Mereció más, pero pierde el liderato tras empatar contra un Sevilla serio, encerrado y aguerrido que jugó media hora con uno menos por doble amarilla a Vitolo. Griezmann estrelló un balón en el palo.
TITULO: LIGA FUTBOL - BETIS -1- REAL MADRID -1-,.
Resultado Final / foto,.
BETIS -1- REAL MADRID -1-,.
El Madrid vuelve a su realidad tras el Zidane,.
El Madrid se deja dos puntos
en el Villamarín. Floja primera parte, mejor en la segunda. El árbitro
falló en las dos áreas,.
Toshack
es el entrenador que más frases ha dejado en las últimas décadas. Con
el No Problem, el cerdo volando y los mismos once c... de siempre te
explicas medio fútbol. Porque después de tanto cambio, Zidane optó por Danilo, es decir, lo mismo que Benítez. ¿Pero qué otra cosa puede hacer?
El himno del Betis impresiona.
Ese grito Beti, Beti, Beti provocó la erección en los botoncillos
pectorales del plumilla. En el Villamarín uno se da cuenta de cuántas
cosas son verdes. El pilotito del portátil, por ejemplo, era bético
también.
El inicio fue un clásico. El rival sale en el corazón del
partido y el Madrid como el gris antracita de la camiseta, en algún
mundo sintético, artificial. Una internada por la izquierda bética la
remató Castro, el rechace lo ganó Cejudo, que hizo el 1-0 con un gran disparo.
Un aficionado gritó gol y un trozo de pipa, como proyectil de júbilo, salió de su boca e impactó en la pantalla del plumilla.
Las
intervenciones de Cristiano tras el gol ajeno parecen tener el único
objeto de excitar la animosidad local. Entre el gol y el posgol de
Cristiano pidiendo la pelota, se alargan sus buenos diez minutos de
griterío local. Sus jugadas son como un berrinche, improductivas y algo
escenográficas.
«Tiene dos huevos, Merino tiene dos huevos», precisó el público en ese apogeo de ardor. El Madrid producía,
como la canción, esa vieja sensación... Tobillo fino, una geometría
hojaldrada en el medio, poca agresividad. Hubo algunos intentos de James
por filtrar un balón a la delantera, pero poco más. Mal su banda con
Danilo, mejor, esforzado, Isco, aunque mejor hacia
atrás que hacia el ataque (Isco luchó mucho, quizás para conjurar esa
imagen que aún deja de jugador como para el Betis). Contra la carga
local, mucha media vuelta y recorte reculero. El Madrid dejaba ese no sé
qué de poco acomodo, como una berlina en el campo, mocasines en la
playa, tacones en carnaval. Sensación de inadecuación.
Porque no
se puede hablar de incomparecencia, por mal que estuvieran algunos. Es
algo más profundo: es lo que son o cómo juegan. Por ejemplo, del 31 al
34 hubo tres minutos para darle la vuelta al partido: ocasión de
Cristiano, remate de Pepe y un penalti claro a Benzema.
Zidane le
hacía a Varane el inconfundible gesto de adelante. Pero el equipo
estaba friolento, ese mood habitual del Madrid sin asomo de Pirris. Especialmente mal James, que recibía de espaldas o se embarullaba en toques de derviche.
Molinero
le echaba bemoles, Petros robaba, y el Betis, en general, llevaba el
reglamento a unos límites interpretativos que son los que le
corresponden.
«Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si disfruto más contigo que con mi mujer». Era la afición antes del descanso.
Del
descanso el Madrid salió determinado. Bien Isco, y ocasión clara,
múltiple, de negación consecutiva en el 49'. El Betis se aculaba y a
cada poco salía la camilla, parecía eso un campo de golf.
El
partido se metía en otro momento: medición de tiempos, control blanco y
épica bética: el regate elástico de Joaquín, los pulmones de N'Diaye, al
que le gritaban Pogba, y los puños de Adán.
En lo más hirviente del partido, Modric dejó dos detalles excepcionales y el Madrid ocupó el campo rival. La gesticulación de Zidane parecía pedir cercanía de las líneas.
Y el equipo respondió. En el 70', el empate: un pase hondo de Kroos le llegó a James que asistió a Benzema. Posible offside por el metro de ventaja que se adivinaba.
Pero era justo porque el Madrid estaba demostrando carácter y propósito. No era una agrupación fantasmal como otras veces.
Carvajal
mejoró a Danilo y le quitó la cojera al equipo. Adán, y un poco
Benzema, evitaron el gol del Madrid en el 78'. Estaba como el escritor
que tiene la novela escrita pero no sabe cómo acabarla: buscando un
final. Apareció Adán entonces (siempre la cuña de la madera propia...).
El empate rebajará el efecto Zidane, porque la realidad no se va ni con zotal, pero no fue la peor noche del Madrid.
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