UN PAIS PARA COMERSELO - EL GLOTON Y DESALIÑADO HOLLANDE, fotos.
El glotón y desaliñado Hollande
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La actriz Julie Gayet conoce los defectos de su novio y no los esconde a sus íntimos, que ahora los han airedo en un nuevo libro sobre la pareja,.
A partir de ahora cuando se busque la biografía de Francois Hollande aparecerá que ejerce como presidente de Francia, además de como novio «glotón, desaliñado y alérgico al compromiso». O esa al menos sería la definición que en ‘petit’ comité da su novia, la actriz Julie Gayet, según se desprende de las investigaciones realizadas por los periodistas galos Soazig Quéméner y François Aubel.
Los plumillas han recabado las curiosidades más jugosas de la pareja y las han resumido ahora en ‘Julie Gayet, una intermitente en el Elíseo’, un libro en el que se deja patente la gran influencia de la intérprete en su novio pese a que oficialmente no ejerce como primera dama. Eso sí, entra en el Elíseo como si fuese su casa, pero prefiere siempre hacerlo por el acceso trasero, en especial los fines de semana. «Vuelve locos a los servicios de seguridad», desvelan los periodistas.
A sus 61 años, Hollande siempre se convierte en el rey de todas las cenas que le gustan organizar a Gayet, 18 años menor, en el palacio con personalidades de lo más heterogéneas. Allí el presidente galo muestra su buen yantar y su mala percha. Pero por más que su relación saltase a la luz en 2014 (él salía además oficialmente con la periodista Valérie Trierweiler), la pareja sigue sin querer posar junta. Y menos pasar por la vicaría. «El político no deseó casarse con la madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal, no deseó casarse con Valérie Trierweiler y desde luego no piensa casarse con Julie Gayet», aseguran sus más cercanos.
Amenazas de muerteTampoco la intérprete tiene muchas ganas de dar el ‘sí, quiero’ viendo el precedente de Carla Bruni y cómo su carrera artística quedó relegada por seguir a Nicolas Sarkozy como primera dama, aunque en la Constitución no se le asigna un papel oficial.
Divorciada y con dos hijos, Gayet «vivió muy mal» el revuelo que se montó tras saltar a los medios que ejercía como la amante del presidente. Aunque acostumbrada a los flashes y las alfombras rojas, la polémica que se montó le hizo «incapaz de afrontar los medios de comunicación, fue muy duro», sentencian los autores del libro. La también productora recibió cartas con insultos y amenazas de muerte. «Su padre, Brice, realmente temió por ella», recuerdan una vez que todo se ha normalizado y la pareja ha perdido bastante interés.
TITULO: TAPAS Y BARRAS - COLIFLOR PARA FOODIES,.
TAPAS Y BARRAS - COLIFLOR PARA FOODIES, fotos.
Coliflor para 'foodies'
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Amenaza a las legumbres con convertirse en el producto del año. Con ella se puede hacer cuscús, risotto y pizza. En EE UU ha derrocado al kale como rey de la cocina y en Navidad, los mercados se quedaron sin ella
En casa de Martín, la comida es casi una guerra. Al crío, de seis años, no le gustan las verduras. Su madre se las intenta colar como si fueran una salsa, pero no siempre puede y, además, se hincha más a pan que a otra cosa con el moje. En una búsqueda desesperada de trucos para que se las coma, Blanca ha encontrado algo: un cuscús de coliflor. En la receta, en vez de sémola de trigo, usan esta verdura rallada. También ha visto que otras madres hacen un arroz con tomate especial: mezclan dos partes del cereal cocido con una parte de coliflor rallada y hervida. Le añaden un buen tomate casero y un huevo a la plancha. Los enanos no se percatan de la argucia y se comen el plato sin decir ni mu.
Con este vegetal apuntado en la lista de la compra se encamina al súper. Tiene suerte, es temporada y está a buen precio: 1,09 euros la pieza. Si fuera Estados Unidos, Blanca también se la encontraría ya rallada e, incluso, mezclada con otras verduras para preparar el cuscús en menos de lo que canta un gallo. En Norteamérica, la coliflor se ha convertido en la auténtica reina de la mesa... Y a la vez, en la peor pesadilla para los distribuidores este invierno. ¿La razón? El cóctel explosivo entre una gran demanda y una escasa producción por las condiciones meteorológicas. En Navidad, pedían 7 euros por cada una, un precio desorbitado que muchos clientes pagaban sin rechistar porque lo difícil era encontrar género.
«Ha sido una auténtica locura», reconocen los agricultores de California, una de las principales zonas de cultivo, junto a Arizona, y que abastece al mercado nacional y al canadiense. Las heladas de finales del otoño arruinaron la cosecha: la planta necesita temperaturas entre los 10 y los 15 grados para desarrollarse con normalidad. Los fanáticos de la coliflor pusieron el grito en el cielo al ver que no podían abastecer sus alacenas. Aunque esta semana ya están algo más tranquilos: se ha reanudado el suministro con normalidad gracias a un cambio en el tiempo. Han llegado las lluvias y el calor. Otra cosa es que pase lo mismo con los precios ante lo imprescindible que se ha vuelto este producto en la cocina de tanto 'foodie'.
La coliflor amenaza este 2016 con proseguir el reinado que inició el pasado invierno y convertirlo en una dictadura como la del kale, esa col rizada que tan de moda pusieron las 'celebrities' hace un par de años al incorporarla en sus batidos verdes y ensaladas. De hecho, ya hay algunas que se afanan por mostrar sus recetas con esta crucífera que acaban de descubrir al otro lado del Atlántico y que aquí, en España, «hemos consumido siempre», explica Marisol Guisasola, periodista de referencia en nutrición y salud. Elsa Pataky es una de las que ha caído en las redes de esta verdura: revolucionó la red hace meses con el puré de coliflor que cena de vez en cuando (le añade ajo, cebolla, yogur y trufa blanca, por cierto). «Aunque creo que hay un poco de marketing detrás de todo esto, había que rescatarla», añade la experta.
A las brasas, como un filete
Earthbound Farm, el mayor productor de ensaladas orgánicas de EE UU,
tenía claro que la coliflor iba a arrasar desde finales de 2014.
Entonces, su cazatendencias, Stacy Baas, ya predijo que se convertiría
en un «básico» en la dieta gracias a su «versatilidad». No es lo único
que juega a su favor, también están sus propiedades. Según Guisasola, es
una «buena fuente de sulforafano», un compuesto beneficioso para la
prevención de enfermedades, y de fibra, ese otro tótem de la
alimentación saludable. También es diurética y su índice glucémico es
bajo, lo que ayuda a mantener estables los niveles de azúcar e insulina.
Pasear por los supermercados americanos es toda una experiencia. Son pocos los que no han incorporado ya bolsas de coliflor rallada e, incluso, preparados para hacer risottos con ella. También los restaurantes se han puestos las pilas y no la relegan solo a guarnición. En Nueva York ha conquistado el título de plato principal en muchos establecimientos y algunos, incluso, la preparan como si fuera un filete para los cada vez más habituales paladares veganos: la aderezan con las mismas especias que la carne o el pescado y la hacen en las brasas. Del mismo modo, los cocinillas se animan a elaborar croquetas, bizcochos y galletas con ella; y en el mundo fitness, el de los cuerpos fibrados sin un gramo de grasa, triunfa la pizza cuya base está hecha con los ramilletes triturados en crudo, un huevo y queso light.
Los defensores y los talibanes de las dietas 'low-carb', bajas en carbohidratos, se relamen con esta receta casi tanto como con la de los falsos espaguetis de calabacín. «¿Es acaso la pasta una especie amenazada?», se pregunta Michael Whiteman en su último informe de tendencias gastronómicas para 2016. Pues casi. El decano de los consultores de restaurantes en EE UU lo tiene claro: las ventas de macarrones, tallarines, espirales y demás elaboraciones a base de trigo «cayeron un 8% en Australia, un 13% en Europa y ¡un 25% en Italia!». Le han comido parte del pastel la cebada, la espelta, la quinoa y las legumbres, que en 2016 celebran su año internacional, según la FAO. Aunque la coliflor le va pisando los talones.
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