TITULO: Cuadernos de paso - La sonrisa del pelícano - Esta noche cruzamos el Mississippi - Crónicas marcianas - El PSOE crea un enjambre de 'mesas de diálogo' para cumplir con ERC y Junts ,.
La sonrisa del pelícano ,.
La sonrisa del pelícano fue un programa español de televisión emitido por Antena 3, Presentado y dirigido por Pepe Navarro,.
Esta noche cruzamos el Mississippi,.
Esta noche cruzamos el Mississippi fue un programa de televisión producido y presentado por el periodista Pepe Navarro y emitido por la cadena española Telecinco entre el 18 de septiembre de 1995 y el 10 de julio de 1997. Se emitía de lunes a jueves en la franja del late night., etc.
Crónicas marcianas ,.
Crónicas marcianas fue un late show de televisión, producido por Gestmusic Endemol y emitido por la cadena española Telecinco entre 1997 y 2005. Estaba dirigido y presentado por Javier Sardá y
contaba con Miquel José y Jordi Roca, con quienes Sardá había creado La
Ventana en la Cadena SER, como subdirectores y guionistas.
Es el programa de late night más longevo y más visto de la historia de la televisión en España.1 A pesar de ser considerado por muchos como uno de los máximos exponentes de la llamada telebasura en España, obtuvo multitud de premios, como un Ondas, dos de la Academia de la Televisión y seis TP de Oro., etc.
El PSOE crea un enjambre de 'mesas de diálogo' para cumplir con ERC y Junts,.
foto / Una de las dos prioridades del PSOE se ha cumplido ya, mientras la segunda se hace esperar y corresponde a la eterna batalla política entre ERC y Junts. La investidura de Pedro Sánchez es inminente y para ello los socialistas se han dedicado a fondo durante esta semana. El resultado de la primera negociación supone una ristra de cesiones por parte de los socialistas a Esquerra para arrancar el «sí» de sus siete diputados para mantenerse en Moncloa. A nivel político –y al margen de una amnistía «para todo el mundo, sin excepciones ni exclusiones», según los republicanos– destaca la continuidad de la mesa de diálogo en la que ambas formaciones se comprometen a abordar el «futuro político de Cataluña»; mientras que a nivel económico sobresale la condonación de 15.000 millones de deuda a la comunidad.
Si bien las negociaciones estaban puestas en dos puntos distintos de la geografía, Barcelona y Bruselas, los primeros en hacerse con la foto y con el rédito político fueron los republicanos. Este jueves, el propio ministro de Presidencia, Félix Bolaños se trasladó hasta Barcelona para cerrar el acuerdo en persona con el líder de ERC, Oriol Junqueras. Los republicanos se hacen con reclamaciones históricas y con un jugoso pacto con el que poder mantener su posición de fuerza en Cataluña y contra Junts: el traspaso integral del servicio de Cercanías, la condonación de casi 15.000 millones de euros de deuda financiera –el 20% del total– y el aval a que el Gobierno quedará atado a la mesa de diálogo con la Generalitat.
En este punto, el pacto entre el PSOE y ERC habla de «ratificar e impulsar el diálogo institucional entre gobiernos sobre el futuro político de Cataluña mediante el diálogo político e institucional a través la Mesa de Diálogo, Negociación y Acuerdo». Y añade que, «una vez consolidada la desjudicialización a través de la ley de amnistía, pasará a una fase de planteamiento, análisis y diálogo sobre propuestas políticas en esta materia, que debe avanzar a un ritmo constante y satisfactorio para ambas partes, incluyendo reuniones periódicas para abordar todas las propuestas y trabajar sobre mecanismos que posibiliten su viabilidad».
«También debe abordar el debate sobre el modo en que los acuerdos a los que se pueda llegar sobre el marco político de Cataluña puedan ser refrendados por el pueblo catalán», concluye sobre un foro al que ERC quiere llevar su propuesta de referéndum pactado, según advirtieron al momento Pere Aragonès y Oriol Junqueras. Este último mencionó la «vía irlandesa y el ejemplo de los Acuerdos del Viernes Santo –con el derecho a la autodeterminación en el centro– para pedir desde ya un referéndum acordado de independencia, mientras que el presidente de la Generalitat fue, si cabe, más claro: «Es la hora de avanzar hacia la autodeterminación. Es la hora de avanzar hacia el referéndum», dijo en un acto paralelo en Barcelona coincidiendo con la firma entre Bolaños y Junqueras.
Aún en el terreno político, el acuerdo entre el PSOE y ERC contempla la creación de un segundo foro, una mesa de partidos –en la que cabe Junts– que «tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue». Y aquí aparece una figura parecida a la del relator que reclama Puigdemont: «A estos efectos, se designará de común acuerdo a una persona de reconocido prestigio», señala el documento rubricado por Bolaños y Junqueras.
A nivel económico, ERC ha logrado que Sánchez perdone los mencionados 15.000 millones de deuda del Fondo de Líquidez Autonómica (FLA) a Cataluña, que se ahorrará además unos 1.300 millones de euros en intereses. La comunidad catalana es la que más dinero ha recibido de este mecanismo, hasta 102.000 millones, desde que se puso en marcha en 2012. Y los 15.000 millones suponen el 20% de los 71.000 millones de euros que tiene ahora Cataluña con el Estado. Bolaños aseguró que esta medida será «extensible» al resto de comunidades, sin más concreciones.
ERC también obtiene el traspaso integral del servicio de Cercanías a la Generalitat de Cataluña, una de sus principales exigencias sociales y económicas para apoyar a Pedro Sánchez. Eso sí, la letra pequeña del acuerdo dice que el servicio será gestionado por una empresa participada por el Estado y la Generalitat, con el nombre de Rodalies Catalunya. El traspaso contempla unos plazos y una financiación de las líneas R1, R2 y R3, y será gestionado de forma compartida, dada la «complejidad» técnica de esta materia.
Para el Gobierno en funciones se trata de un acuerdo que les «acerca a la investidura» y supone «mejoras en la convivencia», según remarcó el ministro Bolaños, quien compareció desde la sede del PSC y junto a Salvador Illa. El ministro de Presidencia se congratuló de que con el pacto se demuestra una «apuesta clara por el diálogo y los acuerdos» como manera de «resolver conflictos».
La amnistía es el único punto que todavía sigue negociándose, y si bien ha conseguido el «sí» de ERC, falta la firma de Junts para que el PSOE lleve al registro del Congreso la proposición de ley. El Gobierno defiende que con la ley de amnistía se «devuelve a la política» un «conflicto que nunca debió salir de la política».
TITULO: DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - Vivan los novios - Telecinco - El complejo libro de familia de Abel Azcona ,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en
La
2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a
las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por
Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
Vivan los novios - Telecinco ,.
Vivan los novios fue un concurso del género Dating show, emitido las tardes de los sábados por la cadena española Telecinco entre 1991 y 1994., Presentador Andoni Ferreño, Arancha del Sol, Natalia Estrada y Gabriel Andres Corrado Andreacchio, etc,.
DESAYUNO
- CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - El complejo libro de familia de Abel Azcona ,.
DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - El complejo libro de familia de Abel Azcona , fotos,.
El complejo libro de familia de Abel Azcona ,.
Abel Azcona: “Me siento cómodo en la hostilidad, detesto la admiración”,.
En ‘Mis familias (1988-2024)’, muestra abierta en La Panera de Lleida, el artista de ‘performance’ hurga en la herida de su crianza malograda,.
El material de la obra del artista de performance Abel Azcona (Madrid, 1988) no es otro que su propia biografía. Hijo de una prostituta toxicómana, ha sido censurado por la iglesia y ha colaborado con Marina Abramovic. En la muestra Mis familias (1988-2024), abierta en La Panera de Lleida hasta el 28 de enero de 2024, hurga en la herida de su crianza malogra,.
( Desayuno )
Abel Azcona (Pamplona, 1988) es un artista multidisciplinar especializado en performance y arte de acción, con proyectos de contenido político y reivindicativo. Durante años le ha perseguido la polémica tras acciones artísticas como devorar literalmente un Corán o encerrarse dos meses en una galería a oscuras. Charlamos con él durante la Feria MARTE de Arte Contemporáneo de Castellón, poco antes de representar The Shadow, un proyecto que busca dar voz a personas que sufrieron abusos en su infancia. Durante la entrevista habla muy deprisa, con entusiasmo y naturalidad.
( Cena )
Ya que tu trayectoria artística tiene un gran componente autobiográfico, para entenderla tendríamos que empezar hablando de tu infancia.
Tuve una infancia complicada. En los ochenta había muchas mujeres viviendo en la calle por el consumo de drogas, especialmente de heroína: ese fue el contexto en que mi madre se quedó embarazada. Ejercía la prostitución y era drogadicta. Intentó abortar y no se lo permitieron, así que me dio a luz y me abandonó en una clínica de Madrid vinculada a la mendicidad, prostitución y familias desestructuradas. A partir de ahí empezó una historia un tanto turbia en que intervinieron varias familias y una adopción a los siete años; una mezcla de maltratos, abusos sexuales y diferentes problemáticas… Esa fue mi infancia.
¿Y en ese entorno te empezó a interesar el arte?
Desde muy pequeño. En momentos difíciles, en esos años en que no estuve bien, me vinculé a lo creativo de alguna forma en ese entorno socialmente complejo. Desde niño he dibujado, y me interesaba especialmente el teatro. Con los años fui adentrándome más, y a partir de los trece o catorce años tuve clarísimo que me quería dedicar a ello. Después recibí una formación en artes escénicas con diferentes docentes, luego artes plásticas, un máster más específico… Y hasta hoy.
¿Recuerdas cuándo realizaste tu primera performance pública?
A lo largo de mi vida he realizado varias acciones sin saber muy bien qué eran, solo con el tiempo lo pude averiguar. A los dieciséis años, después de un intento de suicidio bastante grave, realicé una acción en la calle que algunas personas valoraron como un brote psiquiátrico, pero una persona lo reconoció como una performance… Así que empecé a explorar ese campo: yo venía más del teatro y las artes escénicas, pero el performance art me gustó tanto que quise dedicarme a ello. Siendo adolescente fundé en Pamplona un grupo de arte en acción que no fue bien aceptado hasta mucho más adelante. Empezamos haciendo teatro, happenings… Ni yo sabía demasiado bien qué era lo que hacíamos, hasta que con el tiempo lo reconocimos como performance. Fue el primer grupo de arte de acción que apareció en Pamplona.
En varios de tus proyectos has usado la prostitución como herramienta artística. La primera vez, si no me equivoco, fue en Seven days without Victoria. ¿Qué recuerdo guardas de esa acción?
Seven days fue un proyecto un poco raro que acabó siendo diferente a lo que iba a ser. La idea era ejercer la prostitución, pero al final se ejerció sin ejercer, clientes con los que no hubo sexo… Fue un contacto inicial en el que no se llegó hasta el fondo. Pero bueno, como primer contacto fue suficiente, ¿eh? Hubo más prostitución en Empathy and Prostitution, que fue más allá, y luego proyectos como La calle o Las horas llevaron el proceso al límite.
¿Cómo interactuaste con los espectadores en Empathy and Prostitution?
En planteamiento era tremendamente sencillo, y se llevó a cabo dentro de tres espacios galerísticos: la galería Santa Fe de Bogotá, el Box Thirteen de Houston y un hotel madrileño vinculado a la prostitución en la calle Montera, durante el Room Art Fair, una feria de arte contemporáneo. Expuse una cama con mi cuerpo desnudo, e invité al espectador a estar conmigo en la cama durante tres minutos por un euro, un dólar o cien pesos colombianos, según el país. Tras el pago el espectador tenía total libertad para ejercer o «performatizar» conmigo como quisiera. Fue fascinante y sorprendente ver cómo el espectador se vinculaba totalmente, en el sexo o con otros comportamientos… Algunos esperaban su turno ya con la ropa quitada para poder aprovechar más el tiempo. Fue un reto que no deja de sorprenderme aún hoy en día cuando veo algún vídeo de las reacciones del público.
De los espectadores que participaron, ¿hubo más que lo hicieron abusando o reconfortando?
Había más gente con ganas de ejercer sobre mí violencia, abuso e incluso golpes, pero la verdad es que al final se llegó a un equilibrio… Muchas personas que nunca hubieran tomado parte en ese proyecto vieron esa violencia que se ejercía contra mí y les motivó a participar de otros modos: sentándose para hacerme el bien, cantarme, acunarme. Una especie de yin y yang, una alternancia: un cliente bueno y otro malo, uno bueno y otro malo. Había buena gente que se levantaba e intentaba apartar de mí a los que me hacían daño, y no les dejaban volver a sentarse a mi lado. Se creaba de alguna manera un debate alrededor de qué estaba haciendo, los límites del arte… La sala estaba rebosante de energía.
¿Notaste mucha diferencia entre la participación y actitud del público en cada una de las representaciones de Empathy and Prostitution, es decir, entre Bogotá, Madrid y Houston?
Sí, muchos factores diferentes según el lugar, la persona, la educación… En una feria de arte o un festival como el de Houston las actitudes cambian según el consumo de alcohol. Si la gente ha bebido más o ha habido un evento antes de la muestra, se nota muchísimo en el tipo de espectador cuando hace de «cliente». Tampoco fue lo mismo en Bogotá, en una galería más seria, que la representación en Madrid en un ámbito de feria enfrente de Chueca. Además, en Bogotá participaron sobre todo mujeres, mientras que en Madrid fueron prácticamente todos hombres. Me pareció un cambio de perspectiva interesante. No suelo repetir mis trabajos, pero Empathy and Prostitution lo considero como tres piezas diferentes construidas alrededor de un mismo eje.
La calle, un proyecto que incluyó prostitución callejera y una transformación mediante hormonas, fue una continuación de ese camino…
Explorando proyectos en torno a la prostitución sentí la necesidad de llegar más allá. Empathy fue difícil en su momento, un verdadero shock para mí, pero con los años pensé que era demasiado suave: es prostitución pero en una galería, con un público específico y conmigo entre algodones… Y pensé que un trabajo de verdadera empatía hacia una mujer prostituta sería hacer la calle de verdad, con clientes que no sepan quién eres, que pueden ser agresivos o racistas. Quise ponerme en igualdad de condiciones respecto a las que tuvo mi madre… O incluso peores condiciones en mi caso: el barrio de Santa Fe de Bogotá está considerado uno de los peores del mundo. Me expuse totalmente. Hice un proceso trans, de transformación, durante el que hormoné mi cuerpo y lo convertí en más o menos femenino… Y digo más o menos porque fue una transición corta. Después salí a ejercer en las calles, tanto en Bogotá como en Madrid. En Bogotá hubo un primer contacto menos sexual, más trans, salir a la calle… En Madrid ya fue muchísimo más sexual, con relaciones más explícitas. Y ahora cuando lo haga en México voy a lanzar la casa por la ventana. Este proceso cada vez va a más. En Bogotá fue una primera toma de contacto con un nuevo yo, y ahora poco a poco voy avanzando más.
¿Notaste mucha diferencia al adentrarte en el mundo de la prostitución como transexual que como hombre?
Sí, total. Hay ciertos factores que se asocian a etiquetas y clichés, y perjudican mucho a una persona en nuestra sociedad. El primero, ser mujer en una sociedad totalmente machista, patriarcal y todavía misógina. Luego, además de mujer, trans: el colectivo LGTB, tristemente, no disfruta aún de una igualdad real aunque haya pasos adelante como el matrimonio. Durante La calle me sentía también prostituta, y no hay oficio más maltratado y difícil que el de la prostitución: un trabajo vulnerable que viene del patriarcado y que utiliza a la mujer como objeto. Y además de todo eso, fui una prostituta que ni siquiera era colombiana, en un barrio bogotano peligroso. Lo tenía todo junto: me sentía mujer, trans, prostituta y extranjera. Lo peor de lo peor para la sociedad. No es lo mismo ser un artista en una galería cómoda y caliente que salir a la calle, vivir un proceso de hormonas, drogadicción… Porque ahí te tenías que drogar, tenías que consumir como las demás.
Hubo un suceso violento en Santa Fe el día en que empezaste La calle, ¿no?
El mismo día en que me estaba maquillando me hablaron de otra chica de mi misma edad, la única que también era rubia, a la que un cliente había arrojado por la ventana. Ellas lo contaban con una naturalidad sorprendente, como algo normal y cotidiano. A un europeo, quieras que no, le llama mucho la atención.
¿Necesitas un tiempo de descompresión o desconexión después de estas acciones?
Lo necesitaría, otra cosa es que me lo otorgue. Creo que las piezas siempre funcionan, pero he cometido errores en cuanto a mi propio cuidado. He tocado fondo en algunos momentos, tuve un brote mental fuerte por una acumulación de muchas cosas… Si hiciera más paradas iría todo mucho mejor.
Dentro de la serie de trabajos que reflexionan sobre la maternidad y la primera infancia estaría Feed Me, en que te alimentaste de leche materna. ¿Qué dificultades encontraste en este proyecto?
Queda raro que lo diga, pero la verdad es que Feed Me fue un proyecto muy cómodo; una instalación poética, colaborando con gente muy maja. La primera vez que se montó la instalación en Madrid yo estaba en Nueva York: fue llevada por asistentes. Para mí fue un proyecto cómodo. Implicaba, eso sí, el dolor de la exploración, sentir que no hubo un vínculo con mi madre de ningún tipo. Yo soy entre otras cosas muy prolactancia materna, todo lo natural que se pueda… Por ahí sí que fue complejo el proyecto, pero lo superé.
Con Diez mil vaginas anónimas te acercaste también de algún modo a esa femineidad materna. ¿Cómo conseguiste la colaboración de tantas mujeres?
Este proyecto fue más complicado de lo que parece, y el proceso performativo ya fue la recogida de fotos en sí: un montón de mujeres de muchos países diferentes ocupando espacios galerísticos para mostrar esa parte de su cuerpo que se debería en realidad mostrar libremente. Mostramos los pies y la cara, ¿por qué no los genitales, que son una parte del cuerpo igual, o más placentera? Aunque haya gente a quien le gusten más los pies… [Risas] Lo más importante es la libertad, verse libre de tabúes. Recogimos más vulvas que vaginas, pero por facilidad: hubo alguna chica que se metió una webcam para retratar la vagina, pero es más fácil la vulva. El proyecto surge de una historia personal sobre el vínculo con mi madre… Del título me llama más la atención la palabra «anónima» que «vagina», por el reflejo entre el anonimato de las fotografías y el anonimato de mi propia madre. Refleja mi búsqueda del zapato de Cenicienta, pero con la vulva en lugar del zapato… Fue muy satisfactorio recoger tantas imágenes de vulvas: se creó polémica en algunas ciudades, pero en otras participó alguna concejala. Ayudó muchísima gente.
Hay mucha referencia maternal en tu obra, pero ¿qué lugar tiene ahí el padre?
En España somos un matriarcado: la figura materna es la complicada. En mi caso fue una mujer que ejerció la prostitución, mientras que mi padre… Ni él sabe que lo es. Ni podré saber jamás su identidad ni me ha preocupado nunca demasiado. Me preocupa más la figura materna. ¿Algún día haré algún proyecto sobre el padre? Es posible, no te sé decir. Pero ten en cuenta que aunque realice proyectos sobre prostitución, me inclino más hacia el abolicionismo que hacia el legalismo. No completamente, no me podría posicionar al cien por cien pero… Lo que hizo mi padre fue actuar mal con mi madre. En fin, mi «padre»… Más bien el señor que pagó a mi madre por mantener relaciones sexuales. No tengo a alguien así entre mis inquietudes.
Otro eje temático de tu trabajo es el nacimiento y renacimiento, útero, parto…
Creo en muchos tipos de performance, unas más político-sociales y otras de momentos íntimos propios. En algunas piezas me acurruco durante horas en posición fetal, en una búsqueda interna que me aporta muchas cosas. Una vez me metí en el mar, al pie de un acantilado, y pasé varias horas en posición fetal, dejándome abanicar o incluso avasallar por el agua… Otra vez establecí diálogos con una artista colombiana, Paola Rojas, en Peseshkef: diálogos muy íntimos, ella y yo solos. De vez en cuando necesito este tipo de obras más íntimas después de otras más expansivas en las que interviene tanta gente, como The Shadow… Llega un momento en que necesito volver y crearme un caparazón. Hay también un deseo de volver a la tripa materna, a esa gestación que fue el origen de muchas cosas malas pero también alguna buena… Un proceso íntimo que agradezco y que me permite encontrar un equilibrio.
En la performance Mother Earth te enterraste en los Pirineos en posición fetal.
Sí, fue uno de mis primeros proyectos.
¿Buscabas en la Madre Tierra una figura materna sustituta?
Cuando fui a Colombia me vinculé más de lo que creía con la naturaleza. Soy una persona muy atea en todo, hasta en lo zen. Nunca he creído, me parecen todo tonterías. Pero ahí en Colombia hay una cultura chamánica que me llevó no exactamente a creer, pero sí a dejarme llevar un poco. Y quise hacer un proyecto en la naturaleza, volver a los Pirineos en Navarra, bolsas de oxígeno en el norte del Estado… Me enterré allí y viví un proceso individual, mío propio.
¿Sería correcto colocar aquí, como obras uterinas, tus acciones de encierro del ciclo Confinement in Search of Identity?
Confinement tiene una parte uterina y otra de exploración psicológica e incluso psiquiátrica. Es un proyecto muy amplio de catalogar porque incluye un poco de todo: unos procesos más personales y otros menos, varios procesos de búsqueda… Fueron siete acciones muy diferentes entre sí.
En concreto, Dark Room, un encierro previsto de sesenta días en total oscuridad sin más alimentación que una papilla proteica diaria, tuvo que suspenderse en el día cuarenta y dos por miedo de los organizadores respecto a tu salud física y mental… ¿Cómo recuerdas el proceso de ese encierro y qué crees que has obtenido de él?
Como decía, los procesos de Confinement no se parecen en nada salvo en la privación de libertad, su razón de ser. Dark Room lo recuerdo sin recordar. Fue un proceso muy rápido en que perdí la conciencia corporal a partir del día doce. Lo veo como algo que casi no ocurrió, realmente lo viví muy rápidamente… Y ya. Veo los vídeos y fotografías del proceso, lo que hacía cada día del encierro en la oscuridad, pero me resulta muy lejano. Recuerdo que pasé de tener conciencia diaria de mi cuerpo a no tenerla y ya está. Lo importante de Dark Room estuvo en el exterior: polémica, telediarios abriendo las noticias con referencias a la suspensión de la obra… Me llamó mucho la atención que un proceso tan íntimo y privado se convirtiera en un proceso exterior. Me parece en cierta medida revolucionario que alrededor de una gestación íntima e interna se monte todo ese revuelo exterior.
¿Estuviste de acuerdo con la decisión de los organizadores de suspender la acción?
Hubiera podido continuar, y de hecho tenía bien las constantes vitales, pero llega un momento en que el cuerpo se aletarga. La interrupción me pareció perfecta: en principio habíamos elegido dos meses, pero no había un criterio curatorial estricto en cuanto a la duración. Detener la acción no fue un fracaso: el proceso duró lo que tenía que durar. Lo lógico.
¿Recuerdas alguna otra acción de Confinement significativa ?
La primera la recuerdo con mucho cariño, fue un encierro con Regina Fiz Santos durante una semana en una galería, una búsqueda de identidad desde lo trans y lo queer. Otra acción interesante de Confinement tuvo lugar en Nueva York, donde estuve sin alimento unos días en una especie de jaula en un apartamento de Brooklyn. Y Nine container para mí es muy especial: permanecí nueve días en un contenedor muy pequeño sin salir absolutamente para nada, un espacio que no llegaba al metro cuadrado y en el que pasé la Bienal de Lyon.
Hubo gente que se metió en el contenedor contigo, ¿no?
Llega un momento en que la gente empieza a conocer tu trabajo y se cree que todo es igual. Como hice Empathy and Prostitution y ahí podías tener relaciones sexuales con el performer, la gente llegaba al contenedor de Nine Container y pensaba que era para lo mismo… ¡Pero no, era un proyecto completamente diferente! Hubo historias de todo tipo, hasta gente que se metía y empezaba a desnudarse en el interior. [Risas] Yo intento no caer en esa trampa, pero creo que los artistas pecan de hace prácticamente todo igual. Si ves la obra de un artista en una feria, y en la siguiente vuelves a encontrar exactamente lo mismo, mal asunto. Eso no es nada contemporáneo, porque lo contemporáneo es cambiante por definición. El artista que se repite se convierte en un cliché enorme en sí mismo.
¿Has tenido alguna vez la sensación de que alguna performance se te podía ir de las manos y poner en riesgo tu integridad física o mental?
Sí, pero bueno… Para eso la hago. [Ríe] No haría mis performance si no tuvieran un riesgo real y vital. El arte contemporáneo debe ser crítico, social y político; debe poner al espectador contra la pared, pero también al propio artista. Para hacer arte cómodo mejor me quedo en la cama. El artista debe ponerse cachondo con su propia obra, motivarse lo suficiente como para intentarlo una y otra vez, correr riesgos cada vez mayores. Un artista cómodo no me vale, no es contemporáneo, no es nada. Si mi obra no roza límites, ¿para qué hacerla? Si un proyecto no me hace pensar siete veces «lo voy a dejar, lo voy a dejar», ¿para qué hacerlo?
Durante tus proyectos, ¿te planteas a menudo abandonar?
Muchas veces no, pero en proyectos al límite como La calle, durante el que estaba tan hormonado que no había quien me aguantara, casi cada día me decía «uf, mañana no iré». Aunque luego iba… Cuando eso ocurre me resulta enormemente interesante, y cuando termino un proyecto así tengo la sensación de haber superado un reto más allá de lo que yo mismo esperaba. No merece la pena crear dentro de tu comodidad. Yo llevo muchos años explorando el tema del dolor de un modo muy físico: ahorcamientos, cuerdas, cortes, sangre… Pero últimamente me siento tan cómodo con ello que ya no me motivo. En cambio llevo un tiempo haciendo unas performance más mentales, como The Shadow o la que he presentado para inaugurar la feria MARTE, que me motivan de otra forma. En ellas no busco una reacción tan rápida y sencilla para mí: controlo tanto el dolor que provocármelo ya no es una performance, sino algo tan natural como hacerme la comida. Ya no me interesa. Algún día volveré al dolor si encuentro un nuevo reto, pero de momento me excita mucho más hacer algo más naïf, a veces nihilista, mucho más blanco y negro, con retos más psicológicos que corporales. Con los años compruebas que la mente es mucho más explorable y explotable que el cuerpo. El cuerpo tiene un recorrido limitado.
¿Buscas que todos tus procesos culminen en algún tipo de catarsis, o cuando ocurren son un efecto secundario inesperado?
Como todos los artistas, utilizo palabras rimbombantes y que quedan bien, pero vamos a ser realistas. Yo hago procesos: algunos me ayudan un montón y otros no, unos salen mejor, otros peor. No puedo decir que con todos mis trabajos roce el cielo con las manos y viva procesos catárticos… No. He aprendido, he alcanzado mucho autoconocimiento, he sacado fuera mucha mierda y eso me ha ayudado. Catarsis es una palabra bastante utópica, aunque yo creo en ella, creo mucho más en la catarsis que en la terapia. La palabra terapia la detesto.
Entiendo entonces que no verás el arte como terapéutico…
¡No, qué horror! Me parece una postura muy hipócrita. A nadie a quien le hagan una terapia le van a curar. Puede conseguir autoconocimiento, puede mejorar en algunos aspectos, pero de ahí a una cura hay mucho. La palabra terapia es una farsa en sí misma. Las palabras autoconocimiento o catarsis suenan mejor… Pero me gusta más vómito, me gusta más mierda, me gusta más visceralidad.
¿Qué ocurriría si a través de tus acciones llegaras a reconciliarte del todo con tu pasado?
Las paces con mi pasado no las voy a hacer nunca, pero tampoco lo busco: yo vivo, y ya está. Necesito respuestas. Yo nací como un objeto político: un hijo no deseado de una prostituta drogadicta. De ahí surgen respuestas ya no solo para mí, sino sobre temas sociales: la catarsis no es ya individual sino colectiva. Así, proyectos como The Shadow se vuelven totalmente globales. El 90% de España sabe que Abel Azcona es un hijo de puta. Eso puede hacer que otros hijos de puta, otros abandonados, otros que han sufrido abusos se motiven precisamente a través del reconocimiento de lo que son, y se conviertan en una especie de Walking Dead de hijos de puta, un ejército de liberación de tabúes y estigmas. Qué zapatista suena eso de ejército de liberación… España es un país desmemoriado social y políticamente, un país en que abusan de ti y luego te convierten de víctima en verdugo. Y al revés, la víctima tendría que explorar, cantar, contar: para eso estamos aquí.
También has realizado algún proyecto sobre fundamentalismo religioso, quizá el más sonado Eating a Koran, en que ingeriste durante nueve horas una copia del Corán. ¿Cómo se gestó esa acción y qué consecuencias tuvo?
Eso fue durante una residencia artística en Berlín. Fue un poco rara porque estaba más dirigida a la danza que al performance art, uno de esos encuentros internacionales que mezclan un poco de todo. Acabé realizando diferentes acciones en torno al fundamentalismo, por ejemplo una penetración anal con un crucifijo bendecido… Una cosa un poco turbia. Eating a Koran es la pieza que se hizo famosa, pero sobre todo por las amenazas. El fundamentalismo demuestra una cantidad increíble de estupidez humana: siempre consigue lo contrario de lo que busca. Al amenazarte para que te calles consiguen una repercusión mundial… El proyecto de Eating a Koran lo conocían tres personas, pero en el momento en que los integristas lanzaron sus amenazas la acción se hizo pública, se hicieron eco medios internacionales como el New York Times. Los fundamentalistas fueron el detonante, nunca mejor dicho lo de detonante. Bin Laden tenía un problema grave de estupidez. Fue complicado, porque estas cosas no son cómodas; tuvimos algún ataque en una universidad… Me metí en un colectivo con Lars Vilks, con varios artistas de Copenhague, con Charb de Charlie Hebdo... No es un mundo fácil. Pero yo tengo un escudo: no debería haber nacido, pero como lo he hecho, llevo treinta años de ventaja. Vivo bastante feliz con ese criterio. Además, creo en la muerte como un proceso selectivo y una decisión propia. El suicidio es una de las mejores decisiones que puede tomar uno una vez en su vida. Me ponen verde por decir eso… Pero la muerte puede llegar, y si llega durante el proceso artístico será parte de la pieza. Parte de la vida.
Hay bastante secretismo sobre Jihad-191, que podría considerarse una pieza sucesora de Eating a Koran. ¿Qué puedes contarnos sobre cómo y cuándo tuvo lugar?
El secretismo vino forzado por simple seguridad. Los tres familiares de víctimas del 11M que participaron aportando su sangre pidieron que se hiciera en la intimidad, solamente se invitó a algunas personas de la galería. Aún con el secretismo hubo problemas, porque se localizó la galería a través de una persona infiltrada… Esa pieza se hizo sobre todo para gestar el material, una instalación con sangre y coranes que ha estado expuesta en algunos sitios bastante privados, relacionados en general con la defensa de la libertad de expresión. La verdad es que se tiene que mostrar en petit comité. No hay más remedio.
Memorizaste para esta acción los datos de las ciento noventa y una víctimas del 11M…
Todavía los recuerdo.
Te convertiste pues en una especie de depositario de la memoria ajena.
Sí, pero no puedo otorgarme a mí mismo el derecho de ser icono ni de tener ningún tipo de representación de ninguna víctima. Yo soy yo. Dicho esto, me parece fantástico tener la oportunidad y el privilegio de resultar útil, no solo en Jihad-191 sino en otros proyectos como Enterrados, con familiares de fusilados. Esos proyectos los hago sintiendo miedo algunas veces, y siempre desde un profundo respeto. Si yo vivo una historia propia grito, sangro y me puedo llevar al límite porque me estoy metiendo conmigo mismo. Pero cuando hago estos proyectos los vivo desde el respeto: no son un homenaje, porque esa palabra me pone de los nervios. Pero es maravilloso tener la oportunidad de dar voz, con Enterrados, a una asociación navarra de familiares de fusilados que llevan años realizando un trabajazo que no se conoce ni sale en los periódicos sacando gente de las fosas. Ahora, con razón del cambio político, se están dando a conocer varias asociaciones por fin… Si he conseguido que la repercusión de este tipo de acciones haga que a estas personas se les dé voz y se les escuche, pongo a su disposición mi escenario, mi cuerpo, mi voz y mis museos.
Esta voluntad de dar voz a los que no la tienen se refleja también en The Shadow, tu proyecto con víctimas de pederastia… ¿Tenías en mente algo basado en tu experiencia o más general?
Es uno de esos proyectos en que lo individual es el detonante pero luego deviene colectivo. Forma parte de mi nueva etapa más poética, minimalista, en la que yo soy lo menos importante. Eso es lo que más me gusta últimamente: ser un elemento más de la instalación, un pequeño altavoz. Es un privilegio que más de cien personas hayan venido a explicarme abusos recibidos en su infancia. Es triste que haya tantas, aunque es bueno que se hayan visibilizado y denunciado. He podido acompañarlas a los parques y lugares en que se criaron, realizar un proceso fotográfico y de entrevista, un trabajo casi documental, y luego hemos conseguido plasmarlo todo en una instalación. De todas las ciudades vamos arrastrando gente: de Castellón nos vamos a llevar historias nuevas, nuevos columpios. La instalación, formada por un par de columpios y soporte gráfico, crea un contraste entre lo performativo, lo fotográfico y lo documental. Cada espectador se puede sentar a mi lado, en uno de los columpios, y escuchar de mí mismo en primera persona alguno de los casos de abusos que he memorizado. Para mí memorizar y aprender es una señal de respeto, que alguien se moleste en sentarse con ellos, escucharlos, recordar su historia y compartirla.
Han quedado claros tus sentimientos hacia el fundamentalismo islámico: ¿qué tal te llevas con el resto de religiones mayoritarias, como el catolicismo?
Es una de las mayores epidemias de la historia. La religión está al mismo nivel que el cáncer y el sida, y de hecho ha matado a más gente que estas enfermedades más conocidas. La religión es un problema, una lacra a batir y a combatir. Yo entiendo que hace mil años sirviera como placebo, pero ahora ya tenemos suficiente raciocinio. Deberíamos tener suficientemente evolucionado el cerebro como para darnos cuenta de que esas historias extrañas de dioses todopoderosos y hombres a los que se les arranca una costilla para crear una mujer no son más que historias para no dormir, como las de Chicho Ibáñez Serrador. Si las religiones nos educaran en el feminismo o la igualdad, dentro de lo malo tampoco me opondría… Pero nos educan en el patriarcado, el machismo, la mujer en casa, la LGTB-fobia: hacen más mal que bien.
En Pamplona habrás tenido algún encontronazo con el Opus, ¿no?
Sí, Pamplona es totalmente del Opus Dei, o del Opus Gay como les llamo a menudo. Si ya me parece mal la religión, imagínate el Opus. El Opus es una banda terrorista dentro de la religión católica. Emplear cilicios, amenazar con el infierno: todo eso es terror, es terrorismo… Por no hablar de los casos de violencia más explícita. El Opus lo deberíamos combatir entre todos. En el futuro deberíamos poder vivir plenamente en libertad, sin engañar ni manipular mentalmente como ellos.
A menudo tus acciones de performance son en espacios públicos, especialmente en la calle. ¿Has tenido problemas con la policía o terminado en comisaría alguna vez?
Más de quince. También más inicialmente: ahora la policía de las ciudades que más frecuento ya me conoce. Pero aún tengo problemas a menudo, y los considero parte de la obra. Una de las páginas más bonitas de mi currículum es mi hoja policial. Siendo un artista que busca provocación, reacción, catarsis colectiva, que el espectador reaccione y salga de su asepsia mental continuada, se acojone, grite, le salgan eccemas, se tape los ojos… Qué bonito si eso le ocurre a la policía, ¿no? Son un espectador más, y si vienen a por mí es que se ha producido una reacción. Es parte de lo que entiendo como arte: si el arte crea esas respuestas, vale la pena seguir haciéndolo y crear un debate alrededor. El arte es una herramienta de lucha, aunque sea la más pacífica, social y crítica que hay.
¿Cómo compaginas tu vida privada con una vida pública tan… bueno, pública y provocadora?
Llega un momento en que van ambas de la mano y se fusionan. En las pequeñas cosas soy más tímido… Mi entorno son artistas, compañeros de trabajo; mis parejas participan en mis propias piezas, y llega un momento en que todo sigue el mismo camino.
Ya en general, ¿cuáles son tus próximos proyectos performativos a medio y largo plazo?
Se terminará La calle en México, luego empezaré una nueva etapa con una nueva galería, la Rossmut Gallery en Roma. El 16 de noviembre inauguraremos un proyecto, Las horas, sobre prostitución en un hotel. Tendrá un montaje instalativo increíble: no solo camas sino también relojes, fotografía, vídeo… Se agradece que de vez en cuando se apueste a gran escala por este tipo de proyectos. The Shadow se seguirá moviendo por diversas ciudades y Ayuntamientos: aunque Abel Azcona sea Satán, este es un proyecto tan amable que no pueden decir que no. También estoy preparando regresiones reales con psiquiatras a la infancia, que se van a llevar a cabo con diferentes personas. En febrero y marzo salgo para México D. F. de nuevo, estamos preparando Bolivia y de nuevo Colombia; en mayo o junio Brasil, para unos encuentros enormes en Río de Janeiro y Sao Paulo… Ahora tengo individuales en Bilbao, Tarragona, Barcelona; en Zaragoza acabo de inaugurar una, otra nueva en Madrid, preparamos una en Murcia y otra en Sevilla… Mucho movimiento.
¿Seguirás impartiendo talleres de performance como el que has realizado esta mañana en MARTE?
He hecho talleres mucho tiempo, pero ahora tengo proyectos muy cerrados en torno a lo performativo y lo expositivo, así que me voy a centrar más en muestras de calidad, una al mes por lo menos, y proyectos de más alcance gracias al apoyo de la galería. Ya fui a la bienal de Lyon, pero voy a poder ir a algunas otras bienales de primer nivel, tanto latinoamericanas como europeas. Mi trabajo va evolucionando, y mis talleres no se me olvidarán nunca pero quizá desde un proceso más creativo. El espectador se convertirá en parte de la pieza, habrá un proceso de aprendizaje que tal vez tome forma de taller.
¿Qué artistas consideras como tus referentes o influencias dentro del performance art?
No me gusta mucho hablar de influencias, pero hay artistas a los que tengo un profundo respeto. Desde luego Ana Mendieta es y será la gran artista de performance. Actualmente está Regina José Galindo, compañera, amiga, y una artista maravillosa… Y siempre hay que tener en cuenta a Tania Bruguera. También María Teresa Hincapié, performer colombiana recientemente fallecida y que no es tan conocida como debería… Y yendo ya a lo instalativo, la gran colombiana Doris Salcedo, que me parece políticamente maravillosa. Generalmente mujeres: el campo de la performance social y política es terreno de mujeres, aunque tristemente lo que se vende es lo de los hombres, algo completamente ilógico. Artistas como Regina, que ganó con Himenoplastia el León de Oro en la Bienal de Venecia, tienen quizá una trayectoria de venta mucho menor que otros artistas más esnobs y menos político-sociales. Pero es que te encuentras con personas como Carlos Urroz, el director de Arco, que dijo públicamente que las obras de más de quince mil euros tienen que ser de arte bonito, nunca arte político. Así nos va, si el director de la feria de arte contemporáneo más importante de España tiene actitudes como esa. Lucharé siempre para que las obras que vayan a museos y llenen los salones de los coleccionistas remuevan al espectador y creen un cambio social. El arte bonito no me interesa, no quiero un maldito IKEA del arte. Quiero otro tipo de piezas, obras que cada vez que las mires te sientas diferente, cambiado. Quiero que el espectador salga de la galería transformado. Un artista no puede perder nunca la oportunidad de aprovechar el regalo tan inmenso que hace un espectador al entrar en una feria, una galería de arte o un museo. Ha hecho algo enorme. Pero si solo le das algo bonito se va a olvidar pasado mañana: no habrás hecho tu trabajo como artista. Ese espectador tiene que ser transformado, tiene que salir verdaderamente cambiado, y para eso tiene que encontrarse con un arte que provoque esa reacción.
Si el arte tiene que ser transgresor, ¿qué se puede considerar transgresión en nuestra sociedad?
Estamos muy anestesiados, y llega un momento en que no nos transgrede absolutamente nada… O, mejor dicho, nos transgreden tonterías como el desnudo o el sexo, lo más normal del mundo. Arte no vemos todos los días, pero gente desnuda sí, al menos en el espejo, y sin embargo nos escandaliza el desnudo. Sería genial que la sociedad experimentase un cambio social a través del arte y la cultura, y dejáramos de estar anestesiados por programas absurdos de televisión que están creando situaciones no solo de machismo sino de violencia de género, mujeres objeto… El arte contemporáneo es una potente herramienta de cambio social y político para conseguir una igualdad real.
A menudo se ven performance con muchos elementos escénicos, guion… ¿Crees que se confunde lo performativo y lo teatral?
Sí, pero… No me gusta hablar en plural, pero la mediocridad cultural en España es bastante terrible. Si apenas se sabe de arte contemporáneo, ponerse a hablar de diferencias entre lo performativo y lo escénico es ya otra dimensión. Incluso los que saben sobre performance art deberían pulir conceptos sobre qué es y qué no es… Hay performers que hacen mucho daño a su propia disciplina: no saben de qué hablan, no saben lo que hacen. Tanto la pintura como la escultura son tan evidentes que enseguida las reconoces al verlas, en cambio la performance tiene la ventaja de ser ecléctica y amplia. La performance es la madre del arte contemporáneo, lo tiene todo: cuerpo, política social, crítica, fotografía, vídeo… Lo abarca todo. Eso no lo hace ninguna otra disciplina. La performance es un arte completo.
¿Cómo juzgarías el panorama artístico contemporáneo en España?
Pues… Una mierda. [Risas] Y me incluyo, ¿eh? Tampoco quiero ser aquí un artista esnob. Pienso que hacen mucho daño los lobbies en grandes ciudades como Madrid: treinta y cinco artistas montan una colectiva y se cargan su propia carrera sin saberlo. En España los artistas son cómodos. Estoy harto de escuchar a artistas diciendo que el arte está fatal sin hacer nada, y parecen creer que va a aparecer el comisario del MoMA a llamar a la puerta de su casa. Me da pena, porque no es que haya mucho más, ni siquiera internacionalmente. A mí me han expuesto una retrospectiva en Colombia, pero soy el primer performer español al que se la dedican y me gustaría que hubiera ochenta… Hay pocas opciones, pocos artistas que verdaderamente se atrevan, como Yolanda Domínguez, artista valiente con una vertiente política y social. Pero se pueden contar con los dedos de las manos. Estoy trabajando hace mucho tiempo en una tesis, y veo cosas que se hacían ya en 1970 y que están repitiendo ahora algunos hasta la saciedad, en una especie de caparazón de comodidad. En España queda mucha tela que cortar, nos dan mil vueltas en Latinoamérica.
¿En cuanto a formación?
En general: tú vas a una facultad y los artistas tienen ganas y entusiasmo. Igual el resultado plástico no es fantástico, pero ver a un artista que crea porque tiene la necesidad de crear revitaliza, frente a tener que tragarse a esos artistas españoles grises, lentos, que no crean, que se quejan, que repiten que todo es envidia… España es el país de los egos heridos. Y España tiene un problema, la formación creativa y artística. Es una mierda. Tenemos las peores entidades de enseñanza, solo quizá la UPV, Altea y alguna otra son un poco mejor que el resto. En general tenemos una formación artística caducadísima. ¿Quiénes son los formadores? Artistas mediocres y frustrados. ¿Y qué enseñan? ¡Pues lo que no han conseguido! A lo largo de la historia ha habido buenos artistas que han vuelto a la academia, pero la mayoría vuelven porque no les queda otra. ¿Qué van a enseñar a los nuevos? Es deprimente. Además se les nota: no ocultan que todo les parece horrible, los alumnos espantosos… Llega un momento en que eso crea un círculo vicioso que se retroalimenta y hace que no evolucionemos en lo educativo. Yo reventaría y reinventaría completamente la carrera de Bellas Artes. Creo en la técnica, pero no me parece básica en el arte contemporáneo. Me parece mucho más importante que el artista conozca perfectamente su juego y un buen montón de teoría. En este momento un artista debería estudiar Psicología, Sociología, Antropología o Ciencias Políticas, más que Bellas Artes… La técnica es solo técnica y llega un momento en que se vuelve repetitiva. Lo digo a veces un poco en broma, pero se puede aprender técnica en un taller de abuelos de pintura. Hoy en día cogemos a un artista de dieciséis años y lo amoldamos a esta sociedad mediocre, absurda y cortita que es España, pasándolo a través de moldes como la televisión y la enseñanza, y lo sacamos a medida para que no moleste. Eso es lo que está pasando con la carrera de Bellas Artes. A veces he ido a alguna clase universitaria y hablado con algún alumno que dice que está descontento… Y le contesto: ¡lárgate ya de la Academia!
¿Quedan rincones donde aprender libremente?
Claro que sí: puedes aprender en la calle, participando en política, viviendo lo social, rodeándote de gente interesante. Vete un año por libre a residencias artísticas rarísimas. La teoría de lo erótico está muy bien, pero es mejor follar. Hace falta tocar carne. ¡Yo creo en eso! No basta con estar todo el día leyendo revistas de arte, es necesario también palpar… En España no se palpa absolutamente nada, se ha creado un sistema de ascetas artísticos. Y pasa lo que pasa: gente que con treinta y cinco años está empezando a hacer sus primeras fotografías.
¿Crees que el arte de acción tiene suficiente reconocimiento hoy en día en galerías y museos de arte contemporáneo?
Creo que no. A Klaus Biesenbach le apeteció ponerlo de moda en el MoMA con Marina Abramovic y hubo una especie de boom... Pero en gran parte no es algo performativo sino una herramienta de marketing, mientras que no se tiene en cuenta la performance más pura, más Ana Mendieta, más visceral, sucia, iberoamericana, verdadera, la performance con concepto, discurso, sangre y piel, sobre todo con piel… La que en el fondo no está tan interesada en entrar en la galería y en el museo. Tiene que estar, porque somos un arte de primera, pero también está bien que haya tensión, que estemos sin estar, peleados… Los performers somos los porculeros del arte contemporáneo. La fotografía, en fin, ahora todos somos artistas de Instagram; y tanto la escultura como la pintura se quedan muy cortitas. Las valoro, ¿eh? Pero el performance sigue ahí: irreverente, sucio, incomprendido, turbio. Me gusta que todavía seamos y que vayamos a seguir siendo los incomprendidos del arte. Aunque tiene sus desventajas: meterse en otros campos es muy jodido, porque a un incomprendido no le das ni pan.
Muchas veces para vivir del performance se comercializa la documentación.
Se habla de documentación, fotografía, vídeo, otro tipo de disciplinas. Al final el artista de performance se convierte en multidisciplinar porque no le queda otra. Lo hace por dinero… Y además llega un momento en que vas evolucionando y surgen cosas nuevas, como fusionar la instalación con la performance.
¿Cómo eliges a tus fotógrafos y documentalistas colaboradores?
Pues como cuando elijo con quién follo cuando salgo de fiesta: empatía, atracción, feeling… Llega un momento en que pienso que a un artista lo quiero en mi vida como sea. Con algunos he trabajado desde el principio y, en fin: ahí está mi cama y están invitados.
¿Cómo valoras la trayectoria de movimientos de performance como Fluxus o (en el ámbito español) ZAJ?
Los respeto, porque yo respeto a todo el mundo. ZAJ han sido pioneros, y siempre será el movimiento más importante en España a nivel colectivo; hay que tenerlos en cuenta para siempre. Sin embargo… El dadaísmo tuvo su lugar, pero ahora estamos en un momento de revolución social en que hace falta un discurso artístico más político. A mí me interesa un performance que me remueva verdaderamente y me haga vomitar. Una persona con una manzana en la cabeza dando vueltas alrededor de una columna no me dice nada: si tiene un gran discurso lo valoraré, pero de lejos.
¿Qué artistas de los presentes en MARTE sigues con más interés y por qué?
Es llamativo, pero la obra plástica que me atrae es muy contraria a la mía. Me gusta mucho Chingsum Jessye Luk… Y me encanta el stand de Coll Blanc, esa obra de papel, minimal, limpia, blanca. Esos son los artistas que más me gustan en la Feria. Por supuesto los de mi stand, Espacio Serendipia, Yolanda Domínguez es una de las artistas contemporáneas más importantes, y Laura Carrascosa me parece ahora mismo de lo más contundente y potente a nivel nacional. En mejor compañía no puedo estar.
¿Qué ferias o encuentros artísticos ves actualmente con mayor vitalidad?
Las ferias de arte en España están mal en general. Mal hechas, mal organizadas… Y las que están bien, como MARTE, esta misma feria, con buena obra y buenas ideas, no tienen aún tanta asistencia como deberían. Hay que replantearse qué estamos haciendo y si es el momento de promocionar el arte así, si interesa poseer arte o si a la gente no le interesa tener un cacho de madera bien pintado en su casa. Hay que cambiar el concepto, probar otro tipo de cosas, reinventarse: creo que en el arte estamos caducados. Al estilo de feria habitual le quedan dos telediarios.
¿Cómo se podría comercializar el arte en el futuro, entonces?
Yo creo en las experiencias artísticas. Disciplinas como el performance, el videoarte y las instalaciones permiten al espectador vivir experiencias. Yo por vivir una instalación de Yayoi Kusama pagaría dinero. Poner al espectador contra la pared, hacerle vivir una experiencia que le cambie aunque sea una tarde… No preocuparse de si se lleva o no la obra a casa, porque no se la va a llevar. Hay que cambiar el concepto. Hacer entender al espectador que el arte es social y por tanto puede cambiarle la vida. Que entienda el arte como imprescindible.
Ya que afirmas que el arte debe ser político: ¿te mantienes al día de la actualidad política o simpatizas con algún partido o movimiento en concreto?
No he hablado nunca de esto, porque políticamente soy también un poco extraño. Pero creo en el arte político como herramienta contra los Gobiernos que hemos tenido hasta ahora. Rajoy es el segundo peor presidente de la historia de la democracia después de Aznar. Aunque Aznar era más peligroso, este es más mediocre, da incluso pena, no llega ni a malo… Y sin embargo políticamente ha hecho mucho daño. Hay gente que no lo piensa, pero yo creo sinceramente que los cuatro primeros años de la legislatura de Zapatero (los cuatro siguientes ya no) fueron socialmente una revolución, no nos hemos dado cuenta aún. Dentro de cien años se hablará de la evolución en libertades LGTB y sexuales, y España será un icono. Si ahora me sitúo: yo apoyé a Manuela Carmena y la sigo apoyando. Soy un poco crítico con algunos aspectos: ahora optaría más por Ahora en Común en fusión con Podemos, y que el señor Iglesias baje un poquito del carro y ponga a una persona independiente. Quiero que se cree un Podemos en Común o algo similar.
Desde hace años hay un debate abierto en la sociedad sobre la prostitución, dividido entre abolicionistas que la quieren prohibir multando al cliente y partidarios de algún tipo de legalización o normalización. Algo has comentado antes, pero ¿dónde te situarías en esa polémica?
Si tengo que elegir entre los dos, abolicionismo. Es un tema que me critican un montón… Igual es muy fácil decirlo, pero creo que si hubiera una serie de pensiones, gastos y ayudas públicas, nadie con mil euros en el banco usaría como primera opción la prostitución de la forma en que se usa. Ahora hay mil alternativas. En Pamplona, que es una ciudad conservadora, se pueden encontrar orgías todos los viernes, todo tipo de sexo, establecimientos, BDSM y mil maneras de explorar la sexualidad sin necesidad de pagar a alguien. El pago lo sigo viendo como un abuso de poder. Luego hay tipos, claro: la prostitución es un abanico muy amplio. Habría que valorar algunas cosas, pero en muchos casos la prostitución es exactamente lo mismo que un abuso sexual, ya que alguien con más poder se aprovecha de una situación de riesgo o precaria. Es un poco lo que está haciendo el primer mundo con el tercero: un genocidio. Al final la prostitución es un genocidio sexual. Está dominando psicológicamente a un montón de mujeres porque no pueden dar de comer a sus hijos y no tienen otra vía. ¿Que hay gente que elige? Podríamos hablar de ello, ahí entra otro abanico. Pero en general la prostitución se debería abolir. En Finlandia buscan alternativas, están valorando confeccionar listas de intercambio sexual entre personas que lo necesitan: ya sé que parece una locura, pero yo creo que el Ministerio de Bienestar Social podría preparar unas listas, una especie de censo donde se pudieran coordinar foros de intercambio sexual libre y gratuito entre personas… Hay alternativas. La prostitución no se va a abolir hasta que desaparezca el consumidor de prostitución, el putero es el problema. Hay que formar a la sociedad. En una sociedad con una libertad sexual más plena, ¿quién es el putero? En un 80% de ocasiones está casado, es católico, de derechas… Hay de todo, pero por ahí van las cifras. Hasta que no nos carguemos esta sociedad heteronormativa, patriarcal y monogámica en que la única organización válida es la de pareja de dos (cuando debería haber, si se quiere, hasta parejas de catorce personas), seguirá habiendo puteros, gente que quiera abusar de otros previo pago.
¿Y en cuanto a las polémicas sobre las sucesivas leyes del aborto?
Lo que quería aprobar Gallardón le pareció demasiado radical incluso a Le Pen, casi parecía una broma. Un absurdo. Países más conservadores tienen leyes más avanzadas que las nuestras. Estoy a favor del aborto libre, gratuito y considerado como un derecho. No solo un derecho de la mujer a decidir, que lo es, sino también un derecho del menor a no nacer. Yo nací obligado, y ahora tengo un transtorno límite de personalidad, he vivido abusos y un montón de historias… He vivido porque me han obligado a nacer, pero existe el derecho a no nacer. No hay que nacer por nacer. La vida hay que vivirla, pero es muy puta… Y ya se sabe que una madre prostituta y heroinómana no va a tener un hijo que salga en las mejores condiciones. ¿Para qué obligar a nacer a eso que no es nada antes de nacer?
En la línea de lo que has comentado antes sobre el suicidio, estarás a favor de la eutanasia, ¿no?
Estoy a favor de que cada persona decida lo que le dé la gana siempre que le afecte solamente a ella misma. Por desgracia nadie decide cuándo nace, pero sí debería decidir cuándo muere. Creo en la eutanasia con apoyo gubernamental: se debería hacer, y se legislará tarde o temprano.
Uno de tus muchos tatuajes te lo hicieron durante un performance, Seropositive…
Sí. Era un performance que hice con algunas personas vinculadas al mundo creativo, alguno era alumno mío. Estuve tumbado encima de ellos, una instalación corporal… Y me tatuaron, de una forma bastante estética, el nombre de nueve artistas vinculados a todo tipo de artes, especialmente corporales, que de una forma u otra murieron por el sida o tenían sida cuando murieron.
¿Algún otro de tus tatuajes tiene significado?
Tengo bastantes… Sobre todo flores, y cada flor tatuada es una persona: historias, abusos, amores, ex, hermanas, un poco de todo. El cuerpo es para utilizarlo, mi cuerpo es mi lienzo y mis manos los pinceles. El cuerpo se debe quemar, y el día en que arda, que esté completamente utilizado y lleno de marcas.
Lo de dejar un bonito cadáver no te llama…
¿Para qué? ¿Para agradar a los gusanos? Un poco de tinta hará que se pongan más gorditos.
Más allá del arte contemporáneo, ¿qué actividades realizas como ocio puro y duro?
Estoy tan metido en el mundo artístico que casi todos mis amigos son artistas, así que voy a museos, exposiciones, leo muchos catálogos… Me encanta coleccionar catálogos. Mis hábitos van por ahí. Soy bastante alcohólico, no sé si contará como afición o si es muy sano, pero bebo bastante. También soy un poco melómano. Voy al Teatro Real de vez en cuando… Igual queda un poco esnob, pero me encanta ir a un ballet clásico de vez en cuando. El buen comer tampoco me disgusta: no me gusta todo, pero bueno, al final soy un ser humano más.
¿Ves la gastronomía como un arte?
Sí, pero bueno… A mí usar la palabra arte para todo me repatea un poco. Estudias Bellas Artes, ¿y qué eres, bellartista? No, artista. Estudias música y eres cantante. Un arte implica otras cosas. Creo mucho en la frase de Joseph Beuys de «todos somos artistas», pero esa frase va acompañada de una cierta irreverencia que hay que tener en cuenta. El cocinero ya tiene un nombre, el de chef, una palabra que ya reconoce lo que hace. Tengo la suerte de estar vinculado a muchos grandes chefs que son fenómenos, pero bueno… Son creadores.
¿Tienes preferencia por algún escritor en particular?
No especialmente, tengo gustos muy típicos. A los veinte años leí todo Bukowski a saco, pero lo releo ahora y se me queda bastante cortito. Hace año y medio me dio una temporada por Irène Némirovsky, de quien lo he leído todo… Tuve una temporada de Vila-Matas, como creo que todo el mundo. Ahí no soy especialmente raro. Más que la literatura, me gustan mucho los libros teóricos: últimamente leo muchas tesis. Me encantan las tesis bien fundamentadas en torno a mi trabajo, el arte contemporáneo. Igual se enfadan conmigo por decirlo, pero hay muchas novelas que están hechas como el cagar, por generación espontánea… Pero una tesis implica muchísimo más trabajo, generalmente de años. No tenemos cultura de leer tesis, pero merece la pena.
¿Y en cuanto al cine?
Veo cine experimental. Me suele gustar lo que distribuye Golem. Me encanta el cine danés, también la Trilogía Paraíso de Seidl… En general el cine muy leeeeento y raro. Durante una temporada estuve viendo mucho cine finlandés y coreano… Las típicas pelis americanas que ve todo el mundo no me interesan: deberían pagarte ellos a ti para que las vieras.
Antes has comentado que entras en una etapa más nihilista: ¿a qué te referías exactamente?
Más a nivel estético que conceptual. Es un término un poco esnob pero me hace gracia… He pasado de algo más visceral y barroco a un estilo en blanco y negro, efímero, más conceptual en cuanto a dolor físico.
¿Qué le contestarías a alguien que te preguntara a bocajarro si merece la pena vivir?
Le contestaría que depende. Yo creo que no debería haber nacido pero he nacido, vivo más o menos, y en este momento quiero seguir viviendo. Tengo un camino por delante, me he marcado un objetivo claro y creo que lo estoy consiguiendo. Llega un momento en que el día a día es muy complicado, cada cual tiene su mundo y yo entendería todas las decisiones. La vida tiene muchas satisfacciones pero también muchas decepciones. Tú verás lo que pesa más y tú decides. El mundo está lleno de pistolas.
TITULO:
REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - VIAJANDO CON CHESTER - La carrera de Meghan Markle hacia la Casa Blanca,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando
con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las
21:30, foto, etc.
REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA -La carrera de Meghan Markle hacia la Casa Blanca,.
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
La carrera de Meghan Markle hacia la Casa Blanca,.
La duquesa de Sussex se presentaría por el partido demócrata si es elegida y cubriría el puesto de la fallecida Dianne Feinstein.
Mucho se ha hablado de la ambición política de Meghan Markle por llegar a la Casa Blanca. Pero ahora, podría estar en el camino. El fallecimiento, la semana pasada de la ex alcaldesa de San Francisco y senadora por California, la veterana Dianne Feinstein, podría ser aprovechado por la esposa del príncipe Harry para presentarse a cubrir su puesto, en los 13 meses que quedan aún de legislatura.
El destino político de la exactriz está en manos del gobernador de California, Gavin Newson, quien «lleva tiempo estableciendo contactos con importantes cargos demócratas con vistas a alimentar sus ambiciones políticas", según publica The Mail on Sunday.
Desde su llegada a California en 2020, Meghan y Harry han sabido rodearse de personalidades progresistas, cultivando su amistad con Oprah Winfrey, una de las grandes donantes del partido, según muchos, también artífice de la victoria de Barack Obama, o Gloria Steinem, una de las feministas más poderosas y destacadas entre los demócratas. Según el Daily Mail, esta última ha sido quien ha introducido a Markle en círculos influyentes del partido ya que «si bien Meghan se ha centrado en ganar dinero, lo que verdaderamente le interesa es el poder que se logra a través de la política", según afirma al diario británico una fuente cercana a Steinem. "Es una posibilidad remota, pero en la locura en que se ha convertido la política en Estados Unidos, no es imposible. Han pasado cosas más locas", destaca un afiliado al partido demócrata..
Además, el gobernador Newson prometió colocar una mujer afroamericana en el puesto.
TITULO: Viaje al centro de la tele -Tesoro de la tele -«Amar es para siempre», Premio Iris de la Crítica 2023 ,.
jueves - 4 - Enero a las 22:00 horas en La 2, foto,.
«Amar es para siempre», Premio Iris de la Crítica 2023,.
La Academia de Televisión galardona la serie, «referente de una ficción diaria» y «que ha marcado a varias generaciones»
El título ha estado ahí todo el tiempo: «Amar es para siempre». Y su nombre no sólo hace honor a las historias de amor que se han desarrollado en estos más de 2.700 episodios emitidos en estos once años, si no que está destinada ya a permanecer «siempre» en la memoria de los espectadores españoles por su trascendencia. En reconocimiento a esta trayectoria la Academia de Televisión le ha concedido este lunes a la histórica serie diaria de Antena 3 el Premio Iris de la Prensa Especializada 2023. Un premio único que se otorga a lo mejor de la televisión y que es concedido por los periodistas y medios especializados en el medio.
Tras la reunión del jurado se ha acordado concederle este prestigioso reconocimiento a «Amar es para siempre», por diversos motivos. El primero, según la Academia, es «por ser una ficción que ha marcado a varias generaciones», poniendo en valor que «ha retratado la sociedad de nuestro país, acompañando a un sector de la sociedad para el que la televisión ejerce un verdadero servicio público». Además, el galardón reconoce que la ficción pone en valor «el intenso trabajo de equipo que hay detrás una serie diaria, de las que es referente, y ser uno de los grandes bastiones del entretenimiento de nuestro país». Para finalizar, destacan dos aspectos muy relevantes de la serie diaria de Antena 3: «Su visibilización de la diversidad social, como por ejemplo la realidad LGTBI, en el daytime en sus guiones, además de ser cantera de profesionales de la ficción, delante y detrás de la cámara».
«Amar es para siempre» recibe este premio mientras se encuentra inmersa en su gran final. Convertida en una de las series más icónicas de la televisión, encara sus últimos capítulos tras once años. La ficción más longeva de la TV cerrará una trayectoria de enorme éxito siendo referente absoluto en el sector audiovisual nacional y una de las producciones más sólidas de la televisión en España. Cada año, la serie diaria de Antena 3 ha sido capaz de atraer a los profesionales más reconocidos de la industria, ser plataforma y escaparate para nuevos talentos, generar fenómenos virales y convertir a la Plaza de los Frutos en uno de los lugares más icónicos de la ficción española. Producida por Atresmedia Televisión en colaboración con Diagonal (Banijay Iberia), «Amar es para siempre» cuenta con Montse García (Atresmedia TV), Jaume Banacolocha, Jordi Frades y Eduardo Casanova (Diagonal) en la producción ejecutiva. La ficción dirigida por Eduardo Casanova cuenta con Pablo Fajardo como director argumental de guion, Ariana Martin como coordinadora de escaletas y Ángel Agudo como coordinador de diálogos. Esta temporada ha sido escrita por Olga Salvador, Macu Tejera, Juanjo Ramírez y Pablo Fajardo. La dirección de producción corre a cargo de Nuria Hernàndez y Marta Creus.
Temporada final
«Amar es para siempre» ya se encuentra en sus últimos episodios en Antena 3. Estos serán muy especiales y emocionales, habrá reencuentros, historias de amor inesperadas, nuevos sucesos e investigaciones, y cerrará la historia de una de las familias más queridas de los últimos años como es la de Los Asturianos. La ficción cuenta para este final con algunos de sus personajes más icónicos interpretados por Itziar Miranda, Manuel Baqueiro y José Antonio Sayagués, más conocidos como Manolita, Marcelino y Pelayo. Completan el elenco de estas últimas entregas Miriam Díaz-Aroca, Roberto Álvarez, Aída Folch, Norma Ruiz, Paula Gallego, Andrea Guasch, Carlos Cabra, Juan Blanco, Clara Garrido, Javier Albalá, Sergio Mur, Carlos González, Claudia Vega, Alberto Olmo, Alba Recondo, Ramón Puyol, Alfons Nieto, Roger Berruezo, Susana Sampedro y María Garralón, entre otros. Los episodios de «Amar es para siempre» pueden verse una semana antes de su emisión en televisión en atresplayer.
TITULO: Me voy a comer el mundo - Panamá,.
Panamá,.
foto / Javier G. Peña visita América Central. En la ciudad de Panamá tendrá la
oportunidad de conocer las fondas, el famoso canal y a los mejores
chefs. También visitará una plantación de piñas en La Chorrera y probará
la comida típica de esa región.
TITULO: Me voy a comer el mundo - Panamá,.
Panamá,.
foto / Javier G. Peña visita América Central. En la ciudad de Panamá tendrá la oportunidad de conocer las fondas, el famoso canal y a los mejores chefs. También visitará una plantación de piñas en La Chorrera y probará la comida típica de esa región.
TITULO: Cine de barrio - Cine - Don erre que erre ,.
El sábado - 6 - Enero , a las 19:00 por La 1, foto,.
Inés Ballester - presenta - Don Erre que erre es una película española dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y estrenada el 21 de septiembre de 1970 ,.
TITULO: Versión europea - Cine - En su punto , Sabado - 6 - Enero ,.
El sábado - 6 - Enero , a las 22:00 por La 2, foto,.
Reparto ,.Géraldine Pailhas, Arnaud Ducret, Stéphane De Groodt, Alison Wheeler,.
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