TITULO: Los veteranos vencieron en el VIII Memorial Ramón Grosso,.
Los veteranos del Real Madrid ganaron (6-2) a los jugadores de la Fundación Grosso. Alfonso Pérez fue el gran protagonista: marcó un hat-trick. ( foto ),.
Este jueves en Pozuelo tuvo lugar el VIII Memorial Ramón Grosso, un acontecimiento que ya se ha convertido en habitual y que reúne a muchos de los mejores veteranos del Real Madrid. Acudieron, entre otros, Hierro, Amavisca, Congo, Pavón, Alfonso Pérez, Iván Perez o De la Red.El encuentro terminó con una contundente victoria de los veteranos del Madrid, que se impusieron a los jugadores de la Fundación Ramón Grosso por 6-2. El duelo empezó con bastante igualdad, pero en los minutos finales hubo muchos goles.
El gran protagonista fue Alfonso Pérez, que marcó un hat-trick. El resto de los goles fueron de Núñez, Iván Pérez, Emilio y Álvaro.
El resultado fue lo de menos, ya que el objetivo principal fue el fin benéfico: lo recaudado en este encuentro irá destinado a los niños del Chad.
TITULO: Los jueves al sol,.
foto / Bajo el sol del mediodía, soñaba el río en ser montaña. Silbaba a su paso entre las veredas y arrabales, canciones de torrentes y seguidillas veraniegas. A su orilla, bañado por el sol y envidiando a la risueña corriente, yo cantaba en verso con el fuego de su cabello sobre sus cansadas piernas. Cantaba alegre canciones tristes de despedidas, de tormentas e incendios de nieve, como las coronas de las reinas alpinas.
Cantaba coplas de lluvia empapando tus cabellos de oro. Baladas de trompetas tristes bajo las sombras de los talleres solitarios que trabajan en silencio, con nocturnidad y alevosía. Melodías límpidas, lavadas de deseo y empapadas de lejía; listas ellas para ser manchadas de nuevo con la pasión desmedida de la última despedida. Pasodobles contados de tres en tres, como los triángulos, que sin bermudas, bailan renqueando los ritmos vacilantes de corazones desamparados.
Cantaba él, y el río le seguía la corriente, como si no hubiera nadie más allí tumbado al sol. Como si sus ojos verdes cristalinos, no lo buscaran en cada instante. Como si él no se supiera observado, y no se girara para encontrar esa maldita mirada divertida. Como si no estuviera confundido, enredado entre sus propios pensamientos, intentando deshilar el razonamiento que lo llevó a perderse en su propio laberinto mental.
Y en aquel soleado mediodía, con el río tentando sus caricias, poniendo ritmo a sus cantos, se perdió en las nubes de su pelo, de intenso vino y suave carmín. De brillante sol y dorados amaneceres, que los sorprenden al alba con guiños desvergonzados. De risueños andares y de torpes miradas, que devoran más que miran, que engañan cuando impactan con dardos esquivos los ojos que las buscan.
Todo eso pasó mientras el río soñaba en ser montaña, mientras cantaba roncanroles húmedos entre las rocas alpinas.
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