuelos con los que se despidió al equipo y los gritos de ‘Florentino dimisión’ que se escucharon de modo claro por primera vez antes de que la música de los anuncios, a un volumen estratosférico serenara el cabreo de los aficionados. Al final del encuentro, con 0-4, subió aún más decibelios. En el vestuario, Benítez se reunió con los suyos, silbados otra vez al regresar al mismo nivel que al Barcelona, mientras Luis Enrique mandó calentar a Messi sólo por si acaso se torcía el asunto. Normal, viendo el panorama no era necesario. El Madrid era una angustia constante y al Barcelona le quedaba la opción Messi en el banquillo. Mentalmente demoledor.
    Bale, intrascendente, pidió apoyo a la grada con los brazos y se llevó una pitada. El juego local no les contagiaba entusiasmo, algo que si consiguió James con un zurdazo ajustado al poste que Bravo, con una gran mano, envió a córner. No había juego, sólo ramalazos individuales de orgullo, como Marcelo, el defensa más vertical del equipo. Neymar deseaba otro gol pero Navas le puso la mano en un golpe franco. Volvió el runrún, el Bernabéu tenía los pañuelos preparados. El Barça, andando, manejaba a su antojo el duelo. Daba la sensación que marcaría cuando quisiera. Y logró otro tanto más por medio de Iniesta, tras asistencia de tacón de Neymar.
    Luis Suárez no acertó a lograr el cuarto antes de que Benitez quitara a James, uno de los pocos que estaba aportando, por Isco. El técnico se llevó una pitada y pañolada terrible. Casi superior a la recibida por Messi al acceder al campo por Rakitic. Aún quedaba media hora, pero el asunto se daba por finiquitado mientras los cánticos rompían el disgusto colectivo. «Queremos once Juanitos», se lamentaba la afición después de que Cristiano, otro día más desparecido, marrase solo ante Bravo la mejor opción de los blancos.
    No falló por el contrario Luis Suárez, que tras recibir de Messi en el filo del fuera de juego, superó por alto a Keylor. Volvieron los pañuelos entre los que se quedaron en el estadio, ya que muchos optaron por irse. Los que evitaron el atasco de salida al menos no demostraron la antideportividad de los que aplaudieron la roja de Isco, que no aportó nada y demostró no saber perder. La goleada no fue mayor porque a Munir, Messi y Luis Suárez les faltó tino en la recta final. Pese a ello, para la hinchada local el disgusto fue superior incluso al 2-6. Ahora el Madrid tiene estrellas rutilantes pero ni brillan ni funcionan como equipo con Benítez. No tienen respuesta, ni siquiera ante la prensa.

    TÍTULO: "OYSTER BARS",.

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    Oyster Bars: dónde comer buenas ostras y qué debes saber antes de pedirlas

    Mientras que en EE.UU. se vive un revival de los oyster bars, en Buenos Aires no faltan lugares donde probar buenas ostras frescas.

    Pocas cosas seducen tanto la imaginación de un foodie como sentarse en un taburete y pedir una copa de Extra Brut acompañado de media docena de ostras frescas. En más de una película se ven sujetos vestidos de smoking y mujeres de largo frente a una fuente de hielo picado cubierta de ostras recién abiertas y una copa flûte de champagne en la mano. Es un lugar común pero sirve para ilustrar lo que muchos esperan de un estilo de vida suntuario y opulento. Y aunque esa imagen es un cliché, las ostras cotizan en alza, al punto de que hoy en Estados Unidos muchos las consideran “el nuevo sushi”, poniéndolas al mismo nivel que la típica comida japonesa, que explotó durante los años 80 en el país el Norte. Y de allí, al mundo. Las ostras conforman un paso más allá en la exploración de alimentos crudos y frescos.

    El regreso se da concretamente en oyster bars, reductos especializados en la venta del respetado molusco que tuvieron su esplendor en los años '70 y hoy se diseminan sobre todo en las ciudades del Este, como Boston y New York, pero también en otras ciudades costeras como San Francisco y Seattle. Uno de los grandes responsables de este repunte es el famoso chef Thomas Keller, que en sus restaurantes French Laundry y Per Se abre indefectiblemente sus menús con su plato insignia: Oysters and Pearls.

    En EE.UU., a diferencia de otros lugares, los bares de ostras son bien informales y se caracterizan por tener barras o mesas chicas; el cliente se sienta y el camarero abre las ostras en el momento y las sirve acompañadas de la bebida predilecta del comensal, generalmente cerveza o vino blanco. Algunos boliches incluso ponen a disposición del cliente distintos ingredientes a fin de que prepare sus propios aderezos.

    En los mejores lugares, como Island Creek (Boston) y el emblemático The Oyster Bar, de la Grand Station neoyorquina, se ofrecen más de quince variedades de ostras que se entregan frescas diariamente desde todos los rincones del país. Para entender la devoción que generan estos bivalvos en tierras del tío Sam, los fanáticos de la serie Mad Men (que transcurre en los años 60) pueden recordar el capítulo en que Roger Sterling y Don Draper degluten docenas de ostras bebiendo Dry Martinis. Pues bien: ese fanatismo ha retornado.

    TUTTI FRUTTI
    El asunto de las ostras viene de larga data: los romanos ya las incluían en el gustatio, una especie de aperitivo que se servía antes de la primae mensae (plato principal). Durante la Edad Media se las consideraba parte del menú de las clases acomodadas, ya que debían viajar de la costa al interior, lo que las hacía un artículo caro. Hoy están en boca de todos: el célebre Anthony Bourdain confiesa haber tenido una experiencia iniciática cuando probó su primera ostra. Otro aficionado de corte más local fue Luca Prodan, que acostumbraba a buscar a su novia a la salida de la Escuela de Bellas Artes, pasaba por una pescadería y la llevaba a comer ostras a la plaza Vicente López debajo de un jacarandá. ¿No es romántico?

    Pero si pensabas que las ostras crecían así nomás, pegadas a una roca, estás equivocado: se cultivan en criaderos y lograr que se desarrollen es una tarea muy difícil. El criador debe buscar un lugar que reúna condiciones óptimas de salinidad y temperatura para montar su negocio. Los moluscos se crean a partir de millones de larvas que se pegan a las estructuras dispuestas por el ostricultor y comienzan a desarrollar su concha; son muy pocas las que lo logran. Después deben superar obstáculos como peces, caracoles, mejillones y epidemias. Recién ahí el criador las separa en redes para que sigan creciendo. En fin, no es un negocio sencillo.

    Existen distintas variedades de ostras. La llamada ostra plana es autóctona, los paladares negros la consideran menos grasosa y se da en el Golfo de San Matías (entre Chubut y Río Negro), aunque la que más se consume en la Argentina es la ostra japonesa, que se introdujo en 1981 en Bahía San Blas (al sur de la provincia de Buenos Aires).

    AT HOME
    Si querés comer ostras, lo más simple es que vayas a un bar o restaurante como los que recomendamos más abajo, pero está claro que es más económico prepararlas en casa, aunque ojo: no es para cualquiera.

    Antes de comprarlas, es importante saber que, como todo molusco, conviene que la ostra esté bien cerrada y que sea pesada. En Buenos Aires se pueden conseguir buenos ejemplares en la pescadería de Jumbo y en el Barrio Chino a unos 10 o 12 pesos el kilo, mientras que la pulpa de ostra sale unos $32 por kilo.

    ¿Cómo se conservan? A la media valva con la carne o la carne sola se la puede frizar como cualquier producto. De hecho se vende pulpa de ostra congelada. No conviene comprarlas frescas y guardarlas en un balde con agua porque la ostra sigue metabolizando. Es mejor guardarlas en seco dentro de la heladera ya que de esa forma se cierran herméticamente. Allí se las puede conservar dos o tres de días, y hasta cinco, aunque conviene consumirlas lo antes posible. La regla es clara: cuanto más fresco, mejor.

    Ahora bien, abrir la ostra es todo un desafío. Un gourmet improvisado se expone a transpirar de más, sufrir raspaduras y cortes, además de una cuota de frustración ante la tenacidad del molusco. El proceso correcto sería: 1) Lavar bien las ostras; si están muy sucias ayudarse con un cepillo de cerdas duras. 2) Apoyarlas sobre la palma de la mano y tomarlas por el lado convexo; se puede usar un trapo para que no se resbalen. 3) Tomar un cuchillo para abrir ostras (no hay nada más snob), o un cuchillo de hoja corta e introducirlo por la bisagra, es decir, por el vértice de la ostra. Realizar movimientos laterales y rotatorios, cuidadosos pero firmes, a fin de desprender el músculo que sujeta las conchas; repasar el borde de la ostra con el cuchillo para completar la operación. A la hora de comerlas, no hay fórmulas. Los puristas las comen solas o con algunas gotas de lima o limón. Otros hacen una salsa con vinagre de vino, echalotte y pimienta, algunos las gratinan y un grupo de herejes les agregan Tabasco, una aberración gastronómica, pero como dicen en Galicia, para gustos se pintan los colores…

    Por lo general se sirven como entrada, aunque también se pueden comer como plato en distintas preparaciones. Si los comensales son recatados, se calcula una cantidad de media docena por persona, pero los fanáticos pueden comer una cantidad infinita.

    ¿DONDE COMERLAS?

    CRIZIA
    Un enorme galpón que albergó un estudio de TV desde hace cuatro años es la sede de Crizia, un restobar con una barra de ostras con capacidad para doce comensales. Al estilo de los bistró, una pizarra de la puerta anuncia la oferta de ostras. Las medias docenas que sirven pueden ser crudas, al champagne (gratinadas con crema de leche y espumante) o a la Rockefeller (tradicional receta neoyorquina que las gratina con espinaca, crema y queso parmesano). El costo es de $54, $62 y $66, respectivamente.
    Gorriti 5143, Palermo / T. 4831-4979

    BAR DEL MARRIOTT PLAZA
    El sobrio y apolíneo bar del Marriott Plaza, elegido en 2006 por la revista Forbes como uno de los nueve mejores bares de hotel del mundo, es un lugar ideal para comer ostras. Sus taburetes de bronce y su barra en “L” invitan a pedir “un trío” acompañado de una copa de espumante. Si bien no siempre hay (depende de la marea roja), se pueden reemplazar por unas vieyras gratinadas. El plato sale unos 65 pesos.
    Florida 1005, Retiro / T. 4318-3000


    Otro reducto para los adoradores del oblongo molusco es la barra del Gran Bar Danzón. La empinada y casi secreta escalera lleva a un salón envuelto en una semipenumbra, con una larga barra provista de todo tipo de destilados. La cocina, a cargo de Martín Arrieta y Aldo Venegas, entre otras cosas provee de un plato de media docena de ostras frescas con gajos de lima y ceviche de vegetales a 64 pesos.
    Libertad 1161, Barrio Norte / T. 4811-1108

    LOBBY BAR DEL HOTEL ALVEAR
    El Lobby Bar tiene por función achicar el ego del sujeto más agrandado. Nadie queda indiferente frente a las imponentes columnas de mármol, los techos altos, los elegantes cortinados y la atmósfera de “Belle Epoque” que destila ese bar. El comensal se puede sentar en la barra o en una mesa y pedir que le traigan un plato con seis ostras, panera, manteca, sal, Tabasco y tres aderezos, uno con pepino y jengibre, otro con crema de echalotes y un tercero con salsa criolla, todo por la suma de 115 pesos.

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