El lunes 24 septiembre a las 23:30 por La 1 , fotos.
Grasa y azúcar
- ¿Es posible eliminar la sal, el azúcar y la grasa de los alimentos sin que pierdan sabor?
- Medio millar de empresas españolas, fabricantes de derivados lácteos, cárnicos, bollería, aperitivos o galletas se ha comprometido a reducir hasta un 18 por ciento estos aditivos.
- La medida afecta a más de tres mil alimentos y pretende atajar la obesidad infantil y reducir sobrepeso que padece la mitad de la población.
- Los demonios de la alimentación saludable a examen, en Comando Actualidad.
Fruta en vez de bollos, galletas con algas y sin manteca, pan
integral, frutos secos, no fritos… la corriente de la alimentación
saludable se introduce en la agenda política, pero seguimos llenando los
carros de alimentos procesados. Cien gramos de patatas fritas contienen
300 calorías, ¿se puede reducir la sal y que sigan siendo sabrosas?
Ángeles, tercera generación de fabricantes de patatas fritas es
contundente: no. ¿Reducir la grasa, la sal y el azúcar servirá para
controlar la obesidad? ¿Estamos dispuestos a pagar por alimentos menos
sabrosos, pero más saludables?
TITULO: La liebre y la tortuga,.
fotos.
La liebre siempre se reía de la tortuga, porque era muy lenta.
—¡Je, ¡el En realidad, no sé por qué te molestas en moverte -le dijo.
-Bueno -contestó la tortuga-, es verdad que soy lenta, pero siempre llego al final. Si quieres hacemos una carrera.
-Debes estar bromeando -dijo la liebre, despreciativa- Pero si insistes, no tengo inconveniente en hacerte una demostración.
Era un caluroso día de sol y todos los animales fueron a ver la Gran Carrera.
El topo levantó la bandera y dijo: -Uno, dos, tres… ¡Ya!
La liebre salió corriendo, y la tortuga se quedó atrás, tosiendo en una nube de polvo. Cuando echó a andar, la liebre ya se había perdido de vista.
Pero cuál no fue su horror al ver desde lejos cómo la tortuga le había adelantado y se arrastraba sobre la línea de meta. ¡Había ganado la tortuga!
Desde lo alto de la colina, la liebre podía oír las aclamaciones y los aplausos.
-No es justo -gimió la liebre- Has hecho trampa. Todo el mundo sabe que corro más que tú.
-¡Oh! -dijo la tortuga, volviéndose para mirarla- Pero ya te dije que yo siempre llego. Despacio pero seguro.
-No tiene nada que hacer -dijeron los saltamontes- La tortuga está perdida.
“¡Je, je! ¡Esa estúpida tortuga!”, pensó la liebre, volviéndose
. “¿Para qué voy a correr? Mejor descanso un rato.”
Así pues, se tumbó al sol y se quedó dormida, soñando con los premios y medallas que iba a conseguir.
La tortuga siguió toda la mañana avanzando muy despacio. La mayoría
de los animales, aburridos, se fueron a casa. Pero la tortuga continuó
avanzando. A mediodía pasó ¡unto a la liebre, que dormía al lado del
camino. Ella siguió pasito a paso.
Finalmente, la liebre se despertó y estiró las piernas. El sol se estaba poniendo. Miró hacia atrás y se rió:
—¡Je, ¡el ¡Ni rastro de esa tonta tortuga! Con un gran salto, salió corriendo en dirección a la meta para recoger su premio.
Pero cuál fue su sorpresa al ver desde lejos cómo la tortuga le había adelantado y se arrastraba sobre la línea de meta.
¡Había ganado la tortuga! Desde lo alto de la colina, la liebre podía oír las aclamaciones y los aplausos.
– “¡No es justo! – gimió la liebre – ¡Has hecho trampa! Todo el mundo sabe que corro más que tú.”
– ”¡Oh! – dijo la tortuga, volviéndose para mirarla
– Pero ya te dije que yo siempre llego. Despacio, pero con constancia, al final siempre llego.”
Ni frito ni horneado, deshidratado
Las frutas deshidratadas están revolucionando Pedrajas de San Esteban, en Valladolid. Calabacines, naranjas, fresas, cebollas, mangos, puerro, remolacha… el horno de Sandra no para. Con 27 años y recién acabada la carrera estudió los efectos de la deshidratación en los alimentos. Hoy, da empleo a su madre y a los vecinos de su pueblo. Sus alimentos cortados, pelados y horneados se venden en media España. El de los deshidratados es un mercado en auge que pretende sustituir los procesados por la comida real sin que pierda sus propiedades o nutrientes.Máquinas que expenden fresas
Carlos y Gemma comenzaron introduciendo manzanas en botes de pelotas de tenis y la idea les cambió la vida. Envasan manzanas, fresas, uvas o naranjas, fruta entera y sin pelar en una nave de Madrid. Sus botes de comida saludable se expenden en máquinas de centros públicos y privados de la capital. La distribución de comida en máquinas automáticas está en el punto de mira de los nutricionistas por el alto índice de alimentos azucarados y procesados que se ofertan, incluso en hospitales públicos o centros escolares.Menos azúcar, más conservantes
Los españoles ingerimos hasta once kilos de bollería por persona y año. La estadística dice también que uno de cada cuatro escolares desayuna un bollo en España. Gonzalo y su familia llevan desde los años 90 fabricando palmeras de chocolate y es tajante: si queremos alimentos que duren un mes en la despensa, implica añadir otros conservantes.TITULO: La liebre y la tortuga,.
fotos.
La liebre siempre se reía de la tortuga, porque era muy lenta.
—¡Je, ¡el En realidad, no sé por qué te molestas en moverte -le dijo.
-Bueno -contestó la tortuga-, es verdad que soy lenta, pero siempre llego al final. Si quieres hacemos una carrera.
-Debes estar bromeando -dijo la liebre, despreciativa- Pero si insistes, no tengo inconveniente en hacerte una demostración.
Era un caluroso día de sol y todos los animales fueron a ver la Gran Carrera.
La liebre salió corriendo, y la tortuga se quedó atrás, tosiendo en una nube de polvo. Cuando echó a andar, la liebre ya se había perdido de vista.
Pero cuál no fue su horror al ver desde lejos cómo la tortuga le había adelantado y se arrastraba sobre la línea de meta. ¡Había ganado la tortuga!
Desde lo alto de la colina, la liebre podía oír las aclamaciones y los aplausos.
-No es justo -gimió la liebre- Has hecho trampa. Todo el mundo sabe que corro más que tú.
-No tiene nada que hacer -dijeron los saltamontes- La tortuga está perdida.
“¡Je, je! ¡Esa estúpida tortuga!”, pensó la liebre, volviéndose
. “¿Para qué voy a correr? Mejor descanso un rato.”
Así pues, se tumbó al sol y se quedó dormida, soñando con los premios y medallas que iba a conseguir.
Finalmente, la liebre se despertó y estiró las piernas. El sol se estaba poniendo. Miró hacia atrás y se rió:
—¡Je, ¡el ¡Ni rastro de esa tonta tortuga! Con un gran salto, salió corriendo en dirección a la meta para recoger su premio.
Pero cuál fue su sorpresa al ver desde lejos cómo la tortuga le había adelantado y se arrastraba sobre la línea de meta.
¡Había ganado la tortuga! Desde lo alto de la colina, la liebre podía oír las aclamaciones y los aplausos.
– “¡No es justo! – gimió la liebre – ¡Has hecho trampa! Todo el mundo sabe que corro más que tú.”
– ”¡Oh! – dijo la tortuga, volviéndose para mirarla
– Pero ya te dije que yo siempre llego. Despacio, pero con constancia, al final siempre llego.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario