domingo, 26 de abril de 2015

GAFAS ROJAS, ME GUSTARIA SER COMO CORONADO ,./ EXTRA EL DIA DE LA MADRE, SITO PONS - EX MOTORISTA,.


 TÍTULO:GAFAS ROJAS, ME GUSTARIA SER COMO CORONADO ,.

 GAFAS ROJAS, ME GUSTARIA SER COMO CORONADO ,fotos

‘El Príncipe’ se emite los martes en ‘prime time’ en Telecinco. Es la segunda y última temporada.Álex González interpreta al inspector Morey en la serie 'El Príncipe' de Telecinco. "Hiba Abouk es un espectáculo de mujer",.

Resultat d'imatges de gafas rojasEn la batalla de los martes entre ‘El Príncipe’ (Telecinco) y ‘Allí abajo’ (Antena 3) se suponía que solo iba a quedar uno. Pero han quedado los dos. Se han repartido la audiencia, aunque la serie de Álex González (Madrid, 1980) se ha anotado el pico: 5.114.000 espectadores. El actor interpreta al agente del CNI Javier Morey.
- Tenían un rival difícil.
- Pese a los buenos datos del final de la primera temporada, cuando nos contraprogramaron con ‘Allí abajo’ (Antena 3) yo tenía mucho miedo. De repente, descubrimos que ambas series pueden convivir haciendo un dato similar. Ha sido maravilloso que después de once meses la gente no se haya olvidado de nosotros. También me encanta ver el fervor en la calle.
- A su personaje le va a costar volver con Fátima.
- Yo ya trabajaba con la idea de que Morey no alberga esperanzas de reencontrarse con ella en estos primeros capítulos. Pero sí que necesita expiar su culpa y para ello tendrá que volver a Ceuta y quitarle de encima ese monstruo con el que se ha casado.
- ¿Ya le impone un poco menos trabajar con José Coronado?
- Ahora me impone respeto, pero desde otro lugar más saludable. Es un gran compañero y hace cosas que te enseñan en primero de interpretación y que casi nunca hacemos. En escena lo más importante para ti es tu compañero.
- ¿Qué ha significado Coronado ?
- José es el actor y el hombre que a mí me gustaría ser algún día. Entre nosotros hay una amistad que me sigue sorprendiendo pese a las horas que pasamos juntos. Ahora hemos estado en Granada rodando los últimos capítulos y he regresado como cuando vienes de ver a tu novia (risas).
- ¿Conocen el final de la serie?
- Todavía no nos han dado el último guion, estamos con el penúltimo capítulo y no sé cómo termina, así que estamos especulando, como todos. Como espectador sería interesante que Fátima muriera y Morey no. En términos dramáticos quedaría muerto en vida.
- Nos vamos a quedar sin conocer a Morey...
- Es muy introvertido, y como trabaja para el CNI tiene que proteger a su familia, mantenerlos en secreto. Siempre ha tenido una vida pobre a nivel social y Fátima es la primera mujer de la que se enamora. Si en la primera temporada le vimos visitar a su padre, en esta él le devolverá la visita… Y ya no te puedo contar más (risas).
- ¿Su regreso a la comisaría sigue sin gustar?
- No es del agrado de todos porque va a ser impuesta, como en la primera temporada. La relación con Fran también va a ser difícil, son dos personas muy parecidas, hombres de pocas palabras, y pese a la confianza, Morey le dejó un poco vendido.
- ¿Le dan pudor las escenas de cama?
- Mucho. Hay una línea que o la cruzas y te vienes arriba o te quedas muerto de la vergüenza. Creo que siempre hay que quitarse el albornoz e ir a por todas (risas). También depende mucho de cómo sientas a tu compañera o compañero de cama, porque al final, pese a lo que pueda pensar mucha gente, es una coreografía. Lejos de disfrutar, lo pasas francamente mal, aunque Hiba (Abouk) sea un espectáculo de mujer.
- ¿Qué le parece Jesús Castro?
- Es un tío fantástico, un actor con muchas ganas de aprender y para la que le ha caído encima en tan poco tiempo me parece que tiene los pies en la tierra. Creo que va a hacer una carrera muy buena.
- En ‘El Príncipe’, ¿la ficción supera a la realidad o al revés?
- Siempre tengo pudor cuando me preguntan esto, por las noticias que escuchamos cada día relacionadas con el terrorismo. No deja de ser una ficción que se apoya en hechos reales, y en el caso del barrio de El Príncipe nos ha aportado tantas cosas que me da miedo decir algo que estigmatice a los que viven allí. Aun así, creo que la realidad supera a la ficción. Hemos escuchado algún tiroteo.
- ¿Después de esto...?
- Morey economiza sus movimientos, así que me apetece un papel más expresivo. Dije que quería hacer de ‘drag queen’ y se armó un revuelo...

TÍTULO: EXTRA EL DIA DE LA MADRE, SITO PONS - EX MOTORISTA,.

EXTRA EL DIA DE LA MADRE, SITO PONS - EX MOTORISTA, fotos,.

Sito Pons

Resultat d'imatges de extra dia de la madre
Sito Pons Premio Príncipe de Asturias
Sito Pons en el GP de Japón 1989
Datos personales
Nombre Alfonso Pons Ezquerra
Apodo Sito
Nacionalidad Bandera de España española
Nacimiento 55 años Barcelona
Retiro 1991
Carrera deportiva
Palmarés general
Equipos Suzuki, Honda, Kobas
Carreras comenzadas 110
Victorias 15
Poles 4
Vueltas rápidas 12
Mejor posición 1º en 1988 y 1989
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Alfonso Pons Ezquerra, más conocido como Sito Pons (9 de noviembre de 1959, Barcelona), es un ex-piloto de motociclismo español, 2 veces campeón del mundo de (250 cc), en 1988 y 1989, con Honda.
Su primera victoria fue en 1984 en el Gran Premio de España a lomos de una Kobas. En 1985 debutó en el Mundial de 500 con Suzuki del equipo de Roberto Gallina.
Tras un año discreto volvió a 250 con Honda, siendo subcampeón del Mundo en 1986, tercero en 1987 y campeón del Mundo en 1988 y 1989.1
Posteriormente corrió en la categoría de 500 con Honda, durante dos años, con resultados discretos, retirándose a finales de 1991.
Siguió como director de equipo, y entre otros corrieron para él Alex Crivillé, Carlos Checa, Alberto Puig, John Kocinski, Loris Capirossi, Alex Barros, Max Biaggi, Héctor Barberá, Sergio Gadea, Aleix Espargaró y su propio hijo Axel Pons.
Actualmente dirige la escuderia Páginas Amarillas HP

Premios


Predecesor:
Severiano Ballesteros
Flag of Spain.svg España
Prince of Asturias Foundation Emblem.svg
4º Premio Príncipe de Asturias de los Deportes

1990
Sucesor:
Sergéi Bubka
Flag of Ukraine.svg

REVISTA XL SEMANAL, PORTADA, Emilia Clarke: ACTRIZ,. / LA CARTA DE LA SEMANA, POR TONTOS,./ EL BLOC DEL CARTERO, 40 AÑOS DESDE EL SAHARA,.

TÍTULO : REVISTA XL SEMANAL, PORTADA,Emilia Clarke ACTRIZ,.

En portada / fotos

Emilia Clarke: "En 'Juego de Tronos' no existe la piedad. Todo es a vida o muerte. Y lo aceptas"

Era una completa desconocida... Hasta que llegó 'Juego de tronos'. Hoy, la actriz británica Emilia Clarke es la madre de dragones, la que no arde, la princesa Khaleesi... es decir, Daenerys Targaryen, uno de los personajes más fascinantes de una serie convertida ya en un fenómeno global. Hablamos con ella.
Si la ve usted por la calle, le costará reconocerla. La actriz británica Emilia Clarke, Daenerys Targaryen Dany para los íntimos en la serie 'Juego de tronos', tiene un envidiable pelo castaño que le cae por debajo de los hombros y no llega al 1,60. Su presencia no deslumbra tanto como la de esa princesa rubia de luminosa piel y mirada inexpugnable a la que Clarke ha convertido en un icono catódico planetario. Una mujer cuyo proceso transformador, de frágil princesa a comandante de un poderoso ejército con tres dragones a su servicio, proseguirá su avance en la nueva temporada de la serie, la quinta ya, recién estrenada.
Una completa desconocida hace unos años, Clarke fue una apuesta decidida de los productores de la cadena HBO en su proyecto de llevar a la televisión la saga literaria de George R. R. Martin, Canción de hielo y fuego. Un lustro después, a sus 28 años, la actriz es uno de los rostros más requeridos de Hollywood, con nominación al Emmy en el zurrón, y capaz de protagonizar una producción de Broadway o de revivir a la mítica Sarah Connor en la nueva entrega de Terminator [estreno: el 10 de julio], en el regreso de Arnold Schwarzenegger a su papel más emblemático.
XLSemanal. Cada temporada de Juego de tronos supera en intensidad a la anterior. ¿Ocurrirá lo mismo esta vez?
Emilia Clarke. Sin duda. Estamos todos muy animados, espero que los fans disfruten con lo que hemos hecho. Aunque hay capítulos, como el de la boda roja, de la tercera temporada, cuya intensidad sigue siendo difícil de superar hasta hoy.
XL. ¿Qué podemos esperar de Daenerys Targaryen en esta quinta temporada?
E.C. A medida que Dany consolida su poder, lidiará con más dificultades, algo inevitable cuando alguien se convierte en un líder tan poderoso. Deberá responder preguntas como: «¿En quién confiar?», «¿quién intentará detenerme?». Seguirá luchando por su derecho al Trono de Hierro, para gobernar los Siete Reinos. Desde la primera temporada ha ido evolucionando y en esta seguirá creciendo. El suyo es un viaje hacia el poder, pero, sobre todo, hacia el autodescubrimiento. No deja de sorprenderse cada vez que descubre lo poderosa que puede ser. En el fondo, sabe que no tiene elección. Debe ser fuerte si quiere sobrevivir.
XL. ¿Cuál es la característica de Dany que usted admira más?
E.C. Es compasiva en un mundo donde no existe la piedad. Consigue ser imparcial en función de las circunstancias, aunque esté inmersa en una lucha a vida o muerte.
XL. Ella, sin embargo, toma decisiones cada vez más drásticas, derivadas de su creciente poder...
E.C. Es cierto, y eso le está afectando muchísimo. Ha empezado a darse cuenta de que no puede hacer siempre lo correcto, que debe complacer a las masas. En ese aspecto, a veces necesita quizá un poco más de maldad que de bondad para tomar la decisión adecuada. Esta es la gran dificultad a la que se enfrenta ahora, la delicada línea por la que debe caminar.
XL. Usted era una desconocida cuando se subió a este barco. ¿Le asustaba meterse en la piel de uno de los personaje más populares de las novelas de George R. R. Martin?
E.C. Era consciente de que los fans de las novelas vigilarían todos mis movimientos. Llevan años conviviendo con estos personajes [la primera entrega, titulada precisamente Juego de tronos, se publicó en 1996] y tienen ideas preconcebidas sobre cada uno de ellos. Por eso, los libros han sido siempre mi referencia, la base que me ayuda a abordar este trabajo sabiendo quién era, quién es y en quién se va a convertir.
XL. Siendo una novata, ¿cómo afrontó las escabrosas escenas de desnudos al comienzo de la serie?
E.C. Estaba aterrorizada. Pero sin aquellas escenas, en las que era entregada al líder de unos bárbaros salvajes, el triunfo de su viaje personal no sería tan significativo. La superación de todo el sufrimiento es la expresión de la fuerza del personaje.
XL. ¿Y cómo lleva lo de dirigir un ejército de miles de hombres?
E.C. Es estupendo, me ayuda a mantener la cabeza erguida. Soy muy afortunada de poder actuar con todos ellos y no con creaciones de efectos especiales. Tener al ejército a mi lado me ayuda a meterme en el personaje, a sentirme al mando.
XL. ¿Qué se siente al convertir en realidad una fantasía tan deslumbrante como Juego de tronos?
E.C. La gran suerte que tenemos es contar con unos guionistas excepcionales. Son capaces de hacer que algo tan increíble sea verosímil. Tú ves la serie y no te cuestionas si los dragones existen. Simplemente, lo aceptas.
XL. ¿Se identifica con el personaje en algún aspecto?
E.C. En cierto modo, sí. A lo largo de la serie, ambas nos hemos enfrentado a desafíos impensables y hemos evolucionado muchísimo. Dany tuvo que luchar para alcanzar el lugar que ella cree que le corresponde y yo aprendí mucho sobre mí. Al comienzo, todo me impresionaba, pero ahora me siento más estable y capaz. Al igual que Dany, me siento más segura. Del mismo modo, ella y yo somos opuestas en varios sentidos. Dany sabe cuál es su destino y está centrada en conseguirlo, características de las cuales yo carezco. Ella es una tipa dura, una guerrera, mientras que yo soy muy tímida y odio ser el centro de atención.
XL. ¿En serio? ¿Por qué quiso ser actriz entonces?
E.C. ¡Pues precisamente por eso! Cuando subo al escenario o estoy ante una cámara, ya no soy yo. Me transformo, soy el personaje. Como actriz puedo ser todas esas personas que nunca tendría el valor de ser en la vida real.
XL. ¿Qué papel desempeñaron sus padres? ¿La animaron?
E.C. Mi padre trabaja en el teatro, es ingeniero de sonido, así que sabía bien lo duro que iba a resultar todo para mí. Su preocupación, en todo momento, consistió en que fuera realista, que no me ilusionara en exceso.
XL. ¿Cuándo decidió tomárselo en serio?
E.C. No recuerdo un momento de mi vida en que no pensara en dedicarme a esto. Por supuesto, cuando era niña, no tenía ni idea de lo que iba todo esto, pero siempre me pareció que sería algo muy divertido. Me encantaba ir a los teatros donde trabajaba mi padre, verlo inmerso en ese ambiente, con toda la gente que trabajaba con él, era algo mágico.
XL. Sin embargo, nunca fue a la escuela de interpretación...
E.C. Es que, con franqueza, aquello no era para mí. Cuando era joven, no tenía la intensidad necesaria para hacer algo así.
XL. En lugar de eso, acabó yendo usted a un internado...
E.C. Sí, fue una época muy especial de mi vida. Lo pasé en grande. Me apuntaba a todo: deportes, juegos, lo que fuera. Me gusta pensar que esa actitud me ha ayudado mucho en mi carrera.
XL. Era usted una novata, como quien dice, hasta que llegó Juego de tronos. ¿Cómo fue esto de meterse, de repente, en la mayor produción de la historia de la televisión?
E.C. Jamás olvidaré el primer día de rodaje. Estaba aterrada. Perdí el control de uno de los caballos frente a centenares de personas. Quería que se me tragara la tierra. Eso me hizo ver las cosas de otro modo; la adrenalina, en realidad, te ayuda a esforzarte más. Yo, de hecho, sabía montar a caballo, pero aquello me hizo entender que necesitaba mejorar en ese aspecto para continuar.
XL. El sacrificio mereció la pena, ¿no? En 2013 fue nominada al Emmy a mejor actriz de reparto...
E.C. Sí. Y todavía no me lo creo. Me pilló completamente por sorpresa. Ese año nominaron también a Peter Dinklage [Tyrion Lannister] y Diana Rigg [Olenna Tyrell], dos actores de la serie a los que admiro mucho. Detalles como ese significan mucho para mí.
XL. ¿No le molestó perder?
E.C. No, con estar allí, de invitada a una fiesta como esa, me conformo. Es más, rodamos siempre tan lejos de Hollywood que nunca pensamos que se acordarán de nosotros a la hora de los premios y los eventos.
XL. Tengo entendido que no conoció a muchos de sus compañeros de reparto hasta aquella noche...
E.C. Así es. Es algo que nos hace mucha gracia a todos. Nos parece muy divertido esto de que la mayoría de nosotros solo nos veamos en galas y eventos promocionales. Cuando veo la serie en televisión, me quedo impresionada al ver el trabajo de esos otros actores. Mis tramas nunca se relacionan con las suyas, de momento, pero me dan ganas de actuar juntos algún día.
XL. En 2013 protagonizó Desayuno con diamantes en Broadway. Las críticas no fueron muy buenas. ¿Qué tal le vino todo aquello?
E.C. No me arrepiento de nada. Sabía desde el principio que tendría que competir con Audrey Hepburn, pero me atraía la idea de hacer un personaje como ese a mi manera. Con eso me quedo. Me encanta arriesgarme. A veces sale bien, a veces no. Pero no cambiaría por nada un segundo de aquella experiencia. Algún día volveré a hacer teatro, sin duda. Amo el teatro, ya sea en el escenario, entre bastidores o en la platea.
XL. El éxito de Juego de tronos le habrá abierto puertas. ¿Le abruman las ofertas?
E.C. Lo importante para mí, ahora, es ver con quién voy a trabajar. Como el papel que hice en Dom Hemingway. ¿Qué chica rechazaría actuar con Jude Law?
XL. ¿Aunque él hiciera de su padre?
E.C. Bueno, eso fue un poco decepcionante [se ríe]. De hecho, hicimos cuentas. Cuando yo nací, su personaje debía de tener unos 14 años.
XL. ¿Decirle que no a Arnold Schwarzenegger, en la nueva entrega de Terminator, también habría sido difícil?
E.C. Arnold es un icono, desde luego, pero es que hacer de Sarah Connor era algo que, simplemente, no podía rechazar. Es uno de los papeles femeninos más emblemáticos de la historia del cine.
XL. ¿Qué me puede decir de Schwarzenegger?
E.C. La primera vez que lo vi fue el día que empezamos a leer el guion. Estábamos todos esperando como si fuera a llegar un Terminator de verdad [se ríe]. Una tensión... En cuanto apareció, con su encanto, su tranquilidad y su sentido del humor, todo eso desapareció. Fue muy fácil trabajar con él.

Las teorías que vuelven locos a los fans (Solo para iniciados)
-La quinta temporada de Juego de tronos tiene como base el cuarto y quinto libro de la saga literaria Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, una ficción cuyo primer tomo se publicó en 1996. Los fans de los libros, por tanto, van un paso por delante de los espectadores y llevan años especulando sobre el final de la saga literaria que, según lo prometido, llegará a las siete entregas. Recogemos algunas de las teorías más repetidas.
La verdadera identidad de Jon Nieve
Según esta teoría, Jon no es el hijo bastardo de Ned Stark el señor de Invernalia, sino de su difunta hermana, Lyanna, y de Rhaegar Targaryen (hermano de Daenerys). Ned habría ocultado el verdadero origen del bebé para protegerlo del rey Robert Baratheon, obsesionado con exterminar a toda la estirpe Targaryen.
El romance entre fuego y hielo
Algunos fans mantienen la hipótesis de que Daenerys Targaryen con sus dragones (fuego) y Jon Snow con su ejército de El Muro (hielo) terminarán casándose y gobernando juntos. Incluso aunque Jon fuera un Targaryen, es bien sabido que en esta familia suelen casarse entre primos o hermanos para mantener «la sangre del dragón».
Porra necrológica
En la casa de apuestas británica Ladbrokes, los que más probabilidades tienen de seguir con vida son personajes como Cersei y Jaime Lannister. Sin embargo, sus hijos lo tienen peor. Según una profecía, Cersei verá a sus hijos coronados y muertos. Por tanto, primeras papeletas para pasar al otro barrio: Tommen y Myrcella.
Tyrion: cómo entrenar a tu dragón
El encuentro entre el «enano» y Daenerys es de los más esperados. En los libros se hacen constantes referencias a la profecía sobre «las tres cabezas del dragón», es decir, los tres jinetes que domarán a los retoños alados de Daenerys. Algunas voces hablan ya de Tyrion como uno de ellos. La temporada televisiva en emisión ya arranca con una alusión a esta posible alianza.

George R. R. Martin: El autor... Presiones, las justas
"Los guionistas de la serie son todavía más sanguinarios que yo"
-Su objetivo es sorprender. Curtido como guionista de series de televisión, George R. R. Martin quiso dar el salto al mundo literario con una historia que rompiera con todas las reglas impuestas por la narrativa de Hollywood: un protagonista asesinado a las primeras de cambio, princesas maltratadas por su príncipe azul, relaciones incestuosas, malos que se vuelven buenos... Estas son algunas de las claves de su éxito. Pero los fans piden más. Ansiosos por conocer el final de la saga, que el autor ha prometido resolver en siete libros, se desesperan ante el lento ritmo de escritura de Martin.
-La temporada en emisión recoge parte del cuarto y del quinto volumen, pero el autor se niega a dar una fecha de publicación para la sexta entrega: Vientos de invierno. Con 66 años, sobrepeso y una desmedida afición a las hamburguesas, a sus fans les preocupa que se muera antes de rematar su obra. Mientras hacen chascarrillos sobre sus festines carnívoros y piden que alguien le controle el colesterol, él se siente presionado y amenaza con destruir el mundo de Juego de tronos enviando un cometa rojo. Su frase literal para quienes auguran su defunción ha sido: «¡Que se jodan!». Son muchos ya los fans que piden que la serie evolucione por su cuenta. Y los guionistas se han puesto a ello. El propio autor ha declarado: «En la serie va a morir más gente que en mis libros. Los guionistas, Benioff y Weiss, son más sanguinarios que yo». 

TÍTULO:  LA CARTA DE LA SEMANA, POR TONTOS,.

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11667317.jpgLeo un interesante, aunque a la postre cobardón, reportaje en el diario The Guardian, donde se sostiene que los políticos tontos son preferidos por una mayoría de los votantes. El periódico británico aporta diversos ejemplos irrebatibles de políticos botarates, tanto autóctonos como foráneos, que resultaron elegidos, en clara predilección frente a otros candidatos que parecían mucho más inteligentes; y llega a afirmar, incluso, que son muchos los políticos que, para ganarse las simpatías populares, se fingen estúpidos, o exageran su estupidez congénita. El reportaje prueba luego a averiguar las razones de tal preferencia, para lo que recurre a morralla 'políticamente correcta' que no moleste a nadie. Así, por ejemplo, sostiene que, según el 'efecto Dunning-Kruger', las personas más tontas, quizá por irreflexivas, suelen ser las más confianzudas y echadas palante (frente a las inteligentes, que se plantean dilemas que las hacen titubear); y que esta inconsciencia disfrazada de resolución del tonto gusta más al votante que las dudas del hombre inteligente. También sostiene The Guardian que, conforme a la «ley de la trivialidad de Parkinson», el político tonto resulta siempre más persuasivo que el inteligente, porque plantea soluciones más sencillas, incluso triviales, a los problemas más enrevesados, frente al político inteligente, que suele proponer a su vez soluciones arduas que provocan el repeluzno del votante.
En ambos intentos de explicación psicologista se evita afirmar que los políticos tontos sean los predilectos... de los votantes tontos, o siquiera atontados. Sin embargo, del mismo modo que el gordo suele alabar más encomiásticamente la genialidad de los gordos, o la rubia celebrar con mayores alharacas la belleza de otras rubias (porque es natural sentir solidaridad hacia nuestro semejante), no parece descabellado pensar que los políticos tontos sean los preferidos de los votantes tontos. Claro que, para no ser del todo injustos, habría que distinguir entre tontos y tontos. En su Genealogía de los modorros, Quevedo distinguía tres tipos de tontos: el necio, que es el hombre al que se necesita tratar a fondo para descubrir que es tonto, «porque al primer toque no se puede percibir»; el majadero o mazacote, que delata su tontería con sólo comenzar a hablar; y el modorro, al que basta con ponerle los ojos encima para distinguirlo.
Y Leonardo Castellani proponía otra hilarante clasificación de tontos, atendiendo al grado de conciencia que tienen sobre su tontería: 1) Tonto a secas, esto es, ignorante; 2) Simple, esto es, tonto que se sabe tonto; 3) Necio, esto es, tonto que no se sabe tonto; 4) Fatuo, esto es, tonto que no se sabe tonto y quiere hacerse el listo; y 5) Insensato, esto es, tonto que no se sabe tonto y encima quiere gobernar a otros. Parece evidente que el político tonto, según la clasificación de Quevedo, sería necio; y, según la de Castellani, insensato; mientras que quien lo vota, si aceptamos que lo hace engañado por sus promesas o embaucado por sus encantos de farsante, sería un quevedesco modorro (o, en el mejor de los casos, un mazacote) y un tonto o simple castellaniano. De este modo, la tontería del político sería una tontería alevosa y con agravantes, como de tonto venido a más, tonto crecido y subido al machito que se las ha ingeniado socarronamente para vivir mucho mejor que el listo, a costa de la simpleza ajena; mientras que quien le vota sería tan sólo un tonto bienintencionado, despistado, incluso bondadoso. Salvo que...
Salvo que aceptemos, como afirmaba Unamuno, que «no hay tonto bueno»; y también que todo tonto «rumia el pasto amargo de la envidia». Es decir, que en el tonto, aun en el más aparentemente desprevenido, hay un entrevero de mala voluntad que lo lleva a votar premeditadamente al político tonto como él, por envidia del que es listo; o porque se regodea pensando que, votando al tonto y dándole la victoria, las personas que envidia sufrirán más calamidades; o, simplemente, porque piensa que, siendo gobernado por un tonto, su propia tontería quedará encumbrada. Aquí ya no nos encontraríamos con el votante simplón, sino con un votante malicioso, incluso depravado, que actúa al modo de esos tontos aprovechateguis a los que la policía pilla in fraganti, robando melones o tocando el culo a una señora, y con tan sólo dejar caer la baba, encogerse de hombros y sonreír bobaliconamente logran que los suelten, porque al ser tontos se los juzga inimputables.
Pensar estas cosas da un poco de miedo; por eso los del periódico británico se conformaban bellacamente con explicar el fenómeno con psicología mansurrona. Nosotros, qué le vamos a hacer, somos un poco más inquietos (y así nos luce el pelo).

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO, 40 AÑOS DESDE EL SAHARA,. 

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Hacerse mayor, o viejo, es que de todo cuanto recuerdas hayan pasado veinte años. Miras atrás, haces un poco de memoria, y resulta que todo ocurrió en pretérito pluscuamperfecto. Y no digamos cuando lo que han pasado son cuarenta. Ocurre a menudo al mirar viejas fotos o escuchar antiguas canciones, o cuando se te cruza un rostro que ya se cruzó antes, y tras escrutarlo como quien interroga a la esfinge reconoces a un amigo de la mili, un amor de juventud, un compañero de colegio. O no lo reconoces en absoluto, y a veces ni siquiera te reconoces a ti mismo.
Hace tres días me dijo una señora: «Soy la hija del comandante Labajos», y disparó una intensa cadena de recuerdos y sentimientos. Hace muchísimos años, cuando aún era un joven reportero, me acerqué a un hotel donde se casaba esa misma señora, entonces jovencita. Su padre era el militar español al que más quise y respeté en mi vida, y él me quería tanto como yo a él; así que cuando aparecí por el hotel del convite, el comandante Labajos -quizá ya era teniente coronel, pero para mí siempre fue el comandante-, vestido de azul oscuro de gran gala, dejó a la hija y a los invitados, se vino al bar a beber conmigo, y a los tres cuartos de hora tuvo que ir su hija, enfadada, a devolverlo a la fiesta. Estábamos hablando de sus recuerdos y de los míos. Estábamos hablando del Sáhara.
Aterricé en El Aaiún con veintitrés años -ahora hace cuarenta-, y permanecí allí nueve meses que cambiaron mi vida. El joven reportero que sólo llevaba en la mochila un par de guerras en plan pardillo, sur del Líbano y Chipre, se forjó allí en la disciplina de la crónica diaria, la brega local, la censura, las autoridades militares. Fue una aventura fascinante. En el Sáhara me hice de verdad periodista, y allí, testigo de la agonía de aquel pintoresco mundo africano y colonial, fui amigo de muchos de sus protagonistas, legionarios, paracaidistas, soldados de Nómadas o de la Territorial, y compartí con ellos patrullas, sobresaltos, episodios que nunca conté -aquellas incursiones clandestinas en Marruecos-, y también borracheras en el antro de Pepe el Bolígrafo y confidencias en compañía de una botella, un cartón de cigarrillos y alguna chica guapa -Silvia, la Franchute- de las que venían de la Península para animar el cabaret Oasis.
El comandante Labajos y otros -capitán Gil Galindo, capitán Sandino, teniente Albaladejo, teniente de nómadas Rex Regúlez- me adoptaron casi como padres y hermanos. Ahora unos están muertos y otros envejecen jubilados, recordando. Como hago yo ahora. Fui hace un rato a mirar sus viejas fotos y ahí están todos, aún jóvenes, apuestos, curtidos por el sol y la arena, en el desierto junto a sus tropas nativas: soldados magníficos, de leyenda, que parecen sacados de las páginas de Beau Geste. Presencié su sacrificio, su valor, su calderoniana disciplina de hombres honrados, y también su amargura y su vergüenza, su desesperación, cuando sus jefes, los generales y los políticos que pasteleaban con Washington y con Rabat, ordenaron desarmar a las tropas nativas y entregar el territorio a Marruecos. Algunos, los que se atrevieron, ayudaron a sus hombres a escapar y unirse al Polisario. Más tarde, durante muchísimo tiempo, cuando nos tomábamos una copa en Madrid después de que yo regresara de algún reportaje en la frontera con Argelia, todos me preguntaban lo mismo: «¿Has visto al cabo Belali, o al sargento Embarek?... ¿Siguen vivos Laharitani, Sidahmed, Brahim?... ¿Se acuerdan de mí?».
Cuarenta años, ya. Cuatro décadas de esa aventura y esa vergüenza. El Sáhara ya es marroquí sin remedio, y aquel sueño de arena no es más que una quimera de campamentos de refugiados, en la frontera perdida de ninguna parte. Mis amigos de entonces, los que siguen vivos -Mayandía, Roberto, Olegario, Yoyo-, echan tripa y envejecen añorando lo que fueron. Los demás se fueron, su lista aumenta a medida que envejezco, y algún día también yo me uniré a ellos: Rex Regúlez, Diego Gil Galindo, el teniente coronel López Huerta, el teniente Albaladejo, el comandante Labajos, el cabo Belali uld Maharabi... Como en esos momentos finales de las películas de John Ford, sus rostros de entonces se superponen en mi recuerdo, con el rumor del viento soplando entre las dunas. Cuarenta años ya, desde el Sáhara. Rediós. Eso es toda una vida. Me veo en el espejo, luego miro las viejas fotos, y apenas reconozco al muchacho flaco que sonríe con los brazos en los hombros de tantos amigos muertos.

LA COCINA DEL DOMINGO - ALCACHOFA CON JAMÓN,./ ENTREVISTA, SILENCIO POR FAVOR, CHARLES AZNAVOUR,./ A FONDO,'Art Déco'. Belleza exquisita,.

TÍTULO: LA COCINA DEL DOMINGO - ALCACHOFA CON JAMÓN,.

ALCACHOFA CON JAMÓN,.foto

Ingredientes: 9 alcachofas, 2 dientes de ajo, media cebolla, 75 g de jamón en tacos, cebollino picado, agua, aceite de oliva virgen, sal y pimienta.
Elaboración: se pica la cebolla y se pocha bien en aceite de oliva virgen. Se limpian las alcachofas aprovechando el tallo, se cortan en cuartos y las vamos colocando en un bol de cristal con agua, sin ningún otro aditivo. Una vez limpias y cortadas todas, las sacamos del agua y las colocamos en una cazuela de acero inoxidable. Se cubren con agua y se acercan al fuego.Cuando hierva, se baja el fuego y se mantiene el hervor 15 minutos. De las alcachofas cocidas, se toman ocho porciones y se ponen en un recipiente con un poco del caldo de las mismas (200 g) y 50 g de aceite. Se tritura esta mezcla en frío y se añade un poco de sal y pimienta. En una cazuela se echan un poco de aceite, el ajo picado, la cebolla bien pochada, el jamón y se dora ligeramente. Se incorpora después el batido de alcachofas que habíamos preparado antes.
Acabado y presentación: cuando rompa a hervir, se incorpora el resto de las alcachofas bien escurridas. Se hierve, se rectifica de sal y pimienta y, si hiciera falta, se añade un poco de caldo de alcachofa. Se sirve bien caliente y con un poco de cebollino picado por encima.
Mis trucos
Para no equivocarte al comprar las alcachofas, asegúrate de que estén bien tiesas al apretarlas. Abre la palma y cierra; si el fruto está duro como una piedra, la alcachofa es de categoría. Si no ofrecen resistencia y dan sensación de blandurrias, es mejor dejarlas.

TÍTULO:  ENTREVISTA, SILENCIO POR FAVOR, CHARLES AZNAVOUR,.


Entrevista / fotos

Charles Aznavour. El filósofo de la canción

Es el último superviviente de la 'chanson' francesa. Sus letras sobre los celos, la infidelidad o el primer amor marcaron a generaciones enteras y le han hecho vender más de 100 millones de discos. A sus 91 años, sigue sobre el escenario. Hablamos con él antes de sus conciertos en España.
Charles Aznavour está pendiente de que su audífono funcione... El hombre que ha vendido más de 100 millones de copias de sus canciones y encandiló a varias generaciones con sus letras sobre los celos, la infidelidad, el primer amor o la separación es hoy un anciano de 91 años, ágil, bondadoso y con gran sentido del humor, que habla a velocidad de vértigo, como si no tuviera tiempo de compartir todo lo que su memoria atesora. Vestido con una vistosa camisa de flores y zapatillas deportivas, repasa anécdotas, personajes y reflexiones.
Ha publicado más de cincuenta discos en francés, español, inglés, italiano o ruso, y sus canciones son casi todas clásicos. Hoy, su voz está rota, pero sigue subiendo al escenario y componiendo. Su público se lo perdona todo. Es el último superviviente de una generación dorada, la de la chanson francesa, Jacques Brel, Yves Montand, Edith Piaf, George Brassens, Gilbert Bécaud... Un mito vivo de la música del siglo XX, y lo sabe. El 7 de mayo actúa en Madrid y el 9 lo hará en San Sebastián.
XLSemanal. ¿Qué siente cuando le dicen que su música forma parte de la vida de tantas generaciones?
Charles Aznavour. Me agrada, claro. Cuando era joven, pensé que, para estar cerca de mi público, tenía que hacerme eco de sus preocupaciones. Sin molestarles, pero hablarles de cosas que tuvieran que ver con la familia, la pareja... Y no me equivoqué. Sin haber estudiado, me he convertido en una especie de filósofo de la canción.
XL. ¿Su forma de subir al escenario ha cambiado con los años?
C.A. No. Yo, al público, se lo digo todo: si me equivoco, me paro y vuelvo a empezar; tengo una gran complicidad con ellos. Les explico que mi voz ya no es la de antes, pero que todo va bien. Para durar, hay que decir la verdad. La mentira no lleva a ningún sitio, ni en la vida ni sobre el escenario.
XL. ¿Cómo explicaría a un joven español qué es la chanson francesa?
C.A. En la chanson siempre hemos puesto el texto por delante. Y eso nos ha dado a cantantes como Ferré, Ferrat, Brassens, Brel, gente que escribía maravillosamente. En Francia nunca hemos inventado un ritmo nuevo, todos vienen de fuera, pero somos capaces de declinar versos alejandrinos sobre una música 'americano-lo-que-sea'. El territorio francés es el texto. 
XL. ¿La música española ha tenido alguna influencia en usted?
C.A. El flamenco. Toda mi vida he querido saber lo que significaba esa palabra. Me han dicho que viene de la flama, de Flandes... El flamenco es sobre todo un ambiente, la atmósfera. Por eso me han interesado tanto el flamenco y el fado, que son parientes. Tengo muchos amigos gitanos. Me gustan mucho, porque es gente que canta por el placer de hacerlo, no por dinero. Y eso es fantástico. Siempre que hay una reunión en casa, aparecen con sus guitarras.
XL. Usted es de origen armenio. Sus padres se instalaron en Francia huyendo del genocidio de 1915. 
C.A. Sí. El armenio es mi lengua familiar, lo hablo con mi nieta o con mi hermana, es casi como un juguete de la infancia. Pero el francés se convirtió en mi lengua. Y es algo muy serio para mí.
XL. ¿Sus fuentes de inspiración han cambiado con el tiempo?
C.A. No. Para mí, la inspiración está en todas partes. En realidad, ni siquiera es inspiración, es un plagio del tiempo, mis fuentes son la prensa y la televisión. No me gusta que me molesten cuando veo las noticias, es ahí donde encuentro mis temas.
XL. ¿E Internet? 
C.A. No, no me interesa. Es un arma muy potente para expandir los rumores, eso sí. Todo lo peligroso tiene resonancia en la web: se roba, se piratea, se difama, y quienes lo hacen se esconden. Y, encima, gratis.Aznavour, hijo de Mischa Aznavourian y Knar Baghdassarian, apátridas huidos de Armenia en 1915 para salvarse del genocidio desencadenado por las autoridades turcas, nació en París mientras sus padres esperaban un visado para viajar a los Estados Unidos. Su padre abrió un restaurante con una pequeña orquesta, su madre se ganaba la vida como costurera. Pero la pasión de ambos era la interpretación y montaban pequeños espectáculos para la comunidad de exiliados. Tras la guerra, Aznavour despunta como cantante: conoce a Charles Trenet, uno de los grandes mitos de la canción francesa, y a Edith Piaf, 11 años mayor que él y para la que compondrá varias canciones. Estuvieron juntos ocho años. Él sigue diciendo que solo fueron grandes amigos... 
XL. Usted siempre ha hablado de sus padres con veneración... ¿Cuál es la herencia más importante que recibió de ellos? 
C.A. Leíamos a Chéjov, mis padres estaban muy cerca de la cultura rusa. Él no había estudiado, pero teníamos ganas de aprender. Por eso, yo he tenido contacto con muchas culturas: la iraní, que tiene grandísimos poetas; los españoles, cantantes como Miguel de Molina. Era nuestro preferido; a mi hermana y a mí nos encantaban sus películas. Y luego también las grandes canciones americanas.
XL. ¿Sus padres le dieron un optimismo especial para sobrevivir, para luchar contra la adversidad?
C.A. No, eso te lo da ser inmigrante. Por eso estoy totalmente a favor de la inmigración en Francia. Hay que ayudar a la gente a instalarse, una vez que llegan. No hay que formar guetos.
XL. ¿Le preocupa el crecimiento del racismo, de la islamofobia?
C.A. Los islamistas hacen todo lo posible para que eso ocurra. Pero hay un islam francés muy respetado, y esa gente quiere vivir tranquilamente en nuestro país, que es el suyo. Pero prefiero no mezclarme en estos asuntos.
XL. Usted tuvo que abandonar el colegio con diez años.
C.A. Yo no abandoné la escuela; la escuela nos abandonó, porque, a partir de esa edad, había que pagar para ir.
XL. ¿Se ha sentido acomplejado por su falta de estudios?
C.A. Acomplejado, no. Simplemente sentía que era una carencia. Sentirme acomplejado me habría impedido aprender.
XL. Eso le dio más fuerza entonces.
C.A. Bueno, me dio ganas de darle un buen puntapié imaginario a cada periodista que me criticaba [risas]. Pero ignoré todo eso. Si no, me hubiera muerto de cáncer. Uno mismo no debe hacerse daño. Si no me queréis, haré todo lo posible para que me queráis. Eso es lo que hay que hacer. Y tener sentido del humor, sin él no se sobrevive.
XL. ¿Es cierto que hubo quien dijo que no podría cantar nunca?
C.A. Sí, la prensa.
XL. Es algo muy cruel.
C.A. Sí, y duró mucho. Yo ya era una estrella con una carrera, pero siempre recibía críticas muy duras.
XL. Creo que comenzó su carrera artística bailando ballet clásico con un tutú...
C.A. En una compañía, el propietario que era bastante agarrado se enteró de que había estudiado ballet clásico, y me preguntó si quería bailar. Le dije que sí y me envió con las chicas [risas]. Y tuve que ponerme ese tutú. No hay que tener complejos cuando uno es comediante. Hay que subirse al escenario desnudo, virgen. Libre de espíritu.
XL. ¿Y cómo empezó a cantar y a escribir canciones? 
C.A. Fue una cadena de dificultades. Empecé a cantar con un compañero que era un excelente compositor de música. Pero como nadie lo conocía, no le daban letras. Bueno, dije, tampoco debe de ser tan difícil escribir un estribillo y dos versillos, una frase que se hizo famosa [risas]. Se burlaron mucho de mí. Y entonces volví con una canción. Y los mismos que se habían reído me dijeron: «Continúa».
XL. ¿Qué es lo que lo impulsa a subir a un escenario a su edad?
C.A. ¿Quiere decir que a mi edad debería morirme? [Risas].
XL. No, por favor, pero hay muchos artistas que deciden descansar, disfrutar de una vida más tranquila...
C.A. Cuando uno se retira muy pronto, se muere pronto también. Siempre se pueden hacer las cosas mejor...
XL. Llegará usted entonces a los cien años...
C.A. Por supuesto, y cantando... y después me jubilaré [risas]. Hay que ser optimista, siempre se lo digo a la gente.
XL. ¿Y qué es ser optimista?
C.A. Es pensar que mañana será mejor que hoy.
XL. ¿Qué herencia le gustaría que la gente conservara de usted?
C.A. La única herencia es la calidad.
XL. ¿Tiene miedo a la muerte?
C.A. Sí, ¿por qué no iba a tenerlo? La primera idea que me viene a la cabeza es que la muerte es una lástima. Y, luego, significa no ver más, y a mí me gustaría ver lo que va a suceder mañana. No escuchar no me importa, porque ya estoy bastante sordo, pero no poder ver... Pero no me siento atemorizado.
XL. ¿Cuál es el recuerdo más emotivo que guarda de aquel joven Aznavour de los comienzos? 
C.A. Recuerdo el primer gran cartel que tuve en París, casi de tamaño natural. Yo tendría veintitantos años. Y recuerdo haber visto de lejos a mi padre y a mi padre pasando por delante y pararse un momento. Me pregunté: «¿Qué pensarán? Han visto a su hijo con ese tamaño». Ese es el recuerdo que más me emociona.
Toda una vida
-Sophia y Cannes. En el Festival de Cannes de 1961, con Sophia Loren. En 2005, allí mismo lo nombraron ciudadano de honor de la ciudad.

-Primeras tablas. Nació en 1924 en París. Aquí, con 12 años. Ya entonces adoraba a Miguel de Molina.
-Muy criticado. En sus inicios, incluso cuando ya era un estrella, recibió críticas muy duras. «Si no me queréis fue su reacción, haré todo lo posible para que me queráis». Dicho y hecho.
-¿Balas a mí? En 1960, Aznavour destapó su talento como actor en 'Tirad sobre el pianista', la segunda película de François Truffaut.
-Su gran amor. Con su tercera y actual esposa, la sueca Ulla Thorsell. Llevan casados casi 50 años, desde 1967. Con ella, Aznavour tuvo tres de sus seis hijos.
"Edith Piaf nunca se pinchó. Se drogaba de otra forma! 
«Viví en casa de Edith Piaf durante ocho años. Fue algo extraordinario. Soy una de las dos o tres personas aún vivas que la conocieron de verdad. Me preguntan tantas cosas sobre ella... Pero no necesito recordar. Los recuerdos van conmigo. Tuvo una vida dramática, pero ella no era dramática. Tenía mucho sentido del humor y seguridad en sí misma, aunque no molestaba a los hombres con eso. El cine se ha inventado una Piaf que no existió. Disfrutó mucho de la vida. Nunca se pinchó. Se drogaba de otra manera, con medicamentos, pero yo en ocho años nunca vi una jeringuilla en aquella casa».

TÍTULO: A FONDO, Art Déco'. Belleza exquisita,. 

Arte / fotos

'Art Déco'. Belleza exquisita

Frívolo, exquisito, hedonista, glamuroso y bello. Así es lo 'déco', como los años veinte y treinta, en los que esta corriente sedujo a 'vedettes', artistas, modistas, joyeros, arquitectos, cineastas y aristócratas. Es el estilo que se respira en las fiestas del Gran Gatsby. Una exposición en la Fundación March lo reivindica.
Suena música de 'jazz'; ellos van repeinados y calzan zapatos bicolores; ellas fuman utilizando largas boquillas; se recuestan en 'chaises longues'; ríen; bailan... Son delgadas, se recogen el pelo (corto) en casquetes que recuerdan a los de los pilotos de avión, son delgadas y van enfundadas en vestidos con forma de tubo... Es el glamour del art déco el acrónimo de art décoratif, en francés, un estilo que brilló en los años veinte y treinta del siglo XX; que se expandió a través del cine; transformó la moda; inventó lámparas, pitilleras, frascos de perfume, automóviles, sillas, jarrones...
En el art déco militaron René Lalique (diseñador y joyero); las pintoras Tamara de Lempicka y Sonia Delaunay; las modistas Coco Chanel, Jeanne Lanvin y Elsa Schiaparelli; la vedette Josephine Baker; o el arquitecto y diseñador Charles Édouard Jeanneret-Grisel, más conocido como Le Corbusier, celebridades que bien podrían haber sido invitados habituales de una fiesta del Gran Gatsby.
El art déco gusta porque es el estilo de aquel delicioso intermedio entre las dos guerras mundiales, una fiesta sacudida por el bofetón del crack del 29 y que terminó en el espanto del nazismo. El arte de aquella época encandila. Mirando sus muebles, dibujos, joyas o vestidos siente uno ganas de arrancarse a bailar un charlestón. El déco es arte, pero ha sido denostado durante años por los más puristas: a las vanguardias 'serias' les ha parecido anticuado y cursi. Su funcionalidad lo ha empujado fuera de los cánones de la primera división de las vanguardias artísticas. Y, sin embargo, lo fue: nació como un afán de modernizar lo que existía y acercarlo al consumidor. El problema es que se expandió al mobiliario y al diseño de objetos de todo tipo, y el hecho de ser práctico supuso su salida del concepto de artístico. 
El déco es lo exquisito fabricado en serie. Su filosofía lo impregna todo. Alguien déco se viste, se peina, decora su casa o utiliza utensilios de este estilo, que nace de la mezcla de muchas cosas: lo exótico, lo exquisito, lo antiguo... Pero también el cubismo. ¿Cómo se define el art déco? «Si fuera un perro, sería un chucho con la potencia de un doberman y la belleza de un dálmata», contesta Manuel Fontán del Junco, director de Exposiciones de la Fundación Juan March, escenario de la exposición, en su sede de Madrid, El gusto moderno. 
Art déco en París, 1910-1935. Sorprende saber que es la primera gran exposición que se dedica en España al art déco y la primera del mundo en la que un centro especializado en vanguardias hace un brindis a esta corriente. Es un estilo complejo que incluso alberga tendencias: hay un déco más cubista y minimalista, y otro recargado, sofisticado, barroco, kitsch. Al gran público le encanta, como gustan los cuadros de la excéntrica pintora polaca Tamara de Lempicka, toda ella (su obra y su persona), el colmo de lo déco.
Los marqueses de Madrid
La belleza de este estilo es avasalladora y chic, como lo son algunas de las artistas que han destacado con sus creaciones déco. En una fiesta celebrada en Madrid durante la Primera Guerra Mundial, en los salones de los marqueses de Valdeiglesias o los de Urquijo, una de las invitadas podría ser la pintora Sonia Delaunay, un icono déco entre otros. Sonia y su marido, Robert, llegaron a España en 1914 y aquí se quedaron hasta que terminó la Gran Guerra. A Sonia -que era rusa de nacimiento- (en realidad se llamaba Sonia Stern) el coreógrafo Serguéi Diáguilev le abrió las puertas de los salones de los aristócratas españoles y le encargó el vestuario de la ópera Cleopatra.
Los Delaunay venían de París, de codearse con Braque, Picasso, Derain y Vlaminck. Las marquesas y duquesas españolas quisieron que Sonia se ocupara de la decoración de sus palacetes y de sus vestidos. Llegó a tener boutique, Casa Sonia, en Madrid y Bilbao. Y después en París, la Boutique Simultanée, que se llamó así en honor a una tendencia, el simultaneísmo, inventada por Sonia cuando confeccionó una colcha para la cuna de su hijo Charles, con parches de colores al estilo de las campesinas rusas. Así eran sus telas, de colores y figuras geométricas. También diseñó bolsos, abanicos, paraguas y, más tarde, 'vestidos poema'.
Rompedoras, atrevidas, modernas, así eran las mujeres déco, libres ya del corsé con la nueva moda de los vestidos con forma de tubo. Se cortaron el pelo a lo garçon para decirles a sus madres: «Hago lo que tú no has hecho, trabajo, fumo, conduzco, me baño en la playa...». Y esa nueva filosofía empapó los objetos de su alrededor, los tocadores donde se acicalaban con frascos de perfume de nuevo diseño, como el inmortal contenedor del Chanel número 5. Hay incluso tenedores y cine déco, como las películas de la Italia fascista, los looks de Greta Garbo... ¡Pero si la estatuilla del Oscar es un diseño del artista déco Cedric Gibbons!
Locos por Tutankamón 
El art déco es un estilo global que se 'contagió' incluso en parajes remotos como Japón, Australia y África. Fascinaba lo exótico: en 1922, Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón y se disparó el interés por el antiguo Egipto. También apasionaban las civilizaciones extinguidas. No tiene la categoría artística del cubismo porque es una corriente que bebe de lo antiguo, no lo destruye; no se apoya en una proclama política, es pragmático: pretende acercar lo moderno al público, se vulgariza. 
«Es cubismo domesticado. Transporta una belleza hiriente, de piezas despampanantes», resume Manuel Fontán del Junco, entusiasmado con la exposición que, según él, «huele a perfume de mujer» y muestra «el arte propio de la sociedad de consumo». Lo cierto es que tras darse un baño déco siente uno ganas de pasar una noche loca en el Cotton Club.

Influencia déco
-Manhattan. El edificio Chrysler de Nueva York, de 1930, es un icono de esta corriente. «El perfil de Manhattan es epítome de la ciudad déco», dice la crítica de arte Estrella de Diego.
-'Glamour'. El estilo déco lo contagia todo de una sofisticada elegancia, como la de Marlene Dietrich, aquí en el cuarto de baño de su mansión en Beverly Hills, en 1932. Todo, muy chic.
-Cine. Hoteles de lujo y pisos de millonarios son escenarios ideales de lo déco. El cine globalizó su glamour. Aquí, Greta Garbo en una escena de El beso, de 1929.

-Moda. Vestido de noche de Jean Paquin, de 1925. Seda azul y oro bordada y con abalorios, perlas y cuentas doradas.
-Lo doméstico. Lo han denostado porque este estilo se contagió a todo tipo de objetos.
-Un icono en Madrid. La pintora Sonia Delaunay diseñó telas y ropa déco. Abrió boutique en Madrid, Bilbao y París.
-Tamara de Lempicka. Es el colmo de lo déco: lo era su casa, su persona y su obra, como esta Joven de verde, de 1927.
-África dorada. Exotismo y lujo se funden en esta lámina dedicada a Mowgli y El libro de la selva.
-Bambi en el comedor. Biombo de diez hojas del comedor de la casa de la modista Jeanne Lanvin.
Cómo reconocerlo
El art déco se consolida en 1925 en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París.
-Es lo exquisito producido en serie. Lleva el diseño a todos los ámbitos.
-Recibe la influencia del movimiento británico Arts and Crafts.
-Su canon es la elegancia geométrica: predominan los cubos, esferas y zigzags.
-Utiliza materiales como acero; vidrio; cerámica; maderas nobles, como el ébano; marfil y carey. Y también nuevos materiales, como baquelita, cromo o plástico.
-Le atraen los animales vinculados con la velocidad y lo estilizado, como galgos, gacelas, panteras, garzas.
-Tiene periodos más clásicos (con nexos con el art nouveau) y otros más vanguardistas (emparentados con el cubismo o la Bauhaus).
-Llegó al cine -explica Román Gubern- con escenografías de hoteles de lujo, pisos de millonarios o en los números corales de las revistas musicales.
-Se inspira en el cubismo, el constructivismo ruso o el futurismo italiano... y en los ballets rusos.
-Le atrae lo exótico, lo africano, las civilizaciones extinguidas como la egipcia, azteca, inca, maya y las tribus indias de los Estados Unidos.
-En arquitectura utiliza formas geométricas, remates escalonados, arcos, puertas ochavadas y materiales como el mármol, el granito y el aluminio.
España también es déco...
Lo déco se coló en la arquitectura, en obras de Juan de Talavera y Luis Gutiérrez Soto, en la pintura de Ignacio Zuloaga o Julio Romero de Torres e incluso en la música de Manuel de Falla. Una de las musas del art déco español fue la bailarina Carmen Tórtola Valencia.
-Madrid. Círculo de Bellas Artes, 1919-1926, obra de Antonio Palacios. Es monumento histórico artístico nacional.
-Gerona. Casa Masramon, en Olot, ideada por Rafael Masó, un preludio de lo déco español.
Madrid. El edificio del cine Barceló, proyecto realizado por Luis Gutiérrez Soto en 1930.
-Guipúzcoa. Monumento a Juan Sebastián Elcano en Guetaria, de Victorio Macho.
Para saber ,ás. El gusto moderno. Art déco en París1910-1935. Fundación Juan March. C/ Castelló, 77. Madrid. Hasta el 28 de junio.

DESAYUNO - CENA - DOMINGO - GENOVEVA CASANOVA,./ VIAJANDO CON CHESTER, LA FELICIDAD EN MENOS DE 140 CARACTERES,. / DOMINGO CINE Spider-Man 3 (Spiderman 3) ,.

TÍTULO: DESAYUNO - CENA - DOMINGO - GENOVEVA CASANOVA,.

Genoveva Casanova: "Hay un momento en el que se deshace lo que creías que era la felicidad"

Mexicana, del 76. Estuve casada con Cayetano Martínez de Irujo. 'El llanto de los elefantes' (Espasa), mi primera novela, transcurre en México, España y la India, y no es autobiográfica...
XLSemanal. Confiese, ¿ha recurrido a la ayuda de un negro?
Genoveva Casanova. No, increíblemente la escribí yo [ríe].
XL. Algunos se sorprenderán... 
G.C. Lo imagino. Muchos creen que porque soy joven, mexicana, rubita y me casé con alguien de la nobleza no sirvo para nada y no tengo contenido.
XL. ¿Su libro tapará muchas bocas?
G.C. No es mi intención.
XL. Hellena Torner, la prota del libro, llega a España desde México, se casa con un señor de clase alta del que se separa; viaja a la India, se enamora de un político... ¿Y no es autobiográfica?
G.C. Hay paralelismos, sí. Escribo sobre cosas de las que tengo referencias. Pero la protagonista de la novela no soy yo.
XL. Con su boda, Hellena se construyó un mundo de cristal, resquebrajado al ser maltratada, incluso violada por su marido, sometida durante siete años... ¿Algunos lo asociarán con Cayetano?
G.C. Con él no hay ningún paralelismo en ese sentido: no he vivido algo así ni de lejos. Al empezar el libro tenía una historia que contar, pero, según avanzaba, adquiría vida propia y crecía.
XL. ¿Cuántas veces ha ido a la India?
G.C. Como quince. Empecé a ir hace diez años. He visto cosas muy duras, como la esclavitud sexual de las niñas.
XL. ¿Regresa muy tocada?
G.C. Mucho, el primer viaje me cambió por completo y descubrí que el trabajo humanitario me hacía feliz. Todos tenemos un momento en nuestra vida en el que se deshace lo que creías que eran la felicidad y la vida perfecta.
XL. A Hellena la secuestran unos terroristas y, durante los meses de cautiverio, piensa en tantas cremas faciales que ha usado, blanqueamiento de dientes, cuidados capilares...
G.C. Allí te das cuenta de que Europa es solo una burbuja en el mundo. Nos educan para no mirar hacía allí, donde hay mucha pobreza y sufrimiento.
XL. Pero luego regresa a España y se convierte en imagen de marcas de lujo.
G.C. Fue contradictorio hasta para mí. Estudié Filosofía y jamás abría una revista de moda ni de sociedad; quizá hasta las despreciaba. Luego, la vida me colocó en ese sitio por necesidad: tenía que trabajar, muchas facturas que pagar, como cualquiera. Es un trabajo honrado que me ha ayudado a sacar adelante a mi familia cuando más lo he necesitado. Renegar de eso es muy feo.
XL. ¿Le ha gustado su libro a José María Michavila?
G.C. Eso me lo guardo para mí [sonríe].

Su desayuno: «Tostadas de pan integral con tomate, zumo de naranja y cada día un tipo de té diferente. A veces, si tengo tiempo, un bol de cereales con leche de soja».

 La cena un filete de carne con patatas fritas, pan, beber agua, postre una pera,.

TÍTULO : VIAJANDO CON CHESTER, LA FELICIDAD EN MENOS DE 140 CARACTERES,. 

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«Existe hoy en día el imperativo de ser feliz en todas partes, todo el rato» -explica el filósofo Roger Pol Droit, autor de lo que llama un libro de «fitness filosófico», que ha vendido ya más de 100.000 ejemplares en Francia-. En él defiende que lo que conduce a la sabiduría es la conciencia de lo que pasa a nuestro alrededor. Según Droit, el problema es que hemos perdido tan elemental facultad porque vamos tan deprisa, recibimos tantos estímulos e imperativos bebe esto, compra lo otro, sé joven, guapo, enrollado, sensacional que se nos olvida disfrutar de lo que ya tenemos y así, de tanto anhelar nuevas fuentes de supuesta felicidad, solo logramos no alcanzarla jamás. Los orientales describen la felicidad precisamente así. Como la bella y esquiva sombra de uno mismo, esa que nunca se alcanza porque, a medida que uno camina, se mueve más allá.
Existen, ya se sabe, multitud de libros emperrados en explicarnos cómo atraparla. Hablan y filosofan sobre ella los políticos, los psiquiatras, los sociólogos, se convocan simposios, estudios, y quien más quien menos dice haber encontrado su propia fórmula, solo para descubrir que cuando cree que la tiene, ella se escapa de nuevo. La felicidad -o mejor dicho el deseo de alcanzarla- es, junto con la precariedad y la necesidad, una de las fuerzas que mueven el mundo. Si no hubiera precariedad y necesidad nadie buscaría paliar dichas carencias y progresar, y sin esperanza -que es al fin y al cabo el más bello sinónimo de la palabra felicidad- tampoco haríamos esfuerzo alguno por avanzar. Obviamente las tres fuerzas son necesarias y han logrado que la humanidad alcance el grado de conocimiento, civilización y sofisticación actual. Pero también nos están jugando una mala pasada.
Y es que, si bien cuando pintan bastos la felicidad es la consecuencia de algo de tener un bocado que llevarse a la boca, de sentirse a cubierto y poder proteger a la prole, para aquellos que ya tienen estas necesidades más o menos cubiertas, se ha convertido en un deber. Y muchas veces un deber estúpido. Para ser feliz tengo que estar más delgado, cambiar de coche, verme más joven, epustuflar al vecino... La sociedad de consumo se ocupa de multiplicar estas carencias, las fomenta, las exacerba, y la crisis con su fea jeta no ha logrado hacernos volver a los parámetros razonables en lo que a anhelos se refiere. Al contrario, parece como si la felicidad fuera más que nunca una obligación, algo que se nos debe y que hay reclamar airadamente porque alguien -el Estado, la sociedad o el sursuncorda- nos la ha arrebatado. Otro error de bulto, por cierto, porque, como indican todos los filósofos desde que el mundo es mundo, si uno cree que su felicidad depende de los demás y no de sí mismo se hace aún más imposible atisbarla siquiera.
Hasta aquí lo que dicen otros, ahora les voy a contar mi teoría. Yo creo que la gran confusión a este respecto viene, por un lado, de un error de planteamiento y, por otro, de una pérdida de perspectiva. El error de planteamiento es que, si la felicidad es en efecto inalcanzable, intentar atraparla es ya de por sí una fuente inagotable de frustración y por tanto de infelicidad. La felicidad no es un fin, sino una consecuencia. Del trabajo bien hecho, de dar, de amar, de compartir, también de otros sentimientos mucho menos nobles y altruistas, es cierto, pero siempre una consecuencia de algo, nunca un fin. La pérdida de perspectiva la descubrí hace poco oyendo en la radio a una chica que en el 11-M perdió las dos piernas. Le preguntaron cómo había cambiado su vida después de la tragedia y, ante el estupor de todos, incluido el mío, respondió: «Es muy simple, antes solía pensar en todo lo que me faltaba, ahora pienso solo en lo mucho que tengo». ¿No les parece la mejor definición? La felicidad en menos de 140 caracteres. Ni el señor Pol Droit ni toda la pléyade de filósofos en el mundo podrían haberlo dicho mejor y en menos palabras.

TÍTULO:  DOMINGO CINE - Spider-Man 3 (Spiderman 3),.
Reparto
Resultat d'imatges de SPIDERMAN 3,.Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco, Thomas Haden Church, Topher Grace, James Cromwell, Bryce Dallas Howard, Rosemary Harris, J.K. Simmons, Theresa Russell, Cliff Robertson, Bruce Campbell, Dylan Baker, Bill Nunn, Lucy Gordon, Elizabeth Banks, Stan Lee,.
 
 Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo. Tiene, pues, que afrontar un dilema: disfrutar de sus nuevos poderes o seguir siendo un héroe compasivo. Mientras tanto, sobre él se cierne la amenaza de dos temibles enemigos: Venom y el Hombre de Arena.